Juan Pablo Cárdenas S., Politica y Utopia, 28-11-2022
Aunque las constituciones
democráticas establecen que el sufragio debe ser secreto, libre e
informado, lo cierto es que son muy pocos los países del mundo que
pueden asegurar que sus ciudadanos ejercen un voto plenamente consciente
de las alternativas que se le presentan. Sabemos que el poder de la
propaganda y del dinero influye considerablemente en las decisiones
populares y que la ignorancia masiva conspira contra el carácter
republicano de estos procesos.
Se asume que en nuestro país son
muchos los electores que concurren a votar nada más porque el derecho al
sufragio se les ha hecho obligatorio, tanto así que en el último
plebiscito se agregaron más de 5 millones de votantes que ciertamente
muy poco sabían de qué se trataba la Carta Magna definida por la
Convención Constitucional. Los que, en su desgano por la política y
molestia por las demandas populares no satisfechas, terminaron
desaprobando la nueva institucionalidad propuesta.
Asegurar que este rechazo no
significa un voto de repudio al gobierno de Gabriel Boric sería peor que
rendirse al rechazo del pueblo a la posibilidad de una nueva
Constitución. En este sentido, el proceso institucional se habría
clausurado, entonces, con ese más de 60 por ciento de votantes adversos,
cuando apenas un año antes en un 80 por ciento el país animó el nuevo
itinerario institucional.
Camila Vallejo (1988): ha sido comunista desde joven, lideresa estudiantil y acabó ministra
La ministra secretaria general de
Gobierno, Camila Vallejo, nos insta en una columna publicada por El
Mercurio, a combatir la desinformación ciudadana, sin la cual a su
juicio no serían posibles la libertad de expresión, el ejercicio del
periodismo y la defensa del pluralismo como valor fundamental de la
sociedad. Estando plenamente de acuerdo con ella es que pensamos que
nuestras autoridades no han hecho lo posible por consolidar la
diversidad informativa que debe caracterizar a las democracias, la que
justamente se alimenta de un genuino pluralismo ideológico en los medios
de comunicación. Hoy por hoy, los principales instrumentos en la
educación y el libre albedrío de las personas.
Si el Régimen Militar clausuró y
persiguió tan implacablemente a los medios de comunicación que no le
eran afines fue, justamente, para mitigar la disidencia, para que los
ciudadanos no tuvieran los conocimientos y alcances de la convicción de
que la democracia era preferible a la Dictadura. Para que se mantuvieran
desinformados de cuanto ocurría y se convencieran que lo que teníamos
era de todas maneras mejor que el caos que imperaba en el mundo, según
lo advertían majaderamente las principales autoridades de la época. De
allí que la pertinacia y el riesgo asumido por los medios disidentes sea
reconocido como un logro fundamental en la tarea de romper el bloqueo
informativo, denunciar las violaciones sistemáticas de los DDHH y
fomentar la recuperación democrática.
Camila Vallejo, pese a su juventud,
seguramente tiene conocimiento de que paradójicamente todos los medios
opositores a la Dictadura fueron desapareciendo durante los gobiernos de
la Concertación y de la Nueva Mayoría. Debe saber, también, como desde
La Moneda nada se hizo para reforzar la presencia de estos diarios y
revistas durante la Transición a la Democracia, lo que además fuera
propuesto por altos funcionarios de los Países Bajos que nos visitaron
con ocasión del cambio de mando. Sin sospechar siquiera que los propios
aportes ofrecidos por este país y otras naciones europeas iban a ser
impedidos por el propio gobierno de Patricio Aylwin, el que, además, no
se allanó a que estos medios pudieran acceder siquiera a la publicidad
estatal.
Clarín, 4 de noviembre de 1970
Por el contrario, lo que se comprobó
después es que los nuevos gobernantes convinieron con El Mercurio, la
Tercera y otros medios pro pinochetistas respetar y prolongar los
contratos publicitarios y así salvarlos de sus inminentes quiebras y
desaparición. Un gesto que le aseguró a los nuevos moradores de La
Moneda un buen trato de parte de estos, al menos por algunos años. “La
mejor política de comunicaciones es la que no se tiene” fue la hipócrita
explicación de uno de los voceros del primer gobierno de la
Concertación, después de asegurarle a los medios que fueron cómplices de
la Dictadura una larga vida que se prolonga hasta hoy y se permite,
incluso, ofrecerle tribuna a la joven ministra comunista del gobierno
actual. Con el tiempo, resultó evidente que las nuevas autoridades
optaron por una política de connivencia con la prensa derechista que
arriesgarse a la crítica y las demandas que se le harían de parte del
periodismo libre e inclaudicable.
Sabe también la ministra Vallejo que,
además de hacerse cómplices de la desaparición de tantos medios que
contribuían a la diversidad democrática, todos los gobiernos de la
Concertación y la Nueva Mayoría litigaron ante el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) para impedir que
el Estado chileno indemnizara a los propietarios españoles del diario
El Clarín por la decisión de Pinochet de clausurarlo y apoderarse de
todos sus bienes. Un juicio que después de tres décadas le dio
finalmente la razón a Víctor Pey* y a la Fundación Presidente Allende y
acaba de dictaminar la obligación de Chile de compensar a los dueños del
matutino con varios millones de euros o dólares por el perjuicio
ocasionado el que, sin duda, también representaba una grave transgresión
a la libertad de prensa.
Mucho podría hacer la Ministra
Secretaria General de Gobierno para que la actual administración no siga
dilatando tan justo acto de reparación. Que se comprometa a mediar ante
nuestro Jefe de Estado para que cumpla con la sentencia de este
tribunal internacional. Con lo que, además, se posibilitaría la
reaparición del diario que hasta hoy puede demostrar que es el de mayor
circulación de nuestra historia, aunque en la actualidad está reducido
solo a una versión electrónica.
La reaparición de Clarín sin duda
contribuiría a la diversidad informativa que sigue tan ausente en
nuestro sistema de medios, donde impera tanto la uniformidad de los
contenidos de la TV, radio y periódicos, así como la desinformación
popular señalada por la ministra en su columna. Podría alentar, con
ello, a que se cumpla con lo que el mismo diputado Boric prometió
respecto de este diario silenciado y que hoy busca reaparecer con la
indemnización ya definida.
*Víctor Pey Casado (1915-2018): combatiente de la Columna Durruti en defensa de la República española, emigró a Chile en 1939. Amigo personal de Salvador Allende y de Pablo Neruda. Además de participar en la construcción de obras como el puerto de Arica, Pey, ingeniero de profesión, se dedicó al periodismo. Comenzó escribiendo columnas en el diario La Hora, y terminó adquiriendo el Clarín de manos de Darío Saint Marie. "Chile para mi significó la libertad. Aquí me enamoré, aquí construimos con mi hermano casas, obras públicas, obras de agua potables, caminos, puertos", afirmó Pey en 2015, al recibir una medalla rectoral en la U. de Chile por su centenario. Clarín fue el periódico más exitoso de la historia de Chile, llegando a vender hasta 500.000 copias en un día. [NdE Tlaxcala]