Tigrillo L. Anudo, 10-10-2025
Sólo un objetivo político puede explicar por qué el Comité noruego otorgó el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado: desviar la atención para ocultar el rechazo planetario al genocidio en Gaza. Es decir, una manito oxigenante a Netanyahu y Trump.
Hubiera sido una verdadera contribución a la paz si dicho Comité hubiera
otorgado el Nobel de Paz a la activista sueca Greta Thunberg, una de las
lideres de la Flotilla Global Sumud que trató de romper el bloqueo marítimo a
Gaza. O también que hubieran galardonado a cualesquiera de los médicos heroicos
que salvan vidas en territorio palestino con herramientas precarias, en medio
de los bombardeos, la zozobra, la carencia de agua y los cortes de energía.
¿Qué tiene que ver María Corina con la paz? Una política que al día de hoy
le pide al presidente Trump que entre con toda su burda y letal prepotencia a
Venezuela. Una opositora que ha azuzado la violencia y la inestabilidad
política en La República Bolivariana de Venezuela. La misma que apoyó al
autoproclamado “presidente” Juan Guaidó, quien se robó los recursos del Estado
venezolano entregados ilegalmente por el gobierno de los Estados Unidos. La
misma que se alió con Leopoldo López y otros políticos de la oligarquía
venezolana para promover guarimbas, sedición, conformación de grupos
paramilitares, atentados contra la dirigencia gubernamental.
La decisión del Comité noruego da aire, reactiva y legitima el plan de
invasión del gobierno de Estados Unidos. María Corina tiene alianzas con el
régimen sionista ante el que también ha acudido para dar golpe de Estado en
Venezuela.
Darle el Nobel de la Paz es darle un premio al sionismo genocida. En lugar
de constituir una contribución a la paz del mundo, lo que hace es abrir un
nuevo frente de guerra y sufrimiento en otra región.
María Corina siempre atacó, desde que era asambleísta, al gobierno popular
de Hugo Chávez. Ella siempre representó los intereses de la oligarquía corrupta
que llevó a Venezuela a los peores indicadores de pobreza, salud, educación,
mortalidad infantil, asistencia a los viejos. Su extracción de clase siempre la
alineó con los opresores, nunca con los oprimidos.
Tampoco ella nunca ha representado ningún abanderamiento de los derechos
democráticos del pueblo venezolano como dice el acta del Comité noruego. Menos
representa ella una “transición justa y pacífica de la dictadura a la
democracia”, la narrativa mediática que ha esgrimido el neoliberalismo imperial
para justificar como justificó la destrucción de Irak (presencia de “armas de
destrucción masiva”) la destrucción del Estado venezolano, con el fin de
apoderarse de sus incalculables riquezas energéticas.
Lo que ha promovido María Corina es la guerra civil entre venezolanos, la
intromisión del imperio, el desconocimiento de la soberanía nacional, la
injerencia de gobiernos corruptos y antidemocráticos de Latinoamérica y Europa.
Ella se ha lucrado también con su despliegue conspirativo, en lugar de aliviar
ha contribuido al sufrimiento del pueblo venezolano al no oponerse al infame
bloqueo económico y comercial que Estados Unidos le ha impuesto.
Hubiera sido menos dañino que el Comité le otorgara el Nobel de Paz a
Donald Trump o a Benjamín Netanyahu (recordemos que ya se lo dio a Obama,
belicoso presidente, instigador de genocidio en Medio Oriente). Porque el daño
ya está hecho en Gaza; ahora se abre un nuevo frente de genocidio en El Caribe
que puede ser más terrible.
El colapso moral se tomó el planeta según la obra literaria del recién
galardonado Premio Nobel de Literatura, el húngaro László Krasznahorkai. Por
este contenido revelador de un mundo en el que la distopia está a flor de piel,
la Academia sueca le concedió el premio. Aquí si acertó la Academia, pero se
contradice con el comité noruego que otorgó al día siguiente el Nobel de Paz a
quien no lo merece. La máquina de los Nobel borró con el codo lo que hizo con
las manos.
He aquí la traducción del comunicado oficial del Comité Nobel
Anuncio – Premio Nobel de la Paz 2025
10 de octubre de 2025
El Premio Nobel de la Paz 2025 se otorga a una valiente y comprometida defensora de la paz, a una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una oscuridad creciente.
El Comité Noruego del Nobel ha decidido conceder el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado.Recibe el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica del autoritarismo a la democracia.Como líder del movimiento democrático en Venezuela, María Corina Machado representa uno de los ejemplos más extraordinarios de valentía civil en América Latina en los últimos tiempos.La señora Machado ha sido una figura clave y unificadora dentro de una oposición política que antes estaba profundamente dividida —una oposición que ha encontrado un terreno común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo. Esto es precisamente lo que constituye el corazón de la democracia: nuestra disposición compartida a defender los principios del poder popular, incluso cuando discrepamos. En un momento en que la democracia está amenazada, es más importante que nunca defender ese terreno común.Venezuela ha pasado de ser un país relativamente democrático y próspero a convertirse en un Estado autoritario y brutal que hoy padece una crisis humanitaria y económica profunda. La mayoría de los venezolanos viven en una pobreza extrema, mientras que unos pocos en la cúpula del poder se enriquecen descaradamente. La maquinaria violenta del Estado se dirige contra sus propios ciudadanos. Casi ocho millones de personas han abandonado el país. La oposición ha sido sistemáticamente reprimida mediante fraude electoral, persecución judicial y encarcelamientos.El régimen autoritario de Venezuela hace casi imposible la actividad política. Como fundadora de Súmate, una organización dedicada al desarrollo democrático, María Corina Machado defendió las elecciones libres y justas hace más de veinte años. Como ella misma dijo: “Fue una elección de papeletas sobre balas.” En sus cargos públicos y en su trabajo con diversas organizaciones, Machado ha defendido la independencia judicial, los derechos humanos y la representación popular. Ha pasado años luchando por la libertad del pueblo venezolano.Antes de las elecciones de 2024, Machado fue la candidata presidencial de la oposición, pero el régimen bloqueó su candidatura. Posteriormente, apoyó al representante de otro partido, Edmundo González Urrutia. Cientos de miles de voluntarios se movilizaron superando divisiones políticas. Fueron capacitados como observadores electorales para garantizar unos comicios transparentes y justos. A pesar del riesgo de acoso, arresto y tortura, ciudadanos de todo el país custodiaron los centros de votación, asegurándose de que los resultados fueran documentados antes de que el régimen pudiera destruir las papeletas o falsificar los datos.Los esfuerzos de la oposición colectiva, tanto antes como durante la elección, fueron innovadores y valientes, pacíficos y democráticos. La oposición obtuvo apoyo internacional cuando sus líderes publicaron los resultados reales de las votaciones, recogidos de los distritos electorales del país, demostrando que la oposición había ganado por un margen claro. Sin embargo, el régimen se negó a aceptar el resultado y se aferró al poder.La democracia es una condición previa para la paz duradera. Pero vivimos en un mundo donde la democracia está retrocediendo, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia. El control férreo del régimen venezolano y su represión contra la población no son únicos en el mundo. Vemos las mismas tendencias en muchos países: el Estado de derecho manipulado por quienes ostentan el poder, los medios libres silenciados, los críticos encarcelados y las sociedades empujadas hacia el autoritarismo y la militarización. En 2024, se celebraron más elecciones que nunca, pero cada vez menos fueron libres y justas.A lo largo de su historia, el Comité Noruego del Nobel ha reconocido a mujeres y hombres valientes que se han enfrentado a la represión, que han llevado la esperanza de la libertad en celdas de prisión, en las calles y en las plazas públicas, y que han demostrado, con sus acciones, que la resistencia pacífica puede cambiar el mundo. En el último año, María Corina Machado se ha visto obligada a vivir escondida. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una elección que ha inspirado a millones de personas.Cuando los autoritarios se aferran al poder, es fundamental reconocer a los defensores de la libertad que se levantan y resisten. La democracia depende de personas que se niegan a guardar silencio, que se atreven a dar un paso al frente a pesar de los riesgos, y que nos recuerdan que la libertad nunca debe darse por sentada, sino defenderse siempre — con palabras, con valentía y con determinación.María Corina Machado cumple los tres criterios establecidos por Alfred Nobel para la concesión del Premio de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha titubeado en resistir la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido inquebrantable en su apoyo a una transición pacífica hacia la democracia.Machado ha demostrado que las herramientas de la democracia son también las herramientas de la paz. Encarna la esperanza de un futuro distinto, uno en el que se protejan los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus voces sean escuchadas. En ese futuro, las personas finalmente serán libres para vivir en paz.
Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité, lee el anuncio
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