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28/02/2022

OFER ADERET
Cuando los judíos eran malhechores y negreros

 Ofer Aderet, Haaretz, 22-2-2022

Traducido por María Piedad Ossaba, Tlaxcala

Un estudio israelí sobre el mundo judío en el siglo XVIII revela un mundo violento desaparecido [sic].

 

Traperos judíos en Gran Bretaña, 1785

En la noche del 11 de junio de 1771, nueve ladrones armados con cuchillos y fusiles irrumpen en la granja de la viuda Hutchins en el pueblo de Chelsea, cerca de Londres. En el tribunal de Old Bailey, declarará que oyó al perro ladrar y llamó a sus criadas para ver qué le pasaba.

 

“En corto tiempo oí un ruido; corrí a ver qué pasaba; encontré a mi doncella Mary Hodgkin, sin su sombrero, y a unos hombres que la maltrataban, muy fuerte...

Creo que el doctor al que llaman Levi Weil era uno de ellos ... el otro se llama Highham Lazarus; mi susto era extremadamente grande ...Uno de ellos dijo que le cortara el cuello; otro dijo: “Zorra, si no te callas, te cortaré el cuello”. Se llevaron su bolso y su reloj, mataron a una de las criadas y huyeron”.

 

¿Qué tiene que ver este robo, descrito en un nuevo estudio del profesor Shmuel Feiner de la Universidad Bar-Ilan, con la historia judía? Todos los ladrones eran judíos, y formaban parte de una “creciente ola de delincuencia judía”, explica el profesor Feiner.

 

Una ilustración de un famoso robo en Chelsea, cerca de Londres, en 1771. “Vete a Chelsea” se convirtió en una burla común contra los judíos

 

Al día siguiente vendieron los bienes robados a otro judío, que, como muchos de los judíos de la época, se ganaba la vida comprando y vendiendo bienes robados. El gobierno ofreció una recompensa por cualquier información que pudiera conducir a la captura de los ladrones, y las comunidades judías, tanto asquenazíes como sefardíes, también ofrecieron recompensas. Esperaban capturar a los criminales que estaban trayendo tanta vergüenza a la comunidad, y fue finalmente otro judío quien los denunció.

 

Durante el juicio resultó que los líderes de la banda eran los hermanos Asher y Levi Weil. Junto con otras dos personas, fueron condenados a morir ahorcados. Los cuatro hombres rezaron al pie de la horca. resultó que los líderes de la banda eran los hermanos Asher y Levi Weil. Junto con otras dos personas, fueron condenados a morir ahorcados. Los cuatro hombres rezaron al pie de la horca.

 

¿Cómo nos ayuda este relato a comprender la historia del mundo judío en el siglo XVIII?

“Hoy, ya no se escribe una historia que haga  alabanzas y elogios, sino una historia que es crítica y exhaustiva. Los judíos eran seres humanos y no se contentaban con quedarse en casa y estudiar”, dice Feiner, explicando cómo los criminales judíos se infiltraron en sus investigaciones sobre el siglo XVIII. El segundo volumen de este esfuerzo fue publicado recientemente: «A New Age, Eighteenth Century European Jewry, 1750-1800» (“Una nueva era, la judería europea del siglo XVIII, 1750-1800).

 

 

 “Una nueva era: el judaísmo europeo en el siglo XVIII, 1750-1800”, en hebreo. Foto Centro Zalman Shazar

 

Un tipo diferente de individualismo

 

Feiner describe el siglo XVIII como el primer siglo de la era moderna para los judíos, un periodo lleno de innovaciones, luchas y cambios de valores a medida que el mundo se transforma. Según él, este periodo puede considerarse el crisol del mundo judío moderno.

 

La lista incluye el movimiento jasídico contra la Haskalá -la Ilustración judía- y el misticismo de Shabtai Zvi contra la hegemonía rabínica, la emancipación, la integración y la secularización. Las historias de los criminales judíos pueden enseñarnos la complejidad de la sociedad judía de principios de la era moderna, la profundidad de las grietas sociales y culturales y “los contrastes entre un estilo de vida refinado y un submundo duro y violento”, explica Feiner.

 

Según los periódicos de la época, el robo a la viuda de Chelsea dio crédito a la imagen de los judíos como criminales empedernidos. “Durante años ha sido una excusa para el acoso popular”, dice Feiner. “¡Vete a Chelsea!” se convirtió en una burla común contra los judíos, o incluso en una señal de ataque.

 

Los líderes de la comunidad judía intentan disociarse de los miembros que infringen la ley. “Los consideraban como una mancha que no los representaba a todos, pero la desvinculación de los líderes judíos de sus hermanos ladrones no disminuyó la hostilidad, dice Feiner.

 


Convictos (condenados) en Gran Bretaña antes de ser deportados a Australia, 1781

 

Según Feiner, este caso también pone a prueba los límites de la solidaridad judía con los miembros problemáticos de la comunidad. También muestra hasta dónde ha llegado el “individualismo judío”, incluso a través de un crimen audaz.

 

Los ladrones judíos de Londres no operaban en el vacío. En 1763, una banda de ladrones judíos atacó un molino de harina en un pueblo de Polonia, mató a siete personas e incendió el lugar. En los Países Bajos, una familia judía -Jacob Moisés y su esposa, su hijo y sus hijas- es descrita como una banda de primera fila.

En Bélgica, Dina Jacob pertenecía a una familia de criminales y, en su testimonio de 1797, apuntó a decenas de miembros de la “banda judía” que irrumpían (se introducían) en granjas y casas aisladas.

 

También en Alemania los judíos ocupan los titulares, tanto positivos como negativos. En 1758, un libro basado en documentos judiciales explora todo el fenómeno: los  ladrones y asesinos judíos, así como las bandas de bergantes.

 

La lista incluye alrededor de 300 criminales judíos que operaron en la Alemania de mediados del siglo XVIII. La mayoría de ellos eran padres de familia, algunos de ellos tenían hasta 70 años de edad, y cada uno tenía su propia especialidad. Así, nos enteramos de la existencia del ladrón Moshe, del saqueador Mendel, del ladrón de relojes Yona, del ladrón de correo Shmuel y del ladrón de comestibles Yozl. También está Shimon, de quien se sospechaba tener dinero robado.

 



Una subasta de esclavos. Algunos judíos que emigraron a Estados Unidos olvidaron rápidamente su vida como minoría perseguida. Foto: The Illustrated London News

 

“Es posible que venda a mi negrita”

 

¿Cómo llegaron estos judíos al mundo del crimen? “Debido a las leyes y restricciones que limitaban sus permisos de residencia y sus posibilidades  de ganarse la vida, los judíos de clases bajas llevaban una vida vagabunda de mendigos y delincuentes ”, explica Feiner. “Es imposible escribir una biografía del siglo XVIII sin ellos”.

 

Una explicación fundamentalmente antisemita fue dada por sus contemporáneos. Feiner lo explica así: “Su creencia de que el mundo entero pertenece, en virtud de una elección divina, a la semilla de Abraham justifica robar a los gentiles, no es de extrañar que sólo los cristianos sean víctimas de sus crímenes. “

 

Los delitos sexuales también están presentes en el estudio de Feiner, incluso entre la élite de la Torá. En 1770, un erudito de la Torá tuvo relaciones sexuales con su casera - y luego se casó con su hija. “La preocupación respecto a la lascivia era grande aquí”, dice Feiner, quien cita las deliberaciones de un rabino sobre esta cuestión.

 

“Y sobre todo que ha persistido en el pecado durante tres años consecutivos... y que las veces que ha venido a verla ciertamente no pueden contarse”, escribe el rabino, añadiendo que el “sabio diligente” que “se extravió con una mujer casada” tuvo que revelar al marido de la mujer que ella había “puteado”. Pero no se le pidió que admitiera que se había acostado con ella.

 

Como dice Feiner, “no hace falta decir que era impensable revelar a la joven con la que acababa de casarse que su marido había sido el amante de su madre durante mucho tiempo”.

 

 

El Prof. Shmuel Feiner: “La gente ya no escribe una historia de alabanzas y elogios”. Foto: Noam Feiner

 

Otro capítulo del libro documenta a los judíos que emigraron de Europa a América en busca de riqueza y felicidad. Algunos de ellos olvidaron rápidamente su vida anterior de minoría perseguida, como Meir Ben Yosef, que emigró desde Alemania. Feiner cita una carta en yiddish que Ben Yosef envió desde Pensilvania a un amigo en 1762. Allí expresa sus preocupaciones cotidianas:

 

“Tal vez revenda a mi esclava negra para obtener un beneficio ... No quiero venderla por menos de 110 libras... así que si un barco llega con negros... házmelo saber porque no puedo arreglármelas sin una sirvienta”. Se queja de que “la esclava que tengo ahora... está todo el día borracha, se bebe todo lo que puede conseguir. Y en segundo lugar, es malvada, así que mi mujer no puede decirle nada. Tiene miedo de ella”.

 

Feiner, de 67 años, dirige la Sociedad Histórica de Israel. Sus libros anteriores versaban sobre la Haskalá y las raíces de la secularización. “La distinción que existe en Israel entre la historia judía y la historia mundial es totalmente artificial”, dice. “Hay una integración entre ellas, es una historia combinada, los judíos son parte de la historia. Son soldados, mercaderes, delincuentes”.

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