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24/04/2022

SOPHIE PINKHAM
Volodymyr Zelensky: retrato de un cómico como presidente

Sophie Pinkham, The New York Review of Books, 30/5/2019

Traducido por María Piedad Ossaba

 

Sophie Pinkham es la autora de Black Square: Adventures in Post-Soviet Ukraine (Plaza negra: Aventuras en la Ucrania postsoviética). Actualmente está trabajando en una historia cultural del bosque ruso.

 

El 21 de abril de 2019, Volodymyr Zelensky, de 41 años de edad, fue elegido presidente de Ucrania en la segunda vuelta de la elección con el 73,2% de los votos. Este actor cómico y showman que estudió para ser abogado se hizo famoso con la serie "Servidor del pueblo" y por su participación en un programa del canal de televisión 1+1 del oligarca Ihor Kolomoisky.

Propietario de la productora Kvartal 95, que lo hizo millonario, Zelensky, con 4,2 millones de seguidores en Instagram en 2019 y 6 millones en la actualidad, encarna a la perfección la mutación de la política institucional que se observa en todas partes: los electores votan según sus “me gusta”. Desde el 24 de febrero, el “servidor del pueblo” desempeña un nuevo papel, el de “héroe de la resistencia a la invasión”. Nos pareció interesante volver sobre sus comienzos políticos traduciendo este artículo publicado en mayo de 2019, de la pluma de una investigadora usamericana, especialista en cultura política soviética y postsoviética. -FG/MPO

Actuar en una serie de televisión es más fácil que dirigir un país.

La serie de televisión ucraniana Servidor del Pueblo, emitida de 2015 a 2019 [se puede ver en Arte, NdlT], cuenta la historia de Vasyl Holoborodko, un dedicado profesor de historia de trenta años que vive con sus padres. Su padre es taxista, su madre neuróloga y su hermana conductora de tren. Esta mezcla de profesiones familiares sería sorprendente en un contexto usamericano, pero es perfectamente lógica en Ucrania, donde los médicos del sector público pertenecen, en el mejor de los casos, a la atribulada clase media baja (el salario medio de un médico ucraniano es de unos 200 dólares mensuales).

 

Vasyl está divorciado, con un hijo pequeño: su matrimonio se destruyó por problemas de dinero. Su padre le dice que pierde el tiempo yendo a trabajar, porque las prestaciones de desempleo son más importantes que el salario de un profesor. La familia posee un clásico apartamento soviético, regalado a la abuela materna de Vasyl en reconocimiento a sus logros como historiadora; se encuentra en una decrépita khrushchevka, uno de los muchos complejos de apartamentos baratos que surgieron como hongos en las afueras de las ciudades soviéticas en la década de 1960.

 


Volodymyr Zelensky, por James Ferguson

 

Aunque le paguen mal, Vasyl siente verdadera pasión por su trabajo: se acuesta tarde después de leer a Plutarco y le gusta deleitar a todo el que quiera escucharlo con conferencias sobre historia. En un primer episodio, le vemos enseñando a sus alumnos adolescentes la historia de Mykhailo Hrushevsky, jefe del parlamento revolucionario de 1917-1918, durante el doloroso primer período de la independencia nacional de Ucrania. Antes de que termine la lección sobre Hrushevsky, un funcionario de la escuela llega para decir que la clase está cancelada; los estudiantes deben armar las cabinas de votación para la próxima elección presidencial. Vasyl pierde los estribos y uno de los alumnos filma subrepticiamente su diatriba llena de palabrotas sobre la importancia de la historia, en contraposición a las elecciones, que solo son una farsa que no ofrece ninguna opción significativa ni una salida a la corrupción que asola Ucrania.

 

El vídeo se vuelve viral, una campaña de crowdfunding produce una maleta llena de dinero para pagar la entrada de Vasyl en la campaña, y antes de darse cuenta, es el nuevo presidente de Ucrania. En un auto negro, en ruta a su primer día de trabajo, se agarra a la manivela de la ventanilla como si estuviera en un tranvía, y se preocupa por saber cuándo tendrá tiempo de pagar el préstamo que pidió para comprar un microondas. Servidor del pueblo está lleno de estos detalles, yuxtaponiendo las preocupaciones financieras del ucraniano de a pie con los absurdos privilegios de los que goza la élite política: el entrenador de Vasyl consigue que se cancele el préstamo y luego le pregunta qué tipo de reloj de lujo preferiría. La serie trata con risible simpatía a la gente corriente que se ve tentada por el atractivo de la corrupción, mientras que los oligarcas son fuertemente caricaturizados que se atiborran de caviar mientras conspiran para manipular y explotar a las masas.

 

Ver Servidor del pueblo hoy es una experiencia extraña. En abril, Volodymyr Zelensky, el actor que interpreta a Vasyl, fue elegido presidente de Ucrania de forma aplastante, con el 73% de los votos. El impopular presidente saliente, Petro Poroshenko, elegido en 2014 poco después de las protestas del Maidán que destituyeron al presidente Víktor Yanukóvich, obtuvo solo el 24%. El partido recién fundado por Zelensky se llama Servidor del pueblo, y su campaña fue esencialmente una serie derivada de su telenovela. Al principio parecía una broma: Zelensky al fin y al cabo, es un comediante profesional, aunque también es un exitoso hombre de negocios que dirige lo que a menudo se llama un imperio de la comedia. Como Vasyl, no tiene experiencia política previa, pero tiene relaciones que Vasyl nunca podría haber soñado.

 

Algunos observadores han comparado a Zelensky con Trump. Aparte de lo obvio -los programas de televisión, la confusión entre entretenimiento y política, la explotación del disgusto popular frente a lo que se percibe como una disfunción del gobierno- hay algunos otros rasgos comunes. La famosa frase de Trump en su show The Apprentice (El Aprendiz) era “¡Estás despedido!”. En Servidor del Pueblo, una de las primeras acciones de Vasyl al tomar posesión de su cargo es intentar despedir al 90% de los funcionarios públicos, aunque está motivado por el deseo de pagar los salarios atrasados que se deben a los profesores y otros empleados públicos más útiles. Trump prometió “drenar el pantano” de Washington, mientras que el tema principal de la campaña de Zelensky era la corrupción gubernamental.

 

Trump, sin embargo, hizo campaña en una plataforma de odio, miedo y agresión. Zelensky, que es encantador, entrañable y sólo tiene 41 años, hizo campaña con un programa de reconciliación.


Su apellido proviene de la palabra “verde” [zelenyy en ruso y ucraniano], y sus vídeos de campaña, producidos de manera impresionante, muestran dos puntos con los colores nacionales ucranianos, el azul y el amarillo, fusionándose para convertirse en un solo círculo verde. La visión de Trump es la de dos Américas enzarzadas en una batalla mortal; a juzgar por el Servidor del Pueblo y sus declaraciones de campaña en la vida real, Zelensky parece imaginar su Ucrania ideal como una familia feliz cuyos miembros aceptan las diferencias de unos y otros y hacen todo lo posible por llevarse bien, comportándose honorablemente y dirigiendo sus hogares de manera responsable. Las finanzas nacionales no se parecen mucho a la economía doméstica, pero la retórica del pequeño gobierno de Zelensky ha seducido a los votantes disgustados por el statu quo político. En su discurso de investidura, citó a Ronald Reagan, otro actor convertido en presidente, que declaró: “El gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es nuestro problema”.

 

Ucrania se enfrenta ahora a dos problemas enormes e insolubles: una economía aletargada y la continuación del conflicto en la parte oriental del país, mayoritariamente industrial, donde los separatistas, respaldados por Rusia, pero no totalmente controlados por ella, han establecido "repúblicas populares". Estos problemas están relacionados: la pérdida de las regiones del este y el conflicto con Rusia, tradicionalmente uno de los principales socios comerciales de Ucrania, han perturbado gravemente la economía del país.

Las manifestaciones del Maidán se vieron alimentadas por la ira provocada por la corrupción generalizada y las desigualdades económicas, pero el gobierno de Poroshenko fue ampliamente percibido como incapaz de mejorar la situación. Las preocupaciones económicas desempeñaron claramente un papel importante en la victoria aplastante de Zelensky, al igual que el deseo de los votantes de poner fin a la guerra en el este del país.

 

Sin embargo, la mayoría de las críticas a Zelensky por parte de los comentaristas ucranianos están relacionadas con una cuestión más abstracta: la de la política lingüística. El idioma principal de Zelensky es el ruso, aunque puede hablar bastante bien el ucraniano cuando quiere; en esto se parece a muchos ucranianos.

Servidor del pueblo es esencialmente un programa en ruso, pero como en la Ucrania real, los personajes cambian fácilmente del ruso al ucraniano. El padre de Vasyl cambia al ucraniano cuando habla con la policía de tráfico; los nombres de los lugares y las funciones oficiales se dan a veces en ucraniano en una frase en ruso.

Hay muchos ejemplos de lo que la antropóloga lingüística ucraniana-usamericana Laada Bilaniuk ha llamado "bilingüismo no acomodaticio", en el que una persona habla ucraniano y la otra ruso. Cada una comprende a la otra, pero ninguna busca cambiar de idioma.

 

Este bilingüismo es una realidad de la vida en Ucrania, incluso dentro de las familias. Se convirtió en un tema de disputa en los debates periódicos sobre la política lingüística, que los políticos a menudo han utilizado, al igual que las controvertidas políticas de conmemoración histórica, como un tema de discordia. (Desde las manifestaciones de Maidan, estas cuestiones también se han convertido en el dominio de los nacionalistas de extrema derecha, que ejercen una influencia desmesurada sobre el gobierno, en parte debido a su voluntad de proferir amenazas creíbles de violencia).  Los debates sobre la política lingüística alimentan la propaganda rusa y separatista que pretende convencer a los rusohablantes de que están siendo atacados por las autoridades ucranianas.

 

Poroshenko hizo de la promoción del ucraniano uno de los temas principales de su campaña, vinculándolo al conflicto del este: su lema era “Ejército, Lengua, Fe”. Uno de sus últimos actos antes de la toma de posesión de Zelensky, el 20 de mayo, fue la firma de una nueva ley que hace obligatorio el uso del ucraniano (que ya es el único idioma oficial del país) para todos los trabajadores del sector público, con cuotas para el uso de la lengua en la televisión, el cine y los libros. Una parte de la población ucraniana -principalmente la intelectualidad de mentalidad nacionalista- se opone con vehemencia al uso del ruso en la vida pública, que consideran una continuación directa de siglos de opresión rusa. Sin embargo, la popularidad de Servidor del pueblo y la aplastante victoria de Zelensky indican lo que ya era obvio para cualquiera que haya pasado algún tiempo en Ucrania: estos puristas lingüísticos son una minoría. Zelensky emitió una crítica ligera y mesurada de la nueva ley: aunque está de acuerdo en que el ucraniano sea la única lengua oficial del país, prefiere los incentivos positivos a las “prohibiciones y castigos”.

 

En una entrevista colectiva con periodistas extranjeros y ucranianos en marzo, en respuesta a una pregunta sobre la importancia del idioma ucraniano para la identidad ucraniana, Zelensky dio una explicación más amplia de su enfoque del idioma:

El artículo 10 de la Constitución de Ucrania [dice]: “El idioma ucraniano el idioma del Estado. El país y el gobierno deben apoyar y desarrollar el idioma ruso y los idiomas de las minorías. [Después de citar la ley en ucraniano, vuelve al ruso]...

No hay necesidad de suprimir el ruso. Pero, por supuesto, estamos viviendo un momento revolucionario para la lengua ucraniana. La lengua ucraniana es una lengua maravillosa cuando la gente la habla correctamente, maravillosamente- es asombrosa.

Esta declaración era característica del enfoque de Zelensky: pocos detalles, pero cálidos y positivos, haciendo hincapié en la belleza y el placer en lugar de, como a menudo sucede en los debates sobre las políticas lingüísticas ucranianas, la animosidad entre Rusia y Ucrania.

 

Zelensky explicó su enfoque de la lengua en relación con el Este en conflicto:

Debemos ganar la guerra de la información, empezando por el territorio actualmente ocupado. Tenemos que llegar a la gente de la República Popular de Donetsk, de la República Popular de Lugansk. Son ucranianos...

Necesitamos un servicio de información de calidad, en ruso, y de estilo europeo, para explicarles, para hacerles llegar el mensaje: “Somos ucranianos, ustedes están aquí, ustedes son nuestro pueblo”.

Un servicio de noticias en lengua rusa que promueva un sentimiento de identidad ucraniana entre las poblaciones de los territorios ocupados [sic] no resolverá ciertamente el conflicto. Pero sería una mejora respecto a las políticas y a la retórica de los últimos años, que han bloqueado y vilipendiado a los ucranianos en los territorios ocupados [resic], un enfoque extraño para un gobierno que pretende querer la reintegración de las tierras perdidas. Actualmente hay dos procesos judiciales en curso en relación con el reciente comentario del ministro de Política Social según el cual las personas que permanecen en territorio ocupado son escoria, y está lejos de ser el único funcionario del gobierno que ha expresado tales sentimientos desde que comenzó la guerra en 2014.

Para Zelensky, los territorios ocupados están cercanos de su lugar de origen: nació en Kryvyi Rih, una ciudad industrial contaminada en el centro-este de la región de Dnipropetrovsk.1 Aunque a menudo habla en tono irónico, de acuerdo con su profesión original, parece apasionadamente sincero cuando habla de su deseo de un alto el fuego en el este de Ucrania. Sin embargo, no ofrece prácticamente ninguna sugerencia concreta sobre la manera de lograrlo y se muestra reacio a hacer ciertos compromisos, como ceder territorios o permitir la reintegración de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk como regiones semiautónomas; sin tales concesiones, Rusia bien podría rechazar un acuerdo. Se declara decididamente pro-europeo y pro-OTAN, atribuyendo su posición al consenso ucraniano (que quizás exagere) sobre estas cuestiones, así como a una preferencia personal. Si bien esta actitud tranquiliza a los gobiernos occidentales y al FMI, también corre el riesgo de obstaculizar un acuerdo exitoso con Rusia (si es que tal acuerdo es posible), ya que las acciones de Rusia en Ucrania han estado motivadas en gran medida por el deseo de mantenerla fuera de las esferas de influencia europea y usamericana.

Actuar en una serie de televisión es más fácil que dirigir un país. El reto más inmediato para Zelensky era un parlamento hostil. La solución obvia era convocar elecciones anticipadas.

Pero el 17 de mayo, la coalición parlamentaria se derrumbó después de la retirada de un partido miembro, con el fin de evitar elecciones anticipadas. Sin embargo, Zelensky anunció la disolución del parlamento en el momento de su investidura, basándose en la controvertida interpretación de la ley ucraniana por parte de su propio equipo. Hoy, el expresidente Poroshenko, Volodymyr Groysman, que acaba de dimitir de su cargo de primer ministro, y otros miembros de la vieja guardia se apresuran a preparar las elecciones de julio, creando nuevos partidos y dando una nueva imagen a los antiguos. Queda por ver si Zelensky será capaz de acompañar su victoria presidencial con una victoria parlamentaria [su partido Servidor del pueblo se impuso en las elecciones, con más del 43% de los votos y 253 de los 424 escaños. Por primera vez desde el retorno del multipartidismo en Ucrania, un partido obtuvo la mayoría absoluta, NdlT].

Otro golpe potencialmente fatal para la popularidad de Zelensky podría venir del FMI.

Ucrania necesita desesperadamente recibir los próximos desembolsos de su préstamo del FMI: 1.300 millones de dólares adicionales este año, sujetos a exámenes satisfactorios. A cambio, por supuesto, el FMI exige medidas de austeridad tremendamente impopulares- por ejemplo, presionó a Ucrania para que aumentara los precios de la energía para los hogares en un 23% en 2018, comprometiéndose a aumentarlos otro 15% en mayo. Pero el gobierno de Poroshenko optó por reducir los precios durante una temporada electoral. Si se aprueba el próximo tramo del FMI, lo cual es posible, Zelensky se enfrentará a dificultades económicas que no podrán ser resueltas por una alegre autarquía. Expresó su apoyo a los descuentos preelectorales de los precios; si se retracta ahora, corre el riesgo de exasperar a los electores que lo eligieron creyendo que los salvaría de sus problemas financieros.

Y luego están los oligarcas. El propio Poroshenko es el rey del chocolate, propietario de la exitosa empresa de dulces Roshen así como de muchos otros activos; su elección tras Maidan fue una señal temprana de que las protestas no habían logrado su objetivo. 

Una de las preocupaciones más frecuentes sobre Zelensky es su relación con el oligarca Ihor Kolomoisky, propietario del grupo al que pertenece la productora de televisión de Zelensky y que detiene una importante participación en el canal de televisión 1+1, que difundió Servidor del pueblo. Kolomoisky es conocido principalmente por ser uno de los accionistas mayoritarios de control de PrivatBank, el mayor banco comercial de Ucrania.

En 2016, Poroshenko lanzó una campaña contra Kolomoisky, destituyéndolo de su cargo de gobernador de Dnipropetrovsk, donde había logrado evitar la amenaza del separatismo. Se descubrió que PrivatBank tenía un enorme déficit, gracias a préstamos dudosos concedidos a sociedades controladas por sus propios accionistas, entre ellos Kolomoisky, y que fue nacionalizada y recapitalizada a un alto coste. Kolomoisky se marchó a Suiza e Israel, y no regresó a Ucrania hasta el 16 de mayo. (Un juez de primera instancia dictaminó recientemente que la nacionalización de PrivatBank había sido ilegal, lo que seguramente lo animó a volver.) Aunque Zelensky ha negado repetida y vehementemente estar bajo el control del oligarca, el regreso de Kolomoisky sugiere que él cree que ahora está a salvo en Ucrania. El 25 de mayo, Kolomoisky propuso que Ucrania rechazara la austeridad del FMI y dejara de pagar su deuda externa.

 


Petro Porochenko, por James Ferguson

Los vínculos de Zelensky con el abogado Andrei Bohdan, asesor de Kolomoisky en asuntos de PrivatBank, también suscitaron críticas. Mientras seguía representando a Kolomoisky, Bohdan actuaba como abogado y asesor político de Zelensky. En una entrevista incriminatoria concedida al periódico Ukrainska Pravda a finales de abril, Bohdan se jactaba de su condición de abogado contractual del partido Servidor del Pueblo y de confidente de Zelensky, afirmando que había sido él quien había animado a Zelensky a presentarse. El 21 de mayo, Zelensky nombró a Bohdan como su jefe de gabinete, aunque Bohdan está técnicamente excluido del gobierno debido a su servicio en la administración de Yanukovich. ¿Qué diría Vasyl Holoborodko?

En Servidor del pueblo, un concejal le pide a Vasyl que se entrene para pronunciar su discurso de investidura con nueces en la boca, como los griegos. Queridos ucranianos”, comienza Vasyl, hace un cuarto de siglo, empezamos a construir una nueva nación, concebida en libertad y con la creencia en la igualdad de derechos para todos los ciudadanos. Se saca las nueces de la boca. ¿No es éste el discurso que Abraham Lincoln pronunció en Pensilvania en 1863?, exclama indignado.

Nadie aquí se dará cuenta, le asegura su asesor, y la patria de Lincoln lo alabará. Pronto tendrás que pedirles dinero”.

Esa noche, el fantasma de Abraham Lincoln se le aparece a Vasyl (entre los otros visitantes fantasmagóricos de la telenovela figuran Plutarco, Heródoto, Julio César y el Che Guevara, que se enfurece cuando, como presidente, Vasyl se niega a ejecutar o incluso a reeducar a los funcionarios corruptos). No necesitas mi discurso”, dice Lincoln amablemente, ¡tienes uno genial en YouTube!.  Exhorta (a Vasyl a liberar a los ucranianos de su servidumbre, para que el pueblo llano no tenga que romperse el culo" para pagar las mansiones y limusinas de los oligarcas.

En su modesta toma de posesión en la Casa de los maestros, Vasyl comienza a pronunciar el discurso de Gettysburg ucranizado, y se detiene en seco. Soy un simple profesor de historia, dice, pasando al ruso.

Una historia: un profesor de historia hace la historia. Hilarante. Según el plan, se suponía que debía prometerles muchas cosas ahora. Pero no voy a hacer promesas. Primero, es deshonesto, y segundo, no soy bueno para eso…. Pero sé que lo más importante es poder mirar a los niños a los ojos sin avergonzarse.

Vuelve a pasar al ucraniano: esto, se los prometo. Con su ceño fruncido y su voz rugosa, Vasyl es la imagen misma de la seriedad. Su cínico entrenador, Yury, ve en su rechazo de las promesas un brillante éxito político, una gran mejora con respecto a la táctica habitual de hacer promesas que no se tiene la intención de cumplir.

La elección de Zelensky recuerda la historia de Jón Gnarr, actor, escritor y humorista islandés que hizo una campaña satírica para la alcaldía de Reikiavik con el Mejor Partido en 2010 y ganó. Sus partidarios estaban furiosos por la irresponsabilidad financiera que había provocado el colapso de los bancos islandeses en 2008, y por la idea de que los contribuyentes debían ser responsables de la deuda resultante.

Gracias en gran parte a las protestas masivas, a los bancos islandeses se les negó el plan de rescate y el primer ministro fue destituido y condenado por su papel en la crisis. Sin embargo, persiste la sensación de que los partidos políticos existentes no ofrecen opciones significativas. Las cosas se han agriado, es hora de hacer limpieza, cantó el Mejor Partido, al son de "Simply the Best de Tina Turner, en un vídeo de campaña que ofrecía promesas como Un parlamento libre de drogas para 2020 y Derogación de todas las deudas.

Zelensky ha establecido una distinción mucho más clara que Gnarr entre su personaje cómico y su personaje político, pero no puede -o no quiere- reprimir completamente su agudo sentido del humor. Se negó a debatir con Poroshenko en un estudio de televisión, insistiendo en cambio en un estadio de fútbol. Retó a su rival a someterse a una prueba de drogas antes del debate y luego retransmitió en vivo su propio análisis de sangre, riendo y brindando por su público con el vaso de plástico de agua que le dio el técnico del laboratorio.

 

Exasperado por los nombramientos de última hora de Poroshenko en el Tribunal Supremo, en el ejército y en otras instituciones, Zelensky señaló:

La situación me recuerda a la de un turista en un hotel egipcio: regresa a casa mañana, las maletas están hechas, la habitación ya está limpia. Una persona normal y educada espera ser trasladada al aeropuerto. Pero no Poroshenko. No se detiene. Empieza a coger las toallas, las zapatillas y todo lo que encuentra sobre la cómoda. Por favor: entregue la llave, pague el minibar y váyase. Todavía tiene que pasar por la aduana y el control de pasaportes.

Gnarr no se presenta a la reelección: estaría agotado por sus funciones, que le llevan al borde de las lágrimas en público.

A menudo le decía al único empleado del Mejor Partido: ¡Es tan aburrido!”,  lo que le obligaba a animarle a que siguiera en el cargo. Zelensky ya ha jurado servir a un solo mandato.   Concluyó su discurso de investidura en la vida real diciendo: A lo largo de mi vida he intentado hacer todo lo posible para que los ucranianos sonrían.... En los próximos cinco años haré todo lo posible para que ustedes, los ucranianos no lloren. Uno se pregunta cuánto tiempo pasará antes de que él mismo deje de reír y rompa a llorar.

Nota

1. La victoria de Zelensky fue especialmente aplastante en las regiones del este y del sur, mayoritariamente rusohablantes, donde obtuvo entre el 87% (en Járkov) y el 89% (en Lugansk, bajo control ucraniano).

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