Affichage des articles dont le libellé est Putin. Afficher tous les articles
Affichage des articles dont le libellé est Putin. Afficher tous les articles

08/09/2022

SERGIO RODRIGUEZ GELFENSTEIN
Ucrania: ¿una guerra en minifaldas?

 Sergio Rodríguez Gelfenstein, 8/9/2022

Aunque sea insuficientemente conocido, tal vez haya pocos científicos sociales que hayan teorizado tanto y tan bien sobre la guerra como Vladimir I. Lenin. Al estudiar la primera guerra mundial dijo que: “el proletariado lucha y luchará siempre indefectiblemente contra la guerra, pero sin olvidar ni por un momento que solo podrá acabarse con las guerras cuando se acabe totalmente con la división de la sociedad en clases…”. El líder soviético también enseñaba que: “En la guerra vence quien dispone de más reservas, de más fuentes de fuerza, de mayor apoyo en el seno del pueblo”.

Manifiesto socialista de Zimmerwald contra la guerra, septiembre de 1915: la guerra que ha provocado todo este caos es producto del imperialismo, de los esfuerzos de las clases capitalistas de cada nación para satisfacer su apetito por la explotación del trabajo humano y de los tesoros naturales del planeta… están enterrando, bajo montañas de escombros, las libertades de sus propios pueblos, al mismo tiempo que la independencia de las demás naciones.

De la misma manera, uno de los más brillantes estrategas militares contemporáneos, el general vietnamita Vo Nguyen Giap exteriorizaba que las victorias en los combates estaban estrechamente vinculadas con “la producción, la comunicación, el transporte, las actividades culturales, sanitarias y otras”. Así, el general Giap consideraba que la victoria multilateral […] es el resultado de la lucha heroica de todos los compatriotas en todas las ramas, servicios y regiones que dedicaron sus prodigiosos esfuerzos, desafiaron bombas y balas y superaron innumerables dificultades”.

Es necesario comprender entonces, que el fenómeno de la guerra es muy complejo, sobre todo porque el factor subjetivo interviene de manera decisiva para forjar victorias cuando hay carencias o insuficiencias de los elementos materiales que configuran su aspecto objetivo.

En la modernidad, aunque los instrumentos tecnológicos juegan un papel cada vez más relevante, la herramienta principal y concluyente sigue siendo la del componente humano que participa en el conflicto. Por mucho que se haya desarrollado la técnica, el objetivo de la guerra sigue siendo el de ocupar territorios y eso solo es posible cuando los soldados de un ejército y los oficiales que los comandan toman posición efectiva del espacio geográfico.

Sólo el que haya participado en una guerra conoce la barbaridad que ella entraña, en el conflicto bélico se desata lo mejor y lo peor del ser humano, lo mejor porque la decisión de entregar la vida por algo en lo que se cree, rebasa cualquier análisis acerca de la subjetividad que pudiera motivar tal actuación. Por cierto, esto no es válido para mercenarios y asesinos a sueldo que solo combaten por el dinero y los emolumentos que pudieran obtener. Pero la guerra desata también lo peor de la condición humana que es la necesidad de matar para sobrevivir.

Es sabido que lo que distancia a un político común de un estadista es básicamente su capacidad para manejar exitosamente los elementos atingentes a la defensa y la seguridad, en primer lugar, ser capaz de dirigir a las fuerzas armadas; así mismo es básico poseer el genio y habilidad para conducir la política exterior y las relaciones internacionales. Lo otro, lo puede hacer cualquiera, sobre todo si está bien asesorado.  Tuve la posibilidad de conocer al comandante en jefe Fidel Castro, el mayor genio militar del siglo XX en América Latina y sé de lo que hablo.

Toda esta larga disquisición viene a cuenta de la dirección de la guerra en Ucrania y el elemento decisivo que significa la conducción y el mando estratégico en el conflicto que no sólo se desarrolla en el terreno bélico. De un lado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin que ha dado muestras claras de su capacidad para manejar la guerra “como continuación de la política por otros medios”.


 No se puede decir lo mismo, de los que gestionan la guerra desde la otra trinchera. Cuando el jefe de la “diplomacia” europea Joseph Borrell afirma que el fin del conflicto se producirá en el terreno militar y posteriormente, en fecha más reciente asegurara que “Rusia ya ha perdido la guerra y está a la defensiva ante Kiev” a pesar que Rusia ya ha conquistado el 27,2% del territorio ucraniano - en los que por cierto, en buena parte de ellos, la vida transita hacia la normalidad bajo control de Rusia- nos damos cuenta que estamos ante niveles de ignorancia y estupidez muy peligrosos. Sobre todo, porque esta visión de los hechos conduce a decisiones profundamente erradas que traen como consecuencia el sacrificio innecesario de miles de soldados en función de intereses políticos ni siquiera vinculados a la retórica y la parafernalia tradicional de Occidente.

Cuando se observa sobre el mapa de operaciones militares, la reciente y muy cacareada “contraofensiva” ucraniana en el sur, cuesta pensar que tal acción fuera planeada por militares profesionales: una penetración en un sector de la defensa rusa dejando los flancos abiertos y avanzando en profundidad hasta hacer imposible para la logística poder cumplir su misión de garantizar los abastecimientos combativos necesarios para el éxito, presagiaban el desastre… y así fue: 152 tanques, 151 vehículos de combate de infantería, 110 vehículos blindados de combate, 56 camionetas blindadas, 17 vehículos especiales, 11 aviones caza de diferente designación y 3 helicópteros destruidos, y lo que es peor, 3100 soldados aniquilados entre el 29 de agosto y el 6 de septiembre es el saldo de esta locura, solo motivada en la necesidad de mostrar resultados para justificar la llegada y el incremento de ayuda occidental, aunque sea evidente que es una causa perdida. Vale decir que los medios de prensa occidentales se apresuraron masivamente a titular este desastre como “Victoria épica de las Fuerzas Armadas de Ucrania” engañando impunemente a sus lectores.

Mientras ello ocurre, el ejército ruso sigue centrando sus esfuerzos en recuperar el control de todo el territorio de Donestsk, manteniendo las regiones liberadas de las provincias de Kherson, Kharkov, Zaporozhye y Nikolaev. Al mismo tiempo, el presidente Putin, el ministro de defensa general Shoigú y el jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia general Guerasimov, se trasladaron al extremo oriente del país para inspeccionar in situ la realización de las maniobras militares Vostok 2022 que se desarrollaron en siete polígonos y en los mares de Japón y de Ojotsk y en las que participan unos 50.000 soldados, más de 5.000 unidades de armamento pesado, 140 aviones y 60 buques de Rusia  además de Argelia, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Birmania, China, India, Kazajistán, Kirguistán, Laos, Mongolia, Nicaragua, Siria y Tayikistán.

En el caso de la “ofensiva” ucraniana en el sur del país, los  líderes políticos (Zelensky, Biden, Johnson, Scholz, Macron, Borrell, Stoltenberg y compañía), que no saben nada de la guerra, le impusieron a las fuerzas armadas la obligatoriedad de una operación militar que desde su inicio no tenía las menores posibilidades de éxito y que costó la vida a 3100 jóvenes ucranianos que creían que se estaban inmolando por la Patria, cuando en realidad lo hicieron por los intereses comerciales de las grandes transnacionales energéticas y de armamento de Estados Unidos que están haciendo pingües ganancias con esta guerra.

La verdad viene dada en opiniones de expertos, ninguno de ellos amigo de Putin o de Rusia. Leamos lo que dicen algunos. Cuando la guerra recién comenzaba, en una larga entrevista realizada a Jacques Baud, coronel del ejército suizo, experto en inteligencia militar y adjunto en la OTAN y la ONU, ante la pregunta de ¿Cómo evalúa la ofensiva rusa?, contestó:Atacar a otro Estado va en contra de los principios del derecho internacional. Pero también se debe considerar el trasfondo de tal decisión. En primer lugar, hay que dejar claro que Putin ni está loco ni ha perdido el contacto con la realidad. Es una persona metódica y sistemática, es decir, muy rusa. Creo que era consciente de las consecuencias de su operación en Ucrania. Evaluó, obviamente con razón, que, si realizaba una operación "pequeña" para proteger a la población de Donbass o una operación "masiva" a favor de la población de Donbass y de los intereses nacionales de Rusia, las consecuencias serían las mismas. Entonces, fue a por la solución máxima”.

Por su parte, el martes pasado en un artículo para The Wall Street Journal el general de brigada de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Mark Kimmitt afirmó que: “Comenzar un acuerdo diplomático sería desagradable y tal vez aparentemente derrotista, pero hay pocas posibilidades de salir del atolladero actual, por lo que podría ser mejor comenzar las negociaciones ahora que más tarde”. Kimmitt recordó que la OTAN ya no puede hacer frente a la necesidad de mantener el ritmo de abastecimiento de armas a Ucrania, porque las fuerzas de ese país las pierden con demasiada frecuencia en el campo de batalla. El general estadounidense expuso que creía que la reducción de los suministros occidentales a Kiev tendría un efecto “desastroso” para el ejército ucraniano.

Finalmente, el general retirado y exsubsecretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania, Serhiy Krivonos mostró su consternación por las pérdidas “monstruosas”, del ejército de Ucrania que según él se cuentan por “decenas de miles, e incluso podría llegar a cientos de miles”. Al cuestionarse sobre las causas de esta situación y la negativa de hablar del asunto por las autoridades y los medios de comunicación occidentales, Krivonos manifestó: "Los cuentos de que ahora no es el momento de hablar de ello no es más que un intento de nublar la memoria, borrar la historia. ¿Pero cómo se puede borrar la sangre de los muertos, que ya van por cientos de miles? ¿Quién responderá por ello?".

Mientras ello ocurre, el Washington Post en un reporte del martes 6 de septiembre se vio obligado a decir que los militares ucranianos que participaron del intento de contraofensiva en la región Kherson en el sur del país, “se quejan de grandes pérdidas, falta de municiones y retraso tecnológico con respecto al ejército ruso”. El diario de la capital imperial citó a un soldado que dijo que casi todos sus compañeros en un total de 120 “resultaron heridos, muchos de gravedad”. Lo achacó a la necesidad de ahorrar munición, pero también afirmó que cuando disparaban “era difícil acertar por problemas con los sistemas de guiado de las armas antiguas”.  El Post concluye afirmando que “muchos combatientes de las Fuerzas Armadas de Ucrania dudan si el intento valió la pena [ante] tales pérdidas". 

Unos días antes que esto aconteciera en el campo de batalla, Zelensky junto a su esposa posaron para la revista Vogue, cuyo último titular fue: “Todas las tendencias en minifalda para este otoño e invierno 2022”. Tratar la guerra como si fuera un hecho banal y de la farándula y suponer que la muerte de tantos jóvenes quedará impune por la irresponsabilidad política de los líderes europeos, formará parte de las próximas crónicas que habrán de escribirse cuando concluya esta historia. Pero no creo que sean minifaldas las que van a usar los soldados ucranianos que combaten cuando se aproxima el temido invierno boreal.

 

16/03/2022

GILAD ATZMON
A Guerra de Putin explicada aos manequins (no poder)


Gilad Atzmon, 13/3/2022
Traduzido pelo Coletivo de Tradutores Vila Mandinga

Putin não é general militar. Putin é líder moderno, espião supertreinado e estrategista que entende que a guerra é (mesmo!) continuação da política por outros meios (Clausewitz). Assim, se quisermos entender os motivos de Putin, melhor nos abstermos de tentar avaliar em termos de ‘objetivos militares rigorosos’, a campanha militar da Rússia. Em vez disso, melhor olhar para a campanha militar como se olha para instrumento político definido para mobilizar uma mudança geopolítica global e regional e em escala gigantesca.


É bem claro que o exército de Putin está fazendo o possível para evitar baixas civis. E está usando táticas de cerco, em oposição à doutrina bárbara dos EUA, de ‘Choque e Pavor’. Além disso, os militares russos trabalham duro para não desmantelar as forças militares ucranianas. Em vez disso, cercam as cidades e estão eliminando o exército ucraniano no leste e no sul do país. Os militares russos desmantelaram a capacidade da Ucrânia para se reagrupar, e, claro, também a capacidade dos ucranianos para contra-atacar. Analistas militares ocidentais concordam que é evidência clara da crescente deficiência do exército ucraniano o fato de o exército ucraniano não ter podido danificar seriamente o comboio russo de 60 km a caminho de Kiev. Isso, apesar de o comboio ter ficado parado por mais de 10 dias.

Nas últimas 24 horas, a Rússia deixou claro para o Ocidente que qualquer suprimento militar ocidental para a Ucrânia será tratado como alvo militar legítimo. Em outras palavras, o exército de elite ucraniano no Leste é agora força militar defunta; pode defender as cidades, pode montar ataques de guerrilha à logística militar russa distendida, mas não pode se reagrupar em uma força de combate com capacidade para alterar o campo de batalha.

O exército de Putin, como concordam os especialistas militares, possui maciço poder de fogo. Não é segredo que a artilharia da Rússia é força mortal e que não há força que que se iguale a ela em qualquer lugar do mundo. A justificativa militar para isso é bem clara.

A URSS nunca confiou na qualidade e na lealdade de seus soldados de infantaria. Ao mesmo tempo em que contava com o impacto em massa dos soldados, com seus números absolutos, a URSS também inventava os meios, a tecnologia, as táticas e a doutrina para vencer a batalha de longe, em preparação para a entrada das massas. Foi a artilharia Vermelha que derrubou o Exército do Reich. Da mesma forma, a capacidade para pôr por terra cidades inimigas é o que fez a fama da URSS e da Rússia moderna.

A Rússia goza desse poder, mas se absteve, até agora, de fazê-lo valer na Ucrânia. A Rússia demonstrou que tem essa capacidade, em vez de implantá-la.

Segundo analistas militares, a Rússia sequer começou a utilizar seu poderio aéreo superior. E tem usado apenas o mínimo necessário para assegurar total superioridade aérea sobre a Ucrânia.

A tática do exército russo tem sido aumentar a pressão nos arredores das cidades, demonstrando o poderio militar russo e abrindo corredores para comboios humanitários. E esse é o truque.

A Rússia está criando uma enxurrada de refugiados para o ocidente. Dado que o governo ucraniano proibiu que homens de 18 a 60 anos deixem o país, estamos falando de mulheres e crianças. Até agora, são cerca de 2,5 milhões de refugiados ucranianos, mas esse número pode aumentar drasticamente.

E surge a pergunta: a Alemanha ficará feliz em aceitar outro milhão de refugiados que não são força de trabalho? E o que farão França e Grã-Bretanha, EUA, Canadá, todos aqueles países que empurraram Zalansky e a Ucrânia para uma guerra, sim, mas foram rápidos ao abandonar o povo ucraniano à própria sorte.

Mais cedo ou mais tarde, Putin acredita, a Europa aceitará toda a sua lista de exigências e suspenderá a lista de sanções, podendo até compensá-lo por perdas nas vendas de petróleo, tudo na tentativa desesperada de deter o tsunami de refugiados ucranianos. Quando as armas esfriarem, muitos ucranianos podem preferir ficar na Alemanha, França, Grã-Bretanha e Polônia.

Isso levará, pelo menos no cálculo de Putin, a uma mudança demográfica no equilíbrio étnico em favor dos grupos étnicos russos na Ucrânia. No contexto dessa mudança, Putin poderá dominar a situação no estado vizinho, por meios políticos e até democráticos.

O plano de Putin não é novo. Já foi usado, com sucesso, na Síria.

Quando o Ocidente percebeu que a Síria estava a pé, caminhando para a Europa, foi muito rápido ao permitir que Putin ganhasse a batalha por Assad, à custa da hegemonia americana no Oriente Médio. Putin agora emprega basicamente as mesmas táticas. Pode ser cruel ou mesmo bárbaro, mas estúpido ou irracional não é.

A questão principal é: como é possível que toda a elite política e ‘midiática’ ocidental não tenha sequer qualquer mínima ideia sobre os movimentos de Putin e da Rússia? Como é possível que nenhum analista militar ocidental seja capaz de ligar os pontos e ver através da névoa dessa guerra horrível?

26/02/2022

LUIS CASADO
Ukraine: Was ist das (verdammte) Problem?

Luis Casado, Politika 25.02.22
Original: Ucrania: ¿Cuál es el (jodido) problema?
Übersetzt von Anamaria Diaz-Rodrigo

Laut Hélène Carrère d'Encausse - Sekretärin auf Lebenszeit der Académie Française, „unsterblich“ (wie die Mitglieder der Académie genannt werden), selbst gebürtige Russin und Kennerin der russischen Geschichte - lebten nach dem Zusammenbruch der UdSSR 1991 Millionen von Russen und Angehörigen anderer Nationalitäten im falschen Land (Hélène Carrère d'Encausse - La Gloire des Nations ou la Fin de l’Empire Soviétique, Paris, 1990). Dies war eine der schwerwiegenden Folgen der Nationalitätenpolitik, die die Bolschewiki zu Beginn der russischen Revolution beschlossen hatten.

Die spätere UdSSR bestand aus fünfzehn Sowjetrepubliken, in denen es 20 Autonome Sozialistische Sowjetrepubliken (ASSR) gab, darunter sechzehn in der Russischen Föderation, zwei in Georgien, eine in Aserbaidschan und eine in Usbekistan, sowie acht Autonome Regionen und zehn Autonome Bezirke.

Wladimir Putin täte gut daran, die Werke von Carrère d'Encausse zu lesen, um nicht über Lenin zu lästern, den er beschuldigt, der Schöpfer künstlicher Republiken - wie der Ukraine - zu sein, die heute zum Spielball imperialer Interessen geworden sind.

Im Jahr 1917 besaßen die Großmächte Kolonien in der ganzen Welt. Die Sowjetmacht konnte nur um den Preis entstehen, dass in der Verfassung das Recht jedes Einzelnen auf Unabhängigkeit und Selbstbestimmung anerkannt wurde. Ihre Integration in die UdSSR war freiwillig. Eine Frage des Prinzips. Prinzipien, ein Thema, über das sich heute die meisten der nullachtfünfzehn, die uns regieren, kaputt lachen.

Der Aufsatz, der die Nationalitätenpolitik der Bolschewiki definierte, wurde nicht von Lenin verfasst, wie Putin in einer seiner Erklärungen behauptete, sondern von Iosif Wisarionowitsch Schugaschwili, damals bekannt als Koba, der später als Stalin berühmt wurde. In der Zwischenzeit hat Putin seinen Fehler korrigiert, aber seine apokalyptische Vision einer revolutionären Macht ist immer noch vorhanden. Das ist eine seiner Schwächen.

Putin sollte die Gunst der Stunde nutzen und Carrère d'Encausses Lenin-Biografie lesen. Nicht, weil es das vollständigste oder gelehrteste ist - weit gefehlt -, sondern weil die Autorin zeigt, dass die Zeitspanne, in der Lenin seine Autorität unter den Bolschewiki ausüben konnte, die sehr anfällig für Debatten, für Fragen und für die Suche nach fünf Beinen für die Katze waren, sehr kurz war: vom Oktober 1917 bis zum 30. August 1918 (dem Tag, an dem ein Attentat auf ihn verübt und ihm eine Kugel in den Kopf gejagt wurde): nicht einmal ein Jahr!

Fast ein Jahrhundert lang haben die Kolonialmächte - die USA, das Vereinigte Königreich, Frankreich, Deutschland, Spanien, Portugal, die Niederlande, Belgien, Japan usw. - blutige Befreiungskriege mit Millionen von Toten und schrecklichen Verbrechen gegen die Menschlichkeit unterdrückt, die Geschichte bequemerweise ausgelöscht, um sich als Verteidiger der Freiheit und der Demokratie zu profilieren, die sie jetzt verkaufen wollen. Zurück bleiben die Morde an Mehdi Ben Barka, Thomas Sankara, Patrice Lumumba, Ruben Um Nyobè, Félix Moumié, Barthélémy Boganda und vielen anderen.

Es ist eine Tatsache, dass die Ukraine schon immer mit Russland verbunden war: Russland, Weißrussland und die Ukraine haben alle ihre Wurzeln in Kiew. Es waren die Russen, die all diese Gebiete von der Mongolenherrschaft befreit haben (1480), weshalb die heutigen Ukrainer keine schrägen Augen haben. Die unwissenden Journalisten, die behaupten, die Ukraine habe nichts mit Russland zu tun, sollte man fragen, woher Nikita Chruschtschow und Leonid Breschnew kamen, jene grausamen Kommunisten, die der „Westen“ seinerzeit so vehement bekämpft hat.

Aus der Zeit der Korenisazija ("Indigenisierung, Einwurzelung"), die zum Ziel hatte, nichtrussische Völker in den neuen Staat einzubinden, indem Minderheiten explizit gefördert wurden, um diese in den KPdSU-Kader und damit in die Sowjetunion zu integrieren. Russen wurden dazu ermutigt, teilweise auch dazu verpflichtet, in Gebieten, in denen sie eine Minderheit darstellten, die jeweilige Sprache zu lernen. Insbesondere in der Ukrainischen SSR führte die Korenisazija-Politik zu einer regelrechten (Re-)Ukrainisierung. Sowjetukrainisches Propagandaplakat 1921 mit ukrainischer Aufschrift: „Sohn! Tritt in die Schule der Roten Kommandanten ein und die Verteidigung der Sowjetukraine wird gesichert sein.“ Die Blumenranken und das kosakische Outfit des Vaters (Wyschywanka-Hemd, rasierte Glatze mit Tschub, langer Schnurrbart, in der Sowjetunion oft „kosakisches/ ukrainisches Hufeisen“ genannt) wurden gerade in dieser Zeit als spezifisch ukrainisch herausgestellt.