Traducido por Sinfo Fernández
Cuando los combatientes talibanes entraron en Kabul el 15 de agosto, no solo tomaron el control del gobierno afgano, también se arrogaron la capacidad para controlar el acceso a enormes depósitos de minerales que son cruciales para la economía mundial de la energía limpia.
En 2010 un memorando interno del Departamento de Defensa de USA denominaba a Afganistán “la Arabia Saudí del litio”, después de que geólogos usamericanos descubrieran la enorme riqueza mineral del país, valorada en al menos un billón de dólares. El metal plateado es esencial para los vehículos eléctricos y las baterías de energías renovables.
Diez años después, gracias al conflicto, la corrupción y la disfunción burocrática, esos recursos siguen sin explotarse casi en su totalidad. Y en un momento en el que USA trata de desvincular sus cadenas de suministro de energía limpia de China, el principal productor de litio del mundo, tener los minerales de Afganistán bajo control de los talibanes es un duro golpe para los intereses económicos usamericanos.
“Los talibanes están ahora sentados sobre algunos de los minerales estratégicos más importantes del mundo”, dijo Rod Schoonover, jefe del programa de seguridad ecológica del Center for Strategic Risks, un laboratorio de ideas de Washington. “Que puedan o quieran utilizarlos será una cuestión importante en el futuro”.