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28/11/2021

GRAHAM PEEBLES
El conflicto en Etiopía es fruto de un diseño de USA

Graham Peebles, CounterPunch, 26/11/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

 

Graham Peebles es un escritor independiente y también trabajador humanitario. En 2005 creó The Create Trust y ha dirigido proyectos de educación en la India, Sri Lanka, Palestina y Etiopía; en este último país vivió dos años trabajando con niños de la calle, menores explotados sexualmente y programas de formación de profesorado. @peeblesgraham

 

Con el apoyo de Estados Unidos y otras fuerzas extranjeras, incluidos determinados elementos de las agencias de las Naciones Unidas (ONU), el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés) está intentando derrocar al gobierno democráticamente elegido de Etiopía y recuperar el poder. Esto sería desastroso tanto para el país como para la región.


Fuerza Especial del TPLF
UE: Estamos orgullosos de Uds.
USA: ¡Buen trabajo, chicos!”
Viñeta de propaganda etíope circulando en los medios sociales

 

El impacto del conflicto, que dura un año ya, es devastador. Puede que hasta tres millones de personas estén desplazadas internamente, decenas de miles han sido asesinadas, además de mujeres y niñas violadas, propiedades destrozadas, tierras destruidas y ganado masacrado por los combatientes del TPLF. En este momento es difícil ver cómo se puede alcanzarse una solución pacífica; el gobierno ha dicho que no entrará en negociaciones hasta que el TPLF se retire a Tigray, y el TPLF, que no está en condiciones de establecer ninguna condición, exige que el primer ministro Abiy Ahmed dimita.

 

El conflicto se inició cuando el TPLF atacó al Estado etíope el 4 de noviembre de 2020 (tal vez con la aprobación de Estados Unidos). A pesar de ello, Estados Unidos y sus títeres (Reino Unido, la UE, etc.) han apoyado, para incredulidad de muchos, a los terroristas y no al gobierno de Etiopía ni al pueblo etíope. Es ampliamente reconocido que la Administración Biden está detrás del movimiento para reemplazar el gobierno de Abiy, e instalar el TPLF -un grupo menos independiente- (EE.UU. no tolera gobiernos independientes), más maleable, que, a cambio de la libertad de hacer lo que quieran, proporcionará una vez más a EE.UU. un punto de apoyo en el Cuerno de África.

 

Como es lógico, Jeffrey Feltman -enviado especial de Estados Unidos para el Cuerno de África- niega todo esto, y ha afirmado: “Hemos condenado sistemáticamente la expansión de la guerra por parte del TPLF fuera de Tigray, y seguimos pidiendo al TPLF que se retire de Afar y Amhara”.

 

Es cierto, pero lo que cuenta son los hechos, no las palabras (sobre todo las de los políticos) y, a la luz de la respuesta de Estados Unidos desde el inicio del conflicto y de los tejemanejes entre bastidores del Departamento de Estado, su repudio parece, en el mejor de los casos, engañoso, y es ignorado por los indignados etíopes, muchos de los cuales participaron recientemente en numerosas protestas. Enormes multitudes se reunieron bajo el lema #Nunca Más en Addis Abeba, Washington, San Francisco, Londres, Pretoria y otros lugares, exigiendo el fin de la injerencia estadounidense en los asuntos de Etiopía. Existe una creciente ira entre grupos de otras naciones africanas, que ven la intromisión estadounidense en Etiopía como un ataque a la propia África, un asalto colonial.

 

Apoyo de Estados Unidos

 

Las administraciones estadounidenses han respaldado constantemente al TPLF, que estableció estrechas conexiones con el gobierno de Estados Unidos durante sus 27 años en el poder (1991-2018), contactos que están aprovechando al máximo ahora.

 

25/11/2021

MEDEA BENJAMIN/NICK DAVIES
¿Qué es lo que está en juego en el enfrentamiento entre USA y Rusia por Ucrania?

 Medea Benjamin y Nicolas J.S. Davies, CODEPINK, 21/11/202
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

 

Un informe de la revista Covert Action desde la autoproclamada República Popular de Donetsk, en el este de Ucrania, describe graves temores de una nueva ofensiva de las fuerzas gubernamentales ucranianas tras el aumento de los bombardeos, el ataque de un avión no tripulado de fabricación turca y el ataque a Staromaryevka, una aldea dentro de la zona de amortiguación establecida por los Acuerdos de Minsk de 2014-15. 

 

Las Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL), que declararon su independencia en respuesta al golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en Ucrania en 2014, se han convertido de nuevo en puntos álgidos de la intensificación de la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia. Estados Unidos y la OTAN parecen apoyar plenamente una nueva ofensiva gubernamental contra estos enclaves respaldados por Rusia, ofensiva que podría escalar rápidamente hasta un conflicto militar internacional en toda regla.

 

Frontera entre Ucrania y las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk tras el golpe de Estado, basada en los Acuerdos de Minsk.(Mapa: Wikipedia)

 

La última vez que esta zona se convirtió en un polvorín internacional fue en abril, cuando el gobierno antirruso de Ucrania amenazó con una ofensiva contra Donetsk y Luhansk, y Rusia estacionó miles de tropas a lo largo de la frontera oriental de Ucrania.

 

En aquella ocasión, Ucrania y la OTAN ni se inmutaron y se canceló la ofensiva. Esta vez, Rusia ha vuelto a reunir unos 90.000 soldados cerca de su frontera con Ucrania. ¿Se disuadirá a Rusia una vez más de una escalada bélica, o se están preparando seriamente Ucrania, Estados Unidos y la OTAN para seguir adelante con el riesgo de una guerra con Rusia?

 

Desde abril, Estados Unidos y sus aliados han intensificado su apoyo militar a Ucrania. Tras el anuncio en marzo de una ayuda militar de 125 millones de dólares, que incluía lanchas patrulleras costeras armadas y equipos de radar, Estados Unidos entregó a Ucrania otro paquete de 150 millones de dólares en junio. Dicho paquete incluía equipos de radar, comunicaciones y guerra electrónica para la Fuerza Aérea ucraniana, con lo que el total de la ayuda militar a Ucrania desde el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 2014 asciende a 2.500 millones de dólares. Este último paquete parece incluir el despliegue de personal de entrenamiento estadounidense en las bases aéreas ucranianas.

 

Turquía suministra a Ucrania los mismos drones que proporcionó a Azerbaiyán en su guerra con Armenia por el disputado territorio de Nagorno-Karabaj en 2020. Esa guerra mató al menos a 6.000 personas y ha vuelto a estallar recientemente, un año después del alto el fuego mediado por Rusia. Los drones turcos causaron estragos tanto en las tropas armenias como en la población civil de Nagorno-Karabaj, y su uso en Ucrania supondría una horrible escalada de violencia contra la población de Donetsk y Luhansk.

 

El aumento del apoyo de Estados Unidos y la OTAN a las fuerzas gubernamentales en la guerra civil de Ucrania está teniendo consecuencias diplomáticas cada vez más graves. A principios de octubre, la OTAN expulsó a ocho oficiales de enlace rusos de su sede en Bruselas, acusándolos de espionaje. La subsecretaria de Estado Victoria Nuland, gestora del golpe de Estado de 2014 en Ucrania, fue enviada a Moscú en octubre, en apariencia para calmar las tensiones. Nuland fracasó tan estrepitosamente que, solo una semana después, Rusia puso fin a 30 años de compromiso con la OTAN y ordenó el cierre de sus oficinas en Moscú.

 

Al parecer, Nuland trató de asegurar a Moscú que Estados Unidos y la OTAN seguían comprometidos con los Acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 sobre Ucrania, que incluyen la prohibición de operaciones militares ofensivas y la promesa de una mayor autonomía para Donetsk y Luhansk dentro de Ucrania. Pero sus garantías fueron desmentidas por el secretario de Defensa Austin cuando se reunió con el presidente ucraniano Zelensky en Kiev el 18 de octubre, reiterando el apoyo de Estados Unidos al futuro ingreso de Ucrania en la OTAN, prometiendo más apoyo militar y culpando a Rusia de “perpetuar la guerra en el este de Ucrania”.

 

Más extraordinaria, aunque confiemos en que más exitosa, fue la visita a Moscú  del director de la CIA, William Burns,  los días 2 y 3 de noviembre, durante la cual se reunió con altos cargos militares y de inteligencia rusos y habló por teléfono con el presidente Putin.