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22/10/2025

Szmul Zygielbojm: Polaco, socialista, judío, mártir (Nathan Weinstock)

La destrucción del gueto de Varsovia conmovió tan poco a las potencias democráticas como la del gueto de Gaza


El 11 de mayo de 1943, desesperado por la pasividad de los Aliados ante el exterminio de los judíos en Polonia, el socialista judío polaco Szmul Zygielbojm, representante del Bund en el Parlamento polaco en el exilio, se quitó la vida en Londres.

Nathan Weinstock, abogado belga, profesor y traductor de yiddish, reconstruyó la trágica historia de Szmul Zygielbojm en una serie de documentos publicados en 1996 y 1997, que hemos reunido para hacerlos accesibles a las jóvenes (y no tan jóvenes) generaciones que asisten con horror y rabia a la recreación de la aniquilación del gueto de Varsovia y el exterminio de los judíos de Polonia que se está produciendo ante los ojos del mundo en Gaza y el resto de la Palestina ocupada, cometida por quienes se proclaman herederos de las víctimas del nazismo mientras utilizan sus métodos, y a quienes llamaremos los sionihilistas.

Ediciones The Glocal Workshop/El Taller Glocal
Colección erga omnes
160 páginas A5
Octubre de 2025

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Szmul Zygielbojm nació en una familia obrera de Borowica (voivodía de Lublin, 250 km al sureste de Varsovia) en 1895. Elegido en 1924 miembro del comité central del Bund, Unión General de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia (Algemeyner Yidisher Arbeter Bund in Lite, Poyln un Rusland), partido socialista fundado en 1897, consiguió huir de Polonia pasando clandestinamente a la Alemania nazi en enero de 1940. De Bélgica huyó a Francia tras la ocupación, antes de llegar a Nueva York. En marzo de 1942 viajó a Londres, donde se convirtió en miembro del Consejo Nacional, el parlamento polaco en el exilio. Al igual que en Nueva York, todos sus esfuerzos por movilizar a los Aliados contra el exterminio de los judíos en Polonia resultaron inútiles: el 11 de mayo de 1943 se quitó la vida.

En una carta al presidente y al primer ministro polacos en el exilio, escribió:

La responsabilidad del crimen de exterminar a toda la población judía de Polonia recae principalmente sobre los ejecutores; sin embargo, indirectamente, también recae sobre toda la humanidad. Las naciones y los gobiernos aliados no han emprendido hasta ahora ninguna acción concreta para detener la masacre. Al aceptar asistir pasivamente a la exterminación de millones de seres humanos indefensos – los niños, las mujeres y los hombres martirizados – estos países se han convertido en cómplices de los criminales.

No puedo permanecer en silencio. No puedo seguir viviendo mientras desaparecen los últimos restos del pueblo judío de Polonia, del cual soy representante. Mis compañeros del gueto de Varsovia han sucumbido, arma en mano, en un último impulso heroico. No se me ha concedido morir como ellos, ni con ellos. Pero mi vida les pertenece y yo pertenezco a su tumba común.

Con mi muerte, deseo expresar mi protesta más profunda contra la pasividad con la que el mundo observa y permite la exterminación del pueblo judío. Soy consciente del valor ínfimo de una vida humana, especialmente en el momento presente. Pero como no he logrado hacerlo en vida, tal vez mi muerte pueda contribuir a arrancar de la indiferencia a aquellos que pueden y deben actuar para salvar de la exterminación – aunque sea en este momento final – a este puñado de judíos polacos que aún sobreviven.”

06/09/2021

A raíz de la muerte de Mikis Theodorakis

Miguel Álvarez Sánchez, Tlaxcala, 6/9/2021

Después de la lectura de dos artículos en español e inglés acerca de la reciente muerte de Mikis Theodorakis, me llevó a volandas mi espíritu a mi estancia como estudiante de Erasmus en Ioaninna en el año 2010 y posteriores experiencias de mi mosaico vivencial griego que fueron estruendosas y maravillosas; como buen estudiante disfruté de los placeres mundanos que la tierra helena me proveyó y también conocí la gran hospitalidad que tanto caracteriza a los helenos -hecho que se plasma en la voz griega φιλοξενία, que significa tanto como “amigo del extranjero”- al narrarme en una barra de un camping de la variopinta isla griega de Kreta, que para mí alberga un microcosmos de Grecia, como un griego acompañó a un extranjero al preguntarle este por la dirección de un hostal hasta la mismísima entrada del mismo. 

Pero también me solidaricé con el sufrimiento del pueblo griego por los severos recortes de la Troika en aquel año al participar en manifestaciones contra los mismos; tal vez el único acto de valentía que tenga en común con Ο ψηλός (el alto) Mikis Theodorakis, porque seguramente no creo que hubiese tenido la valentía, el empuje y la entereza que mostró en sus actos políticos durante toda su vida; comenzando ya en su juventud ayudando a familias judías a escapar de las autoridades alemanas del régimen nazi, por lo cual fue detenido y torturado por las autoridades italianas.

Tras el golpe de Estado de una junta militar de extrema derecha bajo el mando de Geórgios Papadópoulos, Theodorakis se fue a la clandestinidad y fundó una organización de resistencia contra la misma, incluso los coroneles vetaron la audición de su música y unos meses más tarde fue capturado y encarcelado durante cinco meses y tras una larga huelga de hambre le desterraron a él con su mujer Myrto y sus dos hijos al pueblo de Zatuna y posteriormente fue recluido en el campo de concentración de Oropos. Durante todo ese tiempo compuso incansablemente canciones contra la Junta.

Algunos griegos exiliados en el extranjero como Melina Mercouri y María Farandouri obtuvieron sus canciones y las interpretaron. Su salud sufrió las condiciones del arresto y las huelgas de hambre; se produjo un movimiento de solidaridad por parte de artistas e intelectuales de todo el mundo. Durante el exilio dedicó todas sus fuerzas en la lucha contra la dictadura recorriendo varios países llevando acabo conciertos, charlas y manifestaciones. Sus canciones se convirtieron en un símbolo de resistencia contra el fascismo en países esparcidos por todo el mundo y tuvo encuentros con políticos e intelectuales de altísimo rango. En 1974 volvió a Grecia tras la caída del régimen fascista. Continuó con sus dos facetas, artística y política, fue elegido en dos ocasiones diputado y se le nombró Ministro en el gobierno de coalición entre centro derecha y los comunistas de Constantinos Mitsotakis. En 1983 recibió el Premio Lenin de la Paz. Sin duda uno de los grandes referentes de la izquierda europea del siglo pasado.

Uno de los dos conciertos históricos en el Estadio Karaiskaki en 1974, celebrando la caída de la junta de los coroneles

El punto de vista artístico de Theodorakis despunta en mi imaginario por el visionado de la cinta de Mihalis Kakogiannis para mi Trabajo Fin de Grado acerca de la retraducción del griego al español de la novela “Zorba el Griego, Vida y andanzas de Alexis Zorba”; cuando me sumergí en la banda sonora para escucharla y disfrutar del talento musical del genio griego. El Sirtaki, un invento para la película, me acompañó hace unos años cuando estuve en la Feria Internacional de Fuengirola en la carpa griega sentado con unos amigos y viendo y escuchando a los músicos griegos comenzando a tocar la música del Sirtaki, el muro de enfrente con un plano de Grecia y bebiendo con un vaso de vino griego en mano, me sobresaltaron las lágrimas y la emoción y empecé a bailar el Sirtaki tan alocadamente como Zorba el Griego, alias Antony Quinn.