Asher Orkaby, MERIP, 26/5/2021
Traducido por Sinfo Fernández
Asher Orkaby es investigador asociado en el Instituto Transregional de la Universidad de Princeton y miembro residente del Centro Internacional Woodrow Wilson.
Es autor de Beyond the Arab Cold War: The International History of the Yemen Civil War, 1962-68 (Oxford University Press, 2017) y de What Everyone Needs to Know About Yemen. CV
En respuesta, un número creciente de organizaciones no gubernamentales internacionales y programas de ayuda administrados por las Naciones Unidas intentan abordar específicamente la desnutrición relacionada con la guerra y la propagación de enfermedades. Pero los escasos resultados tangibles y la escalada de la crisis han llevado a muchos analistas a criticar el modelo utilizado para brindar asistencia humanitaria en el Yemen. Mientras que “creado por el hombre” se refiere claramente tanto a la campaña de bombardeos y bloqueo liderados por Arabia Saudí como a la guerra interna liderada por el movimiento yemení hutí en Saná, los programas de ayuda humanitaria gestionados por extranjeros pueden estar contribuyendo también a la perpetuación de este desastre.
En lugar de cooperar para resolver el conflicto y desarrollar una situación de estabilidad a largo plazo en el país, gran parte de la ayuda humanitaria que llega allí exacerba la guerra al fomentar una economía lucrativa en tiempos de guerra, desincentivar las resoluciones pacíficas y prolongar la dependencia nacional de la ayuda exterior. La asistencia humanitaria constituye uno de los sectores económicos más importantes del país y está enriqueciendo a una élite militante arraigada que monopoliza la distribución de la ayuda y utiliza los alimentos y los suministros como capital político. El potencial de corrupción y los efectos nocivos de la ayuda humanitaria en un conflicto civil no es un fenómeno nuevo en el Yemen y ha sido objeto de un número creciente de estudios críticos durante los últimos diez años [1].
Las agendas establecidas por los donantes, especialmente en torno a la pandemia de la COVID-19, han tenido un impacto negativo involuntario, mientras que la creciente dependencia de los donantes ha creado obstáculos adicionales para el desarrollo a largo plazo de la economía nacional y la atención médica en el país. Incluso las organizaciones locales de la sociedad civil, que pueden presentar opciones que aumenten la capacidad yemení en la distribución de la ayuda y el desarrollo, tienen que batallar con las tensiones políticas relacionadas con la guerra, la corrupción y la ausencia de rendición de cuentas.