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15/08/2023

“Necesitamos poner la casa en orden”: Esther Cuesta, candidata por Europa, Asia y Oceanía a la Asamblea nacional ecuatoriana

María Piedad Ossaba y Fausto Giudice, 15-8-2023

Versión francesa Versione italiana English version

Esther Cuesta Santana (Guayaquil, 1975) es candidata a la Asamblea nacional por Europa, Asia y Oceanía en las elecciones ecuatorianas del 20 de agosto de 2023. Esther fue asambleísta de 2017 a 2021 y de 2021 hasta la disolución del Congreso el 17 de mayo de 2023, y también cónsul general de Ecuador en Génova (Italia). He aquí una entrevista que le hicimos, centrada en su enfoque, la emigración ecuatoriana en el mundo (alrededor de tres millones).

Cuéntenos en qué consiste la Ley de movilidad humana y cómo se favorece a la diáspora ecuatoriana. ¿Cuál es la labor que están desarrollando actualmente los consulados ecuatorianos en el exterior?

La Ley de Movilidad Humana entró en vigencia en el período de la Revolución Ciudadana. El 6 de febrero de 2017, se publicó la Ley Orgánica de Movilidad Humana en el Registro Oficial No. 938 con el objetivo de regular el ejercicio de derechos, obligaciones, institucionalidad y mecanismos vinculados a las personas en movilidad humana, que comprende emigrantes, inmigrantes, personas en tránsito, personas ecuatorianas retornadas, quienes requieran de protección internacional, víctimas de los delitos de trata de personas y de tráfico ilícito de migrantes y sus familias. La ley desarrolla los principios de ciudadanía universal, el derecho a migrar y la integración latinoamericana.

A pesar de que la Ley contiene el reconocimiento de garantías y protección de derechos, en los últimos 6 años con los gobiernos de Moreno y Lasso, destrozaron las políticas de protección de derechos de personas en movilidad humana. Triplicaron los costos de los servicios consulares, cerraron consulados y embajadas, eliminaron servicios, como la asesoría jurídica gratuita, redujeron el presupuesto y el personal en los consulados que deberían atender a nuestros compatriotas migrantes. Los consulados no tienen disponibilidad de citas para trámites consulares y los trámites pueden durar hasta meses. ¡Hoy obtener un pasaporte en Ecuador y el exterior es una odisea y hemos vuelto al país de los tramitadores que te cobran hasta 400 dólares por un pasaporte!

Desde el Grupo Parlamentario por los Derechos de las Personas en Movilidad Humana de la Asamblea Nacional, del cual tuve el honor de ser Presidenta, evaluamos la Ley Orgánica de Movilidad Humana para verificar la aplicación de esta ley a fin de identificar las limitaciones y alcances de este cuerpo legal para el real ejercicio de los derechos humanos de las ecuatorianas y ecuatorianos en el exterior, las ecuatorianas y ecuatorianos retornados, los inmigrantes y las personas refugiadas que requieren de protección internacional, víctimas de trata o tráfico de personas. Es decir, si el gobierno y las instituciones del Estado aplicaron la ley.

En esta evaluación evidenciamos el abandono estatal para garantizar los derechos de las personas en movilidad humana.

Pero con Luisa González volveremos a tener una Cancillería al servicio de los migrantes con consulados altamente eficientes y orientados al servicio de nuestros compatriotas. Consulados con horarios flexibles que se adapten a las necesidades de los migrantes, incluyendo atención los sábados. Volveremos a tener consulados móviles para acercarnos aún más a nuestra comunidad en diferentes regiones, que el gobierno se acerque al ciudadano.

07/06/2021

Protestas en Colombia, elecciones en Perú y otros caos en los Andes

Jon Lee Anderson, The New Yorker, 4/6/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Jon Lee Anderson (Long Beach, California, 1951) es un reportero de guerra y cronista, colaborador de The New Yorker desde 1998. Es autor, entre otros libros, de la mejor biografía que se ha escrito sobre el Che Guevara, Che Guevara: Una Vida Revolucionaria (1997). Bio-bibliografia

Se desvanecen, nuevamente, las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido en las siete naciones andinas.


Una propuesta de aumento de impuestos (llamada reforma tributaria) en Colombia esta primavera provocó una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía. Foto Diego Cuevas/Getty


En los ocho años transcurridos desde la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez a la edad de 58 años, su tan cacareada revolución “bolivariana” que unificaría las naciones andinas de América del Sur ha seguido el camino de la mayoría de los sueños febriles. La región sigue en estado de agitación, acosada por diversos grados de caos social, económico y político. Más allá de su compartida geografía, los siete países tienen historias análogas, comenzando con la conquista española. El período colonial terminó, después de las guerras de independencia lideradas por Simón Bolívar y José de San Martín, en una división igualmente sangrienta en Estados-nación. En su mayoría, son aún unos recién llegados a la democracia tras haber soportado períodos de gobierno militar y, en algunos casos, guerra civil, hasta finales del siglo XX. Venezuela y Colombia pusieron fin a sus dictaduras militares a finales de los años cincuenta, pero Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú no experimentaron la restauración democrática hasta finales de los setenta y principios de los ochenta, y Chile fue el último en despedir a un dictador, Augusto Pinochet, en 1990.

Ahora las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido se han desvanecido, una vez más, ante la desenfrenada corrupción oficial y las desigualdades sociales no resueltas. El populismo, el autoritarismo y la participación militar en la política siguen en boga. (El síndrome también se presenta en vecinos no andinos, especialmente Brasil, así como en las naciones centroamericanas de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala). A lo largo del pasado año, la pandemia del coronavirus ha empeorado la situación. América Latina representa menos del 9% de la población mundial, pero casi un tercio del número de muertos por la pandemia mundial, lo que puede explicarse, en parte, por la torpeza o negligencia de varios gobiernos. En la mayoría de los países, el lanzamiento de la campaña de vacunación ha sido nefasto y, como no sobrevenga una ayuda importante de afuera, la pandemia persistirá mucho tiempo después de que se haya contenido en otros lugares. La recesión económica del año pasado en la región ha sumido a millones de personas en la pobreza. Los malestares sociales, políticos y económicos desatendidos provocaron disturbios sociales en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia antes de la pandemia. Ahora, como era de esperar, los disturbios han retornado, dándose la situación más grave, hasta ahora, en Colombia.

En abril, el presidente Iván Duque propuso un aumento de impuestos, que fue respondido por una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía que han continuado durante semanas, incluso después de que Duque retirara el aumento. Según las informaciones, unas 50 personas han muerto a causa de los disturbios y cientos han resultado heridas. Tras un año de deterioro económico, en el que el PIB se redujo en casi un 7%, la mayor disminución en medio siglo -se estima que más del 42% de los colombianos vivían en la pobreza-, el aumento de impuestos propuesto, que habría afectado los ingresos de la clase trabajadora al aumentar el coste de los alimentos básicos, fue una iniciativa increíblemente obtusa.