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02/09/2024

Trato arbitrario a los refugiados gazatíes en Francia


La justicia francesa ante el dilema de expulsar a los palestinos

A pesar de las decisiones prefectorales de expulsión, los jueces no pueden validar estas solicitudes debido a la situación sobre el terreno. La detención de algunos extranjeros se prolonga, a pesar de que este sistema sólo debería aplicarse a aquellos cuya expulsión es inminente.

Christophe Ayad y Julia Pascual, Le Monde, 30-8-2024

Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

 Fue la sexta persona que compareció ante el juez de libertades y detención el miércoles 28 de agosto. En este anexo del tribunal de primera instancia contiguo al centro de retención administrativa (CRA) de Mesnil-Amelot (Seine-et-Marne), el juez se pronuncia cada día sobre la prórroga de la retención de extranjeros solicitada por la administración. A tiro de piedra, los aviones despegan continuamente de las pistas del aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle.



El centro de retención administrativa de Mesnil-Amelot (Seine-et-Marne), el 6 de mayo de 2019.
CHRISTOPHE ARCHAMBAULT / AFP

En principio, las personas en retención administrativa deben ser deportadas en un plazo máximo de noventa días. Pero Issa (las personas citadas fueron anonimizadas) no tiene prácticamente ninguna posibilidad de ser deportado. Y por una buena razón: es de Gaza. Su abogado, Samy Djemaoun, alegó aquel día: «No hay ninguna perspectiva de que sea deportado», a pesar de que la ley establece que un extranjero sólo puede ser retenido «durante el tiempo estrictamente necesario para su salida».En Gaza hay una situación de violencia indiscriminada, no hay un metro cuadrado que no sea bombardeado, así que ir a Gaza significa ir a matarse», argumentó Djemaoun. “Y Palestina no tiene control sobre sus fronteras exteriores, por lo que pedir a Palestina un salvoconducto consular no tiene sentido”.

Sin embargo, eso es lo que hizo el prefecto de Seine-Saint-Denis, que en agosto detuvo a Issa y pidió a las autoridades palestinas que permitan su deportación, a pesar de que Francia no reconoce el Estado palestino. Este hombre de 34 años, padre de dos hijos franceses y esposo de una francesa, llegó a Francia en 2010. En junio de 2022 fue condenado a cuatro meses de prisión con suspensión de pena y a cinco años de prohibición de entrada en Francia por introducir ilegalmente en el país a dos sirios. Su nombre también aparece -aunque no ha sido condenado- en casos de robo, violencia, daños a la propiedad privada y fraude. Para las autoridades francesas, constituye una «amenaza para el orden público».

“Aberración”

A última hora del miércoles, el juez decidió finalmente ponerle en libertad, alegando una irregularidad procesal. Varios otros como él han sido retenidos. En total, desde principios de año, y según datos recopilados por Le Monde a partir de varias asociaciones que trabajan en los CRA, casi una veintena de ciudadanos palestinos han sido detenidos. Según el Ministerio del Interior, tres siguen retenidos. En cada ocasión, Francia se ha dirigido a las autoridades consulares palestinas con vistas a su identificación y expulsión. Sin embargo, ninguna de estas personas ha sido deportada a Palestina.

En cambio, algunos fueron devueltos a un Estado del que eran ciudadanos, como la activista palestina de extrema izquierda Mariam Abudaqa, que debía participar en varias conferencias sobre el conflicto israelo-palestino y que fue expulsada a Egipto en noviembre de 2023. Algunos palestinos también fueron expulsados a otro país europeo donde tenían permiso de residencia o una solicitud de asilo pendiente. Otros fueron finalmente puestos en libertad. Para Claire Bloch, de la Cimade, una asociación de ayuda a migrantes, “es una aberración que los jueces prolonguen la retención cuando no hay posibilidad de deportación a Palestina. Y si la hubiera, se estaría violando el artículo 3 del CEDH [Convenio Europeo de Derechos Humanos], que prohíbe la tortura”.

Sin embargo, en una decisión fechada el 16 de junio, un juez de Burdeos prorrogó la retención de un ciudadano de Gaza con el argumento principal de que «se ha notificado a las autoridades consulares de Palestina e Israel». Hoy sigue retenido. En otra decisión dictada el 17 de julio, esta vez por un juez de Lille, se prorrogó 30 días la retención de un palestino alegando que «se había solicitado un salvoconducto consular a la misión palestina en Francia», aunque no se había recibido respuesta.

Según una fuente del Ministerio de Interior, «no existe a priori ninguna prohibición de expulsión a ningún país, aunque pueda haber imposibilidades técnicas o diplomáticas». Esta fuente afirma también que algunas personas que reclaman la nacionalidad palestina son en realidad de otro país.

“Riesgo de trato inhumano”

“Las personas retenidas son principalmente extranjeros que representan una amenaza para el orden públic”, añade Place Beauvau [sede del ministerio de interior]. Esto se refleja, en particular, en las condenas penales que implican la inadmisibilidad. La administración no duda en alegar este punto ante el juez de libertades y detención. “La retención no debe ser un medio de regular la seguridad”, afirma Claire Bloch. “Es un abuso de la ley de inmigración con fines represivos”.

El jueves 29 de agosto, el Sr. Djemaoun acudió al tribunal para defender a otro palestino, Youssef, detenido desde el 9 de agosto en Mesnil-Amelot. El prefecto de Seine-Saint-Denis decidió expulsarlo tras una serie de condenas, entre ellas una segunda por manipulación de teléfonos móviles robados y la prohibición de entrar en territorio francés. El 23 de agosto, el tribunal administrativo de Montreuil anuló la decisión de determinar el país de devolución alegando que su expulsión a Palestina le expondría a “un riesgo de trato inhumano o degradante”, en violación del artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Sin embargo, un juez de Meaux rechazó su solicitud de puesta en libertad. Ha recurrido esta decisión. “El prefecto, a pesar de la anulación del país de retorno, pidió a Marruecos que lo acogiera. ¿Por qué Marruecos? No lo sabemos”, ironizó Djemaoun ante el juez. “Si no hay posibilidad de salida, ¿qué hace mi cliente retenido?” Al abogado de la prefectura  le cuesta responder por qué ha elegido Marruecos, país con el que Youssef no tiene ninguna relación. El 29 de agosto, el juez decidió finalmente mantenerlo en retención alegando que la prefectura había hecho «gestiones» -sin respuesta hasta el momento- para deportarlo a Marruecos.

Durante su retención administrativa en Mesnil-Amelot, Youssef, que vivía en Francia desde 2003, solicitó asilo. La Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas rechazó su solicitud porque no se presentó el día de la entrevista programada: estaba enfermo y había avisado de su indisponibilidad. Tiene intención de recurrir ante el Tribunal nacional del derecho de asilo.

15/07/2024

FADWA ISLAH
Después de Argelia, Marruecos: nuevas revelaciones sobre los vínculos de Jordan Bardella con el Magreb


Fadwa Islah, Jeune Afrique, 28/6/2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

 Después de investigar los orígenes argelinos del presidente de la Agrupación Nacional, Jeune Afrique siguió los pasos de su abuelo paterno, hasta Casablanca. Revelaciones exclusivas.

    

 

Si el presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, nunca ha dejado de resaltar sus orígenes italianos, sobre todo para ilustrar el modelo de asimilación que defiende políticamente, siempre ha ignorado los vínculos de su familia con el Magreb.

Permiso de residencia

En primer lugar, los de su bisabuelo Mohand Séghir Mada, un trabajador inmigrante argelino que llegó desde Cabilia, en Francia, en los años 1930. Pero también los de su abuelo paterno, Guerrino Bardella. Él se casó por primera vez con Réjane Mada, de la rama familiar argelina, y la pareja dio a luz, en 1968, a Olivier Bardella, el padre del putativo futuro Primer Ministro francés [este artículo fue publicado antes de la primera vuelta electoral, NdT]. Posteriormente, la pareja se divorció y Guerrino se instaló en Marruecos, donde se casó con su segunda esposa, una marroquí, llamada Hakima.

Aunque se desconoce la fecha exacta del matrimonio, lo menos que puede decirse es que se remonta a varios años atrás -el último permiso de residencia de Guerrino Italo Bardella en Marruecos obtenido por “reagrupación familiar”, según la información a la que ha tenido acceso Jeune Afrique, se expidió en 2016 por un periodo de diez años.

Esto significa que no era su primer permiso de residencia en Marruecos, sino una renovación.

Conversión al Islam

Con su nueva esposa, este pensionista, qui cumplió 80 años el 1° de abril de 2024, vive felizmente en Casablanca, en el barrio Bourgogne. Su matrimonio con Hakima implica que se ha convertido al islam, de acuerdo con la ley vigente en Marruecos, que estipula que un ciudadano no puede casarse con un extranjero de confesión no musulmana si antes no se ha convertido oficialmente ante un adul (autoridad jurídica religiosa) y varios testigos.

Guerrino Bardella es conocido como carpintero y ebanista, trabaja en círculos de expatriados y entre la burguesía marroquí, y está registrado en el Reino como ciudadano italiano. Como muchos de sus compatriotas que viven en la capital económica de Marruecos, es asiduo desde hace tiempo al restaurante del Círculo Italiano “Chez Massimo”, en el bulevar Bir Anzarane del barrio Maarif.

Un futuro mejor

Nacido en 1944 en Alvito, provincia de Frosinone, en la región italiana del Lacio, en el seno de una familia de cuatro hijos -tiene una hermana, Giovanna, y dos hermanos: Honoré Roger y Silvio Ascenzo, los tres fallecidos-, este hijo de albañil llegó a Montreuil (Francia) en 1960, en busca de un futuro mejor. En 1963 se casó con Réjane Mada, hija de Mohand Séghir Mada.

Poco se sabe de la relación de Jordan Bardella con su abuelo, que se había convertido al Islam y se había establecido en Marruecos. Menos aún se sabe de su relación con sus orígenes argelinos, que el Presidente de la RN nunca ha mencionado públicamente.

26/06/2024

Los orígenes argelinos de Jordan Bardella: investigación de un tabú

Farid AlilatJeune Afrique, 24/6/2024

Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

El bisabuelo de Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional, era un trabajador inmigrante argelino. Se instaló en la región francesa de Lyon a principios de los años treinta. Investigamos a este abuelo en su pueblo de Cabilia y en París.

 Jordan Bardella à Villepinte le 19 juin 2024. © Daniel Dorko / Hans Lucas / Hans Lucas via AFP

Jordan Bardella en Villepinte el 19 de junio de 2024. Daniel Dorko / Hans Lucas vía AFP

Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional y posible futuro Primer Ministro, nunca habla de los orígenes argelinos de su bisabuelo. En la familia Bardella, el tema se silencia. En el antiguo Frente Nacional de Marine Le Pen, la cuestión es tabú. Sin embargo, Mohand Séghir Mada, bisabuelo de Bardella, procedía de la Cabilia argelina.

Jeune Afrique fue en busca de este abuelo y de su familia, a su pueblo natal de Guendouz, cabecera del municipio de Aït Rzine, en la wilaya (departamento) de Bejaïa*. Eran los años veinte. Argelia era entonces “francesa” y, en este pequeño pueblo aferrado a las montañas que se asoman al valle del Soummam, la población sobrevivía cultivando exiguos campos de olivos y criando cabras y ovejas. Aquí, como en el resto de la Cabilia, la pobreza está por todas partes. En aquella época, Albert Camus, escritor y futuro Premio Nobel de Literatura, estaba tan conmovido por ella que dedicó una serie de reportajes al tema, que aparecieron en el periódico Alger Républicain en 1939 bajo el título “Misère de Kabylie” ("Miseria en Cabilia").

Aquí no había fábricas, ni granjas coloniales, ni fábricas que dieran trabajo y evitaran el hambre. De hecho, fue esta miseria y el hambre lo que empujó a cientos de miles de cabilios a emigrar a Francia desde principios del siglo XX para trabajar en las fábricas y minas de la metrópoli. En el pueblo de Guendouz, la familia Mada lucha por sobrevivir. Tal es su miseria que Tahar Mada y sus dos hijos Bachir, el mayor, y Mohand Séghir, el menor, se ven obligados a vender sus olivares o a hipotecar algunos de ellos.

 Guendouz, dans la wilaya (département) de Bejaïa, le village natal de Mohand Séghir Mada.

Guendouz, en la wilaya de Bejaïa, pueblo natal de Mohand Séghir Mada.

Lo único que quedaba para alimentar a la familia era tomar el barco hacia Francia. En 1930, Mohand Séghir Mada y su hermano mayor Bachir salieron de su pueblo rumbo a la Francia metropolitana. Tras llegar a Marsella, el bisabuelo de Jordan Bardella se trasladó a la región de Lyon, donde en aquella época ya había varios miles de inmigrantes argelinos trabajando en fábricas textiles. Según Moussa Mada, hijo de Bachir Mada, que ahora tiene 90 años, los dos hermanos trabajaban en una fábrica de tintes en Villeurbanne.

Bachir Mada es una hormiga que envía regularmente dinero a su familia. Su hermano, Mohand Séghir, fuerte y robusto como un leñador canadiense, es una cigarra que ama la vida francesa. Se dice que es un bebedor. Para un joven llegado de una Cabilia sumida en la pobreza, las tentaciones de la vida en una ciudad moderna son grandes. Mohand Séghir disfruta tanto de la vida en el Lyon de los años 30 que desaparece en el aire sin dar noticias a su hermano mayor ni a su familia en Cabilia.

30/05/2024

JEAN-LUC MÉLENCHON
Francia: el momento de la bandera palestina

Jean-Luc Mélenchon, 29/5/2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

En primer lugar, es una imagen. ¡Un trozo de tela es una cosa tan pequeña! Sébastien Delogu, diputado insumiso por Marsella, está de pie, con su alto cuerpo extendido, sosteniendo la bandera palestina.

 

Es un gesto simbólico, por supuesto. Pero los símbolos siempre conllevan una fuerza singular, global, abarcadora. De repente, el inmenso hemiciclo queda absorbido por completo en estos minúsculos centímetros cuadrados coloreados. Entonces el marco explota. El genocidio grita su angustia. Los rebeldes se ponen en pie, gritan su apoyo a la resistencia. Nada les representa mejor en este momento que este hombre, uno de los suyos, ellos mismos grandes, en estos preciosos minutos. Alma Dufour dijo las palabras en su pregunta al Ministro, Sébastien mostró el camino. Desde los bancos de la derecha hasta el extremo derecho del hemiciclo, estallaron los desplantes de odio. Es el mundo tal como es, Francia tal como es, atrapados por un momento en la dura luz del símbolo que ilumina lo más profundo de cada uno de nosotros.

 

Foto del 10 de octubre 2023 de Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea nacional francesa. Nieta de inmigrantes polacos y alemanes judíos, fue socialista antes de convertirse al macronismo

Y luego está el rostro de la Presidenta de la Asamblea, convulsionado por el odio. Explota de rabia, con los ojos desorbitados, vociferante. Algo está fuera de control en ella. Por supuesto, es indigna de su cargo. A los ojos del mundo, la Presidenta de la Asamblea Nacional francesa, ya vista en uniforme militar en Tel Aviv, sufre un ataque de nervios ante la bandera palestina. Frente a lo que no puede soportar, no puede reaccionar más que en el extremo: golpear al máximo de su fuerza y de su poder, sin freno ni contención. En tres años habrá castigado a más diputados que todos sus predecesores desde el inicio de la V República. Está utilizando de nuevo el látigo.

Está inventando normas para encubrir su violencia. Sólo la bandera francesa tendría cabida en la asamblea, dice. Como si no recordáramos la bandera ucraniana en el hemiciclo del Senado, o a su presidente, el Sr. Larcher, que se jactaba de ello "como signo de solidaridad". Como si toda esa gente no hubiera acudido ya al hemiciclo con pins de Israel. Así que su reacción no fue una reacción normal, conforme al reglamento. Entonces, ¿se trata sólo de odio partidista, a lo Meyer Habib*? No lo creo. Creo que, literalmente, no quiere ver esa bandera. Por lo que significa en ese momento en que es ondeada, sola y desarmada. Esta bandera muestra tantas cosas que son invisibles sin ella. Muestra los rostros del genocidio. Los rostros que vimos en esos vídeos desde la escena del crimen. Y esta Presidenta se convierte una vez más en un ser humano aterrorizado por las consecuencias de sus propios actos. No quiere verlo. Su reacción es como si de repente se hubiera visto en un espejo, sentada sobre una pila de cadáveres, en el barro de los campos de refugiados.

No es la bandera lo que ve. Se vio a sí misma como cómplice de un crimen. Se vio a sí misma en el campo del mal absoluto. Del que seguirá siendo la más cobarde cómplice durante generaciones. Es la indigna Francia que mira hacia otro lado cuando tiene ante sus ojos un genocidio. Por eso ya no puede controlarse, como muestran las imágenes. Porque esto es un genocidio, ¡dice la bandera!

Netanyahu ha bombardeado sesenta veces desde que el Tribunal Internacional de Justicia le pidió que detuviera inmediatamente toda acción militar en Rafah. Bombardeará de nuevo. Una y otra vez. Esto no es un incidente de guerra. Es deliberado. Los asesinatos son necesarios a sus ojos para poder reclamar y colonizar cada metro de tierra. No es un incidente, no es al azar. Un genocidio metódicamente planeado. Y llevado a cabo de tal manera que demuestra que nada ni nadie puede hacer nada contra los autores.

Eso es lo que anunció Meyer Habib cuando, radiante en la Cámara, repitió la lista de crímenes cometidos por su querido amigo Netanyahu, tal y como la enunció el diputado rebelde Léaument: "¡Y aún no ha terminado! ¡Aún no ha terminado! La vergüenza y el deshonor marchan a su lado. Aún no ha terminado. Netanyahu matará y volverá a matar. Ha convertido a su país en el paria de las naciones para millones de seres humanos sin prejuicios. Ha dado a conocer a todos aquellos que tienen el poder de actuar, y que no hacen nada, sus cómplices. Basta con nombrarlos y señalarlos con el dedo, sin hacer nada más, para que los veamos tal como son, con el rostro de la inhumanidad más allá de la frontera del mal.

La señora Presidenta es cómplice de Netanyahu. Bastó que ondeara una bandera para que esto se supiera en todo el país y en toda Europa. Sólo un trozo de tela sostenido a distancia. Se está produciendo un genocidio y ella piensa que ondear la bandera de las víctimas para denunciarlo debe castigarse con la pena más severa. Está en el lado equivocado de la historia.

Con el paso de las semanas, el palestino se ha convertido en el rostro de los oprimidos, sean quienes sean. El despreciado por los poderosos, aquel cuya humanidad se niega hasta el punto de que es aceptable eliminarlo. Con el paso de las semanas y del genocidio, esta bandera, después de la de Nelson Mandela en la época del apartheid, se ha convertido en un mensaje universal de fraternidad humana. Se mantiene contra viento y marea, contra insultos e intimidaciones, contra citaciones, detenciones policiales y prohibiciones.

Aquí está Delogu de pie, y sobre sus hombros todos los que no veríamos si no fuera porque sus grandes brazos sostienen esta bandera en lo alto de la refriega. Como un pájaro fuera de su jaula volando al viento libre. Gracias, Sébastien.

NdT
*Meyer Habib (París, 1961), hijo de tunecinos judíos y amigo personal de Netanyahu, es diputado francés de derecha (los llamados Republicanos) representando los electores franceses de Israel. Sionista rabioso, fue miembro activo del grupo terrorista Betar y se ha hecho un portavoz de la guerra de exterminación lanzada por Israel en octubre de 2023.

20/02/2024

“A los grandes hombres, la patria agradecida”: la nueva panteonada de Macron

Así, el 21 de febrero, dos nuevos “metecos” entrarán en el Panteón: Missak y Mélinée Manouchian, armenios, apátridas, comunistas y combatientes de la Resistencia, se unirán a Joséphine Baker, Simone Veil y otros 80 “grandes hombres” (entre ellos, 8 mujeres) en este “templo republicano” cuya cúpula está coronada por una cruz cristiana, en el más puro espíritu del laicismo a la francesa.

Una cruz cuyas apariciones y desapariciones han seguido los cambios de régimen de los últimos 244 años. La Convención de 1791 convirtió la iglesia de Sainte-Geneviève , construida antes de la Revolución, en un “Panteón” inspirado en el Panteón de Roma, para enterrar a Mirabeau, Voltaire, Rousseau, Descartes y otros. Napoleón I la transformó en iglesia, Luis Felipe volvió a secularizarla en 1830, antes de que Napoleón III la convirtiera en lugar de culto cristiano, luego la Comuna de París aserró los  brazos de la cruz, colgando en ella una bandera roja. El Orden moral instaurado por los versalleses, que masacraron a los comuneros -uno de los cuales, el periodista Jean-Baptiste Millière, fue fusilado de rodillas en la escalinata del Panteón-, restauró la cruz, y en 1885 la República enterró allí a Víctor Hugo con gran pompa y ceremonia. El que había escrito en 1852 en su panfleto Napoleón el pequeño: “Él [Napoleón III] clavó un clavo sagrado en el muro del Panteón y colgó de este clavo su golpe de Estado”.

Y ninguna de las repúblicas que se han sucedido desde entonces se ha preocupado por la presencia de esta cruz en lo alto del “Templo”. La cruz tampoco molesta a los francmasones que convencieron a Macron para que honrara a esos dos terroristas apátridas, Missak y Mélinée.

Así pues, nuestros dos armenios serán homenajeados el miércoles en presencia de Madame Le Pen, que acaba de acoger en las filas de su partido a Fabrice Leggeri, que dimitió de su cargo de director de la agencia Frontex en 2022 para evitar los inconvenientes de una investigación sobre sus prácticas ilegales de devolución de solicitantes de asilo a sus países y se prepara para un cómodo final de su carrera como eurodiputado.

Si los Manouchian y sus camaradas polacos, italianos, españoles, húngaros y rumanos hubieran vivido en la Europa del siglo XXI, probablemente no habrían sido fusilados, sino simplemente internados en centros de detención y enviados de vuelta en chárteres a los infiernos de los que habían huido. Si Macron hubiera verdaderamente querido honrar a los metecos FTP-MOI (Francotiradores y Partisanos- Mano de Obra Inmigrada) que murieron por Francia, debería haber incluido en el Panteón a los 23 mártires del 21 de febrero de 1944, como pedían los firmantes del llamamiento que figura a continuación. Pero era pedirle demasiado-FG

“Missak Manouchian debería ir al Panteón con todos sus compañeros”

Colectivo,  Le Monde, 23/11/2023

Mientras que los resistentes Missak y Mélinée Manouchian entrarán en el Panteón el 21 de febrero de 2024, sus 22 compañeros del grupo FTP-MOI también merecen este honor, afirma un colectivo de descendientes de estos mártires e intelectuales, entre ellos Costa-Gavras, Delphine Horvilleur, Patrick Modiano, Edgar Morin y Annette Wieviorka, en una tribuna publicada en Le Monde.

 

Mural del pintor Popof en homenaje al grupo Manouchian, esquina de la rue du Surmelin y la rue Darcy, Ménilmontant, París 20 (Foto Marie-José PL)

Señor Presidente de la República, le escribimos esta carta con la esperanza de evitar una injusticia. El 18 de junio anunció usted su decisión de que los restos mortales de Missak Manouchian y su esposa, Mélinée, fueran trasladados al Panteón en febrero de 2024, con motivo del octogésimo aniversario del martirio del grupo de resistencia contra la ocupación nazi y sus colaboradores franceses. El 21 de febrero de 1944, veintidós hombres fueron fusilados en el Mont-Valérien. La única mujer de su red fue decapitada en Stuttgart el 10 de mayo de 1944.

Retrato de Manouchian en la prisión de Fresnes, por Christian Guémy alias C215

Nos alegramos de su decisión. Con ella se pone fin a un largo periodo de olvido y se reconoce la contribución decisiva de los resistentes internacionalistas a la liberación de Francia y al restablecimiento de la República. Manouchian y sus compañeros pertenecían a los Francotiradores y partisanos – Mano de obra emigrada (FTP-MOI), una unidad de la Resistencia comunista compuesta en su mayoría por extranjeros, refugiados e inmigrantes. “Veintitrés extranjeros y, sin embargo, nuestros hermanos”, recordaba Louis Aragon al homenajearlos en su poema “L'Affiche rouge” [El cartel rojo], en el que evocaba sus nombres “difíciles de pronunciar”.

Plaza Henri-Krasucki, distrito 20 de París

En estos tiempos inciertos, en los que se ciernen nuevas sombras, en los que amenazan la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y todas las formas de rechazo del otro, del extranjero y del diferente, este homenaje patriótico y republicano es un mensaje de fraternidad que recuerda que Francia siempre ha estado hecha del mundo, de la diversidad de sus pueblos y de la pluralidad de sus culturas gracias a la contribución de todas sus comunidades de origen extranjero. Es, sobre todo, un mensaje universal que subraya hasta qué punto los ideales de igualdad de derechos, sin distinción de nacimiento, credo o apariencia, proclamados inicialmente por la Declaración de los Derechos Humanos de 1789, por los que Manouchian y sus compañeros dieron su vida, pueden inspirar al mundo entero.

 

Sin olvidar a ninguno

Señor Presidente, es este mensaje el que se contradice con la decisión de incluir a Missak y Mélinée Manouchian, y sólo a ellos, en el Panteón. Probablemente ellos mismos no lo habrían entendido ni deseado. Aislar un solo nombre es romper la fraternidad de su colectivo militante. Distinguir a una sola comunidad es herir el internacionalismo que los animaba. Este grupo de resistentes comunistas no puede reducirse a Manouchian, que ciertamente, fue su jefe militar antes de que la propaganda alemana lo promocionara como jefe de una banda criminal. Y el símbolo que justamente representa para nuestros compatriotas de la comunidad armenia es indisociable de todas las demás nacionalidades y comunidades que compartieron su lucha y su sacrificio.

Señor Presidente, esperamos haberle convencido de que Missak Manouchian no puede entrar solo en el Panteón, aunque le acompañe su esposa. Son los veintitrés, todos juntos, los que componen la profundidad de esta historia, su historia que se ha convertido en nuestra historia, la historia de Francia, pasada y presente. Los veintitrés, sin olvidar ni uno solo: judíos polacos, republicanos españoles, antifascistas italianos y muchos otros.

Por eso le pedimos que se asegure de que le acompañen sus veintidós camaradas: el armenio Arpen Manoukian, el español Celestino Alfonso, los italianos Rino Della Negra, Spartaco Fontanot, Cesare Luccarni, Antoine Salvadori y Amedeo Usseglio, los franceses Georges Cloarec, Roger Rouxel y Robert Witchitz, los húngaros Joseph Boczov, Thomas Elek y Emeric Glasz, los polacos Maurice Füngercwaig, Jonas Geduldig, Léon Goldberg, Szlama Grzywacz, Stanislas Kubacki, Marcel Rajman, Willy Schapiro y Wolf Wajsbrot, y la rumana Olga Bancic.

Fueron veintitrés, “veintitrés que gritaron por Francia al caer”-otra vez Aragón-, veintitrés que hablaron de nuestra patria común, de su riqueza y de su fuerza. Veintitrés que, en un momento de reconocimiento nacional, son indisociables.

Firmado por : Juana Alfonso, nieta de Celestino Alfonso; Patrick Boucheron, historiador, profesor en el Collège de France; Michel Broué, matemático; Patrick Chamoiseau, escritor; Costa-Gavras, cineasta, Presidente de la Cinémathèque française; Elise Couzens y Fabienne Meyer, primas hermanas de Marcel Rajman; Michel, Patrice e Yves Della Negra, sobrinos de Rino Della Negra; René Dzagoyan, escritor; Jean Estivil, sobrino de Celestino Alfonso; André Grimaldi, profesor emérito de Medicina; Anouk Grinberg, actriz y artista; Jean-Claude Grumberg, escritor y director teatral; Yannick Haenel, escritor; Delphine Horvilleur, rabina y escritora; Serge y Beate Klarsfeld, historiadores; Mosco Levi Boucault, director de cine; Patrick Modiano, escritor, Premio Nobel de Literatura; Edgar Morin, sociólogo y filósofo; Edwy Plenel, periodista; Anne Sinclair, periodista; Thomas Stern, sobrino de Thomas Elek; Annette Wieviorka, historiadora, directora de investigación en el CNRS; Ruth Zylberman, escritora y directora.


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29/06/2023

JEAN-FRANÇOIS BAYART
¿Adónde va Francia?

 Jean-François Bayart, Le Temps, 8/5/2023
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

Jean-François Bayart (Boulogne-Billancourt, 1950), especialista en sociología histórica y comparada de la política, es profesor en el IHEID de Ginebra, donde ocupa la cátedra Yves Oltramare de “Religión y política en el mundo contemporáneo”. También es titular de la Cátedra de Estudios Africanos Comparados de la Universidad Politécnica Mohamed VI (Rabat). Es autor de varios ensayos, entre ellos L'Illusion identitaire (Fayard, 1996) y Le Gouvernement du monde (Fayard, 2004). Ha publicado L'impasse national-libérale, Globalisation et repli identitaire (La Découverte, 2017) y L'énergie de l'État, Pour une sociologie historique et comparée du politique (2022). Publicaciones

OPINIÓN. Según Jean-François Bayart, profesor del IHEID, Francia está entrando de lleno en el campo de las democracias “antiliberales”. Para él, Emmanuel Macron vive en una realidad paralela y juega con fuego.

 Agentes de policía armados custodian el Consejo Constitucional, poco antes de su decisión de rechazar un referéndum sobre la reforma de las pensiones. París, 3 de mayo de 2023 - © YOAN VALAT / keystone-sda.ch

¿Adónde va Francia? se pregunta Suiza. La respuesta equivocada sería detenerse en la burla culturalista de los galos eternamente descontentos. La crisis es política. Emmanuel Macron se proclama miembro del “extremo centro” encarnado a lo largo de la historia de Francia por el Directorio, el Primer y el Segundo Imperio, y diversas corrientes tecnocráticas sansimonianas. Es el último avatar de lo que el historiador Pierre Serna llama el “veneno francés”: la propensión al reformismo estatista y antidemocrático a través del ejercicio cameral y centralizado del poder.

El conflicto de las pensiones es un síntoma del agotamiento de este gobierno de extremo centro. Durante treinta años, no han faltado advertencias, que las sucesivas mayorías han desoído con un gesto de la mano, clamando corporativismo, pereza e infantilismo del pueblo. Administrada de forma autoritaria y a menudo grotesca, la pandemia de Covid-19 sirvió de prueba de choque para los servicios públicos de los que el país se enorgullecía y que, además de sus servicios, proporcionaban parte de su identidad.

Emmanuel Macron, con todo su estilo jupiteriano, está exacerbando la aporía en la que ha caído Francia. Nunca ha habido nada “nuevo” en él, y su postura de hombre “providencial” es una figura trillada del repertorio bonapartista. No puede imaginar otra cosa que el modelo neoliberal del que es puro producto, aunque sea combinándolo con una concepción cursi de la historia nacional, a medio camino entre el culto a Juana de Arco y la fantasía reaccionaria del Puy du Fou. Su ejercicio del poder es el de un niño inmaduro, narcisista, arrogante, sordo a los demás, bastante incompetente, sobre todo en el frente diplomático, cuyos caprichos tienen fuerza de ley desafiando la Ley o las realidades internacionales.

Podría ser gracioso si no fuera peligroso. La prohibición del “uso de aparatos de sonido portátiles” para evitar que los opositores armen jaleo, el acordonamiento policial de los lugares por donde transita el Jefe del Estado, el lanzamiento de campañas de rectificación ideológica contra el “wokismo”, la “teoría de género”, el “islamo-gauchisme” “islamozquierdismo”, el “ecoterrorismo” o la “ultraizquierda” son sólo algunas de las muchas pequeñas pistas que no engañan al especialista en regímenes autoritarios que soy. Francia está entrando de lleno en el campo de las democracias “iliberales”.

Un arsenal represivo a disposición de los  poderes siguientes

Algunos gritarán exageración polémica. Yo les pediría que se lo pensaran dos veces, teniendo en cuenta, en primer lugar, la erosión de las libertades civiles en nombre de la lucha contra el terrorismo y la inmigración desde hace al menos tres décadas y, en segundo lugar, los peligros que plantean desde este punto de vista las innovaciones tecnológicas en materia de control político y la inminencia de la llegada al poder de la Agrupación Nacional, a la que los gobiernos anteriores habrán proporcionado un arsenal represivo que hará superfluas nuevas leyes destructoras de libertades.

No se trata aquí de “buenas” o “malas” intenciones por parte del Jefe de Estado, sino de una lógica de situación a la que se presta y que favorece sin comprenderla necesariamente. Macron no es ni Putin ni Modi. Pero prepara el advenimiento de su clon en Francia. En el mejor de los casos, su política es la de Viktor Orban: aplicar el programa de la extrema derecha para evitar su acceso al poder.

En el contexto del hundimiento de los partidos gobernantes, un “bucanero” -por utilizar el término de Marx para referirse al futuro Napoleón III- se ha apoderado del botín electoral cuando Nicolas Sarkozy, François Hollande, Alain Juppé, François Fillon y Manuel Valls abandonan la escena. Le pareció “inteligente”, por seguir citando a Marx, destruir a la izquierda y a la derecha “al mismo tiempo” para instalarse en la comodidad de un cara a cara con Marine Le Pen. Pero Emmanuel Macron sólo fue elegido y reelegido gracias a los votos de la izquierda, ansiosa por conjurar la victoria de la Agrupación Nacional. Su programa, liberal y proeuropeo, nunca ha correspondido a las preferencias ideológicas de más de una cuarta parte del electorado, aparte del creciente número de votantes no inscritos y de abstencionistas que socavan la legitimidad de las instituciones.

Un Presidente ciego y despectivo

A pesar de esta obviedad, Emmanuel Macron, cuya formación y trayectoria le han hecho ajeno a las realidades del “Estado profundo”, y que fue elegido por primera vez a la magistratura suprema sin haber ocupado nunca el más mínimo cargo local o nacional, ha tratado de hacer prevalecer la combinación schmittiana de “Estado fuerte” y “economía sana” promulgando sus reformas neoliberales mediante ordenanzas, pasando por encima de los organismos intermedios y de lo que él llama el “Estado profundo” de la función pública, apoyándose en consultorías privadas o en consejos a-constitucionales como el Consejo de Defensa, reduciendo a Francia al estatus de “nación start-up” y dirigiéndola como un jefe que desprecia a sus empleados, los “galos refractarios”.

El resultado no se hizo esperar. El hombre que quería apaciguar a Francia provocó el movimiento social más grave desde mayo del 68, los Gilets jaunes [Chalecos amarillos], cuyo espectro sigue persiguiendo a la familia Macron. Con la mano en el corazón, Emmanuel Macron aseguró, al comienzo de la pandemia de Covid-19, que comprendía que no todo podía entregarse a las leyes del mercado. En varias ocasiones, prometió haber cambiado para calmar la indignación provocada por su arrogancia. Sin embargo, enseguida demostró que era incapaz de hacerlo. Mantuvo su rumbo neoliberal y se alió con Nicolas Sarkozy en 2022 para imponer una reforma financiera de las pensiones a pesar de la persistente oposición de la opinión pública y de todos los sindicatos, no sin ignorar sus contrapropuestas.

Ante el nuevo movimiento social masivo que le siguió, Emmanuel Macron se refugió en la negación y el sarcasmo. Reivindicó la legitimidad democrática, repitiendo que la reforma formaba parte de su programa y que había sido adoptada por una vía institucional validada por el Consejo Constitucional.

Una realidad paralela

Salvo que: 1) Emmanuel Macron sólo fue reelegido gracias a los votos de la izquierda, hostil al retraso de la edad de jubilación; 2) el pueblo no le dio la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas que siguieron a la elección presidencial; 3) el proyecto de ley trataba de los “principios fundamentales de la seguridad social”, que entran en el ámbito de la legislación ordinaria, y no de un proyecto de ley de “financiación de la seguridad social” (artículo 34 de la Constitución), una cláusula adicional legislativa que permitía utilizar el artículo 49.3 para imponer el texto; 4) el Gobierno se resignó a este procedimiento porque no contaba con mayoría positiva, sino con la ausencia de mayoría para tumbarlo al final de una moción de censura; 5) el Consejo Constitucional está compuesto por políticos y altos funcionarios, no por juristas, y se preocupa menos por el respeto del Estado de Derecho que por la estabilidad del sistema, como ya demostró con su aprobación de las cuentas fraudulentas de la campaña electoral de Jacques Chirac en 1995; 6) el abuso del procedimiento parlamentario suscitó la desaprobación de numerosos constitucionalistas y fue acompañado del rechazo de toda negociación social.

Como en 2018, Emmanuel Macron responde a la ira popular con violencia policial. Las infracciones de la libertad constitucional de manifestación, el uso de técnicas policiales de confrontación y la utilización de armamento de uso militar que causa lesiones irreversibles como abrasiones y mutilaciones han llevado a Francia a ser condenada por organizaciones de derechos humanos, el Consejo de Europa, el Tribunal de Justicia Europeo y las Naciones Unidas.

Frente a estas acusaciones, Emmanuel Macron se hunde en una realidad paralela y radicaliza su discurso político. Apenas reelegido gracias a los votos de la izquierda, incluidos los de La France insoumise, sitúa a esta última fuera del “arco republicano”, cuya delimitación reivindica como monopolio. Ve la mano de la “ultraizquierda” en las protestas contra su reforma. Justifica la violencia policial alegando que es necesaria para combatir la violencia de ciertos manifestantes.

Salvo que, una vez más 1) la negativa, recurrente desde la aportación de los votos de la izquierda a Jacques Chirac en 2002 y el puenteo parlamentario del no en el referéndum de 2005, a tener en cuenta el voto de los electores cuando disgusta o procede de una familia política distinta de la propia desacredita la democracia representativa, alimenta el deletéreo abstencionismo y anima a la gente a emprender acciones directas para hacer valer sus opiniones, no sin éxito en el caso de los Gilets jaunes y los jóvenes alborotadores nacionalistas corsos, a los que se concedió lo que se había negado a sindicatos y representantes electos; 2) el incumplimiento por parte del Estado de las sentencias judiciales cuando están en juego intereses agroindustriales lleva a los ecologistas a ocupar los emplazamientos de los proyectos conflictivos, a riesgo de enfrentarse a ellos; 3) la estigmatización de una ultraizquierda cuya importancia está por demostrar va de la mano del silencio del gobierno ante las agresiones de la ultraderecha identitaria y de los agricultores productivistas que multiplican sus ataques contra los ecologistas.

“Denunciar los excesos estructurales de la policía no significa pertenecer al black bloc

No es ser "amish" y querer volver a la "luz de las velas" para cuestionar el 5G o la incoherencia del gobierno cuando usa granadas para defender megapiscinas mientras las napas freáticas del país se secan. No es ser un bloque negro para denunciar los excesos estructurales de la policía. No hace falta ser de izquierdas para diagnosticar la creciente sobreexplotación de los trabajadores a medida que se precarizan los empleos, en nombre de la lógica financiera, para identificar el desvío de bienes públicos en beneficio de intereses privados, o para deplorar la “pasta loca” repartida entre las empresas más ricas y los contribuyentes. Tampoco hace falta ser un genio para darse cuenta de que la Macronía no ama a los pobres. Su única respuesta es criminalizar las protestas. Ahora quiere disolver la nebulosa Soulèvements de la terre, patrocinada por el antropólogo Philippe Descola, el filósofo Baptiste Morizot y el novelista Alain Damasio. Cuando el ministro de Interior Gérald Darmanin oye la palabra cultura, saca su LBD [Escopeta de Balas de defensa].

En esta carrera precipitada, se dio un paso decisivo cuando el gobierno atacó a la Ligue des droits de l'homme (Liga de Derechos Humanos). Al hacerlo, el gobierno de Macron se situó fuera del “arco republicano”. Esta asociación, surgida del asunto Dreyfus, es inseparable de la idea republicana. Sólo el régimen de Pétain se atrevió a atacarla. En todo el mundo, son los Putin y los Orban, los Erdogan y los Modi, los Kaïs Saïed y los Xi Jinping quienes hacen tales comentarios. Sí, Francia se está volcando.


 Mural de Lekto en Aviñón

 

 

09/06/2023

FAUSTO GIUDICE
Annecy, Francia: un amok “en nombre de Jesucristo”

Fausto Giudice, Tlaxcala, 9/6/2023

Amok, palabra derivada del vocablo malayo amuk que significa “furia incontrolable”, se refiere a los actos cometidos por personas -generalmente hombres- que repentinamente son presa de una locura asesina y llevan a cabo ataques con arma blanca contra individuos al azar en una carrera que generalmente termina con la muerte o el suicidio del agresor. Esta forma extrema de descompensación suicida, observada en Malasia y otros países, ha sido objeto de innumerables estudios etnológicos y psiquiátricos, obras literarias - de Rudyard Kipling a Romain Gary y Stefan Zweig - y películas (al menos 9 desde 1927).


Lo ocurrido a orillas del lago de Annecy en Francia el jueves 8 de junio de 2023 es un caso típico de amok: Abdelmasih Hannoun, sirio de 31 años, apuñaló a 4 niños pequeños delante de sus horrorizadas madres, y después a dos ancianos. Un joven, Henri, de 24 años, que pasaba por allí, intentó detenerle con su mochila, pero no lo consiguió. Eso fue todo lo que necesitó este estudiante de marketing, que actualmente recorre las catedrales de Francia, para convertirse en el “héroe de la mochila” de las llamadas redes sociales. La policía fue alertada e intervino, poniendo fin a la alocada carrera, sin matar al asaltante, disparándole en las piernas.

“Tal y como están las cosas, no tenemos pruebas que sugieran que había un móvil terrorista”, declaró la fiscal de Annecy, Line Bonnet-Mathis, en una rueda de prensa en el lugar de los hechos 6 horas después. Como el agresor no estaba bajo los efectos del alcohol ni de las drogas, la investigación se está centrando en sus antecedentes psiquiátricos y su estado psicológico. Los investigadores, que sin duda no han leído ni a Stefan Zweig ni a Émile Durkheim, tendrán mucho trabajo para explicar el desmadre.

A medida que pasaban las horas, iban apareciendo detalles sobre Abdelmasih Hannoun [traducción literal: Esclavo misericordioso del Mesías]: refugiado en Suecia, donde se casó con una sueca de Trollhättan conocida en Turquía, este cristiano sirio (“asirio”) de Hassaké, en el noreste de Siria, pasó unos diez años en Suecia antes de divorciarse y abandonar el país. Solicitó asilo en Francia, Italia y Suiza antes de que su primera solicitud de asilo en Suecia fuera finalmente aceptada el 26 de abril de 2023, lo que motivó la denegación de su solicitud en Francia, notificada el 4 de junio. Tras obtener un permiso de residencia permanente en Suecia en 2013, había solicitado la ciudadanía sueca a partir de 2017, que le fue denegada tres veces, a pesar de tener una hija, que ahora tiene 3 años, y de estudiar enfermería.

Durante su amok, este siervo del Mesías gritó dos veces: “En el nombre de Jesucristo” en inglés. Llevaba una cruz y, además del cuchillo, un libro de oraciones. Por ello, la policía no le disparó en la cabeza, lo que sin duda habría ocurrido si hubiera gritado “Allahu Akhbar”. Esto habría ahorrado al Sr. Ministro de Interior Darmanin el trabajo de devanarse los sesos sobre “coincidencias inquietantes” y habría calmado “el susto que abruma a nuestro país” (Aurore Bergé, líderesa del grupo Renacimiento de los diputados macronistas, que aprovechó el amok saboyano para denunciar la “pelea de trapoers” en la Asamblea Nacional sobre la reforma de las pensiones).

Así pues, podríamos añadir esta definición al Diccionario de las ideas recibidas de Gustave Flaubert:

Amok: una forma de terrorismo cuando el autor es musulmán, un acto meramente aterrador y perturbador cuando el autor es cristiano, incluso si es árabe y barbudo”.