Darfur
Union in the UK (Unión de Darfur en el Reino Unido),
15/11/2025
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الإبادة الجماعية من الفاشر إلى الجنينة وصلتها بحرب الإمارات على السودان
Traducido por Tlaxcala
Durante casi tres años, el mundo ha visto surgir fragmentos de horror desde Sudán: una fosa común descubierta aquí, un barrio arrasado allá, un convoy de familias huyendo y perseguido en la carretera. Sin embargo, lo que ocurre hoy en Al-Fashir no es un episodio aislado. Es el capítulo más reciente de un proyecto más amplio y meticulosamente organizado de exterminio. Un patrón de genocidio perfeccionado de una ciudad sudanesa a otra: El-Geneina, Kutum, Zalingei, Nyala, El-Obeid, Al-Gezira, y ahora culminando en la ciudad sitiada e invadida de Al-Fashir.
Esto no es caos.
Esto no es un «conflicto tribal». Esto no es un colapso
del orden.
Es un sistema jerárquico y coordinado de violencia, posibilitado, financiado,
armado y dirigido con intención.
Y en el centro de ese sistema
están las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), respaldadas por los Emiratos Árabes
Unidos, junto con las redes extranjeras que las sostienen.
I. Un genocidio con plano: el
modelo reciclado de aniquilación
Lo que ocurre en Al-Fashir ha
ocurrido antes, casi paso a paso, en Darfur y en todo Sudán.
El modelo es
consistente:
1.
Rodear
la ciudad: asedio, puntos de estrangulamiento, bloqueos.
2.
Cortar
las comunicaciones: apagón, interferencias, intimidación a periodistas.
3.
Hambrear
y aterrorizar: cortar comida, agua y medicinas.
4.
Invadir
con violencia abrumadora: drones, artillería, columnas de combatientes.
5.
Separar
a los civiles por origen étnico: los hombres ejecutados; las mujeres violadas
en masa.
6.
Saquear,
incendiar y vaciar la ciudad: hogares, mercados, hospitales.
7.
Fosas
comunes y charcos de sangre: pruebas confirmadas por satélite.
8.
Enviar
equipos mediáticos para blanquear la situación y decir al mundo que «la vida es
normal».
El-Geneina siguió este guion
primero.
Luego Kutum y Zalingei. Después Nyala, Jebel Aulia, Madani y cientos de aldeas
rurales.
Y ahora Al-Fashir sufre la misma crueldad calculada, pero a una escala no vista
desde el genocidio de Ruanda.
II. El-Geneina: la primera
Al-Fashir
La Darfur Union in the UK
documentó —ampliamente, públicamente y con rigor— lo ocurrido en El-Geneina
mediante decenas de artículos en nuestro sitio web.
En El-Geneina, como en
Al-Fashir:
• Se cavaban fosas comunes a
plena luz del día.
• Cuerpos yacían en las calles, la sangre corriendo por las alcantarillas.
• Mujeres eran violadas, a menudo frente a sus familias.
• Distritos enteros fueron vaciados, incendiados y borrados.
• El gobernador de Darfur Occidental, Khamis Abbakar, fue asesinado bajo
custodia, un crimen difundido con orgullo por los perpetradores, seguido de la
profanación del cadáver.
Cada uno de los rasgos de
aquella campaña de exterminio reaparece hoy en Al-Fashir.
La única diferencia es la escala, y la velocidad con la que las RSF pasan de la
masacre a la manipulación mediática.
III. Violencia sistemática y
jerárquica, nunca «combatientes indisciplinados»
Las atrocidades en Al-Fashir
no son actos espontáneos de soldados rebeldes. Son el producto de una cadena de
mando con:
• liderazgo estratégico,
• redes logísticas,
• suministros militares extranjeros,
• y un marco ideológico destinado a expulsar a las comunidades no árabes de sus
tierras.
Cada fase —desde el asedio
hasta el saqueo, desde los videos de tortura hasta las ejecuciones masivas—
responde a una doctrina centralizada posibilitada por los Emiratos Árabes
Unidos:
• Suministran armas y
municiones.
• Envían drones avanzados utilizados para bombardear zonas civiles.
• Proporcionan mercenarios de múltiples regiones.
• Controlan centros logísticos en Chad, Libia y Puntlandia.
• Gestionan narrativas políticas a través de medios bajo su control.
Esto no es apoyo.
Esto es dirección estratégica.
Y debido a este respaldo, las RSF actúan con absoluta impunidad, seguras de que
cada masacre recibirá cobertura diplomática y mediática.
IV. Borrando las pruebas: la
guerra mediática de los EAU
Una vez invadida Al-Fashir,
los medios alineados con los Emiratos se apresuraron a entrar.
Sky News Arabia, propiedad de intereses emiratíes, envió Tsabih Mubarak y otros
corresponsales,
no para documentar el
genocidio, sino para borrarlo.
Grabaron calles
seleccionadas.
Sonrieron junto a ruinas aún manchadas de sangre.
Evitaron las fosas comunes.
Evitaron los hospitales donde civiles heridos eran ejecutados.
Evitaron los lugares donde mujeres fueron violadas en masa.
Esta es la rama mediática del
genocidio: una máquina de propaganda activada en cuanto termina la matanza,
para reemplazar la realidad con «normalidad».
Y en línea, miles de cuentas
automatizadas, influenciadores financiados por los EAU y redes coordinadas
intentan ahogar los testimonios sudaneses bajo narrativas fabricadas.
Pero su campaña fracasa. Cada
hora, voces sudanesas rompen el cerco. Más pruebas se filtran.
Más sobrevivientes hablan. Más documentación emerge. Como siempre, la verdad
supera a la propaganda.
V. Al-Fashir hoy: un
genocidio en tiempo real
Lo que ocurre ahora en
Al-Fashir no es «posconflicto». Sigue en marcha.
• Civiles ejecutados en
grupos, a menudo tras separación étnica.
• Mujeres violadas por unidades proporcionadas por los EAU.
• Familias obligadas a pagar rescates por sus familiares secuestrados.
• Barrios enteros incendiados.
• Charcos de sangre captados por satélites de Maxar.
• Civiles torturados en vídeo para aterrorizar a otros.
Este es un genocidio en
presente.
VI. Una impunidad construida
sobre patrocinio extranjero
Cada atrocidad es facilitada
por:
• Armas de los EAU
(transportadas a través de Chad, Libia y el Cuerno de África).
• Bombardeos aéreos realizados con drones suministrados por los Emiratos que
atacan refugios, hospitales y centros de alimentos.
• Estrategia militar coordinada por agentes de inteligencia emiratíes
integrados en la estructura de mando de las RSF.
• Equipos mediáticos enviados a Al-Fashir para limpiar la narrativa.
Por eso las RSF luchan sin
restricciones: porque no luchan solas.
VII. Un llamado al mundo:
dejar de fingir que esto es «local»
El genocidio en Al-Fashir,
como antes en El-Geneina, no es «sudanés». No es «tribal». No es «caos en un
Estado frágil».
Es un proyecto transfronterizo de exterminio patrocinado por un Estado, con
logística bien financiada, armas avanzadas, mando externo y protección política
deliberada. Para abordarlo, el mundo debe reconocer estos hechos.
El silencio es complicidad. Negarse
a nombrar a los EAU es complicidad. Repetir el lenguaje de las RSF es
complicidad. Enviar periodistas a blanquear Al-Fashir es complicidad. Tratar el
genocidio como un «conflicto» es complicidad.
VIII. Conclusión: las pautas
solo terminan cuando se les enfrenta
Al-Fashir no es una anomalía:
es la última prueba de un sistema de destrucción sin control durante décadas. El
mismo plano. Las mismas armas. La misma ideología. Los mismos perpetradores.
Los mismos patrocinadores.
El genocidio se repite cuando
el mundo finge no verlo.
La Darfur Union in the UK
seguirá documentando, exponiendo y exigiendo responsabilidades a todo actor
—sudanés o extranjero— que haya contribuido a la destrucción de nuestro pueblo.
Porque esta vez, el mundo no podrá decir: «No lo sabíamos.»
Nosotros, la Darfur Union in
the UK y la diáspora sudanesa, exigimos lo siguiente al gobierno británico y a
la comunidad internacional:
1.
Imponer
sanciones específicas a los Emiratos Árabes Unidos por patrocinar y facilitar
genocidios y crímenes de guerra en Sudán.
2.
Designar
a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) como organización terrorista según la
legislación del Reino Unido.
3.
Abrir
una investigación parlamentaria y judicial sobre el uso de armas o tecnología
británica en Sudán, y sobre los sistemas financieros que pudieron facilitar
estos traslados.
4.
Condenar
públicamente el papel de los EAU ante las Naciones Unidas y en todos los foros
internacionales, y exigir su cooperación con investigaciones independientes
sobre crímenes de guerra.
5.
Apoyar
un acceso humanitario sin restricciones a Al-Fashir y Darfur, priorizando la
ayuda médica para víctimas de violencia sexual y hambre.
6.
Garantizar
la rendición de cuentas por la propaganda de guerra, incluido el uso indebido
de medios para ocultar pruebas de crímenes en curso.

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