كيف حولت زيارة غيفارا لفلسطين القضية للعالمية؟
El Che Guevara en Gaza: Palestina se convierte en causa mundial
Che Guevara in Gaza: Palestine Becomes a Global Cause
Grâce à la visite de Che Guevara à Gaza la Palestine devient une cause mondiale
كيف حولت زيارة غيفارا لفلسطين القضية للعالمية؟
El Che Guevara en Gaza: Palestina se convierte en causa mundial
Che Guevara in Gaza: Palestine Becomes a Global Cause
Grâce à la visite de Che Guevara à Gaza la Palestine devient une cause mondiale
Luis E. Sabini Fernández 5-6-2025
Hay una sensación, un desasosiego como cuando uno está
cerca del mar y ve venir una tormenta; el cielo oscureciéndose, la brisa
cediendo a vientos con rachas hasta desde diversos ángulos, el cielo encapotándose…
Así estamos viendo el panorama político, ya no (sólo)
local sino generalizado.
(por supuesto que no tenemos ni la menor idea si tal
acontece en Mongolia, en Costa Rica o en Hungría, pero es una situación que
trasciende de todos modos nuestras particularidades)
Donald Trump ha sido, a mi ver, definido con acierto como
el monarca que está cada vez más desnudo
(y algunos vamos intuyendo quiénes le han tejido el costoso traje invisible).
¿Cómo es posible que ante la selva que tanto rodea al
(único) jardín de la no tan casta Europa, sea precisamente Europa la que bata
los tambores de guerra? Desasosiego.
¿Y que tengamos algún otro monarca, surgido de elecciones
democráticas, que consulte a su perro, muerto? Desasosiego.
¿Y que la teocracia judía (de la cual se desmarcan algunos,
pocos, judíos) lleve adelante, −brutalidad y franqueza, inopinadamente
entrelazadas− un genocidio “en vivo y en directo”?
¿Y que Ucrania, aparezca cada vez más claramente como el
“chirolita” de servicios secretos israelo-británico-estadounidenses?
Tales políticas, recurrentes desde poderes dictatoriales,
generalmente se escamoteaban, se “calafateaban”.
Pero parece que hemos entrado en zona ideológica,
psíquica, sin calafateos.
Podríamos alegrarnos, hasta enorgullecernos del lenguaje
directo, sin tapujos, pero resulta que tales sinceramientos se llevan adelante
con descaro para reclamar aun mayor brutalidad, eliminación de barreras para desplegar
sevicias, descaro para ejercer un despotismo sangriento y resulta el “adecuado” para ajustar
poblaciones a una voluntad omnímoda.
El excelente Francisco Claramunt viene revelando esos
procederes en sus notas sobre el genocidio palestino y particularmente gazatí
en Brecha.[1]
En su última nota desenvuelve la trama de exportación de armas de control y
muerte, de Israel y sus pingües ganancias.
Pero no es seguramente la ganancia su principal aporte.
Porque el poder que da dichos despliegues es todavía más significativo.
El “caballito de batalla” de las exitosas exportaciones
mílitaropoliciales de Israel se caracteriza por un santo y seña que usan sus
exportadores: ‘testeadas y probadas en combate’.
Y ése es el “aporte” israelí, el invento de Israel; el de
un enemigo (y el consiguiente combate).
Porque cuando el sionismo inicia el despojo por
apropiación del territorio palestino, encontrará resistencia. Social. Pero no
militar ni política. Pero Israel irá reconfigurando la resistencia como
escenario de combate, inventa un adversario, mejor dicho un enemigo ideológico
y político a quien trata como enemigo de guerra.
Es una tarea militar bastante fácil; los trata como
enemigos en tanto las poblaciones refractarias a gatas si tienen una escopeta
cazadora para enfrentarlos. Los resultados en número de “bajas” lo ilustran: los
huelguistas durante la huelga general insurreccional de 1936 pagarán su
levantamiento contra la ocupación sionista con miles de muertos; en 1948, los
campesinos serán expulsados de sus tierras y labrantíos y de sus viviendas (los
pelotones sionistas acabarán con unas 500 o 600 aldeas palestinas) y tras matar
a refractarios (miles) expulsarán a varios cientos de miles de palestinos de su
hábitat milenario. En enfrentamientos posteriores de vecinos embravecidos
contra el ejército israelí, como en las
intifadas, incluso de guerrilleros palestinos en los ’60 armados a guerra, mueren
centenares de palestinos (hombres, mujeres, niños) por cada soldado israelí
caído “en acción”.
¿Cómo se explica que judíos despojados hasta de sus vidas
a comienzos de la década del ’40 en Alemania, Polonia, países bálticos,
etcétera, escasísimos años después, no más de los que se cuentan con una sola
mano, hayan despojado a palestinos de
sus tierras, sus enseres, sus viviendas con mobiliario, ropa y vajilla (hasta
las tazas de té humeantes, de casas precipitadamente abandonadas ante la amenazante
requisa sionista)?
No se trató exactamente de la misma gente. Muchos de los
despojados por el nazismo se refugiaron en EE.UU. Y muchos de los judíos sionistas
que iban ocupando Palestina y desplazando palestinos no venían de los shtetl saqueados de Rusia y Europa
oriental ni del terror nazi; a menudo provenían de Inglaterra y de otros países
europeos occidentales, y de países americanos (EE.UU., Argentina).[2]
Tan enojosa comparación no se sostiene, entonces, por la
diversidad de destinos particulares, a veces familiares.
¿Refugiados o colonizadores?
Lo que acabamos de reseñar es en el nivel de los destinos
personales. Pero además, porque al “destino judío” se le solapó la cuestión colonial. La
colonización propiamente dicha: adueñarse del territorio de un “otro”.
Cuestión que para colonialistas es inexistente.
Irrelevante. Porque referirnos a la
cuestión colonial abriría la puerta a los derechos de los colonizados. Y para
el colonialismo, el derecho es por antonomasia el derecho de los colonizadores.
No hay otro.
¿De qué otro derecho, pues, se puede hablar? Porque el
derecho colonial se elabora y se plasma como el derecho de los colonizadores.
Con el mismo fundamento con el que se han elaborado en la
ONU de 1945 los derechos humanos. El senador estadounidense de AIPAC, Lindsey
Graham, lo explica, mejor dicho lo desnudará el 21 nov. 2024: “El Estatuto de
Roma no se aplica a Israel, ni a EE.UU., ni a Francia, ni a Alemania, ni a Gran
Bretaña, porque no fue concebido para
actuar sobre nosotros.”
Veamos el estatuto: el Estatuto del Roma de la Corte
Penal Internacional, establecido desde la ONU en 1998 y con complementos en
1999 y 2002 tiene presente “que, en este siglo, millones de niños, mujeres y
hombres han sido víctimas de atrocidades”, y “que los crímenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto no deben quedar
sin castigo”, […y] decididos, a los efectos de la consecución de esos fines y
en interés de las generaciones presentes y futuras, a establecer una Corte
Penal Internacional de carácter permanente, independiente […].” “La Corte […] estará facultada para
ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de
trascendencia internacional.”
¿Aparece en algún pasaje que estas disposiciones son para
magrebíes, salvadoreños, portugueses o tunecinos y no para ingleses, israelíes,
estadounidenses o franceses?
Viene bien confrontar las excepciones autoasignadas por
los poderosos del planeta con el capítulo 6 del estatuto de la CPI que
versa sobre lo genocida:
“Artículo 6
”Genocidio
”A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “genocidio”
cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la
intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial
o religioso como tal:
”a) Matanza de miembros del grupo;
”b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
”c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que
hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial;
”d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;
”e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
¡Los cinco elementos constituyentes de un genocidio están
cumplidos hasta con exceso por Israel en Palestina y particularmente en la
Franja de Gaza!
Y nos preguntamos de dónde podría provenir una
exoneración a Israel al estilo del que pretende el senador auspiciado por AIPAC para ciertos ciudadanos
del mundo de primera categoría.
No hemos podido dar con tan peculiares razones; tal vez
sea nuestra ceguera…
No hay más remedio que concluir, siguiendo los criterios
de la CPI, que todo lo actuado por el “ejército más moral del mundo” cumple
acabadamente con lo que es un genocidio.
Tal vez a caballo de semejante excepcionalidad
“grahamiana”, Israel se permite propagar
sus productos de guerra, doblegamiento y
tortura como “testeados y probados en combate”. Ya vimos que lo de combate
suena a falso porque convierte en guerra
lo que es sencilla y brutalmente una ocupación militar (no existen dos
ejércitos enfrentados).
Israel arma “los escenarios de combate”. Juega a la
guerra con muchos “enemigos”. Muchísimos. Toda una población. En realidad, esa
población victimada, con ancianos, mujeres, niños y bebes ha sido, es, apenas
el punching ball del ejército
israelí.
Claramunt repasa el enorme éxito que esa propaganda, ese
testeo de armas israelíes tiene entre compradores: indudablemente, porque les
quieren dar un uso análogo….
Un momento de la “colonización”: fabricando
mutilados
Hasta octubre 2023, además del despojo, de sembrar la
muerte, de sacar administrativamente a pobladores de la sociedad y mantenerlos detenidos,
aislados, a veces durante décadas, Israel tuvo una política deliberada de mutilación,
lo que hizo que éstas cobraran un papel importante. Mostrando una lógica
colonial de mutilación, restringiendo las posibilidades de que el pueblo
palestino se cure de sus heridas, ya que palestinos y palestinas pierden un
ojo, una pierna, les queda de por vida un
tobillo deshecho […]
A octubre de 2023, cuando el copamiento palestino del
cuartel local israelí en Gaza y la toma de rehenes, Gaza contaba con 440.000
personas discapacitadas, según Danila Zizi, directora de Handicap international para Palestina; es decir 21% de la población
total. Escuchó bien. Uno de cada cinco… Desde el 8 de octubre 2023, se contaba
en un mes cerca de 100.000 personas heridas de donde se puede deducir que una
gran parte de ellas serán desde entonces discapacitadas (muertos adultos e
infantes al margen).
La discapacidad no es un efecto conectado con la masacre,
sino una finalidad de la política colonial.[3]
Claro que, con las masacres también aumentan las mutilaciones y por
consiguiente los discapacitados.
Test de ignorancia supina
Cuando alguien no sabe nada de esta tragedia, ni de
derechos humanos y se ve precisado a referirse a palestinos, Gaza, Israel, se aferra
a dos puntos y se siente a salvo: 1) es-una-guerra (desatada aviesamente el 7
de octubre de 2023; tal vez en cielo sereno, en el mejor-de-los-mundos), y 2)
tenemos que lidiar con “la-red-terrorista-Hamás”.
Ni es una guerra, ni hubo nunca dos ejércitos. Es una
colonización mediante despojo.
Y Hamás no es terrorista como se puede decir del ISIS, de
la Mano guatemalteca o del Irgún
sionista.
Hamás se forjó para asistir a palestinos en estado de
necesidad, abrigos, alimentos y
preservarles su integridad cultural (que para Hamás es religiosa). Muchas
acciones de Hamás fueron no sólo no violentas sino decididamente pacíficas,
como las Marchas por la Tierra (2019 y 2020) que fueron liquidadas por Israel
con saña y un saldo de centenares de
tullidos y muertos.[4]
Pero no son pacifistas. Son islámicos e invocan la “guerra
santa”. Y como fieles de un monoteísmo absoluto (y absolutista) –al igual que
los monoteísmos verticalistas judío y cristiano–, admiten violencia y hasta la
pueden glorificar. Pero hasta desde la misma ONU se reconoce que contra el
colonialismo que auspicia el proyecto israelí, la violencia es legítima.
Se dice que Hamás ha sido promovido, financiado por el Estado
sionista. No habría que descartarlo. Israel ha usado, como todo poder
establecido, unas resistencias contra otras para quedar mejor librado (de
ambas). En algún momento, Israel puede haber facilitado a islámicos para
torcerles el brazo a palestinos laicos liderados por Arafat; en algún otro
momento puede haberse servido de la Autoridad Nacional Palestina para desplazar
la oposición menos domesticable de Hamás.
Pero tales avatares no desmienten el afán emancipatorio
de los palestinos despojados y cada vez más matados a mansalva.
Y tampoco borra el nervio motor de esta situación, que
tan concisamente presenta Francesca Albanese: el genocidio en curso es
“consecuencia de la condición excepcional y la prolongada impunidad que se le
ha concedido a Israel.”
[1] Véase p. ej., “Gaza un genocidio de exportación”, 30 mayo 2025.
[2] Hay testimonios de judíos que no pudieron trivializar
“el cambiazo” de víctima a usufructuario. Al menos, les costó psicológicamente: tal el
caso de la familia judía Peled, del antiguo Yishuv. Pero fueron extrema minoría
al momento de adueñarse de Palestina.
[3] Véase Iñaki Urdanibia, Palestina: La estrategia colonialista de mutilación de los cuerpos
En 1974, Rodolfo Walsh, écrivain et journaliste révolutionnaire, militant des Montoneros argentins, est chargé par son organisation d’établir des relations avec le Fatah de Yasser Arafat, alors principal mouvement de résistance palestinien. De son voyage à Alger, Le Caire et Beyrouth, il rapporte un reportage publié par le quotidien Noticias. 50 ans plus tard, ce texte exemplaire, enfin disponible en français, est une lecture obligatoire pour tous les activistes, étudiants et chercheurs concernés par la cause des peuples, de l’Argentine sous « Mi Ley » à la Kanaky sous Macron.
Ce livre est publié à l’occasion de deux anniversaires :
Le 20 novembre en Argentine est la Journée de la Souveraineté nationale, commémorant la bataille de 1845, au cours de laquelle les combattants de la Confédération Argentine repoussèrent les envahisseurs franco-anglais qui entendaient coloniser le pays.
Le 29 novembre 1947, l’ONU adopta le Résolution 181, décrétant le partage de la Palestine entre les sionistes et les Palestiniens. Ce jour-là, les représentants de 33 pays déclenchèrent une catastrophe qui dure à ce jour.
Índice
Nota del editor
Prólogo (Ángel Horacio Molina)
La Revolución palestina
Terror en Medio Oriente
La Embajada de Israel replica
Respuesta del autor a la embajada
Bio-bibliografía
Nota autobiográfica
Anexo Carta abierta de un escritor a la Junta Militar
Table des matières
Note de l’éditeur
Avant-propos (Ángel Horacio Molina
La Révolution palestinienne
Terrorisme au Moyen-Orient
L’ambassade d’Israël réplique
Réponse de l’auteur à l’ambassade
Biobibliographie
Notice autobiographique
Annexe Lettre ouverte d’un écrivain à la junte militaire
Nota del editor
En Argentina, bajo el gobierno del loco de la motosierra cuyo apellido podría leerse como «Mi Ley», uno se pregunta si Rodolfo Walsh es algo más que el nombre de una estación de la línea E del subte bonaerense para la generación más joven -los menores de 29 años-, la mayoría de los cuales votaron a un hombre que planea hundirlos aún más en el precariado y, si se insurgen, masacrarlos.
En la llamada América Latina del siglo XX, era un milagro que un revolucionario llegara vivo a los 50 años. Desde Emiliano Zapata hasta Ernesto Che Guevara, era habitual caer víctima de las balas antes de cumplir los 40.
Rodolfo acababa de cumplir 50 cuando, cerca de la estación Entre Ríos, cayó bajo las balas del capitán Astiz y sus gorilas. Corrió la misma suerte que su hija María Victoria, «Vicky», que había caído poco antes, a los 26 años. Pero a diferencia de muchas de las 30.000 personas forzosamente desaparecidas durante la dictadura militar, Rodolfo Walsh nos dejó una extraordinaria obra escrita, que desgraciadamente se ha traducido muy poco. Fue el inventor tanto del periodismo de investigación como del periodismo narrativo, en forma de «novelas de no ficción», nueve años antes que Truman Capote, generalmente presentado como su padre fundador por su libro A sangre fría. Pero Rodolfo no se limitó a escribir. Actuó, organizó y luchó, aunque lo único que tenía para defenderse de los esbirros que lo rodearon el 25 de marzo de 1977 era una ridícula pistolita que no le daba la medida. El día anterior acababa de empezar a difundir su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, con la que firmó su sentencia de muerte.
Rodolfo fue uno de los fundadores de la agencia de prensa cubana Prensa Latina. Fue uno de los pilares de Noticias, diario revolucionario que sólo duró el tiempo de un embarazo antes de ser prohibido por Isabelita por orden de la camarilla fascista reclamándose peronista que la rodeaba. Y en 1976 inventó ANCLA, la Agencia de Noticias Clandestina, que empezó a difundir información censurada sobre los crímenes de la dictadura.
Rodolfo, que murió como montonero, no siempre había sido peronista; incluso había sido furibundamente antiperonista y luego, en el curso de su labor investigadora, se había acercado a posiciones revolucionarias de izquierda, terminando con los Montoneros, esos extraños peronistas/marxistas/foquistas a los que se apresuraba a criticar por sus concepciones militarista-golpistas de la lucha, ya que aborrecía los métodos sumarios de ejecución de verdaderos o supuestos enemigos.
No he mencionado al Che al azar. Lo que ambos tenían en común era que eran argentinos por cuyas venas corría sangre irlandesa (véase más adelante la nota autobiográfica de Walsh). Los proletarios campesinos irlandeses que habían huido de la opresión de la pérfida Albión no habían encontrado un paraíso terrenal cuando desembarcaron en el Río de La Plata. La Plata no era para ellos. Tuvieron que laburar duro y dejar a su prole al cuidado de curas y monjas que sabían cómo adiestrar a esos zapallos, potencial carne de horca.
Al ir al encuentro de los palestinos, de Argel a Beirut, nuestro irlandés-argentino sabía que encontraría hermanos. De hecho, los Montoneros le habían pedido que estableciera contacto con Al Fatah. En un campo de refugiados, tuvo la impresión de volver a la Villa 31, en el conurbano bonaerense, donde trabajaba el padre Carlos Mugica, un luchador de la teología de la liberación que también fue asesinado y cuyo nombre lleva ahora la barriada.
Argentina e Israel no sólo tienen banderas similares. Sus historias de asentamientos son paralelas. Un chiste sudamericano dice: «El hombre desciende del mono, el argentino desciende del barco». Basta reemplazar argentino por israelí. Y bajo la ley de la motosierra, los argentinos corren serio peligro de sufrir un destino similar al de los palestinos. Las páginas de Rodolfo Walsh no han envejecido nada en cincuenta años. Tiempo para (re)leerlas. «El hombre del futuro es el que tendrá la memoria más larga» (Nietzsche)
Fausto Giudice, Túnez, noviembre de 2024
Note de l’éditeur
Dans l’Argentine sous la coupe du fou furieux à la tronçonneuse dont on peut traduire le nom par « Ma Loi » (Mi Ley), on peut se demander si, pour les jeunes générations -les moins de 29 ans - qui ont en grande partie voté pour un homme planifiant de les enfoncer encore plus dans la précarité et, s’ils se révoltent, de les massacrer - Rodolfo Walsh est autre chose que le nom d’une station du métro de la ligne E de Buenos Aires.
Dans l’Amérique dite latine du XXe siècle, arriver à l’âge de 50 ans et être encore en vie, pour un révolutionnaire, tenait du miracle. D’Emiliano Zapata à Ernesto Che Guevara, il était d’usage de tomber sous les balles avant d’avoir atteint les 40 ans. Rodolfo venait d’avoir 50 ans lorsque, près de la station Entre Ríos, il est tombé sous les balles du capitaine Astiz et de ses sbires. Il a ainsi connu le même sort que sa fille María Victoria, « Vicky », tombée peu de temps auparavant à 26 ans. Mais à la différence d’une bonne partie des 30 000 disparus forcés de la dictature militaire, Rodolfo Walsh nous a laissé une œuvre écrite extraordinaire, qui n’a malheureusement été que trop peu traduite. Il été l’inventeur à la fois du journalisme d’investigation et du journalisme narratif, sous forme de « romans de non-fiction », neuf ans avant Truman Capote, généralement présenté comme son père fondateur pour son livre De sang froid. Mais Rodolfo n’a pas fait qu’écrire. Il a agi, organisé, combattu, même s’il n’avait pour se défendre contre les sbires qui l’ont encerclé le25 mars 1977 qu’un ridicule petit calibre qui ne faisait pas le poids. La veille, il venait de mettre en circulation sa fameuse Lettre ouverte d’un écrivain à la junte militaire, par laquelle il a signé son arrêt de mort.
Rodolfo fut l’un des fondateurs de l’agence de presse cubaine Prensa Latina. Il fut l’un des piliers de Noticias, un quotidien révolutionnaire qui ne dura que temps d’une grossesse avant d’être interdit par Isabelita sur les ordres de la camarilla fasciste se réclamant du péronisme qui l’entourait. Et il fut l’inventeur, en 1976, de l’ANCLA, l’Agencia de Noticias Clandestina (Agence de nouvelles clandestine), qui commença à diffuser des informations censurées sur les méfaits de la dictature.
Mort comme Montonero, Rodolfo n’avait pas été péroniste « depuis toujours », il avait même été furieusement antipéroniste puis avait, au fil de ses travaux d’enquête, évolué vers des positions révolutionnaires de gauche pour finir chez les Montoneros, ces drôles de péronistes/marxisants/guévaristes qu’il ne se fit pas faute de critiquer pour leurs conceptions militaro-putschistes de la lutte, lui qui avait en horreur les méthodes expéditives consistant à abattre sommairement les ennemis ou supposés tels.
Je n’ai pas évoqué le Che au hasard. Tous deux avaient en commun d’être des Argentins dans les veines desquels coulait du sang irlandais (lisez en page 80 la notice autobiographique de Walsh). Les paysans prolétarisés irlandais qui avaient fui l’oppression de la perfide Albion n’avaient pas trouvé un paradis terrestre en débarquant sur le Rio de La Plata. La Plata (l’argent, le pèze), ça n’était pas pour eux. Il leur avait fallu turbiner et confier leur progéniture aux curés et aux bonnes sœurs qui savaient comment s’y prendre pour dresser ces sauvageons, gibiers de potence en puissance.
En allant à la rencontre des Palestiniens, d’Alger à Beyrouth, notre Irlando-Argentin savait retrouver des frères. Il avait en fait été chargé par les Montoneros d’établir un contact avec le Fatah. Dans un camp de réfugiés, il a l’impression de retrouver la Villa 31 de la banlieue de Buenos Aires, où travaillait le père Carlos Mugica, combattant de la théologie de libération, lui aussi assassiné et dont le bidonville porte aujourd’hui le nom.
L’Argentine et Israël n’ont pas seulement en commun d’avoir des drapeaux similaires. L’histoire de leur peuplement est parallèle. Une blague sud-américaine dit : « L’homme descend du singe, l’Argentin descend du bateau ». Il suffit de remplacer Argentin par Israélien. Et sous la loi de la tronçonneuse, les Argentins risquent sérieusement de connaître un destin similaire à celui des Palestiniens. Les pages de Rodolfo Walsh n’ont donc pas pris une ride en cinquante ans. Il est temps de les(re)lire.
« L'homme de l'avenir est celui qui aura la mémoire la plus longue » (Nietzsche)
Fausto Giudice, Tunis, novembre 2024
Hace seis años, la periodista italiana Francesca Borri (Bari, 1980) pasó cinco días reuniéndose y hablando con el líder de Hamás en la Franja de Gaza, Yahya Sinwar. Durante sus conversaciones, Sinwar subrayó que el intercambio de prisioneros era una parte importante de cualquier acuerdo con Israel y afirmó que no estaba interesado en continuar los combates, pero “eso no significa que no luche si es necesario”. La entrevista fue publicada por el diario israelí Yedioth Ahronoth el 10 de mayo de 2018. A continuación de la entrevista se presenta una breve conversación reciente que Borri sostuvo con la Radio Pública Nacional de USA.-Fausto Giudice, Tlaxcala
Francesca Borri, Yedioth Ahronoth, 10/5/2018
Traducido por María Piedad Ossaba
Cuando digo que conocí a Yahya Sinwar, la primera pregunta es siempre: ¿y dónde? ¿En un túnel? No, en su despacho. Pero también en otras oficinas, visitando ministerios o una tienda, una fábrica, un hospital, en cafés, en los hogares de familias corrientes.
Durante una o tres horas. A solas o no. Durante cinco días. El resto del tiempo era libre de hablar de lo que quisiera y con quien quisiera. Sin restricciones de ningún tipo. Y nunca tuve miedo. Nunca. Nunca tuve motivos para sentirme en peligro.Conseguimos esta entrevista tras largas negociaciones. Es normal, de hecho, sobre todo porque en los últimos años he pasado la mayor parte del tiempo cubriendo Siria y había perdido en cierto modo mis contactos con Hamás.Así que conté con la ayuda de otros palestinos, en primer lugar, de un dirigente de larga trayectoria que no pertenece a Hamás, sino todo lo contrario: procede de la izquierda. Pero es uno de los intermediarios en los gobiernos palestinos de unidad nacional. Y la unidad nacional aquí es lo que todo el mundo quiere.Francesca Borri y Yahya SinwarMe apoyaron muchos palestinos de renombre, pero también muchos palestinos de a pie, que no dejaban de llamarme, enviarme mensajes de texto, escribirme y pararme por la calle. Porque querían que Hamás hablara, que se abriera por fin. Pero también porque querían que Hamás fuera escuchado.Querían que nos abriéramos. Yahya Sinwar dice dos veces: “Somos parte integrante de esta sociedad, no importa cuántos seamos”. Y eso es cierto. Por otro lado, los palestinos que nunca votarían a Hamás critican su destierro. Dicen: “Ganaron unas elecciones libres y justas. Eso es democracia”.También me ayudaron islamistas de otros países. No los nombraré, pero nos recuerdan que la cuestión palestina -hoy un tanto olvidada, con los yihadistas en el centro de atención- sigue siendo una prioridad para todos los musulmanes. Emocionalmente, no sólo políticamente.Digo “ayudó” no porque necesitara convencer a Hamás de que no soy una espía. Afortunadamente, mi trabajo habla por sí mismo. No. Pero necesitaba convencer a Hamás de que los conocía bien. Conocía su historia y sus antecedentes, así que no me habría equivocado en nada.Estuve en una oficina de Hamás el pasado mes de junio y había un retrato de su fundador, Ahmed Yasin, en la pared. También había allí otro periodista [occidental]. Y dijo: es sorprendente que Al Qaeda siga siendo una referencia. Había confundido a Yasin con Ayman Al Zawahiri.Y, sin embargo, una vez que llegamos a un acuerdo, nunca tuve el menor motivo para sentirme en peligro. Y eso era algo de lo que no tenía ninguna duda, sinceramente.Hay cierta oposición al alto el fuego que Hamás -el Hamás de Yahya Sinwar- está intentando obtener. Soy consciente de ello. Pero con los islamistas -y quizás en última instancia con todos- es sólo una cuestión de transparencia. Si eres honesto, si cumples las normas, no tendrás problemas. Y de hecho, en ese momento, eres su invitado, antes que un periodista: te protegerán contra todo y contra todos. Son hombres de fe. Y como todos los hombres de fe, cumplen su palabra.Yahya SinwarLo que me impresionó fue releer los libros sobre Hamás que estudié en la universidad. Hace unos diez años, Hamás acababa de ganar las elecciones y el embargo apenas había comenzado. En aquella época había enfrentamientos en las calles con el Fatah y redadas en emisoras de radio, música, alcohol, cigarrillos, etcétera. Había una policía del vicio y de la virtud y mucha tensión. Y de lo único que hablaban esos libros era de la sharia: de un futuro en el que a los ladrones se les cortarían las manos y las mujeres estarían segregadas. No había ni una página que pudiera ser útil hoy. Eran libros sobre el islam, sobre la compatibilidad del islam y la democracia. Y en cambio, diez años después, nos limitamos a hablar de la ocupación y de su compatibilidad con la vida.Llegué con hiyab puesto, es cierto, en señal de respeto. Pero todos insistieron y, al final, tuve que quitármelo, en señal de respeto hacia mí.Gaza ha cambiado profundamente. Y de hecho, aparte de que se está desmoronando -tanto física como psicológicamente-, es magnífica. Porque está junto al mar, con el sol. Y en ciertas calles, la arena, las palmeras y todas esas flores trepadoras... cada paso te recuerda cómo podría haber sido.Tiene uno de los mejores cafés en los que he estado: un carrito de madera con una caldera y viejas lámparas de hierro, viejas botellas de whisky vacías, un retrato del Che Guevara entre todas las fotos de Um Kalthum, y velas en cajitas, porque no hay electricidad. Y sólo hay Nescafé, servido en mesas de plástico a un dólar cada una. Pero el ambiente es el de un café parisino, porque es el punto de encuentro de todos estos jóvenes veinteañeros que nunca han salido de aquí y sin embargo -no sé cómo- hablan un inglés fluido. Y siguen queriendo conocerme, a pesar de que mis reportajes se han traducido al hebreo, entre otros idiomas.Aquí, Israel significa tanques y ataques aéreos, nada más. La mayoría nunca ha visto a un israelí. Esto no es Ramallah, es un mal lugar para vivir. Realmente malo. Mires donde mires hay heridos, amputados y una pobreza brutal. Tendrían todo el derecho a no quererme aquí. Por supuesto, soy italiana, no israelí, y eso marca la diferencia. Dicen: “No es Italia la que nos asedia, no es a Italia a quien tenemos que recurrir”. Todos quieren recurrir a Israel.
Yahya Sinwar es como Gaza: normal, a pesar de todo. En las pocas fotos que he encontrado en Internet, tiene una expresión dura. Pero es un hombre como cualquier otro, un hombre sencillo, que siempre lleva una camisa gris. Lo que le hace especial es que, como todos sus asesores, no tiene ningún signo distintivo.
Hay muchos rumores sobre túneles y contrabando. Y en Gaza hay algunos millonarios, algunos hombres de negocios ricos. Pero cuando estaba con algunos líderes de Hamás una noche -y de eso estábamos hablando en realidad- todos se levantaron de repente. Pensé que era una incursión del ejército, pero en lugar de eso volvió la electricidad y todos corrieron a cargar sus teléfonos. Porque, como todo el mundo, no tienen electricidad, ni agua, ni nada.Sé que para los israelíes, Sinwar es un enemigo, un terrorista. Así que esta entrevista no es fácil de leer. También sé que nunca podré sentir realmente lo que ustedes sienten. Puedo prometerles una cosa: he intentado hacer el trabajo periodístico más profesional que he podido, hacer las preguntas difíciles sin hacer concesiones.Pero también estoy convencida de que es muy importante que la opinión pública israelí -a pesar de todas las dificultades- conozca de primera mano lo que piensa Sinwar, lo que le motiva y hacia dónde intenta ir. El hecho de que funcionarios israelíes estén en contacto con Hamás es otro indicio de que los días en que escuchar a la otra parte se consideraba ilegítimo han pasado a la historia.Y si he hecho esta elección, también puede ser porque -si lo pienso bien- Yahya Sinwar tiene un rasgo distintivo. Escucha mucho, nunca decide solo. Pero una vez que se ha decidido, se decide de verdad: tiene coraje y determinación. Está dispuesto a dar pasos importantes. E insiste en terminar la entrevista con la palabra con la que se termina.Y hablando de palabras, me he dado cuenta de que nunca ha dicho “Israel”. Podría equivocarme. Pero siempre utilizó sinónimos como: “Netanyahu”, “el ejército”, “el otro bando”. Y sobre todo: “la ocupación”. De lo que estoy segura es de que nunca dijo “la entidad sionista” o “los judíos”. Sólo: “la ocupación”.
Rob Schmitz , NPR, 19/10/2024