Featured articles en vedette Artículos Artigos destacados Ausgewählte Artikel Articoli in evidenza

Affichage des articles dont le libellé est Rehenes palestinos. Afficher tous les articles
Affichage des articles dont le libellé est Rehenes palestinos. Afficher tous les articles

31/07/2024

ADDAMEER
Llamamiento internacional a la acción: Investiguen la redada de Sde Teiman y las violaciones de los derechos humanos de los detenidos gazatíes

 Addameer, 29/7/2024
Traducido por
Fausto Giudice, Tlaxcala

 

ADDAMEER (conciencia en árabe) Prisoner Support and Human Rights Association es una institución civil no gubernamental palestina que trabaja en apoyo de los presos políticos palestinos recluidos en cárceles israelíes y palestinas. Creada en 1991 por un grupo de activistas interesados en los derechos humanos, ofrece asistencia jurídica gratuita a los presos políticos, defiende sus derechos a escala nacional e internacional y trabaja para poner fin a la tortura y otras violaciones de los derechos de los presos mediante actividades de seguimiento, procedimientos legales y campañas de solidaridad.

El 29 de julio de 2024, la policía militar de la ocupación realizó una redada en el campo militar de Sde Teman y detuvo a soldados acusados de agredir sexualmente de forma brutal a un detenido varón de Gaza. Según los informes, el detenido presentaba graves signos de haber sido violado con instrumentos de tortura afilados. Los abogados han documentado numerosos casos de tortura y violencia sexual contra detenidos de Gaza, que revelan un sombrío patrón de abusos en el campo militar de Sde Teman. A pesar de estos casos bien documentados, el 99% de las investigaciones sobre torturas y abusos de las FOI (Fuerzas de ocupación israelíes) contra palestinos no avanzan, por lo que no hay rendición de cuentas ni repercusiones para los autores. Esta persistente falta de justicia pone de manifiesto la impunidad sistémica en el seno de las FOI, que permite que violaciones tan atroces continúen sin control. 

 


 

Los abogados han documentado numerosos casos en los que las FOI realizaron registros corporales excesivos a detenidos de Gaza. Durante estos registros, los detenidos fueron obligados a adoptar posturas humillantes y sometidos al uso de detectores de metales en el cuerpo, que se movían por sus zonas íntimas mientras los soldados se burlaban de ellos y los maltrataban verbalmente con constantes insultos y obligando a los detenidos a maldecirse a sí mismos.

 

Numerosas organizaciones de derechos humanos, entre ellas Addameer, llevan documentando las torturas, los malos tratos y las violaciones de derechos humanos contra detenidos gazatíes desde el comienzo del genocidio en Gaza. Las organizaciones han registrado meticulosamente casos de abusos físicos y psicológicos, aportando pruebas decisivas de los malos tratos y la tortura sistemáticos que se producen en centros como Sde Teman. Los informes ponen de relieve la gravedad y la magnitud de las violaciones, y subrayan la urgente necesidad de que la comunidad internacional intervenga y rinda cuentas para hacer frente a estos continuos abusos contra los derechos humanos. 

 

ALLISON KAPLAN SOMMER
Para ser una nación civilizada, Israel debe reconocer su propia barbarie


Allison Kaplan Sommer, Haaretz, 30/7/2024

Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

 

La semana pasada, Benjamín Netanyahu se mostró confiado ante una sesión conjunta del Congreso de USA y declaró que la guerra de Israel contra Hamás en Gaza, y contra otros proxies iraníes en otros frentes, “no es un choque de civilizaciones. Es un choque entre barbarie y civilización”.

 

“Para que triunfen las fuerzas de la civilización”, entonó enfáticamente el primer ministro, “Estados Unidos e Israel deben permanecer unidos”, provocando que su público saltara de sus asientos extasiado.

 

Pero cualquiera que observara las acciones de la turba israelí que el lunes invadió violentamente la base militar de Beit Lid y el centro de detención de Sde Teiman vio un comportamiento mucho más cercano a la barbarie que a la civilización.

 

El airado grupo de infiltrados que atravesó las puertas de lo que se supone que son instalaciones militares seguras incluía no sólo a legisladores, sino también a ministros del gobierno. Exigían la puesta en libertad de nueve reservistas que habían sido detenidos -no arrestados- en el marco de una investigación sobre presuntos malos tratos a un prisionero palestino.

 

“Los heroicos combatientes no deben ser tocados”, gritaban. Los reservistas que prestaban servicio en Sde Teiman habían sido detenidos para ser interrogados por la Policía Militar por orden de la máxima autoridad legal del ejército, el general de división Yifat Tomer-Yerushalmi.

 

Se sospecha que los soldados cometieron abusos con agravantes y sodomía forzada contra el detenido, después de que éste fuera hospitalizado con lo que al parecer son graves lesiones en una parte íntima del cuerpo, lo que indica una horrible violación. El presunto comportamiento abusivo de los soldados a los que los manifestantes exigían tan airadamente que “no se les tocara” fue, de hecho, una barbaridad. También está en consonancia con las denuncias de abusos en Sde Teiman de las que se viene informando en medios como Haaretz desde hace meses.

 

El trato horripilante al enemigo en tiempos de guerra, incluidos los abusos sexuales extremos, no es algo inaudito, ni siquiera en USA, el país que Netanyahu calificó de “gran ciudadela de la democracia”. Quienes vivieron el escándalo de Abu Ghraib en 2004, cuando se difundieron a los medios de comunicación fotografías de los terribles malos tratos infligidos a prisioneros iraquíes, nunca olvidarán las imágenes de violencia física y humillación (por las que finalmente fueron condenados 12 soldados).

 

En aquel momento, algunos destacados políticos usamericanos trataron de presentar a los infractores como matones. Pero nadie que ocupara un cargo de poder o responsabilidad sostuvo que los soldados no debían ser objeto de investigación -y luego de enjuiciamiento- por sus presuntos actos delictivos. Y, desde luego, ninguno encabezó un levantamiento popular contra los fiscales militares que se ocupaban de los casos.