“Considère donc ça simplement comme un gros chameau”
 
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13/05/2025

RED DE SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL POR SACERDOTES
Tres papas, tres traiciones: ¿será usted el cuarto?
Carta abierta al nuevo papa

“NOSOTROS, LOS NIÑOS DE LA IGLESIA”
UNA EXHORTACIÓN AL NUEVO PAPA

SNAP, 8-5-2025

Traducido por Tlaxcala

Nosotros, antes niños de la Iglesia, llevamos en nuestros cuerpos y memorias las heridas invisibles de la violencia sexual: nuestros propios estigmas espirituales. Sin embargo, nuestra voz colectiva, que se eleva desde lo que alguna vez fue indecible, es un acto de resurrección. Restaura la humanidad que nos ha sido violentamente arrebatada y nos permite comenzar una nueva vida.

8 de mayo de 2025


Su Santidad

Palacio Apostólico

00120 Ciudad del Vaticano 

Jueves, 8 de mayo de 2025 

Le escribimos como la organización más antigua e importante del mundo que representa a las víctimas de violaciones, agresiones sexuales y abusos cometidos por sacerdotes, religiosos y religiosas, ministros laicos y voluntarios de la Iglesia católica.

Desde hace más de 35 años, hemos apoyado a más de 25,000 sobrevivientes en todo el mundo. Antes del cónclave que lo eligió, lanzamos una nueva iniciativa mundial en favor de los sobrevivientes, Conclave Watch, una base de datos que detalla cómo los cardenales que lo eligieron han facilitado y encubierto casos de abuso cometidos por miembros del clero.

Antes, éramos los niños de la Iglesia.

El delincuente sexual siempre comete dos crímenes: primero roba el cuerpo, luego la voz. 

Muchos de los cardenales que lo eligieron han encubierto los crímenes cometidos en nuestra contra, y los sacerdotes y otras personas que nos agredieron tienen un valor social y un prestigio muy superiores al de cada uno de nosotros, ya sea de manera individual o colectiva. 

El teatro y los aplausos internacionales que rodearon su elección lo demuestran de manera inequívoca. No es natural, en un momento como este, querer conocer el tipo de aflicción sexual y espiritual de la que fuimos víctimas en nuestra infancia. Tal conocimiento perturba y amenaza el funcionamiento ordinario de la Iglesia.

¿Quién, comprometido en la oración y la alabanza por su ascensión, quiere conocer este rostro oculto, repudiado y obsceno de su Iglesia?

 Nadie, excepto aquellos que están motivados por la única razón verdadera de querer conocerlo: la justicia.

Si el sacerdote y los otros delincuentes han robado nuestros cuerpos, son los cardenales y los obispos de la Iglesia, así como los tres papas que les precedieron, quienes han robado nuestras voces.

Imagínese nuestra decepción y desesperación al descubrir que usted es uno de ellos.

Sus primeras palabras deben dirigirse a los sobrevivientes y a los niños de la Iglesia

Esperamos que algunos nos critiquen por haber planteado esta cuestión en un momento en que el mundo celebra su elección. Pero ¿cuándo es entonces el momento adecuado para hablar de la alarmante realidad de la violación y la violencia sexual contra los niños, que ocurre cada minuto de cada hora de cada día en este mundo convulso?

Poco antes de su muerte, el Papa Francisco organizó una cumbre de líderes mundiales sobre los derechos del niño (1) y firmó una declaración en la que se establecen ocho principios para la protección y el respeto de los derechos del niño. A raíz de esta cumbre, anunció su intención de publicar una exhortación apostólica especial dirigida directamente a los niños, con el objetivo de educarlos y empoderarlos para que conozcan sus derechos.

Pero no alcanzó a vivir para completar esta exhortación. Esa tarea le corresponde ahora a usted. Las primeras palabras que usted pronuncie como Papa deben dirigirse a los sobrevivientes y a los niños de la Iglesia.

Pero, ¿cómo va a proclamar su compromiso de defender los derechos de los niños en el mundo y denunciar a quienes no lo hacen, cuando según las leyes de la Iglesia, las personas vulnerables no tienen esos derechos? Además, ¿cómo puede hacerlo cuando muchos de sus colegas obispos actualmente violan esos mismos principios?

Las Naciones Unidas, las comisiones estatales sobre abusos y los sobrevivientes como nosotros hemos pedido repetidamente al Papa Francisco promulgar una verdadera ley universal de tolerancia cero para los abusos sexuales y el encubrimiento de abusos. No existe tal ley en la Iglesia. ¿Por qué decenas de miles de clérigos, que usted y sus colegas obispos de todo el mundo saben que han violado y abusado sexualmente de niños y personas vulnerables, siguen ejerciendo su ministerio hoy en día? ¿Por qué cualquier obispo del mundo, incluido usted, puede ocultar casos de violación y trasladar a los delincuentes a nuevos destinos donde es probable que vuelvan a abusar?

Sin una nueva ley universal de tolerancia cero, los abusadores conocidos pueden ejercer legalmente y presentarse como sacerdotes en regla en las parroquias y las escuelas, y ante las familias. Las leyes actuales de la Iglesia no protegen ni hacen cumplir los derechos de los niños. Ellas protegen y apoyan la inmunidad de obispos y clérigos que abusan de menores, obstruyen la justicia civil y encubren delitos sexuales.

Lo que debe ser la verdadera tolerancia cero universal bajo su pontificado

Nos dirigimos a usted con un espíritu de cólera profética, frustración, amor y una llamada a la justicia. Asumir el papel de profeta, es decir, exhortar al jefe de la Iglesia católica a respetar sus propias palabras y compromisos, es una tarea ingrata e inoportuna. Sin embargo, los sacerdotes, religiosos y religiosas, ministros laicos y voluntarios que han abusado de nosotros, los obispos que lo han encubierto y los papas finalmente responsables de ello nos han obligado a adoptar esta postura. Estamos decididos a permanecer fieles a la misión que nos han confiado los hijos de la Iglesia.

San Francisco de Asís dijo: “Empieza por hacer lo que es necesario, luego haz lo que es posible; y de repente, estarás haciendo lo imposible”.

Hemos redactado cuidadosa y meticulosamente, palabra por palabra y línea por línea, la primera ley verdaderamente universal de tolerancia cero que cumple con los requisitos y normas del derecho canónico y del derecho internacional de los derechos humanos (2) Esta ley es necesaria. Permitirá retirar legal y rápidamente del ministerio a los sacerdotes que son conocidos delincuentes en todo el mundo, y empezar a exigir responsabilidades a los obispos por sus actos. Al hacerlo, podremos lograr lo que parece imposible: crear una Iglesia en la que ninguna persona que haga daño a los niños y a las personas  vulnerables pueda ser sacerdote, y en la que ninguna persona  que encubra a sus compañeros sacerdotes pueda volver a ser obispo o sentarse en la silla de San Pedro.

San Francisco también hizo la famosa observación: “Tus acciones son el único sermón que la gente necesita oír”. Firmar la tolerancia cero en la ley de la Iglesia y ponerla en práctica como Papa será la única exhortación que los niños del mundo necesitarán oír de su parte.

Transición hacia una iglesia sin abusos

Con la ayuda de la comunidad internacional, estamos poniendo en marcha un proceso claro, pragmático y factible para resolver esta catástrofe, pero sólo podrá tener éxito si usted participa con nosotros en un proceso mundial de justicia transicional dirigido por los supervivientes para abordar por fin el legado de la Iglesia de abusos sexuales y su encubrimiento.

Este modelo exige la plena implicación del Vaticano, especialmente lo que concierne la revelación de la verdad, la restitución y la reforma, pero no debe estar controlado por la Iglesia. Ofrece un camino hacia una Iglesia post-abusos basada en la transparencia, la justicia y la sanación.

Este modelo debe adherirse a los principios fundamentales de justicia reconocidos internacionalmente por los supervivientes, las Naciones Unidas y los organismos y organizaciones internacionales de derechos humanos, especialmente en el contexto de abusos sistemáticos y generalizados de los derechos humanos. Debería ser responsabilidad de los supervivientes liderar este proceso basándose en su experiencia como víctimas de estas violaciones. Para que se produzca una verdadera reconciliación, los líderes de la Iglesia deben primero demostrar, aceptar y proclamar la verdad sobre su complicidad en estos crímenes y violaciones. Por ello, la Santa Sede no puede controlar el proceso, sino que debe cooperar plenamente y de buena fe con un organismo externo. Por último, los componentes de este modelo deben aplicarse universalmente a toda la Iglesia mundial:

  • Una comisión mundial para la verdad, independiente y con la plena cooperación del Vaticano. Esta comisión organizará audiencias regionales, documentará los abusos y los encubrimientos y exigirá el pleno respeto de las normas por parte del Vaticano, incluyendo la apertura de todos los archivos relacionados con los abusos

Una ley universal de tolerancia cero promulgada en el derecho canónico, que elimine a todos los autores de abusos y a los funcionarios cómplices.

Participar de manera proactiva en acuerdos internacionales que exijan la transparencia de las iglesias y el apoyo a las acciones judiciales. Los concordatos deberían incluir obligaciones de declaración. 

Un fondo de reparación apoyado por los activos de la iglesia para ofrecer una justa restitución a los sobrevivientes. Esto incluye atención psicológica, restitución financiera, educación y vivienda. Los actos públicos de restitución deberían incluir conmemoraciones y reconocimientos oficiales de la Iglesia. 

Formar un Consejo mundial de sobrevivientes con la autoridad para supervisar la implementación y el cumplimiento de la ley. Este consejo requerirá la cooperación y participación de las conferencias episcopales y de los órganos jurídicos internacionales.

Si usted no se une a nosotros para tomar estas medidas, todos los esfuerzos realizados para combatir la catástrofe de los abusos cometidos por miembros del clero se convertirán en los mismos fracasos repetidos, en una nueva generación de depredadores clericales y en la continuación de este traumatismo mundial.

Tres papas, tres traiciones: ¿será usted el cuarto?

Después de la resurrección, Jesús le dijo a Pedro: “Cuando eras joven, te vestías solo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, y alguien más te vestirá y te llevará a donde no quieras ir”. (Juan 21:18)

A diferencia de usted y de Pedro, muchos de nosotros no hemos conocido la libertad de la juventud. De niños, no se nos permitía vestirnos solos ni ir a donde queríamos. En cambio, nos llevaban  a lugares de total sumisión, despojo y desesperación, lugares donde sentimos la ausencia de Dios, un poco como lo que Cristo vivió en la cruz.

Hoy, usted lleva el peso de esta carga. Los abusos a menores por parte de ciertos sacerdotes y el encubrimiento de estos crímenes por los obispos lo involucran directamente. Esta historia lo obliga a enfrentarse a la traición de la inocencia, llevándolo a un lugar al que no quiere ir.

Como Obispo de Roma, usted es el sucesor directo de San Pedro, a quien usted considera que fue el primer Papa, elegido no por los hombres, sino por el mismo Cristo. Sin embargo, uno de los grandes misterios de la fe es que Jesús no eligió a Pedro por su valentía o su honestidad; sabía que Pedro lo traicionaría. Jesús sabía que Pedro negaría su inocencia y mentiría al respecto, no una, sino tres veces. En otras palabras, nuestro primer Papa era un cobarde y un mentiroso.

Usted será el cuarto Papa sucesivo desde la revelación pública a los católicos y al mundo entero de los abusos generalizados y sistemáticos contra los niños. Sus tres predecesores aceptaron el oficio papal plenamente conscientes de que habían traicionado la inocencia de los niños de las diócesis que se les habían confiado. Cuando se convirtieron en papas, ninguno declinó el cargo por vergüenza o indignidad por lo que había sucedido: ni Karol Józef Wojtyła en Polonia, ni Joseph Alois Ratzinger en Alemania, ni su predecesor, Jorge Mario Bergoglio en Argentina. Ninguno de ellos se acercó a la silla papal y, como Pedro, no confesó sus pecados, ni lloró amargamente y no juró no volver a traicionar a los inocentes. Como ellos, ¿ no reconocerá plenamente lo que usted y sus colegas obispos han hecho y siguen haciendo?

Jesús le reservó a Pedro algunas de sus reprimendas más virulentas, diciéndole: “¡Apártate de mí, Satanás!” cuando Pedro no comprendió el costo real de la vida de discípulo. Sin embargo, a pesar de sus defectos, Pedro siguió siendo aquel a quien Cristo confió la dirección de la Iglesia.

La traición de los inocentes no es, en sí misma, un obstáculo para sentarse en la silla de san Pedro, siempre y cuando se siga el ejemplo de Pedro. Pedro no justificó sus actos. No se excusó a sí mismo. No se protegió de la devastadora toma de conciencia de lo que había hecho.

¿Deberán los niños y las personas vulnerables de su Iglesia soportar un cuarto papa que los traicionará, a ellos y a todos los inocentes confiados a su cuidado? ¿O será usted el primer papa que ponga fin a este flagelo y sane las heridas abiertas dejadas por la larga historia de la Iglesia católica en materia de violencia sexual?

Atentamente, 

La red de sobrevivientes de abuso sexual por sacerdotes

(SNAP, la red de sobrevivientes, ha estado apoyando a las víctimas de abusos sexuales en entornos institucionales durante más de 35 años. Nuestra red cuenta con más de 25,000 sobrevivientes y simpatizantes. Nuestro sitio web es https://www.snapnetwork.org )

Notas

(1) “Discurso del Santo Padre Francisco a los líderes mundiales que participan en la Cumbre sobre les derechos del niño”. 3 de febrero de 2025 

[2] “Recomendaciones de Tolerancia Cero de SNAP”. Red de sobrevivientes de abusos por sacerdotes