Frederick Soddy (1877-1956) fue un economista formidable
de origen británico. Si uno rastrea su nombre aparece de inmediato su premio
Nobel en Química, 1921. Y nada más.
Frederick Soddy (1877-1956)
En sus años jóvenes fue químico, aportó conceptos como el
de isótopo y diversas contribuciones al conocimiento de la radiactividad en sus
tempranas etapas del cambio de siglo. Pero el trascurso y desenlace de la 1GM
con el profuso uso de gases tóxicos, le provocó una crisis de conciencia que
repercutió en su labor profesional.
Recién laureado en Química, se zambulló investigando en
economía y como ajeno a toda capilla, logró tener una visión menos
condicionada, más independiente, de la economía en general que la habitual en
las capillas ad usum.
Le tocó ser contemporáneo con el arrollador movimiento
del dinero y las inversiones transnacionales, el protagonismo creciente del
interés compuesto, la financiarización.
Y se puso en guardia. Su sólida base de método científico le permitió navegar
con soltura y penetración en una disciplina como la economía que luchaba por
devenir ciencia y que a la vez bregaba–colmo de pretensiones− por constituirse en clave debóveda del conocimiento de la sociedad.
Sus observaciones a principios de los ’20 arrancó la
furia de la colegiatura de los economistas, que salieron a defender “su
quintita”: no tenía derecho a hablar de economía quien era químico: una penosa
defensa mediante el manido “zapatero a tus zapatos”, un recurso ad hominem que cuestiona al autor sin abordar
la realidad y los cuestionamientos en sí.
Soddy distinguió claramente economía y finanzas. Y
consideró lo económico como un esfuerzo para inteligir el mundo y a las
finanzas, en cambio, en escamotearlo. Conoció el fruto amargo de la Crisis de
1929.
Luis E. Sabini Fernández, 9-1-2025 Todo período democrático de gobierno –el establecido entre elecciones para votar (gobierno, precisamente) puede y debe dividirse, o particionarse, entre el tiempo en que el gobierno de turno tiene el futuro abierto y el período en que mantiene las funciones pero ya ha sobrevenido sucesor, es decir luego de realizado el acto eleccionario para el nuevo período de gobierno. Normalmente, el primer período es el más largo y el que se puede considerar propiamente de gobierno y en el ritmo uruguayo actual excede largamente los cuatro años y medio. El segundo tramo o período, es el que ejerce el gobierno –que se puede designar como “de salida”− cuando ya se han realizado las elecciones y se mantiene en funciones hasta el “cambio de mando”. En Uruguay, con cierta lentitud que algunos confunden con aplomo, se trata de unos cuatro o cinco meses. Casi medio año. En otros países, la transición es, con lógica, más rápida; en Argentina, no llega a dos meses y en algunos casos, mediando balotaje, apenas pocas semanas; en Suecia, el gabinete se reconstituye tras elecciones, cada tres años, en cuestión de semanas; en EE.UU. −lo estamos viendo−, ese período es de unos dos meses. Lo de Uruguay, no será por la vastedad del territorio y menos todavía por su envergadura poblacional… Si en el período principal es el gobierno el responsable de las decisiones, de sus decisiones, en el período que designamos como “de salida”, la responsabilidad de gobierno cambia de carácter, sobre todo si el gobierno recién elegido no es continuación del vigente. Cuando un gobierno se encuentra en período de salida, es comprensible que siga ejerciendo el gobierno sobre las actuaciones en curso, las aprobadas. Pero es totalmente nocivo, tóxico, que en ese periodo inaugure proyectos a largo plazo condicionando al gobierno que ya está elegido. Proyectos que insuman años, incluso sobrepasando el período de gobierno que está por asumir, deberían contar con la mayor sustentación… Si un gobierno, en su período de salida ejerce semejante conducta, por ejemplo, suscribe acuerdos que ya no atenderá y que obligará a atender al siguiente, se puede calificar como un acto de casi usurpación o al menos de abuso –político, institucional−. Como un “golpecillo de estado”, hecho con la picardía que nos es lamentablemente tan −diríamos− constitutiva. El caso “Neptuno”, antes denominado Arazatí, es un buen ejemplo.
Frente a la crisis del agua de 2023, más rápido que corriendo, una U.T.E. [unión transitoria de empresas] armó un proyecto para proveer de agua a Montevideo y a los uruguayos en general recurriendo a una fuente absolutamente contaminada, ajena a todo tipo de limpieza más o menos natural. Apostando exclusivamente a depurar, filtrar la montaña de detritus que el estuario platense contiene como receptáculo de las corrientes interiores de América del Sur de la cuenca Paraná-Uruguay (la segunda mayor del continente, detrás de la amazónica). Se trata de corrientes, de ríos, absolutamente “tomados” por la agroindustria basada en contaminantes. Como, además, el estuario recibe también agua en sentido contrario, desde el Atlántico, amén de las “agrocontaminaciones”, contiene una salinidad inaceptable para toda potabilización (encima de una carga de contaminantes que los océanos han ido acumulando a causa de la relación que el homo economicus ha ido estructurando con la naturaleza). El “remedio” ante este otro obstáculo ha sido presentar un lago suplente, ocupando una buena tajada de terreno cercano a la costa, despojando una vez más tierra arable y apta para actividades pecuarias, como la fruticultura, la agricultura, las crías granjeras o la apicultura, o la ganadería lechera o cárnica. En un país que es un paisito. Donde no sobra tierra. Un lago artificial que técnicos de diversas disciplinas ya han adelantado tendrá todos los inconvenientes del agua estancada; algas tóxicas, cianobacterias…
Ventajoso proyecto empresarial, que le permitiría embolsar a la U.T.E. varios centenares de millones de dólares en unos años de pingües ganancias.
No se puede menospreciar la capacidad empresarial de inventarse tareas. Pero no es eso lo que necesita la sociedad uruguaya, como muchos informes técnicos ya lo han ido señalando.
Uno, brindado a los gobernantes recién elegidos en forma de “Carta abierta” por más de una veintena de investigadores y docentes de cátedras de salud, cuidado ambiental y sanitario; −la “craneoteca” con que cuenta el país en estos aspectos− cuestiona claramente el proyecto. Normalmente, cualquier gobierno tomaría en cuenta semejante dictamen en lugar de aceptar una propuesta empresaria que sabemos movida por el lucro y no por la salud ambiental.
Que el gobierno saliente, el señor Luis Lacalle Pou, se embandere con semejante oportunidad empresaria revela sus preferencias, una opción ideológica en suma. En el documento presentado por los investigadores se señala, por ejemplo, una dificultad (diríamos al ritmo de nuestro inolvidable Bartolomé Hidalgo): “la necesidad de implementar procesos de potabilización complejos, actualmente no disponibles en nuestro país, muy costosos y que conllevan riesgos concretos para la salud pública”.
Otro pasaje de la Carta abierta atiende la cuestión de la materia fecal en el estuario platense: “A la contaminación por materia orgánica actual, se suma el aporte del nuevo emisario subacuático de la cuenca del Riachuelo Matanza de Buenos Aires, que colectará efluentes […] de más de 4 millones de personas, adentrándose 12 km en el Río de la Plata. Este emisario se encuentra en las etapas finales de su construcción.
Como lo afirmó Alem García, presidente de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP): ‘es una necesidad imperiosa’ que Uruguay realice un monitoreo de las aguas del Río de la Plata luego que el emisor comience a funcionar. El incremento de contaminación fecal en el Río de la Plata (que ya es alta) exigirá tratamientos de cloración más importantes. Esto, sumado a la presencia de materia orgánica en el estuario, aumenta el riesgo de formación de sustancias de reconocida toxicidad.” Remitimos al lector curioso a la lectura de toda la Carta Abierta y a incursionar en las observaciones que han planteado diversos vecinos y referentes de la sociedad civil de la zona del proyecto (Arazatí, Ecilda Paullier, Rafael Perazza). El episodio nos está mostrando la ligereza con que se toman decisiones de enorme trascendencia basadas en argumentos que empresas no desinteresadamente formulan. Somos un país que nos tragamos una gasificadora que no anduvo, un aerocarril que se hundía en el mar entre la isla de las Gaviotas y la costa montevideana, un proyecto celulósico que definieron otros… como aceptando sin reflexión cualquier “volada”. Y si “nos salvamos” del proyecto Aratirí, de extracción de hierro, no fue por nuestra capacidad de resistencia, sino porque la empresa Zamin Ferrous, que lo patrocinaba, lo desechó por escasa rentabilidad. ¿Vamos a seguir las iniciativas provengan de donde provengan, aceptando temperamentos, intereses, proyectos ajenos? Notas 1 - Sin ir más lejos, la presencia urbi et orbi de microplásticos, ya actuantes en los órganos de peces, en sus suculentas carnes, en los crustáceos y en la leche materna humana, por ejemplo. 2 - Pólder, invocan sus “inventores”. Solo que el original holandés se aplica exactamente al revés: terreno ganado al mar y convertido a la agricultura y aquí se lo quitamos a la agricultura para llenarlo de agua.
El régimen instaurado por el sionismo en la Palestina histórica ha revelado una capacidad de daño, de impunidad, de duplicidad, de violencia, que no registramos todo a la vez en tantas otras circunstancias atroces de atropello a la vida, a los derechos humanos que coexisten en todo el planeta.
"Es un libelo de sangre pinchar en «play» a nuestros tiktoks genocidas" Viñeta de Eli Valley
Es fácil advertir estas manifestaciones a partir del 7 de octubre de 2023, con el inusitado ataque armado de Hamás y otras agrupaciones palestinas que al parecer aprovecharon “la oportunidad” para salir de debajo de la bota que desde hacía ya décadas el sionismo había puesto sobre toda la franja gazatí. Pero las atrocidades sionistas no comenzaron el 7-8 de octubre de 2023, por cierto. Tampoco en 1967, cuando EE.UU. comienza a respetar el papel israelí como “jugador de primera”, es decir con poder militar propio. Ni siquiera en 1948, cuando violando hasta las demarcaciones onusianas, las tropas sionistas se adueñan del 78% de territorio palestino, sobrepasando el 55% que le había acordado graciosamente la ONU. En 1936-1939, el sionismo perfectamente ensamblado con el colonialismo británico −que todavía tenía pretensiones universales− logran ahogar en sangre la huelga general palestina; una mezcla de levantamiento sin poder militar (apenas con algunos fusiles de caza) y boicot palestino contra la implantación progresiva, artera, implacable, racionalmente dirigida, del sionismo en el territorio palestino, cada vez más sajado, desmenuzado, expropiado, por el judaísmo sionista y sus finanzas en permanente expansión[1]. Poco antes, en la primera mitad de la década del ’30, cuando empezaban a regir las leyes de Nurenberg de la Alemania nazi, de separación entre germanos y judíos, los sionistas; a la sazón la única fuerza política legal en la Alemania nazi (amén de la nazi) habían acordado con el gobierno un plan de transferencia de capitales, mediante la cual los nazis se adueñaban de los capitales judíos en Alemania, a cambio de productos alemanes de exportación que los sionistas se comprometieron ubicar en el Cercano Oriente. Ha’avara. Dicha negociación no contaba con el apoyo de la corona británica, celosa. Pero entusiasmaba al gobierno nazi expandiendo su producción, y a los judíos sionistas emigrados de Alemania que recuperaban así sus capitales en Palestina. La huelga general palestina y la represión subsiguiente implicó la matanza de miles de palestinos, sobre todo varones (jamás se pudo precisar, pero miles, muchos miles en una población de alrededor de un millón de habitantes…). La administración británica de Palestina favorecida por los resultados de la IGM ligó los intereses sionistas cada vez más con los británicos, como acabamos de ver ante la huelga/boicot de 1936-1939.
En la primera mitad del Siglo XX se perfilaron dentro del sionismo dos geopolíticas opuestas entre sí: ligarse a los intereses británicos, continuando los vínculos del mismo Herzl con el British Empire (Declaración Balfour, 1917) o acercarse a los nacionalismos enfrentados al británco; el nazismo y el fascismo. Buena parte de los premiers que ha tenido Israel, pasada la primavera “socialdemócrata” de la posguera, fueron, son, de esta última procedencia (Menájem Begin, Yitzhak Shamir, Ariel Sharon, Ehud Olmert, Naftalí Bennett, Beniamin Netanyahu, actual y el que ha ejercido por más tiempo esa primera magistratura). Su mera enumeración nos muestra el peso del supremacismo fascista enntre los “primeros ministros” del engendro sionista. Y algo más. Israel es el único estado del mundo entero en que fascistas declarados y “a mucha honra” han gobernado y representado a ese estado reiteradamente desde la derrota de los nazifascismos en 1945. El resultado de la IIGM en 1945, con el consiguiente escrache periodístico y hollywoodense de Hitler y lo alemán (ya no sólo lo nazi) ha exonerado, ¡oh paradoja! al sionismo filofascista de rendir cuentas, pese a su identificación ideológica con el fascismo. [2] Más aún: que saliera incólume, política y penalmente hablando. En 1948, al mejor estilo mafioso, los grupos de tareas sionistas liquidan, al primer mediador designado por la recién fundada ONU; el conde Folke Bernadotte. Su único pecado es haber declarado en las “conversaciones” sobre el diferendo palestino-israelí que los sionistas exigían todo y que así nada le quedaba a los palestinos… el sicario es premiado con su designación como guardaespaldadas del Ben Gurión el líder del flamante Estado de Esrael (luego de un pasaje “teatral” de apenas unas semanas por una cárcel).[3]
Pero si vemos cómo ya en 1948, la impunidad judeosionista perfila comportamientos abusivos, violatorios de los derechos humanos más elementales –abonada por la prescindencia de países democráticos y la aceptación del papel de chirolitas de muchas otras representaciones nacionales en la ONU−, desde el 7 octubre de 2023, esa impunidad adquiere botas de 7 leguas, y alcanza niveles que cuesta rastrear en la historia humana. Como “armados” de una “santa indignación”, como si se tratara de víctimas, los sionistas israelíes han desatado su furia y abuso bombardeando barrios con población humana en general, arrasando con mayor facilidad todavía, campamentos más o menos improvisados de los sobrevivientes de los barrios anteriormente pulverizados en Gaza, Rafah , Jan Yunis… Por las calles, hoy, jóvenes pesadamente armados, casi imberbes, se burlan y atropellan a población civil desarmada, bajo ocupación. Y lo hacen con desprecio, desdén y si son muy teledirigidos, con furia. “Cargados” con un adoctrinamiento que a lo largo de décadas ha insuflado en sus mentes −cuanto más jóvenes, más honda la marca− las ideas, muy talmúdicas, que los goyim son “excremento”, “basura”, “animales”, “inferiores” y sobre todo, “mala gente”. El sionismo ha hecho abandonar en sus seguidores toda noción de prójimo que vaya más allá de su estrechísimo entorno. La altanería que jóvenes israelíes, recién “cocidos” en los cuarteles, exhiben, no sólo en Palestina sino en todas partes, en todo momento, trasluce esa regimentación mental, indoctrinada. [4]
HACIÉNDOSE LA VÍCTIMA-Helguera, La Jornada, México
Una de las especialidades del sionismo aspirante a controlar la vida (en eso se ejercitaron durante casi dos décadas en la Franja de Gaza) son las “labores de inteligencia”. Que han ido hilvanando con los servicios secretos de EE.UU. y del Reino Unido. Por eso, algunos atentados pueden tener autores “colectivos” o resulta difícil ubicarles autoría.
Así han matado a Qasem Soleimani. Así han matado a Ismail Haniyeh. Así han matado a Hasan Nasrallah (con la odiosa modalidad, deliberada, de matar al “blanco” con todos los prójimos imaginables: hijos, nietos, esposas, amigos, colegas). Así han acabado con la vida de decenas o centenares de libaneses mediante telecomunicadores portátiles que portaban explosivos en su interior y que, ahora se sabe, estuvieron “cargados” durante años, hasta que quienes idearon la máquina de matar juzgaron oportuno ponerla en marcha. Tales dispositivos habían sido adquiridos en el Líbano de supuestas firmas productoras y exportadoras de ese know how, y se fueron extendiendo en diversos usos (probablemente la carga explosiva fue colocada inicialmente para atentar y matar a miembros de Hezbollah, pero ni les importó quienes fueron los destinatarios). Así también se han llevado a cabo muchísimos atentados de falsa bandera. Keith Woods ha escrito un artículo formidable: “Israel´s Love Affair with Syrian Jihadis” (“El romance de Israel con los yihadistas sirios”), en el que se apoya en documentos de la DIA, algunos puestos a la luz pública gracias al extraordinario aporte de Julian Assange (wikileaks). Por ejemplo, la info del agente secreto Jake Sullivan a Hillary Clinton de que: “Al Qaeda está de nuestro lado (Siria, 2012).” El aporte del genocida Naftali Bennett es todavía más prístino: en la conferencia anual de Herzliya, durante su estadía como premier (2021-2022), Israel ha “perfeccionado” el arte de la mentira hasta niveles que no resultan habituales. Entiende este asesino múltiple de palestinos que la aparición de ISIS le facilita a Israel legitimar la anexión de los Altos de Golán; que el caos generado en Siria convierte los reclamos de Israel en “más aceptables” para “la comunidad internacional”: Bennet ilustra así lo que rinde un pragmatismo absoluto. Al Qaeda, que todo habitante no dedicado al rastreo de verdad, tomará como musulmán (y fanático), es un producto acabado “made in Israel”. La DIA nos dice: “Al Qaeda condujo una cantidad de operaciones en varias ciudades sirias bajo el nombre de Frente al Nusra para llevar adelante la guerra contra el régimen sirio, considerando que Siria tiene un régimen infiel.”[ibid.] Esta última calificación es ciertamente, sugestiva. Efectivamente, en varios países árabes el Islam perdió pie. Como ha pasado con el catolicismo en varios países del sur europeo. Argelia en su momento, Irak, Siria, Palestina, han ido constituyendo gobiernos, regímenes laicos, que el Occidente con religiosidad en baja, iba a tener dificultades para criticar. Un mundo árabe fanáticamente musulmán era presa (ideológica) más fácil de un Occidente cada vez más laico. La peripecia palestina nos da algunos elementos de ese cuadro de situación. La resistencia palestina ante la penetración sionista, sobre todo después de 1948, se fue identificando cada vez más con el anticolonialismo, el antiimperialismo y el socialismo, que hará haciendo culturalmente inviable las modalidades tradicionales. Pero ese cambio ideológico, progresista, no da fruto; como que “el enemigo es más fuerte”. Por un lado, EE.UU. se presenta como lo moderno ante el viejo mundo del capital burgués, y por otro, el colapso soviético deja sin carta de presentación, o con cartas muy ajadas, a una alternativa “de izquierda”. La resistencia laica no triunfa fácilmente en el mundo colonial. Porque lo que la resistencia enfrenta en la colonia no es a la colonia sino a la metrópolis. En Palestina, por ejemplo, surgirá entonces, una resistencia basada en valores tradicionales bien diferenciados de los del colonialismo (occidental). Y mientras el movimiento palestino de mayor enjundia en el siglo pasado −Al Fatah y la OLP− terminarán “recuperados” a través de los “Acuerdos de Oslo” y otras maniobras de RR.PP., será Hamás el que encarne el mayor obstáculo al asentamiento sionista. Patética paradoja: la gente de Arafat aceptando convertirse en policía de los territorios palestinos –al servicio inevitablemente de Israel− e islámicos más bien ortodoxos, defendiendo la sociedad que el sionismo procura pulverizar. Simplificadamente, diríamos, en este caso, que el Corán sirve más a la causa de pueblos colonizados que El capital de Marx… La cuestión, entonces, dista de simplificarse. Porque los libros sagrados, sean cuales fueren, no ayudan a ver y a vernos, sino más bien nos llevan los ojos a ver a dios, a Dios. Y con los ojos de él. De Él. Y no se trata de eso ni de entonar cantos de sí mismo o a sí mismo. Se trata apenas de que aprendamos a ver el mundo tal cual es.
Notas
1 - Vemos entonces algunas acciones de brutalidad inusitada. El sionismo había preparado mistarviim, sionistas que vestían y hablaban como palestinos, que introducían o preparaban trampas mortales en el tejido social palestino, como por ejemplo, dejar para reparación un vehículo en un taller mecánico, todo en confianza, y que al cabo de veinte minutos volara por los aires el vehículo, el taller, todos sus ocupantes y buena parte de las edificaciones circundantes. Con estos explosivos devastadores, hicieron añicos varios mercados en los momentos de mayor afluencia de gente. Esa atroz coyuntura de la historia palestina se generalizará pesadillescamente en la Franja de Gaza en 2006 y desplegará un nuevo círculo del infierno en 2023/2024. 2 - Eso, porque la realpolitik se mueve con otros intereses; como ilustra el caso de Francisco Franco. 3 - Y la ONU ni siquiera rinde honores a su mediador oficial, proveniente de un país con acrisolada democracia; Suecia. La tutela judeosionista en la ONU ya se sentía. 4- Como la actitud con que los guardiacárceles recién estrenados en regímenes de dictadura llegan al patio de las cárceles para lidiar con huelguistas y manifestantes. Lidiar, con animales.
Témoignant
peut-être d’une certaine prédisposition à la solidarité, à la pitié et à la
justice, de nombreuses personnes d’origines et de situations très différentes
condamnent les atrocités par lesquelles Israël, son gouvernement et ses
dirigeants politiques et religieux - avec un énorme soutien populaire - sont en
train de massacrer le peuple palestinien.
La chutzpah de leurs représentants, les Ben-Gvir, Bennett, Netanyahou,
Smotrich, nous dégoûte par sa franchise.
-Pourquoi ils nous attaquent ? Juste parce qu'on les tue et qu'on occupe leur terre ? -J'allais te demander la même chose
En même temps, et depuis longtemps, les dirigeants sionistes insistent sur le
fait que ce qu’ils font en Palestine n’est rien d’autre que ce que les
Européens du Nord ont fait en Abya Yala contre les autochtones qui habitaient
le Mexique, les USA, le Canada d’aujourd’hui...
Tout d’abord, nous ne devons pas oublier l’origine génocidaire de la « naissance »
de nombreux États modernes. Dans les trois “Amériques”, sans aller plus loin.
Il
est certain que l’implantation sioniste en Palestine ressemble beaucoup plus à
celle des WASP[1] en Amérique du Nord, par
exemple, qu’à celle des Européens ibériques dans le reste de ce qu’on allait
appeler le continent américain.
Car
les WASP sont arrivés sur leurs bateaux, se sont installés et se sont
emparés de tout, expulsant et exterminant les habitants millénaires. Ils ont
pris les rivières, la pêche, les plaines, les forêts, les bisons, qu’ils ont
transformés en cibles de tir, un jeu qu’ils ne se permettaient pas dans leur piteuse
Europe.
Les Ibèriques ont procédé de la même manière, sans se sentir persécutés
religieusement comme l’avaient été les quakers, les presbytériens, les
congrégationalistes et autres sectes venues dans le « Nouveau Monde ». Mais ils
ont ajouté au pillage par laquelle les Européens ont pris possession de la
terre et de tout ce qu’elle contenait, les femmes, celles qui avaient été
enlevées aux peuples dépossédés. Celles des indigènes du territoire conquis.
Les
sionistes prétendent faire « exactement » ce que les Européens ont fait en
Amérique (l’Amérique du Nord, parce que c’est le modèle des sionistes), et
prétendent même discuter de ce qu’il faut faire avec les Palestiniens, pour
voir si les réserves conviennent, pour préserver la mémoire, l’histoire
de ce territoire et de son peuple (et l’autoglorification qui consiste à garder
les Palestiniens en vie mais soumis). Ils affirment qu’il existe de grandes
similitudes dans l’esprit missionnaire et divinisé avec lequel ils sont
radicalement séparés des « autres ». Ce n’est rien d’autre qu’un esprit
suprématiste.
Les sionistes prétendent alors humblement répéter l’histoire. Il y
a cependant un élément crucial qui démolit l’analogie que les sionistes ont
brandie pour leur propre apologie.
Les génocidaires européens ne retournaient nulle part.
Ils ont fait ce qu’ils ont fait, des génocides, par exemple, sur une terre
nouvelle et étrangère.
L’insertion
des Juifs persécutés de l’Europe catholique médiévale dans l’Angleterre leur a
sans aucun doute permis de trouver un havre de paix. Bien que cette intégration
ait connu des difficultés, comme l’a souligné William Shakespeare dans ses
pièces de théâtre. Néanmoins, les Juifs coloniseront l’Amérique avec les
Angleo. Et de nombreuses preuves montrent qu’ils ont joué un rôle très
important dans la traite des esclaves qui a caractérisé la colonisation du
continent nord-américain.
L’Amérique
est devenue la première Jérusalem de la modernité. Et les USA restent l’État où
la population juive est la plus importante au monde. Et tout porte à croire que
pour les secteurs les plus militants du judaïsme usaméricain, ce pays d’accueil
possède des attributs religieux qui lui sont très chers.
L’année
1942 marque un tournant avec le changement de « parrain » que le sionisme
adopte sous la direction de Ben Gourion lors du Congrès sioniste mondial de
Biltmore : la protection britannique est abandonnée au profit de la
protection usaméricaine. Ben Gourion constate une certaine lassitude ou
épuisement anglo-saxon (qui se manifestera en 1945) et la force et la vigueur usaméricaines
[2].
En
1945, un autre événement vient consolider la nouvelle alliance du sionisme avec
les USA : le procès des dirigeants nazis à Nuremberg, en Allemagne.
Bien que convoqué par les Alliés après la défaite du IIIe Reich, ce
procès devait être administré exclusivement par des Juifs, à la stupéfaction
même des responsables alliés qui imaginaient qu’il s’agissait d’une affaire
supranationale.
À
partir de 1945, avec un certain changement de la mentalité dominante aux USA -
montée en puissance de l’intelligentsia juive et lente éclipse de la mentalité WASP
-le rêve du No Limits, si consubstantiel au formidable développement
de la techno-utopie usaméricaine, se fait de plus en plus pesant . D’où
la prétention sioniste de rééditer en Palestine ce qui s’est passé en Amérique
du Nord.
Mais
le sionisme se mord la queue en prétendant faire coïncider une histoire american
sans passé, futur pur génocide inclus, avec un retour, une aliah, un
cataplasme biblique qui se prétend historique et cherche à restaurer le passé
(glorieux, il va sans dire).
Si le
rêve american s’est avéré être un cauchemar pour un très grand nombre de
peuples de la planète, souvent ravagés par le pillage et les guerres
incessantes, comment qualifier le projet sioniste qui a fait main basse sur une
grande partie de la population juive (en plus de la multitude de chrétiens
sionistes[3]), même si ce délire colonialiste est rejeté
par une autre partie importante des juifs qui n’acceptent pas le rôle de
bourreaux[4].
Parce
que c’est une torture biblique de millions de Palestiniens, atteignant des
niveaux de cruauté, de mépris et d’égolâtrie que le despotisme, ivre de sa démence,
peut atteindre.
La
Palestine, les Palestiniens sont encore, sont. Ravagés, affamés, décimés, ils
sont, ils sont. Même pas vaincus, pas encore vaincus.
Et on se souviendra d’Israël comme d’un modèle génocidaire. Très triste.
Notes
[1] Protestants blancs anglo-saxons : définition de
la population politiquement dominante aux USA depuis leur fondation jusqu’au
milieu du XXe siècle.
[2] La
« carte » de Ben Gourion se jouait à plusieurs niveaux, car en 1942 les
organisations sionistes philo-fascistes et philo-nazies étaient encore très
fortes [révisionnistes de Jabotinsky].
[3]Rien qu’aux USA, ils seraient
environ 40 millions
[ 4][Je ne
donne qu’un exemple, même si je sais qu’il y en a beaucoup, comme ceux de Breaking
the Silence, ou les Juifs qui ont dû quitter Israël à cause du harcèlement
(comme Felicia Langer ou Ilan Pappé) et beaucoup, beaucoup d’autres, dont
certains sont des amis chers : en 1981, un jeune homme, à l’époque sioniste pur
jus et faisant son service militaire en Israël, visite un établissement
militaire et demande pourquoi il y a tant de niches à chiens. Les collègues lui
répondent sardoniquement qu’il ne s’agit pas de chenils, mais, disons, de palestinils
: l’espace ne dépasse pas un mètre et demi de haut, de long ou de large pour y
enfermer des prisonniers palestiniens. Ils expliquent en souriant qu’ils ne
blaguent pas. Pour Gilad Atzmon, c’est un choc, et au contact des prisonniers
palestiniens, il a apprécié leur humanité et a rompu brutalement avec le
sionisme, le judéocentrisme et a quitté le pays, renonçant à la nationalité
israélienne.
Es sumamente penoso ver el
grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con
el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de
todo el espectro político principal de nuestro país –porque pese a eso sigue
siendo nuestro– ante lo que durante más de un siglo se ha calificado como
conflicto palestino-israelí y hoy en día, tras un furioso strip-tease político; se reconoce como el genocidio israelosionista
de la población palestina, que se desenvuelve sin tapujos, al menos para quien
lo quiere ver.
Es indudable que esta
dependencia ideológica de los planteles políticos principales respecto de
Israel tiene raíces históricas. Uruguay es uno de los poquísimos países (que yo
sepa, el único periférico cuando la firma del canciller británico Arthur Balfour
a la declaración que lleva su nombre y su entrega a Walter Rothschild como
“cabeza” del movimiento sionista, en 1917) presente en la persona de Alberto Guani, a la sazón
representante diplomático uruguayo en Europa.
La calidad de uruguayo es
significativa dado el grado de identificación con EE.UU. y su destino que
varios políticos batllistas entonces tenían. Guani fue autor de un planteo que
lleva el nombre de Doctrina Guani (entre 1938 y
1941) que: “inauguró una serie de
posiciones intervencionistas impulsadas por EE.UU. a partir de la Segunda
Guerra Mundial inspiradas en el concepto de «seguridad continental», con el fin
de mantener la unidad de los países latinoamericanos.” [1] Unidad
bajo el mando norteamericano, obviamente.
Con mucha perspicacia,
Francisco Claramunt en su esclarecedora nota “Hora de definiciones” registra la
dificultad, vocal, de voceros “de izquierda” para abordar la monstruosidad
engendrada por el sionismo en Israel: “Orsi
y Cosse parecen tener dificultades para pronunciar la palabra Israel, ni que
hablar de Palestina”.[2]
Llama poderosamente la
atención que, desde otra configuración ideológica, la Columna del 26 de Marzo,
“Palestina y los problemas de no tomar posición”, se señale: “a la coalición progresista le cuesta poner
en palabras lo que sucede en [la] realidad;
no buscan señalar que existe un genocidio donde claramente hay un genocidio.”
[3]
Entiendo la dificultad
para procesar la inconmensurable usina de mentiras, atropellos, vejaciones que
organizaciones que se consideran de excelencia como el sionismo (de origen
laico, pero endiosado), descargan –en este caso y desde hace ya más de un siglo–
sobre los palestinos, pero hasta para lograr en algún momento un reencuentro en
sendas de humanidad, hay que decir las cosas claras. Como hace Chris Hedges, en
sus innumerables notas con que lleva décadas documentando el proceso
israelopalestino:
“Hay un placer sádico expresado por muchos israelíes por el genocidio y
una oleada de llamados al asesinato o la expulsión de palestinos, incluidos
aquellos en la ocupada Cisjordania y aquellos con ciudadanía israelí.
El
salvajismo de los ataques aéreos y los ataques indiscriminados, el corte de
alimentos, agua y medicinas, la retórica genocida del gobierno israelí, hacen
de ésta una guerra cuyo único objetivo es la venganza.” [4]
El certero análisis de
Hedges nos pone, una vez más, ante la escalofriante advertencia de Blas Pascal:
“El hombre no es ni ángel ni bestia, y la
desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia.” [5]
Netanyahu nos dice
siempre, como un mantra: “Ésta es una
lucha entre civilización y barbarie.” Da por sentado que él, nada menos,
encarna la civilización; y que los palestinos, la barbarie: Israel es hoy esa
bestia que menciona Pascal.
Mis últimas notas han procurado enfocar
situaciones gravísimas y generalizadas que entiendo se ignoran o ante las cuales
“esquivamos el bulto”; incluyendo la expansión del narcotráficoy otros tráficos igualmente lesivos o peores,
como el de humanos, la plastificación generalizada y lo que ello significa en
términos de salud, ambiental, animal y humana y también señalábamos la actual
existencia de un genocidio a cielo abierto y la no menos llamativa ausencia de
reacción del universo institucional.
Como esto último persiste, y aun tiene visos de
afianzarse, por normalización, por acostumbramiento, por miedo, no tenemos más
remedio que hincarle el diente otra vez al asesinato generalizado, de día o de
noche, de gente armada o desarmada, de niños de cualquier edad, y en muy
variadas formas, con muy peregrinas justificaciones.
Nos referimos a la política genocida abierta del
Estado de Israel sobre la población palestina cada vez más despojada de su
territorio en una lenta y progresiva política de pinzas del sionismo, que se
aceleró bruscamente el 7 de octubre de 2023.
“Que nuestros ángeles nos protejan”, por Mira Shihadeh, octubre de
2023
Hasta entonces, la táctica y la técnica del
sionismo para la apropiación del territorio palestino, se había caracterizado
por dos momentos: uno primero, muy pausado y fragmentario, adueñándose de
tierras de propietarios ausentistas mediante escrupulosas compras de esas
tierras a los propietarios rentistas que en general aceptaban la transacción,
incluso contentos porque los sionistas solían comprarles esas tierras a buen
precio.
Ese período, grosso modo, coincidió con la primera
mitad del Siglo XX. Con la instauración del Estado de Israel se produce un
cambio en el ritmo y el alcance de la apropiación. Hasta 1947/1948, se echaba
de tierras a campesinos inmemoriales que carecían de títulos de propiedad, y la
Agencia Judía encargada ahora de administrarlas, las asignaba a kibutzim o a
moshavim de judíos que habían hecho la aliah,
en castellano que habían ‘retornado a las fuentes’.
Este concepto de retorno tiene, como diría el
inolvidable Bartolomé Hidalgo, “su dificultad”: cuesta hablar de retorno,
mediando dos grandes obstáculosconceptuales para ello: los antepasados con que se ligaba ese retorno,
eran, si habían vivido allí, de dos mil años atrás. Ardua tarea reconocer esa
ligazón. Pero si los judíos que hacían la aliah
tenían sus ancestros provenientes de otras tierras, por ejemplo, jázaras, entonces se
perdía toda ligazón física, material. Podría argumentarse que se tratara de una
ligazón religiosa, pero ¿cómo validar con ello muy concretas y materiales
apropiaciones de tierras?
Lo cierto es que, “por la razón o la fuerza”, los
sionistas ampliaron enormemente la apropiación de tierras después de 1948. El
período 1948-2023 fue el de un cada vez más intenso despojo de lo que iba
quedando como “territorios palestinos”, usando la fraseología de la ONU. Esos
territorios formaban parte fundamental de un hipotético “estado palestino” que
figuró en las tratativas palestino-israelíes más de una vez.
Mohammed Sabaaneh
Pero permanentemente fue ensanchándose el poder
israelí y achicándose, licuándose la presencia palestina. Si lo graficáramos
con imágenes animales diría que Israel empleó la técnica de la boa constrictor,
sobre todo cuando tiene que enfrentar una víctima de porte mayor.
Una medida tomada en 2006 por Israel lo grafica
nítidamente: luego de varios años con colonias sionistas enclavadas en la
Franja de Gaza –un territorio altamente densificado sobre todo por el
expansionismo israelí (Guerra de los 6 días)–, “El Carnicero” Ariel Sharon
decide evacuar las escasas colonias instaladas en la Franja y anuncia hacerle
–a los palestinos– la vida imposible. Al retirarse, desmantelan y rompen todas
las instalaciones agrícolas y habitacionales, lasredes de riego, que habían erigido en Gaza,
en medio de las privaciones generalizadas de su población y dejantodo el estropicio sobre las maltratadas
tierras gazatíes. Y esa misma noche aviones israelíes sobrevuelan rasantes la Franja a la velocidad del sonido:
a la mañana, la Franja tendrá muchos niños con enuresis y con tímpanos rotos.
La técnica constrictor se profundiza: la Franja de
Gaza queda aislada por los cuatro costados: se bombardeay desmantela el aeropuerto y el puerto;
únicos de la Franja, se cortan todos los caminos salvo uno hacia Egipto
celosamente cuidado por israelíes y egipcios, y otro de acceso a Israel, que se
convierte en “el cordón umbilical” de ese territorio “embolsado”. E Israel dictamina acerca del ingreso de alimentos
instaurando dosis con un máximo de calorías per cápita. Con la pesca
fuertemente limitada, porque los gazatíes no pueden salir al mar–son baleados–, apenas pescar en la orilla,
con una agricultura –la Franja de Gaza fue uno de los primeros territorios
agrícolas de la humanidad– totalmente saboteada por la depredación israelí, la
alimentación de casi dos millones de seres humanos pasó a estar dosificada por
las hostiles autoridades israelíes.
Cuando decimos hostilidad, la idea es demasiado
débil: valga lo acontecido con un suceso infrecuente; en 2005 un soldado
israelí es tomado prisionero: cuando las fuerzas policiales y militares
israelíes procuran “liberar” a ese preso (único) que milicianos palestinos
habían secuestrado en una escaramuza (y que los palestinos liberarán mediante
canje, sano y salvo, años después; Gilad Shalit), en una serie de allanamientos
-donde jamás encontraron nada- terminan matandoentre un centenar y dos centenares de “allanados”. Le queda a uno la
interrogante: ¿estaban buscando a Shalit o usaban el pretexto de buscarlo para
poder ir matando a mansalva? Porque el descuido, el error, el simple exceso
están descartados (ya veremos un comportamiento similar ante el copamiento del
7 de octubre).
Observemos otro
ejemplo que refleja la creencia que los judíos sionistas, israelíestienen de su propia excelencia: la carta
abierta que los decanos de las universidades israelíes Ben Gurion del Negev,
lnstituto de Ciencia Weizman,Universidad Hebrea de Jerusalén, Universidad Ariel, Universidad Abierta
de Israel, Universidad de Haifa, y el Instituto Technion-Israel del Instituto
de Tecnología, todos ellos alarmados por los discursos académicos posteriores
al 7 de octubre de 2023, con lo que consideran “inadecuada respuesta”.
Los decanos
adoptan acríticamente la versión oficial israelí de “los más de 1400 víctimas
niños, jóvenes y adultos, judíos, musulmanes y cristianos por igual” [sic].En el momento de su carta abierta, ya
existían numerosas fuentes de información que discriminaban en el tendal de
muertos; que el principal caudal de víctimas había sobrevenido con la reacción
israelí, unas 6 horas después del copamiento de Hamás y otros agrupamientos
palestinos sobre el cuartel regional israelí y algunos kibutzim aledaños.
Pero el nudo
problemático radica no en repartir culpas y muertos entre milicianos
armadosatacantes y militares
contraatacando, sino en algo previo.
¿Por qué? ¿Por qué
la acción palestina del 7 de octubre?
Leamos a los
decanos, que con increíble tranquilidad de conciencia establecen el estado de situación: “Nos enfrentamos atendiendo dos frentes: uno contra las atrocidades de
Hamás, otro en la arena global de la opinión pública.
Lamentablemente, observamos una tendencia alarmante según la cual Israel, pese
a su derecho a la autodefensa, es caracterizado como un opresor. Esto establece una equivalencia falsa entre las
acciones de una organización asesina y terrorista y un estado soberano con su
derecho a defendera sus ciudadanos, lo
cual desafortunadamente tiene como
resultado la pérdida de vidas palestinas inocentes. Todo intento de justificar
o apelar equívocamente a las acciones brutales y grotescas de Hamás es intelectual
y moralmente indefendible. Es preocupante que muchos colegas universitarios se ha[ya]n convertido en campo propicio para
sentimientos antiisralíes y antisemitas, insufladospor una comprensión sesgada e ingenua del
conflicto.” [1]
Aquí, en la penúltima palabra, aparece la superioridad intelectual, y moral,
que presumen los decanos para sí. Con su planteo maniqueo de que Israel –un
estado colonialista– sea el bien. Claro que lo es, para los colonialistas.
En este último eslabón de decadencia con depredación,
moral y material, vértigo de hybris en
caída libre,[1]
como ingresando a los cada vez más atroces círculos del infierno de Dante,
tenemos que las fuerzas policiaciomilitares israelíes y la sociedad israelí en
general (con excepciones, de enorme valor ético y físico), van degradando su
comportamiento: no pudieron afrontar que los despreciados palestinos le
arrebataran la vida a centenares de miembros de sus fuerzas militares en un
copamiento, muy anunciado y a la vez desatendido por la seguridad israelí.
Como no pueden castigarse a sí mismos por semejante
divorcio con la realidad, las fuerzas israelíes empezaron ese mismo fatídico 7
de octubre a disparar mortífera artillería a todos los que se movían,
incluyendo así hasta israelíes cautivos a causa del copamiento. En ese primer
momento validaron esta matanza, Doctrina Aníbal mediante.
Pero la bajada a los abismos ha continuado. Como suele acontecer
cuando uno domina la bajada al abismo,se la concede al otro.
Con bombardeos a edificios de viviendas colectivas, a lo
largo de calles enteras, con preaviso (generalmente corto, escaso) o sin preaviso,
cumpliendo más descaradamente el fin perseguido; la destrucción y el borramiento
de ciudades palestinas y sus habitantes de la (codiciada) Franja de Gaza: con
el lenguaje que hemos establecido al fin de la IIGM, genocidio.
La destrucción de edificios mediante bombardeos implica
enterrar vivos a sus moradores si no tuvieron tiempo, no pudieron o no
quisieron salir (se estima que, a hoy, con 5 meses bajo artillería casi
continua, buena parte de los hasta ahora 7000 desaparecidos son palestinos
enterrados vivos. Que tienen que haber sufrido inenarrables agonías.
Acaban de ”desenterrar”, primero de marzo, un niño
palestino, ojos grandes, cero sonrisa, tras 9 días enterrado vivo bajo los
escombros de uno de los tantos bombardeos; sin comer ni beber durante esa atroz
espera, agónica. Quienes hacen esa extraordinaria tarea de rescatar –vivos o
muertos− de entre los escombros, se valieron de un carro tirado por un burro
para llevarlo a un hospital.
¿Se acuerdan de la profecía que con insolencia militares
israelíes proclamaban, de llevar a los palestinos a “la edad de piedra”? Ahmed es
uno de los que fue llevado a la edad de piedra. Y volvió de allí. Tan
inolvidable será con su voluntad de vida como Aaron Bushnell, el valiente y
solidario soldado estadounidense que con todo su cuerpo se negó a hacer este
genocidio.
Las cifras oficiales hablan de unos 30 mil muertos,
varones, mujeres, infantes, bebes,en 5
meses. Grosso modo, unos doscientos palestinos asesinados cada día. Pero si contamos
a los desaparecidos, la cuota del
genocidio se ubica alrededor de los 250 diarios. Como los señores aviadores y
otros artilleros descansan, no “trabajan” permanentemente, si estimamos que han
“hecho su tarea”, la mitad de estos días, tenemos entonces una cosecha roja de 500 seres humanos por
intervención: un genocidio in progress
de alto rendimiento, señores diseñadores del alto mando israelí.
Blas
Pascal, profundamente cristiano, nos enseñó hace ya siglos que el humano es
medio ángel y medio bestia, pero agregaba un corolario ético, psíquico: que
cada vez que el humano procura convertirse en ángel deviene bestia. Una
dialéctica que va mucho más allá de cierta linealidad del comportamiento: desde
la Grecia clásica nos ayudaron a ver aspectos de esta cuestión con la noción de
hybris.
El ejército más moral del mundo ha cumplido el apotegma
de Pascal: es el ejército más (cerebral e) inmoral de mundo.
“La insoportable levedad del ser” israelí queda a su vez
patentada con esa foto de las diez militares israelíes sacándose selfies, sonrientes, en medio de la
devastación que han producido en la Franja de Gaza.
No es nada nueva, empero. Ya la habíamos conocido cuando vecinos
israelíes de la FdG instalaban butacas cerca de la frontera, preferentemente en
algún promontorio, para presenciar –como mirando una película− los bombardeos
que con impunidad (y cobardía, porque las poblaciones palestinas no tienen
armamento antiaéreo)descargaba la
aviación y la artillería israelíes sobre ciudades palestinas, o cuando buscaban
“frenéticamente” a Gilad Shalit (todo un pretexto para seguir matando
palestinos), o cuando bautizaron macabramente una operación de devastación en
la FdG de “Plomo Fundido”, o cuando idearon balas de tungsteno generadoras de
miríadas de focos cancerígenos en el cuerpo en que se alojaban al penetrar la
carne, romper los huesos… y en tantas otras ocasiones.
Todo
parece concatenarse como en una auténtica tragedia griega de modo tal que nada
ni nadie decide por sí y ante sí sus próximos pasos y a la vez, quedan marcadas
las responsabilidades, los prejuicios, los intereses, de cada “actor”.
Pero
lo que tenemos por delante no es griego sino hebreo. El acto político de
enterrar vivos a decenas, centenares, tal vez miles de palestinos explica los
violentos actos desencadenados por milicianos palestinos el 7 de octubre de
2023. Porque la historia no comenzó en la madrugada de ese día.
Emad Hajjaj
El 7
de octubre fue el detonante. Un operativo de resistencia armada pero de amplio
espectro. Que proviene de más de un siglo de resistencia a la penetración
sionista. Pero que, además, tiene un antecedente directo. Un operativo de
resistencia no armada, palestino de 2018 –Marchas por el Retorno−, reclamando
angustiosamente tierra, que tuvo un desenlace desolador. Entonces, inicialmente
ni siquiera con piedras, manifestaciones palestinas absolutamente pacíficas fueron
“contestadas” de una manera tan cruel y
sanguinaria por Israel que las manifestaciones palestinas acabaron con cientos
de muertos, burlona, absolutamente matados, por francotiradores israelíes cómodamente
ubicados en taludes a la vera de los caminos de las manifestantes.
Gaza, 13 de abril de 2018. Photo Mohamed Salem/Reuters
Cuando
los mandos securitarios israelíes percibieron que el blanco de los ijares
humanos generaba “excesivos” muertos, desangrados (porque la asistencia no
llegaba a tiempo o porque tales disparos eran efectivamente mortales, cambiaron
el blanco; de las entrepiernas a los tobillos. Israel podía así generar entre
los despojados palestinos una buena “producción” de lisiados de por vida. Igual
que con su “competencia” futbolística, dedicada a quebrar con balazos las
piernas de futbolistas palestinos, arruinando las actuaciones del combinado de
fútbol palestino en las eliminatorias asiáticas.[1]
Tal
es el estilo del Estado de Israel para lidiar con lo palestino; inconmensurable
desprecio y un cierto regodeo ante el malvivir, mal morir, palestino; en Israel
se opta por matar a niños palestinos hasta por la espalda, con total amparo
legal, por ejemplo.[2]
El 7
de octubre la resistencia armada palestina hizo algo distinto: copó los
cuartelillos o establecimientos policiaco-militares de la Franja de Gaza (FdG),
y a la vez, “cosechó” rehenes, o intentó hacerlo, para posterior intercambio por
prisioneros políticos (o sociales) palestinos, muchos detenidos por años sin ni
siquiera abrirles causas, archivados vivos en depósitos.
No
hay antecedentes de tantos policías o soldados israelíes [3] matados
en enfrentamientos anteriores al de la madrugada del 7 de octubre de 2023: se
estima en centenares.