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20/10/2021

MICHAEL KLARE
¿Cómo salvar al mundo (de un Armagedón climático)? Sólo hay un camino y es éste

Michael Klare, TomDispatch.com, 14/10/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala
 

Este verano hemos sido testigos, con una claridad brutal, del Principio del Fin. El fin de la Tierra tal y como la conocemos: un mundo de bosques frondosos, tierras de cultivo abundantes, ciudades habitables y costas que pueden sobrevivir. En su lugar, hemos visto las primeras manifestaciones de un planeta dañado por el clima, con bosques calcinados, campos resecos, ciudades hirviendo y costas azotadas por las tormentas.

En un intento desesperado por evitar algo peor, los líderes de todo el mundo se reunirán pronto en Glasgow (Escocia) para celebrar la Cumbre del Clima de la ONU. Sin embargo, ya pueden asegurar algo, que todos sus planes se quedarán muy cortos si no están respaldados por la única estrategia que puede salvar el planeta: una Alianza para la Supervivencia del Clima entre Estados Unidos y China. Por supuesto, políticos, grupos científicos y organizaciones ecologistas presentarán planes de todo tipo en Glasgow para reducir las emisiones globales de carbono y retardar el proceso de incineración planetaria. Los representantes del presidente Biden pregonarán su promesa de promover las energías renovables e instalar estaciones de carga para coches eléctricos en todo el país, mientras que el presidente Macron de Francia ofrecerá sus propias y ambiciosas propuestas, al igual que muchos otros líderes. Sin embargo, ninguna combinación de ellas, aunque se lleve a cabo, será suficiente para evitar el desastre global si China y Estados Unidos siguen priorizando la competencia comercial y los preparativos bélicos por encima de la supervivencia del planeta.No es complicado de entender. Si las dos “grandes” potencias del planeta se niegan a cooperar de manera significativa para hacer frente a la amenaza climática, estamos perdidos. Esta dura realidad quedó patente en septiembre. Naciones Unidas publicó entonces un informe sobre el probable impacto de los compromisos ya asumidos por las naciones que firmaron el Acuerdo Climático de París de 2015 (del que el presidente Trump se retiró en 2017 y al que Estados Unidos se ha reincorporado recientemente). Según el análisis de la ONU, aunque los 200 firmantes cumplan sus compromisos -y casi ninguno lo ha hecho-, es probable que la temperatura global aumente 2,7 grados centígrados (casi 5 grados Fahrenheit) por encima de los niveles preindustriales a finales de siglo. Y eso, a su vez, según la mayoría de los científicos, es una receta para cambios catastróficamente irreversibles en la ecosfera planetaria, incluyendo el tipo de aumento del nivel del mar que inundará la mayoría de las ciudades costeras estadounidenses (y muchas otras en todo el mundo) y el tipo de calor, fuego y sequía que convertirá el oeste estadounidense en un páramo inhabitable. 

Los científicos están de acuerdo en que, para evitar esas consecuencias catastróficas, el calentamiento global no debe superar, en el peor de los casos, los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales, y preferiblemente, no más de 1,5 grados centígrados. El planeta ya se ha calentado 1 grado Celsius y hace poco que hemos visto el daño que puede producir incluso esa cantidad de calor añadido. Según los científicos, para limitar el calentamiento a 2 grados centígrados en 2030, las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) tendrían que reducirse en un 25% respecto a los niveles de 2018; para limitarlo a 1,5 grados, en un 55%. Sin embargo, esas emisiones -impulsadas por el fuerte crecimiento económico de China, la India y otros países de rápida industrialización- han seguido en realidad una trayectoria ascendente, con un aumento medio del 1,8% anual entre 2009 y 2019.