Gideon Levy, Haaretz,
6-11-2025
Traducido por Tlaxcala
Nunca hemos visto algo así aquí en Israel, y nunca lo
veremos.
Un candidato que surge de la nada — ni general retirado, ni estrella de
televisión, ni príncipe privilegiado de la élite, ni siquiera un embrollón
político.
Un joven, con origen extranjero, inmigrante, desconocido hasta hace poco; sus
opiniones son firmes, radicales; no teme decir lo que piensa ni pensar lo que
dice.
No le importan las encuestas ni escucha los consejos
para moderar sus posturas.
Ataca con su propia verdad — y gana. Derrota al establishment, al otro
candidato, al heredero de una dinastía.
Nunca hemos tenido algo así aquí; nunca tendremos un Zohran Mamdani.
Mientras la política israelí siga estancada — no solo porque Benjamín Netanyahu
no se va, sino porque incluso sus rivales, derrotados una y otra vez, se niegan
a salir de nuestras vidas — nunca tendremos un Mamdani. Desesperación.
Para comprender la magnitud de la revolución que
representa Mamdani, elegido alcalde de la ciudad más importante del mundo [no
exageremos, Gideon, NdT], imaginen a un candidato árabe o eritreo migrante
ganando unas elecciones aquí, en Israel. Imaginen al exdiputado de Hadash Dov
Khenin elegido primer ministro.
Piensen también en un artista de hip-hop como Mr. Cardamom — uno de los
seudónimos musicales de Mamdani — convertido de la noche a la mañana en líder.
¿Quizá el rapero Tamer Nafar?
En solo unos meses, Mamdani entusiasmó a la ciudad y
cautivó a su juventud, incluso a quienes no se interesaban por la política.
Fue elegido en la ciudad con la comunidad judía más grande del mundo, aunque
maliciosamente intentaron tacharlo de antisemita.
Fue elegido en una de las ciudades más capitalistas del mundo, con una
plataforma socialista, sin vacilaciones.
USA ha demostrado una vez más que es la tierra
de las oportunidades ilimitadas.
Mamdani podría hacerla grande de nuevo — mucho más que Donald Trump.

Neoyorquinos celebrando la victoria de
Zohran Mamdani en las elecciones municipales del martes por la noche. Foto Gili
Getz
También es posible que fracase estrepitosamente. El viejo establishment hará todo lo posible por eliminarlo, como hicieron en el
Reino Unido con Jeremy Corbyn del Partido Laborista — otra gran esperanza de
cambio — que fue derribado. También es posible que las promesas de Mamdani resulten imposibles de cumplir,
pese al gran atractivo de instaurar justicia e igualdad en su ciudad y más
allá.
Incluso es posible que no sea tan hábil para gobernar
y ejecutar como lo es para prometer. Pero su sola elección ya ha generado un cambio enorme, ha insuflado esperanza
de algo distinto, ha traído un espíritu nuevo y refrescante que en Israel no se
ve desde hace mucho tiempo: tengan envidia de los neoyorquinos.

Las últimas horas de la campaña
El próximo año tendremos las «elecciones más
decisivas», y no hay una sola persona que despierte entusiasmo, ninguna figura
en la que confiar o por la que valga la pena esforzarse. Nadie en quien creer, que ofrezca un reinicio y una revolución. Solo más de lo mismo: elogios al ejército israelí, «no es el momento para un
Estado palestino» y, por encima de todo, la supremacía judía perpetua.
Todo esto en un país desesperado por un reinicio —
quizá más que cualquier otra nación del mundo, y más ahora que nunca en su
historia. Aquí, todo es lo mismo: el líder supremo, los aspirantes golpeados al trono,
los lemas vacíos, la corrupción, el vacío y la desesperanza.
Un Mamdani israelí es ahora tan necesario como un
respirador para quien se ahoga. Cuando nadie se atreve a ofrecer algo distinto,
un camino aún no intentado, una perspectiva no explorada, y el país y la
sociedad están atascados — necesitamos un Mamdani.
Quizás por eso las máquinas de incitación al odio y
miedo ya han comenzado a trabajar contra él en Israel; casi todos los
comentaristas de los estudios de televisión se han manifestado en su contra. Después de todo, dijo que Israel mató niños en Gaza — imagínense — e incluso
cometió genocidio. Eso debe significar que es un antisemita probado. También está contra la islamofobia, lo que significa que es islamista, el
Estado Islámico en Nueva York.
Si tan solo lograra cumplir algunas de sus enormes
promesas. Si pudiera romper la campaña mundial contra el progreso. Si pudiera ocuparse de los miserables de Nueva York. Los miserables de Israel también merecen un Mamdani.




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