Grupo de traductor@s Tlaxcala, 23-4-2025
Tres días después de que el Santo Padre fuera llamado a su creador, el tsunami lagrimal que recorre gran parte del planeta nos obliga a coger nuestros teclados para escribir: “¡Basta Ya!”
Escuchando y leyendo los comentarios sobre el difunto
Papa, nos quedamos sin palabras: todos, desde el cantante revolucionario cubano
hasta la ex guerrillera urbana y rea italiana, pasando por antiguos asesores de
presidentes antiimperialistas, no tienen más que elogios para el jesuita
bonaerense que se disfrazó de franciscano y pidió ser enterrado bajo una lápida
con la sencilla inscripción “Franciscus”. En todos estos elogios, ni un ápice
de crítica. Sin embargo, hay tantas cosas que decir.
A ver: ¿en qué ha sido revolucionario Bergoglio? ¿De qué
manera introdujo el más mínimo cambio perceptible en el aparato del que ha sido
jefe durante 11 años? ¿Dejó de ser la Iglesia Católica apostólica y Romana bajo su reinado la organización
criminal tentacular que ha sido durante demasiados siglos? Veámoslo más de
cerca.
Dinero sucio
En 2014, Bergoglio anunció que todo mafioso sería
excomulgado. Se creó una comisión en el Vaticano. Resultado: nada. La comisión
fue disuelta. Razón oficial: la mafia es un asunto estrictamente italiano, y le
corresponde a la Conferencia Episcopal Italiana ocuparse de ella. Para eso la dicha
Conferencia creó un “grupo de estudio”. Manera clásica de enterrar un problema.
Tras la quiebra del Banco Ambrosiano, que utilizaba el
Vaticano para blanquear dinero
procedente de la droga en todo el mundo, se creó el Nuovo Banco Ambrosiano.
Desaparecido sin dejar rastro. En adelante, es el IOR quien gestiona los miles
de millones de la Organización, perdón, de la Santa Sede. De igual manera poco
transparente.
El Francesco histórico al que se refería Bergoglio, el de
Asís, rompió físicamente con la riqueza, las mercancías y el dinero: un
domingo, en la plaza principal de Asís, se empelotó, despojándose de sus pieles
y de su pechera de seda. Nunca se vio a Bergoglio realizar semejante
striptease.
Pedocriminalidad
El histórico Francesco tenía novia. Se llamaba Chiara y,
tras la muerte de Francesco, devino la patrona de la Italieta. Su presencia
impidió sin duda que Francesco se metiera con niños y niñas. Bergoglio, por su
parte, no se apartó de la doctrina del celibato de los curas católicos, único
clero de la tierra al que se le prohíbe copular y casarse, a diferencia de los
pastores protestantes, los sacerdotes ortodoxos, los rabinos, los imanes, los
ayatolás y los brahmanes. Y en cuanto a la limpieza de los establos, si el
pobre jesuita hubiese lanzado jamás una verdadera gran operación de limpieza,
se habría visto muy solito en los
cónclaves.
El papa: “El aborto es como contratar a un sicario, no es un acto civil”
Vientres de mujer
Bajo Bergoglio, la Organización ha permanecido sorda y
ciega ante el derecho de las mujeres a disponer de sus vientres como mejor les
parezca. Su poder para imponer la ley se ha mantenido casi intacto en América
Latina. Dos ejemplos elocuentes: la pareja reinante en Nicaragua, los Ortega,
siguen oponiéndose a la liberalización del aborto tras un acuerdo con la cúpula
de la Iglesia; la candidata de la izquierda en Ecuador, Luisa González, ha
expresado su oposición al aborto. Los ejemplos podrían multiplicarse. No tiene
nada de sorprendente: la veintena de universidades jesuitas repartidas por
América Latina se esmeran en formar élites formateadas para hacer que “todo
cambie sin que nada cambie”.
Cambio social, pobres, migrantes
En los panegíricos por el pontífice, se habló mucho de su
"compromiso" con los pobres y los migrantes, olvidando un hecho
básico: la Iglesia católica ya no es una máquina eurocéntrica blanca. Los
sacerdotes euroblancos están desapareciendo. Para seguir funcionando, la
Iglesia, como las demás maquinarias del poder blanco, debe reclutar cada vez
más gente del Sur del mundo, por lo que es vital que haga campaña a favor de la
“libre circulación” de vocaciones. Y es vital que se asegure de supervisar y
formatear a las nuevas generaciones del Sur tentadas por revueltas lógicas.
En resumen, para concluir: no, Bergoglio no era un nuevo
Che Guevara, a pesar de tod@s nuestr@s compañer@s lloron@s. Guardad vuestras
lágrimas para los mártires sin voz, sin nombre, sin sepultura.