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25/01/2022

ALFRED DE ZAYAS
La OTAN como religión

 Alfred de Zayas, CounterPunch.com, 24/01/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

Alfred de Zayas es un abogado cubano, escritor, historiador y experto en el campo de los derechos humanos. Actualmente es profesor de la Escuela Diplomática de Ginebra y fue experto independiente de la ONU para la Promoción de un Orden Internacional Democrático y Equitativo (2012-2018).

La polémica Estados Unidos/OTAN/Ucrania/Rusia no es del todo nueva.  Ya vimos el potencial de graves problemas en 2014, cuando Estados Unidos y los Estados europeos interfirieron en los asuntos internos de Ucrania y se confabularon de forma encubierta/oculta en el coup d’état contra el presidente democráticamente elegido de Ucrania, Víktor Yanukóvich, porque no estaba siguiendo el juego que le había asignado Occidente. Por supuesto, nuestros medios de comunicación aclamaron el golpe como una “revolución de los colores” con todos los adornos de la democracia.

La crisis de 2021/22 es una continuación lógica de las políticas expansionistas que la OTAN ha llevado a cabo desde la desaparición de la Unión Soviética, como han indicado desde hace tiempo numerosos profesores de derecho internacional y de relaciones internacionales, como Richard Falk, John Mearsheimer, Stephen Kinzer y Francis Boyle.  El enfoque de la OTAN pone en práctica la pretensión de Estados Unidos de tener una “misión” para exportar su modelo socioeconómico a otros países, a pesar de las preferencias de los Estados soberanos y la autodeterminación de los pueblos.

Aunque se ha demostrado que las narrativas de Estados Unidos y de la OTAN son inexactas, y en numerosas ocasiones deliberadamente mendaces, el hecho es que la mayoría de los ciudadanos del mundo occidental creen acríticamente lo que se les dice.  La “prensa de calidad”, incluyendo el New York Times, el Washington Post, The Times, Le Monde, El País, la Neue Zürcher Zeitung y la Frankfruter Allgemeine Zeitung, son todos eficaces cámaras de eco del consenso de Washington y apoyan con entusiasmo la ofensiva de relaciones públicas y de propaganda geopolítica.  Creo que se puede decir sin temor a equivocarse que la única guerra que ha ganado la OTAN es la guerra de la información.  Los medios de comunicación corporativos, cómplices y obedientes, han conseguido persuadir a millones de norteamericanos y europeos de que las narrativas tóxicas de los Ministerios de Asuntos Exteriores son realmente ciertas. Creemos en el mito de la “Primavera Árabe” y del “EuroMaidán”, pero nunca oímos hablar del derecho de autodeterminación de los pueblos, incluidos los rusos de Donetsk y Lugansk, y de lo que podría llamarse fácilmente la “Primavera de Crimea”.

A menudo me pregunto cómo es esto posible cuando sabemos que EE.UU. mintió deliberadamente en conflictos anteriores para hacer aparecer la agresión como “defensa”.  Nos mintieron en relación con el incidente del “golfo de Tonkín”, las supuestas armas de destrucción masiva en Iraq.  Hay abundantes pruebas de que la CIA y el M15 han organizado eventos de “falsa bandera” en Oriente Medio y en otros lugares.  ¿Por qué las masas de gente educada no toman distancia y cuestionan más?  Me atrevo a postular la hipótesis de que la mejor manera de entender el fenómeno de la OTAN es verlo como una religión secular.  Entonces se nos permite creer en sus narrativas inverosímiles, porque podemos tomarlas por fe.