ACTUALIZACIÓN
Yifat Tomer-Yerushalmi fue detenida en el marco de una investigación sobre la difusión de un video que muestra actos de violencia cometidos en 2024 contra presos palestinos por soldados israelíes en una prisión de alta seguridad, según informó el lunes el ministro de Seguridad Interior. Tras anunciar su dimisión el viernes, Tomer-Yerushalmi desapareció brevemente el domingo, lo que desató especulaciones en la prensa sobre un posible intento de suicidio. En un mensaje en Telegram, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, anunció el lunes que «se ha acordado que, a la luz de los acontecimientos de la noche anterior, el servicio penitenciario actuará con mayor vigilancia para garantizar la seguridad de la reclusa en el centro de detención donde se encuentra bajo custodia».
¿Valió la pena, mayora general Tomer-Yerushalmi, servir con tanta servilidad al ejército criminal, con un final tan patético?
Gideon Levy, Haaretz, 2-11-2025
Traducido por Tlaxcala
Cuando la noche se vuelve día, una fiscal militar puede convertirse en mártir, alguien que luchó por la ley y los derechos humanos hasta ser quemada en la hoguera, víctima inocente de la malvada derecha. Cuando la noche se vuelve día, solo cuando la abogada general no incumple su deber y da un paso valiente por primera (y última) vez en su carrera, es destituida.
El monstruo insaciable nunca se sacia. Usted puede
defender el genocidio, Grala. Yifat Tomer-Yerushalmi; puede disimular todos los
crímenes, ocultar todas las investigaciones y blanquear los delitos cometidos
por los soldados israelíes, complaciendo así a sus superiores. Pero al primer
tropiezo, el monstruo la hará responsable.
¿Valió
la pena, Gral. Tomer-Yerushalmi,
servir con tanta servilidad a un ejército criminal, para acabar de forma tan
patética? ¿No habría sido más correcto cumplir su deber, hablar con valentía e
integridad, y al menos ser depuesta con algo de dignidad? Como dice la vieja
parábola judía: comió el pescado podrido y aun así fue expulsada de la ciudad.
¿Valió la pena?
Durante años, usted dictó sentencias en tribunales
militares que nada tienen que ver con lo que le enseñaron en la universidad.
Fue fiscal y jueza, enviando a miles de personas a prisión sin un juicio real.
Impidió cualquier investigación sobre miles de crímenes cometidos por soldados
contra palestinos en Cisjordania y en la Franja de Gaza.
Cada caso de un niño asesinado sin motivo o de un
soldado abusivo recibió el respaldo legal suyo y del sistema que dirige. En ese
sistema, nunca hay soldados culpables de crímenes, ni siquiera después de los
horrores de Gaza.
Usted participó en el espectáculo más despreciable: el llamado sistema de
justicia militar, donde basta con ser palestino para ser condenado; un tribunal
de apartheid en el que los acusados no tienen derechos ni absoluciones, todo
una farsa barata en un sistema judicial falso. Así ascendió en las filas, hasta
convertirse en fiscal militar, todo con el propósito de blanquear los crímenes
del ejército al que servía.
No existe institución judicial seria en el mundo que
blanquee los crímenes del ejército israelí en Gaza y Cisjordania. Y usted,
Gral. Tomer-Yerushalmi, lo hizo con entusiasmo. Fue la abogada del genocidio, y
llegará el día en que eso se le reproche. Ahora el sistema le devuelve el
golpe: fue despedida por las peores razones posibles.
Es difícil saber qué llevó a Tomer-Yerushalmi a
desviarse de repente de su papel asignado y escandalizarse por un video en el
que guardianes de prisión militares sádicos –no “soldados de combate”, como
suelen llamarlos– maltratan brutalmente a un detenido palestino indefenso.
Según la acusación, esos cinco guardias, escoria humana, apuñalaron a su
víctima en el recto, desgarrándolo, además de romperle las costillas y
perforarle un pulmón.
Era importante mostrar a los israelíes lo que hacen nuestros soldados, especialmente en el ambiente de “todo está permitido al ejército” que domina desde el 7 de octubre. De repente, la generala aportó un momento de verdad al debate. Comprendió que las posibilidades de condenar a los acusados, con el clima público actual, eran mínimas. Por eso publicó el video, el único acto por el cual merece una medalla.
Es un hecho rutinario en las prisiones militares, pero
esta vez se escandalizó. ¿No ha oído hablar de los 80 detenidos muertos en
prisión, algunos a manos de soldados israelíes? ¿Qué hizo respecto a esas
muertes? ¿Qué hizo respecto al soldado que disparó y mató a un niño de 9 años
en el pueblo cisjordano de al-Rihiya hace dos semanas? El portavoz del ejército
dijo que “el caso fue remitido a la Oficina de la Abogada General Militar para
su revisión”. La investigación terminará en unos años, ¿y qué le pasará a ese
soldado? El hecho de que siga libre es la respuesta.
Cuando la noche se vuelve día, los cinco hombres
acusados de abusos en el centro de detención de Sde Teiman se convirtieron en
las víctimas. Sus indultos ya están en camino, y quien les clavó el cuchillo en
el recto es la abogada general militar. El ministro de Defensa, Israel Katz, ya
babea con ansias de venganza.
Cuánto le gusta destituir a oficiales de alto rango, cuán embriagante es la
sensación de poder –y todos, incluido el comentarista moderado Nadav Eyal,
consideran la filtración del video “escandalosa”. Este es el crimen y esta su
autora. Pero no la conviertan en mártir.




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