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12/12/2021

Incluir a Mario Vargas Llosa en la Academia francesa es una falta

Pronunciamiento de un grupo de profesores universitarios franceses.

Nos enteramos con asombro el 25 de noviembre de la elección de Mario Vargas Llosa a la Academia Francesa. No conocemos las razones de esto. Quizás la Academia consideró que el escritor peruano encarnaba el ideal del escritor comprometido de la Ilustración. Pero esta elección plantea serios problemas éticos. El reciente apoyo de Mario Vargas Llosa a José Antonio Kast, candidato de extrema derecha, nostálgico defensor de la dictadura militar de Pinochet, en las elecciones presidenciales de Chile del 19 de diciembre, es de hecho solo una de los últimas manifestaciones de una actitud que ha legitimado durante décadas a líderes responsables de asesinatos y violaciones de derechos humanos. Aquí están algunos ejemplos.

Mario Vargas Llosa apoyó con entusiasmo al presidente colombiano

El escritor apoyó con entusiasmo al presidente colombiano Iván Duque, electo en 2018, quien puso fin a los acuerdos de paz firmados en 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), luego de un conflicto mortal que duró décadas. Desde entonces, los asesinatos de exguerrilleros, sindicalistas, líderes indígenas y conservacionistas se han vuelto casi cotidianos. Mario Vargas Llosa escribió el 21 de febrero de 2021: “Desde que lo conocí siempre supe que el presidente de Colombia Iván Duque sería un ejemplo para el resto de América Latina”. En abril pasado, la policía colombiana disparó a quemarropa contra la población civil que se manifestaba contra la extrema liberalización de la economía, matando a más de 70 personas. En septiembre, Vargas Llosa volvió a felicitar al señor Duque, en Madrid, y declaró que Colombia “está haciendo las cosas bien en materia de legalidad y libertad.”

En su propio país, Perú, M. Vargas Llosa ha demostrado que la justicia y la vida humana no son importantes para él. En abril de 2021, la primera vuelta de las elecciones presidenciales enfrentó a Keiko Fujimori, hija del ex dictador Alberto Fujimori y candidata de una derecha dura apoyada por la extrema derecha, y a Pedro Castillo, un sindicalista campesino que se presentaba como candidato de un partido de izquierda radical. En las elecciones de 2011 y 2016, el propio Vargas Llosa denunció en Keiko Fujimori la herencia autoritaria y mafiosa del régimen de su padre. Nadie duda de que su elección hubiera significado el regreso al poder del crimen organizado y la reconstitución de un “narcoestado”. Keiko Fujimori enfrenta por eso varios juicios por delitos graves de corrupción. También se cree que quienes la rodean ordenaron asesinatos y una masacre para que el electorado votara por un candidato que se cree que tiene “mano dura” contra la delincuencia y lo que quedaría de Sendero Luminoso.

Hizo campaña por Keiko Fujimori

Desde su derrota en la segunda vuelta en junio de 2021, Keiko Fujimori se negó a aceptar los resultados electorales, que todos los observadores internacionales habían reconocido como transparentes. Ahora está haciendo campaña para la destitución del nuevo presidente. Grupos violentos de ultraderecha atacan físicamente a políticos de centro izquierda y centro derecha. Algunos piden un golpe de estado. Sin embargo, el señor Vargas Llosa tuvo un papel activo en el advenimiento de este estado de caos en el Perú, liderando una campaña sin reservas a favor de Keiko Fujimori, presentándola como el último baluarte contra el advenimiento del comunismo, participando a través de sus intervenciones a la polarización y violencia que marcaron el periodo entre las dos vueltas. Contribuyendo al clima de irracionalidad que reinaba en los medios de comunicación, mientras el Perú era duramente golpeado por la crisis de COVID, Mario Vargas Llosa no dudó en plantear la posibilidad de fraude electoral.

En este caso, como en el de Perú o Colombia, es una ideología la que ha llevado a Mario Vargas Llosa a exonerar o apoyar a delincuentes. Sus posiciones deben ubicarse en el contexto de la consolidación de las redes de la derecha y la extrema derecha hispanoamericana a través del lobby de la Fundación International de la Libertad (FIL) que preside y que se presenta como un think tank neoliberal. Uno de los manifiestos de la FIL protestó contra las medidas preventivas adoptadas por los estados en el marco de la gestión del COVID. En España, Mario Vargas Llosa aparece junto a los que banalizan el franquismo.

11/12/2021

CARLOS FIGUEROA
Vargas Llosa y el neofascismo

Desde la izquierda Mario Vargas Llosa es visto como alguien que giró hacia la derecha. Ciertamente es un hombre lo suficientemente inteligente como para no repetir las aseveraciones ultraderechistas frecuentes en estos tiempos. Él mismo se autoadscribe como un “demócrata”, uno de los eufemismos con los cuales la derecha neoliberal quiere disfrazar su verdadera filiación. Su última novela, “Tiempos Recios”, dedicada al derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala y posterior asesinato de su derrocador, Castillo Armas, revela su agenda distinta a la de la derecha neofascista. El sentido de la novela es reprocharle a la derecha anticomunista el que le hayan regalado a la izquierda la figura histórica de Árbenz.


No obstante, indudablemente ante el avance de la izquierda, la derecha neoliberal preferirá cualquier otro escenario antes que el triunfo de esa izquierda. En este momento, en Chile, el panorama para el neofascista José Antonio Kast no es halagador. Después de predicciones optimistas para su candidatura al haber ganado por poco margen las primarias, recientes encuestas le dan un triunfo al candidato de la izquierda Gabriel Boric por un margen que va del 5 al 13% de diferencia de votos. Dada la historia electoral de Chile, sería insólito que Boric ganara en la segunda vuelta: nunca un candidato perdedor en la primera vuelta ha ganado la segunda.

Pero el temor inunda a la derecha dentro y fuera de Chile. Cuando celebraban “el fin de ciclo de los gobiernos progresistas”, pareciera que viene una nueva ola de los mismos. En un encuentro online organizado por el partido de Kast, Vargas Llosa afirmó que “sería una verdadera tragedia para América Latina que la izquierda siguiera ganando elecciones”. Pero ¿quién es el candidato que Vargas Llosa considera preferible a la tragedia de una izquierda ganadora?


Kast es hijo de un oficial nazi que logró refugiarse en Italia y después en Chile. Hermano de Miguel Kast, uno de los “Chicago Boys” que participaron en el diseño neoliberal de la dictadura pinochetista. Más aun, Miguel estuvo asociado a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de la dictadura pinochetista. Su otro hermano ha sido mencionado como participante en interrogatorios a prisioneros después del golpe de 1973.

Parentescos aparte, Kast defiende el legado de Pinochet, un renovado “estado de emergencia” con atribuciones para allanamiento de moradas y espionaje en comunicaciones, zanjas (que no muros) para impedir el paso a los migrantes, cierre del Instituto Nacional de Derechos Humanos, un plan internacional contra los “radicales de izquierda” (nuevo Plan Cóndor) [léase Chile: El candidato Kast y la Operación Cóndor, por Roberto Pizarro Hofer], derogación de la Ley del Aborto, eliminación del Ministerio de la Mujer, cierre de la FLACSO-Chile [Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales], lucha contra el Estado interventor. Defensa de la Constitución pinochetista, el cristianismo y el libre mercado.

El proyecto de Kast es defender al neoliberalismo con la represión autoritaria. Durante cuarenta años el neoliberalismo se dijo partidario de la democracia. Ahora que está en crisis, el estallido social chileno en 2019 lo revela, se refugia en una derecha que se quita la máscara demócrata. Al parecer Vargas Llosa está en esa sintonía.