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23/10/2025

El gobierno de Israel se enorgullece del sadismo, el maltrato y la tortura

Gideon LevyHaaretz, 23-10-2025

Traducido por Tlaxcala

NdT: hartos del uso y abuso del término “rehenes” para referirse a los israelíes capturados el 7 de octubre, hemos optado por traducir el término como «cautivos».

El regreso de los cautivos israelíes  ha descubierto la verdad que todos conocían: el maltrato de Israel a los prisioneros palestinos empeoró las condiciones de los israelíes retenidos en Gaza. Ahora está claro que el mal tenía su precio.

Presos palestinos a la espera de su liberación en la prisión de Ofer. Foto  Tali Meir

Nadav Eyal informó el miércoles en Yediot Aharonot que el servicio de seguridad Shin Bet advirtió ya a finales de 2024 que las declaraciones del ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir estaban agravando las ya terribles condiciones que sufrían los cautivos , y nadie se preocupó.

Cada vez que Ben-Gvir se jactaba de los abusos que ordenaba, de lo que el periodista Yossi Eli se regodeaba en sus informes sádicos en Canal 13 sobre lo que ocurría en las cárceles israelíes, la venganza venía de los túneles.

Es desagradable admitir la maldad israelí. Pero ¿por qué tuvimos que enterarnos primero de la venganza de los secuestradores palestinos para conmovernos por la maldad de los secuestradores israelíes? Lo que ocurrió (y sigue ocurriendo) en la prisión de Sde Teiman fue una vergüenza, independientemente del terrible sufrimiento que causó a los cautivos .


La entrada a la base militar y centro de detención de Sde Teiman. Foto  Eliyahu Hershkovitz

Es una vergüenza que el abuso de los cautivos fuera lo necesario para provocar la indignación sobre el trato de Israel hacia sus prisioneros palestinos, incluido el titular del miércoles de Yediot Aharonot, que hasta ahora no había mostrado interés por lo que hace Israel.

El periódico británico The Guardian informó esta semana que al menos 135 cuerpos mutilados y desmembrados fueron devueltos a Gaza. Junto a cada uno de los cuerpos mutilados se encontraron notas que indicaban que habían estado detenidos en Sde Teiman. En muchas de las fotografías se podía ver que sus manos estaban atadas a la espalda.

No pocos mostraban señales de tortura, incluida la muerte por estrangulamiento, por ser atropellados por un tanque y por otros medios. No está claro cuántos fueron asesinados después de ser arrestados. Sde Teiman era un punto de concentración para palestinos asesinados en otros lugares.

El Club de Presos Palestinos informa que la cifra de aproximadamente 80 detenciones de palestinos muertas en prisión podría ser una subestimación de la realdad. The Guardian sólo vio algunos de los cuerpos y confirmó los signos de abuso, pero dijo que no podían publicarse debido a su estado. El cuerpo de Mahmud Shabat, de 34 años, mostraba signos de haber sido colgado. Sus piernas fueron aplastadas por un tanque y sus manos estaban atadas a la espalda. «¿Dónde está el mundo?» preguntó su madre.

La situación de los palestinos vivos que fueron liberados no es mucho mejor. Muchos incluso tenían dificultades para mantenerse en pie al ser liberados, un hecho que apenas cubrieron los medios israelíes.

El Dr. Ahmed Muhanna, director del hospital Al-Awda en Yabalia, que fue detenido en diciembre de 2023 y liberado durante la tregua, dijo esta semana que fue trasladado de un lugar a otro durante su encarcelamiento, incluido un lugar que describió como un perrera, donde los soldados lo maltrataron con perros aterradores.

La apariencia demacrada del médico no dejaba lugar a dudas sobre las condiciones de su detención. Israel mantiene a otros 19 médicos de Gaza en condiciones similares.

Debemos recordar las condiciones en las que Adolf Eichmann fue detenido. Nadie lo maltrató físicamente antes de que fuera ejecutado por orden judicial.



Prisioneros palestinos liberados portan fusiles al llegar a la Franja de Gaza tras su liberación de cárceles israelíes, tras un acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel, fuera del Hospital Nasser en Jan Yunis, sur de la Franja de Gaza, en octubre. Foto  Abdel Kareem Hana, AP

En aquel entonces, Israel se jactaba de sus condiciones de su detención. Hoy, el gobierno se enorgullece del sadismo, el abuso y la tortura. Lo hace porque conoce las almas de sus ciudadanos. La mayoría de los israelíes son vengativos y aprueban el abuso.

Excepto organizaciones como Médicos Sin Fronteras, B’Tselem y el Comité Contra la Tortura, casi nadie se pronunció contra lo que estaba ocurriendo. Para los terroristas de la Nukhba [comandos navales de las fuerzas especiales de las Brigadas Al Qassam de Hamas, NdT], todo está permitido.

La definición de quién cuenta como tal incluye a cualquiera que se atreviera a entrar en Israel el 7 de octubre. El periodista Ben Caspit dijo esta semana que todos los combatientes de la Nukhba deberían ser ejecutados. Parece que el Shin Bet, el Servicio Penitenciario Israelí y las Fuerzas de Defensa de Israel ya han comenzado el trabajo en serio.

La única preocupación de Israel es el daño que se hizo a sus cautivos. Todo lo demás se perdona. En muchos casos, incluso nos excitamos, atesoramos y apreciamos el abuso. Queríamos sadismo; obtuvimos sadismo.

20/10/2025

Israel entre una guerra de exterminio y una guerra electoral

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18.10.2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Traducido por Tlaxcala

Guerra en todos los frentes, por Patrick Chappatte

Introducción

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz han vuelto a amenazar con reanudar la guerra contra la Franja de Gaza, advirtiendo del uso de la fuerza si Hamás no entrega los cuerpos de los cautivos y detenidos israelíes.
Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, ha intensificado sus contactos con la administración Trump, presentando informes de inteligencia que afirman que Hamás posee la capacidad de devolver un gran número de cuerpos, un movimiento interpretado como una preparación para obtener luz verde usamericana a una nueva escalada militar.

Mientras tanto, el Foro de Familias de los Cautivos y Detenidos emitió un llamamiento público a Netanyahu exigiendo la reanudación de la guerra a menos que se devuelvan todos los cuerpos, transformando una demanda humanitaria en un instrumento político dentro de la lucha interna por el poder en Israel.

La guerra al servicio de la política interna
Las renovadas amenazas de guerra de Israel parecen estar impulsadas más por necesidades políticas y electorales que por objetivos militares inmediatos. Netanyahu y Katz incluso han rebautizado la guerra contra Gaza, pasando de “Espadas Doradas” a “Guerra de la Resurrección” o “Guerra del Renacimiento”, intentando reformular el relato israelí y presentarlo como parte de una “Guerra de los Siete Frentes”: Líbano, Siria, Yemen, Irak, Irán, Cisjordania y Gaza.

Con este cambio de imagen, Netanyahu busca desviar las exigencias de rendición de cuentas por los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, especialmente la creación de una comisión oficial de investigación, que sigue rechazando bajo el pretexto de que “no se puede investigar en tiempos de guerra”. Esta estrategia está estrechamente vinculada a las elecciones previstas para el verano de 2026.

Las lagunas del Plan Trump y sus repercusiones regionales
Las amenazas israelíes coinciden con el debate en curso sobre los detalles del “Plan Trump” para poner fin a la guerra, descrito por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto como “lleno de lagunas”. Entre los asuntos aún sin resolver se incluyen:

  • El intercambio de cuerpos y prisioneros.
  • El desarme de Gaza y de Hamás.
  • La retirada gradual de Israel.
  • La gobernanza y reconstrucción en la fase posguerra.

Las estimaciones palestinas sitúan el costo de la reconstrucción de Gaza entre 60 y 70 mil millones de dólares. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos habrían manifestado una disposición condicional a contribuir con unos 20 mil millones cada uno, siempre que haya estabilidad, desarme y retirada de Hamás del poder, lo que indica que la ayuda financiera está estrechamente vinculada al marco político y de seguridad emergente.


La regla de Netanyahu…
— En una lucha por la supervivencia, ¡las medidas extremas están justificadas!
— … ¡Especialmente si se trata de la supervivencia de mi carrera política!
David Horsey

La dimensión electoral interna
Una encuesta del diario Maariv mostró una mejora en la posición de la coalición gobernante tras la liberación del último grupo de cautivos vivos. El apoyo al partido Likud aumentó, mientras que el partido Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, superó el umbral parlamentario. Por el contrario, el partido de Benny Gantz cayó por debajo de dicho umbral.
La encuesta proyectó 58 escaños para la oposición, 52 para la coalición y 10 para los partidos árabes, que podrían aumentar en las próximas elecciones.

Para Netanyahu, esta configuración es ideal: le permite formar una minoría de bloqueo que impide a la oposición establecer un gobierno sin depender de un partido árabe, una situación inaceptable dentro del consenso sionista. Así, Netanyahu podría mantenerse como primer ministro interino a largo plazo, con una supervisión parlamentaria mínima, lo que explica su interés en elecciones anticipadas si las tendencias se mantienen.

Entre la opción de la guerra y la necesidad de estabilidad
Pese a la retórica belicista, las limitaciones internas e internacionales reducen la probabilidad de una reanudación de la guerra. El cansancio militar, moral y económico dentro de Israel, junto con la falta de luz verde usamericana, convierten una nueva ofensiva en un riesgo político más que en una oportunidad estratégica.

El Plan Trump —que cuenta con un amplio respaldo regional e internacional, constituye la piedra angular del enfoque de Washington para restaurar el equilibrio en Oriente Medio, especialmente mientras busca concluir acuerdos de normalización con Arabia Saudí e Indonesia. El fracaso en su aplicación socavaría la confianza en la capacidad usamericana para gestionar los arreglos regionales.

El dilema de los cuerpos y el papel de los actores regionales
El tema de los cuerpos de los cautivos es una prueba real de la durabilidad del acuerdo. Fuentes israelíes reconocen grandes obstáculos logísticos debido a la destrucción de la infraestructura y de los túneles de Gaza, donde se cree que permanecen enterrados muchos cuerpos.

El gobierno de Netanyahu ha rechazado categóricamente permitir el uso de equipos turcos para las labores de recuperación, una decisión política destinada a frenar la influencia de Ankara y a aprovechar su postura sobre Siria. No obstante, crece en Israel un sector que aboga por una administración de Gaza dirigida por la Autoridad Palestina, a fin de evitar un vacío administrativo que pueda beneficiar a Hamás u otros actores externos.

Conclusión
La amenaza de Israel de reanudar la guerra es, ante todo, una maniobra electoral y mediática destinada a movilizar el apoyo interno y explotar la cuestión de los cautivos con fines políticos.

No hay indicios concretos de una intención real de reiniciar la guerra, dadas la falta de apoyo usamericano, el agotamiento social y militar, y la fuerte oposición dentro del ejército.
El cambio de nombre de la guerra a “Guerra de la Resurrección” refleja un intento de eludir las investigaciones y la rendición de cuentas por los fracasos del 7 de octubre.
Las decisiones israelíes fundamentales —de guerra o de paz— siguen estrechamente ligadas al cálculo electoral de Netanyahu y a sus esfuerzos por preservar el poder.
El factor decisivo en la próxima etapa será el compromiso de Washington con el Plan Trump, que por ahora sigue siendo el único marco viable para el escenario israelí-palestino.

06/10/2025

TIGRILLO L. ANUDO
Las flotillas que secuestran todos los días

 

Tigrillo L. Anudo, 6-10-2025

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El mundo cambia poco. Se repiten patrones históricos. El pasado nunca se fue. La cosificación de los seres humanos continúa. La colonización está a la orden del día. La piratería en aguas internacionales revive con otros actores (¿quién se quedó finalmente con las ayudas y las pertenencias de los ocupantes de la flotilla humanitaria rumbo a Gaza?). Tildan de “Terroristas” a quienes emprenden acciones en pro de la justicia.

El secuestro de la Flotilla Global Sumud que llevaba ayuda humanitaria al pueblo atormentado de Gaza es lo que ocurre diariamente en muchos países. Está ocurriendo ahora mismo en Ecuador, Perú, Argentina, donde las políticas neoliberales someten a la población al hambre, la falta de atención en salud, educación, vivienda, empleos, muerte lenta.

La diferencia es que no son flotillas que van por el mar. Son flotillas de la inversión social que quedan secuestradas en los Congresos y Asambleas plutocráticas corruptas. La diferencia está en que esa práctica del capitalismo global se hace más visible en una nación invadida, masacrada y humillada por la ideología sionista, concepción de un Estado supremacista que hace una limpieza étnica con quienes considera “inferiores y terroristas”.

En los países mencionados están secuestrados los derechos humanos de otras etnias (indígenas, afrodescendientes, campesinos, obreros mestizos), operan regímenes dictatoriales represivos y antidemocráticos. No asesinan con aviones bombarderos e inteligencia artificial, sino con la negación de la dignidad humana, ignominia invisibilizada por los medios de comunicación empresariales y los aparatos de educación programadores de analfabetas políticos.

Todo está articulado. Daniel Noboa -presidente del Ecuador-, Dina Boluarte -presidenta del Perú-, y Javier Milei -presidente de Argentina-, son aliados del gobierno sionista de Netanyahu. Igual que éstos, Donald Trump -presidente de Estados Unidos- y otros presidentes de naciones europeas, tienen negocios y defienden el régimen de Israel. Aunque gobiernos europeos rechazaron de palabra las acciones terroristas del Estado Israelí en Palestina (entre ellos Italia y España) terminaron agachando la cabeza ante el genocidio. No hay entereza en el rechazo. Les da miedo asumir posiciones enhiestas, no quieren salirse del Club de los poderosos cómplices del mundo.

El gobierno de Estados Unidos sigue la ideología sionista, es su referente. Es el aliado natural de quienes encarnan lo más característico del capitalismo 2.0: la usura, el control de la banca y sistema financiero, el manejo de las industrias más lucrativas, la producción de armas y tecnología de vigilancia, servicios de espionaje y técnicas de combate a “enemigos internos”, desarrollos de Inteligencia Artificial que aumenta la explotación del trabajo y el desempleo. El capitalismo 2.0 avanza la tecnología y decrece la humanidad.

Israel le enseña a Estados Unidos cómo hacer negocios, lo involucra como socio en un ambicioso proyecto hotelero en territorio palestino. A la tasa de ganancia no la detiene ni el Derecho Internacional ni los Derechos Humanos. El mundo político elitista sigue, en gran parte, muy permisivo con el genocidio en Gaza. Les conviene. Son los hilos invisibles de intereses comerciales, diplomáticos, los que predominan en la agenda de las políticas para las relaciones exteriores. Prima la economía política, no la ética ni la solidaridad internacional.

Ni siquiera las novelas distópicas del siglo XX previeron la utopía negativa que vive el mundo hoy. Un pequeño país con un ejército poderoso, respaldado por el imperio estadounidense, “defiende” su derecho a cometer un genocidio. Además, considera la acción de llevar alimentos, agua, medicina y otras ayudas humanitarias, a un pueblo bloqueado, como actos terroristas financiados por Hamas. Se da el permiso para hacer bloqueo marítimo a La Franja de Gaza (desde hace 17 años), sometiéndolo a la sed, el hambre y la ausencia de medicamentos. También se permite violar el derecho al mar al abordar embarcaciones que están en aguas internacionales. ¿A quién le importa Palestina?

¿Cómo enfrentar el peligro que significa el terrorismo de Estado de Israel? Las marchas y las flotillas humanitarias son más simbólicas que efectivas. Sin embargo, son valiosas y deben continuar porque visibilizan la infame ofensiva de una máquina que mata niños y mujeres. También hay campañas de boicot a empresas que financian el terrorismo del ejército sionista. Su alcance también es limitado pero van sumando al clamor por la paz. El presidente Petro propuso un Ejército de Salvación de la Humanidad, pero no hubo respuesta oportuna para cristalizarlo. El presidente Trump anunció un “Plan de Paz” recolonizador para frenar la “guerra” (no dice genocidio) y administrar con Tony Blair (asesino de asiáticos) La Franja de Gaza. Un engaño y burla al mundo. Anulan la autodeterminación de los pueblos de un plumazo, deciden por Palestina.

Todo indica que el desorden que destroza el Derecho Internacional sólo podrá ser compensado con el uso de la fuerza por nuevos y audaces actores. Los hutíes de Yemen, un país pobre asolado por la guerra, se han atrevido a lanzar drones y misiles a Israel; lo hacen por solidaridad con Palestina, lo hacen para hacerse sentir como nación ignorada y golpeada, lo hacen por motivos histórico religiosos, lo hacen por estrategia, lo hacen por cálculo político, lo hacen porque tienen la dignidad y la valentía de la que carecen las naciones ricas. Estas acciones, más las respuestas con misiles supersónicos de Irán que volvieron trizas el domo de hierro de Israel, están alentando a otros países a intervenir para frenar las masacres que impunemente cometen a diario los enloquecidos milicos dirigidos por Netanyahu. Israel no es tan invulnerable, ya quedó demostrado. Y un país diminuto como Yemen entiende que puede jugar controlando el Mar Rojo por donde navega gran parte de los combustibles y mercancías del comercio internacional. En un mundo donde se violan las reglas de la convivencia y el respeto entre naciones, se autoriza la continuidad de la violación de dichas reglas por parte de otros interesados. Israel está arriesgando a ser borrado del mapa por su persistente desafío a la paz y moralidad internacional.

Ahmed Rahma, Türkiye

Si el ejército israelí se abroga el derecho a secuestrar barcos en aguas internacionales está validando que los hutíes ataquen barcos que les lleven armas o mercancías o combustibles por el Estrecho de Bad el-Mandeb, la entrada sur del Mar Rojo, por donde transitan buques cargados de petróleo que abastecen no sólo a Israel, sino a Europa y Estados Unidos. Los barcos de este último país también sufrirán. Los precios del petróleo pueden subir. La economía mundial se podría afectar. La ley de la selva se expande en el planeta, un futuro incierto podría marcar las relaciones internacionales.

La disputa de los mercados y las rutas comerciales mundiales tiene en un ajedrez a Rusia, China, Europa y Estados Unidos. A ninguno de ellos le importa la suerte de Palestina. Están preocupados de cómo se posicionan frente a sus contrincantes. Cada que se abre un nuevo frente de guerra para Estados Unidos, se aprovecha por parte de rusos y chinos, sacan partido de ello. Les interesa que Estados Unidos se desgaste ayudando a sus socios israelíes. De ahí que los osos y dragones no entren con energía a defender a Palestina. Así funciona la economía política. Hacen más por los gazatíes países pequeños como Yemen y Líbano (Hezbolá) que las grandes potencias. Los gobiernos árabes tampoco se ponen de acuerdo en cómo apoyar a sus hermanos palestinos, ni en cómo hacer frente al desafío sionista.

Sólo los pueblos salvan a los pueblos. Otras iniciativas serán indispensables para atajar el genocidio. No hay poder militar que salve vidas en Gaza. Ningún gobierno se atreve a interceder por los palestinos masacrados. Ninguno se quiere “meter en problemas”, cada uno mira su interés propio. Hasta ahora, sólo Indonesia ofreció 20.000 soldados para un ejército de salvación improbable. Nadie cree en ejércitos de salvación.

Gaza está sola. Siguen cayendo sus habitantes bajo las balas asesinas de Netanyahu. Después de Hiroshima y Nagasaki, el genocidio palestino es el mayor fracaso de la humanidad. La cúpula sionista está empeñada en exterminar a los gazatíes. Lo viene haciendo desde 1947 cuando sus socios británicos los ubicaron calculadamente en territorio palestino. Su odio y miedo (falta de amor) los ha llevado a considerar a todos los palestinos como terroristas. Lo mismo dicen de quienes tratan de llevarles ayuda. El fascismo está reinando y no nos hemos dado cuenta. 

22/09/2025

AMEER MAKHOUL
Reconocimientos internacionales del Estado de Palestina sacuden la política israelí

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 22-9-2025

الاعترافات الدولية بدولة فلسطين تهز السياسة الاسرائيلية

 Traducido por Tlaxcala

Un estado de ansiedad y conmoción se apodera tanto de los sectores políticos gobernantes como de la oposición en Israel, tras los reconocimientos simultáneos del Estado de Palestina por parte de los aliados más cercanos de Israel —el Reino Unido, Canadá y Australia— seguidos por Portugal. Otros Estados se preparan para reconocer a Palestina y para impulsar la preservación de la solución de dos Estados.

Ahmad Rahma, Turquía

Contrario a las expectativas de una reacción inmediata y previamente preparada, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que discutiría la respuesta de Israel con Donald Trump durante su reunión del 29 de este mes, en el marco de la Asamblea General de la ONU.

Detalles:
Las posibles respuestas israelíes oscilan entre la opción extrema de declarar la anexión de Cisjordania (poco probable), y la imposición de soberanía sobre el valle del Jordán —ya bajo ocupación militar israelí— lo que haría de dicha declaración un gesto mayormente simbólico y político. Otra opción sería extender la soberanía sobre más zonas de Cisjordania, incluidas el norte y el área de Jan al-Ahmar, fragmentando así el territorio palestino e impidiendo su continuidad geográfica. Una opción más extrema (pero improbable) sería disolver o desmantelar la Autoridad Palestina, lo que sigue siendo poco verosímil debido a las posturas árabes, internacionales y, sobre todo, europeas.

Netanyahu declaró que «duplicaría la actividad de colonización, como ya ocurre sobre el terreno», mientras que altos dirigentes del Likud, ideológicamente cercanos al sionismo religioso, pidieron intensificar la construcción de colonias y establecer mil nuevas «granjas-colonias». Estas consisten en adjudicar miles de dunams de tierras palestinas a una sola familia o a un pequeño grupo, protegidos por el ejército israelí y por milicias de colonos. Esto ocurre en un contexto de crisis del proyecto de colonización, que —salvo en la zona de Jerusalén— sufre de estancamiento en el número de colonos y en las transferencias de población desde dentro de la Línea Verde hacia Cisjordania, además de una emigración acelerada de israelíes al extranjero.

Los reconocimientos simultáneos de Palestina —y los profundos cambios que representan en el comportamiento internacional respecto a la cuestión palestina— marcan un momento de verdad para todos los actores palestinos, árabes, israelíes e internacionales. Un punto de inflexión que parece irreversible.

La decisión de Netanyahu de aplazar su respuesta hasta su encuentro con Trump reconoce implícitamente dos cosas: primero, que Israel, por sí solo, no puede detener la trayectoria de reconocimientos y cambios internacionales a favor de un Estado palestino; segundo, que los propios USA no pueden revertir estas transformaciones entre sus aliados occidentales más cercanos. Washington reconoce también que las políticas de Netanyahu divergen cada vez más de las prioridades de la administración Trump, pese a su compromiso absoluto con la seguridad y la superioridad de Israel. A nivel interno, la decisión de Netanyahu muestra que él solo concentra las llaves de la toma de decisiones, marginando a Smotrich y Ben Gvir.

A pesar de un amplio consenso sionista —que abarca tanto a la coalición como a la oposición— contra los reconocimientos (incluso el Partido Demócrata, fruto de la fusión de Meretz y el Laborismo, los calificó de destructivos para la seguridad de Israel), ese consenso es frágil. Las divisiones políticas y las acusaciones mutuas afloraron rápidamente, como en cada fracaso importante israelí. La mayoría de los partidos de oposición culparon a Netanyahu y a su gobierno por las políticas que llevaron a este enorme revés diplomático.

Los fracasos se han acumulado en un breve período. Tras el fracaso de la operación de Doha, que buscaba eliminar a la dirigencia de Hamás —y que le costó a Israel políticamente frente a Washington e indirectamente frente a Catar—, llegó este revés, quizá el mayor desde 1967. Por primera vez, un reconocimiento internacional masivo de Palestina desafió las amenazas israelíes y sus intentos de contención. Francia y el Reino Unido incluso advirtieron de medidas recíprocas o inesperadas contra Israel en caso de represalias, incluidas las relativas al traslado de consulados de Jerusalén a Ramala —un lenguaje sin precedentes en la diplomacia israelí o internacional.

La opinión pública israelí percibe estos cambios como una «revuelta» internacional contra Israel, prueba de que incluso una fuerza aplastante tiene límites y ya no produce réditos políticos —especialmente pocos días después del llamado «discurso de Esparta» de Netanyahu. Esto podría generar una toma de conciencia de que la fuerza militar no basta para alcanzar objetivos. Sin embargo, lo que retrasa tal comprensión es la falta de una alternativa política viable al gobierno de Netanyahu, dado que la oposición sigue fragmentada. El bloque de Gantz quiere unirse al gobierno de Netanyahu si Smotrich y Ben Gvir son excluidos, a cambio de fijar fechas electorales. Mientras tanto, Lapid y Lieberman llaman a derrocar a Netanyahu, pero carecen de la fuerza necesaria, especialmente por las tensiones con los ultraortodoxos (haredim), que apoyan a Netanyahu pese a la desconfianza, debido a acuerdos sobre el servicio militar y cuestiones de guerra.

Para los palestinos, la vitalidad de su causa se ve reforzada por sus dimensiones árabes, regionales e internacionales. La próxima Asamblea General de la ONU y sus reuniones paralelas podrían brindar un mayor respaldo a esta trayectoria. El Canal 12 israelí informó que Trump invitó a los líderes de Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Turquía a reunirse en Nueva York para discutir el fin de la guerra en Gaza. Un encuentro así preocuparía aún más al gobierno de Netanyahu, en particular a los partidos sionistas religiosos y a ciertas facciones del Likud, y podría reducir el apoyo incondicional de USA a medidas de anexión o de soberanía —sobre todo ante la prioridad inmediata de poner fin a la guerra en Gaza y avanzar hacia la reconstrucción.

En conclusión:
Estos cambios internacionales parecen firmes e irreversibles, creando una nueva realidad global fundamentalmente distinta de las décadas pasadas. Se basan en una solución integral, que incluye el establecimiento de un Estado palestino, y no en las estrategias israelíes de «gestión del conflicto» o «reducción del conflicto».

Los cambios actuales —y la incapacidad tanto de Israel como de la administración Trump para detenerlos— podrían ampliar los sectores en Israel que reconocen que una solución política con los palestinos es el único camino hacia la seguridad. Los fracasos repetidos de Israel también podrían empujar a más personas a comprender que su posición mundial, sin el auxilio de USA, demuestra los límites del poder militar en una región que atraviesa profundas transformaciones que restringen las políticas israelíes de desplazamiento y erradicación.

El reconocimiento de Palestina no crea de inmediato un Estado, pero puede abrir el camino hacia uno, al margen de la voluntad oficial de Israel. También reafirma —tanto ante la opinión pública israelí como internacional— que lo que antes parecía imposible, como el fin de la ocupación y el desmantelamiento de las colonias, puede efectivamente volverse posible en estas condiciones cambiantes.

Para los palestinos, este momento lleva consigo esperanza: que su destino no sea ni la exterminación ni el desplazamiento, sino el establecimiento de su Estado en su tierra natal.

09/08/2025

AMOS PRYWES
¿Cómo podemos seguir sabiendo que los habitantes de Gaza se mueren de hambre y l@s israelíes permanecemos en silencio?

La cuestión de la responsabilidad no se refiere a quiénes somos, sino a lo que hacemos y a nuestra capacidad para corregirlo. Los israelíes pueden inspirarse en el psicoanálisis e intentar dar el primer paso para cultivar la compasión.

Amos Prywes, Haaretz, 7/8/2025
Traducido por Tlaxcala

Amos Prywes es un psicólogo clínico israelí, autor de De Freud al porno (Pardes, 2025, en hebreo).

 


La pregunta anterior no me la enviaron, sino que la formularon en una reciente protesta en Israel contra la guerra en Gaza. He decidido abordarla aquí porque me pareció que se cernía sobre muchas de las preguntas que nos han enviado. Es difícil ignorar esta pregunta, aunque sea casi imposible responderla.

Tenemos que ser honestos y decir que la respuesta sencilla podría ser «porque sí». La realidad es que, junto a las noticias deprimentes y las imágenes impactantes, seguimos dedicándonos sin reservas al drama de nuestras vidas personales. Besamos a nuestros hijos, nos molesta el chovinismo de la versión israelí de «Gran Hermano» y discutimos por dinero. Así que, si dejamos de lado la santurronería, ¿quizá hayamos seguido como siempre?


Imágenes de Mohammed Y. M. Al-Yaqoubi/Anadolu/AFP photoshopeadas por Nadav Gazit

La verdad es que, incluso si pensamos que es así, la guerra moldea aspectos de nuestra autoimagen y nuestra percepción de la realidad de diversas maneras sutiles. Entonces, ¿qué significa vivir cuando nos enfrentamos a tales acusaciones?

Por supuesto, cada persona reacciona de manera diferente. Algunos niegan que haya nada de qué sentirse culpable, otros están de acuerdo con estas acusaciones y otros se sitúan en un término medio, como «Es terrible lo que el gobierno al que no voté está haciendo en Gaza».

Independientemente de cómo nos posicionemos con respecto al sentimiento de culpa, nuestra respuesta casi siempre se basa en un compromiso emocional circular que no cambia realmente. Por lo general, la culpa nos lleva a obsesionarnos con la pregunta narcisista «¿Soy malo?» y a entablar un diálogo con una figura paterna imaginaria que nos reprende.

En este sentido, existe una conexión fundamental entre la culpa y la autovictimización. Las personas culpables siempre se enfrentan a fuerzas superiores a ellas mismas y se menosprecian en su presencia.

En una de sus conferencias sobre psicoanálisis, Freud comparó la conciencia culpable con una persona que es reprendida por romper un caldero que le habían confiado para que lo guardara. La persona se defiende con una especie de bucle lógico destinado a confundir, del tipo: «Nunca tomé prestado un caldero, estaba roto cuando lo recibí y no tenía ningún daño cuando lo devolví». Esta falacia se conoce como «lógica del caldero».

La sociedad israelí también se enreda cuando dice que «no hay hambre en Gaza, Hamás es responsable del hambre, todos allí son terroristas y no tenemos más remedio que ser crueles».

Una mirada a la sociedad israelí actual revela que casi todos, a nuestra manera, nos atrincheramos en una mentalidad de víctima, ya sea que nos veamos a nosotros mismos como víctimas del gobierno, del poder judicial, del antisemitismo global o del fanatismo religioso. Es un bucle paralizante del que es muy difícil escapar. En este sentido, el silencio ante lo que está sucediendo en Gaza no es solo un fracaso moral, sino también un patrón mental, una forma de no sentir y de no saber.

Entonces, ¿qué hacer? Ante la culpa, el psicoanálisis propone la responsabilidad. Propone mirar a la persona que tenemos delante y reconocer el poder que tenemos para actuar hacia ella, aunque sea limitado.

Dado que la culpabilidad se ocupa de cuestiones de identidad («¿Soy bueno o malo?»), ofrece muy poco margen para la acción creativa. La culpa esboza un mundo de categorías rígidas, que divide a los seres humanos en villanos absolutos y víctimas eternas.

Al mismo tiempo, fomenta una obsesión por los detalles y las definiciones de los pecados: ¿Es hambre o hambruna? ¿Crisis humanitaria, desastre o genocidio? La persona culpable se sumerge en este debate pedante y la ira queda atrapada en él.

A diferencia de la culpabilidad, la cuestión de la responsabilidad no se refiere a quiénes somos, sino a lo que hacemos, a lo que tenemos delante y a nuestra capacidad para corregirlo. A partir de ahí, facilita acciones complejas como cultivar la compasión, reconocer y admitir los errores y recalcular la ruta. Es una pequeña diferencia, pero tal vez sea un punto de partida.

08/08/2025

HAARETZ
Callar es rendirse

Editorial de Haaretz, 8-8-2025
Traducido por Tlaxcala


El gabinete de seguridad se reunió el jueves por la noche para discutir otra expansión de la guerra en Gaza, otro eslabón en una larga cadena que seguramente tendrá su propio nombre. Los nombres cambian, pero la canción sigue siendo la misma: ocupación, destrucción y traslado forzoso de decenas de miles de palestinos. Más soldados serán sacrificados en este altar y los rehenes israelíes que quedan serán perdidos. El gobierno de Netanyahu ha convertido a ambos grupos en daños colaterales.

Ante esta visión de pesadilla, impulsada por consideraciones personales y mesiánicas judías, no podemos permanecer indiferentes. No debemos callar. Por eso, más de 2000 artistas y personalidades de la cultura firmaron una petición que pedía el fin de la guerra, titulada «Detengan el horror en Gaza». Esta petición supuso un importante espejo para la opinión pública, aunque muchos israelíes prefirieran romperlo o apartar la mirada.

La petición de los artistas reflejaba una verdad humana básica que el gobierno intenta silenciar: dañar a personas inocentes está mal. En consecuencia, la petición afirmaba que es imposible aceptar «el asesinato de niños y civiles, las políticas de hambre, los desplazamientos masivos y la destrucción sin sentido de ciudades enteras». No se deben dar órdenes ilegales y, si se dan, no se deben obedecer, añadía la petición, reiterando lo que debería ser evidente. Pero no en el Israel del gobierno del primer ministro Benyamin Netanyahu.

Desde que se publicó la petición, se ha llevado a cabo una campaña sistemática para silenciar a los firmantes. Entre los participantes se encuentran ministros del gabinete y políticos ajenos al Gobierno, colaboradores de los medios de comunicación, activistas de extrema derecha y muchas otras figuras culturales.

Los alcaldes también han anunciado que no contratarán a los artistas que firmaron la petición, a quienes acusan de «incitar contra los soldados de las FDI». Una y otra vez, ha quedado claro que en el Israel actual solo se puede expresar una opinión en el espacio que separa al líder de la oposición, Yair Lapid, y al rapero de extrema derecha Yoav («la Sombra») Eliasi. El consenso fraudulento es un coro que canta al unísono.


Alon Oleartchik y Assaf Amdursky

La presión sobre los firmantes de la petición solo ha tenido un éxito parcial. Algunos de ellos (Assaf Amdursky, Alon Oleartchik) no pudieron soportar la presión y las amenazas y retiraron sus firmas. En el caso de Oleartchik, su retractación pública dio sus frutos: se restableció una actuación suya que había sido cancelada. Esto demuestra no solo el poder de la censura, tanto oficial como extraoficial, sino también el hecho de que algunas personas optan por colaborar con ella.

Ante esta campaña de silenciamiento, no debemos pestañear. El plan que impulsa Netanyahu conducirá a la destrucción total de Gaza, y también de los fundamentos morales de Israel. Al oponerse a la guerra y a sus crímenes, las figuras culturales se unieron a personas con opiniones similares en el mundo académico, en organizaciones no gubernamentales e incluso dentro del propio ejército. Todas ellas son esenciales para forjar una alternativa al culto a la muerte del Gobierno.

Ahora más que nunca, tras tantos días de matanzas sin precedentes y cuando Israel está a un paso de caer en una guerra perpetua, todos los israelíes deben alzar la voz en contra. Callar es rendirse.

18/07/2025

LUIS E. SABINI FERNÀNDEZ
La decisión judeosionista de exterminio de la sociedad palestina

Luis E. Sabini Fernández, 18-7-2025

La decisión judeosionista de exterminar a toda una población es el verdadero escándalo moral de nuestro tiempo.

Pero, ¿para qué y para quién es un escándalo?

No lo es, en primer término, para Israel, donde la política de exterminio de los palestinos goza de amplio apoyo.[1]


El niño caído, mural de Alan Zárate, estación de metro Cerro Blanco, Santiago de Chile

La política genocida es la máxima negación de valores universales que en tiempos bíblicos caracterizó al cristianismo.

El cristianismo forja un dios que, a diferencia del titular del Antiguo Testamento, reconoce rasgos y necesidades universales.

El choque entre éticas tribales y universales es muy fuerte, decisivo en nuestra condición humana. Somos distintos, nos comportamos de modo distinto, ya sea nuestra ética, nuestros impulsos morales, tribales o universales.

Tal vez el choque más relevante, en términos racionales, de discurso y de comportamientos, se expresa en la polémica –hace casi cinco siglos– en 1550 entre Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, dos sacerdotes cristianos que convivieron con la expansión colonial e imperial de España tras el llamado Descubrimiento de América con el cual España incorpora poder, riqueza, población a sus dominios, como nunca antes.

Nuestro curso histórico, el de la modernidad, reconoce ambos cauces –tribal y universal–, en inevitable conflicto.

Y el divorcio entre ambas posturas, impregna nuestra modernidad, sobre todo con la expansión que denominamos capitalista.

El poder de algunos humanos negará y desechará a otros humanos despojados de esos atributos. A veces bastará considerarlos “otros” y ya no tendrán la plenitud de derechos que el universalismo procura atribuir a cada quien.

Nuestra modernidad navegará siempre, agónicamente, entre el universalismo declarado a toda hora y la negación, práctica, concreta de toda igualdad.

Pero no lo reconocerá. Declarativamente, la modernidad tardía, el mundo ‘siguiendo reglas’, el orden jurídico internacional asentado con la ONU, desde mediados de la década de los ‘40 proclamará “la igualdad entre los hombres”. En todo caso, omitirá delicadamente que se trata de “nuestros hombres”, europeos, blancos (que se extiende claro, a las mujeres… nuestras).

Hemos examinado en notas anteriores el sincericidio de Lindsey Graham, un rentado de la AIPAC que tiene una banca en el Senado de EE. UU., que aplica ese doble estándar; la vieja máxima orwelliana: ‘todos somos iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros’. Viendo entonces su práctica, resulta muy poco igualitaria la democracia que se dice igualitaria.

El pensamiento doble se aplica a todo; en particular, en la reproducción de la información sobre la realidad.

–Israel genera un ataque sorpresa sobre Irán (no sabemos si coordinado con EE. UU. o no) y los medios de incomunicación de masas exclaman: Israel se defiende.

–Irán propone normas de control de la actividad militar nuclear en la región. Israel se niega, se ha negado siempre a aceptar forma alguna de control de su actividad nuclear con fines militares. Y OIEA se queja porque no tendría del todo allanado su control en Irán; nada dice porque Israel no le acepta ninguna inspección (sin ni siquiera entrar a considerar los métodos non sanctos de que se valió Israel para obtener su armamento nuclear).


Muestra de zapatos infantiles frente al Palacio de La Moneda, Santiago de Chile, en repudio a la matanza en Gaza

La ONU ha ido tejiendo redes asistenciales ante estados nacionales en crisis, que en general han fracasado; Srebrenica en Bosnia, en Haití, en Myanmar, en los Altos de Golán y en tantos otros sitios.

Evaluó Volker Türk, austríaco, Alto Comisionado para DD.HH. de la ONU (desde 2022): “También trabajé en esta organización durante los genocidios contra los tutsis, los musulmanes bosnios, los yazidíes y los rohinyás. En todos los casos, cuando el polvo se asentó sobre los horrores que se habían perpetrado contra poblaciones civiles indefensas, quedó dolorosamente claro que habíamos fracasado en nuestro deber de cumplir los imperativos de prevenir atrocidades masivas, de proteger a los vulnerables y de exigir a los responsables que rindieran cuentas. Y así ha sucedido con las sucesivas oleadas de asesinatos y persecuciones contra los palestinos a lo largo de toda la vida de la ONU”.

Pero la Gran Hada Madrina del cuento del Tío Sam trasciende los designios iniciales acumulando voluntad y sensibilidad que son propias de los seres humanos, sean cuales fueren las instituciones y aparatos en que se articulen.  Y así, ante el escándalo de la migración forzosa y el robo de tierras palestinas a manos de Israel, gente con corazón dentro de  la ONU ha creado una comisión que ha montado todo una red de servicios para hacer la vida cotidiana de los despojados algo menos invivible (no hay un reconocimiento cabal de los derechos palestinos, pero no se acepta llanamente la política racista de un poder ocupante, por más investido que esté de preceptos  milenarios y cuente con el aval de ”la primera potencia”).

UNRWA cuenta con decenas de miles de asistentes (pensemos que los palestinos, despojados, bloqueados, se estiman en casi 2 millones en la Franja de Gaza y otros más de dos millones en Cisjordania y Jerusalén Oriental).

En el nivel de hostigamiento progresivo que Israel ha desencadenado contra la Franja de Gaza desde 2006, pero particularmente tras el 7 oct. 2023, Israel ha dispuesto por sí y ante sí, la expulsión de UNRWA, acusándola de ser cómplice con Hamás, pese a que apenas se pudo sumariar tentativamente a no más de una decena de sus funcionarios, como los que podrían tener alguna relación o simpatía por Hamás en una plantilla de personal que se cuenta por decenas de miles (y reparemos que Israel inició un cerco de aniquilamiento sobre la Franja de Gaza en 2006, impidiendo progresivamente plantar, producir, disponer de agua potable y bloqueando toda contacto con el mundo exterior, salvo el decidido por el Estado de Israel que monopoliza la provisión de alimentos).

Un campo de concentración, aquel modelo de los ’40, tantas veces reiterado.

Beniamin Netanyahu, ha estimulado el acoso a los gazatíes reviviendo el exterminio de los amalecitas. Al respecto Gilad Atzmon, nacido judío pero que ha roto con esa identidad tribal que se le asignara con el nacimiento, sostiene que el genocidio en curso no es sino “el verdadero regreso a casa de los judíos”.[2]

Son palabras fuertes, pero resultan muy acordes con la mentalidad de la mayoría aplastante en Israel. Sin un fuerte apoyo popular, no podría haberse desplegado con tanta fuerza una política de desprecio, de acoso, de tanto hostigamiento, de muerte explícita.

Porque entiende de qué habla, Atzmon exhorta a los cristianos a darse cuenta del verdadero alcance y significado del Antiguo Testamento. Esta observación es clave, porque en sus primeros tiempos, los cristianos adoptaron el Nuevo Testamento cada vez con más fuerza, separando ese dios del de la Torá. Sin embargo, y en buena parte, por la corrupción de la Iglesia Católica, primero los valdenses en el siglo 14 [y antes de ellos, los cátaros en el siglo 12, NdE] y luego Lutero y otros en el siglo 16, rompieron con la Iglesia Católica. Pero cometieron el error habitual: tiraron el bebito con el agua sucia.

Ante el lujo y la disolución vaticana, dejaron de tener como referencia básica al Nuevo Testamento y retornaron al Viejo: la Biblia judía. La del dios despótico. Y con ese movimiento, de reencuentro cristiano con el Viejo Testamento, tenemos hoy en día, sobre todo en EE. UU., pero expandiéndose por todo el mundo, sectas protestantes, que nutren la corriente de los cristianos sionistas de EE. UU., con su poder económico, su fanatismo religioso y su defensa acérrima del genocidio emprendido contra los palestinos.

Esta coexistencia tácita, pero agónica entre supremacismo e igualitarismo dentro de la Iglesia Católica es desgarradoramente conflictiva.

En la situación actual, un factor muy vinculado al desarrollo tecnológico, se presenta como decisivo: lo mediático, la infoesfera, que nos permite acceder al conocimiento de manera mucho más integral e inmediata, al mismo tiempo permite el bloqueo de la realidad, como el genocidio actual, a través de un machaconeo mediático caudaloso, inagotable, sesgado y falaz dispuesto para preservar los privilegios de los privilegiados, que han programado un genocidio más para afianzar, precisamente, sus privilegios.

Este segundo momento de la infoesfera pone en cuestión el “efecto mariposa” que una monstruosidad como un genocidio en acto, debería generar. Porque lo pensable, apenas uno advierte un genocidio, es su rechazo más terminante. Y si los genocidas se burlan de las víctimas, como en Israel, peor aún. Y si los usufructuarios del genocidio y de la apropiación de los bienes de los despojados y asesinados, llegan incluso a organizar terrazas desde donde mejor visualizar, cómodamente sentados, cómo los soldados aniquilan palestinos desarmados;  ancianos y niños incluidos, la reacción de repudio y rechazo tendría que ser aún más intensa. El efecto mariposa tendría que estar adquiriendo la forma de un tsunami político. Pero el efecto mariposa va golpeándose contra diversas aristas, intereses, recursos, tanto desde la esfera judicial o desde la del entertainment, como con los ejércitos de escribas o “creativos” de la corriente mediática principal.

Una tarea se impone: desbrozar ese tejido que se nos quiere hacer pasar como de conocimiento y en rigor es de condicionamiento.

GHF: la Fundación Humanitaria de Gaza (Gaza Humanitarian Foundation) es un buen ejemplo de la neolengua orwelliana programada por la intelectualidad israelí.[3]

Bueno es advertir que para adueñarse del destino de la Franja de Gaza (“depurada” de sus habitantes ancestrales) se han aliado en su desguace no solo la dirección sionista israelí sino también el Instituto británico Tony Blair y el Boston Consulting Group; también figura el proyecto de una ribera turística “a todo lujo” para milmillonarios, bajo auspicios de Donald Trump. [leer aquí]

GHF desplazó, incluso con violencia, los 400 puestos de asistencia de UNRWA y los sustituyó por una red de 4 puestos de asistencia, y al personal de la ONU civil por militares israelíes.

Teóricamente, cada uno de estos solo 4 puestos de suministro de alimentos tendría que “atender” a una población deliberadamente hambreada (y desde hace años con fortísimas privaciones) de alrededor de medio millón de habitantes. La sola mención del número señala el desprecio, el destrato absoluto por la población que quieren exterminar y no pueden hacerlo abiertamente. Desprovistos de abrigos y protección, a menudo sin techo o con precarias, vulnerables carpas. No conocemos la regularidad de la entrega de alimentos, pero sí nos enteramos de las balaceras con que frecuentemente los soldados combinan la entrega de alimentos, que dejan el tendal de palestinos no solo hambreados sino así asesinados.

La entrega de alimentos en sí es un ejercicio de abyección: para recibir un alimento deben avanzar por estrechos corredores de alambrados apeñuscados y a merced de los militares.

A tener en cuenta:

–Distinguir lo real y lo fingido (la maraña aluvional de las fake news)

–No llamar guerra a lo que no es una guerra.

–La mirada racista es necesariamente sesgada.

–Y la mirada supremacista no podrá ver otra realidad que la propia. Como les pasa a los israelíes que lloran tanto a sus muertos sin advertir que, por ejemplo, los palestinos tienen probablemente cien veces más hijos, madres, hermanos, esposos, abuelas, amigos, que llorar, también matados (muy a menudo por los que tantos israelíes lloran).

–Si existe un fundamento teórico en el sionismo, doctrinario para la visión supremacista, como se desprende de ciertos pasajes del Talmud, tenemos que saber que ese discurso teórico afectará inevitablemente la práctica política.

–Un rasgo que vemos sistemáticamente organizado desde la perspectiva de dominio (¿local, regional, universal?) es la más que problemática relación con la verdad: Israel miente. Mienten en todo. Mienten siempre. Tal vez sea el mayor reconocimiento que hacen a la verdad.

–Corolario inevitable: una política que niega la igualdad de los seres humanos no tiene más remedio que mentir.

 –Saber que los que defienden los privilegios que gozan mienten siempre, los que fabricaron esta pesadilla necesariamente mienten, para preservarlas.

–La práctica política de Israel y su desapego radical a todo el ordenamiento político internacional es tolerado y a menudo asistido por los estados nacionales del “Primer Mundo”. Y la pasividad a menudo impotente de estados africanos, asiáticos o sudacas, que cumplen “el orden basado en reglas”. O “se la creen”.

–Paradoja inevitablemente llamativa: que Israel, con su peculiar origen administrativo (primer fruto “cosechado” por ONU), se burle de todas las reglamentaciones, acuerdos, principios, respetos del orden onusiano.


Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?”, célebre frase de Cicerón, que podríamos retomar: “Hasta cuándo Netanyahu abusarás de nuestra paciencia?”

 Judy Duarte, São Paulo, Brasil

 Notas

[1]  Véase, por ejemplo, Norman Finkelstein, “Netanyahu  es un espejo perfecto de la sociedad israelí.”, blogs.mediapart.fr, 14 jul. 2025.

[3]   The Israel Project’s 2009.  GLOBAL LANGUAGE DICTIONARY. Uno de sus recurrentes capítulos es “Words that work” (palabras que funcionan-trabajan-rinden).