Reinaldo Spitaletta, Sombrero de mago,
7-3-2023
¡Cómo se ha banalizado el Día Internacional de la Mujer! Es apenas una caricatura, vaciado de historia y de memoria. Se ha dicho que el capitalismo es experto en erigir en mercancía lo que en otro tiempo fue una amenaza a su estabilidad y a sus imposiciones. Aquello que emergió como reivindicación social, con protestas populares, con alzamientos, con muertes y muchas heridas, con sangre, hay que volverlo frivolidad, porque así se puede vender y despojar de contextos.
A las luchas por reivindicaciones económicas de las obreras se sumaron las de derechos políticos, como el del sufragio y por la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres. Al fragor de las contiendas en Estados Unidos hubo muestras heroicas de huelgas y movimientos, como los muy célebres de los Mártires de Chicago, que originaron la creación mundial del Primero de Mayo. Los inmigrantes, a montones, se convierten en mano de obra barata de fábricas, como las textileras, con mayoría de trabajadoras.
En La otra historia de los Estados Unidos, Howard Zinn muestra descarnados paisajes de obreros explotados hasta la médula y da cuenta de las numerosas luchas de mujeres y hombres por la dignidad y una vida mejor. Un poeta popular, Edwin Markham, escribió en la revista Cosmopolitan sobre las miserables condiciones laborales: “en habitaciones sin ventilación, las madres y los padres cosen día y noche… y a los niños que están jugando, los patronos los llaman para trabajar junto a sus padres”.