Sergio Ferrari, 17-10-2022
En colaboración con Djalma Costa, Tuto Wehrle y E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en Brasil
Más allá de la segunda vuelta electoral de Brasil, las miradas de América Latina ya se dirigen al 1 de enero de 2023, cuando asuma el presidente que dirigirá el país por cuatro años. La pregunta esencial: ¿Cuál será la orientación político-ideológica triunfante en el gigante sudamericano?
Orientación que tendrá una repercusión directa
en todo el continente latinoamericano. Con sus 220 millones de habitantes y 8.5
millones de kilómetros cuadrados, Brasil es el país que más peso tiene en la
región. Y de su propio futuro dependerá, en parte, si América Latina puede dar
pasos más significativos hacia la unidad económica y política, por el momento
en un relativo standby.
La salud del planeta
Adicionalmente, también en juego, la rehabilitación
paulatina o el agravamiento de la salud de la región amazónica, verdadero
pulmón del planeta, hoy víctima de una deforestación acelerada. Solo en el
primer semestre del año en curso la selva tropical más extensa del planeta
perdió casi 4 mil kilómetros cuadrados de vegetación, un 10.6% más que en el
mismo período de 2021 y un 80% superior a la del mismo periodo en 2018, un año
antes que asumiera Bolsonaro.
Más allá de la esfera ambiental, diversas son
las certezas e hipótesis con respecto a esta nueva etapa política a punto de
comenzar.
Los extremos políticos
Brasil sale de las urnas extremadamente
polarizado. Ninguno de los dos campos –el de la extrema derecha,
conducido por Jair Messías Bolsonaro, y el del centro izquierda, por Luis
Inácio Lula da Silva-- podrán lograr una hegemonía suficiente como para conferirle
al próximo presidente un poder incontestable. La misma gobernabilidad brasilera
podría correr serios riesgos en el futuro cercano.