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03/11/2025

Los drones con inteligencia artificial usados en Gaza ahora vigilan ciudades usamericanas

Nate Bear, ¡Do Not Panic!, 31-10-2025
Traducido por Tlaxcala

Los drones cuadricópteros impulsados por inteligencia artificial, utilizados por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para cometer un genocidio en Gaza, ahora sobrevuelan ciudades usamericanas, vigilando a manifestantes y subiendo automáticamente millones de imágenes a una base de datos de pruebas.


 

Estos drones son fabricados por una empresa llamada Skydio, que en los últimos años ha pasado de una relativa oscuridad a convertirse discretamente en una compañía multimillonaria y en el mayor fabricante de drones de USA.

La magnitud del uso de los drones Skydio en todo el país, y la rapidez con que su utilización ha crecido en apenas unos años, resulta extraordinaria. La empresa tiene contratos con más de 800 agencias de seguridad y fuerzas del orden en todo USA, frente a las 320 del año pasado en marzo, y sus drones son lanzados cientos de veces al día para vigilar a la población en pueblos y ciudades de todo el país.


Vínculos estrechos con Israel

Skydio mantiene fuertes lazos con Israel. En las primeras semanas del genocidio, la empresa californiana envió más de un centenar de drones a las FDI con la promesa de enviar más. Se desconoce cuántos se han entregado desde entonces. Skydio posee una oficina en Israel y colabora con DefenceSync, una empresa local de drones militares que actúa como intermediaria entre los fabricantes y las FDI.

Skydio también ha recaudado cientos de millones de dólares de capitalistas de riesgo israelí-usamericanos y de fondos de inversión con fuertes intereses en Israel, entre ellos la firma Andreessen Horowitz (a16z), fundada por Marc Andreessen.

Y ahora, esos mismos drones —probados en un contexto de genocidio y perfeccionados sobre los palestinos— pululan sobre las ciudades usamericanas.

Despliegue nacional masivo

Según mis investigaciones, casi todas las grandes ciudades de USA han firmado un contrato con Skydio en los últimos 18 meses, entre ellas Boston, Chicago, Filadelfia, San Diego, Cleveland y Jacksonville. Las fuerzas policiales de varias ciudades han utilizado recientemente los drones Skydio para obtener información durante las protestas No Kings, y la universidad de Yale los usó para espiar el campamento estudiantil anti-genocidio instalado el año pasado en su campus.

En Miami, los drones Skydio se emplean para vigilar a los turistas del spring break [vacaciones de primavera]; en Atlanta, la empresa se ha asociado con la Atlanta Police Foundation para instalar una estación permanente de drones en el nuevo Centro de Entrenamiento de Seguridad Pública.
Según un informe municipal, Detroit gastó recientemente casi 300 000 dólares en la compra de catorce drones Skydio.
El mes pasado, la agencia ICE adquirió un dron Skydio X10D, capaz de seguir y perseguir automáticamente a un objetivo. Desde julio, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha comprado treinta y tres drones del mismo modelo.

Una tecnología de inteligencia artificial autónoma

El sistema de inteligencia artificial que impulsa los drones Skydio funciona con chips Nvidia y permite su operación sin control humano directo. Los drones están equipados con cámaras térmicas y pueden funcionar en entornos sin GPS, los llamados GPS-denied environments. También reconstruyen edificios e infraestructuras en 3D y pueden volar a más de 50 kilómetros por hora.

La policía de Nueva York (NYPD) fue una de las primeras en adoptar los drones Skydio y sigue siendo una de sus usuarias más entusiastas.
Un portavoz declaró recientemente a un sitio especializado en drones que el NYPD había realizado más de 20 000 vuelos en menos de un año, lo que significa unos 55 vuelos diarios sobre la ciudad.
Un informe municipal señalaba que el NYPD operaba entonces 41 drones Skydio.
Una reciente modificación de las normas de la Administración Federal de Aviación (FAA) indica, sin embargo, que esa cifra ha aumentado —y, de forma más general, ha impulsado una expansión masiva del uso de drones Skydio.

Relajación normativa

Antes de marzo de este año, las normas de la FAA prohibían a las fuerzas de seguridad usamericanas usar drones fuera del campo visual de su operador, y también volarlos sobre calles concurridas.
Pero una exención emitida ese mes abrió las compuertas: ahora la policía y las agencias de seguridad pueden operar drones más allá de la línea visual y sobre grandes concentraciones de personas.

Skydio calificó la medida de “revolucionaria”. Y lo fue.
Este cambio normativo ha desencadenado una auténtica fiebre de compra de drones Skydio por parte de la policía y de las agencias de seguridad usamericanas, muchas de las cuales aplican ahora el programa llamado Drone As First Responder (dron como primer respondedor).

Al no necesitar mantener el dron a la vista y tener libertad para sobrevolar las calles, la policía envía cada vez con mayor frecuencia drones antes que agentes humanos para responder a llamadas o investigaciones.
Por ejemplo, la ciudad de Cincinnati afirma que, para finales de este año, el 90 % de todas las llamadas serán atendidas primero por un dron Skydio.

Infraestructura de vigilancia total

Este nivel de cobertura es posible gracias a las plataformas de acoplamiento de Skydio, dispositivos instalados en distintos puntos de la ciudad que permiten recargar, lanzar y aterrizar drones a kilómetros de las sedes policiales.

Toda la información recopilada durante los vuelos se guarda en una tarjeta SD interna y se sube automáticamente a un software especial diseñado para las fuerzas del orden.
Ese software, llamado Axon Evidence, es fabricado por Axon, un importante inversor de Skydio y fabricante controvertido de pistolas eléctricas (tasers) y armas “menos letales” utilizadas por las policías de USA y de otros países occidentales.

Según un comunicado de Axon, este sistema permite “la carga automática de fotos y videos de drones en una plataforma digital de gestión de pruebas”.

Los vínculos entre Axon e Israel

El equipo de Axon también es central en la infraestructura de apartheid israelí, ya que la empresa suministra cámaras corporales y tasers a las fuerzas policiales y a los carceleros israelíes que rutinariamente torturan a palestinos.
Axon, que participó en una ronda de financiación Serie E de 220 millones de dólares en Skydio, es solo una de las muchas entidades que respaldan a Skydio y que sirven a una agenda sionista.


La red de inversores

El primer inversor en Skydio, en 2015, fue Andreessen Horowitz (a16z), que aportó 3 millones de dólares de capital semilla al equipo fundador de tres personas.
Desde entonces, la firma ha invertido decenas de millones más en sucesivas rondas de financiación.
Sus fundadores, Marc Andreessen y Ben Horowitz, son sionistas notorios.
En 2024, su firma fue el inversor de capital de riesgo más activo en Israel, y este verano ambos visitaron el país para reunirse con empresas tecnológicas fundadas por exmiembros de las FDI y de la unidad de inteligencia 8200.

Entre los otros inversores de Skydio figuran Next 47, que tiene una oficina en Israel dirigida por Moshe Zilberstein, exmiembro del centro informático de espionaje Mamram de las FDI, y Hercules Capital, cuya directora general, Ella-Tamar Adnahan, es una israelí-usamericana descrita por los medios como “la banquera tecnológica de referencia de Israel en USA”.

Gaza como laboratorio

La saturación de los departamentos de policía usamericanos con tecnología de drones estrechamente vinculada a Israel, tecnología usada para cometer crímenes de guerra, es un desarrollo alarmante, aunque no sorprendente.
Los drones Skydio serán un elemento central en el protofascismo en expansión de USA y en la represión contra Antifa y otros llamados “terroristas domésticos” por parte del gobierno de Trump.

En este contexto, lo más sorprendente es que la rápida expansión de la tecnología de vigilancia vinculada a Israel haya pasado casi desapercibida.

Política y simbolismo

Skydio también debería estar en la agenda de Zohran Mamdani.
Recientemente criticado por haber dicho que “cuando la bota del NYPD está sobre tu cuello, está atada con cordones de las FDI”, Skydio es otro ejemplo que demuestra que tiene razón.
Si tiene el valor de sus convicciones, podría aprovechar su poder como alcalde para cancelar el contrato del NYPD con Skydio.

Uso militar y riesgo de integración

Skydio es también un gran proveedor del Departamento de Defensa, habiendo firmado recientemente un contrato para suministrar drones de reconocimiento al ejército usamericano.
Como proveedor importante tanto de fuerzas de seguridad civiles como militares, surgen interrogantes sobre qué información se comparte —o se compartirá— entre el ejército y las agencias de seguridad interna a través del sistema digital Skydio-Axon.

Gaza, laboratorio del mundo occidental

Skydio demuestra una vez más cómo Gaza sirve de laboratorio para los fabricantes de armas: el lugar donde se prueban las nuevas tecnologías de vigilancia y apartheid antes de ser perfeccionadas y utilizadas en Occidente.

El próximo año, Skydio lanzará una nueva generación de drones para interiores.
Solo podemos especular hasta qué punto estos nuevos modelos incorporan las “lecciones aprendidas” a través del genocidio.

La historia de Skydio demuestra una verdad cruda: lo que ocurre en Gaza no se queda en Gaza.
La lógica del imperialismo capitalista asegura que estas tecnologías siempre terminan regresando a casa.

Todas las ilustraciones provienen de Skydio.

05/10/2025

JORGE MAJFUD
The Peace Agreements of the Addicted White Man

Jorge Majfud for La Pluma y Tlaxcala, Oct. 5, 2025

Translated by Tlaxcala

On September 29, 2025, The New York Times reported on the meeting at the White House between President Trump and Israeli Prime Minister Netanyahu. under this headline with a clarifying subtitle:

Cease-fire…It is not that history rhymes—it repeats itself.
Since the fifteenth century, all the treaties signed by the European empires have been made at gunpoint and systematically ignored once they stopped serving their purposes or when they managed to push forward their lines of fire.
Destruction and dispossession were always seasoned with some noble cause: civilization, freedom, democracy, and the invader’s right to defend himself.


For centuries, it was the same story repeated in the diplomacy between Indigenous peoples and white settlers—no different from the most recent case of the “Peace Agreement” proposed and imposed under threat by Washington and Tel Aviv on Palestine.
It is the same history of the violation of every peace treaty signed with the Native Nations on either side of the Appalachians, before and after 1776.
Later, what historians call the “Louisiana Purchase” (1803) was not a purchase at all, but a brutal dispossession of the Indigenous nations who were the ancestral owners of that territory, as large as the entire rising Anglo country in America.
No Native person was invited to the negotiating table in Paris, far from those being dispossessed.
And when one of these agreements included some “representative” of the attacked peoples—as in the 1835 Cherokee Treaty—the representative was false, a Guaidó invented by the white settlers.

The same occurred with the transfer of Spain’s last colonies (Cuba, Puerto Rico, the Philippines, Guam) to the United States.
While hundreds of Sioux dyed the snows of Dakota red demanding payment according to the treaty that had forced them to sell their lands, in Paris a new peace agreement was being signed over tropical peoples.
No representative of the dispossessed was invited to negotiate the accord that supposedly made their “liberation” possible.

For Theodore Roosevelt, “the most righteous of all wars is the war against savages… the only good Indians are dead Indians.”
Further south, he wrote and published that “Negroes are a stupid race.”
According to Roosevelt, democracy had been invented for the benefit of the white race, the only one capable of civilization and beauty.

During those years, the Anglo-Saxon ethnicity needed a justification for its brutality and its habit of stealing and then washing its crimes away with peace agreements imposed by force.
Since in the second half of the nineteenth century the epistemological paradigm of science had replaced religion, that justification became racial superiority.

Europe kept most of the world subjugated through its fanaticism and its addiction to gunpowder.
Theories about the superiority of the white man went hand in hand with his victimization: Blacks, Browns, Reds and Yellows took advantage of his generosity while threatening the minority of the superior race with replacement by the majority of inferior ones.
Sound familiar?

Because those biologicist theories were not sufficiently grounded, history was invoked instead.
At the end of the nineteenth century, Europe was teeming with linguistic and later anthropological theories about the pure origin of the noble race (Aryan, Iran), the white race derived from the Hindu Vedas.
These far-fetched stories—and Hindu symbols such as the Nazi swastika and what is now known as the Star of David (used by different cultures centuries earlier but originally from India)—became popular as racial symbols in print.



It is no coincidence that it was precisely at that moment that supremacist theories and Zionism were founded and articulated within their historical concepts in the white, racist, imperialist Europe of the North.
Even the founder of Zionism, Theodor Herzl, understood that Jews belonged to the superior “Aryan race.”

Until the Second World War, these supremacisms coexisted with certain frictions but not enough to prevent them from forming agreements, such as the Haavara Agreement between Nazis and Zionists, which for years transferred tens of thousands of white Jews (of “good genetic material”) to Palestine.
The first anti-Zionists were not the Palestinians who received them, but the European Jews who resisted that ethnic-cleansing agreement.
At the same time that the Palestinians were colonized and stripped of their lands, Judaism itself was colonized and stripped of its tradition.

When the Soviets crushed Hitler’s Nazis, being a supremacist became a disgrace.
Suddenly, Winston Churchill and the USAmerican millionaires stopped boasting of being Nazis.
Earlier, the 1917 Balfour-Rothschild Declaration had been an agreement among whites to divide and occupy a territory of “inferior races.”
As the racist and genocidal Churchill—then Minister of War—said:

“I am strongly in favor of using poisonous gas against uncivilized tribes.” [and he used it in Iraq, Transl. n.]

But the brutal irrationality of the Second World War also ended the Modern Era, founded on the paradigms of reason and progress.
Science and critical thought gave way to the irrationality of consumerism and religion.

Thus, today’s Zionists no longer insist before the UN or the White House on their Aryan racial superiority, but rather on their special rights as God’s chosen Semites.
Netanyahu and his evangelical escorts quote the biblical sacredness of Israel a thousand times, as if he and King David were the same person and as if that dark-skinned Semitic people of three thousand years ago were the same Khazars of the Caucasus who adopted Judaism in medieval Europe.

The Washington agreement between Trump and Netanyahu, to be accepted by the Palestinians, is illegitimate from the start.
It does not matter how many times the word peace is repeated—just as it does not matter how many times the word love is repeated while a woman is being raped.
It will always be a violation, just as Israel’s occupation and apartheid over Palestine are.

On Tuesday, September 30, U.S. Secretary of War Pete Hegseth gathered his generals and quoted George Washington:

“He who desires peace must prepare for war,”
not because Washington “wanted war, but because it loved peace.”
President Trump concluded: it would be an insult to the United States if he were not awarded the Nobel Peace Prize.

In 1933, in his speech before the Reichstag, the Nobel Peace Prize candidate Adolf Hitler declared that Germany sought only peace.
Three years later, after remilitarizing Rhineland, he insisted that Germany was a pacifist nation seeking its security.

Even if the new agreement between Washington and Tel Aviv is accepted by Hamas (one of Netanyahu’s own creations), sooner or later it will be violated by Tel Aviv.
For the superior race—for the chosen peoples—there are no agreements with inferior beings, only strategies of plunder and annihilation: strategies of demonizing the slave and the colonized, and of victimizing the poor white man, that addict to gunpowder—now to white powder.



JORGE MAJFUD
Los Acuerdos de Paz del adicto hombre blanco

Jorge Majfud para La Pluma y Tlaxcala, 5-10- 2025

 


El 29 de setiembre de 2025, el New York Times informó sobre la reunión en la Casa Blanca entre el presidente Trump y el primer ministro de Israel Netanyahu. Su titular de portada fue: “Trump y Netanyahu le dicen a Hamas que acepte su plan de paz, o de lo contrario…” El subtítulo aclaró esos puntos suspensivos: “El presidente Trump afirmó que Israel tendría luz verde para ‘completar la misión’ si Hamas se negaba a aceptar el acuerdo de cese de hostilidades”.


Cese de hostilidades…No es que la historia rime. Se repite. Desde el siglo XV, todos los acuerdos firmados por los imperios europeos fueron a punta de cañón y sistemáticamente ignorados cuando dejaron de servirles o cuando lograron avanzar sus líneas de fuego. Destrucción y despojo sazonado con alguna buena causa: la civilización, la libertad, la democracia y el derecho del invasor a defenderse.

Fue, por siglos, la repetida historia de la diplomacia entre los pueblos indígenas y los colonos blancos, para nada diferente al más reciente caso del “Acuerdo de paz”, propuesto e impuesto bajo amenaza por Washington y Tel Aviv sobre Palestina. La misma historia de la violación de todos los tratados de paz con las naciones nativas de este y del otro lado de los Apalaches, antes y después de 1776. Luego, lo que los historiadores llaman “Compra de Luisiana” (1803), no fue una compra sino un brutal despojo de las naciones indígenas que eran los dueños ancestrales de ese territorio, tan grande como todo el naciente país anglo en América. Ningún indígena fue invitado a la mesa de negociaciones en París, un lugar alejado de los despojados. Cuando alguno de estos acuerdos incluyó a algún “representante” de los pueblos agredidos, como fue el caso del despojo cheroqui de 1835, fue un representante falso, un Guaidó inventado por los colonos blancos.

Lo mismo ocurrió con el traspaso de las últimas colonias españolas (Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam) a Estados Unidos. Mientras cientos de siouxs teñían de rojo las nieves de Dakota por reclamar el pago según el tratado que los obligó a vender sus tierras, en París se firmaba un nuevo acuerdo de paz sobre los pueblos tropicales. Ningún representante de los despojados fue invitado a negociar el acuerdo que hizo posible su liberación.

Para Teo Roosevelt, “la guerra más justa de todas es la guerra contra los salvajes (…) los únicos indios buenos son los indios muertos”.  Más al sur: “los negros son una raza estúpida”, escribió y publicó. Según Roosevelt, la democracia había sido inventada para beneficio de la raza blanca, única capaz de civilización y belleza.

Durante estos años, la etnia anglosajona necesitaba una justificación a su brutalidad y a su costumbre de robar y lavar sus crímenes con acuerdos de paz impuestos por la fuerza. Como en la segunda mitad del siglo XIX el paradigma epistemológico de las ciencias había reemplazado a la religión, esa justificación fue la superioridad racial.

Europa tenía subyugada a la mayoría del mundo por su fanatismo y por su adicción a la pólvora. Las teorías sobre la superioridad del hombre blanco iban de la mano de su victimización: los negros, marrones, rojos y amarillos se aprovechaban de su generosidad, mientras amenazaban a la minoría de la raza superior con un reemplazo de la mayoría de las razas inferiores. ¿Suena actual?

Como esas teorías biologicistas no estaban suficientemente fundadas, se recurrió a la historia. A finales del siglo XIX pulularon en Europa teorías lingüísticas y luego antropológicas sobre el origen puro de la raza noble (ariaIrán), la raza blanca, proveniente de los vedas hindúes. Estas historias, arrastradas de los pelos, y los símbolos hindúes como la esvástica nazi y lo que hoy se conoce como la estrella de David (usada por diferentes culturas siglos antes, pero originarios de India) se popularizaron como símbolos raciales en la letra impresa.

No por casualidad, es en este momento en que las teorías supremacistas y el sionismo se fundan y se articulan en sus conceptos históricos, en la Europa blanca, racista e imperialista del norte. El mismo fundador del sionismo, Theodor Herzl, entendía que los judíos pertenecían a la superior “raza aria”.

Hasta la Segunda Guerra Mundial, estos supremacismos convivieron con ciertas fricciones, pero no las suficientes como para que les impida formar acuerdos, como el Acuerdo Haavara entre nazis y sionistas que, por años, trasladó decenas de miles de judíos blancos (de “buen material genético”) a Palestina. Los primeros anti sionistas no fueron los palestinos que los recibieron, sino los judíos europeos que resistieron el Acuerdo de limpieza étnica. Al mismo tiempo que se colonizó y despojó a los palestinos de sus tierras, se colonizó y despojó al judaísmo de su tradición.

Cuando los soviéticos arrasaron con los nazis de Hitler, ser supremacista pasó a ser una vergüenza. De repente, Winston Churchill y los millonarios estadounidenses dejaron de presumir de ser nazis. Antes, la declaración Balfour-Rothschild de 1917 fue un acuerdo entre blancos para dividir y ocupar un territorio de “razas inferiores”. Como dijo el racista y genocida Churchill, por entonces ministro de Guerra: “Estoy totalmente a favor de utilizar gases venenosos contra las tribus no civilizadas”.

Pero la brutal irracionalidad de la Segunda Guerra también liquidó la Era Moderna, basada en los paradigmas de la razón y el progreso. Las ciencias y el pensamiento crítico dejaron paso a la irracionalidad del consumismo y de las religiones.

Es así como los sionistas de hoy ya no insisten en la ONU y en la casa Blanca sobre su superioridad racial de arios sino en los derechos especiales de ser los semitas elegidos de Dios. Netanyahu y sus escuderos evangélicos citan mil veces la sacralidad bíblica de Israel, como si él y el rey David fuesen la misma persona y aquel pueblo semita de piel oscura de hace tres mil años fuesen los mismos jázaros del Cáucaso que en la Europa de la Edad Media adoptaron el judaísmo.

El acuerdo de Washington entre Trump y Netanyahu para que sea aceptado por los palestinos es ilegítimo desde el comienzo. No importa cuántas veces se repita la palabra paz, como no importa cuántas veces se repite la palabra amor mientras se viola a una mujer. Será por siemrpe una violación, como lo es la ocupación y el apartheid de Israel sobre Palestina.

El martes 30 de setiembre, el Ministro de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, reunió a sus generales y citó a George Washington: “Quien anhela la paz debe prepararse para la guerra”, no porque Washington “quiera la guerra, sino porque ama la paz”. El presidente Trump remató: sería un insulto para Estados Unidos que no le otorgasen el Premio Nobel de la Paz.

En 1933, en su Discurso en el Reichstag, el candidato al Nobel de la Paz, Adolf Hitler, declaró que Alemania solo anhelaba la paz. Tres años después, luego de militarizar Renania, insistió que Alemania era una nación pacifista que buscaba su seguridad.

Aunque el nuevo acuerdo entre Washington y Tel Aviv sea aceptado por Hamas (una de las creaturas de Netanyahu), tarde o temprano será violado por Tel Aviv. Porque para la raza superior, para los pueblos elegidos, no existen acuerdos con seres inferiores sino estrategias de saqueo y aniquilación. Estrategias de demonización del esclavo, del colonizado, y de victimización del pobre hombre blanco, ese adicto a la pólvora―ahora polvo blanco.



03/10/2025

RYAN GRIM/MURTAZA HUSSAIN
Cómo Larry Ellison y Ron Prosor seleccionaron a Marco Rubio por su fidelidad a Israel
Las revelaciones de correos electrónicos pirateados

Ryan Grim et Murtaza Hussain, DropSiteNews, 2-10-2025
Traducido por
Tlaxcala

Todo se está alineando para Larry Ellison. El multimillonario cofundador del gigante tecnológico Oracle, a veces el hombre más rico del mundo (superando a Musk) y firme partidario de Israel, está a punto de asumir un papel protagonista en la reconfiguración de TikTok en USA. Su hijo, David Ellison, se prepara para tomar el control de grandes sectores de los medios de comunicación, incluidos CBS News, CNN, Warner Brothers y Paramount, y, según se informa, incorporará Ala estrella facha Bari Weiss, de Free Press, para orientar la línea editorial.


Larry Ellison en la Casa Blanca con Trump el 21 de enero de2025. Foto Andrew Harnik/Getty Images

«La familia Ellison está acaparando el mercado de la atención y de los datos de la misma manera en que los Vanderbilt lo hicieron con los ferrocarriles y los Rockefeller con el petróleo», resumía recientemente Wired. La forma en que planean operar ese monopolio se pondrá a prueba en lo que el presidente Donald Trump denomina la “Nueva Gaza”, la zona de libre comercio tecno-distópica que será administrada por un Consejo de la Paz encabezado por Trump y por el socio político y empresarial de larga data de Ellison, Tony Blair. Ellison ha donado o prometido más de 350 millones de dólares al Instituto Tony Blair, que Blair ha utilizado para promover la visión de Ellison: una alianza entre gobierno, poder corporativo y vigilancia tecnológica. Oracle, al proporcionar infraestructura de bases de datos y servicios de computación en la nube a otras grandes empresas como FedEx y NVIDIA, se ha convertido silenciosamente en una de las compañías más poderosas del mundo.

Como máximo diplomático del país, el secretario de Estado Marco Rubio también ha desempeñado un papel en las conversaciones sobre TikTok que orientaron a la empresa hacia Ellison, después de haber liderado, como senador, la campaña para demonizar la aplicación; también estuvo estrechamente implicado en la presentación del plan de Trump para el futuro de Gaza, que entrega el enclave a Blair. El yerno de Trump, Jared Kushner, encargó al Instituto Blair en la primavera que elaborara un plan para la posguerra en Gaza, que, según informó el Times of Israel, fue completado recientemente.

Que Rubio se encuentre en una posición tan central se debe en parte a Ellison, quien ha sido un gran mecenas del exsenador gusano de Florida. Ellison examinó por primera vez la lealtad de Rubio hacia Israel a principios de 2015, según correos electrónicos inéditos revisados por Drop Site. Rubio alcanzó notoriedad como un joven senador conservador apoyado por el Tea Party en 2010, lanzando una campaña presidencial en el ciclo de 2016. Como secretario de Estado, Rubio inició una represión sin precedentes contra la libertad de expresión, deteniendo e intentando deportar a críticos de Israel precisamente por el “delito” de criticar a Israel.

30/09/2025

BAHMAN KALBASI
In seinen Erklärungen vertritt das US-Außenministerium die Einstellungen Israels
Interview mit Shahid Qureshi, der wegen Nichterfüllung entlassen wurde

Bahman Kalbasi, BBC Persian, 17.9.2025

Bahman Kalbasi ist Korrespondent der BBC Persian bei den Vereinten Nationen in New York.

Übersetzt von Tlaxcala

 

Shahid Qureshi arbeitete im Büro für globale öffentliche Angelegenheiten des US-Außenministeriums (State Department) und wurde kürzlich von seinem Posten entlassen. In einem Sonderinterview mit Bahman Kalbasi erklärt Herr Qureshi: Die Beileidsbekundungen gegenüber den Familien der palästinensischen Journalisten, die von der israelischen Armee in Gaza getötet wurden, und die Betonung der Ablehnung der ethnischen Säuberungen in Gaza durch die USA seien Positionen gewesen, die er gemäß dem üblichen Verfahren in die Erklärungen des Außenministeriums aufnehmen wollte, und deshalb sei er entlassen worden. In seinem ersten Interview mit einem persischsprachigen Medienunternehmen nach seiner Entlassung aus dem US-Außenministerium spricht Herr Qureshi über die Geschehnisse und seine Erfahrungen unter verschiedenen US-Verwaltungen.

Bahman Kalbasi: In den Monaten nach Donald Trumps Rückkehr ins Weiße Haus hat der Druck auf eine Reihe von Aktivisten und Studenten, die sich gegen Israels Krieg in Gaza aussprechen, zugenommen; von den Bemühungen der Regierung, einige, die keine US-Bürger waren, auszuweisen, bis hin zur Entlassung anderer aus ihren Jobs. Shahid Qureshi arbeitete in der PR-Abteilung des US-Außenministeriums und wurde kürzlich aus seinem Job entlassen. Er hatte versucht, gemäß dem üblichen Verfahren Beileidsbekundungen für die Familien palästinensischer Journalisten, die vom israelischen Militär getötet wurden, und die Ablehnung der ethnischen Säuberung in Gaza in die Erklärungen des Außenministeriums aufzunehmen. Er sagt, genau deshalb sei er entlassen worden. Dies ist sein erstes Interview mit einem persischsprachigen Medienunternehmen seit seiner Entlassung aus dem US-Außenministerium, in dem er über seine Erfahrungen in der vorherigen und der aktuellen Verwaltung sowie über die Geschehnisse spricht.

Ich bin Bamdad Kelbasi und spreche in einem „Special Dialogue“ mit diesem ehemaligen Mitarbeiter des Außenministeriums.

Shahid Qureshi, vielen Dank für die Gelegenheit, die Sie BBC Persian bieten. Bevor wir zum Kern der Sache kommen, könnten Sie ein wenig über sich selbst sprechen? Wo sind Sie geboren? Wo sind Sie aufgewachsen?

Shahid Qureshi:  Ja, ich wurde 1991 in Seattle geboren. Ich studierte Internationale Beziehungen an der University of Washington. Meine Eltern stammen aus der Stadt Saveh im Iran und kamen um die Zeit der Revolution nach Amerika. Nach meinem Bachelor-Abschluss ging ich nach Washington D.C. und machte meinen Master im selben Fach, Internationale Beziehungen.

Bahman Kalbasi: Wie sind Sie zum US-Außenministerium gekommen?

Shahid Qureshi:  Schon in jungen Jahren, und nach dem Einmarsch der USA in den Irak, wurde ich sensibel für die endlosen Kriege, in die die USA verwickelt waren. Ich hatte das Gefühl, dass das Bild des Irak, das sich in der amerikanischen öffentlichen Meinung vor der Invasion gebildet hatte, dazu beitrug, diese Operation zu rechtfertigen. Wenn wir zum Familienbesuch in den Iran reisten und nach Amerika zurückkehrten, beunruhigte mich die ähnliche negative Darstellung, die über den Iran geformt wurde, und dass sich das, was im Irak passiert war, auch für den Iran wiederholen könnte. Deshalb engagierte ich mich sehr in zivilgesellschaftlichen Organisationen, die sich für ein Ende der Kriege im Irak und in Afghanistan und die Verhinderung einer Wiederholung im Iran einsetzten. Gleichzeitig reizte mich die Arbeit im Außenministerium als Diplomat, sowohl um die Kräfte zu verstehen, die ein Land in den Krieg treiben, als auch um diplomatische Wege zur Beilegung von Streitigkeiten anstelle von Krieg zu finden. Ich bin sehr froh, dass ich eine Weile dort arbeiten konnte.

Bahman Kalbasi: Als Sie zum US-Außenministerium kamen, was genau waren Ihre Aufgaben in der Öffentlichkeitsarbeit? Was waren Ihre Pflichten?

BAHMAN KALBASI
In its statements, the US State Department is applying Israel’s positions
Interview with Shahid Qureshi, fired for non-compliance

Bahman Kalbasi, BBC Persian, 17/9/2025

Bahman Kalbasi is the BBC Persian’s  correspondent at the United Nations in New York.

Translated by Tlaxcala

(Since Qureshi’s remarks in English were simultaneously translated into Farsi for broadcast, we have retranslated them into English from the Farsi version.)

 

Shahid Qureshi worked in the Bureau of Global Public Affairs of the US State Department and was recently dismissed from his job. Mr. Qureshi tells Bahman Kalbasi in a special interview program: Condolences to the families of Palestinian journalists killed by the Israeli army in Gaza and emphasizing USA’s opposition to ethnic cleansing in Gaza were positions that he intended to include in State Department statements according to the usual procedure, and this is why he was dismissed. In his first interview with a Persian-language media outlet after his dismissal from the US State Department, Mr. Qureshi talks about what happened and his experience working in different US administrations.

Bahman Kalbasi: In the months following Donald Trump’s return to the White House, pressure has increased on a number of activists and students opposed to Israel’s war in Gaza; from the administration’s efforts to deport some who were not U.S. citizens to firing others from their jobs. Shahid Qureshi worked in the public relations department of the U.S. State Department and was recently dismissed from his job. He had tried to include, based on the usual procedure, condolences to the families of Palestinian journalists killed by the Israeli military and opposition to ethnic cleansing in Gaza in the State Department’s statements. He says this is precisely why he was fired. This is his first interview with a Persian-language media outlet since his dismissal from the U.S. State Department, in which he talks about his experience in both the previous and current administrations, as well as what happened. I am Bahman Kalbasi , and I am speaking with this former U.S. State Department employee in a Special Dialogue.

 

Shahid Qureshi, thank you for the opportunity you’ve given BBC Persian. Before we get into the matter, could you talk a bit about yourself? Where were you born? Where did you grow up?

 

Shahid Qureshi: Yes, I was born in Seattle in 1991. For university, I studied International Relations at the University of Washington. My parents are from the city of Saveh in Iran and came to America around the time of the revolution. After getting my bachelor’s degree, I went to Washington D.C. and got my master’s degree in the same field, International Relations.

 

Bahman Kalbasi: How did you end up working for the U.S. State Department?

 

Shahid Qureshi: From a young age, and after the U.S. invasion of Iraq, I became sensitive to the endless wars the United States had become involved in. I felt that the image of Iraq formed in American public opinion before the invasion helped justify that operation. When we traveled to Iran to visit family and returned to America, seeing a similar negative image being formed about Iran worried me that what happened in Iraq could be repeated for Iran. 

That’s why I became very active in civil society organizations working to end the wars in Iraq and Afghanistan and prevent its repetition in Iran. At the same time, working at the State Department was appealing to me as a diplomat, both to understand the forces that lead a country to war and to help find diplomatic paths for resolving disputes instead of war. I am very happy I was able to work there for a while.

 

Bahman Kalbasi : When you joined the U.S. State Department, what exactly did you do in your role in public relations? What were your duties?

 

23/09/2025

JOSHUA LEIFER
La visión de Netanyahu para el futuro de Israel no es Esparta, es algo peor

Como primer ministro, Benjamin Netanyahu siempre soñó con un Israel libre de las restricciones y condiciones impuestas por USA.

Joshua Leifer, Haaretz, 21-9-2025
Traducido por Tlaxcala

Joshua Leifer (New Jersey, 1994) es periodista e historiador. Es columnista de Haaretz. Sus ensayos y reportajes también han aparecido en The New York Times, The New York Review of Books, The Guardian y otros. Su primer libro, Tablets Shattered: The End of an American Jewish Century and the Future of Jewish Life (2024), obtuvo un National Jewish Book Award. Actualmente es candidato a doctorado en historia en la Universidad de Yale, donde su investigación se sitúa en la intersección de la historia intelectual moderna, la política judía contemporánea, la política exterior de USA y la memoria del Holocausto. Su tesis examina la política del antisemitismo y la crisis del orden liberal.

La noche en que las fuerzas terrestres israelíes comenzaron su invasión de la ciudad de Gaza, el primer ministro Benjamín Netanyahu pronunció un discurso en el Ministerio de Finanzas en el que expuso su oscura visión para el futuro del país como un Estado rebelde y aislado. Ante el aumento de las sanciones internacionales –al día siguiente, la Unión Europea anunció la suspensión de componentes clave de su acuerdo comercial con Israel–, Israel debería convertirse en una «Súper Esparta», declaró.


Exconsultor de gestión que ayudó a liderar la revolución del libre mercado en Israel, Netanyahu explicó que la economía del país tendría que adoptar «marcadores de autarquía» y salir «muy rápido» del Consenso de Washington que regía los asuntos económicos globales. En otras palabras, dirigirse hacia el modelo de Moscú y Pyongyang.

Sin embargo, el discurso de Netanyahu bosquejó no solo una nueva visión para Israel, sino también un retrato del nuevo orden mundial emergente y del lugar de Israel en él. «El mundo se ha dividido en dos bloques», dijo. «Y no somos parte de ninguno».

Esa noche en el escenario, Netanyahu casi parecía alentado por la posibilidad de que tal supuesto no alineamiento otorgara a Israel un margen aún mayor para maniobrar en su asalto a Gaza. Pero el aislamiento a largo plazo es mucho más probable que amenace a Israel que que lo asegure. Todo estadista israelí lo había entendido –al menos hasta ahora.

Enemigo de los valores de Europa

Desde su primera campaña para primer ministro, Netanyahu soñó con sacudirse las condiciones y restricciones impuestas a Israel por USA, por mínimas que fueran. En un memorando de 1996 titulado A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm, un grupo de operativos neoconservadores y asesores de Netanyahu pedían que Israel forjara una nueva relación con América «basada en la autosuficiencia». Si Israel ya no necesitaba tanta ayuda estadounidense, razonaban, Washington tendría menos palancas para obligar a Israel a hacer concesiones a los palestinos.

Aun así, Netanyahu siempre imaginó a Israel como parte del bloque occidental liderado por USA. En su libro de 1998, A Place Among the Nations, argumentaba que, con el fin de la Guerra Fría, Israel debía actuar como el perro guardián del nuevo mundo unipolar, el policía de Occidente en Oriente Medio. «Sin nadie en la región que controle continuamente sus ambiciones o sus planes obsesivos de armamento», escribió sobre los «regímenes militantes» de Oriente Medio, el papel de Israel era ahora «salvaguardar el interés más amplio de la paz». Implícitamente, y a veces explícitamente, tanto líderes usamericanos como europeos aceptaron ese papel para Israel y lo respaldaron.

La destrucción de la Franja de Gaza por parte de Israel –y la prolongada crisis regional que desencadenó– ha cambiado todo eso.

Tras meses de inacción, mientras las fuerzas israelíes hacían inhabitable Gaza, los estados europeos han comenzado a imponer consecuencias a Israel. Los líderes europeos también están repensando cómo será su relación con Israel en el futuro. Y eso no se debe únicamente, ni principalmente, a que las protestas contra la guerra israelí hayan convertido la destrucción de Gaza en un problema político doméstico explosivo en las capitales europeas. Más bien, se debe a que el Israel de Netanyahu se ha declarado enemigo de los valores de los que la nueva Europa se enorgullece: paz, democracia y derechos humanos.

En USA, Israel no solo ha perdido a la izquierda –eso es historia vieja– sino que también ha comenzado a perder a la derecha. En redes sociales, cuentas e influenciadores de derecha que forman parte del mundo MAGA difunden teorías conspirativas antisemitas extravagantes sobre temas que van desde los antibióticos hasta el asesinato del influenciador conservador Charlie Kirk. El ex presentador de Fox, Tucker Carlson, ha ganado nueva popularidad sintetizando el creciente sentimiento antiisraelí en su nacionalismo «America First». La nueva derecha usamericana no derrama lágrimas por los musulmanes muertos, pero se deleita con la nueva imagen de Israel como una fuerza demoníaca y siniestra.

En 2021, Ron Dermer, entonces ex embajador de Israel en USA provocó indignación cuando sugirió que Israel debía priorizar el apoyo de los cristianos usamericanos sobre los judíos usamericanos. En sus propios términos –asegurar respaldo para las guerras de Israel– esta estrategia ha fracasado manifiestamente. A diferencia de los evangélicos mayores, en su mayoría fervientes partidarios de Israel, los jóvenes cristianos usamericanos ya han comenzado a dar la espalda. O como dijo recientemente Megyn Kelly, la ex presentadora conservadora de Fox, a Carlson: «Todos los menores de 30 años odian a Israel.»

Ruptura con la política exterior sionista

La demolición intencional del consenso bipartidista en USA por parte de Netanyahu y su séquito siempre fue una apuesta arrogante. Como una granada mal cronometrada, les ha explotado en la cara. Aunque no se equivocaban al ver que la derecha usamericana estaba en ascenso, la Oficina del Primer Ministro no entendió que esta nueva derecha extraía su fuerza de la promesa del aislamiento, alimentada por la ira hacia el paradigma intervencionista que representaban los aliados más cercanos de Israel en Washington. Formados en el apogeo del neoconservadurismo, estos hombres pensaban poco en la perspectiva de un mundo posyanquí.

Frente a la creciente condena y a las inminentes sanciones internacionales, Netanyahu se ha negado a detener la ofensiva de Israel. Ahora, para mantener la guerra –ya sea por una estrecha supervivencia política, un mesianismo megalomaníaco o una combinación de ambos– propone nada menos que una ruptura total con el principio más fundamental de la política exterior sionista.

Desde sus primeros años, cuando Theodor Herzl buscó una audiencia con el sultán otomano, el sionismo trabajó y dependió del apoyo de las grandes potencias. No tuvo éxito por intervención divina ni por el despliegue de un plan providencial, sino porque los primeros estadistas sionistas buscaron tales alianzas. Entendieron que, para los judíos, como para otras naciones pequeñas, el aislamiento era una trampa mortal. A lo largo del último siglo, viejos imperios cayeron, nuevas potencias los reemplazaron, pero el principio siguió siendo el mismo.

Tras la fundación de Israel, sus primeros líderes se preocuparon enormemente de que, sin alianzas con potencias regionales y globales más fuertes, el proyecto sionista fracasara. En 1949, Moshe Sharrett, entonces ministro de Exteriores de Israel, lamentaba: «Vivimos en un estado de aislamiento malvado en Oriente Medio». David Ben-Gurión soñaba con un acuerdo de defensa mutua con USA. Con el tiempo, Israel logró obtener el respaldo usamericano; se podría decir que esta es una de las razones por las que ha sobrevivido.

Quizás, entonces, uno de los aspectos más incoherentes, incluso delirantes, de la visión de Netanyahu es que ha declarado la supuesta no pertenencia de Israel a ningún bloque global en el mismo momento en que Israel aparece como el caprichoso agente de USA. Los últimos dos años han demostrado la total dependencia de Israel respecto a USA en todo, desde municiones hasta el intercambio de inteligencia. La guerra de 12 días contra Irán reveló a Israel como una especie de estado vasallo, suplicando ayuda al señor feudal.

Hay, sin embargo, una cosa en la que Netanyahu acertó en su reciente discurso. El orden unipolar posterior a 1989 ha terminado. El viraje hacia el siglo posyanqui también ha amenazado con derrumbar el sistema de normas e instituciones internacionales que tomó forma bajo la hegemonía hemisférica, y luego global, de USA. Israel debe su prosperidad actual, si no su existencia misma, a ese sistema.

Y, sin embargo, a lo largo de los últimos dos años de dura guerra, los líderes israelíes, Netanyahu a la cabeza, han parecido querer derribar ese sistema. Las acciones de Israel en Gaza han empañado gravemente su legitimidad. A largo plazo, sin embargo, Israel estará condenado sin él.

En su discurso de esta semana, Netanyahu recurrió a la tradición griega, pero quizá la referencia más adecuada provenga de la Biblia hebrea. Lo que Netanyahu propuso no es Esparta, sino Sansón.

 

Muerte de Sansón, por Gustave Doré, 1866