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01/06/2025

EMMANUEL TODD
Antropología y realismo estratégico en las relaciones internacionales
Conferencia en la Academia Rusa de las Ciencias el 23 de abril de 2025

Emmanuel Todd, 24/5/2025
Traducido por Fausto GiudiceTlaxcala

Después de Budapest, Moscú: He aquí el texto de la conferencia que pronuncié en la Academia Rusa de Ciencias el 23 de abril de 2025, titulada “Antropología y realismo estratégico en las relaciones internacionales”:



Dar esta conferencia me impresiona. Suelo dar conferencias en Francia, Italia, Alemania, Japón y el mundo angloamericano, es decir, en Occidente. Hablo desde mi mundo, desde una perspectiva crítica, por supuesto, pero desde mi mundo. Aquí es diferente, estoy en Moscú, en la capital del país que ha desafiado a Occidente y que sin duda saldrá airoso de este reto. Psicológicamente, es un ejercicio completamente diferente.

Autorretrato antiideológico

Voy a empezar presentándome, no por narcisismo, sino porque muy a menudo las personas de Francia o de otros países que hablan de Rusia con comprensión, o incluso simpatía, tienen un cierto perfil ideológico. Muy a menudo estas personas proceden de la derecha conservadora o del populismo y proyectan a priori una imagen ideológica de Rusia. En mi opinión, sus simpatías ideológicas son un tanto irreales y fantaseadas. Yo no pertenezco en absoluto a esta categoría.

En Francia, soy lo que se llamaría un liberal de izquierdas, fundamentalmente apegado a la democracia liberal. Lo que me distingue de las personas apegadas a la democracia liberal es que, por ser antropólogo, por conocer la diversidad del mundo a través del análisis de los sistemas familiares, tengo una gran tolerancia hacia las culturas exteriores y no parto del principio de que todo el mundo debe imitar a Occidente. La tendencia a dar lecciones es especialmente tradicional en París. Creo que cada país tiene su historia, su cultura y su camino.

Con todo, debo admitir que hay en mí una dimensión emocional, una verdadera simpatía por Rusia, que puede explicar mi capacidad para escuchar sus argumentos en la actual confrontación geopolítica. Mi apertura no proviene de lo que Rusia es en términos ideológicos, sino de un sentimiento de gratitud hacia ella por habernos librado del nazismo. Ahora es el momento de decirlo, cuando se acerca el 9 de mayo, día en que celebramos la victoria. Los primeros libros de historia que leí, cuando tenía 16 años, hablaban de la guerra librada por el Ejército Rojo contra el nazismo. Siento una deuda que hay que saldar.

Añadiré que soy consciente de que Rusia salió del comunismo por sus propios medios, con sus propios esfuerzos, y que sufrió enormemente durante el periodo de transición. Creo que la guerra defensiva a la que Occidente obligó a Rusia, después de todo ese sufrimiento, justo cuando se estaba recuperando, es un error moral por parte de Occidente. Hasta aquí la dimensión ideológica, o más bien emocional. Por lo demás, no soy un ideólogo, no tengo un programa para la humanidad, soy historiador, soy antropólogo, me considero un científico y lo que puedo aportar a la comprensión del mundo y en particular a la geopolítica procede esencialmente de mis competencias profesionales.

Antropología y política

Me formé como investigador en historia y antropología en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). Mi director de tesis fue Peter Laslett. Descubrió que la familia inglesa del siglo XVII era sencilla, nuclear e individualista. Sus hijos tuvieron que dispersarse muy pronto. Luego tuve como examinador de mi tesis en Cambridge a otro gran historiador inglés que aún vive, Alan Macfarlane. Él comprendió que existía un vínculo entre el individualismo político y económico de los ingleses (y, por tanto, de los anglosajones en general) y la familia nuclear identificada por Peter Laslett en el pasado de Inglaterra.

Soy un estudioso de estos dos grandes historiadores británicos. Básicamente, generalicé la hipótesis de Macfarlane. Me di cuenta de que el mapa del comunismo acabado, hacia mediados de los años setenta, se parecía mucho al mapa de un sistema familiar que yo llamo comunitario (que otros han llamado familia patriarcal, o familia conjunta), un sistema familiar que es en cierto modo el opuesto conceptual del sistema familiar inglés. Tomemos como ejemplo la familia campesina rusa. No soy especialista en Rusia, pero lo que sí conozco de Rusia son las listas de nombres de habitantes del siglo XIX que describen a las familias campesinas rusas. No eran, como las familias campesinas inglesas del siglo XVII, pequeñas familias nucleares (padre, madre, hijos), sino enormes hogares con un hombre, su mujer, sus hijos, las mujeres de esos hijos y los nietos. Este sistema era patrilineal porque las familias intercambiaban a sus mujeres para convertirlas en esposas. La familia comunal se encuentra en China, Vietnam, Serbia y el centro de Italia, región que votó comunista. Una de las peculiaridades de la familia comunal rusa es que mantenía un estatus elevado para las mujeres porque era un fenómeno reciente.

La familia comunal rusa surgió entre los siglos XVI y XVIII. La familia comunal china apareció antes del comienzo de la Era Común. La familia comunal rusa existió durante unos siglos, la china durante dos milenios.

Estos ejemplos revelan mi percepción del mundo. No veo un mundo abstracto, sino un mundo en el que cada una de las grandes naciones, cada una de las pequeñas naciones, tenía una estructura familiar campesina particular, una estructura que sigue explicando gran parte de su comportamiento actual.

Puedo dar otros ejemplos. Japón y Alemania, que son tan similares en términos industriales y en sus concepciones de la jerarquía, también comparten una estructura familiar, diferente de los tipos de familia nuclear y comunitaria, la familia troncal, de la que no hablaré en esta conferencia.

Si nos fijamos en los medios de comunicación de hoy en día, los periodistas y los políticos hablan de Donald Trump y Vladimir Putin como si fueran los agentes fundamentales de la historia, o incluso las personas que están dando forma a su sociedad. Yo los veo principalmente como expresiones de culturas nacionales, que pueden ser expansivas, estables o decadentes.

Me gustaría dejar clara una cosa sobre mi reputación. El 95% de mi vida como investigador la he dedicado a analizar estructuras familiares, tema sobre el que he escrito libros de 500 o 700 páginas. Pero no es por eso por lo que soy más conocido en el mundo. Se me conoce por tres ensayos geopolíticos en los que utilicé mis conocimientos de este trasfondo antropológico para entender lo que estaba ocurriendo.

En 1976, publiqué La chute finale, Essai sur la décomposition de la sphère soviétique [La caída final. Ensayo sobre la descomposición de la esfera soviética, Plaza & Janés, 1977, Barcelona] en el que predije el colapso del comunismo. El descenso de la tasa de fecundidad de las mujeres rusas demostraba que los rusos eran personas como las demás, en proceso de modernización, y que el comunismo no había creado ningún homo sovieticus. Sobre todo, detecté un aumento de la mortalidad infantil entre 1970 y 1974 en Rusia y Ucrania. El aumento de la mortalidad entre los niños menores de un año demostraba que el sistema había empezado a deteriorarse. Escribí ese primer libro cuando era muy joven, con 25 años, y tuve que esperar unos 15 años para que mi predicción se hiciera realidad.

En 2002 escribí un segundo libro de geopolítica, Après l'Empire [Después delImperio], en un momento en que todo el mundo hablaba de la hiperpotencia usamericana. Se nos decía que USA iba a dominar el mundo por tiempo indefinido, un mundo unipolar. Yo solía decir lo contrario: no, el mundo es demasiado grande, el tamaño relativo de USA se está reduciendo económicamente y USA no podrá controlar este mundo. Y resultó ser cierto. En Después del Imperio, hay una predicción particularmente acertada que me sorprende incluso a mí. Un capítulo se titula “El retorno de Rusia”. En él predigo el regreso de Rusia como gran potencia, pero basándome en muy pocos indicios. Sólo había observado una reanudación del descenso de la mortalidad infantil (entre 1993 y 1999, tras un aumento entre 1990 y 1993). Pero sabía instintivamente que la comunidad cultural rusa, que había producido el comunismo en una fase de transición, iba a sobrevivir al periodo de anarquía de los años 90, y que constituía una estructura estable que permitiría reconstruir algo.

Pero hay un gran error en este libro: predigo un destino autónomo para Europa Occidental. Y hay una laguna: no menciono a China.

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Esto me lleva a mi último libro geopolítico, que creo que será el último, La Défaite de l'Occident (La derrota de Occidente ). Estoy aquí en Moscú para hablar de este libro. En él se predice que, en la confrontación geopolítica abierta por la entrada del ejército ruso en Ucrania, Occidente sufrirá una derrota. Una vez más aparezco en contra de la opinión general de mi país, o de mi campo, puesto que soy occidental. Empezaré diciendo por qué me resultó fácil escribir este libro, pero luego me gustaría intentar decir por qué, ahora que la derrota de Occidente parece segura, se me ha hecho mucho más difícil explicar a corto plazo el proceso de dislocación de Occidente, sin dejar de ser capaz de hacer una predicción a largo plazo sobre la continuación de la decadencia usamericana.

Nos encontramos en un punto de inflexión: estamos pasando de la derrota a la dislocación. Lo que me hace ser prudente es mi experiencia pasada del colapso del sistema soviético. Yo había predicho este colapso, pero tengo que admitir que cuando el sistema soviético se derrumbó realmente, no fui capaz de prever el alcance de la dislocación y el nivel de sufrimiento que esta dislocación supondría para Rusia.

No había comprendido que el comunismo no era sólo una organización económica, sino también un sistema de creencias, una cuasi-religión, que estructuraba la vida social soviética y rusa. La dislocación de las creencias iba a conducir a una desorganización psicológica mucho mayor que la desorganización económica. Hoy estamos llegando a una situación similar en Occidente. Lo que estamos viviendo no es simplemente un fracaso militar y un fracaso económico, sino una dislocación de las creencias que han organizado la vida social occidental durante varias décadas.

De la derrota a la dislocación

Recuerdo muy bien el contexto en el que escribí La derrota de Occidente. Estaba en mi casita de Bretaña en el verano de 2023. Periodistas franceses y de otros países se entusiasmaban comentando los (fantaseados) “éxitos” de la contraofensiva ucraniana. Me veo escribiendo tranquilamente: “La derrota de Occidente es segura”. No tenía ningún problema con ello. En cambio, cuando hoy hablo de dislocación, adopto una posición de humildad ante los acontecimientos. El comportamiento de Trump es una escenificación de la incertidumbre. El belicismo de esos europeos que perdieron la guerra junto a los usamericanos y que ahora hablan de ganarla sin los usamericanos es algo muy sorprendente.

Así es el presente. Los acontecimientos a corto plazo son muy difíciles de predecir. En cambio, el medio y largo plazo en Occidente, sobre todo en USA, me parecen más accesibles a la comprensión y la previsión -sin certeza, por supuesto. Muy al principio, allá por 2002, tenía una visión positiva a medio y largo plazo para Rusia, como ya he dicho. Pero hoy tengo una visión muy negativa a medio y largo plazo de USA. Lo que estamos viviendo es sólo el principio de la caída de USA y debemos estar preparados para ver cosas aún más dramáticas.

La derrota de Occidente: una predicción fácil

En primer lugar, permítanme recordarles el modelo de La derrota de Occidente. Este libro ha sido publicado y cualquiera puede comprobar lo que dice. Explicaré por qué fue relativamente sencillo concebir esta derrota. En los años que precedieron a ella, ya había analizado en profundidad el retorno de Rusia a la estabilidad.

No vivía en la fantasía occidental de un régimen monstruoso de Putin, de Putin como el diablo y los rusos como idiotas o sumisos, que era la visión occidental dominante. Había leído Russie, le retour de la puissance [Rusia, el regreso de la potencia], un excelente libro de un francés poco conocido, David Teurtrie, publicado poco antes de que las tropas rusas entraran en Ucrania. En él describía la reactivación de la economía rusa, su agricultura y sus exportaciones de centrales nucleares. Explicaba que desde 2014 Rusia se preparaba para desconectarse del sistema financiero occidental.

También tenía mis indicadores habituales de estabilidad social, más que de estabilidad económica. Seguí controlando la tasa de mortalidad infantil, el indicador estadístico que más utilizo. Los niños menores de un año son los miembros más frágiles de la sociedad y sus posibilidades de supervivencia son el indicador más sensible de la cohesión y la eficacia sociales. En los últimos 20 años, la tasa de mortalidad infantil rusa ha descendido a un ritmo acelerado, a pesar de que la mortalidad general rusa, sobre todo la masculina, es insatisfactoria. Durante varios años, la tasa de mortalidad infantil rusa ha caído por debajo de la tasa de mortalidad infantil usamericana.

La tasa de mortalidad infantil usamericana es uno de los indicadores que nos muestran que USA no va bien. Desgraciadamente, creo que en estos momentos la tasa de mortalidad infantil francesa, que va en aumento, está superando a la rusa. Es doloroso para mí, como francés, pero como historiador tengo que ser capaz de ver y analizar las cosas que no me gustan. La historia que se está desarrollando no está ahí para complacerme. Está ahí para ser estudiada.

Desarrollo económico satisfactorio y estabilización social de Rusia. También estaba el rápido descenso de la tasa de suicidios y de la tasa de homicidios en los años 2000-2020. Contaba con todos estos indicadores y también con mi conocimiento de la familia comunal rusa, de origen campesino, que ya no existe visiblemente pero sigue actuando. Por supuesto, la familia campesina rusa del siglo XIX ya no existe. Pero sus valores sobreviven en las interacciones entre individuos. En Rusia subsisten valores normativos de autoridad, igualdad y comunidad, que garantizan un tipo particular de cohesión social.

Es un supuesto que puede resultar difícil de aceptar para los hombres y mujeres modernos de la vida urbana. Acabo de llegar a Moscú, que redescubro en 2025, transformada desde mi último viaje allí en 1993. Moscú es una ciudad inmensa y moderna. ¿Cómo imaginar, en semejante contexto material y social, la persistencia de valores comunitarios del siglo XIX? Pero lo hago como lo hago en otras partes. Es una experiencia que tuve, por ejemplo, en Japón. Tokio también es una ciudad inmensa, la verdad, con sus 40 millones de habitantes, el doble que Moscú. Pero es fácil ver y aceptar la idea de que allí se ha perpetuado un sistema de valores japonés, heredado de una antigua estructura familiar. Pienso lo mismo de Rusia, con la diferencia de que la familia comunal rusa, autoritaria e igualitaria, no era la familia japonesa, autoritaria e inigualitaria.

Economía, demografía, antropología de la familia: en 2022 no tenía la menor duda de la solidez de Rusia. Y así, desde el comienzo de la guerra en Ucrania, he visto con una mezcla de diversión y tristeza cómo periodistas, políticos y politólogos franceses planteaban sus hipótesis sobre la fragilidad de Rusia, sobre el próximo colapso de su economía, de su régimen, etc., y sobre el futuro de Rusia.

Autodestrucción de USA

Me da un poco de vergüenza decir esto aquí en Moscú, pero tengo que admitir que Rusia no es un tema importante para mí. No digo que Rusia no sea interesante, digo que no está en el centro de mi pensamiento. El núcleo de mi pensamiento se expone en el título de mi libro, La derrota de Occidente. Lo que estudio no es la victoria de Rusia, sino la derrota de Occidente. Creo que Occidente se está destruyendo a sí mismo.

Para plantear y demostrar esta hipótesis, dispongo también de una serie de indicadores. Me limitaré aquí a USA. Llevaba mucho tiempo trabajando en el desarrollo de USA.

Conocía la destrucción de la base industrial usamericana, sobre todo desde que China se adhirió a la Organización Mundial del Comercio en 2001. Sabía lo difícil que sería para USA producir suficiente armamento para alimentar la guerra.

Había conseguido calcular el número de ingenieros -personas que fabrican cosas de verdad- en USA y Rusia. Llegué a la conclusión de que Rusia, con la mitad de población que USA, lograba producir más ingenieros que USA. Sencillamente porque sólo el 7% de los alumnos usamericanos estudian ingeniería, mientras que la cifra en Rusia se acerca al 25%. Por supuesto, este número de ingenieros debe considerarse como una cifra faro, que se refiere en mayor profundidad a los técnicos, los trabajadores cualificados y la capacidad industrial en general.

Yo tenía otros indicadores a largo plazo para USA. Llevaba décadas trabajando en el declive del nivel educativo, en el declive de la calidad y la cantidad de la enseñanza superior usamericana, un declive que comenzó en 1965. El declive del potencial intelectual usamericano viene de lejos. Pero no olvidemos que este declive se produce tras un ascenso que abarcó dos siglos y medio. USA fue un inmenso éxito histórico antes de hundirse en su fracaso actual. El éxito histórico de USA fue un ejemplo, entre otros pero el más masivo, del éxito histórico del mundo protestante. La religión protestante estaba en el corazón de la cultura usamericana, como lo estaba de la cultura británica, de las culturas escandinavas y de la cultura alemana, ya que dos tercios de Alemania eran protestantes.

El protestantismo exigía que todos los fieles tuvieran acceso a las Sagradas Escrituras. Exigía que la gente supiera leer. El protestantismo era, pues, muy favorable a la educación en todas partes. Hacia 1900, el mapa de los países donde todo el mundo sabía leer era el del protestantismo. En USA, además, la enseñanza secundaria despegó en el periodo de entreguerras, lo que no ocurrió en los países protestantes de Europa.

El colapso educativo de USA está obviamente ligado a su colapso religioso. Soy consciente de que hoy se habla mucho de esos evangelistas excitados que rodean a Trump. Pero todo eso, para mí, no es verdadera religión. En todo caso, no es verdadero protestantismo. El Dios de los evangelistas usamericanos es un tipo simpático que reparte regalos económicos, no el Dios calvinista estricto que exige un alto nivel de moralidad, fomenta una fuerte ética del trabajo y promueve la disciplina social.

La disciplina social en USA debía mucho a la disciplina moral protestante. Esto fue así incluso en el siglo XX, cuando USA dejó de ser un país protestante homogéneo, con inmigrantes católicos y judíos, y luego inmigrantes procedentes de Asia. Al menos hasta los años setenta, el núcleo de la cultura usamericana siguió siendo protestante. Se reían de los WASP, o White Anglo-Saxon Protestants (protestantes anglosajones blancos), aunque tenían sus defectos, pero representaban una cultura central y controlaban el sistema usamericano.

Estados activo, zombi y cero de la religión

He utilizado una conceptualización particular para analizar el declive religioso, no sólo en este libro, sino en todos mis libros recientes. Se trata de un análisis en tres etapas de la desaparición de la religión.

*En primer lugar, distingo una etapa activa de la religión, en la que las personas son creyentes y practicantes.

*Luego está lo que yo llamo la etapa zombi de la religión, en la que la gente ya no es creyente ni practicante, pero conserva en sus hábitos sociales valores y comportamientos heredados de la religión activa anterior. Me referiría, por ejemplo, al republicanismo francés, que sucedió a la Iglesia católica en Francia en la cuenca de París, como una religión civil zombi.

*Luego viene una tercera etapa, que estamos viviendo actualmente en Occidente, que yo llamo la etapa cero de la religión, en la que los hábitos sociales heredados de la religión han desaparecido por sí mismos. Doy un indicador temporal para la consecución de este estadio cero, pero no hay que tomárselo de forma moralista. Es una herramienta técnica que me permite datar el fenómeno en 2013, 2014 o 2015.

Utilizo cualquier ley que instituya el matrimonio para todos, es decir, el matrimonio entre individuos del mismo sexo, para fechar el inicio de la etapa cero. Esto es un indicador del hecho de que no queda nada de los hábitos religiosos del pasado. El matrimonio civil reproduce el matrimonio religioso. El matrimonio para todos es posreligioso. Repito, no he dicho que esté mal. No estoy siendo moralista. Estoy diciendo que esto es lo que nos permite considerar que hemos alcanzado un estado de religión cero.

Pasar del declive industrial al declive educativo, al declive religioso, para finalmente diagnosticar un estado de religión cero, nos permite afirmar que la caída de USA no es un fenómeno reversible a corto plazo. En todo caso, no será reversible en los pocos años que dure esta guerra en Ucrania.

Una derrota usamericana

Esta guerra, que aún continúa, aunque el ejército que representa a Occidente sea ucraniano, es un enfrentamiento entre Rusia y USA. No podría haber tenido lugar sin el equipamiento usamericano. No podría haber tenido lugar sin los servicios de observación e inteligencia usamericanos. Por eso es perfectamente normal que las negociaciones finales tengan lugar entre rusos y usamericanos.

Me parece extraño que los europeos se sorprendan al verse excluidos de las negociaciones. Su sorpresa es una sorpresa para mí. Desde el comienzo del conflicto, los europeos se han comportado como súbditos de USA. Participaron en las sanciones, suministraron armas y equipos, pero no dirigieron la guerra. Por eso los europeos no tienen una imagen correcta o realista de la guerra.

En eso estamos. Occidente ha sido derrotado industrialmente. Económicamente. Para mí, predecir esta derrota no constituía un gran problema intelectual.

Esto me lleva a lo que más me interesa y lo que es más difícil para un prospectivista: analizar y comprender la actualidad. Doy conferencias con bastante regularidad. He dado algunas en París. Las he hecho en Alemania. Los he hecho en Italia. Hace poco celebré una en Budapest. Lo que me llama la atención es que, en cada nueva conferencia, aunque siempre hay una base estable, común a todas, también hay nuevos acontecimientos que integrar. Nunca sabemos cuál es la verdadera actitud de Trump. No sabemos si su deseo de salir de la guerra es sincero. Hay algunas sorpresas extraordinarias, como su repentino resentimiento contra sus propios aliados, o más bien sus súbditos. Por ejemplo, fue bastante sorprendente ver al presidente de USA señalar con el dedo acusador de la guerra y la derrota a los europeos y ucranianos. Hoy tengo que confesar mi admiración por el control y la calma del gobierno ruso, que (a primera vista) tiene que tomarse en serio a Trump, que tiene que aceptar su retrato de la guerra porque hay que negociar.

Sin embargo, he observado un elemento positivo en Trump que se ha mantenido estable desde el principio: está hablando con el gobierno ruso, se está alejando de la actitud occidental de demonizar a Rusia. Es una vuelta a la realidad y, en sí mismo, algo positivo, aunque estas negociaciones no lleven a nada concreto.

La revolución Trump

Me gustaría intentar comprender la causa inmediata de la revolución Trump.

Toda revolución tiene ante todo causas endógenas; es ante todo el resultado de una dinámica y de contradicciones internas a la sociedad en cuestión. Sin embargo, un rasgo sorprendente de la historia es la frecuencia con que las revoluciones son desencadenadas por derrotas militares.

La Revolución Rusa de 1905 estuvo precedida por una derrota militar ante Japón. La revolución rusa de 1917 fue precedida por una derrota ante Alemania. La revolución alemana de 1918 también estuvo precedida por una derrota.

Incluso la Revolución Francesa, que parece más endógena, estuvo precedida en 1763 por la derrota de Francia en la Guerra de los Siete Años, una gran derrota ya que el Antiguo Régimen perdió todas sus colonias. El hundimiento del sistema soviético también fue provocado por una doble derrota: en la carrera armamentística con USA y por la retirada de Afganistán.

Creo que debemos partir de esta noción de una derrota que conduce a una revolución para entender la revolución Trump. El experimento en curso en USA, aunque no sepamos exactamente qué va a ser, es una revolución. ¿Es una revolución en sentido estricto? ¿Es una contrarrevolución? En cualquier caso, es un fenómeno de una violencia extraordinaria, una violencia que se vuelve, por un lado, contra los sujetos aliados, los europeos, los ucranianos, pero que también se expresa internamente, en la sociedad usamericana, por una lucha contra las universidades, contra la teoría de género, contra la cultura científica, contra la política de inclusión de los negros en las clases medias usamericanas, contra el libre comercio y contra la inmigración.

En mi opinión, esta violencia revolucionaria está ligada a la derrota. Varias personas me han hablado de conversaciones entre miembros del equipo de Trump y lo que llama la atención es su conciencia de la derrota. Gente como J. D. Vance, el vicepresidente, y muchos otros, son personas que entendieron que USA había perdido esta guerra.

Para USA fue una derrota fundamentalmente económica. La política de sanciones demostró que el poder financiero de Occidente no era omnipotente. Los usamericanos han tenido la revelación de la fragilidad de su industria militar. Los responsables del Pentágono son muy conscientes de que uno de los límites de su acción es la capacidad limitada del complejo militar-industrial usamericano.

Esta conciencia usamericana de la derrota contrasta con la falta de conciencia de los europeos.

Los europeos no organizaron la guerra. Como no organizaron la guerra, no pueden ser plenamente conscientes de la derrota. Para ser plenamente conscientes de su derrota, necesitarían tener acceso al pensamiento del Pentágono. Pero los europeos no lo tienen. Así que los europeos están mentalmente situados antes de la derrota, mientras que la actual administración usamericana está mentalmente situada después de la derrota.

Derrota y crisis cultural

Como ya he dicho, mi experiencia de la caída del comunismo me enseñó una cosa importante: el colapso de un sistema es tanto mental como económico. Lo que se está derrumbando hoy en Occidente, y en primer lugar en USA, no es sólo el dominio económico, sino también el sistema de creencias que lo impulsaba o se superponía a él. Las creencias que acompañaban al triunfalismo occidental están en vías de derrumbarse. Pero como en todo proceso revolucionario, aún no está claro qué nueva creencia es la más importante, qué creencia saldrá victoriosa del proceso de descomposición.

Lo razonable en la administración Trump

Quiero dejar claro que, en principio, no sentía hostilidad hacia Trump. Cuando Trump fue elegido por primera vez en 2016, yo era una de esas personas que aceptaba que USA estaba enfermo, que su corazón industrial y obrero estaba siendo destruido, que los usamericanos de abajo estaban sufriendo bajo las políticas generales del Imperio, y que había muy buenas razones por las que muchos votantes votarían a Trump. Hay cosas muy razonables en las intuiciones de Trump. El proteccionismo de Trump, la idea de que tenemos que proteger a USA para reconstruir su industria, es el resultado de una intuición muy razonable. Yo mismo soy proteccionista. Escribí libros sobre ello hace mucho tiempo. También creo que la idea del control de la inmigración es razonable, aunque el estilo adoptado por la administración Trump para gestionar la inmigración sea insoportablemente violento.

Otro elemento razonable, que sorprende a muchos occidentales, es la insistencia de la administración Trump en que solo hay dos sexos en la humanidad, hombres y mujeres. No lo veo como un acercamiento a la Rusia de Vladímir Putin, sino como una vuelta a la concepción ordinaria de la humanidad que ha existido desde la aparición del Homo sapiens, una evidencia biológica en la que, además, coinciden la ciencia y la Iglesia.

Hay algo razonable en la revolución Trump.

Nihilismo en la revolución Trump

Ahora debo decir por qué, a pesar de la presencia de estos elementos razonables, soy pesimista y por qué creo que el experimento Trump fracasará. Les recordaré por qué soy optimista sobre Rusia desde 2002 y por qué soy pesimista sobre USA en 2025.

En el comportamiento de la administración Trump hay un déficit de pensamiento, una falta de preparación, una brutalidad, un comportamiento impulsivo, irreflexivo, que evoca el concepto central de La derrota de Occidente, el del nihilismo.

En La derrota de Occidente, explico que el vacío religioso, el estado cero de la religión, conduce a la angustia más que a un estado de libertad y bienestar. El estado cero nos devuelve al problema fundamental. ¿Qué significa ser un hombre? ¿Cuál es el sentido de las cosas? Una respuesta clásica a estas preguntas, en una fase de colapso religioso, es el nihilismo. Pasamos de la angustia del vacío a la deificación del vacío, una deificación del vacío que puede conducir al deseo de destruir las cosas, las personas y, en última instancia, la realidad. La ideología transgénero no es en sí misma moralmente grave, pero es intelectualmente fundamental porque decir que un hombre puede convertirse en mujer o una mujer en hombre revela un deseo de destruir la realidad. Era, en asociación con la cultura cancel, con la preferencia por la guerra, un elemento del nihilismo que predominó bajo la administración Biden. Trump rechaza todo eso. Sin embargo, lo que me llama la atención en este momento es la emergencia de un nihilismo que adopta otras formas: un deseo de destruir la ciencia y la universidad, las clases medias negras, o una violencia desordenada en la aplicación de la estrategia proteccionista usamericana. Cuando, sin pensarlo, Trump quiere establecer aranceles entre Canadá y USA, cuando la región de los Grandes Lagos constituye un sistema industrial único, veo en ello un impulso de destruir tanto como de proteger. Cuando veo a Trump establecer de repente aranceles proteccionistas contra China, olvidando que la mayoría de los smartphones usamericanos se fabrican en China, me digo que no podemos descartar esto como una estupidez. Es estupidez, por supuesto, pero también puede ser nihilismo. Pasemos a un nivel moral más elevado: la fantasía de Trump de transformar Gaza, vaciada de su población, en un centro turístico es típicamente un proyecto nihilista de primer orden.

La contradicción fundamental de la política usamericana, sin embargo, se encuentra en el proteccionismo.

La teoría del proteccionismo nos dice que la protección sólo puede funcionar si un país tiene la población cualificada para aprovechar la protección arancelaria. Una política proteccionista sólo será eficaz si se dispone de ingenieros, científicos y técnicos cualificados. Que los usamericanos no tienen en número suficiente. Y, sin embargo, veo que USA empieza a perseguir a sus estudiantes chinos, y a tantos otros, los mismos que les permiten compensar su déficit de ingenieros y científicos. Esto es absurdo. La teoría del proteccionismo también nos dice que la protección solo puede lanzar o reactivar la industria si el Estado interviene para ayudar a construir nuevas industrias. Sin embargo, vemos a la administración Trump atacando al Estado, el mismo Estado que debería nutrir la investigación científica y el progreso tecnológico. Peor aún, si se busca la motivación detrás de la lucha contra el Estado federal liderada por Elon Musk y otros, se encontrará que ni siquiera es económica.

Los conocedores de la historia usamericana saben el papel crucial que desempeñó el Estado federal en la emancipación de los negros. En USA, el odio al Estado federal suele derivar del resentimiento contra los negros. Cuando se lucha contra el Estado federal usamericano, se lucha contra las administraciones centrales que han emancipado y protegido a los negros. Una gran parte de las clases medias negras encontraron trabajo en la administración federal. Por lo tanto, la lucha contra el Estado federal no forma parte de una concepción general de reconstrucción económica y nacional.

Si pienso en las múltiples y contradictorias acciones de la administración Trump, la palabra que me viene a la mente es dislocación. Una dislocación cuya dirección no está clara.

Familia nuclear absoluta + religión cero = atomización

Soy muy pesimista sobre USA. Para concluir esta conferencia exploratoria, voy a volver a mis conceptos fundamentales como historiador y antropólogo. Dije al principio de esta conferencia que la razón fundamental por la que creía, bastante pronto, ya en 2002, en el retorno de Rusia a la estabilidad, era porque era consciente de la existencia de un trasfondo antropológico comunitario en Rusia. A diferencia de mucha gente, yo no necesito especular sobre el estado de la religión en Rusia para entender la vuelta de Rusia a la estabilidad. Veo una cultura familiar, una cultura comunitaria, con sus valores de autoridad e igualdad, que nos ayuda a entender un poco lo que es la nación en la mente rusa. De hecho, existe una relación entre la forma de la familia y la idea de nación. La familia comunal corresponde a una idea fuerte y compacta de la nación o del pueblo. Tal es el caso de Rusia.

En el caso de USA, como en el de Inglaterra, tenemos la situación opuesta. El modelo de familia inglés y usamericano es nuclear, individualista y ni siquiera incluye una regla precisa de herencia. Reina el libre albedrío. La familia nuclear absoluta angloamericana contribuye muy poco a estructurar la nación. La familia nuclear absoluta tiene ciertamente la ventaja de la flexibilidad. Las generaciones se suceden separándose. La rapidez de adaptación en USA e Inglaterra y la plasticidad de sus estructuras sociales (que permitieron la revolución industrial inglesa y el despegue usamericano) son en gran medida el resultado de esta estructura familiar nuclear absoluta.

Pero junto a esta estructura familiar individualista, o por encima de ella, en Inglaterra como en USA, estaba la disciplina de la religión protestante, con su potencial de cohesión social. La religión, como factor de estructuración, era crucial para el mundo angloamericano. Ha desaparecido. El estado cero de la religión, combinado con valores familiares muy poco estructurados, no me parece una combinación antropológica e histórica que pueda conducir a la estabilidad. El mundo angloamericano se encamina hacia una atomización cada vez mayor. Esta atomización sólo puede conducir a una acentuación, sin límite visible, de la decadencia usamericana. Espero equivocarme, espero haber pasado por alto un importante factor positivo.

Por desgracia, ahora sólo puedo encontrar un factor negativo adicional, que llegó a mi conocimiento tras leer un libro de Amy Chua, académica de Yale que fue mentora de J.D. Vance, Political Tribes. Group instinct and the Fate of Nations [Tribus políticas. El instinto de grupo y el destino de las naciones ] (2018) subraya, después de muchos otros textos, el carácter único de la nación usamericana: una nación cívica, fundada por la adhesión de todos los inmigrantes sucesivos a valores políticos que trascienden la etnia. Es cierto. Esa fue la teoría oficial desde el principio. Pero también había un grupo protestante blanco dominante en USA, que tenía una historia bastante larga y era básicamente étnico.

Desde la desaparición del grupo protestante, la nación usamericana ha pasado a ser verdaderamente posétnica, una nación puramente “cívica”, unida en teoría por su apego a su constitución y sus valores. El temor de Amy Chua es que USA esté volviendo a lo que ella llama tribalismo. Una atomización regresiva.

Cada una de las naciones europeas, cualquiera que sea su estructura familiar, su tradición religiosa, su visión de sí misma, es básicamente una nación étnica, en el sentido de un pueblo unido a una tierra, con su lengua, su cultura, un pueblo enraizado en la historia. Cada uno tiene una base estable. Los rusos la tienen, los alemanes la tienen, los franceses la tienen, aunque en estos momentos estén un poco raros con estos conceptos. USA ya no lo tiene. ¿Una nación cívica? Más allá de la idea, la realidad de una nación usamericana cívica pero privada de moralidad por el estado cero de la religión deja a uno soñando. Es incluso escalofriante.

Mi temor personal es que no estemos en absoluto al final, sino sólo al principio de una caída de USA que revelará cosas que ni siquiera podemos imaginar. La amenaza está ahí: incluso más que con un imperio usamericano, triunfante, debilitado o destruido, nos dirigimos hacia cosas que ni siquiera podemos imaginar.

Hoy estoy en Moscú, así que voy a terminar con el tema de la situación futura de Rusia. Voy a decir dos cosas, una agradable y otra preocupante para Rusia. Rusia ganará sin duda esta guerra. Pero en el contexto de la desintegración de USA, conservará responsabilidades muy pesadas en un mundo que tendrá que recuperar su equilibrio.



30/01/2025

Una buena noticia para la humanidad

Sergio Rodríguez Gelfenstein, 30-1-2025

Estimados lectores, en esta ocasión voy a tratar de romper la dinámica tradicional. No voy a hablar de las calamidades a las que nos tiene sometido el imperialismo y el neoliberalismo. Tampoco haré mención de la maldición que encara el solo hecho de nombrar a los Trump, Netanyahu, Milei o Zelenski.

Voy a hablar de algo positivo que ilumina el futuro de la humanidad: en días recientes, diversas publicaciones científicas han dado cuenta de la posibilidad cierta de que en el año 2025… por fin y tras más de medio siglo de investigaciones aparezca la cura contra el cáncer.

El año pasado cerca de 10 millones de personas fallecieron en el planeta a causa de este flagelo. Se estima que en 2040 esa cifra supere los 15 millones de decesos. Esta terrible enfermedad afecta por igual a países con altos niveles de desarrollo  y a aquellos cuya población tiene niveles bajos en cuanto a la esperanza de vida al nacer, la educación, el acceso a la salud y los ingresos.

Un artículo de la revista londinense The Economist señala que están a punto de aparecer vacunas  de nueva generación que permitirán que el sistema inmunitario identifique los tumores y genere condiciones para evitar su propagación.

Las investigaciones actuales, que comienzan a mostrar positivos resultados, están orientadas a crear vacunas contra cánceres de piel, ovarios y cerebro. Los estudios partieron del descubrimiento del hecho de que las células cancerígenas contenían miles de mutaciones que las diferenciaban de sus vecinas sanas, haciendo que las primeras produjeran proteínas anormales, conocidas como neoantígenos, que “alarmaban” al sistema inmunológico. Estos neoantígenos son proteínas que se producen en las células cancerosas cuando se alteran los genes que las codifican.

Esto llevó a la conclusión de que era necesario introducir  estos neoantígenos en el cuerpo para que “entrenen” al sistema inmunológico con el objetivo de que después, este tenga capacidad de identificar el cáncer que los porte como cuerpo extraño. 

Las dificultades surgieron cuando los científicos debieron tomar muestras de un tumor, “secuenciar su genoma y encontrar todas sus mutaciones genéticas para que luego [fuera] posible determinar qué neoantígenos son capaces de provocar la respuesta inmunitaria más fuerte en el cuerpo”. Esto obligó a que las primeras vacunas tuvieran que ser específicas para cada paciente, “ya que el perfil de mutaciones es distinto en cada tumor e incluso con distintas células de un mismo tumor”.

Estas investigaciones que se han venido realizando en paralelo en centros de investigación y laboratorios de varios países, han mostrado avances significativos en algunos de ellos. Por ejemplo, en 2024 el laboratorio alemán Merck y el estadounidense Moderna culminaron un estudio de tres años y 157 pacientes con melanoma (un tipo de cáncer de piel), en los que lograron reducir en un 49 % el riesgo de muerte o recaída al inocularlos con una vacuna terapéutica llamada ARNm-4157, “que se elabora de manera personalizada para cada paciente y que se administra en combinación con el fármaco de inmunoterapia Keytruda”. Este porcentaje de disminución surge de la comparación con aquellos pacientes a los que solo se les suministró el fármaco.

Otra investigación iniciada en Inglaterra en la Universidad de Oxford a fines del año pasado está orientada a crear una vacuna preventiva contra el cáncer de ovario, cuyo objetivo sea reconocer y atacar las células cancerosas en las primeras etapas. Así mismo, este centro de investigación está trabajando para elaborar una vacuna contra el cáncer de pulmón.

Por su parte, en la Universidad de Florida Estados Unidos, están estudiando la posibilidad de luchar contra  el glioblastoma, un tipo de cáncer cerebral para el que no existen tratamientos. Hasta ahora, las pruebas se han verificado en perros con tumores cerebrales  que  vivieron una media de 139 días después del tratamiento en comparación con los 30-60 días que vivían sin él. 

La que pareciera la investigación más avanzada es la que llevan adelante  la Universidad de Ciencia y Tecnología Sirius y el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Moscú, Rusia junto con especialistas de los mayores centros oncológicos del país, quienes crearon una vacuna contra el cáncer que actualmente se está probando en animales.

En una entrevista para RT, Alexánder Guíntsburg, director del Centro Gamaleya explicó que su vacuna se basará en una plataforma de ARNm que entrenará al sistema inmunitario del cuerpo humano para atacar a las células malignas, con lo cual guarda cierta similitud con las anteriormente expuestas. Al aplicar la vacuna, “ en el organismo aparecerán células que reconocerán las proteínas extrañas, se adherirán al tumor y liberarán enzimas activas. Algunas de ellas horadarán las células afectadas, mientras que otras penetrarán por esa vía y destruirán las proteínas tumorales”. Guíntsburg detalló que  gracias a este mecanismo no se producirá inflamación y se destruirá tanto el tumor, como también las células que hacen metástasis. Esta vacuna también es personalizada para cada paciente sobre la base de la consideración de que no hay dos tumores iguales. Así mismo, será un instrumento terapéutico para aquellos pacientes que han sido sometidos a intervención quirúrgica para eliminar un tumor.

El tratamiento pasa por la recepción por parte del enfermo  de un ciclo de siete u ocho inyecciones con intervalos de varias semanas después de lo cual se comprobará si hay una respuesta inmunitaria a la vacuna para que el paciente comience a recibir  inyecciones periódicas, posiblemente de por vida para eliminar el riesgo de reaparición de la patología.

Los componentes de la vacuna están siendo probados durante aproximadamente 10 meses hasta concluir la fase experimental a fines de este año, cuando será posible su uso tras obtener la aprobación de las autoridades de salud rusas. Se espera que para el mes de septiembre de este año la vacuna comience a ser utilizada en seres humanos. Vale decir que los especialistas que han elaborado esta vacuna y que se encuentran trabajando en ella desde mediados de 2022, son los mismos que crearon la exitosa Sputnik V para combatir el covid-19.

Hasta el momento, según las pruebas realizadas  en animales inoculados con melanoma, al décimo quinto día del tratamiento el sistema inmunológico empieza a funcionar, disminuyendo ostensiblemente el tamaño del tumor al comparar animales vacunados y no vacunados. Guíntsburg aseguró que si todas las etapas se realizan tal como está previsto, la fabricación de la vacuna  demorará  entre seis y ocho semanas. El costo de la dosis será de alrededor de 3.000 dólares pero Andréi Kaprin, oncólogo jefe del Ministerio de Salud de Rusia aseguró que en su país será proporcionada gratuitamente a los enfermos.

Estableciendo una perspectiva de futuro, Guíntsburg ha asegurado que  "dentro de 10-15 años, la humanidad también extenderá, consecuentemente, la posibilidad de vivir sin estas enfermedades". Pero vale aclarar que esta vacuna no servirá para combatir todos los tipos de cáncer ya que no todos son susceptibles de inmunoterapia. Por ahora solo se desarrollarán -en primera instancia-  vacunas de ARNm personalizadas contra el cáncer de piel,  para después seguir con las de  riñón, pulmón ( el más frecuente en humanos), mama, algunas gastrointestinales y páncreas para las que se necesitan ensayos separados a fin de confirmar su eficacia.

En esa medida, los científicos rusos han asegurado que es poco probable que se pueda crear una vacuna preventiva universal contra esta dolencia ya que no es posible considerar el cáncer como una enfermedad única sino que cada una tiene “orígenes diferentes, en tejidos diferentes y con cursos diferentes”.

En cualquier caso, la noticia es muy importante porque de esta manera se podrá desafiar a uno de los peores flagelos que enfrenta la humanidad. Sin embargo, como se ha visto, es muy probable que si la vacuna es conseguida por los laboratorios occidentales (tal como ocurrió con la de Covid 19) primará el interés de lucro y de ganancia más que el de salvaguarda de la salud y la vida humana.

Por ello también, es esperanzador el anuncio del ministerio de salud de Rusia en el sentido de que la vacuna se proporcionará gratuitamente a todos los ciudadanos. Es de esperar que en un futuro no muy lejano, la misma sea recibida en todos los países del mundo. Con ello la ciencia rusa habrá hecho una nueva contribución en beneficio de los ciudadanos del planeta sin establecer diferencias entre su condición social, de raza o la pertenencia a uno u otro país.  

17/10/2022

Entrevista a Jeffrey Sachs: acabar con la guerra por delegación en Ucrania o enfrentarse al "Armagedón". Hay que negociar de una vez

 

Traducido por Miguel Álvarez Sánchez, Tlaxcala, a partir de la traducción al alemán de NachDenSeiten, un poco acortada

Esta es una declaración clave de Jeffrey Sachs en una entrevista para Grayzone el 10.10.2022 con los periodistas usamericanos Aaron Maté y Max Blumenthal. Sachs es director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Los pasajes especialmente interesantes están en negrita para una vista general rápida.

Maté:

El presidente Zelenski pidió recientemente ataques preventivos contra Rusia, aunque un portavoz se retractó posteriormente y dijo que se refería a sanciones preventivas. Entretanto, Biden habló de que el mundo se enfrenta al Armagedón por primera vez desde la crisis de Cuba y al mismo tiempo dijo que Putin hablaba en serio cuando dijo que utilizaría armas nucleares biológicas, químicas y tácticas, aunque yo personalmente no he oído a Putin decir eso.

¿Cómo interpreta esta recargada retórica, cree que le interesa seriamente a USA una salida a la escalada en este momento?

Sachs:

Esta es una guerra entre Rusia y USA. No sabemos exactamente cuántos soldados usamericanos hay en suelo ucraniano, pero sí sabemos que USA está financiando armas para Ucrania y proporcionando al país información de los servicios secretos. Así que hay dos bandos enfrentados con unas 1.600 armas nucleares en una guerra de extraordinaria importancia para Rusia, sobre la que USA ha dicho hasta ahora que haremos todo lo posible para infligirle una derrota.

Sin embargo, hay una salida que es abiertamente obvia: Que la OTAN diga que no aceptamos a Ucrania en la OTAN. Y punto. Esta solución habría evitado la guerra y le habría puesto fin ya en marzo, cuando Rusia y Ucrania, con la mediación de Turquía, estaban cerca de una solución y lo dijeron públicamente.

Muchos de nosotros creemos que USA ha impedido este acuerdo negociado. Nunca sabemos realmente lo que ocurre en nuestro gobierno porque no dice la verdad.

Creo que la ampliación de la OTAN es un objetivo muy arraigado en USA que se remonta a principios de la década de 1990. Desde entonces, Rusia ha rechazado este objetivo con la misma determinación.

Putin también lo dejó muy claro a finales de 2021: la neutralidad de Ucrania es mi línea roja. En ese momento llamé a la Casa Blanca y dije: la neutralidad sería lo adecuado para ambas partes. Pero la Casa Blanca insistió en que Ucrania tenía derecho a entrar en la OTAN. Pero mantengo mi posición: debe haber negociaciones. Por cierto, Zelenski no puede dirigir las negociaciones con Putin. Porque esta es una guerra entre los USA y Rusia. Aquí es donde los presidentes usamericano y ruso deben hablar directamente entre sí.

Maté:

Zelenski también ya ha descartado negociar con Rusia mientras Putin esté en el poder...

Sachs:

Estudié en detalle la crisis de Cuba. Justo al mes hace 60 años estuvimos al borde de la destrucción nuclear. Y en esta crisis una de las provocaciones fue que Castro dijo: Adelante, ataca -dirigido a Jrushchov- por lo que le instó a que lanzara un ataque preventivo. Tal y como lo exige ahora Zelenski. ¿Y cómo reaccionó Jrushchov? Dijo, ¿se supone que este es nuestro aliado que quiere el fin del mundo? Será mejor que negociemos rápido.

Estoy totalmente consternado por declaraciones como las de Zelenski. Lo malo es que USA le asegura a Ucrania un apoyo total y así también da carta blanca a esas declaraciones provocadoras.

Aquí hay un pequeño cuestionario:

Rusia controla la central nuclear de Zaporiyia, Ucrania. Le disparan. Entonces, ¿quién está disparando? Nuestros medios de comunicación dicen: ¡Oh, eso no lo sabemos!

Es evidente que no pueden sumar uno más uno y llegar a la conclusión: Hm, si Rusia controla la central nuclear, ¿entonces tal vez no dispare contra la propia central nuclear a la par?

Es casi seguro que Ucrania es responsable de esto. Y sin embargo, no nos atrevemos a decir esta sencilla verdad. Dejamos que Ucrania prosiga impunemente en lugar de decir: ¡Basta ya! Ni siquiera conseguimos hacer esta exigencia. Este es el problema.

Estamos azuzando a Ucrania contra Rusia. De esta manera arriesgamos un Armagedón. Esto es un error gigantesco de este gobierno.

Tengo 67 años y he sido testigo de muchas guerras usamericanas: Vietnam, Laos, Camboya, Nicaragua, Irak, Siria, Afganistán, Libia, Yemen y más. Es tarea del presidente de USA poner el freno. Porque este país es una máquina de guerra. Esto no es un deporte para espectadores, va de vida o muerte. El presidente tiene que evitar la destrucción del mundo.

Blumenthal

Dice usted que se trata de una guerra entre USA y Rusia. Importantes representantes usamericanos llevan tiempo pidiendo que se ponga fin a Nordstream 2. ¿Quién cree que es el responsable de los atentados que han tenido un enorme impacto en la economía alemana?

Sachs:

No estuve allí, pero creo que los usamericanos volaron Nordstream. Biden ya dijo en febrero: si Putin invade, se acabó Nordstream 2. A la pregunta de una periodista sobre cómo se va a llevar a cabo eso, se limitó a decir: «Tenemos nuestros medios y formas.»

Así pues, ¿quién vigila el espacio aéreo, quién tiene los medios para llevar a cabo un ataque de este tipo, quién ha anunciado ya que impedirá el gasoducto, y quién, tras el sabotaje, habló de una gran oportunidad para que USA desvincule a Europa del gas ruso para siempre? Los periodistas experimentados me dicen: por supuesto que fue USA. Pero esta constatación no aparece en nuestras noticias.

06/10/2022

SERGIO RODRIGUEZ GELFENSTEIN
El conflicto en Ucrania como expresión del cambio de época


Sergio Rodríguez Gelfenstein, 6/10/2022

Durante mi reciente visita a Argentina y Uruguay, las instituciones auspiciantes de mi viaje organizaron una gira en la que hubo 14 presentaciones del libro “La OTAN contra el mundo” que escribimos junto a Jorge Elbaum. Así mismo, se realizaron 7 charlas y conferencias sobre el tema. En no pocas de ellas, los asistentes reiteraron la consulta acerca de por qué el libro tiene el subtítulo que ahora uso en este artículo: “El conflicto en Ucrania como expresión del cambio de época”, y pedían que se abundara sobre el asunto.

 

1º edición
Páginas: 160
Tamaño: 16 x 23 cm.
Precio: AR$2400.00.- / U$S15.00.

Comprar libro (papel/ebook)

Precisamente, para Jorge y para mí, fue prioritario dar a conocer en el libro algunos apuntes que explicaban porque habíamos llegado a la conclusión de que más allá de los resultados que se obtuvieran del desarrollo bélico del conflicto, en realidad lo más trascendente era que la principal consecuencia de éste era la verificación del inicio de aquel cambio de época del que hablara el expresidente ecuatoriano Rafael Correa hace unos años atrás.

De la misma manera, asumimos que esta consecuencia era la que le daba carácter global a la confrontación, toda vez que sus secuelas iban a impactar en todo el planeta. Así, el trance era mucho más que un enfrentamiento de Ucrania contra Rusia e incluso de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia.

En este sentido, a diferencia de la segunda guerra mundial cuando Estados Unidos esperó hasta el final por una debacle de la Unión Soviética frente al ejército nazi antes de irrumpir a mediados de 1944 cuando era indiscutible y categórico el resultado final del conflicto tras la victoria soviética en Stalingrado en febrero de 1943, ahora el “nuevo Desembarco de Normandía” expresado como apoyo al golpe de Estado en Ucrania en 2014, fue el detonador de una guerra de expansión que ya dura 8 años.

En el transcurso, Estados Unidos no sólo apoyó el exterminio de la población ruso parlante del este de Ucrania, sino que cooperó en el descabezamiento de las fuerzas armadas de ese país para transformarla en un órgano de ejecución bajo mandato de las organizaciones nazis que, con el apoyo del gobierno de ese país, comenzaron la “otanización” de ese componente armado para convertirlo en un ariete de la expansión de la OTAN, estructura militar terrorista que amenaza a toda la humanidad.

La obligada respuesta rusa en salvaguarda de la integridad física de los habitantes de los territorios oprimidos agregó además como objetivos la desnazificación y la desmilitarización de Ucrania, emulando de esa manera los objetivos acordados por las potencias triunfantes en la segunda guerra mundial respecto de Alemania, cuando se reunieron en la ciudad alemana de Potsdam entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945.

Al finalizar el evento, el presidente de Estados Unidos se apresuró en regresar a Washington para -tan solo 4 días después- ordenar el lanzamiento de dos bombas atómicas en las inertes ciudades de Hiroshima y Nagasaki cuando ya Japón se había rendido. De esa manera, subordinó -por vía del hecho más horrible acontecido en la historia de la humanidad- al imperio japonés rendido y desarmado, que hasta hoy ha permanecido acoplado al dispositivo militar y político de Estados Unidos.

29/09/2022

JOHN PILGER
En Ucrania, USA nos está arrastrando hacia una guerra con Rusia
Un artículo de 2014 más actual que nunca

John Pilger, The Guardian, 13/5/2014
Traducido por
Miguel Álvarez Sánchez, editado por Fausto Giudice, Tlaxcala

 

¿Por qué toleramos la amenaza de otra guerra mundial en nuestro nombre? ¿Por qué permitimos mentiras que justifican este riesgo? La magnitud de nuestro adoctrinamiento, escribió Harold Pinter, es un «acto de hipnosis de gran éxito, brillante e incluso ingenioso», como si la verdad «no se produjera ni siquiera mientras se produce».

Un activista prorruso con un casquillo y un paquete de comida de fabricación usamericana que cayó de un vehículo blindado del ejército ucraniano durante un ataque a un control de carretera el 3 de mayo de 2014 en Andreievka,  óblast de Zaporiyia, Ucrania.Foto: Scott Olson/Getty

 

Cada año, el historiador usamericano William Blum publica su «resumen actualizado del historial de la política exterior de USA», que muestra que, desde 1945, USA ha intentado derrocar a más de cincuenta gobiernos, muchos de ellos elegidos democráticamente; ha interferido indecentemente en las elecciones de treinta países; ha bombardeado a la población civil de 30 países; ha utilizado armas químicas y biológicas; y ha intentado asesinar a líderes extranjeros.

En muchos casos Gran Bretaña ha sido un colaborador. El grado de sufrimiento humano, por no hablar de la criminalidad, es apenas reconocido en Occidente, a pesar de contar con las comunicaciones más avanzadas del mundo y el periodismo supuestamente más libre. Que las víctimas más numerosas del terrorismo - «nuestro» terrorismo- sean musulmanes, es algo indecible. Se suprime que el yihadismo extremo, que condujo al 11-S, fue alimentado como arma de la política angloamericana (Operación Ciclón en Afganistán). En abril, el Departamento de Estado de USA señaló que, tras la campaña de la OTAN en 2011, «Libia se ha convertido en un refugio terrorista seguro».

El nombre de «nuestro» enemigo ha cambiado a lo largo de los años, desde el comunismo hasta el islamismo, pero en general se trata de cualquier sociedad independiente del poder occidental y que ocupa un territorio estratégicamente útil o rico en recursos, o que simplemente ofrece una alternativa a la dominación usamericana. Los líderes de estas naciones obstruccionistas se suelen apartar violentamente, como los demócratas Muhammad Mossedeq en Irán, Arbenz en Guatemala y Salvador Allende en Chile, o son asesinados como Patrice Lumumba en el Congo. Todos son objeto de una campaña de vilipendio por parte de los medios de comunicación occidentales: pensemos en Fidel Castro, Hugo Chávez y ahora Vladimir Putin.

El papel de Washington en Ucrania sólo es diferente en sus implicaciones para el resto de nosotros. Por primera vez desde los años de Reagan, USA amenaza con llevar al mundo a la guerra. Con el este de Europa y los Balcanes convertidos en puestos militares de la OTAN, el último «Estado tapón» fronterizo con Rusia –Ucrania– está siendo desgarrado por las fuerzas fascistas desatadas por USA y la UE. Nosotros, en Occidente, apoyamos ahora a los neonazis en un país donde los nazis ucranianos apoyaron a Hitler.

Después de haber ideado el golpe de Estado en febrero contra el gobierno democráticamente elegido en Kiev, la toma de la histórica y legítima base naval rusa libre de hielo en Crimea planeada por Washington fracasó. Los rusos se defendieron, como lo han hecho contra todas las amenazas e invasiones de Occidente durante casi un siglo.

Pero el cerco militar de la OTAN se ha acelerado, junto con los ataques orquestados por USA contra los rusos étnicos en Ucrania. Si se puede provocar a Putin para que acuda en su ayuda, su preconcebido papel de «paria» justificará una guerra de guerrillas dirigida por la OTAN que probablemente se extienda a la propia Rusia.

En cambio, Putin ha confundido al partido de la guerra buscando un acuerdo con Washington y la UE, retirando las tropas rusas de la frontera ucraniana e instando a los rusos étnicos del este de Ucrania a abandonar el provocador referéndum del fin de semana. Estos pueblos rusófonos y bilingües -un tercio de la población de Ucrania- llevan mucho tiempo buscando una federación democrática que refleje la diversidad étnica del país y sea a la vez autónoma de Kiev e independiente de Moscú. La mayoría no son ni «separatistas» ni «rebeldes», como los llaman los medios de comunicación occidentales, sino ciudadanos que quieren vivir con seguridad en su patria.

Al igual que las ruinas de Irak y Afganistán, Ucrania se ha convertido en un parque temático de la CIA, dirigido personalmente por el director de la CIA, John Brennan, en Kiev, con docenas de «unidades especiales» de la CIA y el FBI que establecen una «estructura de seguridad» que supervisa los salvajes ataques contra quienes se opusieron al golpe de Estado de febrero. Vea los vídeos y lea los informes de los testigos de la masacre de Odessa de este mes. Los matones fascistas traídos en autobuses quemaron la sede del sindicato, matando a 41 personas atrapadas en su interior. Mire a los policías en espera.

Un médico describió cómo intentaba rescatar a la gente, «pero me detuvieron los radicales nazis pro-ucranianos. Uno de ellos me empujó bruscamente, prometiendo que pronto yo y otros judíos de Odessa correríamos la misma suerte. Lo que ocurrió ayer ni siquiera tuvo lugar durante la ocupación fascista en mi ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. Me pregunto por qué el mundo entero guarda silencio».

Los ucranianos de habla rusa luchan por sobrevivir. Cuando Putin anunció la retirada de las tropas rusas de la frontera, el secretario de defensa de la junta de Kiev, Andriy Parubiy -miembro fundador del partido fascista Svoboda- se jactó de que los ataques contra los «insurgentes» continuarían. Al estilo orwelliano, la propaganda en Occidente ha invertido esto en que Moscú «intenta orquestar el conflicto y la provocación», según William Hague, el secretario británico de Asuntos exteriores. Su cinismo se corresponde con la grotesca felicitación de Obama a la junta golpista por su «notable moderación» tras la masacre de Odessa. La junta, dice Obama, está «debidamente elegida». Como dijo una vez Henry Kissinger: «Lo que cuenta no es lo que es verdad, sino lo que se percibe como verdad».

En los medios de comunicación usamericanos la atrocidad de Odessa se minimizó, calificándola de «turbia» y de «tragedia» en la que «nacionalistas» (neonazis) atacaron a «separatistas» (personas que recogían firmas para un referéndum sobre una Ucrania federal). El Wall Street Journal de Rupert Murdoch condenó a las víctimas - «Un incendio mortal ucraniano seguramente provocado por los rebeldes, según el Gobierno». La propaganda en Alemania ha sido pura guerra fría, con el Frankfurter Allgemeine Zeitung advirtiendo a sus lectores de la «guerra no declarada» de Rusia. Para los alemanes es una ironía conmovedora que Putin sea el único líder que condena el ascenso del fascismo en la Europa del siglo XXI.

Un tópico popular es que «el mundo cambió» tras el 11-S. Pero ¿qué ha cambiado? Según el gran lanzador de alertas Daniel Ellsberg, se ha producido un golpe de Estado silencioso en Washington y ahora gobierna el militarismo desenfrenado. El Pentágono dirige actualmente «operaciones especiales» -guerras secretas- en 124 países. En USA, el aumento de la pobreza y la pérdida de libertad son el corolario histórico de un estado de guerra perpetuo. Si añadimos el riesgo de una guerra nuclear, la pregunta es: ¿por qué toleramos esto?