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04/12/2025

Hegseth is “the killer”…y no es una serie de Netflix

Sergio Rodríguez Gelfenstein, 4/12/2025

Cuando Donald Trump esbozaba la composición de su gabinete después de haber sido elegido y antes de asumir el cargo, tomó una decisión: los neoconservadores que tantos problemas le habían creado en su primera administración no tendrían cabida esta vez. Así, dejó fuera entre otros a Mike Pompeo, Mike Pence, Nikki Haley, John Bolton y Elliott Abrams que habían ocupado altos cargos durante su anterior gobierno.

Pero algo salió mal. Tras la última elección del senado, la cámara alta quedó constituida por 53 senadores republicanos, 45 demócratas y 2 independientes que suelen votar junto a los demócratas. Entre los 53 republicanos elegidos, cuatro de ellos Rick Scott y Ashley Moody pertenecientes a la mafia de Florida, Bernie Moreno, de origen colombiano, senador por Ohio y Ted Cruz de origen cubano, senador por Texas, a quienes se sumó posteriormente Lindsay Graham de Carolina del Sur, se identifican ideológicamente con la extrema derecha fascista agrupada en el sector neoconservador que integra la actual administración de Estados Unidos.

Aunque son una minoría, contaban con suficientes votos para definir los sufragios en el Senado. Se lo hicieron saber a Trump que los necesitaba para aprobar sus proyectos, por lo que tuvo que aceptar a regañadientes lo que le pidieran…y le pidieron el Departamento de Estado, donde ubicaron a uno de los suyos: Marco Rubio. A partir de ese momento, Trump vive chantajeado por este grupo. Muchas decisiones emanan de esa coacción a la que está sometido por el sector neoconservador de su gobierno. Y aparentemente, no puede hacer nada porque gracias a ellos no solo fue aprobado el gabinete, también el presupuesto y la “One Big Beautiful Bill Act” (OBBBA), la denominada “ ley más hermosa del mundo”, un desatino que los senadores aprobaron para complacer al presidente.

Así, Trump logró que se aprobaran sus propuestas para ocupar los puestos en el gabinete. No obstante, en la votación para elegir al titular de lo que en ese momento era la secretaría de defensa y ahora de guerra, los resultados arrojaron un empate que debió ser dirimido con el voto favorable de J.D. Vance, vicepresidente de Estados Unidos.


Como dibujar a Pete Hegseth, por Michael de Adder

De esta manera, Peter Brian Hegseth alias Pete asumió la máxima responsabilidad militar del país con el rechazo de la mitad de los senadores, incluyendo a tres republicanos. Los argumentos en contra se centraban en su falta de experiencia pero también en las acusaciones de violación expuestas por una mujer ante la justicia en 2017 que aparentemente se “solucionaron” tras un pago de dinero a cambio de silencio.

Hegseth, un oscuro personaje nacido hace 45 años en MinneapolisMinnesota y cuya “experiencia” anterior se limita a ser un presentador de televisión que se caracterizaba por sus opiniones ultra retrógradas y conservadoras en las que destacaban su abierta y pronunciada homofobia que parte de la consideración de que esa orientación sexual era una expresión ajena a la civilización occidental.  Hegseth declaraba que “el estilo de vida homosexual es anormal e inmoral”.


Por otra parte, su talante se observa a simple vista por su tatuaje de la “cruz de Jerusalén” símbolo de los cruzados que manifiestan el extremismo cristiano. Otro de sus tatuajes incluye las palabras “Deus Vult” que en latín significa "Dios lo quiere”, que fue un grito de guerra durante las 
Cruzadas, luego utilizado por los supremacistas blancos .

Hegseth ha escrito cuatro libros, en el primero hace una apología a las sociedades de los estados sureños que antes de la guerra de Secesión habían establecido al esclavismo como sustento de la economía. Así mismo, considera “que las mujeres nunca deberían haber obtenido el derecho al voto”. En su segundo libro, “American Crusade” publicado en 2020, escribió: “Al igual que los cruzados cristianos que repelieron a las hordas musulmanas en el siglo XII, los cruzados estadounidenses deberán mostrar el mismo valor contra los islamistas de hoy”.

Trump consideró que su breve paso por la Guardia Nacional del Ejército de Estados Unidos bastaba para ser designado como secretario de defensa   sin considerar que solo ascendió hasta el grado de capitán sin haber transitado por ningún curso de superación de oficiales, mucho menos uno de mando estratégico y/o estado mayor. ¿ Qué pensarán generales y almirantes con 35 años de servicio o más por ser mandados por un capitán? Alguien podría argüir que no sólo en las Fuerzas Armadas se obtiene experticia de nivel superior y es verdad, pero es que el referido capitán tampoco ha tenido práctica política alguna: fracasó como candidato a senador por su estado natal, lo cual lo obligó a recalar en la televisión como colaborador de Fox News, donde no se necesita mucha formación para conseguir trabajo.

Al asumir su nuevo encargo, exponiendo muy rápidamente su inexperiencia para una obligación de tanta responsabilidad, en connivencia con Marco Rubio, ha conducido su gestión en dos direcciones. Por una parte ha estado pugnando por una reorientación estratégica de la doctrina militar de su país, cambiando sus prioridades, de contrarrestar a China y Rusia -que es lo que una y otra vez han expresado los altos mandos militares del país en sus comparecencias ante distintas comisiones del Congreso- hacia la defensa contra amenazas internas y la situación en el hemisferio occidental. Según un experto consultado por el portal alemán Politico, el cambio "no parece estar en absoluto alineado con las posturas agresivas del presidente Trump hacia China".

La segunda orientación originada en la anterior es que el énfasis de la doctrina militar debe estar encaminada a proteger las fronteras de Estados Unidas amenazadas por el narcotráfico y las migraciones, incluyendo en esta disposición la lucha contra estos “enemigos” internamente en el país.

Cada vez mayor cantidad de voces influyentes en Estados Unidos alertan sobre el riesgo que significaría la aplicación de esta doctrina. El periodista Tucker Carlson advirtió que, “en un futuro, Estados Unidos podría enfrentarse a una guerra civil”. Su argumento está sustentado en  las protestas contra el actuar del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y los disturbios del movimiento Antifa, designado por la Administración de Donald Trump como "organización terrorista". Hegseth y Rubio desean involucrar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos a favor de Trump y los republicanos en este eventual conflicto. Así mismo,  esta situación se manifiesta en la cada vez mayor resistencia de los gobernadores de aceptar la presencia militar en sus territorios, sin su autorización.

Otra faceta de la gestión de Hegseth es su manifiesta intención de “limpiar” el Pentágono de altos oficiales “vinculados al Partido Demócrata” o que hayan asumido las prácticas inclusivas adoptadas durante la administración Biden. En este marco, el secretario de Guerra (él cambió la denominación de esta instancia gubernamental que antes se llamaba secretaría de defensa) ha despedido o apartado de sus puestos a cuando menos dos docenas de oficiales de alto rango militar en los últimos diez meses. Así mismo, alrededor de una veintena de generales y almirantes han presentado su solicitud de retiro antes de cumplir su tiempo legal de servicio, entre ellos el almirante Alvin Hosley, jefe del comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Muchos de estos almirantes y generales fueron expulsados sin apenas explicación, incluso contradiciendo el consejo de altos mandos que participaron junto a ellos en combate, según la denuncia presentada por algunos de sus colegas. Según sus declaraciones, estas acciones han creado un clima de "ansiedad y desconfianza", obligando a los altos mandos a tomar partido, y en ocasiones los ha enfrentado entre sí. 

Al mismo tiempo, revelan que el jefe del Pentágono ha retrasado o cancelado los ascensos de al menos cuatro altos oficiales porque anteriormente trabajaron para el general retirado Mark Milley, quien se desempeñó como jefe del Estado Mayor Conjunto hasta 2023.

En uno de los cambios más sonados, Trump designó un nuevo vicejefe del Estado Mayor del Ejército para reemplazar al general James Mingus , quien sirvió en el cargo menos de dos años. De igual manera, el presidente nominó al teniente general Christopher LaNeve para el cargo. No es una sorpresa que LaNeve actualmente se desempeñe como asesor del secretario de Hegseth, en su calidad oficial de Asistente Militar Superior del Secretario siendo uno de los militares más cercanos al él .

Este fue el contexto para que el martes 30 de septiembre, Hegseth, reuniera -por primera vez desde la 2da. Guerra Mundial- a más de 800 generales y almirantes en la base de los marines de Quantico, en Virginia, a unos 30 km. de Washington.

Lo inusual de la reunión no solo fue la convocatoria en sí misma, sino el objeto de esta. Se podría suponer que se trataba de debatir sobre los asuntos estratégicos de la situación político-militar en el mundo pero no fue así.  Más allá de que Trump se dirigiera a los oficiales antes de que Hegseth tomara la palabra y hablara de una “reunión muy bonita en la que se discutirán nuestros excelentes resultados en el ámbito militar, nuestra excelente forma [y] muchas cosas positivas”, la realidad fue otra.

El ambiente del cónclave no fue el mejor, muchos generales recelaron de los riesgos en materia de seguridad que entrañaba reunir en un mismo lugar a esa cantidad tan alta de oficiales cuando bastaba con hacer una videoconferencia utilizando programas informáticos internos de alta seguridad que permiten evitar desplazamientos que requieren importantes maniobras logísticas. De esta manera, se vulneró además el secreto que debería tener una reunión de este tipo.

Acabar con el wokismo, por Adam Zyglis, The Buffalo News

En su discurso Hegseth, arremetió contra la ideología “woke”, que se habría desarrollado dentro del ejército bajo las administraciones anteriores. Entre las medidas adoptadas por el nuevo departamento de Guerra, Hegseth señaló que no permitiría las personas con sobrepeso, barbudos, militares con el pelo largo, emprendiéndola también contra las “expresiones individuales superficiales”. De igual manera, atacó a las mujeres, diciendo que no tendrían cabida en el combate e informó del regreso de los “combatientes incondicionales” que habrían huido del ejército bajo el anterior “departamento woke”. Prometió una reforma de los métodos de investigación de las denuncias por acoso e intimidación, declarando el “fin de los hombres que usan vestido”, de las políticas de equidad, diversidad e inclusión, prometiendo un nuevo ejército a imagen y semejanza de la administración MAGA.

Antes de la intervención de Hegseth, Trump había declarado que los grandes centros urbanos del país eran “lugares muy peligrosos [por lo que] los pondremos en orden uno por uno […] Será una tarea importante para algunas de las personas presentes en esta sala […] Es una guerra interna”, sentenció.

La reunión no pasará a la historia por su contenido sino por los rostros estupefactos de generales y almirantes mientras escuchaban los discursos de Trump y Hegseth y su diatriba sobre la gordura, las barbas, la homosexualidad en las fuerzas armadas y la necesidad de limitar la presencia de las mujeres en su interior.

Otra faceta de la gestión de Hegseth se manifiesta a través de los ataques sin precedentes contra los medios de comunicación involucrando tanto a reporteros concretos como a la industria en su sentido más amplio. Se señala que desde su llegada al Pentágono, algunos medios han sido expulsados de los espacios de trabajo compartidos. Asimismo, se limitó la autorización a los periodistas para circular por los pasillos del Pentágono y se han revocado las acreditaciones de prensa de algunos corresponsales.

Entre las periodistas duramente atacadas por Hegseth se encuentran Jennifer Griffin, reportera de Fox News con gran experiencia laboral en la cobertura de políticas del Pentágono y que ha sido objeto de declaraciones “ácidas” por parte del secretario en repetidas ocasiones. Así mismo, Courtney Kube corresponsal de NBC News en el Pentágono, quien suscribió coberturas sobre Hegseth en las que -según el New York Times- “figuró información poco agradable de su pasado, incluidos ciertos testimonios de un familiar sobre la actitud abusiva de Hegseth hacia su segunda esposa. Esa información salió a la luz cuando el Senado sopesaba su candidatura para titular de la cartera de Defensa. Poco después de tomar posesión, Hegseth ordenó expulsar a la reportera del Pentágono, instrucción que quedó sin cumplir al carecer de fundamento jurídico”.

En su actuación más reciente Hegseth habría ordenado asesinar a dos pescadores que sobrevivieron a un ataque tras ser acusados sin pruebas de ser narcotraficantes. El representante  demócrata por Connecticut Jim Himes, calificó los ataques de “asesinatos ilegales” y “preocupantes”, y afirmó que el Congreso está recibiendo poca información de la administración de Trump. Himes, que es el miembro de mayor rango de la Comisión Permanente Selecta de Inteligencia de la Cámara de Representantes, reconoció, pero desestimó, un memorando sobre los ataques publicado por la Casa Blanca. Afirmó que: “Basándome en lo que sé ahora y en la lectura de ese memorando, [puedo afirmar que] estos son asesinatos ilegales”, y agregó: “Son asesinatos ilegales porque la idea de que Estados Unidos —y esto es lo que la administración dice que es su justificación— esté involucrado en un conflicto armado con cualquier narcotraficante venezolano, es absurda. No se sostendría ante ningún tribunal”.

En esta situación, se ha desatado una verdadera guerra interna en la que se ha comenzado a hablar de pérdida de la "confianza" depositada en Hegseth al entender que no cuenta con las suficientes habilidades para lidiar con situaciones de negociación de alto rango, según un artículo publicado el pasado el 21 de noviembre  por Politico, que cita fuentes familiarizadas con el asunto. Esto ha llevado a un escalamiento de confrontación retórica al interior de MAGA. Una de sus más connotadas representantes, la activista de ultra derecha Laura Loomer. ha acusado a Driscoll de estar vinculado al partido Demócrata y de “planear un golpe de Estado contra Hegseth”.

Según Politico, la última visita a Kiev de altos funcionarios del Pentágono, con el secretario del Ejército de Estados Unidos Dan Driscoll a la cabeza, ilustraría la pérdida de credibilidad y de protagonismo de Hegseth.

Nadie sabe si Hegseth va a poder enfrentar la fuerte presión a la que está sometido. Hace algunas semanas, una fuente cercana al Pentágono afirmó que el secretario de Guerra de Estados Unidos. estaba tan nervioso que parecía "a punto de explotar". Hegseth, rodeado de uno de los aparatos de protección más grande y poderoso del mundo ha estado particularmente preocupado por su seguridad tras el asesinato del activista ultraconservador Charlie Kirk durante un evento público.

Según un artículo publicado por el portal inglés Daily Mail el pasado 29 de septiembre, que cita a fuentes cercanas, el miedo de Hegseth “se refleja en un comportamiento errático frente a sus empleados”. Dos personas anónimas con información privilegiada del Pentágono indicaron a este medio que en las últimas semanas Hegseth ha lanzado diatribas, se enfurece con sus subordinados y está obsesionado con asuntos relacionados con su seguridad. Afirmaron que: "Tiene una cualidad maniaca. O, mejor dicho, una cualidad aún más maniaca, lo que ya es decir bastante", señaló una persona consultada, describiendo a Hegseth como visiblemente distraído e inquieto, que incluso se levanta y camina de un lado a otro durante las reuniones.

Ahora, como el verdadero cobarde que es, no se ha hecho responsable de la orden de “mátenlos a todos” que sirvió para ordenar el asesinato de los pescadores en el Caribe, obligando al almirante  Frank M. Bradley,  comandante del Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos  a asumir todas las repercusiones por la emisión de dicha orden. Según el reporte del Washington Post: ”Bradley, entonces comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales , supervisó un ataque en el Caribe el 2 de septiembre de 2025, ordenado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, contra un buque sospechoso de narcotráfico . El Post informó que “Bradley ordenó un segundo ataque tras la identificación de dos supervivientes en la transmisión de un dron, siguiendo la directiva de Hegseth de no dejar sobrevivientes”.

Habrá que ver las repercusiones que podría tener que almirantes con más de 35 años de servicio, ahora comandando portaviones y submarinos nucleares, destructores y cruceros, estén finalizando su carrera destruyendo pequeñas embarcaciones civiles y asesinando pacíficos pescadores. Así, también se podrá comprender porque se incrementan día a día los suicidios, la drogadicción y los traumas postbélicos en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Para esto también necesitan mantener funcionando el comercio de drogas contra el que tanto dicen luchar. Es parte del entramado funcional de esa sociedad decadente.

26/11/2025

La impunidad israelí

Luis E. Sabini Fernández, 26-11-2025

La violencia

En mi vida particular siempre fui escéptico de los golpes de mano guerrilleros que experimenté o de los que supe en el Cono Sur (aunque algunos simpatiquísimos y prácticamente todos con enorme apuesta personal, de “entrega a la causa”), porque me resultaban potencialmente autócratas, facilitando con demasiada velocidad el entronizamiento de otros dirigentes, siempre a costa del protagonismo de “la gente como uno”.

Tales mis vivencias respecto de la guerrilla latinoamericana, particularmente, dispuesta con mucho coraje y entrega, pero también ceguera. Así acordé con el testimonio de un exagente secreto cubano, hijo del famoso guerrillero argentino Ricardo Masetti, ungido por Guevara para crear un foco revolucionario en sus planes “continentales” para el sur americano, quien prácticamente apenas si pudo poner en pie dicho emprendimiento. El hijo, argentino pero criado en Cuba, Jorge Masetti, fue educado y capacitado como agente revolucionario. Fidel quería hacer con el hijo lo que no pudo con el padre. Y ya totalmente “a punto” renunció a ese camino, cuando vio la seguidilla de fracasos guerrilleros latinoamericanos (y una etapa subsiguiente, casi inevitable: delincuencia común y silvestre). Comentó entonces: “Qué suerte que no ganamos”.[1]


Sótanos de la Muerte 3, acrílico sobre lienzo, 2021

Palestina

Todo este preámbulo para reconocer que la violencia existente en Palestina es distinta, radicalmente distinta. La violencia de abajo, desde los palestinos, es apenas la respuesta, ante la maquinaria israelí que es apabullante.

La imagen del niño o los niños con piedras delante de un tanque es de una precisión extraordinaria para mostrar los quantum de cada lado. La autodefensa así, el contraataque civil, desesperado, como el de la jovencita amenazante que blandía en la calle una tijera de costura, porque no podía más y fue muerta a tiros sin mediaciones (y sin necesidad). Porque así reprime Israel, de un modo brutal, aniquilador, sin ley aunque con exceso de técnica.[2]

Estamos ante un tratamiento peculiar del enemigo. Lo ha dicho y reiterado Netanyahu y otros dirigentes: combaten a animales, no a humanos, o sí, son humanos, pero amalecitas. Y su dios les ha dado permiso, hace unos miles de años, para matarlos (véase Éxodo, de la Biblia).

Es un permiso de larga, larguísima duración. Porque según las “Escrituras” ese conflicto sobrevino en tiempos muy remotos. Y “goza” de excelente vigencia en pleno siglo 21.


Gaza Relief, acrílico y otros materiales sobre lienzo, 2015

¿Pero quién le dijo a Netanyahu que los palestinos son (los) amalecitas?

El comportamiento de la población israelí es llamativo. Veamos a los colonos en Cisjordania. Nunca autorizados por la ONU, pero asentándose de facto, en territorio internacionalmente reconocido como palestino, con la anuencia no expresa del gobierno israelí. Hace unos años, eran decenas de miles y en grupetes, amparados por el ejército ─israelí─ que acompañaba pasivamente las operaciones de hostigamiento, se acercaban a las aldeas palestinas y las apedreaban, dañaban los olivares, los limoneros. Hachas, cascotes, a veces producían heridas. Ahora, los colonos son cientos de miles ─siempre amparados por el ejército que acompaña a retaguardia─, se agrupan en bandas de decenas o centenares, armados ellos mismos, y arrasan una aldea palestina, dañando viviendas, instalaciones, cultivos, vehículos y a menudo los cuerpos de palestinos que encuentran a su paso. Tratando de generar terror.

Últimamente, el ejército tomó la iniciativa: so pretexto de buscar “terroristas” ha destruido barrios enteros, con población civil palestina, desarmada: destruye, en rigor, todos los elementos materiales de la vida social, viviendas, ropas, jardines, juguetes, libros, enseres. La gente queda con lo puesto y a menudo sin hogar. Luego, el ejército ha rematado sus operativos diezmando a los pobladores. Las familias, generalmente numerosas en Palestina, quedan así entrecortadas, rotos sus vínculos, en el mismo momento en que se han quedado sin vivienda, o sin muebles o sin sus medios de vida. Y a menudo sin familiares, asesinados en una infame dosis diaria, casi hasta ahora.

Es prácticamente la política de “tierra arrasada” que se atribuye a algunas invasiones como la de los hunos, “bárbaros” de los siglos 4 y 5 de la era cristiana.

Desde hace ya décadas, vamos viendo los efectos del Plan Yinon anunciado por Israel a principios de la década de los ’80. Oded Yinon, analista militar, diseñó un plan para descomponer a los estados circundantes a Israel en unidades políticas menores y así más manejables; entendía apropiado para los intereses israelíes, particionar al Líbano en dos o tres; a Egipto en cinco o seis; a Irak en otros tres y a Sudán en dos… y así sucesivamente.

Vemos que la acción israelí, abierta o mediante “coberturas” tipo DAESH, ha ido logrando escalonadamente, sus objetivos tanto en el Magreb norafricano como en Asia Occidental; Libia, Irak, Siria, Sudán, Líbano, Palestina han sido modificadas, deglutidas, despedazados por la política de agresión y desgaste israelí, siempre secundada, materialmente, por EE.UU. que ha funcionado como furgón de cola y abastecimiento de la maquinaria imparable israelí.

Ese apoyo incondicional de EE.UU. a la geopolítica israelí tiene varias explicaciones; hay un cierto paralelismo en los desarrollos históricos de EE.UU. e Israel, aunque en muy diferentes coyunturas históricas. Una base religiosa relativamente común, porque los protestantes son los cristianos que revalorizaron aspectos del Antiguo Testamento, que es el núcleo ideológico de la religión judía. Y son los colonizadores de América del Norte, exterminadores de la población autóctona. Con la Biblia en la mano.

Pero sobre todo, porque al fin de la 2GM, cuando EE.UU. corta vínculos con la obsoleta Sociedad de Naciones (fenecida por extinción en 1946)  y funda “su” ONU (octubre 1945), la élite WASP, fundadora de EE.UU., ya había sido parcialmente sustituida por la élite judía a través de una serie de artilugios: think tanks, la intelectualidad judía tiene cada vez mayor peso; la Reserva Federal (el capital financiero judío pasa a ser mayoritario entre los diez bancos fundadores, en 1913); Hollywood (de siete grandes empresas, seis serán en los ’30 de propiedad y dirección judía, así cada vez más las imágenes de EE.UU., serán producidas con ojos judíos; y sobre todo mediante la financiación dispendiosa al personal político estadounidense, para lo cual en 1954 se funda AIPAC.[3] Sin tales subsidios se le convertiría muy trabajosa la inserción social a la mayoría de tales legisladores.

Por eso una de las imágenes más simplonas y equivocadas de ciertos analistas de política internacional ha sido, y frecuentemente, invocar al ‘submarino de la Armada de EE.UU.’ para hablar de Israel en el Cercano Oriente. Más acertada parece la imagen (tail wagging the dog), muy conocida dentro del pensamiento crítico estadounidense, de que la cola mueve al perro.

Dos hechos recientes, en la órbita de la ONU, el viejo instrumento que EE.UU. se arrogó al final de la 2GM para ordenar y/o administrar el mundo, nos muestra hasta qué punto Israel lleva la voz cantante, cambiando incluso las modalidades de dominio.


Sin título, 2020

Hasta hace poco, muy poco, el poder solía ocultar sus rostros, o fauces, y solía encubrir sus acciones mediante “voluntad de paz”, “búsqueda de fines democráticos”, “conciliación”, allanamiento de dificultades”. Al fin y al cabo, el resultado de la 2GM, en 1945, fue la victoria contra todo tipo de dictaduras (quedaba allí, “tras la cortina”, una diz que proletaria, y por lo mismo totalmente distinta a las conocidas hasta entonces; también quedaba la de Franco en España, pero esta última ─como tantas otras de América “Latina”─  formaba parte de aquella política pragmática yanqui de cuidar al hijo de puta si es “nuestro”).

Es decir, la defensa de lo democrático tenía su dificultad, pero se invocaba.

1. El 11 de noviembre de 2025 el Consejo de Seguridad de la ONU ha tomado una resolución “sobre el conflicto en Gaza” que exonera de todo cargo a Israel. Aceptando tácitamente el papel de víctima del “terrorismo de Hamás” que Israel se ha autoasignado, eludiendo todo el infame tratamiento, extorsivo, constrictivo, abusivo que Israel aplicara por décadas a la Franja de Gaza ─y que están en la base del comportamiento de Hamás del 7 oct. 2023. Israel no sufre así ni un rasguño político (ni económico) con la resolución.

Ni siquiera tendrán que dar cuenta de los asesinatos colectivos y sus monstruosas “equivalencias” en vidas humanas,[4] ni indemnizar por el brutal daño ocasionado a un territorio que parece triturado y machacado como pocas veces se ha visto. Ni afrontar los gastos que demandarán la recuperación de suelo, viviendas, redes de comunicación y sanitarias, ni por el restablecimiento de hospitales, sin mencionar los miles de seres humanos destrozados por el solo hecho de vivir en el círculo del infierno diseñado por Israel.

El presidente de EE.UU. con aspiraciones a mantener la hegemonía que recayó en 1945 sobre elos, se atribuye ahora una virtual presidencia o gobernación de la Franja de Gaza, para ─proclama─ su reconstrucción, buscando siempre, la prosperidad (lo único bueno en este proceder sería quitarle a Israel las tenazas sobre ese territorio, pero lo pongo en condicional, porque no es precisamente Trump quien decide).

El Plan estima dos años para la recuperación urbanística y edilicia. Dado el daño a la vista, su extensión y alcance, parece exiguo el plazo.

Algún aspecto positivo tiene: se abandona la idea del exilio forzoso de los gazatíes, tan promovida por el gobierno israelí. Al contrario, al menos en la letra, la resolución declara voluntad expresa de que permanezcan sus habitantes históricos en la Franja.

De todos modos, el plan no esconde sus búsquedas de negocios: traer muchos capitales para crear zonas de confort, no para los gazatíes precisamente, sino para los milmillonarios que Jared Kushner tanto se afanara por atraer al futuro resort de Gaza.

No podemos olvidar que prospecciones han verificado la presencia de al menos gas en el Mediterráneo a la altura de la Franja de Gaza. Y que la regencia transnacional e imperial que procuran encarnar Trump y Blair ─nada menos─ tienen marcada preferencia por la prosperidad… propia.

ONU no le exige cuentas a Israel. Siempre absuelto de todo. Por derecho de nacimiento, tenemos que suponer. Pero además, de hecho, ONU restablece el colonialismo puro y duro: un poder imperial, ─EE.UU.─ designa “rey y virrey” de esos dominios, Trump y Blair, para restablecer el ámbito colonial.  Solo que no es el colonialismo israelí, sino el estadounidense.

La tarea que se asignan los jefes colonizadores es ardua: se proponen “cambiar las mentalidades y los relatos palestinos”, para persuadir, por lo visto, a estos salvajes “de los beneficios que puede reportar la paz.” (¡sic!)

Si estos maestros pedagogos ─Blair y Trump─ quisieran proclamar las virtudes de la paz, tendrían que dirigirse con urgencia a la formación política sionista, que ha hecho a lo largo de cien años siempre un camino de violencia, no de paz, un camino de guerra y conquista, invadiendo tierras ya ocupadas milenariamente, mediante dudosa documentación bíblica. Confundiendo deliberadamente religión y leyenda con historia documental.

La resolución del 11 nov. 2025 correspondió al Consejo de Seguridad de ONU ampliado; no ya los 5 originarios (EE.UU. R.U., Francia, Rusia, China) sino además los actuales miembros: Argentina, Italia, España, México, Colombia, Pakistán, Corea del Sur, Turquía, Indonesia y Alemania.

Apenas dos abstenciones (con magra fundamentación) de Rusia y China. Nadie preguntó, ninguna de las 15 representaciones nacionales, por qué a Israel su comportamiento violento, racista y genocida, le sale gratis.


Detenido, 2024

Lúcidos, y valientes, designados o funcionarios de la mismísima ONU, a lo largo de tiempo, como Francesca Albanese, Susan Akram o Richard Falk en tiempos recientes e incluso Folke Bernadotte en los mismos inicios de la ONU, y tantos otros, no alcanzan para contrabalancear el papel imperial, luego neoimperial que, aun con retaceos y recortes, cumple, sigue cumpliendo la ONU.

2. El 21 de noviembre. de 2025, la Asamblea General de la ONU emitió un dictamen contra el uso de la tortura. El plenario contaba con 176 delegaciones nacionales y fue aprobado por abrumadora mayoría (hubo 4 abstenciones; todo un interrogante, entre ellos las de Nicaragua y Rusia), pero sobre todo, contó con la oposición encendida de tres representaciones nacionales: EE.UU., Israel y Argentina. Que defendieron, entonces, eso precisamente; el uso de la tortura.

Nubarrones oscuros campean en nuestro presente: ya no sólo se usa la tortura; hay quienes la postulan, al mejor estilo de dictaduras como las famosas “latinoamericanas” de Trujillo o Pinochet, o la del sha iraní y, sobre todo hoy día, como las muy perfeccionadas de Israel y su racionalísimo sistema de dominio que incluye tantos tipos de tortura.


Sin fecha, Dibujo al carboncillo y pastel

Si estará dada vuelta nuestra trama cultural que una militar israelí, Yifat Tomer-Yerushalmi, fiscal que, aun ignorando tantos atropellos y torturas anteriores, optó por criminalizar recientemente a cinco soldados del “ejército más moral del mundo” por haberle introducido caños metálicos en el ano a un preso palestino y (obviamente) dañarlo. La info-de-todo-el-mundo habla de la detención de la fiscal pero no de la salud (o la muerte) del palestino; la fiscal ha sido, ella misma, encarcelada.

Netanyahu condenó la difusión hecha por Tomer porque, claro, “daña la imagen”.

Daña la imagen que es lo que le importa a Netanyahu, no la realidad (seriamente dañada).

Lo acontecido con Tomer es un claro ejemplo del comportamiento emprendido y defendido por los gobiernos de EE.UU., Israel y Argentina.

De lo vergonzante, siquiera como pose, hemos ido al “a mucha honra”. Torturan los “legítimos” y no sólo no se deshonran, deshonrándonos a todos; ahora hasta se enorgullecen.

Ilustraciones: obras del pintor palestino Mohamed Saleh Jalil, Ramala

Notas


[1]  Escribió un libro, El furor y el delirio, Tusquets, Barcelona, 1999.

[2]  El ejército israelí elude responsabilidades personales mediante el ardid tecnológico de organizar los raids de todo tipo, con drones, aviones o mera artillería, a través de dispositivos tecnológicos. Quitar la decisión a humanos permite, además, incrementar la intensidad del daño mediante la velocidad que los dispositivos tecnológicos multiplican por encima de toda escala manual.  Doble ventaja: aumenta el daño y decrece la responsabilidad por sus consecuencias, porque, claro, a los asesinados los cosechó el dron, o el programa, no un yo.

[3]  AIPAC (American Israel Public Affairs Committee – Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel). Se estima que hoy las tres cuartas partes de los representantes y senadores del Poder Legislativo de EE.UU. reciben suculentas donaciones de organizaciones como AIPAC. Como quien dice, las votaciones están ganadas de antemano.

[4]  Los militares israelíes han establecido tablas compensatorias de víctimas: para ubicar y ultimar a un guerrillero de poca monta, se permiten matar hasta quince pobladores desarmados a menudo ajenos; si se trata de un jefe guerrillero ─definido por ellos─ se permiten matar hasta cien ajenos al objetivo en sí.

20/11/2025

Coronel Wilkerson: “Israel está detrás de la escalada de Trump contra Venezuela”

India & Global Left, 15-11-2025

Transcrito, resumido y traducido por Tlaxcala

Lawrence Wilkerson explica por qué USA está intensificando sus acciones contra Venezuela, cuán cerca está Washington de una posible intervención militar y por qué cree que Israel está desempeñando un papel impulsor detrás de la estrategia de Trump hacia Venezuela. También exploramos cuestiones geopolíticas más amplias: • ¿Tiene USA una verdadera gran estrategia después de perder la guerra arancelaria con China? • ¿Se retirará la OTAN de su fallida aventura en Ucrania? • ¿Qué significa para la región la reincorporación efectiva de Siria a la arquitectura usamericana en Oriente Medio? • ¿Está Washington reaccionando a los cambios globales o intensificando ciegamente su postura en múltiples frentes? Si quieres profundizar en el imperio usamericano, la competencia entre grandes potencias y los actores ocultos que dan forma a los conflictos actuales, esta entrevista con el coronel Wilkerson es imprescindible.

 

El episodio se abre con un saludo a los espectadores y un llamado a apoyar el canal mediante suscripciones, membresías o donaciones. El presentador introduce al invitado de la jornada: el coronel Lawrence Wilkerson, coronel retirado del Ejército usamericano y exjefe de gabinete del secretario de Estado Colin Powell. La conversación comienza con un panorama de la escalada usamericana contra Venezuela: el incremento militar en el Caribe, operaciones lanzadas desde Puerto Rico bajo el pretexto de una “guerra contra el narco-terrorismo” y una intensificación de la propaganda. Algunas figuras de la oposición venezolana —como María Corina Machado— son descritas como dispuestas a entregar activos venezolanos a corporaciones gringas, mientras que el presidente Trump expresa abiertamente su deseo de un cambio de régimen en Caracas. La pregunta central planteada a Wilkerson es hasta dónde está dispuesto a llegar Washington.

Wilkerson responde recordando su experiencia en la administración de George W. Bush, señalando que muchas de las prácticas de entonces se están repitiendo ahora con mayor profundidad, amplitud e ilegalidad. Invoca el legado de los juicios de Núremberg y recuerda que su propósito fundamental —expresado por el juez Jackson— era detener las guerras de agresión. Ese principio fue el fundamento moral de Naciones Unidas y de las Convenciones de Ginebra de 1948, destinadas a imponer normas sobre la conducción de la guerra y a establecer el derecho penal internacional. Según Wilkerson, USA está desmantelando hoy —“pieza por pieza, hilo por hilo”— todo el marco jurídico internacional construido tras la Segunda Guerra Mundial. Afirma que USA se ha convertido en el principal perpetrador de guerras de agresión, y Venezuela es su objetivo más reciente.

Explica que la implicación encubierta usamericana se intensificó en 2016, cuando Trump firmó una autorización presidencial que permitía a la CIA operar sobre el terreno. La decisión de Obama en 2015 de declarar a Venezuela una amenaza para la seguridad nacional había preparado el terreno para sanciones y políticas intervencionistas. Wilkerson subraya que no existe diferencia real entre administraciones demócratas y republicanas. Le preocupa, en particular, la elaboración de nuevas justificaciones legales por parte del Departamento de Justicia para los asesinatos extrajudiciales en alta mar —operaciones que ya han dejado decenas de muertos, entre ellos pescadores pobres confundidos con traficantes. En Colombia y Venezuela, algunos pobladores temen salir a pescar por miedo a ser asesinados. Esto ilustra, según él, la destrucción del derecho internacional y del debido proceso.

Consultado sobre la posibilidad de una intervención militar, Wilkerson se declara profundamente alarmado. Asegura que Israel desempeña un papel central en las operaciones de inteligencia usamericanas relacionadas con Venezuela desde al menos 2016. Afirma que Trump recibe información engañosa o manipulada, no de las agencias oficiales, sino de intermediarios como Laura Loomer y personas vinculadas a los servicios israelíes, financiadas por sectores de la oposición venezolana. Esta red paralela elude a la comunidad de inteligencia oficial y alimenta operaciones basadas en agendas externas.

Wilkerson detalla luego el ascenso del Mando de Operaciones Especiales (SOCOM), convertido en una estructura militar semiautónoma estrechamente integrada con la CIA. Este dispositivo permite a la agencia ejecutar operaciones de acción directa sin supervisión estricta del Congreso, ya que formalmente son realizadas por el ejército. Cita ejemplos históricos —Mogadiscio, Afganistán, Irak— donde las fuerzas especiales actuaron al margen del mando regional. Afirma que lo mismo sucede ahora en Venezuela, donde unidades especiales, desplegadas en un “buque nodriza” frente a la costa venezolana, llevan a cabo misiones clandestinas sin el conocimiento del mando convencional del Comando Sur. Define esta situación como una ruptura “increíble” y peligrosa del control civil y militar.

El presentador señala que las fuerzas armadas venezolanas están fuertemente politizadas e integradas al proceso bolivariano —a diferencia de Chile en 1973—, lo que dificulta enormemente cualquier golpe de Estado. Wilkerson coincide: la institución militar ha permanecido leal, y los intentos usamericanos de soborno o infiltración probablemente han fracasado. Una intervención enfrentaría no solo a un ejército cohesionado sino también a una mayoría social profundamente opuesta a USA. Wilkerson prevé que un intento usamericano de cambio de régimen desembocaría en una guerra de guerrillas prolongada que USA terminaría perdiendo, con graves consecuencias para Venezuela e incluso para Colombia.

10/11/2025

Cómo Trump y Suecia intentan malvender el Sáhara Occidental
¿El fin de medio siglo de principios?

 Un reportaje de “Konflikt”, Sveriges Radio (7-11-2025)
Realización: Viktor Löfgren
Producción: Anja Sahlberg
Sonido: Fabian Begnert
Transcripción: Solidarité Maroc . Traducción : Tlaxcala 

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Gran parte del mundo de arriba, encabezado por Donald Trump, parece darle la razón a Marruecos sobre el Sáhara Occidental ocupado. ¿Está colapsando el derecho internacional?

Suecia, otrora defensora del derecho internacional, ha suavizado su postura sobre el Sáhara Occidental. Un giro simbólico justo cuando la ONU reconoce la propuesta marroquí de autonomía. “Konflikt” cuenta este cambio global.

Participantes: John Bolton, diplomático usamericano y exasesor de seguridad nacional de Donald Trump; Sara Yerkes, analista del grupo de reflexión usamericano Carnegie; Manuel Devers, jurista francés que llevó ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea los asuntos relacionados con el acuerdo comercial entre la UE y Marruecos; Erik Hagen, de Western Sahara Resource Watch; Jytte Guteland, diputada socialdemócrata miembra de la Comisión de Asuntos Europeos, Senia Bachir, representante del Polisario en Suecia, Mouaad Joumani, activista pro marroquí que presiona a favor del plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental, Dahar Rahmouni, activista saharaui. El Gobierno sueco y el ministro de Comercio, Benjamin Dousa, son duramente criticados en este episodio. Durante dos semanas, Konflikt intentó en varias ocasiones conseguir una entrevista para que el ministro pudiera responder a las críticas y aclarar el razonamiento del Gobierno, pero el ministro rechazó la entrevista.

 


En el Parlamento, el hombre de los mil correos electrónicos

Cada semana, los diputados suecos ven aparecer el mismo nombre en sus bandejas de entrada: Mouaad Joumani.
El mismo tono, la misma convicción: « La verdad sobre el Sáhara Occidental debe salir a la luz. »

Para este habitante de Gotemburgo, el Sáhara Occidental —ese territorio desértico al sur de Marruecos, bañado por el Atlántico— no es una colonia, sino parte integrante del reino.
Una afirmación que contradicen varias sentencias de la Corte Internacional de Justicia.

Durante mucho tiempo su discurso fue marginal, pero hoy resuena hasta en los pasillos del poder. En octubre de 2025, Suecia y otros países occidentales parecen dispuestos a reconsiderar la cuestión saharaui. En Nueva York, el Consejo de Seguridad está a punto de dar un paso inédito: reconocer el plan marroquí de autonomía como “la solución más realista”.

Un pueblo exiliado, dos realidades

Para entender este cambio, la periodista Anja Salberg viajó a los campamentos de refugiados saharauis del sur de Argelia.
Allí sobreviven cerca de cien mil personas desde 1975, año en que Marruecos anexionó el territorio tras la retirada española.

« Recuerdo el calor del día y el frío de la noche. Los campamentos se convirtieron en ciudades de arena dependientes de la ayuda internacional », relata.
En 2010, se aventuró en El Aaiún, la capital no oficial del Sáhara ocupado, donde conoció a Dahar Rahmouni, un activista torturado por sus ideas.
« Nunca me sentí libre, nunca seguro. Siempre vigilado. »

Hoy los saharauis siguen viviendo entre el exilio y el control: unos en los campamentos argelinos, otros bajo la administración marroquí. Y la promesa de un referéndum sigue sin cumplirse.

Suecia: del faro moral al pragmatismo político

Durante décadas, Suecia encarnó una conciencia internacional. En las instituciones europeas defendía la legalidad frente a la fuerza.
« Suecia era un faro de principios en Europa », explica Erik Hagen, de Western Sahara Resource Watch.
Pero en el otoño de 2025, ese faro titubea: el país que antes defendía la autodeterminación de los saharauis vota a favor de un acuerdo comercial entre la UE y Marruecos, que incluye el Sáhara Occidental.

De la Marcha Verde a la era Trump: el mundo al revés

En 1975, el rey Hasán II convocó la “Marcha Verde”.
España se retiró, Marruecos ocupó el territorio y el Frente Polisario tomó las armas.
Una guerra de dieciséis años terminó con un alto el fuego en 1991 y la promesa de un referéndum que nunca llegó.

Bajo Donald Trump, USA reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara a cambio de la normalización de relaciones entre Rabat e Israel en los Acuerdos de Abraham.
El exdiplomático John Bolton lo resume con amargura: « Los marroquíes jugaron con maestría.
Trump quería un trofeo diplomático antes de irse. »

Europa, entre el derecho y el comercio

En 2024, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que los acuerdos comerciales con Marruecos violaban el derecho internacional.
Pero un año después, Bruselas introdujo un mecanismo de control para eludir el problema.
Suecia, antes reacia a cualquier compromiso, aprobó esta nueva versión.

La diputada socialdemócrata Jytte Guteland se indigna:
« ¿Cómo podemos condenar la invasión de Ucrania y legitimar la del Sáhara Occidental? »

El ministro de Comercio, Benjamin Dousa, respondió con cautela:
« Tenemos en cuenta la complejidad del caso y las nuevas garantías europeas. »

Cuando la ley dice no

En Estocolmo, el abogado Manuel Devers, representante del Frente Polisario ante el Tribunal de Justicia de la UE, desmonta este argumento:
« La Unión pretende etiquetar como marroquíes productos que proceden del Sáhara Occidental. Es una violación flagrante del derecho. »
Afirma que solo el Polisario, reconocido por la ONU, puede otorgar consentimiento.
Denuncia una “política de simulación” y advierte:
« Si Europa deja de respetar sus propias normas, destruye su credibilidad y la del derecho internacional. »

Otro rostro de Suecia

En Estocolmo, Senia Bashir, representante del Polisario, acaba de regresar de los campamentos de Tinduf, donde creció.
« En los años 80, la ropa enviada desde Suecia llegaba con postales y palabras de amistad. Para nosotros, Suecia simbolizaba la solidaridad. »
Hoy, confiesa, lleva un mensaje distinto: « Suecia nos ha dado la espalda. »

El relato marroquí

Por su parte, Mouaad Joumani celebra: « No es una colonia. Marruecos construye, invierte, crea empleo. Ocho mil millones de dólares para desarrollar la región. » Defiende la propuesta marroquí de autonomía, comparable a la de Cataluña: autogestión local bajo soberanía nacional. « Es el único camino realista », afirma.
El Polisario la rechaza: solo un referéndum puede decidir entre independencia o integración.

La ONU entierra el sueño saharaui

El 31 de octubre de 2025, el Consejo de Seguridad aprueba una resolución histórica: el plan marroquí se convierte en “la solución más viable”. China y Rusia se abstienen; Estados Unidos, Francia y la mayoría de los europeos votan a favor. La analista Sara Yerkes, del Carnegie Endowment, explica: « Desde Trump, muchos países siguieron la tendencia sin llegar al reconocimiento pleno. La idea de un Estado saharaui independiente ha muerto. »Y añade, con cierto desasosiego: « El derecho internacional se ha vuelto secundario. No sé cómo repararlo. » Aun así, aboga por una autonomía sólida con derechos políticos y garantías sobre los recursos. « En 2025, es la única salida practicable. »

Dos realidades, un mismo silencio

En El Aaiún, Mouaad Joumani filma las celebraciones del cincuentenario de la Marcha Verde. Las calles se llenan de banderas rojas con la estrella verde. « No es solo una fiesta —es orgullo, es amor », escribe.

Mientras tanto, Dahar Rahmouni, desde la clandestinidad, envía un mensaje de voz: « Nada ha cambiado. Vivimos bajo vigilancia, detenidos sin razón. El mundo solo se interesa por nuestros recursos, no por nuestros derechos. » Y añade:
« Espero que el mundo no le dé completamente la espalda al derecho internacional. »

Un mundo que bascula

Cincuenta años después de la Marcha Verde, el Sáhara Occidental sigue atrapado entre el derecho y la fuerza, entre la promesa y el abandono. Suecia, antaño símbolo de coherencia moral, se ha unido al campo del realismo político.
Y el derecho internacional, una vez más, cede bajo el peso del poder.

 

 

20/10/2025

Israel entre una guerra de exterminio y una guerra electoral

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18.10.2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Traducido por Tlaxcala

Guerra en todos los frentes, por Patrick Chappatte

Introducción

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz han vuelto a amenazar con reanudar la guerra contra la Franja de Gaza, advirtiendo del uso de la fuerza si Hamás no entrega los cuerpos de los cautivos y detenidos israelíes.
Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, ha intensificado sus contactos con la administración Trump, presentando informes de inteligencia que afirman que Hamás posee la capacidad de devolver un gran número de cuerpos, un movimiento interpretado como una preparación para obtener luz verde usamericana a una nueva escalada militar.

Mientras tanto, el Foro de Familias de los Cautivos y Detenidos emitió un llamamiento público a Netanyahu exigiendo la reanudación de la guerra a menos que se devuelvan todos los cuerpos, transformando una demanda humanitaria en un instrumento político dentro de la lucha interna por el poder en Israel.

La guerra al servicio de la política interna
Las renovadas amenazas de guerra de Israel parecen estar impulsadas más por necesidades políticas y electorales que por objetivos militares inmediatos. Netanyahu y Katz incluso han rebautizado la guerra contra Gaza, pasando de “Espadas Doradas” a “Guerra de la Resurrección” o “Guerra del Renacimiento”, intentando reformular el relato israelí y presentarlo como parte de una “Guerra de los Siete Frentes”: Líbano, Siria, Yemen, Irak, Irán, Cisjordania y Gaza.

Con este cambio de imagen, Netanyahu busca desviar las exigencias de rendición de cuentas por los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, especialmente la creación de una comisión oficial de investigación, que sigue rechazando bajo el pretexto de que “no se puede investigar en tiempos de guerra”. Esta estrategia está estrechamente vinculada a las elecciones previstas para el verano de 2026.

Las lagunas del Plan Trump y sus repercusiones regionales
Las amenazas israelíes coinciden con el debate en curso sobre los detalles del “Plan Trump” para poner fin a la guerra, descrito por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto como “lleno de lagunas”. Entre los asuntos aún sin resolver se incluyen:

  • El intercambio de cuerpos y prisioneros.
  • El desarme de Gaza y de Hamás.
  • La retirada gradual de Israel.
  • La gobernanza y reconstrucción en la fase posguerra.

Las estimaciones palestinas sitúan el costo de la reconstrucción de Gaza entre 60 y 70 mil millones de dólares. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos habrían manifestado una disposición condicional a contribuir con unos 20 mil millones cada uno, siempre que haya estabilidad, desarme y retirada de Hamás del poder, lo que indica que la ayuda financiera está estrechamente vinculada al marco político y de seguridad emergente.


La regla de Netanyahu…
— En una lucha por la supervivencia, ¡las medidas extremas están justificadas!
— … ¡Especialmente si se trata de la supervivencia de mi carrera política!
David Horsey

La dimensión electoral interna
Una encuesta del diario Maariv mostró una mejora en la posición de la coalición gobernante tras la liberación del último grupo de cautivos vivos. El apoyo al partido Likud aumentó, mientras que el partido Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, superó el umbral parlamentario. Por el contrario, el partido de Benny Gantz cayó por debajo de dicho umbral.
La encuesta proyectó 58 escaños para la oposición, 52 para la coalición y 10 para los partidos árabes, que podrían aumentar en las próximas elecciones.

Para Netanyahu, esta configuración es ideal: le permite formar una minoría de bloqueo que impide a la oposición establecer un gobierno sin depender de un partido árabe, una situación inaceptable dentro del consenso sionista. Así, Netanyahu podría mantenerse como primer ministro interino a largo plazo, con una supervisión parlamentaria mínima, lo que explica su interés en elecciones anticipadas si las tendencias se mantienen.

Entre la opción de la guerra y la necesidad de estabilidad
Pese a la retórica belicista, las limitaciones internas e internacionales reducen la probabilidad de una reanudación de la guerra. El cansancio militar, moral y económico dentro de Israel, junto con la falta de luz verde usamericana, convierten una nueva ofensiva en un riesgo político más que en una oportunidad estratégica.

El Plan Trump —que cuenta con un amplio respaldo regional e internacional, constituye la piedra angular del enfoque de Washington para restaurar el equilibrio en Oriente Medio, especialmente mientras busca concluir acuerdos de normalización con Arabia Saudí e Indonesia. El fracaso en su aplicación socavaría la confianza en la capacidad usamericana para gestionar los arreglos regionales.

El dilema de los cuerpos y el papel de los actores regionales
El tema de los cuerpos de los cautivos es una prueba real de la durabilidad del acuerdo. Fuentes israelíes reconocen grandes obstáculos logísticos debido a la destrucción de la infraestructura y de los túneles de Gaza, donde se cree que permanecen enterrados muchos cuerpos.

El gobierno de Netanyahu ha rechazado categóricamente permitir el uso de equipos turcos para las labores de recuperación, una decisión política destinada a frenar la influencia de Ankara y a aprovechar su postura sobre Siria. No obstante, crece en Israel un sector que aboga por una administración de Gaza dirigida por la Autoridad Palestina, a fin de evitar un vacío administrativo que pueda beneficiar a Hamás u otros actores externos.

Conclusión
La amenaza de Israel de reanudar la guerra es, ante todo, una maniobra electoral y mediática destinada a movilizar el apoyo interno y explotar la cuestión de los cautivos con fines políticos.

No hay indicios concretos de una intención real de reiniciar la guerra, dadas la falta de apoyo usamericano, el agotamiento social y militar, y la fuerte oposición dentro del ejército.
El cambio de nombre de la guerra a “Guerra de la Resurrección” refleja un intento de eludir las investigaciones y la rendición de cuentas por los fracasos del 7 de octubre.
Las decisiones israelíes fundamentales —de guerra o de paz— siguen estrechamente ligadas al cálculo electoral de Netanyahu y a sus esfuerzos por preservar el poder.
El factor decisivo en la próxima etapa será el compromiso de Washington con el Plan Trump, que por ahora sigue siendo el único marco viable para el escenario israelí-palestino.