La perle du jour

 « Le public n'est plus dupe des mensonges propagandistes qui résonnent dans les médias. Ces lettres ont été écrites par un petit groupe de radicaux, manipulés par des organisations financées par des fonds étrangers dans le seul but de renverser le gouvernement de droite. Ce n'est pas une vague. Ce n'est pas un mouvement. C'est un petit groupe de retraités bruyant, anarchiste et déconnecté, dont la plupart n'ont pas servi [dans l’armée] depuis des années ». C’est ainsi que Netanyahou a réagi aux pétitions qui se succèdent en rafales, émanant de centaines et de milliers de réservistes de l’armée de l’air, du corps médical militaire, de la marine, demandant au gouvernement d’arrêter de bombarder Gaza pour épargner les Israéliens encore captifs [les fameux « otages », qui sont encore une trentaine en vie plus une trentaine à l'état de cadavres]]. Bibi, qui a 75 ans, n’a pas l’intention, quant à lui de devenir un paisible retraité, ni bruyant ni silencieux. Les pilotes signataires de la première pétition seront rayés des cadres de l’armée génocidaire, ce qui est une bonne chose.

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29/07/2021

El fotógrafo sirio Bassam Khabieh da testimonio en su libro “Witnesses to War” de los niños bombardeados de Siria

 

John Washington y Elise Swain, The Intercept, 25/7/2021

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Bebé rescatado de entre los escombros por los Cascos Blancos y miembros de la comunidad de Duma, Siria, el 7 de enero de 2014. “Conozco al niño”, dijo Bassam Khabieh a The Intercept. “Se quedó huérfano dos años después… Eso es la guerra. Es demasiado duro para todos. Este libro está dedicado a esos niños”.
(Foto: Bassam Khabieh/Reuters)
 

En su libro “Testigos de la guerra”, el fotógrafo Bassam Khabieh confronta al mundo con la vida y la muerte en la guerra siria, que dura ya más de diez años.

En 2020, un padre joven en Idlib, Siria, publicó un video de él mismo haciendo reír a su hija de cuatro años al escuchar unas bombas que cada vez sonaban más cerca. En el video, se puede escuchar un estruendo, después, la pequeña de mejillas rosadas, de pie en un sofá junto a su padre, estalla en carcajadas. Entre chillidos, dice: “¡Sí, es muy divertido!”

El video capta la paradoja de Siria: en medio del sufrimiento, la destrucción y la muerte generalizados, la vida continúa de alguna manera. Esta perseverancia dolorosa se refleja conmovedoramente en “Witnesses to War: The Children of Syria” [Testigos de la guerra: Los niños de Siria], un nuevo libro de fotografías de Bassam Khabieh.

En 2011, cuando se inició el conflicto, Khabieh se vio obligado a tomar fotografías no porque quisiera ser fotógrafo, sino porque estaba en posición única para documentar su propia comunidad y los horrores que estaba soportando. Como informante cuyas fotografías pronto se distribuyeron por todo el mundo, Khabieh se convirtió en un reportero gráfico que se negó a mirar hacia otro lado cuando el país empezó a arder a su alrededor. Tomó fotografías de sus amigos, parientes y comunidad mientras sucumbían a los bombardeos, los ataques químicos, el empobrecimiento causado por los bloqueos y por una despiadada guerra de desgaste.

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