Ameer
Makhoul, Progress
Center for Policies,
15/9/2025
Traducido
por Tlaxcala
En su discurso del 15 de septiembre en el Departamento de
Contadores Generales del Ministerio de Finanzas de Israel, Netanyahu expuso los
rasgos del futuro y una dimensión fundamental de su visión y de sus políticas,
basadas en la permanencia de la guerra, afirmando: «Los peligros no
desaparecen, solo cambian». Netanyahu subrayó la nueva orientación de
contrarrestar el aislamiento internacional mediante una producción militar
autosuficiente.
No está claro si el discurso de Netanyahu, que coincidió
con la cumbre árabe-islámica en Doha y la visita del secretario de Estado de USA,
estaba relacionado con estos dos eventos en cuanto a su calendario.
Análisis
Netanyahu reconoce abiertamente el aislamiento en el cual
se encuentra Israel, mientras que su conclusión es profundizar aún más en
políticas que equivalen a una apuesta total y a una guerra perpetua hasta la “victoria
decisiva”. Parece convencido de que Israel es capaz de lograrlo, respaldado por
las declaraciones de Marco Rubio, quien ha adoptado la postura y la narrativa
de Israel. En la práctica, Netanyahu rechaza cualquier mano árabe tendida hacia
el entendimiento o la paz, sea cual sea su forma o sustancia.
Más peligrosa aún es la afirmación de Netanyahu, en el
contexto de los logros de Israel en la guerra contra Irán, de que existen
nuevas amenazas para Israel. Añadió: «Incluso cuando una fuerza es eliminada,
otras fuerzas emergen... No las nombraré.» Continuó, dirigiéndose a altos
funcionarios del Ministerio de Finanzas: «Piensen entre ustedes en los
peligros. Los peligros no desaparecen, solo cambian.» Netanyahu insinúa
implícitamente tanto a Egipto como a Turquía, además de justificar un ataque
contra Catar.
El tema de la fabricación militar independiente surgió
durante la presidencia de Biden, cuando él prohibió el suministro de bombas
masivas a Israel antes de su ocupación y destrucción total de Rafah. La
consideración de Biden era que el ejército israelí las usaría contra civiles,
mientras que USA proporcionaba a Israel bombas y equipos aún más letales para
la guerra contra Hezbolá e Irán. Trump ha levantado desde entonces la
prohibición de Biden.
Alemania siguió esta línea, deteniendo la exportación de
ciertas armas de destrucción masiva y municiones que podrían usarse contra
civiles en la «Operación Carros de Gedeón 2», según la posición alemana. El
Reino Unido y Francia tomaron medidas similares, mientras que España fue más
allá al prohibir el uso de sus puertos para transferir armas usamericanas a
Israel, seguida después por Italia.
La guerra de civilizaciones y el “Gran Israel”
Netanyahu atribuye el aislamiento de Israel a dos razones
principales: la primera es “la migración ilimitada de minorías musulmanas a los
países de Europa occidental. Aún no son mayoría, pero son una minoría
influyente, ruidosa y efectiva, lo que disuade a los gobiernos. Estos asuntos
influyen en los líderes, y ellos no lo niegan en conversaciones privadas”.
El Israel oficial y su maquinaria mediática respondieron
de forma ostentosa a las recientes manifestaciones racistas en Gran Bretaña
contra la inmigración, expresándoles su apoyo. También buscaron agitar el
discurso populista europeo contra los migrantes, presentándolos como
antisemitas, anti-civilización occidental y manipuladores de las posiciones
europeas. Esta retórica recuerda al discurso de odio dirigido en su momento
contra los judíos europeos durante el auge del antisemitismo.
Netanyahu y su gobierno ven la visita de Rubio,
secretario de Estado usamericano cuyas posiciones ideológicas se alinean con
las de Trump contra la inmigración (a la que llama “una amenaza para la
seguridad nacional”), como una oportunidad para instar a ambos a librarse del “peligro”
expulsando por la fuerza a los migrantes. Para Netanyahu, la cuestión de
deportar migrantes se alinea lógicamente con sus intenciones de desplazar a la
población de Gaza e incluso de Cisjordania.
El segundo mensaje, dirigido principalmente a Trump y a
su administración, fue la afirmación de Netanyahu: “Países como Catar y China
influyen en la opinión pública mediante enormes inversiones en campañas en
redes sociales. Esto cambia la posición internacional de Israel. Tendremos que
invertir sumas enormes en ello”. Este mensaje también iba dirigido al
Ministerio de Finanzas para asignar presupuestos a tal efecto.
En su discurso, Netanyahu pasa efectivamente de la
doctrina del mercado libre abierto global y nacional a la doctrina de una
economía cerrada basada en la autosuficiencia y el aislamiento defensivo. Esto
no es un fin en sí mismo, sino parte de una visión que acepta las guerras
perpetuas como realidad. Declaró: “Al menos en los próximos años, tendremos que
defendernos y saber cómo golpear al enemigo”. Añadió que Israel debe ser
gestionado como “Esparta”, que libró muchas guerras contra Atenas: “Tendremos
que desarrollar industrias armamentísticas aquí. Seremos tanto Atenas como una
gran Esparta. No tenemos otra opción”.
Conclusión
Netanyahu reconoce que el aislamiento internacional
actual de Israel no es temporal o pasajero, sino constante y sostenible,
mientras apuesta por los valores de Trump y por los populistas europeos.
Si permanece en el poder, el enfoque de Netanyahu para
enfrentar el aislamiento internacional es atrincherarse en intenciones de
guerra permanente, confiando únicamente en soluciones militares sin ninguna vía
política. No le interesa la normalización ni siquiera los Acuerdos de Abraham.
Amenaza implícitamente tanto a Egipto como a Turquía,
señalando que la operación militar israelí en Doha no es el final del camino.
Desafía a los países exportadores de armas insistiendo en
la producción independiente del arsenal militar de Israel, lo que requeriría
presupuestos sin precedentes y posiblemente indisponibles, incluso con grandes
cambios en la economía.
Netanyahu se alinea casi completamente con la agenda y la
administración de Trump en su hostilidad hacia los inmigrantes, el Islam y
China, abrazando la xenofobia y una teoría de “choque de civilizaciones”
sostenido. Se posiciona dentro de las fuerzas populistas europeas —incluso
aquellas que son antisemitas— mientras su retórica sea antinmigrante, buscando
provocar enfrentamientos internos en Europa con los movimientos propalestinas.
Al explotar la cuestión de los inmigrantes palestinos y
árabe-islámicos en Europa y al exigir grandes presupuestos para la propaganda
destinada a promover la narrativa israelí, Netanyahu busca abrir un frente
directo contra los movimientos de solidaridad con Palestina, demonizándolos con
retórica racista como producto de la inmigración y como una amenaza a la
postura “blanca europea” según el discurso colonial.
En paralelo con el movimiento aislacionista MAGA (“Make
America Great Again”), Netanyahu promueve su doctrina aislacionista “espartana”,
que podría resumirse como MIGA – “Make Israel Great Again”.
Estos cambios ideológicos en la retórica de Netanyahu
confirman que las transformaciones en las posiciones internacionales a favor de
los derechos palestinos aíslan cada vez más a Israel. Sin embargo, las
conclusiones de Netanyahu solo profundizarán y empeorarán este aislamiento,
demostrando que no se trata de una fase pasajera.
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