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18/10/2021

MODASER ISLAMI
A pan y agua: La dieta del hambre de los niños afganos

 

Modaser Islami, Asia Times, 14/10/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

Modaser Islami es un periodista independiente afgano que vive actualmente en Kabul. Centra sus trabajos en Afganistán y el Sur de Asia. @mmodaser

Sin ayuda humanitaria y los precios por las nubes, millones de familias se enfrentan a la pobreza y al hambre bajo los talibanes.

  Un niño en grave estado de desnutrición recibe tratamiento en un hospital de Kandahar
(Foto: Murteza Khaliqi/Agencia Anadolu)

El jornalero Mohammad Zia y su familia son los rostros de la hambruna que asola Afganistán desde que los talibanes tomaron el poder y la economía empezó a implosionar.

Zia dice que lleva semanas sin encontrar trabajo y sin poder comprar comida.

“Hace unos dos meses que no llevo carne o comida adecuada a casa”, dijo. “Mis hijos y yo solo nos llenamos el estómago con pan y agua”.

La historia es similar para Nayiba, una viuda de 41 años cuya familia tuvo que desplazarse a causa del conflicto en el norte del país.

Nayiba declaró a Asia Times que tenían un litro de aceite para cocinar, pero que llevan 17 días sin poder utilizarlo por temor a que les lleguen invitados. “Sólo hemos tenido agua hervida y pan todo este tiempo”.

Las familias desplazadas en Kabul contaron que no podían comprar leche ni medicinas para sus bebés y niños enfermos.

Mohammad Yasir, residente en Kabul y antiguo empleado del gobierno, dijo que su familia solo puede permitirse algunos alimentos.

A pocos meses del invierno, se teme que cada vez más familias afganas se vean afectadas por la escasez de alimentos. (Foto: Bilal Guler/ AFP/Agencia Anadolu)

“Si tenemos dinero para comprar harina, no podemos comprar arroz ni aceite para cocinar”, dijo. “La mayoría de las veces intentamos conformarnos con las verduras de bajo coste disponibles en la zona”.

Mientras el país se ve abocado a una devastadora crisis humanitaria que se suma a una grave sequía que amenaza el sustento de millones de personas y con un crudo invierno a pocos meses de distancia, se espera que cada vez más familias afganas se vean afectadas por la escasez de alimentos y el rápido aumento de los precios.

Durante los últimos 20 años de ocupación estadounidense, la economía de Afganistán ha dependido en gran medida de la ayuda exterior. El anterior gobierno, respaldado por Estados Unidos, dependía de los donantes internacionales para financiar más de la mitad de su presupuesto anual.

Desde que los talibanes tomaron el poder en agosto, Afganistán está al borde del colapso económico, lo que ha agravado una catástrofe humanitaria ya devastadora en todo el país.

Más de la mitad de la población necesita ya ayuda humanitaria. Los precios de los alimentos han subido más de un 30% en los dos últimos meses, abocando a los hogares a no poder comprar los artículos más básicos.

El precio de un paquete de 16 litros de aceite de cocina pasó de 1.920 afganis (unos 21 dólares) en agosto a 2.500 afganis (unos 28 dólares) ahora. Los comerciantes de alimentos al por mayor en Kabul dicen que los precios del aceite de cocina son los que más han subido, en parte porque sus precios han subido en todo el mundo.

Por otra parte, un saco de harina de 50 kilos costaba unos 1.800 afganis antes de que los talibanes llegaran al poder. Hoy en día, ese mismo saco cuesta hasta 2.200 afganis.

Niños en el pueblo de Budhak, cerca de Kabul. La sequía ha aumentado la pobreza en las zonas rurales.  (Foto: Bilal Guler/AFP/Agencia Anadolu)

En Kabul, 7 kilos de azúcar cuestan ahora 420 afganis, mientras que antes del 15 de agosto la misma cantidad costaba 320 afganis.

Sher Mohammad Niazi, comerciante de alimentos al por mayor en Kabul, considera que la caída del valor de la moneda afgana frente al dólar y las restricciones impuestas a las transacciones bancarias son las principales causas de la reciente subida de precios.

“El afgani está perdiendo su valor frente al dólar cada día, porque el FMI, el BM y varios países han congelado el dinero de Afganistán”, dijo Niazi.

“Los comerciantes tampoco pueden realizar transacciones financieras al exterior del país debido a las restricciones del sistema bancario, por lo que envían el dinero a sus proveedores a través de hawala (sistema informal de transferencia de dinero), que es mucho más costoso”.

Los comerciantes de Kabul también declararon a Asia Times que los talibanes han aumentado los impuestos a la importación a pesar de la reducción inicial de los impuestos sobre todos los bienes durante los primeros días de su toma de posesión.

Sin embargo, Niazi cree que con el restablecimiento del sector bancario es más probable que los precios bajen.

El comerciante de Kabul, Noor Agha, declaró a Asia Times que solía hacer una media de 800 a 1.000 afganis en ventas al día, pero que en la actualidad el volumen de ventas apenas alcanza los 500 afganis.

“Mucha gente ha perdido su trabajo. Los salarios no se pagan durante meses y es difícil sacar dinero de los bancos”.

Noor Agha dice que sus clientes se limitan ahora a lo esencial.

Un niño es tratado en el departamento de desnutrición del Hospital Infantil Indira Gandhi en Kabul. (Foto: Bilal Guler/AFP/Agencia Anadolu)

“El mundo debe reconocer al nuevo gobierno y descongelar el dinero del país para que se puedan pagar los sueldos de los empleados y los bancos puedan funcionar como antes”, afirma Noor Agha.

Al mismo tiempo, las frutas y verduras producidas localmente en el país se venden más baratas en los mercados domésticos al reducirse el acceso a los mercados internacionales.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo predice que entre el 97% y el 98% de la población afgana se enfrentará con toda probabilidad al “umbral universal de pobreza” a mediados de 2022 si los problemas humanitarios no se resuelven a tiempo.

Uno de cada tres afganos padece hambre aguda, según el Programa Mundial de Alimentos, mientras que el 93% de la población declaró un consumo insuficiente de alimentos en septiembre. Incluso antes de la caída del anterior gobierno afgano el 15 de agosto, Afganistán se enfrentaba a enormes desafíos económicos.

Según el Banco Mundial, “se espera que la rápida reducción de las subvenciones internacionales, la pérdida de acceso a los activos en el extranjero y la interrupción de los vínculos financieros provoquen una importante contracción de la economía”, que aumentará la pobreza y el hambre en todo el país.

Mientras tanto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo advirtió que el 97% de la población afgana podría caer por debajo del umbral de la pobreza para el próximo año si no se abordan con prontitud los problemas económicos del país.

El experto economista afgano Tayeb Khan señala varias razones para el aumento de los precios de los productos básicos:

“Debido al cierre de varios puntos fronterizos y a la supresión de las principales instituciones financieras, el coste de las materias primas aumenta, lo que repercute directamente en los precios”, dijo.

“La pérdida de valor de la moneda también influye en los precios, ya que realizamos la mayor parte de las importaciones en dólares y las vendemos en afganis en los mercados nacionales”.

La congelación de los activos de Afganistán por parte de Estados Unidos provocó una importante pérdida de valor del afgani frente al dólar.

Khan cree que las restricciones en el sistema bancario de Afganistán han obligado a las industrias a detener la producción. Esto ha llevado a tener que importar más suministros de fuera del país, lo que aumenta automáticamente los precios.

 

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