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04/12/2025

Richard Moore, ex jefe del MI6 británico : el espionaje es una “guerra armamentista”

Mishal Husain, Bloomberg Weekend, 14/11/2025

Traducido por Tlaxcala

Mishal Husain (Northampton, 1973) es una periodista, presentadora y autora británica, editora general de Bloomberg Weekend.


 

El veterano oficial de inteligencia habla sobre cómo gestionar a China, la psicología de Putin y por qué los espías no deberían esperar reconocimiento.



Imagen Uli Knorzer para Bloomberg; Foto fuente: Jason Alden/Bloomberg

Durante casi 40 años, Richard Moore fue espía de carrera en el Secret Intelligence Service británico —más conocido como MI6— sin poder decir a nadie salvo a sus amigos íntimos y familiares a qué se dedicaba. Cuando fue nombrado jefe de la agencia en 2020, eso cambió: el nombre de la persona que ocupa el cargo más alto es el único que se hace público.

Moore dejó el puesto a finales de septiembre, y esta conversación es una de sus primeras entrevistas desde entonces: una mirada retrospectiva al mundo en el que comenzó su carrera en inteligencia y al mundo en el que vivimos hoy.

En el cargo, Moore era conocido —como todos los jefes del MI6— como “C”, el rol que Ian Fleming convirtió en “M”, el jefe de James Bond. Y tal vez esas habilidades adquiridas durante décadas para pasar desapercibido siguen intactas: cuando llegó a la oficina de Bloomberg en Londres para nuestra entrevista, pasó junto al pequeño equipo de bienvenida y recogió su tarjeta sin que nadie lo detectara. Tal vez fue la gorra plana y el abrigo —o quizá simplemente es la forma en que ha operado durante décadas: discreto, modesto, en las sombras.

Hasta hace seis semanas, su trabajo diario consistía en leer inteligencia altamente clasificada. ¿Puedo empezar por el presente? ¿Qué ve usted cuando observa el mundo, que la mayoría de nosotros no alcanza a ver?

Creo que estamos en un entorno internacional extraordinariamente disputado. No creo que en mis 38 años como oficial de inteligencia y diplomático haya visto un orden global tan frágil.

Hay una cantidad extraordinaria de cabos sueltos en la escena internacional y, lamentablemente, la manera en que las relaciones entre las grandes potencias se han deteriorado —particularmente tras el comportamiento de Rusia en Ucrania, pero también, sin duda, entre Washington y Pekín— significa que algunas de las líneas maestras a las que estábamos acostumbrados después de 1945 ya no existen realmente.

Ciertamente no he dejado el mundo en un estado mejor que en el que lo encontré, y tengo la suerte de que eso no figuraba en mi descripción de funciones.

¿Más disputado significa más peligroso?

Definitivamente hay peligros en el mundo, y pueden surgir de repente entre la niebla.

Ha mencionado el deterioro de la relación entre Washington y Pekín. ¿Cómo influye eso en la percepción del MI6 y la CIA de China como el principal desafío de inteligencia del siglo XXI?

Creo que ha habido problemas en esa relación desde hace tiempo. En particular, la ruptura del contacto diplomático normal durante la pandemia: durante varios años, altos cargos chinos y usamericanos simplemente no se reunieron. Y eso es preocupante. Como oficial de inteligencia, cuando ves los riesgos de un cálculo erróneo, quieres que diplomáticos y líderes hablen con más regularidad. El hecho de que el presidente Trump y el presidente Xi se hayan reunido recientemente —esto es útil. Los aranceles son el problema actual. Pero hay, claramente, múltiples puntos de fricción entre USA y China, y entre los aliados de USA y China.

Ayúdeme a entender cómo ve usted a China. Usted ha hablado de ella como una “oportunidad y una amenaza”, una combinación que no es fácil de asimilar. ¿Cómo se supone que un gobierno debe manejar un país que es a la vez oportunidad y amenaza?¹

¹ Estas palabras provienen del último discurso público de Moore como jefe, pronunciado en Estambul en septiembre. “En muchas áreas de los bienes comunes globales —cambio climático, IA segura y comercio mundial— China tiene un papel enorme y bienvenido que desempeñar”, dijo. “Nosotros, en el Reino Unido, queremos una relación respetuosa y constructiva con China. Pero China debe ceñirse a las reglas de compromiso y no injerencia que dice promover públicamente.”

La gente suele asumir, comprensiblemente, que nuestro trabajo consiste únicamente en amenazas. Pero un servicio de inteligencia exterior como el MI6 está ahí para recopilar información sobre diversos asuntos globales. También se recopila inteligencia para permitir a los líderes políticos aprovechar oportunidades. Con China: es un país enorme y poderoso, y sus valores e intereses no siempre coinciden con los nuestros.

Así que, si usted es el primer ministro del Reino Unido, ¿cómo gestiona esa relación de forma que garantice los intereses británicos? Para mí, eso significa ser bastante firme en casa —tratar de impedir y luego contrarrestar cualquier comportamiento dirigido contra su propio país, ya sea espionaje o ciberataques.

¿Y eso ocurre todo el tiempo?

Es bastante constante, sí.

Entonces, ¿qué opinó usted del colapso reciente del caso contra dos británicos acusados de espiar para China?²

² La actividad de espionaje chino en el Reino Unido ha llamado más la atención desde septiembre, cuando se abandonó un caso contra dos hombres acusados de intentar recopilar información sobre la política británica hacia Beijing. Los fiscales dijeron que China no había sido designada legalmente como amenaza para la seguridad nacional en el momento de los supuestos hechos. Los sospechosos negaron las acusaciones.

China tiene la intención de recopilar inteligencia sobre el Reino Unido, y debemos reconocerlo. Ken McCallum, el director general del MI5, ha hablado de ello.

Él dijo que estaba “frustrado”.

No creo que deba pronunciarme sobre un caso individual —eso corresponde a los abogados— pero ciertamente están activos en este ámbito.

Si no se puede responsabilizar a la gente por actuar así, ¿dónde deja eso al país? ¿Qué herramientas tiene?

Claramente, si usted espía para una potencia extranjera contra el Reino Unido, y es descubierto, debe esperar sufrir las consecuencias. También comprenderá por qué tiendo a desalentar a los políticos de mostrarse demasiado moralistas sobre el acto mismo del espionaje. El Reino Unido tiene organizaciones de inteligencia bastante eficaces y también recopilamos información sobre otros países.

Creo que donde hay que ser menos tolerante es con el tipo de actividades de guerra híbrida que estamos viendo por parte de Rusia: incendios provocados, intentos de asesinato. Eso cruza una línea completamente distinta.³
³
En 2018, los servicios de inteligencia británicos trabajaron con enorme rapidez y precisión para permitir que la entonces primera ministra Theresa May acusara a Rusia de ser responsable del envenenamiento del exagente del KGB Serguéi Skripal y su hija Yulia con el agente nervioso Novichok. Este año, seis hombres fueron condenados por un ataque incendiario apoyado por Rusia en un almacén de Londres que contenía ayuda para Ucrania. También se han producido ataques incendiarios en propiedades vinculadas al primer ministro Keir Starmer; Rusia ha negado toda implicación.

Entonces, en cuanto al lenguaje, ¿considera usted a China una “amenaza activa para la seguridad nacional”?

Creo que, claramente, China participa en actividades que amenazan nuestros intereses, y debemos ser muy firmes para contrarrestarlas. Ellos esperarían que lo hiciéramos, para ser sinceros. Beijing respeta la fuerza en este ámbito.

¿O sea, mantenerse fiel a sus valores?

Mantenerse firme.

¿Qué haría usted con el proyecto de una nueva megaembajada china en el límite de la City de Londres? Sería la mayor embajada de Europa.

Los países obviamente necesitan embajadas. Nosotros necesitamos una en Beijing —y es importante que la tengamos— así que es justo y apropiado que los chinos tengan la suya. Si es esta o no lo es, no me corresponde juzgarlo.

Es particularmente grande. Va a ser un lugar enorme.

No estoy aquí para justificar su tamaño ni lo que hace. Pero, ya sabe, estoy seguro de que debe haber una solución que les permita tener una embajada adecuada, y que nos permita a nosotros mantener y desarrollar nuestra excelente embajada en Beijing.⁴
El Reino Unido ha irritado a China al no aprobar aún la embajada propuesta en el antiguo emplazamiento de la Royal Mint, cerca de la Torre de Londres, un terreno que Beijing compró en 2018. Aunque el primer ministro Keir Starmer ha pedido un reinicio diplomático y económico con China, enfrenta presiones —incluso dentro de su propio gabinete— para adoptar una actitud más dura.


Los planes de China para construir una embajada nueva y ampliada en el emplazamiento del antiguo edificio de la Royal Mint, cerca de la Torre de Londres, han generado protestas y retrasos en la aprobación. Foto Martin Pope/SOPA Images/LightRocket/Getty Images

 

Quiero conocer el recorrido de su vida profesional durante casi 40 años. Su reclutamiento a principios de los años ochenta. ¿Cómo ocurrió?

Me temo que soy un ejemplo casi estereotípico de lo que a veces se denomina una palmada en el hombro —un tap on the shoulder— y, para colmo, en Oxford.⁵
Antes de que se instauraran procedimientos formales, los espías solían ser reclutados en las universidades de Oxford y Cambridge, no sólo para el Reino Unido sino también —especialmente en Cambridge— para la Unión Soviética. El “círculo de espías de Cambridge” incluía individuos que eran agentes dobles al servicio de la inteligencia británica y del KGB.

No diré quiénes eran, pero un académico se acercó a mí; sabía que me interesaba una carrera en el Foreign Office —así como su antiguo empleador, la BBC, que me rechazó sin siquiera una entrevista.

Bueno, cuando yo salí de la universidad no era elegible para entrar en el servicio que usted dirigió, porque mis padres no habían nacido en el Reino Unido.⁶

Hasta 2022, las agencias de inteligencia británicas exigían que los solicitantes tuvieran al menos un padre nacido en el Reino Unido. Bajo Moore, esa regla fue eliminada, y un portavoz dijo que “había impedido innecesariamente que personas brillantes se presentaran”. Ahora, el requisito principal es ser ciudadano británico.

Gracias a Dios hemos cambiado eso, igual que hemos cambiado la manera de acercarnos a la gente.

¿Entonces ya no ocurre, eso de la palmada en el hombro?

No, no de esa manera. Recuerdo que [el académico que me reclutó] dijo: “¿Le interesaría una carrera en un campo alternativo de los asuntos exteriores?” Yo no tenía ni idea de lo que quería decir, pero una cosa llevó a la otra.

¿Ese académico en Oxford trabajaba para el servicio? ¿Era una tapadera?

No, en aquella época existía un grupo muy informal de personas llamadas talent spotters -cazatalentos. Su trabajo era observar a jóvenes prometedores y decidir quién podría ser adecuado para nuestra peculiar línea de trabajo.

¿Dudó usted cuando se dio cuenta de lo que significaban esas “carreras alternativas”? Sé que su padre trabajaba en el Foreign Office.

Uno genuino.⁷

Moore nació en Libia, durante uno de los destinos de su padre en el extranjero. Cuando operan fuera del Reino Unido, los agentes del MI6 suelen tener un rol de cobertura en una embajada u otra misión diplomática, pero al decir “genuino”, Moore quiere decir que su padre era realmente miembro del Servicio Diplomático británico. Moore mismo salió temporalmente de MI6 para servir como embajador en Turquía entre 2014 y 2017.

Así que usted conocía ese mundo. Pero el espionaje…

Sí, lo pensé detenidamente. Me intrigaba, me parecía que sería emocionante, [pero] no sabía gran cosa —en aquella época apenas te contaban nada. Pensé en los dilemas que implica, que son bastante complejos, y en el grado de engaño que forman parte del oficio. Pero animado por personas —incluido mi maravilloso padre, un hombre de rectitud absoluta, de una integridad monumental, que tenía muchos amigos en el servicio, y mi madre, que me apoyaba— decidí intentarlo.

El engaño: ¿qué significaba eso?

Algunos amigos íntimos, miembros de la familia extensa, no saben a qué te dedicas, y debes sentirte cómodo con eso. Si buscas desesperadamente reconocimiento, esta no es la profesión adecuada. Debes sentirte satisfecho con la importancia intrínseca de la misión. Debes sentirte satisfecho con la camaradería que se crea entre quienes están al corriente. No puedes ir al pub al final de la semana y presumir frente a tus amigos.⁸
Ian Fleming dijo una vez al New Yorker que quería que su héroe James Bond fuera “un hombre extremadamente aburrido, poco interesante, a quien le ocurren cosas; quería que fuera un instrumento contundente”.

¿Cuándo y cómo se lo dijo a sus hijos?

Eso varía de familia en familia. Es una gran decisión, porque una vez que se lo cuentas, los introduces en ese círculo de conocimiento y les impones algo: se vuelven cómplices. En nuestro caso, cuando nuestros hijos estaban en la primera mitad de la adolescencia nos pareció el momento adecuado.

¿Y qué palabras utilizó?

A esas alturas, yo era un oficial de inteligencia con experiencia. Había aprendido a hablar con la gente, a plantear la pregunta: “¿Trabajará con nosotros?” Y, sin embargo, lo hice fatal con mi hijo. [Maggie] y yo cometimos el error de sentarnos con aspecto nervioso. Así que, claro, vi en los ojos de mi hijo que pensaba que íbamos a anunciar nuestro divorcio. Después empecé a tartamudear y al final todo salió atropelladamente. Me miró y dijo algo que no puedo repetir.

Pero Maggie lo sabía desde siempre, porque ustedes se conocen desde muy jóvenes.

Sí, eso es inusual. Cuando entré al servicio con 24 años, ya estábamos casados. Piense en los colegas que empiezan una relación sentimental. Como no pueden contarlo en la primera cita, en algún momento tienen que encontrar el momento adecuado para decir que quizá no fueron del todo honestos al principio.

Quiero preguntarle cómo es realmente el trabajo de espionaje. Cuando entró en el servicio, sin duda había leído a John le Carré y a Ian Fleming. ¿Se parecía en algo a eso?

Esto es una terrible confesión, pero cuando llegué al trabajo no había leído ni una sola novela de Ian Fleming. Sí había leído a Le Carré. Y ahora coloco a Mick Herron en lo más alto del panteón.

Las novelas de Slow Horses.⁹

Estas novelas, sobre marginados del MI5, inspiraron la exitosa serie de televisión protagonizada por Gary Oldman. En un artículo reciente de Bloomberg Opinion tras la caída del caso de espionaje chino, Matthew Brooker escribió: “El escándalo de espionaje chino que actualmente sacude a la política y los medios británicos recuerda de nuevo a un mundo ficticio —pero esta vez la acción se asemeja más al caótico universo de Slow Horses, donde la dejadez, la confusión y las luchas internas son la norma.”

Sí. Mucha gente estará más familiarizada quizá con la serie, pero los libros son fantásticos. Estas son obras de ficción, creaciones artísticas. Claramente, Le Carré pasó un corto período en el servicio, así que hay cierta verosimilitud, especialmente en los retratos del Berlín de la Guerra Fría. A veces se ven alusiones al tradecraft —el arte del espionaje— a veces correctas, a veces no.¹⁰
¹⁰
En la apertura de la icónica novela El espía que surgió del frío: “Al este y al oeste del Muro se extendía la parte no restaurada de Berlín, un semimundo en ruinas, dibujado en dos dimensiones, residuos de guerra.”

Por supuesto, la vida real es muy distinta, pero ocasionalmente hay un grado de intriga y emoción que roza ese mundo.

¿No existe también un grado de usar a las personas? Cuando identifica a alguien, intenta averiguar cómo puede servir a los intereses del Reino Unido y trata de reclutarlo.

Claramente intenta establecer una relación con otro ser humano, porque necesita los secretos que posee. Esto significa que debe crear una relación de verdadera intimidad y confianza, porque muchas veces les está pidiendo que asuman riesgos para obtener esa inteligencia.

¿Y a veces se ofrece dinero?

Lo que puedo decir es que, obviamente, cuando alguien decide hablar con usted y correr esos riesgos, lo hace movido por distintas motivaciones. Nuestro trabajo no consiste en juzgarlas, sinceramente, sino en encontrar un arreglo que funcione para ambas partes. Si eso implica una compensación económica, sí, por supuesto la ofrecemos.

¿Ha tenido alguna vez un agente reclutado y desarrollado por usted que luego haya sido arrestado, o algo peor, en otro país?

Voy a distanciarlo ligeramente de mí, porque soy muy reacio a dar cualquier pista sobre quién pudo haber trabajado conmigo. Pero, por supuesto, de vez en cuando ocurre. Nuestro compromiso es mantener a esas personas a salvo, y haremos todo lo posible para lograrlo. Pero en la historia, por razones a veces ajenas al MI6, las circunstancias pueden llevar a su arresto. Es un momento muy difícil, porque sentimos un enorme aprecio por esas personas; son la razón de ser de un servicio de inteligencia humana. Es muy doloroso cuando sucede, pero no es frecuente, porque somos extremadamente cuidadosos.

Si usted se gana reputación de usar y abandonar a la gente, no hablarán con usted. O cuando se acerque a ellos, le dirán que no sin rodeos. Pero saben que con el MI6 recibirán cuidado y atención, y que los protegeremos.

¿Puedo hablar de algo que casi con certeza puso a prueba exactamente lo que usted acaba de describir? Me refiero al periodo posterior al 11 de septiembre, cuando USA y el Reino Unido trabajaron muy estrechamente. USA llevó a cabo torturas contra detenidos —lo sabemos por el informe del Senado usamericano dirigido por Diane Feinstein en 2014. Más tarde, los diputados británicos concluyeron en su propio informe que el Reino Unido colaboró con ello.

No estoy seguro de reconocer la caracterización que acaba de hacer. Quiero decir, obviamente somos muy cercanos a USA. Yo trabajé durante ese período, incluso en tareas complejas de contraterrorismo en Islamabad. De hecho, mi hija estaba en un jardín de infancia cuyas ventanas saltaron por los aires debido a una bomba que explotó en la embajada egipcia [en 1995].

Es muy claro que la administración usamericana de la época hizo un montón de cosas totalmente inaceptables. Todos conocemos el waterboarding, que es claramente tortura.

Pero ¿lo sabía usted en ese momento?

No, porque ellos fueron muy cuidadosos en excluirnos. Absolutamente no informaron a sus homólogos británicos.

Eso no es exactamente lo que reveló el informe parlamentario británico. Dicho informe concluía que el Reino Unido toleró un trato “inexcusable” hacia los detenidos. Afirmaba que era “fuera de toda duda” que el Reino Unido sabía cómo manejaban los usamericanos a algunos reclusos.

No estoy seguro de estar de acuerdo con esa expresión de “fuera de toda duda”, porque yo estaba allí y ellos no. Su descripción de las actividades es perfectamente válida, y estoy de acuerdo con ella. Seamos claros: tratamos con socios en todo el mundo que emplean métodos que nosotros nunca aceptaríamos. Y tenemos mucho cuidado de que nuestra colaboración no facilite ni refuerce ese comportamiento.

Los diputados fueron muy exhaustivos: las agencias británicas siguieron suministrando inteligencia aun sabiendo o sospechando abusos en más de 200 casos.

Mishal, estamos entrando en un terreno ligeramente distinto. ¿Continuó la relación con los usamericanos y, por tanto, transmitimos información, como describen los diputados? Sin duda. ¿Se aprendieron lecciones? Absolutamente. Ahora existe todo un proceso de cumplimiento. Eso no existiría si no reconociéramos que se cometieron errores.

Como oficiales individuales —incluyéndome a mí— no, yo no sabía que mi homólogo usamericano participaba en ese tipo de actividades; de lo contrario, no hubiera actuado igual. ¿Hay un argumento de que deberíamos haber sido mejores y antes en darnos cuenta de que estaban ocurriendo cosas que nosotros no haríamos? Sí, por supuesto. Lo acepto por completo.

Sólo quería resistirme a cualquier insinuación de que individuos del MI6 fueron cómplices, porque si lo hubieran sido, estarían en la cárcel. Ningún oficial del MI6 ha sido procesado por esto, y estoy muy orgulloso de ello. Y no es porque no los hayan pillado, Mishal; es porque tienen valores.

Pasemos al presente, entonces.

Claro.

En septiembre de 2024, usted apareció en un evento del Financial Times junto a su entonces homólogo usamericano, el director de la CIA William Burns. Usted dijo: “Compartiremos más entre nosotros que con ningún otro, debido a los altos niveles de confianza construidos durante muchos años.” ¿Cómo fueron sus últimos nueve meses en el servicio, con la nueva administración Trump?

Bueno, Bill dejó el cargo —fue un colega maravilloso y uno de los grandes servidores públicos de USA en las últimas décadas. Lo sustituyó un caballero llamado John Ratcliffe, que ha sido un excelente socio.

Obviamente, hay cambios de administración en Washington. Hay cambios de gobierno en el Reino Unido —en mi caso, demasiados. Dejando de lado la política, sólo el número de primeros ministros [y] ministros de Asuntos Exteriores con los que traté en cinco años era enorme.¹¹ Pero la alianza sigue siendo la más crítica para nuestros dos países.

¹¹ Durante los cinco años de Moore en el cargo, hubo seis ministros de Asuntos Exteriores británicos. En los últimos diez años, el Reino Unido ha tenido seis primeros ministros.

Las personas encargadas de mantener esa relación —el jefe del MI6 y el director de la CIA— trabajan muy duro en ello.

¿Está sugiriendo que no ha habido ningún cambio? Hubo un cambio muy evidente en marzo, cuando USA suspendió el intercambio de inteligencia con Ucrania. El propio William Burns ha descrito esta etapa en USA como realmente difícil —afirmando que los despidos de funcionarios, incluidos agentes de inteligencia, tenían más que ver con represalias que con reformas.¹²

¹² Tras la pausa de una semana, Ratcliffe se reunió en Bruselas con responsables extranjeros y de inteligencia para transmitir un mensaje de tranquilidad. Recientemente, jefes de inteligencia neerlandeses dijeron a un periódico que ahora son más cautelosos a la hora de compartir información con USA, citando preocupación por la “politización” de la inteligencia.

Lo que puedo decir es que la relación sigue siendo muy importante y sólida, y que he trabajado muy duro en ella. Las relaciones evolucionan, cambian. Las personalidades cambian, las políticas cambian. Cuando eres jefe del MI6, te toca trabajar con el mundo tal como es.

Pero ayúdeme a entender cómo ha evolucionado durante este periodo. Claramente, Rusia, Ucrania, China —siguen siendo amenazas y cuestiones vigentes.

Utilizas tu influencia, ¿no? Ucrania es un buen ejemplo. En el Reino Unido tenemos opiniones muy claras sobre cómo debe librarse esta guerra y cómo apoyar a los ucranianos. Nuestra voz se escucha en Washington. Así que las cosas cambian, se mueven —ese es el estilo de la administración actual— pero siempre estamos ahí, y es nuestra responsabilidad ad transmitir exactamente lo que dice la inteligencia. La inteligencia nos dice, por ejemplo, que Putin no tiene intención de llegar a un acuerdo, que para él no se trata sólo de territorio, sino de dominar y convertir Ucrania en algo parecido a su vecino, Bielorrusia.¹³
¹³
En Bloomberg Opinion, Marc Champion describe Bielorrusia —gobernada desde 1994 por el autoritario Alexander Lukashenko— como “el modelo de la unión subordinada de estados rusos que Putin quiere construir”. El país depende de la energía y la ayuda financiera rusas. Rusia ha utilizado Bielorrusia como base operativa para miles de tropas durante la guerra y ha instalado allí armas nucleares tácticas.

Entonces, si Vladimir Putin no tiene intención de negociar, ¿cómo ve usted el final de esta guerra?

En las condiciones actuales —me baso en la información a la que tuve acceso hace unas semanas— [Putin] no está dispuesto a hacer un acuerdo. Para mí, la respuesta es que hay que ejercer más presión para que esté dispuesto a negociar. El presidente de Ucrania está claramente dispuesto a un acuerdo. De forma notable, en su búsqueda de la paz, está dispuesto a ceder de facto hasta el 20 % de su país.

¿Qué puede cambiar eso?

Más presión en el campo de batalla. La industria de defensa ucraniana está infra capitalizada. Tienen capacidad ociosa que podría activarse con financiación. Podemos darles más autorizaciones para usar armamento de largo alcance, además de ofrecerles lo esencial en defensa aérea. Y existe la oportunidad de ejercer mucha más presión sobre Putin en su propio país.

No pretendo que esto vaya a producir resultados inmediatos. Hay que tener paciencia. Hay que estar dispuestos a resistir. He hablado de la importancia fundamental de este conflicto para la alianza occidental —no podemos perder esta batalla de voluntades.

Ya me ha dado su lectura de Putin. ¿Y su lectura del presidente Trump? ¿Por qué le da la bienvenida con alfombra roja? ¿Por qué le concede el beneficio de la duda una y otra vez?¹⁴

¹⁴ La reunión entre Putin y Trump en Alaska en agosto comenzó “con un espectáculo altamente coreografiado”, informó Bloomberg. “Ambos bajaron de sus aviones y caminaron por la pista hacia alfombras rojas en una apertura guionizada. Trump aplaudía mientras veía a Putin acercarse y luego lo saludó con un cálido apretón de manos y una palmada en el brazo.”

Mishal, lo maravilloso de este trabajo que tuve el honor de desempeñar es que espiamos a Putin, pero no espiamos a nuestros aliados usamericanos. Hay otras personas más cualificadas que yo para comentar la política usamericana.




Trump prometió poner fin a la guerra en Ucrania en cuanto regresara a la Casa Blanca, pero a pesar de su reunión con Vladimir Putin en Alaska en agosto, un acuerdo sigue fuera de alcance. Foto Andrew Caballero-Reynolds/AFP/Getty Images

Pero su lectura personal, de su experiencia, no de información interna.

Lo que diría es que reconozco en el presidente Trump un compromiso genuino con la paz. Claramente le horrorizan las atrocidades de la guerra —como las vistas en Ucrania o en Gaza— y está decidido a ponerles fin. Creo que ha habido una evolución en el pensamiento de la administración respecto a Putin.

Claramente, Putin está intentando manipularnos. Es un oficial de inteligencia, Mishal. Conozco muy bien ese tipo. Está tratando de llevarnos a un terreno que le conviene, y debemos acorralarlo y no permitirle esa maniobrabilidad.¹⁵


¹⁵
Putin ingresó al KGB en 1975 tras estudiar en lo que entonces era Leningrado. Aprendió alemán y fue destinado a Alemania Oriental cuando cayó el Muro en 1989, presenciando el asalto a la sede de la Stasi en Dresde. Hoy, antiguos colegas del KGB siguen entre sus asesores más cercanos.

Usted pinta el cuadro de una guerra larga.

Me pagaban por robar secretos, no por resolver misterios. Pero es tremendamente importante que no perdamos esta batalla de voluntades. No sólo por Putin y otras figuras del liderazgo ruso —lo que pueda invitar en términos de pruebas oportunistas de nuestras defensas, algunas de las cuales hemos visto en las últimas semanas— sino también porque el presidente Xi observa esto muy atentamente.

El liderazgo chino ha cultivado una narrativa de debilidad occidental desde la crisis financiera internacional. Existe un peligro real de que, si nos ve débiles en Ucrania, saque conclusiones sobre su propio comportamiento en el mar de China Meridional y, posiblemente, respecto a Taiwán.



Putin junto al presidente chino Xi y el líder norcoreano Kim Jong Un en un desfile militar en Beijing en septiembre. Foto Sergey Bobylev/POOL/AFP/Getty Images

¿Ha unido más USA a Rusia y China por sus acciones este año? Pienso en esas imágenes en Pekín, con Putin, Xi y Kim Jong Un juntos.¹⁶

¹⁶ En una entrevista anterior de Weekend Interview, le pedí a la historiadora china Jung Chang que comentara esta imagen. «Me repugna», dijo. «Me da miedo que China se haga con el control del mundo; ¿adónde podría huir entonces? ¿Y adónde podrían huir los demás?».

No creo que hayan sido empujados a unirse por USA. Han sido empujados por su propia alianza, especialmente en torno a Ucrania.

Es una relación muy desigual, pero Putin depende cada vez más del apoyo chino. Aunque China no ha proporcionado a Rusia algunas de las armas más sofisticadas, ha sido muy útil suministrando material de doble uso con aplicaciones civiles o militares. Los químicos de esos proyectiles son en su mayoría chinos; muchos componentes de los misiles también son chinos.¹⁷

¹⁷ El gobierno chino ha negado haber suministrado armas letales a Rusia y afirma que controla estrictamente las exportaciones de los denominados productos de doble uso.

Y, por supuesto, los iraníes y los norcoreanos también lo han ayudado. Así que existe un estrechamiento de ese grupo de cuatro actores que se asocian para hacer cosas dañinas.

Desde hace un par de meses, USA lleva a cabo ataques contra barcos en el Caribe, diciendo que transportaban narcotraficantes. Usted ha lidiado con cuestiones de este tipo; vivió la época de los ataques con drones en lugares como Afganistán. ¿Qué piensa cuando observa lo que ocurre en el Caribe?

No estoy al tanto, Mishal. No está en el centro de los intereses británicos. Así que realmente no sé en qué basan esas acciones los estadounidenses.

Menciona Afganistán. Nosotros siempre preferimos arrestar a la gente y llevarla ante un tribunal. Pero en ciertas partes del mundo, en ciertos momentos, hay personas que quieren hacerte daño y no puedes alcanzarlas.

Y, en casos extremos, los ministros pueden autorizar una operación letal, como un ataque con drones, para eliminar una amenaza. Pero cuando lo haces, la ley británica exige que las medidas sean necesarias y proporcionales a la amenaza. Suele haber una palabra muy jurídica: inminencia. Es decir, no basta con una amenaza vaga que podría materializarse dentro de 20 años: debe ser real y actual. Sobre esa base actuamos. Y no puedo comentar lo que está ocurriendo en Venezuela.¹⁸

¹⁸ Moore realmente no quería abordar este tema, pero los ataques contra estos barcos comenzaron en septiembre, y es difícil imaginar que, como jefe del MI6, no se le hubiera informado al respecto. Poco después de nuestra entrevista, CNN informó de que el Reino Unido había suspendido el intercambio de información con Estados Unidos debido a la preocupación por estos ataques, algo que el Gobierno británico no desmintió. Para conocer otro punto de vista, véase nuestra reciente entrevista de fin de semana con María Corina Machado, líder de la oposición venezolana.

Quisiera hablar más cerca de casa, sobre políticos en Europa. Pienso en dos que han sido acusados de repetir argumentarios rusos sobre Ucrania, de ser suaves con Rusia: Nigel Farage, que podría ser el próximo primer ministro británico, y Marine Le Pen. ¿Tendría usted preocupaciones si cualquiera de ellos fuera elegido?

Mishal, he pasado 38 años siendo rigurosamente apartidario. No voy a abandonar ese hábito ahora. El trabajo del jefe del MI6 consiste en servir al gobierno de turno, obedeciendo la ley británica. Proporcionas la verdad al poder; te presentas con frecuencia ante el primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores y, a veces, les dices cosas que realmente no quieren oír —particularmente un viernes por la tarde.

Cuando usted se aleja de todo eso, como ahora, ¿cómo es la descompresión? Imagino que es difícil hacer un trabajo así sin dedicarle prácticamente cada hora despierto.

No me preocupaba por las cosas que no podía cambiar. Me centraba mucho en nuestro propio trabajo, el de inteligencia humana —mantenerlo en un mundo donde las herramientas de vigilancia contra nosotros son extremadamente sofisticadas. Me preocupaba: ¿seguiremos en la carrera? ¿Seguiremos siendo suficientemente buenos en nuestra metodología, nuestro tradecraft? ¿Obtendremos la tecnología adecuada lo bastante rápido?

¿Ahora se trata más de tecnología que del factor humano?

De ambos. No es algo binario. Necesitas gran tecnología. La IA nos ayuda enormemente a analizar cantidades vastas de datos y quizá a encontrar a alguien dispuesto a ayudarnos. Al mismo tiempo, en China se puede ver que el estado de vigilancia está muy avanzado, y gran parte de esa tecnología se exporta. No tiene por qué venir de Pekín: puedes encontrarla en Dubái o en otra ciudad. Debemos ser muy conscientes de las capacidades desplegadas contra nosotros.

Me preocupaba si seguiríamos a la altura. Me alegra decir que creo que lo estamos, pero es una especie de carrera armamentista. Una de las razones por las que decidí que debíamos ser un poco más abiertos sobre quiénes somos y hablar más sobre nuestra misión fue porque quería conectar con el sector tecnológico fuera del gobierno —a menudo allí se encuentran las soluciones.

¿Se refiere a OpenAI, Google?

A todo: desde las grandes empresas de defensa o tecnología, hasta la mujer que trabaja en su garaje inventando algo extraordinario. Las grandes empresas eran más accesibles; teníamos estructuras para ello. Podíamos autorizar a algunos de sus empleados para que vieran información clasificada. Pero si eres una pequeña startup, ese no es tu mundo. Y si decimos: “Necesitamos someterte a un proceso de autorización”, esas personas pueden fundar su empresa, ganar mil millones y desaparecer antes de que terminemos el trámite. Por eso era importante abrirnos más.

¿Consiguieron crear algún tipo de vía rápida?

Sí, hemos hecho cosas maravillosas. El HMGCC —His Majesty’s Government Communications Centre— que es un acrónimo horrible, lo sé, es nuestro centro nacional de ingeniería en seguridad. Si eres fan de James Bond, es lo más parecido que tenemos a Q Labs. Ahora puedes ir a un edificio cerca de la estación de Milton Keynes y literalmente entrar para hablar de tecnología.

Hace algunos años, bajo mi predecesor, decidimos entrar en el capital riesgo. El National Security Strategic Investment Fund (NSSIF) estudia tecnologías que podrían no salir adelante si se dejan exclusivamente al sector privado, pero que, con el sello de la comunidad de inteligencia, atraen el interés del capital privado. Del conjunto de tecnologías financiadas, el 40 % acaba utilizándose realmente en la organización. Es un gran cambio.²⁰

20 Puede que no desarrolle automóviles submarinos ni relojes de pulsera láser, pero el NSSIF, creado en 2018, afirma que se centra en la inteligencia artificial, el espacio, la cuántica y otras tecnologías emergentes. Es similar a In-Q-Tel, creada por la CIA, y ha respaldado a empresas como el fabricante de drones Tekever, que ahora suministra hardware a la fuerza aérea del Reino Unido, y la startup de computación cuántica Oxford Ionics, posteriormente adquirida por una empresa usamericana por mil millones de dólares.

¿Cómo es la vida fuera ahora?

Si vas a desempeñar estos trabajos, los haces durante cinco años y debes cuidarte.²¹ Tenía una institución extraordinaria bajo mis órdenes, y podía delegar. Podía irme de vacaciones —si ocurría algo enorme, evidentemente volvía.

21 Renunciar al cargo después de cinco años es una convención relativamente moderna. El primer jefe del MI6, un oficial naval con monóculo llamado Mansfield Cumming, ocupó el cargo desde 1909 hasta 1923. Firmaba sus cartas con la letra «C» de Cumming; el apodo de una sola letra se popularizó y fue adoptado por los jefes posteriores.

También creo que soy una persona bastante tranquila. No soy un gran preocupado. No quieres a alguien ansioso en ese trabajo.

En las últimas seis semanas, muchos amigos esperan verme completamente transformado, pero no me siento así. Fui de vacaciones con Maggie a la Toscana, luego volvimos, y ahora pienso en qué puedo hacer después.

Hay una vacante de embajador en Washington.

No es para mí. Deseo lo mejor a quien asuma ese cargo, y estoy seguro de que encontrarán un gran candidato.

¿Por qué dice que no con tanta facilidad?

Lo digo con facilidad porque, por supuesto, lo he pensado mucho y he tomado una decisión. Creo que hay personas mejor calificadas que yo para ese puesto. Después de cinco años de un trabajo realmente intenso, estoy listo para hacer otras cosas —incluido ver más a mi nieto.

01/06/2025

EMMANUEL TODD
Antropología y realismo estratégico en las relaciones internacionales
Conferencia en la Academia Rusa de las Ciencias el 23 de abril de 2025

Emmanuel Todd, 24/5/2025
Traducido por Fausto GiudiceTlaxcala

Después de Budapest, Moscú: He aquí el texto de la conferencia que pronuncié en la Academia Rusa de Ciencias el 23 de abril de 2025, titulada “Antropología y realismo estratégico en las relaciones internacionales”:



Dar esta conferencia me impresiona. Suelo dar conferencias en Francia, Italia, Alemania, Japón y el mundo angloamericano, es decir, en Occidente. Hablo desde mi mundo, desde una perspectiva crítica, por supuesto, pero desde mi mundo. Aquí es diferente, estoy en Moscú, en la capital del país que ha desafiado a Occidente y que sin duda saldrá airoso de este reto. Psicológicamente, es un ejercicio completamente diferente.

Autorretrato antiideológico

Voy a empezar presentándome, no por narcisismo, sino porque muy a menudo las personas de Francia o de otros países que hablan de Rusia con comprensión, o incluso simpatía, tienen un cierto perfil ideológico. Muy a menudo estas personas proceden de la derecha conservadora o del populismo y proyectan a priori una imagen ideológica de Rusia. En mi opinión, sus simpatías ideológicas son un tanto irreales y fantaseadas. Yo no pertenezco en absoluto a esta categoría.

En Francia, soy lo que se llamaría un liberal de izquierdas, fundamentalmente apegado a la democracia liberal. Lo que me distingue de las personas apegadas a la democracia liberal es que, por ser antropólogo, por conocer la diversidad del mundo a través del análisis de los sistemas familiares, tengo una gran tolerancia hacia las culturas exteriores y no parto del principio de que todo el mundo debe imitar a Occidente. La tendencia a dar lecciones es especialmente tradicional en París. Creo que cada país tiene su historia, su cultura y su camino.

Con todo, debo admitir que hay en mí una dimensión emocional, una verdadera simpatía por Rusia, que puede explicar mi capacidad para escuchar sus argumentos en la actual confrontación geopolítica. Mi apertura no proviene de lo que Rusia es en términos ideológicos, sino de un sentimiento de gratitud hacia ella por habernos librado del nazismo. Ahora es el momento de decirlo, cuando se acerca el 9 de mayo, día en que celebramos la victoria. Los primeros libros de historia que leí, cuando tenía 16 años, hablaban de la guerra librada por el Ejército Rojo contra el nazismo. Siento una deuda que hay que saldar.

Añadiré que soy consciente de que Rusia salió del comunismo por sus propios medios, con sus propios esfuerzos, y que sufrió enormemente durante el periodo de transición. Creo que la guerra defensiva a la que Occidente obligó a Rusia, después de todo ese sufrimiento, justo cuando se estaba recuperando, es un error moral por parte de Occidente. Hasta aquí la dimensión ideológica, o más bien emocional. Por lo demás, no soy un ideólogo, no tengo un programa para la humanidad, soy historiador, soy antropólogo, me considero un científico y lo que puedo aportar a la comprensión del mundo y en particular a la geopolítica procede esencialmente de mis competencias profesionales.

Antropología y política

Me formé como investigador en historia y antropología en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Mi director de tesis fue Peter Laslett. Descubrió que la familia inglesa del siglo XVII era sencilla, nuclear e individualista. Sus hijos tuvieron que dispersarse muy pronto. Luego tuve como examinador de mi tesis en Cambridge a otro gran historiador inglés que aún vive, Alan Macfarlane. Él comprendió que existía un vínculo entre el individualismo político y económico de los ingleses (y, por tanto, de los anglosajones en general) y la familia nuclear identificada por Peter Laslett en el pasado de Inglaterra.

Soy un estudioso de estos dos grandes historiadores británicos. Básicamente, generalicé la hipótesis de Macfarlane. Me di cuenta de que el mapa del comunismo acabado, hacia mediados de los años setenta, se parecía mucho al mapa de un sistema familiar que yo llamo comunitario (que otros han llamado familia patriarcal, o familia conjunta), un sistema familiar que es en cierto modo el opuesto conceptual del sistema familiar inglés. Tomemos como ejemplo la familia campesina rusa. No soy especialista en Rusia, pero lo que sí conozco de Rusia son las listas de nombres de habitantes del siglo XIX que describen a las familias campesinas rusas. No eran, como las familias campesinas inglesas del siglo XVII, pequeñas familias nucleares (padre, madre, hijos), sino enormes hogares con un hombre, su mujer, sus hijos, las mujeres de esos hijos y los nietos. Este sistema era patrilineal porque las familias intercambiaban a sus mujeres para convertirlas en esposas. La familia comunal se encuentra en China, Vietnam, Serbia y el centro de Italia, región que votó comunista. Una de las peculiaridades de la familia comunal rusa es que mantenía un estatus elevado para las mujeres porque era un fenómeno reciente.

La familia comunal rusa surgió entre los siglos XVI y XVIII. La familia comunal china apareció antes del comienzo de la Era Común. La familia comunal rusa existió durante unos siglos, la china durante dos milenios.

Estos ejemplos revelan mi percepción del mundo. No veo un mundo abstracto, sino un mundo en el que cada una de las grandes naciones, cada una de las pequeñas naciones, tenía una estructura familiar campesina particular, una estructura que sigue explicando gran parte de su comportamiento actual.

Puedo dar otros ejemplos. Japón y Alemania, que son tan similares en términos industriales y en sus concepciones de la jerarquía, también comparten una estructura familiar, diferente de los tipos de familia nuclear y comunitaria, la familia troncal, de la que no hablaré en esta conferencia.

Si nos fijamos en los medios de comunicación de hoy en día, los periodistas y los políticos hablan de Donald Trump y Vladimir Putin como si fueran los agentes fundamentales de la historia, o incluso las personas que están dando forma a su sociedad. Yo los veo principalmente como expresiones de culturas nacionales, que pueden ser expansivas, estables o decadentes.

Me gustaría dejar clara una cosa sobre mi reputación. El 95% de mi vida como investigador la he dedicado a analizar estructuras familiares, tema sobre el que he escrito libros de 500 o 700 páginas. Pero no es por eso por lo que soy más conocido en el mundo. Se me conoce por tres ensayos geopolíticos en los que utilicé mis conocimientos de este trasfondo antropológico para entender lo que estaba ocurriendo.

En 1976, publiqué La chute finale, Essai sur la décomposition de la sphère soviétique [La caída final. Ensayo sobre la descomposición de la esfera soviética, Plaza & Janés, 1977, Barcelona] en el que predije el colapso del comunismo. El descenso de la tasa de fecundidad de las mujeres rusas demostraba que los rusos eran personas como las demás, en proceso de modernización, y que el comunismo no había creado ningún homo sovieticus. Sobre todo, detecté un aumento de la mortalidad infantil entre 1970 y 1974 en Rusia y Ucrania. El aumento de la mortalidad entre los niños menores de un año demostraba que el sistema había empezado a deteriorarse. Escribí ese primer libro cuando era muy joven, con 25 años, y tuve que esperar unos 15 años para que mi predicción se hiciera realidad.

En 2002 escribí un segundo libro de geopolítica, Après l'Empire [Después delImperio], en un momento en que todo el mundo hablaba de la hiperpotencia usamericana. Se nos decía que USA iba a dominar el mundo por tiempo indefinido, un mundo unipolar. Yo solía decir lo contrario: no, el mundo es demasiado grande, el tamaño relativo de USA se está reduciendo económicamente y USA no podrá controlar este mundo. Y resultó ser cierto. En Después del Imperio, hay una predicción particularmente acertada que me sorprende incluso a mí. Un capítulo se titula “El retorno de Rusia”. En él predigo el regreso de Rusia como gran potencia, pero basándome en muy pocos indicios. Sólo había observado una reanudación del descenso de la mortalidad infantil (entre 1993 y 1999, tras un aumento entre 1990 y 1993). Pero sabía instintivamente que la comunidad cultural rusa, que había producido el comunismo en una fase de transición, iba a sobrevivir al periodo de anarquía de los años 90, y que constituía una estructura estable que permitiría reconstruir algo.

Pero hay un gran error en este libro: predigo un destino autónomo para Europa Occidental. Y hay una laguna: no menciono a China.

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Esto me lleva a mi último libro geopolítico, que creo que será el último, La Défaite de l'Occident (La derrota de Occidente ). Estoy aquí en Moscú para hablar de este libro. En él se predice que, en la confrontación geopolítica abierta por la entrada del ejército ruso en Ucrania, Occidente sufrirá una derrota. Una vez más aparezco en contra de la opinión general de mi país, o de mi campo, puesto que soy occidental. Empezaré diciendo por qué me resultó fácil escribir este libro, pero luego me gustaría intentar decir por qué, ahora que la derrota de Occidente parece segura, se me ha hecho mucho más difícil explicar a corto plazo el proceso de dislocación de Occidente, sin dejar de ser capaz de hacer una predicción a largo plazo sobre la continuación de la decadencia usamericana.

Nos encontramos en un punto de inflexión: estamos pasando de la derrota a la dislocación. Lo que me hace ser prudente es mi experiencia pasada del colapso del sistema soviético. Yo había predicho este colapso, pero tengo que admitir que cuando el sistema soviético se derrumbó realmente, no fui capaz de prever el alcance de la dislocación y el nivel de sufrimiento que esta dislocación supondría para Rusia.

No había comprendido que el comunismo no era sólo una organización económica, sino también un sistema de creencias, una cuasi-religión, que estructuraba la vida social soviética y rusa. La dislocación de las creencias iba a conducir a una desorganización psicológica mucho mayor que la desorganización económica. Hoy estamos llegando a una situación similar en Occidente. Lo que estamos viviendo no es simplemente un fracaso militar y un fracaso económico, sino una dislocación de las creencias que han organizado la vida social occidental durante varias décadas.

De la derrota a la dislocación

Recuerdo muy bien el contexto en el que escribí La derrota de Occidente. Estaba en mi casita de Bretaña en el verano de 2023. Periodistas franceses y de otros países se entusiasmaban comentando los (fantaseados) “éxitos” de la contraofensiva ucraniana. Me veo escribiendo tranquilamente: “La derrota de Occidente es segura”. No tenía ningún problema con ello. En cambio, cuando hoy hablo de dislocación, adopto una posición de humildad ante los acontecimientos. El comportamiento de Trump es una escenificación de la incertidumbre. El belicismo de esos europeos que perdieron la guerra junto a los usamericanos y que ahora hablan de ganarla sin los usamericanos es algo muy sorprendente.

Así es el presente. Los acontecimientos a corto plazo son muy difíciles de predecir. En cambio, el medio y largo plazo en Occidente, sobre todo en USA, me parecen más accesibles a la comprensión y la previsión -sin certeza, por supuesto. Muy al principio, allá por 2002, tenía una visión positiva a medio y largo plazo para Rusia, como ya he dicho. Pero hoy tengo una visión muy negativa a medio y largo plazo de USA. Lo que estamos viviendo es sólo el principio de la caída de USA y debemos estar preparados para ver cosas aún más dramáticas.

La derrota de Occidente: una predicción fácil

En primer lugar, permítanme recordarles el modelo de La derrota de Occidente. Este libro ha sido publicado y cualquiera puede comprobar lo que dice. Explicaré por qué fue relativamente sencillo concebir esta derrota. En los años que precedieron a ella, ya había analizado en profundidad el retorno de Rusia a la estabilidad.

No vivía en la fantasía occidental de un régimen monstruoso de Putin, de Putin como el diablo y los rusos como idiotas o sumisos, que era la visión occidental dominante. Había leído Russie, le retour de la puissance [Rusia, el regreso de la potencia], un excelente libro de un francés poco conocido, David Teurtrie, publicado poco antes de que las tropas rusas entraran en Ucrania. En él describía la reactivación de la economía rusa, su agricultura y sus exportaciones de centrales nucleares. Explicaba que desde 2014 Rusia se preparaba para desconectarse del sistema financiero occidental.

También tenía mis indicadores habituales de estabilidad social, más que de estabilidad económica. Seguí controlando la tasa de mortalidad infantil, el indicador estadístico que más utilizo. Los niños menores de un año son los miembros más frágiles de la sociedad y sus posibilidades de supervivencia son el indicador más sensible de la cohesión y la eficacia sociales. En los últimos 20 años, la tasa de mortalidad infantil rusa ha descendido a un ritmo acelerado, a pesar de que la mortalidad general rusa, sobre todo la masculina, es insatisfactoria. Durante varios años, la tasa de mortalidad infantil rusa ha caído por debajo de la tasa de mortalidad infantil usamericana.

La tasa de mortalidad infantil usamericana es uno de los indicadores que nos muestran que USA no va bien. Desgraciadamente, creo que en estos momentos la tasa de mortalidad infantil francesa, que va en aumento, está superando a la rusa. Es doloroso para mí, como francés, pero como historiador tengo que ser capaz de ver y analizar las cosas que no me gustan. La historia que se está desarrollando no está ahí para complacerme. Está ahí para ser estudiada.

Desarrollo económico satisfactorio y estabilización social de Rusia. También estaba el rápido descenso de la tasa de suicidios y de la tasa de homicidios en los años 2000-2020. Contaba con todos estos indicadores y también con mi conocimiento de la familia comunal rusa, de origen campesino, que ya no existe visiblemente pero sigue actuando. Por supuesto, la familia campesina rusa del siglo XIX ya no existe. Pero sus valores sobreviven en las interacciones entre individuos. En Rusia subsisten valores normativos de autoridad, igualdad y comunidad, que garantizan un tipo particular de cohesión social.

Es un supuesto que puede resultar difícil de aceptar para los hombres y mujeres modernos de la vida urbana. Acabo de llegar a Moscú, que redescubro en 2025, transformada desde mi último viaje allí en 1993. Moscú es una ciudad inmensa y moderna. ¿Cómo imaginar, en semejante contexto material y social, la persistencia de valores comunitarios del siglo XIX? Pero lo hago como lo hago en otras partes. Es una experiencia que tuve, por ejemplo, en Japón. Tokio también es una ciudad inmensa, la verdad, con sus 40 millones de habitantes, el doble que Moscú. Pero es fácil ver y aceptar la idea de que allí se ha perpetuado un sistema de valores japonés, heredado de una antigua estructura familiar. Pienso lo mismo de Rusia, con la diferencia de que la familia comunal rusa, autoritaria e igualitaria, no era la familia japonesa, autoritaria e inigualitaria.

Economía, demografía, antropología de la familia: en 2022 no tenía la menor duda de la solidez de Rusia. Y así, desde el comienzo de la guerra en Ucrania, he visto con una mezcla de diversión y tristeza cómo periodistas, políticos y politólogos franceses planteaban sus hipótesis sobre la fragilidad de Rusia, sobre el próximo colapso de su economía, de su régimen, etc., y sobre el futuro de Rusia.

Autodestrucción de USA

Me da un poco de vergüenza decir esto aquí en Moscú, pero tengo que admitir que Rusia no es un tema importante para mí. No digo que Rusia no sea interesante, digo que no está en el centro de mi pensamiento. El núcleo de mi pensamiento se expone en el título de mi libro, La derrota de Occidente. Lo que estudio no es la victoria de Rusia, sino la derrota de Occidente. Creo que Occidente se está destruyendo a sí mismo.

Para plantear y demostrar esta hipótesis, dispongo también de una serie de indicadores. Me limitaré aquí a USA. Llevaba mucho tiempo trabajando en el desarrollo de USA.

Conocía la destrucción de la base industrial usamericana, sobre todo desde que China se adhirió a la Organización Mundial del Comercio en 2001. Sabía lo difícil que sería para USA producir suficiente armamento para alimentar la guerra.

Había conseguido calcular el número de ingenieros -personas que fabrican cosas de verdad- en USA y Rusia. Llegué a la conclusión de que Rusia, con la mitad de población que USA, lograba producir más ingenieros que USA. Sencillamente porque sólo el 7% de los alumnos usamericanos estudian ingeniería, mientras que la cifra en Rusia se acerca al 25%. Por supuesto, este número de ingenieros debe considerarse como una cifra faro, que se refiere en mayor profundidad a los técnicos, los trabajadores cualificados y la capacidad industrial en general.

Yo tenía otros indicadores a largo plazo para USA. Llevaba décadas trabajando en el declive del nivel educativo, en el declive de la calidad y la cantidad de la enseñanza superior usamericana, un declive que comenzó en 1965. El declive del potencial intelectual usamericano viene de lejos. Pero no olvidemos que este declive se produce tras un ascenso que abarcó dos siglos y medio. USA fue un inmenso éxito histórico antes de hundirse en su fracaso actual. El éxito histórico de USA fue un ejemplo, entre otros pero el más masivo, del éxito histórico del mundo protestante. La religión protestante estaba en el corazón de la cultura usamericana, como lo estaba de la cultura británica, de las culturas escandinavas y de la cultura alemana, ya que dos tercios de Alemania eran protestantes.

El protestantismo exigía que todos los fieles tuvieran acceso a las Sagradas Escrituras. Exigía que la gente supiera leer. El protestantismo era, pues, muy favorable a la educación en todas partes. Hacia 1900, el mapa de los países donde todo el mundo sabía leer era el del protestantismo. En USA, además, la enseñanza secundaria despegó en el periodo de entreguerras, lo que no ocurrió en los países protestantes de Europa.

El colapso educativo de USA está obviamente ligado a su colapso religioso. Soy consciente de que hoy se habla mucho de esos evangelistas excitados que rodean a Trump. Pero todo eso, para mí, no es verdadera religión. En todo caso, no es verdadero protestantismo. El Dios de los evangelistas usamericanos es un tipo simpático que reparte regalos económicos, no el Dios calvinista estricto que exige un alto nivel de moralidad, fomenta una fuerte ética del trabajo y promueve la disciplina social.

La disciplina social en USA debía mucho a la disciplina moral protestante. Esto fue así incluso en el siglo XX, cuando USA dejó de ser un país protestante homogéneo, con inmigrantes católicos y judíos, y luego inmigrantes procedentes de Asia. Al menos hasta los años setenta, el núcleo de la cultura usamericana siguió siendo protestante. Se reían de los WASP, o White Anglo-Saxon Protestants (protestantes anglosajones blancos), aunque tenían sus defectos, pero representaban una cultura central y controlaban el sistema usamericano.

Estados activo, zombi y cero de la religión

He utilizado una conceptualización particular para analizar el declive religioso, no sólo en este libro, sino en todos mis libros recientes. Se trata de un análisis en tres etapas de la desaparición de la religión.

*En primer lugar, distingo una etapa activa de la religión, en la que las personas son creyentes y practicantes.

*Luego está lo que yo llamo la etapa zombi de la religión, en la que la gente ya no es creyente ni practicante, pero conserva en sus hábitos sociales valores y comportamientos heredados de la religión activa anterior. Me referiría, por ejemplo, al republicanismo francés, que sucedió a la Iglesia católica en Francia en la cuenca de París, como una religión civil zombi.

*Luego viene una tercera etapa, que estamos viviendo actualmente en Occidente, que yo llamo la etapa cero de la religión, en la que los hábitos sociales heredados de la religión han desaparecido por sí mismos. Doy un indicador temporal para la consecución de este estadio cero, pero no hay que tomárselo de forma moralista. Es una herramienta técnica que me permite datar el fenómeno en 2013, 2014 o 2015.

Utilizo cualquier ley que instituya el matrimonio para todos, es decir, el matrimonio entre individuos del mismo sexo, para fechar el inicio de la etapa cero. Esto es un indicador del hecho de que no queda nada de los hábitos religiosos del pasado. El matrimonio civil reproduce el matrimonio religioso. El matrimonio para todos es posreligioso. Repito, no he dicho que esté mal. No estoy siendo moralista. Estoy diciendo que esto es lo que nos permite considerar que hemos alcanzado un estado de religión cero.

Pasar del declive industrial al declive educativo, al declive religioso, para finalmente diagnosticar un estado de religión cero, nos permite afirmar que la caída de USA no es un fenómeno reversible a corto plazo. En todo caso, no será reversible en los pocos años que dure esta guerra en Ucrania.

Una derrota usamericana

Esta guerra, que aún continúa, aunque el ejército que representa a Occidente sea ucraniano, es un enfrentamiento entre Rusia y USA. No podría haber tenido lugar sin el equipamiento usamericano. No podría haber tenido lugar sin los servicios de observación e inteligencia usamericanos. Por eso es perfectamente normal que las negociaciones finales tengan lugar entre rusos y usamericanos.

Me parece extraño que los europeos se sorprendan al verse excluidos de las negociaciones. Su sorpresa es una sorpresa para mí. Desde el comienzo del conflicto, los europeos se han comportado como súbditos de USA. Participaron en las sanciones, suministraron armas y equipos, pero no dirigieron la guerra. Por eso los europeos no tienen una imagen correcta o realista de la guerra.

En eso estamos. Occidente ha sido derrotado industrialmente. Económicamente. Para mí, predecir esta derrota no constituía un gran problema intelectual.

Esto me lleva a lo que más me interesa y lo que es más difícil para un prospectivista: analizar y comprender la actualidad. Doy conferencias con bastante regularidad. He dado algunas en París. Las he hecho en Alemania. Los he hecho en Italia. Hace poco celebré una en Budapest. Lo que me llama la atención es que, en cada nueva conferencia, aunque siempre hay una base estable, común a todas, también hay nuevos acontecimientos que integrar. Nunca sabemos cuál es la verdadera actitud de Trump. No sabemos si su deseo de salir de la guerra es sincero. Hay algunas sorpresas extraordinarias, como su repentino resentimiento contra sus propios aliados, o más bien sus súbditos. Por ejemplo, fue bastante sorprendente ver al presidente de USA señalar con el dedo acusador de la guerra y la derrota a los europeos y ucranianos. Hoy tengo que confesar mi admiración por el control y la calma del gobierno ruso, que (a primera vista) tiene que tomarse en serio a Trump, que tiene que aceptar su retrato de la guerra porque hay que negociar.

Sin embargo, he observado un elemento positivo en Trump que se ha mantenido estable desde el principio: está hablando con el gobierno ruso, se está alejando de la actitud occidental de demonizar a Rusia. Es una vuelta a la realidad y, en sí mismo, algo positivo, aunque estas negociaciones no lleven a nada concreto.

La revolución Trump

Me gustaría intentar comprender la causa inmediata de la revolución Trump.

Toda revolución tiene ante todo causas endógenas; es ante todo el resultado de una dinámica y de contradicciones internas a la sociedad en cuestión. Sin embargo, un rasgo sorprendente de la historia es la frecuencia con que las revoluciones son desencadenadas por derrotas militares.

La Revolución Rusa de 1905 estuvo precedida por una derrota militar ante Japón. La revolución rusa de 1917 fue precedida por una derrota ante Alemania. La revolución alemana de 1918 también estuvo precedida por una derrota.

Incluso la Revolución Francesa, que parece más endógena, estuvo precedida en 1763 por la derrota de Francia en la Guerra de los Siete Años, una gran derrota ya que el Antiguo Régimen perdió todas sus colonias. El hundimiento del sistema soviético también fue provocado por una doble derrota: en la carrera armamentística con USA y por la retirada de Afganistán.

Creo que debemos partir de esta noción de una derrota que conduce a una revolución para entender la revolución Trump. El experimento en curso en USA, aunque no sepamos exactamente qué va a ser, es una revolución. ¿Es una revolución en sentido estricto? ¿Es una contrarrevolución? En cualquier caso, es un fenómeno de una violencia extraordinaria, una violencia que se vuelve, por un lado, contra los sujetos aliados, los europeos, los ucranianos, pero que también se expresa internamente, en la sociedad usamericana, por una lucha contra las universidades, contra la teoría de género, contra la cultura científica, contra la política de inclusión de los negros en las clases medias usamericanas, contra el libre comercio y contra la inmigración.

En mi opinión, esta violencia revolucionaria está ligada a la derrota. Varias personas me han hablado de conversaciones entre miembros del equipo de Trump y lo que llama la atención es su conciencia de la derrota. Gente como J. D. Vance, el vicepresidente, y muchos otros, son personas que entendieron que USA había perdido esta guerra.

Para USA fue una derrota fundamentalmente económica. La política de sanciones demostró que el poder financiero de Occidente no era omnipotente. Los usamericanos han tenido la revelación de la fragilidad de su industria militar. Los responsables del Pentágono son muy conscientes de que uno de los límites de su acción es la capacidad limitada del complejo militar-industrial usamericano.

Esta conciencia usamericana de la derrota contrasta con la falta de conciencia de los europeos.

Los europeos no organizaron la guerra. Como no organizaron la guerra, no pueden ser plenamente conscientes de la derrota. Para ser plenamente conscientes de su derrota, necesitarían tener acceso al pensamiento del Pentágono. Pero los europeos no lo tienen. Así que los europeos están mentalmente situados antes de la derrota, mientras que la actual administración usamericana está mentalmente situada después de la derrota.

Derrota y crisis cultural

Como ya he dicho, mi experiencia de la caída del comunismo me enseñó una cosa importante: el colapso de un sistema es tanto mental como económico. Lo que se está derrumbando hoy en Occidente, y en primer lugar en USA, no es sólo el dominio económico, sino también el sistema de creencias que lo impulsaba o se superponía a él. Las creencias que acompañaban al triunfalismo occidental están en vías de derrumbarse. Pero como en todo proceso revolucionario, aún no está claro qué nueva creencia es la más importante, qué creencia saldrá victoriosa del proceso de descomposición.

Lo razonable en la administración Trump

Quiero dejar claro que, en principio, no sentía hostilidad hacia Trump. Cuando Trump fue elegido por primera vez en 2016, yo era una de esas personas que aceptaba que USA estaba enfermo, que su corazón industrial y obrero estaba siendo destruido, que los usamericanos de abajo estaban sufriendo bajo las políticas generales del Imperio, y que había muy buenas razones por las que muchos votantes votarían a Trump. Hay cosas muy razonables en las intuiciones de Trump. El proteccionismo de Trump, la idea de que tenemos que proteger a USA para reconstruir su industria, es el resultado de una intuición muy razonable. Yo mismo soy proteccionista. Escribí libros sobre ello hace mucho tiempo. También creo que la idea del control de la inmigración es razonable, aunque el estilo adoptado por la administración Trump para gestionar la inmigración sea insoportablemente violento.

Otro elemento razonable, que sorprende a muchos occidentales, es la insistencia de la administración Trump en que solo hay dos sexos en la humanidad, hombres y mujeres. No lo veo como un acercamiento a la Rusia de Vladímir Putin, sino como una vuelta a la concepción ordinaria de la humanidad que ha existido desde la aparición del Homo sapiens, una evidencia biológica en la que, además, coinciden la ciencia y la Iglesia.

Hay algo razonable en la revolución Trump.

Nihilismo en la revolución Trump

Ahora debo decir por qué, a pesar de la presencia de estos elementos razonables, soy pesimista y por qué creo que el experimento Trump fracasará. Les recordaré por qué soy optimista sobre Rusia desde 2002 y por qué soy pesimista sobre USA en 2025.

En el comportamiento de la administración Trump hay un déficit de pensamiento, una falta de preparación, una brutalidad, un comportamiento impulsivo, irreflexivo, que evoca el concepto central de La derrota de Occidente, el del nihilismo.

En La derrota de Occidente, explico que el vacío religioso, el estado cero de la religión, conduce a la angustia más que a un estado de libertad y bienestar. El estado cero nos devuelve al problema fundamental. ¿Qué significa ser un hombre? ¿Cuál es el sentido de las cosas? Una respuesta clásica a estas preguntas, en una fase de colapso religioso, es el nihilismo. Pasamos de la angustia del vacío a la deificación del vacío, una deificación del vacío que puede conducir al deseo de destruir las cosas, las personas y, en última instancia, la realidad. La ideología transgénero no es en sí misma moralmente grave, pero es intelectualmente fundamental porque decir que un hombre puede convertirse en mujer o una mujer en hombre revela un deseo de destruir la realidad. Era, en asociación con la cultura cancel, con la preferencia por la guerra, un elemento del nihilismo que predominó bajo la administración Biden. Trump rechaza todo eso. Sin embargo, lo que me llama la atención en este momento es la emergencia de un nihilismo que adopta otras formas: un deseo de destruir la ciencia y la universidad, las clases medias negras, o una violencia desordenada en la aplicación de la estrategia proteccionista usamericana. Cuando, sin pensarlo, Trump quiere establecer aranceles entre Canadá y USA, cuando la región de los Grandes Lagos constituye un sistema industrial único, veo en ello un impulso de destruir tanto como de proteger. Cuando veo a Trump establecer de repente aranceles proteccionistas contra China, olvidando que la mayoría de los smartphones usamericanos se fabrican en China, me digo que no podemos descartar esto como una estupidez. Es estupidez, por supuesto, pero también puede ser nihilismo. Pasemos a un nivel moral más elevado: la fantasía de Trump de transformar Gaza, vaciada de su población, en un centro turístico es típicamente un proyecto nihilista de primer orden.

La contradicción fundamental de la política usamericana, sin embargo, se encuentra en el proteccionismo.

La teoría del proteccionismo nos dice que la protección sólo puede funcionar si un país tiene la población cualificada para aprovechar la protección arancelaria. Una política proteccionista sólo será eficaz si se dispone de ingenieros, científicos y técnicos cualificados. Que los usamericanos no tienen en número suficiente. Y, sin embargo, veo que USA empieza a perseguir a sus estudiantes chinos, y a tantos otros, los mismos que les permiten compensar su déficit de ingenieros y científicos. Esto es absurdo. La teoría del proteccionismo también nos dice que la protección solo puede lanzar o reactivar la industria si el Estado interviene para ayudar a construir nuevas industrias. Sin embargo, vemos a la administración Trump atacando al Estado, el mismo Estado que debería nutrir la investigación científica y el progreso tecnológico. Peor aún, si se busca la motivación detrás de la lucha contra el Estado federal liderada por Elon Musk y otros, se encontrará que ni siquiera es económica.

Los conocedores de la historia usamericana saben el papel crucial que desempeñó el Estado federal en la emancipación de los negros. En USA, el odio al Estado federal suele derivar del resentimiento contra los negros. Cuando se lucha contra el Estado federal usamericano, se lucha contra las administraciones centrales que han emancipado y protegido a los negros. Una gran parte de las clases medias negras encontraron trabajo en la administración federal. Por lo tanto, la lucha contra el Estado federal no forma parte de una concepción general de reconstrucción económica y nacional.

Si pienso en las múltiples y contradictorias acciones de la administración Trump, la palabra que me viene a la mente es dislocación. Una dislocación cuya dirección no está clara.

Familia nuclear absoluta + religión cero = atomización

Soy muy pesimista sobre USA. Para concluir esta conferencia exploratoria, voy a volver a mis conceptos fundamentales como historiador y antropólogo. Dije al principio de esta conferencia que la razón fundamental por la que creía, bastante pronto, ya en 2002, en el retorno de Rusia a la estabilidad, era porque era consciente de la existencia de un trasfondo antropológico comunitario en Rusia. A diferencia de mucha gente, yo no necesito especular sobre el estado de la religión en Rusia para entender la vuelta de Rusia a la estabilidad. Veo una cultura familiar, una cultura comunitaria, con sus valores de autoridad e igualdad, que nos ayuda a entender un poco lo que es la nación en la mente rusa. De hecho, existe una relación entre la forma de la familia y la idea de nación. La familia comunal corresponde a una idea fuerte y compacta de la nación o del pueblo. Tal es el caso de Rusia.

En el caso de USA, como en el de Inglaterra, tenemos la situación opuesta. El modelo de familia inglés y usamericano es nuclear, individualista y ni siquiera incluye una regla precisa de herencia. Reina el libre albedrío. La familia nuclear absoluta angloamericana contribuye muy poco a estructurar la nación. La familia nuclear absoluta tiene ciertamente la ventaja de la flexibilidad. Las generaciones se suceden separándose. La rapidez de adaptación en USA e Inglaterra y la plasticidad de sus estructuras sociales (que permitieron la revolución industrial inglesa y el despegue usamericano) son en gran medida el resultado de esta estructura familiar nuclear absoluta.

Pero junto a esta estructura familiar individualista, o por encima de ella, en Inglaterra como en USA, estaba la disciplina de la religión protestante, con su potencial de cohesión social. La religión, como factor de estructuración, era crucial para el mundo angloamericano. Ha desaparecido. El estado cero de la religión, combinado con valores familiares muy poco estructurados, no me parece una combinación antropológica e histórica que pueda conducir a la estabilidad. El mundo angloamericano se encamina hacia una atomización cada vez mayor. Esta atomización sólo puede conducir a una acentuación, sin límite visible, de la decadencia usamericana. Espero equivocarme, espero haber pasado por alto un importante factor positivo.

Por desgracia, ahora sólo puedo encontrar un factor negativo adicional, que llegó a mi conocimiento tras leer un libro de Amy Chua, académica de Yale que fue mentora de J.D. Vance, Political Tribes. Group instinct and the Fate of Nations [Tribus políticas. El instinto de grupo y el destino de las naciones ] (2018) subraya, después de muchos otros textos, el carácter único de la nación usamericana: una nación cívica, fundada por la adhesión de todos los inmigrantes sucesivos a valores políticos que trascienden la etnia. Es cierto. Esa fue la teoría oficial desde el principio. Pero también había un grupo protestante blanco dominante en USA, que tenía una historia bastante larga y era básicamente étnico.

Desde la desaparición del grupo protestante, la nación usamericana ha pasado a ser verdaderamente posétnica, una nación puramente “cívica”, unida en teoría por su apego a su constitución y sus valores. El temor de Amy Chua es que USA esté volviendo a lo que ella llama tribalismo. Una atomización regresiva.

Cada una de las naciones europeas, cualquiera que sea su estructura familiar, su tradición religiosa, su visión de sí misma, es básicamente una nación étnica, en el sentido de un pueblo unido a una tierra, con su lengua, su cultura, un pueblo enraizado en la historia. Cada uno tiene una base estable. Los rusos la tienen, los alemanes la tienen, los franceses la tienen, aunque en estos momentos estén un poco raros con estos conceptos. USA ya no lo tiene. ¿Una nación cívica? Más allá de la idea, la realidad de una nación usamericana cívica pero privada de moralidad por el estado cero de la religión deja a uno soñando. Es incluso escalofriante.

Mi temor personal es que no estemos en absoluto al final, sino sólo al principio de una caída de USA que revelará cosas que ni siquiera podemos imaginar. La amenaza está ahí: incluso más que con un imperio usamericano, triunfante, debilitado o destruido, nos dirigimos hacia cosas que ni siquiera podemos imaginar.

Hoy estoy en Moscú, así que voy a terminar con el tema de la situación futura de Rusia. Voy a decir dos cosas, una agradable y otra preocupante para Rusia. Rusia ganará sin duda esta guerra. Pero en el contexto de la desintegración de USA, conservará responsabilidades muy pesadas en un mundo que tendrá que recuperar su equilibrio.