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28/03/2025

MAURIZIO LAZZARATO
¡Armarse para salvar el capitalismo financiero!
La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Maurizio Lazzarato, 26-3-2025
Viñetas de Enrico Bertuccioli
Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Maurizio Lazzarato (1955), exiliado en Francia tras la represión desatada el 7 de abril de 1979 contra el movimiento Autonomía Obrera Organizada, en el que militaba en la Universidad de Padua, es un sociólogo y filósofo independiente italiano residente en París. Es autor de numerosos libros y artículos sobre el trabajo inmaterial, el capitalismo cognitivo, la biopolítica y la bioeconomía, la deuda, la guerra y lo que él llama la máquina del Estado-Capital. Último libro publicado en español: Guerra o revolución. Por qué la paz no es una alternativa (Tinta Limón, 2022). Bibliografia en español

Por grande que sea una nación, si ama la guerra perecerá; por pacífico que sea el mundo, si olvida la guerra estará en peligro”.

(“Wu Zi”, antiguo tratado militar chino)

Cuando decimos sistema de guerra nos referimos a un sistema como el vigente  que asume la guerra, aunque sólo sea planeada y no combatida, como fundamento y vértice del orden político, es decir, de la relación entre los pueblos y entre los hombres. Un sistema en el que la guerra no es un acontecimiento sino una institución, no una crisis sino una función, no una ruptura sino una piedra angular del sistema, una guerra siempre obsoleta y exorcizada, pero nunca abandonada como posibilidad real”.

(Claudio Napoleoni, 1986)


El advenimiento de Trump es apocalíptico, en el sentido original del término apocalipsis: revelación. Su convulsa agitación tiene el gran mérito de mostrar la naturaleza del capitalismo, la relación entre guerra, política y beneficio, entre capital y Estado habitualmente cubierta por la democracia, por los derechos humanos, por los valores y la misión de la civilización occidental.

La misma hipocresía está en el corazón de la narrativa construida para legitimar los 800.000 millones de euros para el rearme que la UE le impone mediante el recurso al estado de excepción a los Estados miembros.

Armarse no significa, como dice Draghi, defender “los valores que han fundado nuestra sociedad europea” y han “garantizado durante décadas a sus ciudadanos la paz, la solidaridad y, con el aliado usamericano, la seguridad, la soberanía y la independencia”, sino salvar el capitalismo financiero.

Ni siquiera hacen falta grandes discursos ni documentados análisis para desenmascarar la pobreza de estas narrativas, bastó otra masacre de 400 civiles palestinos para sacar a la luz la verdad de la indecente cháchara sobre la exclusividad la y supremacía moral y cultural de Occidente.

Trump no es un pacifista, se limita a reconocer la derrota estratégica de la OTAN en la guerra de Ucrania, mientras las élites europeas rechazan la evidencia. La paz para ellos significaría volver al estado catastrófico al que han reducido a sus naciones.

La guerra debe continuar porque para ellos, como para los demócratas y el Estado profundo usamericano, es el modo de salir de la crisis iniciada en 2008, como ya ocurrió con la gran crisis de 1929.

Trump piensa resolver la cuestión privilegiando la economía sin renegar de la violencia, del chantaje, de la intimidación, de la guerra. Es muy probable que ni el uno ni los otros tengan éxito en el intento porque tienen un enorme problema: el capitalismo, en su forma financiera, está en profunda crisis y precisamente desde su centro USA – llegan señales “dramáticas” para las élites que nos gobiernan. En lugar de converger hacia USA, los capitales huyen hacia Europa.

Gran novedad, síntoma de rupturas imprevisibles que corren el riesgo de ser catastróficas. El capital financiero no produce mercancías, sino burbujas que se inflan todas en USA y estallan en detrimento del resto del mundo, demostrando ser armas de destrucción masiva.

La finanza usamericana chupa valor (capital) de todo el mundo, lo invierte en una burbuja, que tarde o temprano estallará, obligando a los pueblos del planeta a la austeridad, al sacrificio para pagar sus fracasos: primero fue la burbuja de internet, luego la burbuja de las subprimes que provocó una de las mayores crisis financieras de la historia del capitalismo, abriendo la puerta a la guerra.

Intentaron incluso la burbuja del capitalismo verde que nunca despegó y, por último, la burbuja incomparablemente mayor de las empresas de alta tecnología.

Para tapar los agujeros de los desastres de la deuda privada descargada sobre la deuda pública, la Reserva Federal y la banca europea inundaron los mercados de liquidez que en lugar de “gotear” en la economía real, sirvió para alimentar la burbuja de la alta tecnología y el desarrollo de los fondos de inversión conocidos como los “Tres Grandes”, Vanguard, BlackRock y State Street (el más grande monopolio de la historia del capitalismo, gestiona 50 billones de dólares, accionista mayoritario de todas las empresas cotizadas más importantes). Ahora incluso esta burbuja se está desinflando.

Si dividimos por dos toda la capitalización de la lista de la Bolsa de Wall Street, todavía estamos muy lejos del valor real de las empresas de alta tecnología, cuyas acciones han sido infladas por los propios fondos para mantener altos los dividendos para sus “ahorradores” (los demócratas contaban incluso con sustituir el bienestar por las finanzas para todos, como antes habían delirado con la vivienda para todos los usamericanos).

Ahora la diversión llega a su fin. La burbuja ha llegado a su límite y los valores caen con riesgo real de un colapso. Si a esto añadimos la incertidumbre que las políticas de Trump – representante de unas finanzas que no son las de los fondos de inversión – introducen en un sistema que éstos habían conseguido estabilizar con la ayuda de los demócratas, comprendemos el temor de los “mercados”.

El capitalismo occidental necesita otra burbuja porque no conoce sino la reproducción de lo mismo de siempre (el intento trumpiano de reconstruir la industria manufacturera en USA está destinado a un fracaso seguro).


La identidad perfecta de “producción” y destrucción

Europa, que ya gasta 386.000 millones de euros [UE: 326 000; RU: 60 000] en armamento, es decir, 2,64 veces más de lo que gasta Rusia [146 000 millones] (la OTAN representa el 55% del gasto mundial en armas, Rusia el 5%) decidió un importante plan de inversión de 800.000 millones de euros para seguir aumentando el gasto militar.

La guerra y la Europa donde siguen activas las redes políticas y económicas, centros de poder que remiten a la estrategia representada por Biden, derrotada en las últimas elecciones presidenciales, son la ocasión para construir una burbuja basada en el armamento para compensar las crecientes dificultades de los “mercados” usamericanos.

Desde diciembre, las acciones de las empresas armamentísticas son objeto de especulación, yendo de subida en subida y fungiendo de refugio seguro para los capitales que ven la situación usamericana demasiado riesgosa.

En el centro de la operación están los fondos de inversión, que también figuran entre los principales accionistas de las grandes empresas armamentísticas. Poseen participaciones significativas en Boeing, Lockheed Martin y RTX, influyendo en la gestión y las estrategias de estas empresas.

También en Europa están presentes en el complejo militar-industrial: Rheinmetall, empresa alemana que fabrica los carros Leopard y que ha visto subir el precio de sus acciones un 100% en los últimos meses, tiene como principales accionistas a Blackrock, Société Générale, Vanguard, etc.

Rheinmetall, el mayor fabricante de municiones de Europa, ha superado en capitalización al mayor fabricante de automóviles del continente, Volkswagen, la última señal del creciente apetito de los inversores por los valores ligados a la defensa.

La Unión Europea quiere recoger y canalizar el ahorro continental hacia el armamento con consecuencias catastróficas para el proletariado y una mayor división de la Unión. La carrera armamentística no podrá funcionar como “keynesianismo de guerra” porque la inversión en armamento interviene en una economía financiarizada y ya no industrial. Construida con dinero público beneficiará a una pequeña minoría de particulares, mientras empeora las condiciones de la inmensa mayoría de la población.

La burbuja armamentística sólo puede producir los mismos efectos que la burbuja de alta tecnología usamericana. Después de 2008, las sumas de dinero captadas para la inversión en la burbuja de alta tecnología nunca han “goteado” hacia el proletariado usamericano.

Por el contrario, han producido una desindustrialización cada vez mayor, empleos precarios y poco cualificados, salarios bajos, pobreza rampante, la destrucción del escaso bienestar heredado del New Deal y la posterior privatización de todos los servicios. Esto es lo que sin duda producirá en Europa la burbuja financiera europea.

La financiarización conducirá no sólo a la destrucción completa del Estado del Bienestar y a la privatización a ultranza de los servicios, sino a una mayor fragmentación política de lo que queda de la Unión Europea. Las deudas, contraídas por cada Estado por separado, tendrán que ser reembolsadas y habrá enormes diferencias entre los Estados europeos en cuanto a su capacidad para honrar las deudas contraídas.

El verdadero peligro no son los rusos, sino los alemanes con su rearme de € 500.000 millones y otros € 500.000 millones para infraestructuras, financiación decisiva en la construcción de la burbuja.

La última vez que se armaron combinaron desastres mundiales (25 millones de muertos sólo en la Rusia soviética, la solución final, etc.), de donde surgió la famosa declaración de François Mauriac: “Me gusta tanto Alemania que me alegro de que haya dos”.

A la espera de los desarrollos ulteriores del nacionalismo y de la extrema derecha ya al 21 %, que inevitablemente producirá “Deutschland ist zurück” [Alemania está de vuelta], Alemania impondrá su habitual hegemonía imperialista a los demás países europeos.

Los alemanes han abandonado rápidamente el credo ordoliberal que no tenía ninguna base económica, sólo política, y abrazan a ultranza la financiarización angloamericana, con el mismo objetivo, dominar y explotar Europa.

El Financial Times habla de una decisión tomada por Merz, el hombre de Blackrock, y Kukies, el ministro del Tesoro, hombre de Goldman Sachs, con el aval de los partidos de “izquierda” SPD y Die Linke, que, como sus predecesores en 1914, asumen una vez más la responsabilidad de la futura carnicería.

Si el anterior imperialismo interior alemán se fundaba en la austeridad, el mercantilismo de exportación, la congelación salarial y la destrucción del Estado del Bienestar, éste se fundará en la gestión de una economía de guerra europea jerarquizada en los diferenciales de tipos de interés a pagar para reembolsar la deuda contraída.

Los países ya muy endeudados (Italia, Francia, etc.) tendrán que encontrar quién compre sus bonos emitidos para pagar su deuda, en un “mercado” europeo cada vez más competitivo. A los inversionistas les convendrá más comprar bonos alemanes, bonos emitidos por empresas armamentísticas sobre los que jugará la especulación al alza, y títulos de deuda pública europea, sin duda más seguros y rentables que los bonos de los países sobreendeudados.

El famoso “diferencial” (spread) seguirá desempeñando su papel como en 2011. Los miles de millones necesarios para pagar a los mercados no estarán disponibles para el Estado del Bienestar. El objetivo estratégico de todos los gobiernos y oligarquías desde hace cincuenta años, la destrucción de los gastos sociales para la reproducción del proletariado y su privatización, será alcanzado.

Veintisiete egoísmos nacionales lucharán entre sí sin nada en juego, porque la historia, que “somos los únicos que sabemos lo que es”, nos ha arrinconado, inútiles e irrelevantes tras siglos de colonialismo, guerras y genocidios.

La carrera armamentística va acompañada de una machacona justificación de “estamos en guerra” contra todo el mundo (Rusia, China, Corea del Norte, Irán, BRICS) que no puede abandonarse y que corre el riesgo de llegar a buen puerto porque esta delirante cantidad de armas aún debe “consumirse”.

La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Sólo los ingenuos pueden asombrarse de lo que está ocurriendo. Todo se repite, sólo que dentro de un capitalismo financiero y ya no industrial como en el siglo XX.

La guerra y el armamento estén en el centro de la economía y de la política desde que el capitalismo se hizo imperialista. Y son también el centro del proceso de reproducción del capital y del proletariado, en feroz competencia entre sí.

Reconstruyamos rápidamente el marco teórico proporcionado por Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy, firmemente plantado, – en contraste con las inútiles teorías críticas contemporáneas –, sobre las categorías de imperialismo, monopolio y guerra, que nos ofrece un espejo de la situación contemporánea.

Empecemos por la crisis de 1929, que tuvo sus raíces en la Primera Guerra Mundial y en el intento de salir de ella activando el gasto público mediante la intervención del Estado. Según Baran y Sweezy (en adelante, B&S) el inconveniente del gasto público en los años 30 era su volumen, incapaz de contrarrestar las fuerzas depresivas de la economía privada.

“Visto como una operación de rescate de la economía usamericana en su conjunto, el New Deal fue, por tanto, un fracaso estrepitoso. Incluso Galbraith, el profeta de la prosperidad sin compras bélicas, reconoció que en la década 1930 - 1940, ‘la gran crisis' nunca terminaba”.

Saldrá solo con la Segunda Guerra Mundial: “Luego vino la guerra, y con la guerra la salvación (...) el gasto militar hizo lo que el gasto social no había conseguido hacer”, porque el gasto público pasó de 17.500 millones de dólares a 103.100 millones.

B&S demuestran que el gasto público no dio los resultados que dio el gasto militar porque estaba limitado por un problema político que sigue siendo el nuestro. ¿Por qué el New Deal y su gasto no consiguieron un objetivo que “estaba al alcance de la mano, como demostró más tarde la guerra”?

Porque sobre la naturaleza y composición del gasto público, es decir, la reproducción del sistema y del proletariado, se desata la lucha de clases.

“Dada la estructura de poder del capitalismo monopolista usamericano, el aumento del gasto civil casi había alcanzado sus límites extremos. Las fuerzas que se oponían a una mayor expansión eran demasiado poderosas para ser superadas”.

El gasto social competía o perjudicaba a las corporaciones y oligarquías, arrebatándoles poder económico y político.

“Como los intereses privados controlan el poder político, los límites del gasto público se fijan rígidamente sin preocuparse de las necesidades sociales, por vergonzosamente evidentes que sean”.

Y estos límites valían también para el gasto, la sanidad y la educación, que en aquella época, a diferencia de hoy, no competían directamente con los intereses privados de las oligarquías.

La carrera armamentística permite aumentar el gasto público del Estado, sin que esto se transforme en un aumento de los salarios y del consumo del proletariado. ¿Cómo se puede gastar el dinero público para evitar la depresión económica que conlleva el monopolio, evitando al mismo tiempo el fortalecimiento del proletariado? “Con armamento, con más armamento, con más y más armamento”.

Michael Kalecki, trabajando sobre el mismo periodo, pero sobre la Alemania nazi, consigue dilucidar otros aspectos del problema. Contra todo economicismo que amenaza siempre la comprensión del capitalismo incluso por las teorías críticas marxistas, pone en evidencia la naturaleza política del ciclo del capital: “La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más importantes para los capitalistas que los beneficios corrientes”.

El ciclo político del capital, que ahora sólo puede ser garantido por la intervención del Estado, debe recurrir al gasto armamentístico y al fascismo. Para Kalecki, el problema político también se manifiesta en la “dirección y los fines del gasto público”. La aversión a la “subvención del consumo de masas” está motivada por la destrucción que provoca “de los fundamentos de la ética capitalista ‘ganarás el pan con el sudor de tu frente’ (a menos que vivas de las rentas del capital)’. ¿Cómo conseguir que el gasto estatal no se convierta en aumento del empleo, del consumo y de los salarios y, por tanto, en fuerza política del proletariado?

El inconveniente para las oligarquías se supera con el fascismo porque la maquinaria estatal está entonces bajo el control del gran capital y de la dirección fascista, con “la concentración del gasto estatal en armamento”, mientras que “la disciplina de fábrica y la estabilidad política se garantizan mediante la disolución de los sindicatos y los campos de concentración. La presión política sustituye aquí a la presión económica del desempleo”.

De ahí el inmenso éxito de los nazis entre la mayoría de los liberales británicos y usamericanos.

La guerra y el gasto en armamento ocupan un lugar central en la política usamericana, incluso después del fin de la Segunda Guerra Mundial, porque es inconcebible una estructura política sin una fuerza armada, es decir, sin el monopolio de su ejercicio.

El volumen del aparato militar de una nación depende de su posición en la jerarquía mundial de explotación. “Las naciones más importantes serán siempre las que más necesiten, y la magnitud de sus necesidades (de fuerza armada) variará en función de que entre ellas haya o no una lucha encarnizada por el primer puesto”.

Por lo tanto, el gasto militar sigue creciendo en el centro del imperialismo: “Naturalmente, la mayor parte de la expansión del gasto público tuvo lugar en el sector militar, que pasó de menos del 1% a más del 10% del PNB, y que representó alrededor de dos tercios del aumento total del gasto público desde 1920. Esta absorción masiva del excedente en preparativos militares ha sido el hecho central de la historia usamericana de posguerra”.

Kalecki señala que en 1966 “más de la mitad del crecimiento de la renta nacional se traduce en el crecimiento de los gastos militares”.

Ahora, en la posguerra, el capitalismo ya no puede contar con el fascismo para controlar el gasto social. El economista polaco, “alumno” de Rosa Luxemburg, señala: “Una de las funciones fundamentales del hitlerismo fue superar la aversión del gran capital a la política anticoyuntural a gran escala. La gran burguesía había dado su asentimiento al abandono del laisser-faire y al aumento radical del papel del Estado en la economía nacional, a condición de que el aparato estatal estuviera bajo el control directo de su alianza con la dirección fascista” y de que el destino y el contenido del gasto público estuvieran determinados por el armamento.

En los Treinta Gloriosos, sin el fascismo asegurando la dirección del gasto público, los Estados y los capitalistas se vieron forzados a un compromiso político. Relaciones de poder determinadas por el siglo de las revoluciones obligan al Estado y a los capitalistas a concesiones que, en cualquier caso, son compatibles con beneficios que alcanzan tasas de crecimiento desconocidas hasta entonces.

Pero incluso este compromiso es demasiado porque, a pesar de los grandes beneficios, “en tal situación los trabajadores se vuelven ‘recalcitrantes’ y los ‘capitanes de la industria’ se muestran ansiosos por ‘darles una lección’”.

La contrarrevolución, desplegada a partir de finales de los años 60, tendrá en su centro la destrucción del gasto social y la feroz voluntad de orientar el gasto público hacia los intereses únicos y exclusivos de las oligarquías. El problema, a partir de la República de Weimar, nunca fue una intervención genérica del Estado en la economía, sino el hecho de que el Estado haya sido investido por la lucha de clases y haya sido obligado a ceder a las exigencias de las luchas obreras y proletarias.

En los tiempos “pacíficos” de la Guerra Fría, sin la ayuda del fascismo, la explosión del gasto militar necesita una legitimación, asegurada por una propaganda capaz de evocar continuamente la amenaza de una guerra inminente, de un enemigo a las puertas dispuesto a destruir los valores occidentales:

“Los creadores oficiosos y oficiales de la opinión pública tienen preparada la respuesta: los Estados Unidos deben defender el mundo libre de la amenaza de agresión soviética (o china)”.

Kalecki, para el mismo período, precisa: “Los periódicos, el cine, la radio y la televisión que trabajan bajo la égida de la clase dominante crean una atmósfera que favorece la militarización de la economía”.

El gasto en armamento no sólo tiene una función económica, sino también de producción de subjetividades sometidas. La guerra, al exaltar la subordinación y el mando, “contribuye a crear una mentalidad conservadora”.

“Mientras que el masivo gasto público en educación y bienestar tiende a socavar la posición privilegiada de la oligarquía, el gasto militar hace lo contrario. La militarización favorece a todas las fuerzas reaccionarias (...) se determina un respeto ciego a la autoridad; se enseña y se impone una conducta de conformidad y sumisión; y la opinión contraria se considera un acto antipatriótico o directamente una traición”.

El capitalismo produce un capitalista que, precisamente por la forma política de su ciclo, es un sembrador de muerte y destrucción, más que un promotor del progreso. Richard B. Russell, un senador conservador del sur de EEUU en los años 60 citado por B&S, nos dice:

“Hay algo en los preparativos para la destrucción que induce a los hombres a gastar el dinero más descuidadamente que si fuera para fines constructivos. No sé por qué ocurre esto; pero durante los treinta años que llevo en el Senado, más o menos, comprendí que, al comprar armas para matar, destruir, borrar ciudades de la faz de la tierra y eliminar grandes sistemas de transporte, hay algo que hace que los hombres no calculen los gastos con el mismo cuidado que cuando se trata de pensar en una vivienda digna y en la atención sanitaria para los seres humanos”.

La reproducción del capital y del proletariado se politizó con las revoluciones del siglo XX. La lucha de clases, ocupando también esta realidad hizo emerger una oposición radical entre la reproducción de la vida y la reproducción de su destrucción que desde los años 1930 no ha hecho sino profundizarse.


¿Cómo funciona el capitalismo ?

La guerra y el armamento, prácticamente excluidos de todas las teorías críticas del capitalismo, funcionan como discriminadores en el análisis del capital y del Estado.  Es muy difícil definir el capitalismo como un “modo de producción”, como hizo Marx, porque la economía, la guerra, la política, el Estado y la tecnología son elementos estrechamente entrelazados e inseparables.

La “crítica de la economía” no basta para producir una teoría revolucionaria. Ya con el advenimiento del imperialismo se produjo un cambio radical en el funcionamiento del capitalismo y del Estado, puesto de manifiesto claramente por Rosa Luxemburg para quien la acumulación tiene dos aspectos.

El primero “se refiere a la producción de plusvalía – en la fábrica, en la mina, en la explotación agrícola – y a la circulación de mercancías en el mercado. Considerada desde este punto de vista, la acumulación es un proceso económico cuya fase más importante es una transacción entre el capitalista y el asalariado”.

El segundo aspecto tiene como teatro el mundo entero, una dimensión mundial irreductible al concepto de “mercado” y a sus leyes económicas.

“Aquí los métodos empleados son la política colonial, el sistema internacional de créditos, la política de esferas de interés, la guerra. La violencia, el engaño, la opresión, la depredación se desarrollan abiertamente, sin máscara, y es difícil reconocer las estrictas leyes del proceso económico en el entrelazamiento de la violencia económica y la brutalidad política”.

La guerra no es una continuación de la política, sino que siempre coexiste con ella, como muestra el funcionamiento del mercado mundial. Aquí, donde la guerra, el fraude y la depredación coexisten con la economía, la ley del valor nunca ha funcionado realmente. El mercado mundial tiene un aspecto muy diferente del esbozado por Marx. Sus consideraciones parecen ya no ser válidas, o mejor dicho, son precisadas: sólo en el mercado mundial el dinero y el trabajo devendrían adecuados a su concepto, haciendo realidad su abstracción y su universalidad. A contrario, lo que podemos constatar es que el dinero, la forma más abstracta y universal del capital, es siempre la moneda de un Estado. El dólar es la moneda de USA y  reina sólo en cuanto tal.

La abstracción del dinero y su universalidad (y sus automatismos) se los apropia una “fuerza subjetiva” y son gestionados según una estrategia que no está contenida en el dinero. Incluso la finanza, como la tecnología, parece ser objeto de apropiación por parte de fuerzas subjetivas "nacionales", muy poco universales.  

En el mercado mundial, ni siquiera el trabajo abstracto triunfa como tal, sino encontrando en su lugar otros trabajos radicalmente diversos (trabajo servil, trabajo esclavo, etc.) y es objeto de estrategias.

La acción de Trump, – caído el velo hipócrita del capitalismo democrático –, nos revela el secreto de la economía: sólo puede funcionar a partir de una división internacional de la producción y la reproducción definida e impuesta políticamente, es decir, mediante el uso de la fuerza, que implica también la guerra.

La voluntad de explotar y dominar, gestionando simultáneamente las relaciones políticas, económicas y militares, construye una totalidad que nunca puede cerrarse sobre sí misma, sino que siempre permanece abierta, escindida por los conflictos, las guerras, las depredaciones. En esta totalidad escindida, convergen y se gobiernan todas las relaciones de poder.Trump interviene sobre el uso de las palabras, pero también sobre las teorías de género, al mismo tiempo que quiere imponer un nuevo posicionamiento global, político y económico, de los USA. De lo micro a lo macro, acción política que los movimientos contemporáneos están lejos sólo de pensar.

La construcción de la burbuja financiera, proceso que podemos seguir paso a paso, tiene lugar del mismo modo. Los actores que intervienen en su producción son múltiples: la Unión Europea, los Estados que deben endeudarse, la Banca Europea, el Banco de Inversiones europeas, los partidos políticos, los medios de comunicación y la opinión pública, los grandes fondos de inversión (todos usamericanos) que organizan el trasiego de capitales de una Bolsa a otra, y las grandes empresas.

Sólo después de que el choque/cooperación entre estos centros de poder haya dado su veredicto, la burbuja económica y sus automatismos podrán funcionar. Hay toda una ideología sobre el funcionamiento automático que hay que desmentir. El “piloto automático”, sobre todo a nivel financiero, existe y funciona sólo después de que ha sido instituido políticamente. No existía en los 30 gloriosos porque se decidió políticamente en ese sentido. Funciona desde finales de los 70 por voluntad política explícita.

Esta multiplicidad de actores que llevan meses agitándose se mantiene unida por una estrategia. Hay, pues, un elemento subjetivo que interviene de manera fundamental. De hecho, dos. Desde el punto de vista capitalista, hay una lucha feroz entre el “factor subjetivo” Trump y el “factor subjetivo” de las élites que fueron derrotadas en las elecciones presidenciales, pero que todavía tienen una fuerte presencia en los centros de poder en los USA y Europa.

Pero para que el capitalismo funcione debemos tomar en consideración también un factor subjetivo proletario. Éste desempeña un papel decisivo porque, o bien se convertirá en el portador pasivo del nuevo proceso de producción/reproducción del capital, o bien tenderá a rechazarlo y destruirlo. Constatada la incapacidad del proletariado contemporáneo, el más débil, el más desorientado, el menos autónomo e independiente de la historia del capitalismo, la primera opción parece la más probable.

Pero si no logra oponer su propia estrategia a las continuas innovaciones estratégicas del enemigo, capaces de renovarse continuamente, caeremos en una asimetría de las relaciones de poder que nos retrotraerá a antes de la revolución francesa, a un nuevo/ya visto "ancien régime".

Notas del editor

Capital financiero

El capital financiero suele ser un espejismo, como el dinero que se supone lo constituye. Desde la elección de Trump, la “riqueza” de media docena de oligarcas (Musk, Bezos, Zuckerberg...) se incrementó en varios centenares de miles de millones de dólares (sin que se hubiese creado un céntimo de valor añadido...), para luego desaparecer tan rápidamente como había llegado (sin que se destruyese ni un céntimo de valor...). El autor de la nota se refiere a este moderno fantasma que, a su vez, recorre en mundo. El capital financiero es, efectivamente, un arma de destrucción masiva, en la medida en que muchos líderes contemporáneos y los países que regentan son sensibles a los espejismos...

Deuda pública

O deuda soberana. Proviene del derecho de cada Estado a emitir dinero sin contrapartida real. El dólar es la moneda de todos los records, y de la más gigantesca irresponsabilidad monetaria desde que Richard Nixon decidiera abandonar el respaldo oro (15-08-1971). De ahí en adelante los EEUU han emitido dólares sin límites y sin respaldo, exportando inflación a todo el planeta. Se trata de la llamada “liquidez” que no es sino un “pase mágico”. Emitir dinero sin respaldo significa aumentar la cantidad de dinero en circulación sin incrementar la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Los EEUU pagan con papelitos verdes que no valen la tinta con la que fueron impreos. La deuda pública yanqui supera el 120% del PIB de los EEUU. Y subiendo... Expresar el “valor” de una empresa en dólares truchos (monnaie de singe), es una forma (otra forma) de estafa.

Financiación del rearme

Hasta antes de ayer en la UE no había dinero para financiar la Salud (sólo en Francia se han suprimido 48 mil camas en los hospitales), ni para financiar la Educación (miles de clases no tienen todos sus profesores y sus salarios son miserables). Y he aquí que en 48 horas cronometradas la UE encontró € 800 mil millones para financiar la compra de armamento. Digan lo que digan, el modelo social pagará las habas que se comerá el burro.

Consecuencias del rearme

Gastar la enorme suma de € 800 mil millones en armas generará empleos bien pagados, y la colaboración de parte del proletariado (amén de ganancias extraordinarias para el gran capital). La industria armamentística tiene un detalle: para crecer requiere el consumo de lo ya producido, o sea... una guerra lo más destructiva posible. En ese sentido se trata de la peor corrupción en extensión, volumen y profundidad. La propaganda que debe convencer a los europeos de la necesidad de la guerra ya está entre nosotros, día y noche... ¡Heil!


06/06/2023

LUIS CASADO
Walter y los Tutsis (aplicable a Ucrania…)

 Luis Casado,28/3/2021

Esta nota fue difundida en el año 2021. Pasa que mi hermano me hizo llegar un video en el que un especialista militar demuestra en la TV francesa a qué punto TODAS las guerras son preparadas y lanzadas por motivos que le ocultan al común de los mortales. Es el caso de la guerra de Ucrania, que curiosamente aun no moviliza a ningún pacifista. Es un horror tolerado por la opinión pública, un horror planificado, preparado y ordenado desde Washington. Mientras la propaganda cotidiana cuenta historias para imbéciles. Lo sucedido en Rwanda, en el año 1994… fue del mismo calado. Que aproveche…

 

La hipocresía en materia de Derechos Humanos reclama una Copa del Mundo. Los candidatos al podio son legión, preferentemente entre quienes se auto designan como demócratas y progresistas. Una parida de Luis Casado.

No te puedo contar quién y cómo era Walter porque necesitaría dos o tres libros. Walter me rescató de un laburo de mierda en el año 1986, y en una maniobra de tipo ‘mercato pelotero’ logró sacarme de la multinacional en la que me aburría para abrirme las puertas de una actividad burbujeante, incesante, planetaria, creativa, entretenida, razonablemente bien pagada y en la que nos divertimos un puñado. Juntos, o separados pero siempre en contacto, le dimos la vuelta al mundo unas cuantas veces.

Belga, de la especie flamenca, nacido en la ciudad de Mechelen que los francoparlantes llamamos Malines (anda a saber por qué jodida razón a Den Haag la llaman La Haya en castellano), Walter tuvo un padre ‘colaborador’, lo que en esa época quería decir que fue un esbirro de la ocupación nazi, horror que Walter condenó toda su vida con una actitud permanente de una enorme calidad humana.

Walter era el optimismo hecho persona. Siempre sonriente y a punto de lanzar una carcajada, parecía a cada instante estar finiquitando el inicio de un largo viaje, síntesis belga –en una sola persona– de Fernão de Magalhães y de Juan Sebastián Elcano. En más de una ocasión me llamó para preguntarme si tenía un par de minutos libres, y un par de horas más tarde me encontraba a bordo de un vuelo intercontinental que nos permitiría tomarnos una caiperinha en Recife, un tinto francés en Singapur o en Bangkok, o en su defecto un blanco seco en Ayers Rock, lugar que queda, como dicen los mismos australianos in the middle of nowhere. Tú ya sabes, el laburo es el laburo y servidor un émulo a la distancia y en el tiempo del célebre Alekséi Stakhanov.

Divorciado, como todo dios, a Walter le faltaba un ancla, un hub como dicen los boludos viajados, una raíz capaz de ofrecerle un hogar y el necesario reposo del guerrero cuando regresaba de sus interminables peregrinaciones alrededor del planeta. Entonces conoció a Catherine y se casó con ella. Catherine es una bella ruandesa, Tutsi para más señas, portadora de las características innatas de su etnia: fineza, elegancia, belleza, porte y distinción. Por ahí se chivó el cuento…

Corrían los años 1990, cuando tuvimos noticias de que un terrible drama tenía lugar en Ruanda. Ese drama puede resumirse en el genocidio –o sea la exterminación– de la población Tutsi por parte del gobierno hegemónico Hutu. Entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994 asesinaron aproximadamente al 70 % de los Tutsis, mayormente a machetazos, pero no solo a machetazos. Si miras las cifras disponibles, se calcula que fueron asesinados unos 700 mil Tutsis, hombres, mujeres y niños.

Curiosamente, el ejército francés estaba presente en Ruanda, bajo la cobertura de una misión humanitaria.

Como puedes imaginar, costó reconstruir Ruanda, y aún más la coexistencia de Hutus y Tutsis, las dos etnias principales, en modo tal de preservar el país y su integridad territorial. Walter participó en la modernización de los transportes públicos de Kigali, y se lanzó en azarosas inversiones destinadas a promover la producción agrícola.

Contemporáneamente, Walter me increpó duramente, acusando a los franceses de ser responsables de lo ocurrido. Servidor, de cultura variopinta, asume lo que quieras, desde las masacres de la Guerra de Pacificación de la Araucanía hasta los horrores de la Comuna de París y la tortura industrial perpetrada por el ejército francés durante la Batalla de Argel, pero, francamente, en el genocidio ruandés no tuve ni arte ni parte, nunca fui a Kigali, y aparte Catherine no conocía a ningún ciudadano de tan bello país.

Hoy por la mañana escuchaba la radio, France Info para ser preciso, radio del sector público, que dedicó un largo reportaje a un informe solicitado por el gobierno galo a propósito de lo ocurrido en Ruanda en el año 1994.

Un grupo de especialistas –encabezado por el historiador Vincent Duclert, maestro de conferencias en la Escuela Nacional de Administración– analizó todos los datos disponibles, incluyendo los archivos diplomáticos, militares y de inteligencia, y concluyó en que Francia fue corresponsable del genocidio. Muy precisamente quienes dieron órdenes y tomaron decisiones que se revelaron criminales: François Mitterrand, el presidente, y Hubert Védrine, su ministro de Relaciones Exteriores.

El propio Duclert declaró ayer: «El fracaso de la política francesa en Ruanda contribuyó efectivamente a las condiciones del genocidio”.

Guillaume Ancel, teniente-coronel del ejército francés, que en esa época estaba en Ruanda en la ‘misión humanitaria’ y fue testigo de las masacres, declaró en vivo y en directo: “Nosotros los militares también somos responsables, porque no podemos escudarnos tras el argumento de haber obedecido órdenes”. Entre otras cosas, el ejército francés armó a los Hutus, les suministró las armas necesarias para cometer el genocidio, los protegió y dejó a los Tutsis indefensos.

Debo declarar, señores del Jurado, que conocí personalmente a François Mitterrand, quien nos recibió un par de veces en el Palacio del Eliseo, y que Hubert Védrine es a mis ojos el único ministro de Exteriores galo del último cuarto de siglo que haya mostrado trazas de inteligencia. Nadie pretende que ni el uno ni el otro hayan querido perpetrar un genocidio. El oficial de ejército ya citado tampoco lo pretende, pero subraya la inesquivable responsabilidad de quienes impusieron su voluntad y tomaron las decisiones políticas. Al César lo que es del César, y a dios lo que es de dios.

Walter ya no está con nosotros para saberlo, ni para que yo, apoyándome en la sólida amistad franco-belga que construimos, pueda pedir disculpas a la chilena: “Perdona la muerte del niño, fue un error, yo no sabía, los culpables serán castigados en la medida de lo posible, es cuestión de esperar unos 40 años más…”. Walter murió en un taxi perdulario de Yakarta, capital de Indonesia, devorado por un cáncer a la garganta que no le permitió terminar el último viaje de su vida, uno que lo llevaba al hospital.

Allí donde está, se libró de la segunda noticia del día: “Francia protesta vivamente por las condiciones de encarcelamiento de Alekséi Navalny”, un neonazi estafador condenado por diversos tráficos y delitos varios, pero reclutado por los servicios de inteligencia occidentales como “opositor” al régimen ruso.

“En nombre de los derechos humanos”, pues, “Francia eleva su voz indignada”, y llama a Vladimir Putin del nombre del puerco.

Si no sabías lo que quiere decir la conocida frase “Hay patadas en el culo que se pierden”, ahora lo sabes.

 

29/03/2023

LUIS CASADO
Los Inválidos

Luis Casado, Politika, 29/3/2023

Según la prensa, industriales y militares franceses buscan más y más dinero para 'adaptar' el ejército francés a "una guerra de alta intensidad". ¿Qué significa "alta intensidad"? ¿Dos o tres kilotones en mi jardín? Gran Bretaña ya le suministra a Ucrania obuses equipados con cabezas de uranio empobrecido. Eso fue utilizado en Serbia y en Iraq por la OTAN y ahora hay miles de cancerosos gracias a las municiones "democráticas". Y a nadie se le ocurre parar a estos enfermos de la cabeza...


En el Liceo Neandro Schilling de San Fernando tuve dos profes de Historia: Don Heriberto Soto, un hombre mayor de reconocida erudición, y el “choro” Silva, que le hacía honor al apodo. Magníficos maestros y sin embargo nunca logré entender los cambiantes mapas de Europa, con países que crecían o encogían, cambiaban de nombre y de fronteras, albergando cientos de naciones y comunidades variopintas, de enrevesadas lenguas, que jamás se sentían a gusto ni con el príncipe de turno ni con sus vecinos. Ergo, guerras. Masacres durante milenios.

Si agarras de París al sur, la ruta Nacional 7 tiene un trazado que fue definido por las tropas de Julio César durante la conquista de las Galias. Más tarde hubo la Guerra de los Cien años, que opuso, de 1337 a 1453, las dinastías de los Plantagenet, los Capeto y los Valois, y a través de ellas el reino de Inglaterra al reino de Francia.

Guerras y más guerras.

Es probable que hasta Joe Biden haya oído hablar de Napoléon, no digo que sepa de qué va el tema. El corso se encaramó sobre Francia y Europa gracias a su artillería, que manejaba con destreza y prodigalidad. Con ella masacró a los monarquistas que se oponían a lo que quedaba de Revolución Francesa. Eso y un par de cojones monumentales le llevaron al poder: eran otros tiempos, para llegar al palacio de gobierno tenías que tener dos.

Su ambición desmedida le llevó a invadir Rusia en 1812, y llegó a Moscú. Pero los rusos, con Kutuzov a la cabeza, contraatacaron. Las llanuras de Bielorrusia son heladitas en invierno, y las tropas napoléonicas se congelaron. Al llegar al río Berezina... Napoleón perdió hasta el modo de andar. De ahí en adelante, cuando un francés quiere decir que ha quedado una cagada federal, dice simplemente Fue una Berezina. Tolstoi escribió su gigantesca obra La Guerra y la Paz, Tchaikowsky compuso su Obertura 1812, cañonazos incluidos, y el Zar Nicolás I llegó con sus tropas a París, en donde vivió cómodamente instalado en el palacio de Talleyrand hasta que se terminó el champaña.

En los años 1860 Napoléon III, -sobrino de Napoléon I-, se aburría, o había perdido en las quinielas, o envidiaba Iena, anda a saber, la cosa es que se le ocurrió invadir México y poner allí un emperador a la pinta suya: Maximiliano. Los mexicanos, ni cortos ni perezosos, pararon la ranchera y tuvieron una idea divertida: fusilar al emperador.

Napoléon III, algo mosqueado -buscando desquite- le declaró la guerra a Prusia en 1870, y así le fue. Los prusianos lo tomaron prisionero en Sedán y llegaron a París, aprovechando el impulso para proclamar el Imperio Alemán en Versailles. Napoléon III fue enviado a parir a Inglaterra, y nació la III República Francesa. La misma que ese año masacró a decenas de miles de obreros y obreras parisinas en la tristemente célebre Comuna de París.

El 28 de junio de 1914, un joven nacionalista serbio -originario de Bosnia- llamado Gavrilo Princip, asesinó a la pareja heredera del trono austro-húngaro, el príncipe Franz-Ferdinand de Austria, y su esposa la duquesa de Hohenberg. ¿Lo qué? Eso mismo.

A partir de ahí se declararon la guerra unos a otros con tal entusiasmo que se armó la 1ª Mundial. De un lado la Triple Alianza formada por Inglaterra, Francia y Rusia, -así como lo lees-, del otro los Imperios Centrales, Alemania y Austria-Hungría, más el imperio Otomano y los que fueron llegando.

Al cabo de un par de birras, tres copas de saké y un bourbon (nada que ver con la dinastía franco-española) se metieron los yanquis, los japoneses y Petauchnok. Era un gusto ver eso: unos peleando, otros financiando y suministrando pólvora.

Las peores batallas se libraron en suelo galo, y Verdun aun sangra en nuestros corazones. En la batalla del Chemin des Dames murieron más de 200 mil soldados franceses gracias a la genialidad de sus generales, que inventaron fusilar a sus propias tropas para inocularle patriotismo y arrojo a los reclutas. Francia, el País de las Luces.

La alta oficialidad gala supo desde entonces que la caja torácica de un milico no para las balas de una ametralladora .50

Por eso tuvieron una idea genial, sólo comparable al ardid del Caballo de Troya, o a las malas artes de Mata Hari: construir un muro para detener a los alemanes en la frontera. Así se gastaron un billete largo construyendo la Línea Maginot.

Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, los alemanes invadieron Bélgica primero, y llegaron a Francia por la ruta directa que viene de Bruselas a París: no pagaron ni peaje. De la Línea Maginot nunca más se supo, parece que ahora es un museo.

07/02/2023

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Ucrania, pez diablo: guerra proxy o política y esa delgada línea roja que las une

Luis E. Sabini Fernández, 18-1-2023

El strip-tease se ha acentuado.

Hace pocos meses todavía, el presidente del estado considerado primus inter non pares, Joe Biden, entendía sensato no abastecer directamente de armas a Ucrania porque ese aporte y su aplicación podían fácilmente abrir el grifo de la guerra, entonces sí abierta de Rusia con la OTAN (o más bien de la OTAN con Rusia).

Ahora la OTAN ha aprobado enviar armamentos de diversos tipos y calibres, como, por ejemplo, tanques de última generación, por 40 mil millones de dólares, y una partida todavía superior para avituallamiento de bienes sociales, civiles, a Ucrania.


La acometida otánica no se hace sin fisuras. En Alemania existe para algunos la convicción que, tal vez por sus coincidencias “energéticas” con Rusia, le ha tocado el papel del “pato de la boda”, descoyuntando de manera incisiva su complejo industrial, por décadas el motor de la UE.

Pero no se trata sólo de tales aspectos económico-materiales. Alemania, tras la pesadilla nazi, quedó entrampada en un complejo de culpa no del todo correcto ni justo, puesto que el origen del nazismo no fue una expresión alemana, como tantos aliadófilos quisieron hacernos creer, sino una reacción frente a la “Paz de Versalles” (a su vez, una estratagema de la “Raposa” europea para quitar de en medio una competencia que se presentaba muy seria). Como consecuencia, la Alemania de la segunda posguerra fijó una conducta antimilitarista, antiguerrerista, antiintervencionista.

Las rencillas, purgas y designaciones que se acaban de suceder en Alemania 2023 obedecen a los roces y diferencias ante esos dos factores que persiguen a Alemania “como su esqueleto y su sombra”.

¿Qué significa este reaprovisionamiento ahora con armas y bagajes a granel? Queda ya casi prístino que la OTAN es la que está en guerra con Rusia. Aunque se trata, como se ven tantas ahora (¿más que otrora?) de una guerra proxy.

Y si ya está tan desenfadado el comportamiento otanesco, ¿qué va a pasar con el ruso?

Rusia, crecientemente hostigada por el eje anglo-israelo-norteamericano a través de su representante o emisario regional, la OTAN, no supo/pudo encarar ese atroz hostigamiento que se focalizó en lo que el ideólogo estadounidense de extrema derecha Samuel P. Huntington definió como víctima propiciatoria.

Huntington, analizando el mundo postsoviético vislumbraba dos estados medianos, muy aprovechables para afianzar “Occidente” (su militancia prooccidental era tan descarada como para que en un pretendido ensayo sociológico; The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order[1] tenga un capítulo titulado, por ejemplo “Occidente y el resto”).

En ese abordaje del mundo postsoviético que una vez más, como en los ’40, sus cofrades se disponen a deglutir (a fines de los ’40 se les cortó la digestión por la irrupción geopolítica de la URSS), Huntington toma como ejemplos de naciones “escindidas” a Turquía y a Ucrania, sitios en el mundo postsoviético por donde las fuerzas occidentales pueden abrir brechas en fortalezas ajenas (y enemigas).

Tras el colapso soviético en la década de los ’90, Rusia pervive. Aun perdiendo la corte de estados vasallos de Europa oriental (y un poco más, también en Asia) y los aditamentos que mantuvieran en pie a la URSS durante siete décadas; su fe ideológica  y el “centralismo democrático” (curiosa definición socialista del verticalismo policíaco-militar)− retiene, gracias a su enorme extensión, población y armamento nuclear, una serie de elementos claves que impiden el pleno poderío mundializado de EE.UU. y el eje que, otra vez desde los ’90, procura controlar el mundo.[2]

Esto ha significado que el eje triple ya mencionado busca por donde penetrar la “fortaleza” rusa.

Y siguiendo la visión del mencionado Huntington, Ucrania, la fracturada Ucrania,[3] constituye un verdadero bocato di cardinale.

Entiendo imposible soslayar que Robert Kagan, figura clave del proyecto neoimperial ya citado (n. 2) es pareja de Victoria Nuland, la emisaria estadounidense que llega a Ucrania hacia 2014 para generar el desequilibrio necesario para la consecución de tales planes. Munida de miles de millones de dólares, será clave, por ejemplo, en la instalación de una cadena de laboratorios diseñados para el biowarfare (vale decir, la guerra a través de la acción de laboratorios de ingeniería genética).[4]

Justo entonces se produce un cambio de presidentes en Ucrania y el impulso de agrupamientos de extrema derecha y a la vez profundamente antirrusos. Preparando el terreno para un enfrentamiento cada vez más violento. Episodio de Maidan (decenas de muertos y piedra de toque para que población rusófona en Ucrania y la misma Rusia modificaran su actuación. Crimea declara su independencia respecto de Ucrania y posterior incorporación a Rusia (algo vital desde el punto de vista militar para Rusia en el Mar Negro). Rusófonos empiezan a estar muy hostigados por la Ucrania “independiente”, más bien pro-occidental, desde 2014 (con el abandono forzado del presidente Yanukovich más bien prorruso). Lugansk y Donetsk, dos municipios o provincias rusófonas proclaman su rebeldía institucional y armada contra las autoridades ucranianas.

La OTAN logró “estirar la cuerda” de modo tal que se le rompiera a Putin en las manos. Tras por lo menos 8 años de agresión, logra establecer claramente un agresor en el “teatro de operaciones”, que resulta, sin duda, Putin.

¿Cómo se logra ese reparto de roles? Porque la OTAN y el eje triple que la dirige tiene éxito en tocar sensibilidades del régimen ruso y lo va a llevar a sacar a luz su propia modalidad de poder: Rusia no soporta el maltrato y la presión y opta por aplicar “un puñetazo en la mesa” que ya vio no era de negociaciones. Como hiciera en Osetia, en Chechenia. Craso error. Zelenski, versátil actor, cumple aquí la función de “pez diablo” para que el oso sufra una pequeña hemorragia; al fondo de la escena, están las pirañas.

Introduce su planta en un territorio preparado como celada. La OTAN interviene rápidamente. Tanto debilitando al concierto asistencial europeo (quitándole a Alemania la provisión de energía rusa) como otorgando todo tipo de asistencia a Ucrania. Inicialmente, para la defensa; luego, poco a poco, para el ataque.

El lenguaje figurado tiene sus límites; y la realidad mucho más; lo futuro es no solo desconocido sino incognoscible.

Notas

[1]  Editado por Simon & Schuster, N.Y., 1996.

[2]  Un eje con varios planos: en primer lugar la Santísima Trinidad del Reino Unido, Israel y EE.UU.; en segundo lugar el de la red Echelon, compuesta por el acuerdo anglófono (pero de raza blanca) de 1948; EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia, Nueva Zelandia, también llamado de “Los cinco ojos”, y en tercer lugar volver, una vez más tras el derrumbe soviético, al diseño preciso de la craneoteca pentagonal, The Project for the New American Century. Setiembre, 2000. Entre sus principales redactores: William Kristol, Robert, Donald y Fred Kagan, Gary Schmitt, Paul Wolfowitz, Dov Zakheim.

[3]  Ucrania, también llamada “Rusia pequeña”, con su capital Kiev cuna de la unificación rusa (de la Rusia Grande o mayor, hoy simplemente llamada Rusia), mantuvo cuando el colapso soviético, armas nucleares, junto con Rusia. Sin embargo, con  o por acuerdo de “las grandes potencias”, EE.UU. y Rusia, en 1996, Ucrania fue desnuclearizada. Con compromisos recíprocos de “los grandes” de preservar su independencia. Algo que debe haber hecho sonreír a Huntington, que había profetizado la fractura tres años antes.

[4]  Lo que hasta la década de los ’70 se denominaba en EE.UU. test tube war, que otorgaba enorme poder al desarrollo químico, de venenos para uso militar, con los avances en ingeniería genética habilitando la creación, mejor dicho la construcción de “quimeras”, entes vivos transgénicos, los afiebrados militares norteamericanos y sus acólitos han llegado así al desarrollo de laboratorios que directamente califican de biowarfare (guerra biológica) y los han diseminado por todos los continentes.
 


19/01/2023

ANTONIO MAZZEO
Las fuerzas armadas marroquíes hacia una integración operativa en la OTAN

Antonio Mazzeo, Africa ExPress, 16/1/2023
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

El servicio de prensa del Comando de Fuerzas Conjuntas Aliadas (JFC Nápoles) con sede en Lago Patria, Nápoles, ha anunciado que una unidad de élite del ejército marroquí ha iniciado su camino hacia la interoperabilidad con unidades de la OTAN a través del programa de entrenamiento aliado denominado "OCC E&F" (Operational Capabilities and Strategic Evaluation and Feedback) celebrado del 23 de noviembre al 10 de diciembre de 2022 en el polígono de tiro de Ramram, en Marrakech.

 

"El programa OCC E&F está específicamente diseñado para evaluar el nivel de interoperabilidad y las capacidades militares alcanzadas por las unidades de un país socio con respecto a los estándares de la OTAN", añadió el JFC Nápoles.

Las actividades de adiestramiento en Campo Ramram se llevaron a cabo con la ayuda de personal especializado del Comando Aliado de Lago Patria y el apoyo de militares de Bosnia-Herzegovina, Colombia, Georgia, Irlanda, Serbia y Suecia, países que todavía no son miembros de derecho de la OTAN.

"Juntos, trabajaron con un equipo de evaluación del ejército marroquí para llevar a cabo una Autoevaluación de Nivel 1 (SEL-1) de una compañía del 2º Batallón de la 2ª Brigada de Infantería Aerotransportada del Ejército marroquí", añadió la oficina de prensa del Comando Aliado.

La 2ª Brigada Aerotransportada ya ha participado en numerosos ejercicios nacionales e internacionales y, durante el programa de adiestramiento en Marrakech, demostró "que ha aprendido rápidamente y aplicado con éxito las normas de Nivel 1 de la OTAN".

La compañía marroquí es la primera unidad de un país africano que obtiene la certificación SEL-1. "Es también el primer ejemplo de la participación del JFC Nápoles en el programa de asociación, lo que demuestra su importancia como elemento central de la cooperación en materia de seguridad de la OTAN", concluye el Comando Aliado de Lago Patria-Nápoles.

El 21 de noviembre de 2022, representantes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas marroquíes participaron en una reunión sobre "Seguridad marítima" organizada por el Comité Militar de la OTAN en Bruselas, a la que también asistieron otros importantes países socios de la Alianza, como Australia, Colombia, Finlandia, la República de Corea, Qatar y Suecia.

"Precisamente por su dimensión global, la seguridad marítima es una cuestión clave para la paz y la seguridad de la OTAN y sus socios", declaró el General Lance Landrum, vicepresidente del Comité Militar de la OTAN, al inaugurar la sesión. "Dependen unos de otros para garantizar soluciones coherentes, coordinadas y sostenibles a los retos marítimos existentes.

"Mediante las maniobras navales conjuntas, los miembros de la OTAN y los países asociados se esfuerzan por mantener y desarrollar su pericia en la realización de actividades de combate, establecer la interoperabilidad entre las fuerzas armadas de la OTAN y de los países asociados, y mejorar sus capacidades marítimas y de preparación generales para todas las operaciones, internacionales y nacionales”.

El discurso de apertura de la reunión internacional corrió a cargo del Vicealmirante Keith Blount, jefe del MARCOM - Comando Marítimo Aliado, con sede en Northwood (Reino Unido). "El dominio marítimo abarca los océanos y los mares, por encima y por debajo de la superficie, en todas las direcciones", empezó diciendo. "Se está realizando un gran esfuerzo para proporcionar una disuasión y defensa creíbles en todo el territorio marítimo y las zonas terrestres de influencia de la Alianza. Para apoyar el esfuerzo marítimo de la OTAN resulta esencial mejorar la coordinación y cooperación con los socios”.

A la luz de la creciente integración estratégica de las fuerzas navales y terrestres marroquíes en la OTAN, lo revelado el 6 de diciembre por la publicación digital especializada Africa Intelligence parece cada vez más plausible, a saber, la posibilidad de que Marruecos se convierta en la primera nación africana en suministrar armas y equipo militar a Ucrania para su uso en el conflicto con Moscú.

Según Africa Intelligence, a petición de la administración usamericana, Rabat ha decidido "secretamente" suministrar al ejército ucraniano piezas de recambio para los tanques T-72, de los que el ejército marroquí posee todavía 150 ejemplares B/BK de fabricación bielorrusa. Siempre según el sitio especializado en temas militares, ya en 2015, el gobierno ucraniano, a través de la empresa pública Ukroboronprom, había solicitado a Marruecos el suministro de piezas de repuesto para el T-72.

"En teoría, todavía hay varios equipos de tipo soviético en las fuerzas armadas marroquíes : además de los tanques T-72B/BK, hay al menos treinta lanzacohetes de campaña BM 21 de 122 mm, 12 vehículos autopropulsados antiaéreos Tunguska M1 2K22 con misiles antiaéreos SA-19 y cañones de 30 mm, unos 160 cañones de tiro rápido ZSU de 23 mm, decenas de misiles antitanque Malyutka y Metis, y miles de fusiles AK-47 Kalashnikov de origen rumano, chino y finlandés", documenta el sitio web Analisi Difesa.



Tanque T-72B/BK, utilizado por las fuerzas armadas marroquíes

"Marruecos había expresado su voluntad de mantener los T-72B/BK en servicio, pero podría obtener de Washington la sustitución de las armas entregadas a Ucrania por productos usamericanos nuevos o de segunda mano, como los carros de combate M1A1/A2-Abrams, de los que el ejército de Rabat ya tiene desplegados 384".

Por último, Analisi Difesa señala cómo el Reino de Marruecos, uno de los Estados africanos que siempre se ha pronunciado a favor de la integridad territorial de Ucrania en el marco de las Naciones Unidas, "podría actuar como recaudador en África por cuenta de USA con el objetivo de localizar y recuperar armas y municiones de tipo ruso/soviético para suministrarlas a Kiev".


Langley en Marruecos...



...luego en Túnez (aquí con el Ministro de Defensa Nacional, Imed Mémiche)

Marruecos fue, seguido de Túnez el 20 de octubre, el primer país africano visitado (del 17 al 19 de octubre de 2022) por el General del Cuerpo de Marines Michael Langley tras asumir el mando del AFRICOM, el Comando de Operaciones de las Fuerzas de USA en África, estacionado en Ramstein (Alemania). "Nuestra asociación en el Norte de África contribuye a la seguridad regional y marítima en las aguas situadas más allá del flanco meridional de la OTAN", declaró el Gen. Langley en Rabat.

Durante su misión en Marruecos, Michael Langley se entrevistó con el Ministro Abdellatif Loudiyi (Ministro Delegado del Jefe del Gobierno, encargado de la Administración de la Defensa Nacional) y con la cúpula de las fuerzas armadas marroquíes, entre ellos el General Belkhir El Farouk (Comandante de la Zona Sur), el General Alaoui Bouhamid (Inspector de la Real Fuerza Aérea) y el Contralmirante Mustapha El Alami (Inspector de la Real Marina). El tema de las reuniones fue "los intereses comunes compartidos en el sector de la seguridad y los posibles ámbitos de cooperación en el futuro", según declaró el comando de US AFRICOM.