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08/02/2025

ALAIN CAMPIOTTI
Leyendo Haaretz

Alain Campiotti, Le Temps, 13-1-2025
Traducido por Michel Mujica

El autor es un periodista y escritor suizo, columnista en el diario Le Temps

En el turco. Es un restaurante banal, no lejos del aeropuerto Ben Gurion. ¿Por qué ir a comer allí? Porque el hijo, que hizo el servicio militar en la zona, pensó que el shawarma era sabroso. El otro día llevó allí a su padre, Gideon Levy. Las cosas salieron mal. Rápidamente se reunió una multitud alrededor de su mesa y los insultos volaron. Al hijo: “¡Que se joda la madre del que come con los nazis!” Al padre: “¡Eres un nazi porque te preocupas por los niños de Gaza!” A causa de la bronca, tuvieron que marcharse.

Gideon Levy es periodista de Haaretz, uno de los diarios más conocidos de Israel, conocido por sus investigaciones sobre el terreno entre los palestinos y sus despiadados comentarios contra el gobierno de Benyamin Netanyahu y los partidos que dominan la escena política israelí. También es probablemente el periodista más odiado e insultado del país. Sin embargo, este hijo de inmigrantes centroeuropeos era cualquier cosa menos un exaltado. Religioso y nacionalista acérrimo en su juventud, según él mismo afirma, llegó a ser portavoz de Shimon Peres, del Partido Laborista, antes de incorporarse a Haaretz, donde se convirtió en una voz resonante cuando el centenario diario pasó del liberalismo moderado a la crítica de los supremacistas y anexionistas que poco a poco se hacían con el poder en Israel.

Pero este Haaretz tan comprometido no es un órgano de propaganda: trabaja en profundidad. También está abierto a voces que lo desafían, como Israel Harel, colono radical y belicista sin complejos, o el historiador Benny Morris, que aboga constantemente por un ataque a gran escala contra Irán.

Tras el asalto masivo de Hamás el 7 de octubre de 2023, el periódico no vaciló en su denuncia de este horror y en su documentación de las masacres, torturas y violaciones que pudieron probarse. Pero cuando se desataron las represalias en Gaza y luego en otros lugares, puso el mismo celo en describir los abusos de esta guerra sin límites y sin piedad para los civiles, a pesar de los obstáculos de todo tipo. Un periodismo ejemplar y solitario, en la adversidad y el dolor.
En otro lugar, el periódico ofrece una descripción a gran escala, completa con mapas (antes y después) de las ciudades destruidas en Gaza y las tiendas de campaña que han sustituido a las casas, bajo la lluvia torrencial de este día de Año Nuevo para nosotros. Otro texto imagina a toda la población de Jerusalén, Tel Aviv y Haifa concentrada en la playa bajo las inclemencias del tiempo: ésta es la vida de los gazatíes que describe.
El otro sábado, Alain Finkielkraut, en Répliques, su programa de culto en la radio France Culture, abrió una especie de apasionada discusión talmúdica sobre este tema (y sobre el pensamiento de Emmanuel Lévinas). ¿Qué significa «pueblo elegido» para los judíos? Todos estuvieron de acuerdo en que sólo puede significar revelar a otros pueblos (el pueblo palestino, por ejemplo) su parte en la elección. Para los extremistas en el poder en Israel significa algo muy distinto. Para algunos de ellos (diputados), no hay ni un solo inocente entre los 2,3 millones de palestinos de Gaza. Se lo dice la Biblia: ante las trompetas de Josué, las murallas de Jericó se derrumbaron y sus habitantes fueron pasados a cuchillo, hombres, mujeres, niños, ancianos, bueyes, ovejas y burros. Un miembro no fanático de la Knesset se levantó para denunciar la «bajeza moral» de este «mesianismo mendaz, nacionalista, racista y fundamentalista que envenena y destruye el espíritu de Israel».
Cuando Gideon Levy salió el otro día del restaurante de shawarma cerca del aeropuerto Ben-Gurion con su hijo, que había sido ahuyentado a base de insultos, fue abordado en la calle por un joven. Era simpático. Le pidió al odiado periodista su bendición. Un tímido atisbo.

Así que me suscribí hace 400 días, para saber más. Es útil, o indispensable. El martes pasado, oí una noticia de diez segundos en una emisora de radio francesa: 51 gazatíes habían muerto durante el día. Miré a ver qué se decía aquí. No había nada. La guerra dura, uno se acostumbra a ella, y algunas muertes valen más que otras; en aquel momento sólo hablábamos de «Charlie», diez años después.

Con Haaretz, estamos en el meollo, con los ojos abiertos. ¿Le apetece? Por ejemplo, el 1 de enero, cuando estábamos de celebración. Ese día, el periódico llegaba al final de un completo reportaje sobre la «guerra contra la prensa» que, en su opinión, libraba el gobierno de Netanyahu, y no hablaba sólo de los 110 periodistas muertos en Gaza. Se ha puesto en marcha un boicot contra el diario rebelde: no más comunicaciones, no más publicidad, no más ingresos del Estado; un viejo plan puesto en marcha el día en que Amos Schocken, el propietario de Haaretz, hablaba en una conferencia en Londres sobre los «luchadores por la libertad palestinos a los que Israel llama terroristas».

El veterano de Haaretz Zvi Bar'el se pregunta por qué la población israelí ha asimilado tan silenciosamente lo que ocurre en Gaza: destrucción masiva y muerte; le recuerda, y mucho, a la Noche de los cristales rotos en Alemania en noviembre de 1938. Una columnista árabe del periódico lamenta cómo las víctimas de los bombardeos han quedado reducidas a estadísticas, mientras que los niños quedan sepultados bajo las ruinas, sus vidas olvidadas para siempre.

Este número de Haaretz habla, por supuesto, de la destrucción del hospital Kamal Adwan en Beit Lahia, justo al norte de Gaza. Poco después, este rudimentario hospital, el penúltimo de esta parte de la Franja, también fue mencionado en un debate del canal LCI, el menos despreciable de los canales franceses de noticias. David Pujadas y sus invitados intentan distinguir lo verdadero de lo falso en este asunto. Porque lo que viene de Gaza está bajo el control de Hamás, ya que el territorio está cerrado a los periodistas. ¿Y no serían  terroristas los pacientes a los que se ve salir con los brazos en alto? ¿Y el médico jefe hecho prisionero, el doctor Hossam Abu Safiya, que tenía un cargo en Hamás, no es otro terrorista? Por otro lado, está la descripción que hace Haaretz del asalto al hospital. Pero cuidao, este periódico es la oposición, es la izquierda…

Haaretz es muy citado en el mundo (la prueba...), pero en Israel es una voz débil: 5% de la audiencia. Gran parte del resto de los medios de comunicación se alinean con la retórica de la venganza y la guerra total desde el 7 de octubre de hace 2 años: los pacientes de Kamal Adwan son terroristas, el médico es un combatiente. En este paisaje, Haaretz es un tenue faro de ética antibelicista. La ética...

Esto es también lo que escribe Haaretz todos los días. Pero frente a esta débil voz, está la realidad del poder sin parangón del ejército de Israel, alimentado sin cesar por sus aliados occidentales, de la victoria total y la obliteración de Jericó, de Palestina. El periódico acaba de revelar que está a punto de alcanzarse un acuerdo con Arabia Saudí para un arreglo regional cuyas migajas para los palestinos, si es que alguna vez obtienen alguna, no serán más que la humillación de sus aspiraciones. La lucha de Haaretz se verá entonces como lo que es: heroica, trágica, perdida.

Gran parte del resto de los medios de comunicación se alinean con la retórica de la venganza y la guerra total.

31/08/2024

MICHEL MUJICA
Venezuela : La commune ou rien !

Michel Mujica, 30/8/2024

Lune des choses que jai apprises dans ma vie et dans les sociétés qui ont subi les assauts du néolibéralisme avec son zèle destructeur vis-à-vis des biens et des services publics, sous le prétexte de la privatisation, puisque, selon ses adeptes, la privatisation génère une plus grande efficacité et a été un processus de destruction globale des peuples et des États.

De nombreux pays ont pu faire face à ces circonstances avec des éléments de base : un système de santé public, efficace et complet pour lensemble de la population, sans exclusion.... Dautre part, la garantie de transports publics décents et dune éducation publique de qualité, du jardin denfants à lenseignement universitaire le plus sophistiqué. Sans oublier un système de collecte dimpôts non régressif...

La consultation des citoyens sur les questions qui affecteront de manière significative leur vie quotidienne devrait être lobjectif de tout gouvernement, et plus encore dun gouvernement bolivarien. Je noublie pas les paroles de Chávez lors de son dernier conseil des ministres : « La commune ou rien ! » Certains me diront que jignore les sanctions, les interventions et la destruction de notre souveraineté nationale, entendue comme la capacité à résoudre nos problèmes parmi nos compatriotes, et comprenant lexercice de la souveraineté non seulement sur un espace territorial, mais aussi culturel, politique et éducatif entre autres. Un gouvernement bolivarien ne peut se détacher des sentiments, des aspirations et des frustrations dun peuple. Au contraire, il doit devenir le guide et le militant qui, den bas, ressent les problèmes du peuple dans son travail quotidien. Je sais que les sanctions affectent, que lintervention impériale détruit, mais si nous sommes en communion avec le peuple, si nous parlons clairement, si le débat est permis ouvertement, si le droit à la critique et au débat est restauré comme une valeur fondamentale, nous serons sur la bonne voie  et on arrêtera daffronter les moulins à vent. Écouter pour agir, agir en écoutant et nous pourrons faire face à ladversité et lintervention impériale et construire le pays que nous méritons...

Note : évitons par tous les moyens que lespoir disparaisse de nos actions et du cap fixé, si nous nous habituons et subordonnons aux tâches quotidiennes, sans construire et nous associer pour un avenir supérieur et plus digne, nous nous abandonnerons au plus terrible de tous les actes : limpuissance.

30/08/2024

MICHEL MUJICA
Venezuela: ¡¡¡comuna o nada!!!

Michel Mujica, 30-8-2024

 Una de las de las cosas que he aprendido en mi vida y en sociedades que han sufrido los embates del neoliberalismo en su afán destructor de los bienes y servicios públicos, con el pretexto de la privatización, ya que, según ellos, la privatización genera mayor eficiencia y ha sido un proceso de destrucción mundial de pueblos y estados. Muchos países han sabido enfrentar esas circunstancias con elementos que son básicos: un sistema de salud público, eficiente e integral para toda la población, sin exclusiones ... Y por otro lado, la garantía de un transporte público decente y de una educación pública de calidad desde los jardines de infancia hasta la educación universitaria más sofisticada.

Sin olvidar, un sistema de recaudación impositiva no regresivo…

La consulta con los ciudadanos de aquellos temas que van a afectar notablemente su vida cotidiana, debe ser el norte de cualquier gobierno y mucho más de un gobierno bolivariano. A mí no se me olvidan las últimas palabras de Chávez en su último consejo de ministros: ¡¡¡comuna o nada!!! En pocas palabras, estaba enviando un mensaje donde la revolución bolivariana se construye desde abajo y no desde arriba…

Algunos y algunas me dirán que estoy obviando la sanciones, la intervención y destrucción de nuestra soberanía nacional, entendida como la capacidad de resolver entre nuestros connacionales, nuestros problemas y entendiendo la soberanía no solamente como un espacio territorial, sino también cultural, político y educativo. Un gobierno bolivariano no se puede divorciar del sentir, de las aspiraciones y de las frustraciones de un pueblo. Todo lo contrario, debe convertirse en el guía y también en el militante que desde abajo sienta los problemas de la gente en su quehacer cotidiano. Sé que la sanciones afectan, que la intervención imperial destruye, pero si estamos en comunión con la gente, si se habla claro, si se permite abiertamente el debate, si se restaura como un valor fundamental, el derecho a la crítica y al debate, iremos por buen camino y los molinos de viento no serán el objeto del enfrentamiento… Escuchar para actuar, actuar escuchando y estaremos en capacidad de enfrentar las adversidades y la intervención Imperial y construir el país que merecemos…

Nota. Evitemos por todos los medios que la esperanza desaparezca de nuestro actuar y de nuestro norte, si nos acostumbramos y nos subordinamos al quehacer cotidiano, sin construir y asociarse para un futuro superior y más digno, nos estaremos abandonando al más terrible de los actos: la impotencia.

18/08/2024

GIDEON LEVY
Pregunta a la “izquierda” israelí: ¿Os ha conmocionado el pogromo cometido por colonos en Yit, en Cisjordania? ¿Y no lo que está haciendo el ejército en Gaza?

Gideon Levy, Haaretz, 18/8/2024
Traducido por Michel Mujica

Qué fácil es escandalizar a los israelíes por los colonos amotinados. No somos nosotros, no tenemos nada que ver. Ni siquiera forman parte de Israel. Son la «mala hierba salvaje» al margen de la sociedad. Es un hecho, todo el mundo se exime de cualquier responsabilidad. Los políticos se alzan en un coro de condenas, e incluso la prensa pone cara de asombro. ¿Quién lo hubiera creído? Los medios de comunicación se tomaron la molestia de informar sobre el incidente. En un día realmente bueno, uno o dos alborotadores pueden ser detenidos durante una o dos horas. En contraste con la ocultación de los crímenes del ejército, destaca el enfoque de los crímenes de los colonos. De repente se permite mostrar a las víctimas y condenar a los criminales. Pero los crímenes de los colonos palidecen en comparación con los crímenes del ejército.

Derkaoui Abdellah

En Yit, Huwara, Qusra, las colinas del sur de Hebrón y la parte norte del valle del Jordán hay efectivamente gente que vive bajo el terror de los colonos, pero comparado con los estragos que el ejército está causando en Gaza y en Cisjordania, los disturbios de los colonos no son más que un campamento de verano. Un campamento de verano de horror, pero sólo de dimensiones menores. El ejército perpetra a diario el pogromo de Yit, en una versión mucho más letal, en los campos de refugiados de Tulkarem, Yenín, Nablús y, obviamente, en Gaza. Un pogromo cada día. Pero sólo los colonos provocan conmoción. Yit provocó conmoción, pero el asesinato de 100 desplazados que se habían refugiado en una escuela de Gaza sólo provocó un bostezo. La conmoción ante los disturbios de los colonos es forzada y despreciable. Canaliza todo el sentimiento de culpa reprimido hacia los márgenes, encogiéndose de hombros ante cualquier responsabilidad.

Al contemplar el increíble declive moral que ha experimentado Israel en los últimos 10 meses, se puede observar que el ejército ha sido responsable de la mayoría de los crímenes. Incluso en Yit, si el ejército hubiera cumplido con su deber, no se habría producido allí ningún pogromo. Sabe cómo reprimir cualquier protesta pacífica o disturbio palestino, pero se mantiene al margen o apoya los pogromos perpetrados por judíos. Es una política, no un percance. Es la intención, no un error. Pero incluso cuando está claro que el ejército es el culpable del pogromo de Yit, nadie lo condena, porque el ejército somos nosotros, y nosotros no estábamos en Yit; no tuvimos nada que ver con los disturbios que allí se produjeron. Nosotros somos el bello Israel y ellos son los trastornados, con sus largas patillas y sus gigantescas kipás. Otra tribu, la tribu de Judea. Nosotros somos de Israel. Nuestras manos están limpias.

Pero la base de Sde Teiman es del ejército, los escudos humanos utilizados en Gaza son el ejército, los asesinatos son del ejército. Cuarenta mil muertos son del ejército, la destrucción de Gaza es del ejército; los crueles controles de carretera en Cisjordania son del ejército; el asesinato de los gemelos de tres días, junto con su madre y su abuela, mientras el padre estaba fuera obteniendo su certificado de nacimiento, es el ejército; el creciente uso de drones para matar gente en Cisjordania es el ejército; los pilotos, las unidades de artillería, las unidades blindadas, las excavadoras, las unidades caninas, todos son el ejército. Son nuestros hijos; casi cualquiera que camine por una calle o conduzca por la autopista está relacionado de algún modo con ellos. Ellos son los que cometen la mayoría de los crímenes de los que Israel es responsable, no los gángsters de Givat Ronen o las tropas de asalto de Havat Gilad.

Es precisamente el campo de la protesta el que no está dispuesto a ver todo esto. La derecha oculta de su vista cualquier muestra de maldad infligida a los palestinos. Ésta colma su deseo de venganza y sed de sangre. Pero el campo de la protesta no es así. Es humano y ético, mira cómo se escandaliza ante Yit y sus compañeros. Este bando no sólo niega los crímenes del ejército, sino que sigue adorándolo. De ahí provienen la mayoría de sus líderes. Incluso el último líder de la izquierda, Yair Golan [nuevo líder del Partido laborista], procede del ejército.

Tras el pogromo de Yit, uno de los más graves, que se saldó con la muerte de un inocente cuyo asesino nunca será juzgado debidamente, es precisamente el momento de analizar el panorama general. Benjamín Netanyahu es el primer ministro, y él tiene la culpa. Todos los colonos violan la ley y algunos de ellos son asesinos en potencia. Pero sobre todos ellos pende una nube oscura que cubre sus acciones: las Fuerzas de Defensa de Israel. Es la verdadera cabeza de la pirámide criminal y es la responsable. Es el cuerpo que seguimos adorando, ignorando lo que está causando. Está formado por nuestros hijos y sus comandantes son nuestros guías. Nadie está dispuesto a condenar sus crímenes ni a enumerarlos. Quítense el el sombrero ante las FDI, por los siglos de los siglos.