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28/03/2025

MAURIZIO LAZZARATO
¡Armarse para salvar el capitalismo financiero!
La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Maurizio Lazzarato, 26-3-2025
Viñetas de Enrico Bertuccioli
Traducido por Tlaxcala, editado por Luis Casado

Maurizio Lazzarato (1955), exiliado en Francia tras la represión desatada el 7 de abril de 1979 contra el movimiento Autonomía Obrera Organizada, en el que militaba en la Universidad de Padua, es un sociólogo y filósofo independiente italiano residente en París. Es autor de numerosos libros y artículos sobre el trabajo inmaterial, el capitalismo cognitivo, la biopolítica y la bioeconomía, la deuda, la guerra y lo que él llama la máquina del Estado-Capital. Último libro publicado en español: Guerra o revolución. Por qué la paz no es una alternativa (Tinta Limón, 2022). Bibliografia en español

Por grande que sea una nación, si ama la guerra perecerá; por pacífico que sea el mundo, si olvida la guerra estará en peligro”.

(“Wu Zi”, antiguo tratado militar chino)

Cuando decimos sistema de guerra nos referimos a un sistema como el vigente  que asume la guerra, aunque sólo sea planeada y no combatida, como fundamento y vértice del orden político, es decir, de la relación entre los pueblos y entre los hombres. Un sistema en el que la guerra no es un acontecimiento sino una institución, no una crisis sino una función, no una ruptura sino una piedra angular del sistema, una guerra siempre obsoleta y exorcizada, pero nunca abandonada como posibilidad real”.

(Claudio Napoleoni, 1986)


El advenimiento de Trump es apocalíptico, en el sentido original del término apocalipsis: revelación. Su convulsa agitación tiene el gran mérito de mostrar la naturaleza del capitalismo, la relación entre guerra, política y beneficio, entre capital y Estado habitualmente cubierta por la democracia, por los derechos humanos, por los valores y la misión de la civilización occidental.

La misma hipocresía está en el corazón de la narrativa construida para legitimar los 800.000 millones de euros para el rearme que la UE le impone mediante el recurso al estado de excepción a los Estados miembros.

Armarse no significa, como dice Draghi, defender “los valores que han fundado nuestra sociedad europea” y han “garantizado durante décadas a sus ciudadanos la paz, la solidaridad y, con el aliado usamericano, la seguridad, la soberanía y la independencia”, sino salvar el capitalismo financiero.

Ni siquiera hacen falta grandes discursos ni documentados análisis para desenmascarar la pobreza de estas narrativas, bastó otra masacre de 400 civiles palestinos para sacar a la luz la verdad de la indecente cháchara sobre la exclusividad la y supremacía moral y cultural de Occidente.

Trump no es un pacifista, se limita a reconocer la derrota estratégica de la OTAN en la guerra de Ucrania, mientras las élites europeas rechazan la evidencia. La paz para ellos significaría volver al estado catastrófico al que han reducido a sus naciones.

La guerra debe continuar porque para ellos, como para los demócratas y el Estado profundo usamericano, es el modo de salir de la crisis iniciada en 2008, como ya ocurrió con la gran crisis de 1929.

Trump piensa resolver la cuestión privilegiando la economía sin renegar de la violencia, del chantaje, de la intimidación, de la guerra. Es muy probable que ni el uno ni los otros tengan éxito en el intento porque tienen un enorme problema: el capitalismo, en su forma financiera, está en profunda crisis y precisamente desde su centro USA – llegan señales “dramáticas” para las élites que nos gobiernan. En lugar de converger hacia USA, los capitales huyen hacia Europa.

Gran novedad, síntoma de rupturas imprevisibles que corren el riesgo de ser catastróficas. El capital financiero no produce mercancías, sino burbujas que se inflan todas en USA y estallan en detrimento del resto del mundo, demostrando ser armas de destrucción masiva.

La finanza usamericana chupa valor (capital) de todo el mundo, lo invierte en una burbuja, que tarde o temprano estallará, obligando a los pueblos del planeta a la austeridad, al sacrificio para pagar sus fracasos: primero fue la burbuja de internet, luego la burbuja de las subprimes que provocó una de las mayores crisis financieras de la historia del capitalismo, abriendo la puerta a la guerra.

Intentaron incluso la burbuja del capitalismo verde que nunca despegó y, por último, la burbuja incomparablemente mayor de las empresas de alta tecnología.

Para tapar los agujeros de los desastres de la deuda privada descargada sobre la deuda pública, la Reserva Federal y la banca europea inundaron los mercados de liquidez que en lugar de “gotear” en la economía real, sirvió para alimentar la burbuja de la alta tecnología y el desarrollo de los fondos de inversión conocidos como los “Tres Grandes”, Vanguard, BlackRock y State Street (el más grande monopolio de la historia del capitalismo, gestiona 50 billones de dólares, accionista mayoritario de todas las empresas cotizadas más importantes). Ahora incluso esta burbuja se está desinflando.

Si dividimos por dos toda la capitalización de la lista de la Bolsa de Wall Street, todavía estamos muy lejos del valor real de las empresas de alta tecnología, cuyas acciones han sido infladas por los propios fondos para mantener altos los dividendos para sus “ahorradores” (los demócratas contaban incluso con sustituir el bienestar por las finanzas para todos, como antes habían delirado con la vivienda para todos los usamericanos).

Ahora la diversión llega a su fin. La burbuja ha llegado a su límite y los valores caen con riesgo real de un colapso. Si a esto añadimos la incertidumbre que las políticas de Trump – representante de unas finanzas que no son las de los fondos de inversión – introducen en un sistema que éstos habían conseguido estabilizar con la ayuda de los demócratas, comprendemos el temor de los “mercados”.

El capitalismo occidental necesita otra burbuja porque no conoce sino la reproducción de lo mismo de siempre (el intento trumpiano de reconstruir la industria manufacturera en USA está destinado a un fracaso seguro).


La identidad perfecta de “producción” y destrucción

Europa, que ya gasta 386.000 millones de euros [UE: 326 000; RU: 60 000] en armamento, es decir, 2,64 veces más de lo que gasta Rusia [146 000 millones] (la OTAN representa el 55% del gasto mundial en armas, Rusia el 5%) decidió un importante plan de inversión de 800.000 millones de euros para seguir aumentando el gasto militar.

La guerra y la Europa donde siguen activas las redes políticas y económicas, centros de poder que remiten a la estrategia representada por Biden, derrotada en las últimas elecciones presidenciales, son la ocasión para construir una burbuja basada en el armamento para compensar las crecientes dificultades de los “mercados” usamericanos.

Desde diciembre, las acciones de las empresas armamentísticas son objeto de especulación, yendo de subida en subida y fungiendo de refugio seguro para los capitales que ven la situación usamericana demasiado riesgosa.

En el centro de la operación están los fondos de inversión, que también figuran entre los principales accionistas de las grandes empresas armamentísticas. Poseen participaciones significativas en Boeing, Lockheed Martin y RTX, influyendo en la gestión y las estrategias de estas empresas.

También en Europa están presentes en el complejo militar-industrial: Rheinmetall, empresa alemana que fabrica los carros Leopard y que ha visto subir el precio de sus acciones un 100% en los últimos meses, tiene como principales accionistas a Blackrock, Société Générale, Vanguard, etc.

Rheinmetall, el mayor fabricante de municiones de Europa, ha superado en capitalización al mayor fabricante de automóviles del continente, Volkswagen, la última señal del creciente apetito de los inversores por los valores ligados a la defensa.

La Unión Europea quiere recoger y canalizar el ahorro continental hacia el armamento con consecuencias catastróficas para el proletariado y una mayor división de la Unión. La carrera armamentística no podrá funcionar como “keynesianismo de guerra” porque la inversión en armamento interviene en una economía financiarizada y ya no industrial. Construida con dinero público beneficiará a una pequeña minoría de particulares, mientras empeora las condiciones de la inmensa mayoría de la población.

La burbuja armamentística sólo puede producir los mismos efectos que la burbuja de alta tecnología usamericana. Después de 2008, las sumas de dinero captadas para la inversión en la burbuja de alta tecnología nunca han “goteado” hacia el proletariado usamericano.

Por el contrario, han producido una desindustrialización cada vez mayor, empleos precarios y poco cualificados, salarios bajos, pobreza rampante, la destrucción del escaso bienestar heredado del New Deal y la posterior privatización de todos los servicios. Esto es lo que sin duda producirá en Europa la burbuja financiera europea.

La financiarización conducirá no sólo a la destrucción completa del Estado del Bienestar y a la privatización a ultranza de los servicios, sino a una mayor fragmentación política de lo que queda de la Unión Europea. Las deudas, contraídas por cada Estado por separado, tendrán que ser reembolsadas y habrá enormes diferencias entre los Estados europeos en cuanto a su capacidad para honrar las deudas contraídas.

El verdadero peligro no son los rusos, sino los alemanes con su rearme de € 500.000 millones y otros € 500.000 millones para infraestructuras, financiación decisiva en la construcción de la burbuja.

La última vez que se armaron combinaron desastres mundiales (25 millones de muertos sólo en la Rusia soviética, la solución final, etc.), de donde surgió la famosa declaración de François Mauriac: “Me gusta tanto Alemania que me alegro de que haya dos”.

A la espera de los desarrollos ulteriores del nacionalismo y de la extrema derecha ya al 21 %, que inevitablemente producirá “Deutschland ist zurück” [Alemania está de vuelta], Alemania impondrá su habitual hegemonía imperialista a los demás países europeos.

Los alemanes han abandonado rápidamente el credo ordoliberal que no tenía ninguna base económica, sólo política, y abrazan a ultranza la financiarización angloamericana, con el mismo objetivo, dominar y explotar Europa.

El Financial Times habla de una decisión tomada por Merz, el hombre de Blackrock, y Kukies, el ministro del Tesoro, hombre de Goldman Sachs, con el aval de los partidos de “izquierda” SPD y Die Linke, que, como sus predecesores en 1914, asumen una vez más la responsabilidad de la futura carnicería.

Si el anterior imperialismo interior alemán se fundaba en la austeridad, el mercantilismo de exportación, la congelación salarial y la destrucción del Estado del Bienestar, éste se fundará en la gestión de una economía de guerra europea jerarquizada en los diferenciales de tipos de interés a pagar para reembolsar la deuda contraída.

Los países ya muy endeudados (Italia, Francia, etc.) tendrán que encontrar quién compre sus bonos emitidos para pagar su deuda, en un “mercado” europeo cada vez más competitivo. A los inversionistas les convendrá más comprar bonos alemanes, bonos emitidos por empresas armamentísticas sobre los que jugará la especulación al alza, y títulos de deuda pública europea, sin duda más seguros y rentables que los bonos de los países sobreendeudados.

El famoso “diferencial” (spread) seguirá desempeñando su papel como en 2011. Los miles de millones necesarios para pagar a los mercados no estarán disponibles para el Estado del Bienestar. El objetivo estratégico de todos los gobiernos y oligarquías desde hace cincuenta años, la destrucción de los gastos sociales para la reproducción del proletariado y su privatización, será alcanzado.

Veintisiete egoísmos nacionales lucharán entre sí sin nada en juego, porque la historia, que “somos los únicos que sabemos lo que es”, nos ha arrinconado, inútiles e irrelevantes tras siglos de colonialismo, guerras y genocidios.

La carrera armamentística va acompañada de una machacona justificación de “estamos en guerra” contra todo el mundo (Rusia, China, Corea del Norte, Irán, BRICS) que no puede abandonarse y que corre el riesgo de llegar a buen puerto porque esta delirante cantidad de armas aún debe “consumirse”.

La lección de Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy

Sólo los ingenuos pueden asombrarse de lo que está ocurriendo. Todo se repite, sólo que dentro de un capitalismo financiero y ya no industrial como en el siglo XX.

La guerra y el armamento estén en el centro de la economía y de la política desde que el capitalismo se hizo imperialista. Y son también el centro del proceso de reproducción del capital y del proletariado, en feroz competencia entre sí.

Reconstruyamos rápidamente el marco teórico proporcionado por Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran y Sweezy, firmemente plantado, – en contraste con las inútiles teorías críticas contemporáneas –, sobre las categorías de imperialismo, monopolio y guerra, que nos ofrece un espejo de la situación contemporánea.

Empecemos por la crisis de 1929, que tuvo sus raíces en la Primera Guerra Mundial y en el intento de salir de ella activando el gasto público mediante la intervención del Estado. Según Baran y Sweezy (en adelante, B&S) el inconveniente del gasto público en los años 30 era su volumen, incapaz de contrarrestar las fuerzas depresivas de la economía privada.

“Visto como una operación de rescate de la economía usamericana en su conjunto, el New Deal fue, por tanto, un fracaso estrepitoso. Incluso Galbraith, el profeta de la prosperidad sin compras bélicas, reconoció que en la década 1930 - 1940, ‘la gran crisis' nunca terminaba”.

Saldrá solo con la Segunda Guerra Mundial: “Luego vino la guerra, y con la guerra la salvación (...) el gasto militar hizo lo que el gasto social no había conseguido hacer”, porque el gasto público pasó de 17.500 millones de dólares a 103.100 millones.

B&S demuestran que el gasto público no dio los resultados que dio el gasto militar porque estaba limitado por un problema político que sigue siendo el nuestro. ¿Por qué el New Deal y su gasto no consiguieron un objetivo que “estaba al alcance de la mano, como demostró más tarde la guerra”?

Porque sobre la naturaleza y composición del gasto público, es decir, la reproducción del sistema y del proletariado, se desata la lucha de clases.

“Dada la estructura de poder del capitalismo monopolista usamericano, el aumento del gasto civil casi había alcanzado sus límites extremos. Las fuerzas que se oponían a una mayor expansión eran demasiado poderosas para ser superadas”.

El gasto social competía o perjudicaba a las corporaciones y oligarquías, arrebatándoles poder económico y político.

“Como los intereses privados controlan el poder político, los límites del gasto público se fijan rígidamente sin preocuparse de las necesidades sociales, por vergonzosamente evidentes que sean”.

Y estos límites valían también para el gasto, la sanidad y la educación, que en aquella época, a diferencia de hoy, no competían directamente con los intereses privados de las oligarquías.

La carrera armamentística permite aumentar el gasto público del Estado, sin que esto se transforme en un aumento de los salarios y del consumo del proletariado. ¿Cómo se puede gastar el dinero público para evitar la depresión económica que conlleva el monopolio, evitando al mismo tiempo el fortalecimiento del proletariado? “Con armamento, con más armamento, con más y más armamento”.

Michael Kalecki, trabajando sobre el mismo periodo, pero sobre la Alemania nazi, consigue dilucidar otros aspectos del problema. Contra todo economicismo que amenaza siempre la comprensión del capitalismo incluso por las teorías críticas marxistas, pone en evidencia la naturaleza política del ciclo del capital: “La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más importantes para los capitalistas que los beneficios corrientes”.

El ciclo político del capital, que ahora sólo puede ser garantido por la intervención del Estado, debe recurrir al gasto armamentístico y al fascismo. Para Kalecki, el problema político también se manifiesta en la “dirección y los fines del gasto público”. La aversión a la “subvención del consumo de masas” está motivada por la destrucción que provoca “de los fundamentos de la ética capitalista ‘ganarás el pan con el sudor de tu frente’ (a menos que vivas de las rentas del capital)’. ¿Cómo conseguir que el gasto estatal no se convierta en aumento del empleo, del consumo y de los salarios y, por tanto, en fuerza política del proletariado?

El inconveniente para las oligarquías se supera con el fascismo porque la maquinaria estatal está entonces bajo el control del gran capital y de la dirección fascista, con “la concentración del gasto estatal en armamento”, mientras que “la disciplina de fábrica y la estabilidad política se garantizan mediante la disolución de los sindicatos y los campos de concentración. La presión política sustituye aquí a la presión económica del desempleo”.

De ahí el inmenso éxito de los nazis entre la mayoría de los liberales británicos y usamericanos.

La guerra y el gasto en armamento ocupan un lugar central en la política usamericana, incluso después del fin de la Segunda Guerra Mundial, porque es inconcebible una estructura política sin una fuerza armada, es decir, sin el monopolio de su ejercicio.

El volumen del aparato militar de una nación depende de su posición en la jerarquía mundial de explotación. “Las naciones más importantes serán siempre las que más necesiten, y la magnitud de sus necesidades (de fuerza armada) variará en función de que entre ellas haya o no una lucha encarnizada por el primer puesto”.

Por lo tanto, el gasto militar sigue creciendo en el centro del imperialismo: “Naturalmente, la mayor parte de la expansión del gasto público tuvo lugar en el sector militar, que pasó de menos del 1% a más del 10% del PNB, y que representó alrededor de dos tercios del aumento total del gasto público desde 1920. Esta absorción masiva del excedente en preparativos militares ha sido el hecho central de la historia usamericana de posguerra”.

Kalecki señala que en 1966 “más de la mitad del crecimiento de la renta nacional se traduce en el crecimiento de los gastos militares”.

Ahora, en la posguerra, el capitalismo ya no puede contar con el fascismo para controlar el gasto social. El economista polaco, “alumno” de Rosa Luxemburg, señala: “Una de las funciones fundamentales del hitlerismo fue superar la aversión del gran capital a la política anticoyuntural a gran escala. La gran burguesía había dado su asentimiento al abandono del laisser-faire y al aumento radical del papel del Estado en la economía nacional, a condición de que el aparato estatal estuviera bajo el control directo de su alianza con la dirección fascista” y de que el destino y el contenido del gasto público estuvieran determinados por el armamento.

En los Treinta Gloriosos, sin el fascismo asegurando la dirección del gasto público, los Estados y los capitalistas se vieron forzados a un compromiso político. Relaciones de poder determinadas por el siglo de las revoluciones obligan al Estado y a los capitalistas a concesiones que, en cualquier caso, son compatibles con beneficios que alcanzan tasas de crecimiento desconocidas hasta entonces.

Pero incluso este compromiso es demasiado porque, a pesar de los grandes beneficios, “en tal situación los trabajadores se vuelven ‘recalcitrantes’ y los ‘capitanes de la industria’ se muestran ansiosos por ‘darles una lección’”.

La contrarrevolución, desplegada a partir de finales de los años 60, tendrá en su centro la destrucción del gasto social y la feroz voluntad de orientar el gasto público hacia los intereses únicos y exclusivos de las oligarquías. El problema, a partir de la República de Weimar, nunca fue una intervención genérica del Estado en la economía, sino el hecho de que el Estado haya sido investido por la lucha de clases y haya sido obligado a ceder a las exigencias de las luchas obreras y proletarias.

En los tiempos “pacíficos” de la Guerra Fría, sin la ayuda del fascismo, la explosión del gasto militar necesita una legitimación, asegurada por una propaganda capaz de evocar continuamente la amenaza de una guerra inminente, de un enemigo a las puertas dispuesto a destruir los valores occidentales:

“Los creadores oficiosos y oficiales de la opinión pública tienen preparada la respuesta: los Estados Unidos deben defender el mundo libre de la amenaza de agresión soviética (o china)”.

Kalecki, para el mismo período, precisa: “Los periódicos, el cine, la radio y la televisión que trabajan bajo la égida de la clase dominante crean una atmósfera que favorece la militarización de la economía”.

El gasto en armamento no sólo tiene una función económica, sino también de producción de subjetividades sometidas. La guerra, al exaltar la subordinación y el mando, “contribuye a crear una mentalidad conservadora”.

“Mientras que el masivo gasto público en educación y bienestar tiende a socavar la posición privilegiada de la oligarquía, el gasto militar hace lo contrario. La militarización favorece a todas las fuerzas reaccionarias (...) se determina un respeto ciego a la autoridad; se enseña y se impone una conducta de conformidad y sumisión; y la opinión contraria se considera un acto antipatriótico o directamente una traición”.

El capitalismo produce un capitalista que, precisamente por la forma política de su ciclo, es un sembrador de muerte y destrucción, más que un promotor del progreso. Richard B. Russell, un senador conservador del sur de EEUU en los años 60 citado por B&S, nos dice:

“Hay algo en los preparativos para la destrucción que induce a los hombres a gastar el dinero más descuidadamente que si fuera para fines constructivos. No sé por qué ocurre esto; pero durante los treinta años que llevo en el Senado, más o menos, comprendí que, al comprar armas para matar, destruir, borrar ciudades de la faz de la tierra y eliminar grandes sistemas de transporte, hay algo que hace que los hombres no calculen los gastos con el mismo cuidado que cuando se trata de pensar en una vivienda digna y en la atención sanitaria para los seres humanos”.

La reproducción del capital y del proletariado se politizó con las revoluciones del siglo XX. La lucha de clases, ocupando también esta realidad hizo emerger una oposición radical entre la reproducción de la vida y la reproducción de su destrucción que desde los años 1930 no ha hecho sino profundizarse.


¿Cómo funciona el capitalismo ?

La guerra y el armamento, prácticamente excluidos de todas las teorías críticas del capitalismo, funcionan como discriminadores en el análisis del capital y del Estado.  Es muy difícil definir el capitalismo como un “modo de producción”, como hizo Marx, porque la economía, la guerra, la política, el Estado y la tecnología son elementos estrechamente entrelazados e inseparables.

La “crítica de la economía” no basta para producir una teoría revolucionaria. Ya con el advenimiento del imperialismo se produjo un cambio radical en el funcionamiento del capitalismo y del Estado, puesto de manifiesto claramente por Rosa Luxemburg para quien la acumulación tiene dos aspectos.

El primero “se refiere a la producción de plusvalía – en la fábrica, en la mina, en la explotación agrícola – y a la circulación de mercancías en el mercado. Considerada desde este punto de vista, la acumulación es un proceso económico cuya fase más importante es una transacción entre el capitalista y el asalariado”.

El segundo aspecto tiene como teatro el mundo entero, una dimensión mundial irreductible al concepto de “mercado” y a sus leyes económicas.

“Aquí los métodos empleados son la política colonial, el sistema internacional de créditos, la política de esferas de interés, la guerra. La violencia, el engaño, la opresión, la depredación se desarrollan abiertamente, sin máscara, y es difícil reconocer las estrictas leyes del proceso económico en el entrelazamiento de la violencia económica y la brutalidad política”.

La guerra no es una continuación de la política, sino que siempre coexiste con ella, como muestra el funcionamiento del mercado mundial. Aquí, donde la guerra, el fraude y la depredación coexisten con la economía, la ley del valor nunca ha funcionado realmente. El mercado mundial tiene un aspecto muy diferente del esbozado por Marx. Sus consideraciones parecen ya no ser válidas, o mejor dicho, son precisadas: sólo en el mercado mundial el dinero y el trabajo devendrían adecuados a su concepto, haciendo realidad su abstracción y su universalidad. A contrario, lo que podemos constatar es que el dinero, la forma más abstracta y universal del capital, es siempre la moneda de un Estado. El dólar es la moneda de USA y  reina sólo en cuanto tal.

La abstracción del dinero y su universalidad (y sus automatismos) se los apropia una “fuerza subjetiva” y son gestionados según una estrategia que no está contenida en el dinero. Incluso la finanza, como la tecnología, parece ser objeto de apropiación por parte de fuerzas subjetivas "nacionales", muy poco universales.  

En el mercado mundial, ni siquiera el trabajo abstracto triunfa como tal, sino encontrando en su lugar otros trabajos radicalmente diversos (trabajo servil, trabajo esclavo, etc.) y es objeto de estrategias.

La acción de Trump, – caído el velo hipócrita del capitalismo democrático –, nos revela el secreto de la economía: sólo puede funcionar a partir de una división internacional de la producción y la reproducción definida e impuesta políticamente, es decir, mediante el uso de la fuerza, que implica también la guerra.

La voluntad de explotar y dominar, gestionando simultáneamente las relaciones políticas, económicas y militares, construye una totalidad que nunca puede cerrarse sobre sí misma, sino que siempre permanece abierta, escindida por los conflictos, las guerras, las depredaciones. En esta totalidad escindida, convergen y se gobiernan todas las relaciones de poder.Trump interviene sobre el uso de las palabras, pero también sobre las teorías de género, al mismo tiempo que quiere imponer un nuevo posicionamiento global, político y económico, de los USA. De lo micro a lo macro, acción política que los movimientos contemporáneos están lejos sólo de pensar.

La construcción de la burbuja financiera, proceso que podemos seguir paso a paso, tiene lugar del mismo modo. Los actores que intervienen en su producción son múltiples: la Unión Europea, los Estados que deben endeudarse, la Banca Europea, el Banco de Inversiones europeas, los partidos políticos, los medios de comunicación y la opinión pública, los grandes fondos de inversión (todos usamericanos) que organizan el trasiego de capitales de una Bolsa a otra, y las grandes empresas.

Sólo después de que el choque/cooperación entre estos centros de poder haya dado su veredicto, la burbuja económica y sus automatismos podrán funcionar. Hay toda una ideología sobre el funcionamiento automático que hay que desmentir. El “piloto automático”, sobre todo a nivel financiero, existe y funciona sólo después de que ha sido instituido políticamente. No existía en los 30 gloriosos porque se decidió políticamente en ese sentido. Funciona desde finales de los 70 por voluntad política explícita.

Esta multiplicidad de actores que llevan meses agitándose se mantiene unida por una estrategia. Hay, pues, un elemento subjetivo que interviene de manera fundamental. De hecho, dos. Desde el punto de vista capitalista, hay una lucha feroz entre el “factor subjetivo” Trump y el “factor subjetivo” de las élites que fueron derrotadas en las elecciones presidenciales, pero que todavía tienen una fuerte presencia en los centros de poder en los USA y Europa.

Pero para que el capitalismo funcione debemos tomar en consideración también un factor subjetivo proletario. Éste desempeña un papel decisivo porque, o bien se convertirá en el portador pasivo del nuevo proceso de producción/reproducción del capital, o bien tenderá a rechazarlo y destruirlo. Constatada la incapacidad del proletariado contemporáneo, el más débil, el más desorientado, el menos autónomo e independiente de la historia del capitalismo, la primera opción parece la más probable.

Pero si no logra oponer su propia estrategia a las continuas innovaciones estratégicas del enemigo, capaces de renovarse continuamente, caeremos en una asimetría de las relaciones de poder que nos retrotraerá a antes de la revolución francesa, a un nuevo/ya visto "ancien régime".

Notas del editor

Capital financiero

El capital financiero suele ser un espejismo, como el dinero que se supone lo constituye. Desde la elección de Trump, la “riqueza” de media docena de oligarcas (Musk, Bezos, Zuckerberg...) se incrementó en varios centenares de miles de millones de dólares (sin que se hubiese creado un céntimo de valor añadido...), para luego desaparecer tan rápidamente como había llegado (sin que se destruyese ni un céntimo de valor...). El autor de la nota se refiere a este moderno fantasma que, a su vez, recorre en mundo. El capital financiero es, efectivamente, un arma de destrucción masiva, en la medida en que muchos líderes contemporáneos y los países que regentan son sensibles a los espejismos...

Deuda pública

O deuda soberana. Proviene del derecho de cada Estado a emitir dinero sin contrapartida real. El dólar es la moneda de todos los records, y de la más gigantesca irresponsabilidad monetaria desde que Richard Nixon decidiera abandonar el respaldo oro (15-08-1971). De ahí en adelante los EEUU han emitido dólares sin límites y sin respaldo, exportando inflación a todo el planeta. Se trata de la llamada “liquidez” que no es sino un “pase mágico”. Emitir dinero sin respaldo significa aumentar la cantidad de dinero en circulación sin incrementar la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Los EEUU pagan con papelitos verdes que no valen la tinta con la que fueron impreos. La deuda pública yanqui supera el 120% del PIB de los EEUU. Y subiendo... Expresar el “valor” de una empresa en dólares truchos (monnaie de singe), es una forma (otra forma) de estafa.

Financiación del rearme

Hasta antes de ayer en la UE no había dinero para financiar la Salud (sólo en Francia se han suprimido 48 mil camas en los hospitales), ni para financiar la Educación (miles de clases no tienen todos sus profesores y sus salarios son miserables). Y he aquí que en 48 horas cronometradas la UE encontró € 800 mil millones para financiar la compra de armamento. Digan lo que digan, el modelo social pagará las habas que se comerá el burro.

Consecuencias del rearme

Gastar la enorme suma de € 800 mil millones en armas generará empleos bien pagados, y la colaboración de parte del proletariado (amén de ganancias extraordinarias para el gran capital). La industria armamentística tiene un detalle: para crecer requiere el consumo de lo ya producido, o sea... una guerra lo más destructiva posible. En ese sentido se trata de la peor corrupción en extensión, volumen y profundidad. La propaganda que debe convencer a los europeos de la necesidad de la guerra ya está entre nosotros, día y noche... ¡Heil!


26/03/2025

MAURIZIO LAZZARATO
Armarsi per salvare il capitalismo finanziario!
La lezione di Rosa Luxemburg, Kalecki, Baran e Sweezy

Maurizio Lazzarato, 26/3/2025
Vignette di Enrico Bertuccioli

“Per quanto grande sia una Nazione, se ama la guerra perirà; per quanto pacifico sia il mondo, se dimentica la guerra sarà in pericolo”

                         dal  Wu Zi, antico trattato militare cinese

“ Quando diciamo sistema di guerra intendiamo un sistema quale è appunto quello vigente che assume la guerra anche solo programmata e non combattuta come fondamento e culmine dell’ordine politico, cioè del rapporto tra i popoli e tra gli uomini. Un sistema dove la guerra non è un evento, ma una istituzione, non è una crisi ma una funzione, non è una rottura ma un cardine del sistema, una guerra sempre deprecata e esorcizzata, ma mai abbandonata come possibilità reale”

                                             Claudio Napoleoni, 1986


L’avvento di Trump è apocalittico, nel senso letterale che significa un gettar via ciò che copre, un togliere il velo, disvelare. Il suo agitarsi convulsivo ha il grande merito di mostrare la natura del capitalismo, il rapporto tra guerra, politica e profitto, tra capitale e stato di solito coperto dalla democrazia, dai diritti dell’uomo, dai valori e dalla missione della civilizzazione occidentale.
 

L’identità perfetta di “produzione” e distruzione

La guerra e l’Europa dove sono ancora attivi reti politiche et economiche, centri di potere che fanno riferimento alla strategia rappresentata da Biden, uscita sconfitta dall’ultima elezione presidenziale, sono l’occasione, per costruire una bolla fondata sugli armamenti che compensi le crescenti difficoltà dei «mercati» statunitensi. Da dicembre i titoli delle imprese che producono armi sono già oggetto di speculazione, passando di aumento in aumento e funzionando da rifugio sicuro per i capitali che vedono la situazione statunitense troppo rischiosa. L’operazione vede al suo centro i fondi di investimento che sono anche tra i maggiori azionisti delle principali compagnie di armamenti. Detengono quote significative in Boeing, Lockheed Martin e RTX, influenzando la gestione e le strategie di queste società. Anche in Europa sono presenti nel complesso militare - industriale: Rheinmetall, società tedesca che produce i Leopard e che ha visto il suo titolo aumentare del 100% negli ultimi mesi, ha come azionisti principali Blackrock, Société Générale, Vanguard, ecc. Rheinmetall, il più grande produttore di munizioni d'Europa, ha superato la principale casa automobilistica del continente, Volkswagen, in termini di capitalizzazione, ultimo segno del crescente appetito degli investitori per i titoli legati alla difesa.

Come funziona il capitalismo? 

La stessa ipocrisia è al centro della narrazione costruita per legittimare gli 800 miliardi di euro per il riarmo che la EU impone, attraverso il ricorso allo stato di eccezione agli stati membri. Armarsi non significa, come dice Draghi, difendere “i valori cha hanno fondato la nostra società europea» e hanno «garantito per decenni, ai suoi cittadini la pace, la solidarietà e con l’alleato americano, la sicurezza, la sovranità e l’indipendenza”, ma significa salvare il capitalismo finanziario.

Non c’è neanche bisogno di fare dei grandi discorsi e documentate analisi per mascherare la pochezza di queste narrazioni, È bastato un altro massacro di 400 civili palestinesi per far emergere la verità dell’indecente chiacchiericcio sull’unicità e la supremazia morale e culturale dell’Occidente.

Trump non è un pacifista, si limita a riconoscere la sconfitta strategica della Nato nella guerra in Ucraina, mentre le élites europee rifiutano l’evidenza. La pace per loro vorrebbe dire tornare allo stato catastrofico in cui hanno ridotto le loro nazioni. La guerra deve continuare perché per loro, come per i democratici e il deep state Usa è il mezzo per uscire dalla crisi cominciata nel 2008, come è già successo con la grande crisi del 1929. Trump pensa di risolvere la cosa privilegiando l’economia senza rinnegare la violenza, il ricatto, l’intimidazione, la guerra. E’ molto probabile che né gli uni né gli altri riescano nel loro intento perché hanno un problema enorme: il capitalismo , nella sua forma finanziaria, è in profonda crisi e proprio dal suo centro, gli USA arrivano segnali ‘drammatici’ per le élites che ci governano. I capitali invece di convergere verso gli Stati Uniti fuggono verso l’Europa. Grande novità, sintomo di grandi di rotture imprevedibili che rischiano di essere catastrofiche

20/02/2025

SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
De Bruselas a Riad, pasando por Múnich: ocho días que estremecieron el mundo (I)

Sergio Rodríguez Gelfenstein, 20-2-2025

Los acontecimientos internacionales han tomado un ritmo extraordinariamente acelerado. He consultado con algunos colegas y hemos concluido que se está haciendo difícil seguir el movimiento de hechos que están conmoviendo, transformando y reestructurando el sistema internacional a una velocidad nunca vista por lo menos en los últimos 80 años. Lo cierto es que el mundo de la posguerra parece desmoronarse. El consenso logrado en 1945 en Yalta y Potsdam acaba de recibir un golpe mortal en Múnich.


“Haz Europa pequeña otra vez” - Tom Janssen, Países Bajos

Hagamos un somero recorrido de los acontecimientos de los últimos días para constatar esta aseveración que emana la impronta que la administración Trump le está imponiendo al mundo: 

12 de febrero. El presidente de Estados Unidos informó que había sostenido una “larga y muy productiva” llamada telefónica con su homólogo ruso Vladimir Putin. Dijo que este quiere que la guerra en Ucrania termine y que cree que habrá un alto el fuego “en un futuro no muy lejano”. La llamada fue la primera conversación conocida entre ambos presidentes desde que Trump asumió el cargo el mes pasado.  

12 de febrero. El secretario de Defensa de Estados Unidos Pete Hegseth, durante su reunión en Bruselas con los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), declaró “directamente y sin ambigüedades” que Washington ya no priorizará la seguridad de Europa, determinó que la guerra entre Ucrania y Rusia “debe terminar”, pues su prioridad se enfoca en asegurar las fronteras del país norteamericano y evitar la guerra con China.

Hegseth afirmó que las realidades estratégicas actuales impiden que Estados Unidos siga siendo el principal garante de la seguridad en Europa. Estas mismas realidades obligan –según el jefe del Pentágono-  a una reducción de las fuerzas estadounidenses en la región.  La prioridad para Washington es enfrentar a China, a la que definió como “ un competidor de gran envergadura” porque tiene la capacidad y la intención de amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos y sus intereses principales en la región del Indo-Pacífico.   Hegseth subrayó que la disuasión de un conflicto con China en el Pacífico es la misión más importante de su despacho. Reconoció la escasez de recursos y la necesidad de tomar decisiones difíciles para garantizar que el proceso no fracase.

El secretario de Defensa instó a los aliados europeos, miembros de la OTAN, a asumir un liderazgo activo. Les dijo tajante que: “La Casa Blanca ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia. En su lugar, la relación entre Estados Unidos y Europa se centrará en capacitar a los países europeos para que asuman la responsabilidad de su propia seguridad”.

14 de febrero. El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, pronunció un discurso durante la 61.ª Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania, sorprendiendo tanto a los presentes como a los países europeos aliados de Washington. En la disertación, el alto cargo estadounidense afirmó que: “La amenaza que más me preocupa respecto a Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa respecto a algunos de sus valores más fundamentales, valores compartidos con Estados Unidos”. Sin tomar en consideración la perplejidad que generaban sus palabras, agregó que “Cuando vemos a las cortes europeas cancelando elecciones, con altos funcionarios amenazando con cancelar otras, tenemos que preguntarnos si nos ceñimos a unos estándares debidamente altos”.   

10/02/2025

SANTIAGO GONZÁLEZ VALLEJO
La UE y España asociadas a los crímenes de guerra

Santiago González Vallejo, 10-2-2025

El autor es un economista español que trabaja en la Unión Sindical Obrera y es un vocal y cofundador del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe

 

A la Unión Europea la hemos acusado desde hace muchos años de ser cómplice de la ocupación y colonización de los Territorios Ocupados por Israel (la Palestina anterior a 1967, los Altos del Golán sirios y las Granjas de Sebaa, en El Líbano) y el bloqueo de la palestina Gaza. Pero, su inacción global y su apoyo de facto a Israel, en comercio de armas, acuerdos securitarios, mantenimiento de comercio –incluyendo desde y hacia los asentamientos en los Territorios Ocupados-, asociación en programas de todo tipo y participe de ayudas, nos obliga a considerar que la UE no sólo es cómplice, sino que es parte en los crímenes de guerra y de lesa humanidad que Israel ejecuta.



La Unión Europea (y la OTAN) con sus Acuerdos ha considerado a Israel como socio, aliado, etc., a pesar de ser un estado ocupante, con leyes supremacistas, discriminatorias de los palestinos y que desprecia el derecho internacional, incluido el derecho del retorno de los palestinos. Origen y causas de la injusticia al pueblo palestino que, al ponerse la Unión Europea y otros países Occidentales al lado de Israel, les hace parte en la ejecución de los crímenes de represión y violencia continua que ejerce Israel para mantener el dominio territorial, la discriminación y el desprecio al cumplimiento del derecho internacional.

 

Unas excusas a ese abandono de los supuestos valores que informan a la Unión Europea, respeto del derecho internacional, democracia, prosperidad compartida se están haciendo desde el planteamiento ideológico en el que viven secuestrados muchos europeos de aceptación de una narrativa que establece que los israelíes son los judíos a los que masacraron y discriminaron en el siglo pasado. Pero esos europeos que discriminaron y masacraron a ciudadanos de sus países, judíos, ¡no somos nosotros, los europeos actuales!, fueron genéricamente nuestros ancestros. Esto nos lleva a las preguntas ¿los europeos actuales tienen que aceptar pagar por crímenes que no han cometido? Y ¿los israelíes actuales son las víctimas de esas atrocidades?

09/01/2025

LUIS CASADO
¿Quién es el que manda aquí, Ah?

Luis Casado, 9-1-2025

Sociólogos, opinólogos, enólogos, teólogos, ufólogos, proctólogos, urólogos, etólogos, zoólogos, todólogos y un ceremíl de expertos diversos y variados se devanan la cavidad craneal (no está claro que tengan un cerebro) intentando explicarnos a) lo que hará Donald, b) porqué lo hará, c) con qué objetivos, d) cuales son las razones que aconsejan hacerse el weón, mirar p'al lao, repetir: no se oye padre, o bien: más vale esto que estar muerto, el mundo es de los vivos...


Lo cierto es que una epidemia de diarrea disentérica recorre Europa – como antaño un fantasma, con la diferencia que todas las fuerzas de la vieja Europa no se han unido en santa cruzada para acosar a la causa de la diarrea disentérica: ni el Papa que no cuenta, ni el zar que ya no existe, ni canciller austriaco Karl Nehammer que dimitió, ni Macron a quién le faltan dos, ni los socialdemócratas franceses ni los polizontes alemanes incluida la muy autoritaria Ursula van der Leyen – y todo dios calla, se viste color muralla, se hace chiquito, intenta pasar piola y evita hacer como hicieron cuando la COVID: comprar vacunas o en su defecto la más mínima molécula de loperamida (Imodium) o de subsalicilato de bismuto (Pepto-Bismol, Kaopectate).
Hacerse el peras cocidas es un recurso tan evidente, que ante las patochadas de Elon Musk el diario parisino Le Figaro apenas osa titular en primera página:
El activismo diplomático de Musk desestabiliza a los europeos (sic)
Le Figaro llama “activismo diplomático” lo que en buen romance es cagarse en la Unión Europea, comenzando por sus mediocres autoridades designadas a dedo gracias al insigne método de tin marín de do pingué cúcara títere mácara fue, para no hablar de cancilleres, primeros ministros, presidentes, reyezuelos y otros jefes de Estado que bien bailan.
No exagero: Le Figaro, refiriéndose a Elon Musk, precisa en su portada:
Cercano a Trump, de cuya Administración debe hacer parte, el millonario multiplica las injerencias en Europa (resic)
Bueh... la verdad es que Musk le señala a quién quiera oírle que en Alemania debe gobernar la ultraderecha neonazi de Alternative für Deutschland (AfD), acusa al primer ministro británico Keir Starmer de ser “cómplice de redes criminales pedófilas” y amenaza con las penas del infierno a la Unión Europea que considera la eventual posibilidad de definir reglas aplicables a las redes sociales de su propiedad.

El silencio acojonado de las autoridades europeas, y sus muy tenues reacciones públicas que evitan nombrar a nadie, llevó al conocido demógrafo e intelectual Emmanuel Todd a llamar las cosas por su nombre:
Musk, es el tipo que dice todo el desprecio que tienen los yanquis por nuestro servilismo
Lo esencial de la prensa, la radio y la TV de la Unión Europea – en manos de oligarcas multimillonarios y hundidas en el cenagal de la propaganda neoliberal y promercado – no informa: manipula. Durante el proceso electoral yanqui apoyó en modo descarado al senil Joe Biden a tal punto que tres días antes del voto, en Radio France Info un “periodista” acusó a Donald Trump de ser un esbirro de la mafia rusa (sic) y de hacer sus negocios inmobiliarios en New York con dicha mafia.
Puede que haya sido la razón por la que Macron – siempre en avance cuando se trata de demostrar su inconstancia, su volubilidad, su cobardía y su oportunismo – fue el primer jefe de Estado en felicitar a Trump, en lo que la prensa yanqui calificó públicamente de actitud “lameculos”.
Para encontrar algún artículo de prensa que exponga el modo en que el neofascismo avanza en la Unión Europea tienes que leer Reporter, una publicación del diminuto Estado de Luxemburgo (672 mil habitantes...). Allí, el periodista Robert Schmidt constata:
Concierto por el cumpleaños de Hitler, festival neonazi, concentraciones de grupúsculos de extrema-derecha… a los skinheads, neonazis y otros extremistas de derecha les gusta juntarse en Alsacia o en Lorena” (provincias francesas, fronterizas con Alemania).
Cuando Trump amenaza con la imposición de aranceles a los productos europeos, la diarrea disentérica deviene viral y las autoridades de la UE se acercan a la septicemia y al choque séptico.
Si a eso Donald le agrega que Canadá, Groenlandia, el Canal de Panamá y lo que le salga de los bajos deben ser parte de EEUU... Macron, Scholz y sus pares caen brutalmente en los síntomas de las crisis de pánico: sudores, palpitaciones, ahogos, dolores pectorales, náuseas y picores.
Lo que precede dista mucho de parecerse a la reacción de Bruno Le Maire, entonces ministro de Finanzas galo, cuando Rusia atacó en Donesk y Lugansk para defender a la población rusa de las agresiones neonazis de Zelensky.
En esa ocasión Bruno Le Maire, y todo el gobierno francés, se plegaron servilmente a las órdenes del Pentágono y de Washington y le aplicaron todo tipo de sanciones económicas a Rusia. Bruno Le Maire vino a la TV a declarar: “Rusia no resistirá, y en una semana estará de rodillas”.
La Unión Europea que arrojó y aún arroja cientos de miles de millones de euros en “ayuda militar” a los neonazis de Kiev, conminada ahora por Donald Trump a aumentar sus gastos militares hasta alcanzar el 5% de su PIB... calla y obedece. Probando así que la Unión Europea no es sino un Protectorado yanqui en el viejo continente.
Mi pana Julio César – una lumbrera – descubrió un error fatal en el razonamiento de Trump: 

Ché Luisito – me escribió – Donald no puede hacer de Canadá el quincuagésimo primer Estado de la Unión, sino el quincuagésimo segundo...  visto que el quincuagésimo primero es la Unión Europea...

 Ave (Julius) Caesar, morituri te salutant



07/02/2023

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Ucrania, pez diablo: guerra proxy o política y esa delgada línea roja que las une

Luis E. Sabini Fernández, 18-1-2023

El strip-tease se ha acentuado.

Hace pocos meses todavía, el presidente del estado considerado primus inter non pares, Joe Biden, entendía sensato no abastecer directamente de armas a Ucrania porque ese aporte y su aplicación podían fácilmente abrir el grifo de la guerra, entonces sí abierta de Rusia con la OTAN (o más bien de la OTAN con Rusia).

Ahora la OTAN ha aprobado enviar armamentos de diversos tipos y calibres, como, por ejemplo, tanques de última generación, por 40 mil millones de dólares, y una partida todavía superior para avituallamiento de bienes sociales, civiles, a Ucrania.


La acometida otánica no se hace sin fisuras. En Alemania existe para algunos la convicción que, tal vez por sus coincidencias “energéticas” con Rusia, le ha tocado el papel del “pato de la boda”, descoyuntando de manera incisiva su complejo industrial, por décadas el motor de la UE.

Pero no se trata sólo de tales aspectos económico-materiales. Alemania, tras la pesadilla nazi, quedó entrampada en un complejo de culpa no del todo correcto ni justo, puesto que el origen del nazismo no fue una expresión alemana, como tantos aliadófilos quisieron hacernos creer, sino una reacción frente a la “Paz de Versalles” (a su vez, una estratagema de la “Raposa” europea para quitar de en medio una competencia que se presentaba muy seria). Como consecuencia, la Alemania de la segunda posguerra fijó una conducta antimilitarista, antiguerrerista, antiintervencionista.

Las rencillas, purgas y designaciones que se acaban de suceder en Alemania 2023 obedecen a los roces y diferencias ante esos dos factores que persiguen a Alemania “como su esqueleto y su sombra”.

¿Qué significa este reaprovisionamiento ahora con armas y bagajes a granel? Queda ya casi prístino que la OTAN es la que está en guerra con Rusia. Aunque se trata, como se ven tantas ahora (¿más que otrora?) de una guerra proxy.

Y si ya está tan desenfadado el comportamiento otanesco, ¿qué va a pasar con el ruso?

Rusia, crecientemente hostigada por el eje anglo-israelo-norteamericano a través de su representante o emisario regional, la OTAN, no supo/pudo encarar ese atroz hostigamiento que se focalizó en lo que el ideólogo estadounidense de extrema derecha Samuel P. Huntington definió como víctima propiciatoria.

Huntington, analizando el mundo postsoviético vislumbraba dos estados medianos, muy aprovechables para afianzar “Occidente” (su militancia prooccidental era tan descarada como para que en un pretendido ensayo sociológico; The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order[1] tenga un capítulo titulado, por ejemplo “Occidente y el resto”).

En ese abordaje del mundo postsoviético que una vez más, como en los ’40, sus cofrades se disponen a deglutir (a fines de los ’40 se les cortó la digestión por la irrupción geopolítica de la URSS), Huntington toma como ejemplos de naciones “escindidas” a Turquía y a Ucrania, sitios en el mundo postsoviético por donde las fuerzas occidentales pueden abrir brechas en fortalezas ajenas (y enemigas).

Tras el colapso soviético en la década de los ’90, Rusia pervive. Aun perdiendo la corte de estados vasallos de Europa oriental (y un poco más, también en Asia) y los aditamentos que mantuvieran en pie a la URSS durante siete décadas; su fe ideológica  y el “centralismo democrático” (curiosa definición socialista del verticalismo policíaco-militar)− retiene, gracias a su enorme extensión, población y armamento nuclear, una serie de elementos claves que impiden el pleno poderío mundializado de EE.UU. y el eje que, otra vez desde los ’90, procura controlar el mundo.[2]

Esto ha significado que el eje triple ya mencionado busca por donde penetrar la “fortaleza” rusa.

Y siguiendo la visión del mencionado Huntington, Ucrania, la fracturada Ucrania,[3] constituye un verdadero bocato di cardinale.

Entiendo imposible soslayar que Robert Kagan, figura clave del proyecto neoimperial ya citado (n. 2) es pareja de Victoria Nuland, la emisaria estadounidense que llega a Ucrania hacia 2014 para generar el desequilibrio necesario para la consecución de tales planes. Munida de miles de millones de dólares, será clave, por ejemplo, en la instalación de una cadena de laboratorios diseñados para el biowarfare (vale decir, la guerra a través de la acción de laboratorios de ingeniería genética).[4]

Justo entonces se produce un cambio de presidentes en Ucrania y el impulso de agrupamientos de extrema derecha y a la vez profundamente antirrusos. Preparando el terreno para un enfrentamiento cada vez más violento. Episodio de Maidan (decenas de muertos y piedra de toque para que población rusófona en Ucrania y la misma Rusia modificaran su actuación. Crimea declara su independencia respecto de Ucrania y posterior incorporación a Rusia (algo vital desde el punto de vista militar para Rusia en el Mar Negro). Rusófonos empiezan a estar muy hostigados por la Ucrania “independiente”, más bien pro-occidental, desde 2014 (con el abandono forzado del presidente Yanukovich más bien prorruso). Lugansk y Donetsk, dos municipios o provincias rusófonas proclaman su rebeldía institucional y armada contra las autoridades ucranianas.

La OTAN logró “estirar la cuerda” de modo tal que se le rompiera a Putin en las manos. Tras por lo menos 8 años de agresión, logra establecer claramente un agresor en el “teatro de operaciones”, que resulta, sin duda, Putin.

¿Cómo se logra ese reparto de roles? Porque la OTAN y el eje triple que la dirige tiene éxito en tocar sensibilidades del régimen ruso y lo va a llevar a sacar a luz su propia modalidad de poder: Rusia no soporta el maltrato y la presión y opta por aplicar “un puñetazo en la mesa” que ya vio no era de negociaciones. Como hiciera en Osetia, en Chechenia. Craso error. Zelenski, versátil actor, cumple aquí la función de “pez diablo” para que el oso sufra una pequeña hemorragia; al fondo de la escena, están las pirañas.

Introduce su planta en un territorio preparado como celada. La OTAN interviene rápidamente. Tanto debilitando al concierto asistencial europeo (quitándole a Alemania la provisión de energía rusa) como otorgando todo tipo de asistencia a Ucrania. Inicialmente, para la defensa; luego, poco a poco, para el ataque.

El lenguaje figurado tiene sus límites; y la realidad mucho más; lo futuro es no solo desconocido sino incognoscible.

Notas

[1]  Editado por Simon & Schuster, N.Y., 1996.

[2]  Un eje con varios planos: en primer lugar la Santísima Trinidad del Reino Unido, Israel y EE.UU.; en segundo lugar el de la red Echelon, compuesta por el acuerdo anglófono (pero de raza blanca) de 1948; EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia, Nueva Zelandia, también llamado de “Los cinco ojos”, y en tercer lugar volver, una vez más tras el derrumbe soviético, al diseño preciso de la craneoteca pentagonal, The Project for the New American Century. Setiembre, 2000. Entre sus principales redactores: William Kristol, Robert, Donald y Fred Kagan, Gary Schmitt, Paul Wolfowitz, Dov Zakheim.

[3]  Ucrania, también llamada “Rusia pequeña”, con su capital Kiev cuna de la unificación rusa (de la Rusia Grande o mayor, hoy simplemente llamada Rusia), mantuvo cuando el colapso soviético, armas nucleares, junto con Rusia. Sin embargo, con  o por acuerdo de “las grandes potencias”, EE.UU. y Rusia, en 1996, Ucrania fue desnuclearizada. Con compromisos recíprocos de “los grandes” de preservar su independencia. Algo que debe haber hecho sonreír a Huntington, que había profetizado la fractura tres años antes.

[4]  Lo que hasta la década de los ’70 se denominaba en EE.UU. test tube war, que otorgaba enorme poder al desarrollo químico, de venenos para uso militar, con los avances en ingeniería genética habilitando la creación, mejor dicho la construcción de “quimeras”, entes vivos transgénicos, los afiebrados militares norteamericanos y sus acólitos han llegado así al desarrollo de laboratorios que directamente califican de biowarfare (guerra biológica) y los han diseminado por todos los continentes.
 


24/10/2022

SERGIO FERRARI
Aumentan las protestas sociales: Europa entre guerra, crisis y un invierno que puede ser helado

Sergio Ferrari, 24-10-2022

Una parte significativa de Europa se convirtió la tercera semana de octubre en una olla a presión en la que empezó a calentarse la sopa del conflicto. A este ritmo, de mantenerse prendida la cocina, el continente se dirige hacia una etapa muy tensa debido a las consecuencias directas de la guerra, entre ellas la creciente tensión social.

La crisis europea es sostenida y va en aumento, agravada por el impacto cada vez más visible del conflicto Rusia-Ucrania en la vida cotidiana. Los aumentos exorbitantes, especialmente en electricidad, combustibles y servicios, hacen explotar los presupuestos familiares y desencadenan la cólera sindical.

Jornada de lucha del 18 de octubre en Francia_ Los afiches dicen Respeto al derecho de Huelga y Aumento de salarios y pensiones Foto CGT

La cólera francesa

En Francia, el martes 18 de octubre se realizó una jornada interprofesional de protesta. Habían pasado solo tres días desde la masiva movilización convocada el por la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES), que en las legislativas de junio pasado se convirtió en la segunda fuerza más votada. Como de costumbre, la batalla de cifras complica el balance: mientras que los organizadores estimaron la participación el martes en unas 300.000 personas, los portavoces oficiales indicaron un número tres veces menor.   


Mapa de las 150 movilizaciones locales en la jornada de huelga del 18 de octubre en Francia_Belgica y Luxemburgo Gráfico CGT

La huelga sectorial que se inició a fines de septiembre en las refinerías de petróleo, se extendió el martes 18 a otros sectores, con impactos parciales: servicio público, energía, transporte urbano, industria alimentaria, comercio y personal de institutos profesionales. Las dos principales reivindicaciones fueron la exigencia de un aumento salarial y la oposición categórica a que los trabajadores en lucha sean forzados a volver al trabajo. Saltando fronteras, el 8 y el 9 de octubre varios centenares de activistas habían manifestado y bloqueado instalaciones de TotalEnergie también en Bélgica.

Protestas sociales en Bélgica el 8 y 9 de octubre 2022 Foto La Relève

 En la industria petrolera francesa, el conflicto sindical continuó aun hasta el jueves 20. Ese día se normalizaron tres de los cinco centros aun paralizados luego de que los huelguistas alcanzaran logros aceptables. El suministro de combustible en las estaciones de servicio fue caótico en Francia desde fines del mes pasado.

Para la Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia, “a pesar de los enormes beneficios que obtienen las compañías petroleras, en particular Total y Exxon, éstas se niegan a aceptar las exigencias de los trabajadores”. La CGT subraya que el reclamo consiste en recuperar la pérdida del poder salarial causada por la inflación y asegurar una mejor distribución de la riqueza creada por los trabajadores mientras se pagan miles de millones de euros en dividendos a los accionistas.

Se calcula que solo en el primer semestre del año en curso, TotalEnergies registró más de 10.000 millones de dólares de beneficios. Este gigante petroquímico, con sede en Francia, cuenta con 105.000 trabajadores en 130 países. En 2021 contabilizó ingresos por 184,7 miles de millones de dólares.


Convocatoria a la manifestación del 22 de octubre en Italia

Roma, a la calle

En Italia, las principales centrales sindicales del país realizaron el sábado 22 de octubre una manifestación unitaria que convocaron en Roma en defensa de la “Salud y la Seguridad en el Trabajo”. Argumentan que en lo que va de 2022 se produjeron 600 muertes y 400 mil accidentes laborales, así como un altísimo número de irregularidades empresariales que irrespeta el cumplimiento de cláusulas básicas. Para los convocantes, "no se trata solo de números, sino también de la vida de las personas, su dignidad y sus derechos”.

Esta convocatoria, que según varios analistas políticos puede calentar los motores de la protesta social, dio continuidad a la masiva movilización sindical que la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL, su sigla en italiano) convocó el 8 de octubre en esa capital, exactamente un año después del ataque por parte de grupos neonazis contra su sede central y menos de dos semanas después de la victoria electoral de la extrema derecha de Fratelli d’Italia. Resultado que puso en tensión al movimiento sindical y las fuerzas políticas progresistas.

Las dos reivindicaciones de esta primera protesta luego de las recientes elecciones italianas fueron la defensa de un salario mínimo digno y la búsqueda de alternativas al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.  "Frenar la guerra con negociaciones, no con el envío de armas", constituyó una de las consignas de la manifestación.

Bellinzona, Tesino, 17 de octubre: "Luchamos por nuestra salud y dignidad"

Se despierta Suiza

En la pequeña Bellinzona, capital del cantón Tesino, fronterizo con Italia, los trabajadores de la construcción dieron el pitazo inicial de un proceso de movilizaciones que se ampliará nacionalmente en las próximas semanas.

Más de 2 mil quinientas personas participaron el lunes 17 de octubre en una marcha (en una ciudad de apenas 40 mil habitantes) que continuará con futuras manifestaciones el 1 de noviembre en Basilea; el 7 y el 8 en otras cinco ciudades de la Suiza francesa, y el 11 en Zúrich, donde se realizará una jornada nacional.

Lo que está en juego es la negociación de un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo con la patronal empresaria de la construcción. Según el sindicato UNIA, la patronal insiste en sus condiciones reaccionarias. Ignora las reivindicaciones de los trabajadores y busca negociar eventuales aumentos salariales imponiendo el deterioro de las condiciones de trabajo. Para el sindicato helvético, la realidad es paradójica: en un país donde se está construyendo más que nunca, las condiciones laborales son cada día peores. La patronal procura suprimir todas las regulaciones pertinentes a las horas de trabajo imponiendo jornadas diarias de hasta 12 horas (sin contar el traslado hasta las obras) y semanas de hasta 58 horas. “Se trata de un ataque a la salud y a la vida familiar de los trabajadores de la construcción”, denuncia el sindicato.

El malestar social, con distintos rostros y reivindicaciones concretas, se manifestó también en la segunda semana de octubre cuando los choferes del transporte público de Ginebra paralizaron el servicio durante 36 horas para exigir --con relativo éxito-- un reajuste salarial para compensar el deterioro del nivel de vida. 

"Familia y trabajo", no "familia o trabajo": ¡Basta Ya!

Por su parte, el 17 de octubre entraron en huelga por tres días, en el aeropuerto suizo de Zúrich, los pilotos de Eurowings, filial de Lufthansa de Alemania. Como consecuencia, se canceló la mayoría de los vuelos de esa compañía de bajos costos con origen y destino en Zúrich. Un día antes, los pilotos de SWISS International Air Lines --otra filial de Lufthansa--, votaron la huelga si en los próximos días el directorio de la empresa no presenta una propuesta aceptable en cuanto a salarios y condiciones de trabajo.

-¿Eurowings en huelga? ¿Qué puede ofrecerme como opción alternativa?
-Chicken wings
Viñeta de Harm Bengen, Alemania

Malestar en otros países

En España, los sindicatos del sector ferroviario están convocando una huelga de la empresa Renfe (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles) para el 28 de octubre y paros parciales el 7 y el 11 de noviembre. Las protestas son resultado de la inacción de la empresa para acordar el nuevo convenio colectivo, indican los promotores de dicha medida de fuerza. Los sindicatos exigen, además, que se dé respuesta “a la evidente falta de personal en todas las áreas y colectivos de la empresa” mediante la prórroga de los contratos temporales.

Unas 15 mil personas, según fuentes oficiales, se movilizaron el 15 de octubre en Madrid para exigir la actualización de pensiones y salarios conforme al Índice de Precios de Consumo. Dos de las principales centrales sindicales españolas (Comisiones Obreras y UGT), anticiparon una jornada de protesta nacional para el 3 de noviembre. En tanto, sectores de la izquierda anticapitalista organizan encuentros y debates en 40 ciudades para replicar en la península las protestas que se están dando en Bélgica, Francia y Gran Bretaña.

Octubre también ha despertado en un ambiente de cólera en Gran Bretaña, donde se esperan nuevas manifestaciones en las próximas semanas. El 1 de octubre, varias protestas sociales desbordaron las calles de los centros urbanos más grandes con reivindicaciones precisas que van desde el aumento salarial hasta la protección del clima.

Adicionalmente, diversas organizaciones --en particular del movimiento juvenil-- han convocado nuevas movilizaciones en distintas ciudades europeas durante las próximas semanas, retomando la iniciativa de ganar las calles en defensa del clima. Convencidos de que la sociedad civil planetaria en general y la europea en particular, deben exigir resultados concretos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP27 que se realizará en Sharm el-Sheij, Egipto, del 6 al 18 de noviembre. 

#LibérenlosATodos #LibérenAAlaa: Campaña por la liberación de Alaa Abdlfattah y los 60.000 presos políticos en Egipto

Europa palpita. Se moviliza y protesta ante la dimensión de la crisis económica y social. En paralelo, comienza a tomar fuerza entre expertos y analistas –y más tibiamente entre sindicatos y actores sociales-- la pregunta sobre quién pagará la factura principal de la guerra Ucrania-Rusia y de la futura reconstrucción de Ucrania. En este conflicto, en el propio corazón europeo, nada es gratis. La industria bélico-armamentista, la principal beneficiada, le saca punta al lápiz y se refriega las manos. La ciudadanía europea, ya sancionada por el aumento estrepitoso de los precios de los combustibles y la energía, empieza a alzar la voz.