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10/11/2024

ARMANDO PALAU ALDANA
Balance sobre las deliberaciones de la COP16
Disertaciones del Crepúsculo

Armando Palau, Aldana, Cali, 10 -11- 2024

Armando Palau Aldana, abogado colombiano con especialización en Legislación , Gestión y Derecho Ambiental; es el fundador y Director de la Fundación Biodiversidad (1991), para la promoción y protección de los derechos ambientales. Actualmente Directivo de la Rama Colombia de la Asociación Americana de Juristas (1975), ONG con estatus consultivo ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Fiscal de la Corporación de Periodistas del Valle del Cauca. Fue miembro del Consejo Directivo de la Corporación Autónoma regional del Valle del Cauca (2004-2006) y miembro y presidente del Consejo Municipal de Planeación de Cali (2008-2015). Secretario de Medio Ambiente de Jamundí (2018 a 2019). Ha escrito varios libros sobre medio ambiente: Derechos Colectivos y Acciones Populares (1994), Defensa Legal del Ambiente (1998), El Basuro de Navarro (2006), Educación Ambiental - La óptica legal (2003), Política y Medio Ambiente (2011), Reflexiones en Política y Medio Ambiente (2016), Transforma lo Público (2017), Intervención del Bosque Seco Tropical y Humedal El Cortijo Cali (2019) y Disertaciones Ambientales del Crepúsculo (2019). 

En un esfuerzo por sacar avante el eje central de la 16ª Conferencia de los países parte de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB), la Presidenta citó a la plenaria de clausura a las 7 de la noche del viernes 1º de noviembre (último día de la COP16) y se deliberó hasta las 9 de la mañana del sábado, cuando varios países pidieron levantar la sesión por falta de quorum, sin que el objetivo central se hubiere logrado: aprobar mecanismos para implementar y monitorear las metas del Marco Global para la Biodiversidad, quedando en simples aspiraciones voluntarias.

La mayoría de los desgloses a los dispositivos de monitoreo se mantienen como opcionales, limitando la precisión de las evaluaciones, dejando el marco global como actuaciones discrecionales y repitiendo los errores de las Metas Aichi (COP10, Japón) con su Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, cuyo objetivo era detener la pérdida de la naturaleza, lo que devela el enorme fracaso de la comunidad internacional en cumplir con sus compromisos y demuestra una puesta en escena con ingente cantidad de incautos espectadores.

A pesar de que la comunidad internacional, incluido nuestro Ministerio de Ambiente y un conglomerado de organizaciones ambientales locales (contratistas), piensan que es solo con recursos financieros que se pueden implementar medidas de conservación, la falta de flujos de caja deja sin financiación las acciones previstas en los Planes Nacionales de Biodiversidad (consignados solo por 40 de los 194 países miembros de la CDB), mientras unos pocos países han propuesto fondos específicos para emprender la ejecución de programas ambientales.

La evaluación global de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, organismo de las Naciones Unidas), afirma que la integración de los objetivos de biodiversidad en las políticas sectoriales (mainstreaming), es fundamental para abordar las causas de la pérdida de biodiversidad, crisis ocasionada por sectores como la agricultura, la pesca, la minería y la silvicultura (además de la guerra, agregamos), factores no registrados en ninguno de los informes del gobierno nacional (Presidencia y Minambiente).

Así las cosas, huelga decir que el magnificado informe del Minambiente “Principales logros del Gobierno del Cambio en la COP16” (10 páginas) con 12 puntos afines y 41 por fuera de contexto, pretende engrandecer la verdad de los hechos para ocultar el prolongado fracaso de la CDB. Como dice el adagio popular “del dicho al hecho hay mucho trecho”, privando de objetividad el acceso a la información ambiental, en contravía de los postulados del Tratado de Escazú que ordena publicar con transparencia activa información de interés público.

Respecto del largo informe “Principales logros del Gobierno del Cambio en la COP16”, en que se endilga la Minambiente el reconocimiento del rol de los afrodescendientes como actores fundamentales en el cuidado y la protección de la biodiversidad; la página oficial de la CDB indica, que para aplicación del artículo 8j “Invita a las Partes” a considerar, reconocer y/o acoger con carácter voluntario, las contribuciones de los afrodescendientes (que comprenden colectivos que encarnan estilos de vida tradicionales), la posibilidad de prestar apoyo financiero y mejorar la creación de capacidad para proteger dichas prácticas y conocimientos, sin menoscabo de que tal reconocimiento pueda interpretarse como una disminución o extinción de los derechos que los pueblos indígenas tienen en la actualidad.

Sobre el programa “Diversidad biológica marina y costera y diversidad biológica de las islas” que se viene construyendo en las COP celebradas entre 2006 y 2022 y la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los Océanos y el Derecho del Mar (2023), Minambiente lo refiere solo a conservación de áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales, tratando de excluir a Isla Gorgona como Parque Natural, mientras que el documento oficial de CDB habla de áreas situadas fuera y dentro de la jurisdicción nacional, no obstante que le solicitamos al Presidente Petro revocar la licencia ambiental para intervenir la Isla Ciencia*.

 Gustavo Petro y Susana Muhamad

El instrumento sobre Áreas Marinas de Importancia Ecológica o Biológica, como proceso científico y técnico para contribuir a la implementación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar para la conservación de la diversidad biológica marina, abarca más de 300 áreas marinas en el mundo, bajo criterios de: exclusividad o rareza; ciclo vital de las especies; especies o hábitats amenazados, en peligro o en declive; vulnerabilidad, fragilidad, sensibilidad o recuperación lenta; productividad biológica; diversidad biológica; y naturalidad.

Para la revisión de áreas marinas de importancia biológica por parte de la Conferencia de las Partes en el CDB, se sugiere para su identificación cuya información esté basada en conocimientos tradicionales, realizar consultas con pueblos indígenas y comunidades locales, sin embargo, no se incluyó en estos roles de manera textual el papel de los afrodescendientes, como colectivos que encarnan estilos de vida tradicionales, en la aplicación del CDB, no obstante que la COP16 fue presidida por la Minambiente y se piensa artífice de esa inclusión.

Es decir, la tozudez del Presidente y la Minambiente en seguir defendiendo las obras militares para la Estación Guardacostas en el Parque Natural Isla Gorgona, denegando consultar a los Consejos de Comunidades Negras y Resguardos Indígenas del Litoral Pacífico caucano y narilense, no obstante que hayamos logrado que el Tribunal de Bogotá así lo ordenara suspendiendo la licencia ambiental, indica, para retomar la rueda de prensa de los Ministros de Defensa y Ambiente (febrero 2024), en que nos señalaron de mitómanos, indica según el adagio: “el ladrón juzga a los demás por su propia condición”.

Así las cosas, Petro y Muhamad, nos obligan a dedicarle una vez más “Camouflage”, el tango de Francini y García (1947), que dice: “Camouflage, / apariencias engañosas / que no dejan ver las cosas / como son en realidad. / Martingalas, / de tahúres de la vida / que escabullen la partida / con genial habilidad. / Camouflage, / emboscada traicionera / en donde cae cualquiera / con fatal ingenuidad. / Artimañas / que al nacer ya nacen muertas, / porque quedan descubiertas / con la luz de la verdad”.

*Llamada así por el gran número de científicos que la visitaron y estudiaron

 

04/11/2024

ARMANDO PALAU ALDANA
Disertaciones del Crepúsculo
¡Salimos a deber los ambientalistas!


Cali, 3 de noviembre de 2024



Culminó la dieciseisava conferencia de los países parte del Convenio sobre la Biodiversidad, que se prolongó hasta las primeras horas de la mañana del 2 de noviembre (siendo suspendida por falta de quorum). Hagamos un balance previo, esperando los documentos oficiales que emitirá la Secretaria Ejecutiva de la COP16 (Astrid Schomaker), para conocer posteriormente en detalle el alcance de las decisiones accesorias, pues las principales siguen sin concretarse desde la Cumbre Río de Janeiro en 1992.
En efecto, la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en la que se aprobó el Convenio sobre Diversidad Biológica, determinó en su primer artículo como objetivos: la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, un acceso adecuado a ellos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta los “derechos sobre esos recursos y tecnologías”, mediante una financiación apropiada.
O sea, llevan 32 años en la consecución de ese sofisma y pasarán otros tantos y nunca se logrará, sin embargo, una buena parte de letrados y actores de la contratación estatal ambiental, creen que fue un gran logro, pensando que quienes no lo reconocemos y cuestionamos dicha mercantilización de la biodiversidad, somos unos leños atravesados en el camino impidiendo que el crisol del dinero resuelva la vertiginosa degradación de la diversidad biológica, por lo tanto, salimos a deber.
El instituto Humboldt publicó un informe en 2017, afirmando que la biodiversidad colombiana ha mostrado una disminución promedio del 18% (sin precisar el rango de tiempo), siendo la mayor amenaza la pérdida de hábitats naturales, por lo general, relacionada con la agricultura y la ganadería expansiva, degradación que se mimetiza con el hecho de ser nuestra matria primer lugar en especies de aves y orquídeas, segunda en riqueza de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce, tercera en número de especies de palmas y reptiles, y cuarta en mamíferos.
Sin embargo, salimos a deber los ambientalistas, porque seguramente no dejamos durante estas tres décadas que la gamonal gobernadora del Valle del Cauca se hubiera dedicado a hacer los esfuerzos que anunció en la COP16, de lograr una mayor cooperación financiera para proteger nuestro degradado entorno; dirán también que los ambientalistas no permitimos a los cañicultores -a través hoy del alcalde de la Sucursal del Cielo- el viejo deseo de enlucirla y haberle dado matiz ambiental a la feria de Cali.
Por su parte, el Ministerio de Ambiente le apostó al impulso a la economía hacia la transformación productiva y competitiva basada en la naturaleza y el traslado de parte de los 20 mil millones de dólares anuales prometidos en Montreal (2022) para el financiamiento de la gestión colectiva de territorios marino-costeros, dulceacuícolas y terrestres; pero los pocos ambientalistas estropeamos esta visión rentística al denunciar que la COP16 y sus Mesas de Negocios, son evidencia más de la monetización de la naturaleza.
También seremos los ambientalistas los responsables de que no se haya logrado abandonar desde 1970 la quema de los cañaduzales del valle geográfico del río Cauca, es decir, quienes desde siempre hacemos activismo sobre problemáticas del entorno y sus recursos naturales, que lesionan a todos los seres vivos, generando masa crítica y tratando de lograr opinión pública, pues aunque el Minambiente emitió el pasado abril una resolución sugiriendo parar las quemas agrícolas, le permitió a la CVC excepcionar a los pirómanos 13 ingenios azucareros de Asocaña.
A propósito, Asocaña anunció en plena COP16 que son una agroindustria cada vez más sostenible y que conectaran 890 kilómetros de corredor biodiverso para contribuir a conservar la fauna que se moviliza por el río Cauca y que dejaran de quemar en 5 años cañaduzales, abandonando esta práctica de la que dependen 4 mil corteros; porque somos los ambientalistas quienes hemos desprestigiado desde 1994 ésta altruista causa, acudiendo desde hace 3 décadas al Consejo de Estado en ingentes acciones constitucionales para que se detenga esta contaminante práctica agrícola que daña el agua, el suelo, el aire, el paisaje, la biodiversidad y la salud de la niñez.
Ahora resultaron ambientales los bancos, las cámaras de comercio y las urbanizadoras, solo que los ambientalistas les impedimos demostrarlo, porque coincidimos con el dictamen del indígena Toro Sentado que en 1868 dijo: “Solo cuando el último árbol este muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero", pero aún así salimos a deber, porque no logramos que la Ministra, quien se tornó ambientalista después de haber sido consultora de la Shell Oil Company, revocara la licencia ambiental para construir una base militar en el Parque Natural Isla Gorgona, uno de los biomas más biodiversos del mundo.

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