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17/09/2025

YANIV KUBOVICH
Eyal Zamir, jefe del Estado Mayor del ejército israelí, ordenó la evacuación total de la ciudad de Gaza, ignorando la opinión de la abogada militar jefe

Yaniv Kubovich, Haaretz, 10/9/2025
Traducido por Tlaxcala

La principal jurista del ejército israelí advirtió que la transferencia de población era jurídicamente indefendible sin un análisis completo de las condiciones humanitarias para un millón de personas en el sur de Gaza. Sin embargo, el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, ignoró su advertencia y dio la orden. Fuentes militares afirmaron que los dirigentes “crearon un escenario que no existe, cuando todos sabían que la evacuación no podía llevarse a cabo”.


El jefe del Estado Mayor de las FDI, Eyal Zamir, a principios de esta semana. Foto Unidad del Portavoz de las FDI

El lunes, el jefe del Estado Mayor de las FDI, Eyal Zamir, ordenó la evacuación de toda la población de la ciudad de Gaza, en contra de la posición de la abogada general militar, la generala Yifat Tomer-Yerushalmi.

La semana anterior, Tomer-Yerushalmi había advertido a Zamir que no podía determinarse que las operaciones de evacuación previstas hacia el sur de Gaza fueran legales, y exigió que se pospusieran las notificaciones de evacuación hasta que existieran condiciones adecuadas para recibir a la población. Pero Zamir ignoró su postura.

Pocos días después, convocó una reunión con el jefe del Mando Sur de las FDI, Yaniv Asor, y el Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT), Ghassan Alian, excluyendo a la abogada general. Los tres decidieron ordenar a todos los residentes de la ciudad de Gaza que se trasladaran al sur, sin informar a Tomer-Yerushalmi de la decisión.

La abogada general militar es la autoridad de las FDI encargada de interpretar el derecho internacional. Altos mandos señalaron que no recordaban un caso en el que un jefe del Estado Mayor hubiera ignorado la posición de la principal jurista en un asunto de tanta importancia.

Zamir recalca con frecuencia su compromiso de actuar de acuerdo con el derecho internacional, tanto públicamente como en conversaciones con reservistas preocupados por posibles violaciones del derecho de la guerra. “Las FDI siempre actúan conforme al derecho interno e internacional”, declaró en mayo. “Cualquier acusación que cuestione la integridad de nuestras acciones o la moralidad de nuestros soldados carece de fundamento”.

La semana pasada, Zamir celebró varias reuniones con altos funcionarios legales y mandos militares sobre la evacuación de los residentes de la ciudad de Gaza y su traslado al sur. Durante estas discusiones, el jefe del Estado Mayor, el jefe del Mando Sur y el comandante de COGAT fueron instados a proporcionar a la abogada general militar un informe completo detallando la situación humanitaria en el sur de Gaza y el estado de las infraestructuras requeridas por el derecho internacional en las zonas designadas para recibir a la población.

Las estimaciones indican que alrededor de 1,2 millones de personas en la ciudad de Gaza tendrían que desplazarse al sur, incluidos 700.000 residentes de antes de la guerra y unos 500.000 desplazados internos que se habían refugiado allí.


Palestinos desplazados, que huyen del norte de Gaza debido a una operación militar israelí, se dirigen al sur tras la orden de evacuación de las FDI, en el centro de la Franja de Gaza, el miércoles. Foto Mahmoud Issa/Reuters

Fuentes militares israelíes familiarizadas con las discusiones de la semana pasada –en las que participaron el jefe de las FDI, altos mandos y la abogada general– afirmaron que los dirigentes militares presentaron una imagen irreal de las condiciones humanitarias en el sur de Gaza. “Crearon un escenario que no existe, sin ningún trabajo serio de base, cuando todos sabían que no era la realidad y que la evacuación no podía llevarse a cabo”, dijo un responsable de seguridad conocedor del asunto.

Según estas fuentes, la información parcial y superficial presentada durante las discusiones se mostró en mapas poco claros en los que áreas ya completamente ocupadas aparecían como disponibles para nuevos residentes. Los cálculos del Mando Sur y de COGAT mostraban que, en las zonas designadas como seguras y destinadas a albergar a la población, se asignaban apenas siete metros cuadrados por persona, muy por debajo de los estándares del derecho internacional.

Las FDI habían anunciado planes para introducir 100.000 tiendas de campaña en el territorio para albergar a los residentes durante el invierno, pero fuentes militares afirmaron que, en la práctica, solo se estaban proporcionando lonas simples, no tiendas cerradas.

Estas fuentes también señalaron que, contrariamente a lo que sostenía el ejército, los hospitales del sur de Gaza estaban al borde del colapso y no podían atender a más heridos debido a la grave saturación. Trasladar a un millón de personas a zonas sin servicios médicos adecuados podría provocar un desastre humanitario, suscitar críticas internacionales y potencialmente conducir a sanciones de países que apoyan a Israel.


La generala Yifat Tomer-Yerushalmi, abogada general militar, en la Corte Suprema en 2024. Foto Oren Ben Hakoon

El jueves, la abogada general contactó al jefe de las FDI y dejó claro que no podía determinarse que el ejército estuviera preparado para evacuar la ciudad de Gaza, operación que debía comenzar el domingo. Tomer-Yerushalmi explicó que organizaciones internacionales, incluida la Cruz Roja, la ONU y otras agencias de ayuda que coordinan con las FDI en Gaza, ya habían expresado serias preocupaciones sobre las difíciles condiciones en el sur.

Señaló que estas organizaciones habían repetido en reuniones y foros con altos funcionarios de las FDI que evacuar a la población del norte de Gaza violaría el derecho internacional y las leyes de la guerra debido a las condiciones ya extremas en el sur. La abogada general dijo a Zamir que aceptaba la evaluación de la División de Investigación de la Dirección de Inteligencia Militar, que confirmaba que existía base para las afirmaciones de las organizaciones internacionales, en contra de la imagen presentada por algunos altos mandos israelíes. Los funcionarios de inteligencia subrayaron que Israel debía ser capaz de dar una respuesta creíble a estas preocupaciones.


Palestinos cargan sacos de harina descargados de un convoy de ayuda humanitaria que llegó a la ciudad de Gaza desde el norte de la Franja, el domingo 24 de agosto de 2025. Foto Abdel Kareem Hana/AP

La principal jurista de las FDI declaró por tanto que los avisos y panfletos de evacuación para los residentes de la ciudad de Gaza debían posponerse. Señaló que, aunque el jefe del ejército había ordenado recibir un informe detallado de COGAT sobre las condiciones humanitarias necesarias para la operación, ningún informe de este tipo había sido entregado antes del previsto traslado de población. Según ella, tampoco se había presentado ningún otro documento completo sobre el tema. Subrayó que, sin esa preparación, sería imposible “afrontar los desafíos legales previstos” respecto a la legalidad de la evacuación.

Un alto funcionario de las FDI criticó a Tomer-Yerushalmi, alegando que buscaba retrasar las órdenes de evacuación en el último minuto. Afirmó que, desde el inicio de la guerra, no había hecho nada para impedir el fuego indiscriminado contra civiles ni había investigado incidentes graves como la muerte de trabajadores humanitarios en Rafah o los ataques contra hospitales. También aseguró que temía las críticas de la derecha política y de otros sectores dentro de las FDI, lo cual influía a veces en sus decisiones.

Otra fuente militar señaló que, durante las discusiones previas a la orden de evacuación, la abogada general preguntó a los representantes de COGAT sobre las condiciones de saneamiento en el sur de Gaza. Aunque reconoció que no cumplían los estándares del derecho internacional, finalmente aceptó no convertirlo en una condición previa para iniciar la evacuación.


Personas observan panfletos lanzados por el ejército israelí instando a evacuar hacia Muwasi, que caen sobre la ciudad de Gaza, el martes. Foto Omar al-Qattaa/AFP

El lunes se celebró otra reunión con el jefe de las FDI, el jefe del Mando Sur, el jefe de COGAT y otros altos funcionarios para planificar el traslado de población. La abogada general no estuvo presente y se tomó la decisión de comenzar la evacuación de la ciudad de Gaza y distribuir los panfletos entre los residentes. Tras la reunión, Tomer-Yerushalmi reafirmó a altos mandos de las FDI que su interpretación legal –que las notificaciones de evacuación debían posponerse hasta presentar una respuesta detallada a las preocupaciones internacionales– seguía sin cambios.

Insistió en que abordar estas preocupaciones era necesario tanto para mantener la legalidad de las operaciones militares en Gaza como para proteger a los altos mandos de las FDI de posibles acciones judiciales en tribunales internacionales.






El martes, el portavoz de las FDI, Avichay Adraee, emitió un aviso de evacuación en árabe a todos los residentes de la ciudad de Gaza.

Tras la publicación de este aviso, altos juristas militares aclararon que la orden no había recibido aprobación legal y que, en las circunstancias actuales, su legalidad no podía ser defendida.

En respuesta, el portavoz de las FDI declaró que el ejército “opera conforme a toda la legislación, y cualquier otra afirmación es incorrecta”. Añadió que “la abogada general militar participa en todas las evaluaciones operativas sobre Gaza, incluidos los movimientos de población, y ha señalado al personal correspondiente las condiciones necesarias para ello”.

Según las FDI, las órdenes de evacuación fueron aprobadas por responsables profesionales de COGAT “tras verificar que se cumplían las condiciones requeridas y que la situación humanitaria en el sur de Gaza permitía la operación”.
La respuesta de las FDI no mencionó la posición de la abogada general militar sobre la orden de evacuación.



YANIV KUBOVICH
Eyal Zamir, le chef d’état-major de Tsahal, a ordonné l’évacuation totale de la ville de Gaza en ignorant l’avis de l’avocate militaire en chef

Yaniv Kubovich, Haaretz, 10/9/2025
Traduit par Tlaxcala

La principale juriste de l’armée israélienne avait averti que le transfert de population était juridiquement indéfendable sans une analyse complète des conditions humanitaires pour un million de personnes dans le sud de Gaza. Cependant, le chef d’état-major Eyal Zamir a ignoré son avis et a donné l’ordre. Des sources militaires ont déclaré que les dirigeants de l’armée « ont créé un scénario qui n’existe pas, alors que tout le monde savait que l’évacuation ne pouvait pas avoir lieu ».


Le chef d’état-major de Tsahal, Eyal Zamir, plus tôt cette semaine. Photo Unité du porte-parole de Tsahal


Lundi 8 septembre, le chef d’état-major de Tsahal, Eyal Zamir, a ordonné l’évacuation de l’ensemble de la population de la ville de Gaza, contrairement à la position de l’avocate générale de l’armée, la générale Yifat Tomer-Yerushalmi.

La semaine précédente, Tomer-Yerushalmi avait averti Zamir qu’il n’était pas possible d’affirmer que les opérations d’évacuation prévues vers le sud de Gaza étaient légales et avait exigé que les avis d’évacuation soient reportés tant que les conditions nécessaires pour accueillir la population n’étaient pas réunies. Mais Zamir a ignoré sa position.

Quelques jours plus tard, il a convoqué une réunion avec le chef du Commandement Sud de Tsahal, Yaniv Asor, et le coordinateur des activités gouvernementales dans les territoires (COGAT), Ghassan Alian, en excluant l’avocate générale. Tous trois ont décidé d’ordonner à l’ensemble des habitants de la ville de Gaza de se déplacer vers le sud, sans informer Tomer-Yerushalmi de cette décision.

L’avocate générale militaire est l’autorité de Tsahal chargée d’interpréter le droit international. Des responsables militaires de haut rang ont indiqué ne pas se souvenir d’un cas où un chef d’état-major avait ignoré la position de la principale juriste sur une question aussi importante.

Zamir souligne souvent publiquement son engagement à agir conformément au droit international, tant dans ses déclarations publiques que dans ses discussions avec les réservistes préoccupés par des violations possibles du droit de la guerre. « Tsahal agit toujours conformément au droit israélien et international », avait-il déclaré en mai. « Toute affirmation mettant en doute l’intégrité de nos actions ou la moralité de nos soldats est infondée. »

La semaine dernière, Zamir a tenu plusieurs réunions avec des hauts responsables juridiques et militaires concernant l’évacuation des habitants de Gaza-ville et leur transfert vers le sud de Gaza. Au cours de ces discussions, le chef d’état-major, le chef du Commandement Sud et le commandant du COGAT ont été priés de fournir à l’avocate générale militaire un rapport complet détaillant la situation humanitaire dans le sud de Gaza et l’état des infrastructures exigées par le droit international dans les zones désignées pour accueillir la population de la ville.

Les estimations indiquent qu’environ 1,2 million de personnes à Gaza-ville devraient se déplacer vers le sud, comprenant 700 000 habitants d’avant-guerre et environ 500 000 déplacés internes qui s’étaient réfugiés dans la ville.


Des Palestiniens déplacés, fuyant le nord de Gaza en raison d’une opération militaire israélienne, se déplacent vers le sud après l’ordre d’évacuation de Tsahal, dans le centre de la bande de Gaza, mercredi. Photo Mahmoud Issa/Reuters

Des sources militaires israéliennes familières des discussions de la semaine dernière – auxquelles participaient le chef de Tsahal, de hauts responsables militaires et l’avocate générale – ont affirmé que les dirigeants militaires ont présenté une image irréaliste des conditions humanitaires dans le sud de Gaza. « Ils ont créé un scénario qui n’existe pas, sans aucun travail de fond sérieux, alors que tout le monde savait que ce n’était pas la réalité et que l’évacuation ne pouvait pas avoir lieu », a déclaré un responsable de la sécurité au courant du dossier.

Selon ces sources, les informations partielles et superficielles présentées pendant les discussions étaient accompagnées de cartes imprécises, où des zones déjà entièrement occupées étaient indiquées comme disponibles pour accueillir de nouveaux habitants. Les calculs du Commandement Sud et du COGAT montraient que, dans les zones désignées comme sûres et destinées à loger la population, seulement sept mètres carrés par personne étaient prévus – bien en dessous des standards du droit international.

Tsahal avait annoncé un plan visant à introduire 100 000 tentes dans le territoire pour héberger les habitants pendant l’hiver, mais des sources militaires ont affirmé qu’en pratique, seules de simples bâches, et non des tentes fermées, étaient fournies.

Ces sources ont également noté que, contrairement aux affirmations de l’armée, les hôpitaux du sud de Gaza étaient au bord de l’effondrement et incapables d’accueillir de nouveaux blessés en raison d’une surpopulation extrême. Déplacer un million de personnes vers des zones dépourvues de services médicaux adéquats pourrait provoquer une catastrophe humanitaire, susciter des critiques internationales et potentiellement entraîner des sanctions de la part des pays soutenant Israël.


La générale Yifat Tomer-Yerushalmi, avocate générale militaire, à la Cour suprême en 2024. Photo Oren Ben Hakoon

Jeudi, l’avocate générale a contacté le chef de Tsahal et a précisé qu’il n’était pas possible d’affirmer que l’armée était prête à évacuer Gaza-ville, opération qui devait commencer dimanche. Tomer-Yerushalmi a expliqué que des organisations internationales, dont la Croix-Rouge, l’ONU et d’autres agences d’aide en coordination avec Tsahal à Gaza, avaient déjà exprimé de sérieuses inquiétudes quant aux conditions difficiles dans le sud de Gaza.

Elle a souligné que ces organisations avaient répété à plusieurs reprises, lors de réunions et forums avec de hauts responsables de Tsahal, que l’évacuation de la population du nord de Gaza constituerait une violation du droit international et du droit de la guerre, en raison des conditions déjà désastreuses dans le sud. L’avocate générale a indiqué à Zamir qu’elle acceptait l’évaluation de la Division de recherche du renseignement militaire israélien, qui confirmait qu’il existait un fondement aux préoccupations des organisations internationales – en contradiction avec l’image présentée par certains hauts responsables de l’armée. Les responsables du renseignement ont souligné qu’Israël devait être en mesure de fournir une réponse crédible à ces préoccupations.


Des Palestiniens transportent des sacs de farine déchargés d’un convoi d’aide humanitaire arrivé à Gaza-ville depuis le nord de la bande de Gaza, dimanche 24 août 2025. Photo Abdel Kareem Hana/AP

L’avocate militaire en chef a donc déclaré que les avis et tracts d’évacuation destinés aux habitants de Gaza-ville devaient être reportés. Elle a rappelé que, bien que le chef de l’armée ait demandé à recevoir un rapport détaillé du COGAT sur les conditions humanitaires nécessaires à l’opération, aucun rapport de ce type n’avait été livré avant le transfert prévu de population. Selon elle, aucun autre document complet sur le sujet n’avait été présenté non plus. Elle a souligné que sans cette préparation, il serait impossible de « répondre aux défis juridiques attendus » concernant la légalité de l’évacuation.

Un haut responsable de Tsahal a critiqué Tomer-Yerushalmi, affirmant qu’elle cherchait à retarder les ordres d’évacuation à la dernière minute. Il l’a accusée de n’avoir rien fait, depuis le début de la guerre, pour empêcher les tirs indiscriminés contre les civils et de ne pas avoir enquêté sur des incidents graves, comme la mort de travailleurs humanitaires à Rafah ou les attaques contre des hôpitaux. Il a également affirmé qu’elle craignait les critiques de la droite politique et d’autres éléments au sein de Tsahal, ce qui influençait parfois ses décisions.

Une autre source militaire a noté que, lors des discussions précédant l’ordre d’évacuation, l’avocate générale avait interrogé des représentants du COGAT sur les conditions sanitaires dans le sud de Gaza. Bien qu’elle ait reconnu que celles-ci ne répondaient pas aux standards du droit international, elle avait finalement accepté de ne pas en faire une condition préalable au lancement de l’évacuation.


Des habitants regardent les tracts largués par l’armée israélienne appelant à évacuer vers Muwasi, tombant sur Gaza-ville, mardi. Photo Omar al-Qattaa/AFP

Lundi, une autre réunion s’est tenue avec le chef de Tsahal, le chef du Commandement Sud, le chef du COGAT et d’autres hauts responsables pour planifier le transfert de population. L’avocate militaire en chef n’était pas présente, et la décision a été prise de commencer l’évacuation de Gaza-ville et de distribuer les tracts aux habitants. Après la réunion, Tomer-Yerushalmi a réaffirmé à de hauts responsables de Tsahal que son interprétation juridique – selon laquelle les avis d’évacuation devaient être reportés tant qu’une réponse détaillée aux préoccupations internationales n’était pas apportée – restait inchangée.

Elle a insisté sur le fait que répondre à ces préoccupations était nécessaire à la fois pour maintenir la légalité des opérations militaires à Gaza et pour protéger les hauts responsables de Tsahal contre d’éventuelles poursuites devant les tribunaux internationaux.





Mardi, le porte-parole de Tsahal, Avichay Adraee, a publié en arabe un avis d’évacuation à tous les habitants de Gaza-ville.

À la suite de cette publication, de hauts juristes militaires ont précisé que l’ordre n’avait pas reçu d’approbation légale et que, dans les circonstances actuelles, sa légalité ne pouvait pas être défendue.

En réponse, le porte-parole de Tsahal a déclaré que l’armée « agit conformément à toutes les lois, et toute autre affirmation est incorrecte ». Il a ajouté que « l’avocate générale militaire participe à toutes les évaluations opérationnelles concernant Gaza, y compris les mouvements de population, et a défini pour le personnel concerné les conditions nécessaires à cela ».

Selon Tsahal, les ordres d’évacuation avaient été approuvés par des responsables professionnels du COGAT « après avoir vérifié que les conditions requises étaient remplies et que la situation humanitaire dans le sud de Gaza permettait l’opération ».
La réponse de Tsahal n’a pas mentionné la position de l’avocate générale militaire concernant l’ordre d’évacuation.



08/08/2025

AMOS HAREL
El plan de Netanyahu para la toma de control de la Ciudad de Gaza pone a Israel en la senda de una guerra perpetua

La ampliación de los combates en Gaza solo ha empeorado la situación de Israel, y la única solución del primer ministro es adentrarse aún más en el atolladero. Mientras tanto, sus ministros ya están tratando de normalizar las inevitables bajas militares y la muerte inminente de los rehenes.

Amos Harel, Haaretz, 8-8-2025

Traducido por Tlaxcala

 

Una bandera israelí dañada en Gaza, vista desde el lado israelí de la frontera entre Israel y Gaza, el 7 de agosto de 2025. Foto Amir Cohen / REUTERS

La crisis entre el primer ministro Benyamin Netanyahu y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Eyal Zamir, sobre la siguiente fase de la guerra en la Franja de Gaza es aún peor de lo que han informado los medios de comunicación esta semana.

Es más difícil que nunca saber qué pretende realmente Netanyahu: en esta etapa, no solo porque mantiene abiertas todas sus opciones, sino porque no se detendrá ante nada. Sin embargo, la tensión entre ambos es real.

Netanyahu puede tener otros objetivos (apaciguar al ala mesiánica de derecha de su coalición gobernante; disuadir a Hamás), pero actualmente parece centrado en persuadir al ejército para que se prepare para una ocupación total o casi total de Gaza.

En la madrugada del viernes, tras una reunión maratoniana, el gabinete aprobó el plan de Netanyahu para preparar la toma de control de la ciudad de Gaza. Zamir cree que esto sería desastroso. No es inconcebible que se vea obligado a dimitir, o que sea destituido, debido a la disputa, lo que provocaría numerosos terremotos secundarios en las FDI.

El conflicto entre ambos hombres se deriva directamente del estancamiento de la guerra. A lo largo de esta guerra, la más larga de la historia de Israel, los partidarios de Netanyahu han afirmado que está aplicando una estrategia ordenada que ha obtenido importantes logros (Irán, Líbano, Siria, los golpes asestados a Hamás) a pesar de los contratiempos sufridos. Pero, en la práctica, ha sumido a Israel en graves dificultades.

Entre mayo y julio, hubo una oportunidad de alcanzar al menos un acuerdo parcial con Hamás para la liberación de los rehenes, algo que Netanyahu afirmaba querer. Pero su decisión de ampliar la guerra lanzando en mayo una amplia operación terrestre, conocida como Operación Carros de Gedeón, después de haber violado unilateralmente un alto el fuego, no dio los resultados que él y el ejército habían esperado.

Fue entonces cuando comenzó el fiasco de la ayuda. La Fundación Humanitaria de Gaza, con sede en USA, no cumplió los ambiciosos objetivos que se había fijado en cuanto a la distribución de la ayuda a los habitantes de Gaza —algo previsible desde el principio— y el fin del control de Hamás sobre la ayuda no doblegó a la organización. Al contrario, se produjo una nueva catástrofe humanitaria en Gaza, aún peor que las anteriores. Los propagandistas propalestinos la amplificaron aún más mediante un aluvión de engaños y guerra psicológica.[sic]

La imagen de Israel en el extranjero se desplomó aún más, el gobierno usamericano ejerció presión y, hace dos semanas, Netanyahu se vio obligado a abrir las puertas de Gaza e inundar el enclave con ayuda, en contra de todas sus declaraciones anteriores. Sin embargo, el daño causado a la población de Gaza fue tan grande que llevará mucho tiempo repararlo. Y ni siquiera hablemos de la actitud de la comunidad internacional hacia Israel. Lo que vivieron los turistas israelíes en Grecia fue solo el comienzo. El número de advertencias sobre posibles ataques contra israelíes y judíos en el extranjero se está disparando.

Esta semana nos hemos enterado de que el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que hace dos meses intentó denegar la asignación de 700 millones de shekels (175 millones de euros) para garantizar los centros de distribución de ayuda de la GHF, ahora está asignando sin pestañear otros 3000 millones de shekels al proyecto. «No me interesan los palestinos, pero sí destruir Hamás», explicó. Y mientras tanto, los habitantes de Gaza que intentan desesperadamente conseguir comida para sus familias en los escasos centros de distribución siguen muriendo, por disparos o pisoteados.


Un niño palestino come tahini crudo cerca de un punto de distribución del GHF el sábado. Foto Eyad Baba/AFP

A mediados de julio, antes de que estallara la crisis alimentaria, parecía que se estaba llegando a un acuerdo parcial sobre los rehenes. Israel hizo mucho ruido sobre la ocupación de dos corredores en la región de Morag, en el sur de Gaza, con el fin de poder cederlos en el acuerdo. Los altos cargos de Defensa se mostraban cautelosamente optimistas, como si el alto el fuego inicial de 60 días que se estaba negociando fuera a dar lugar esta vez a un plan más amplio para poner fin a la guerra. Pero Hamás no tardó en comprender las nuevas circunstancias y, desde entonces, no ha mostrado ningún signo de flexibilidad en las negociaciones. Incluso añadió dos exigencias: la liberación de los miembros capturados de su fuerza de élite Nukhba, responsable de la masacre del 7 de octubre, y el aplazamiento de la liberación del último rehén hasta que haya comenzado la reconstrucción de Gaza. Empezó a insistir en la necesidad de reconstruir Gaza, en parte para señalar su intención de seguir formando parte del Gobierno del territorio.

Estas exigencias enfurecieron tanto a Netanyahu como al presidente Trump, y llevaron las negociaciones a un punto muerto. En la práctica, toda la guerra está estancada. Las negociaciones se han suspendido, los negociadores israelíes han sido retirados de Qatar y los combates en Gaza están más estancados que nunca debido a la crisis humanitaria y a la falta de una decisión sobre el futuro del ejército. Por utilizar una analogía deportiva, Netanyahu prefiere ir por la banda que por el centro. No busca una victoria rápida. Quiere dejar abiertas tantas alternativas como sea posible y ganar tiempo, evitando al mismo tiempo cualquier amenaza a su coalición gubernamental.


Netanyahu abraza a Eyal Zamir, en el cuartel general de defensa de Kirya, en Tel Aviv, a finales de junio. Foto Maayan Toaf/GPO

La falta de avances abre la puerta a una crisis con los altos mandos del ejército israelí que implique debilitar al ejército y abusar del jefe del Estado Mayor. Al igual que la «ciudad humanitaria» de Rafah, que nunca se materializó, o el plan de emigración de Gaza, que hasta ahora no ha llegado a ninguna parte, una crisis de este tipo da a los medios de comunicación un nuevo tema del que hablar. La tensa espera de reuniones decisivas y las filtraciones distraen un poco la atención de los fracasos del gobierno: la prolongación de una guerra sin objetivos, los gritos de las familias de los rehenes, el escandaloso proyecto de ley para legalizar la exención del servicio militar de los ultraortodoxos y la mala actuación de los ministros. Mientras tanto, el tiempo pasa y el gobierno sobrevive.

Una guerra perpetua también podría ayudar a Netanyahu a alcanzar su segundo objetivo: asegurar su victoria en las próximas elecciones, aunque todas las encuestas pronostican su derrota. Esto se lograría socavando sistemáticamente el proceso democrático bajo el pretexto de la guerra y sus necesidades.

Zamir tampoco tiene buenas soluciones para la crisis que se ha creado. La ofensiva terrestre de mayo no logró su objetivo y, en opinión de Zamir, eso se debe a que el gobierno no aprovechó sus logros para la diplomacia. Ahora, al carecer de capacidad para obligar a Hamás a firmar un acuerdo, Israel está improvisando soluciones alternativas. Zamir ha aprovechado el respiro en los combates para reducir las tropas en Gaza. El ejército también ha tomado medidas para reducir la carga de los reservistas este año y ha puesto fin a su política de prolongar automáticamente el servicio de los soldados reclutas mediante órdenes de movilización de emergencia.

Normalización del abandono

El enfrentamiento con Netanyahu se intensificó tras un reportaje del veterano periodista Nahum Barnea publicado el viernes pasado en el periódico de gran tirada Yedioth Ahronoth. Barnea escribió que Zamir estaba considerando la posibilidad de dimitir si los responsables políticos le obligaban a conquistar toda la Franja de Gaza. La oficina del primer ministro, siguiendo su costumbre, intentó presionar al jefe del Estado Mayor para que se desvinculase del informe, pero Zamir se negó, aunque el titular inequívoco del artículo aparentemente le sorprendió en cierta medida.

Las razones de la frustración de Zamir son comprensibles: el gabinete de seguridad casi nunca se reúne (en su lugar, hay reuniones de los jefes de las facciones del Knesset, un foro desprovisto de autoridad legal); las reuniones personales entre Zamir y el primer ministro son escasas y esporádicas; y la guerra se está librando al estilo salami, sin que se haya establecido una política clara.


Una simpatizante de los rehenes secuestrados el 7 de octubre de 2023, sostiene carteles mientras participa en una protesta para exigir la liberación inmediata de los rehenes y el fin de la guerra en Tel Aviv, Israel, el 7 de agosto de 2025. Foto Ammar Awad/ REUTERS

Mientras tanto, la familia Netanyahu ha lanzado una ofensiva contra Zamir. Mientras el padre alza la voz en los pasillos, el hijo y la madre actúan según sus métodos: a través de las redes sociales y filtraciones a los medios de comunicación. Yair Netanyahu tuiteó acusaciones infundadas contra el jefe de Estado mayor, en el sentido de que estaba planeando un golpe militar, y se desvinculó de la responsabilidad de su padre por el nombramiento de Zamir (de hecho, el primer ministro declaró con orgullo en la ceremonia de nombramiento en marzo que era la tercera vez que quería a Zamir para el cargo).

Sara Netanyahu fue citada diciendo que había advertido a su marido que no nombrara a Zamir, porque no sería capaz de soportar la presión de los medios de comunicación. Como en una república bananera, la prensa informó de que Netanyahu padre quería a Zamir, pero que la madre y el hijo presionaron para que se nombrara al general David Zini, que entretanto ha sido nombrado jefe del servicio de seguridad Shin Bet, una decisión peligrosa.

Esta semana, corresponsales diplomáticos y militares recibieron filtraciones detalladas —de una forma que plantea dudas sobre la seriedad de la discusión— sobre los planes que exige Netanyahu: la conquista de la ciudad de Gaza y los campos de refugiados en el centro de la Franja. Se trata de dos de los tres enclaves en los que las FDI han obligado a la población palestina a refugiarse y donde se encuentran los rehenes israelíes (el tercero es la zona de Mauasi, en la costa sur de la Franja).

Altos mandos del ejército israelí advirtieron de que esto requeriría una operación terrestre de varios meses y acciones para peinar la zona y purgarla de terroristas, lo que podría llevar hasta dos años. La operación requeriría entre cuatro y seis divisiones, lo que supondría un número astronómico de días adicionales de servicio de reserva. Y la intención es seguir empujando a la población por la fuerza hacia la sección sur de la Franja, mientras se intenta obligarla a emigrar.

Zamir, por el contrario, propuso rodear los enclaves actuales, ejercer presión militar sobre ellos desde el exterior e intentar desgastar a Hamás, sin poner en peligro la vida de los rehenes. Tampoco parece una solución ganadora.

Trump, al parecer, ha dado luz verde a Netanyahu para ampliar la operación en Gaza, siempre que las fuerzas actúen con rapidez, sin permanecer allí innecesariamente.

Al mismo tiempo, obligó al primer ministro a permitir la entrada de la ayuda. Por el momento, Netanyahu, con el respaldo de Trump, está luchando por una operación a gran escala, a pesar de los riesgos. También está comprando ideas irresponsables que se expresan en su entorno: que después de ocupar la ciudad de Gaza, sería posible gestionar la distribución de alimentos allí a través de los clanes locales.

Aún así, hay una salida: si el primer ministro evita presentar un calendario rígido, siempre es posible falsear el ritmo de ejecución y esperar que, mientras tanto, surja otra solución con la ayuda de la amenaza militar.

Los servidores del primer ministro, los ministros y los diputados, están ocupados normalizando la guerra y preparando el terreno para que la opinión pública acepte abandonar a los rehenes a la muerte. Se empieza afirmando que los civiles secuestrados en sus casas y en el festival de música Nova son en realidad «prisioneros de guerra», soldados capturados que deben esperar a que termine la guerra, en una fecha desconocida en el futuro, para ser devueltos, y se termina silenciando a las familias de los rehenes en el Knesset.

Zamir tiene una clara ventaja: el ejército sigue respaldándolo. La mayoría absoluta de los oficiales cree en él y en sus consideraciones. Netanyahu, cuyos partidarios barajan hipótesis de destitución y sustitución, deberá tenerlo en cuenta. La combinación del peligro para la vida de los soldados y los rehenes, junto con la confrontación pública entre el primer ministro y el jefe del Estado Mayor, podría inclinar la opinión pública en contra de Netanyahu.


Reservistas en Gaza, en marzo. Foto Portavoz de las FDI

Si Zamir hace lo que hizo Eli Geva en la guerra del Líbano de 1982 —como comandante de la 211ª Brigada Blindada, dimitió del ejército en protesta por la guerra—, entraremos en territorio desconocido. Es probable que esto provoque un mayor rechazo al servicio, especialmente entre las unidades de reserva, y que finalmente surja un nuevo movimiento de las Cuatro Madres, eficaz y más vociferante, como el que surgió en 1997 contra la guerra del Líbano.

El verdadero estado del ejército, que lleva 22 meses luchando en Gaza, se puede deducir de una publicación de un mayor de la reserva, comandante de una unidad que maneja maquinaria pesada. «En las últimas tres semanas he experimentado de cerca la profundidad del problema», escribió. «La falta de organización, la incertidumbre y la ausencia de un objetivo operativo claro son sentimientos que se repiten en todos los ámbitos... El resultado sobre el terreno: las fuerzas se mueven sin contexto, sin continuidad y sin un objetivo claro. Las tropas de combate también lo sienten, no solo por la carga, sino por una sensación de total desprecio operativo».

Cuando las cosas se dicen con claridad, y no a través de fuentes anónimas, los medios de comunicación se ven obligados a informarlas de manera directa. Pero la mayoría de las veces se dedican a difuminar los acontecimientos de Gaza bajo una espesa capa de patriotismo, camaradería guerrera y edulcoramiento.

6 de agosto de 2025: una niña palestina frente al Centro de Salud Sheikh Radwan, en el norte de la ciudad de Gaza, tras su destrucción en un ataque nocturno. Foto: Omar Al-Qattaa/AFP.

AMOS HAREL
Le plan de Netanyahou pour prendre le contrôle de la Ville de Gaza engage fermement Israël sur la voie d’une guerre perpétuelle

L’intensification des combats à Gaza n’a fait qu’aggraver la situation d’Israël, et la seule solution du Premier ministre est de s’enfoncer encore davantage dans le bourbier Pendant ce temps, ses ministres tentent déjà de normaliser les inévitables pertes militaires et la mort imminente des otages

Amos Harel, Haaretz, 8/8/2025
Traduit par Tlaxcala


Un drapeau israélien endommagé flotte sur Gaza, vu depuis le côté israélien de la frontière entre Israël et Gaza, le 7 août 2025. Photo : Amir Cohen / REUTERS

La crise entre le Premier ministre Benjamin Netanyahou et le chef d’état-major des Forces de défense israéliennes, Eyal Zamir, au sujet de la prochaine phase de la guerre dans la bande de Gaza est encore plus grave que ce que les médias ont rapporté cette semaine.

Il est plus difficile que jamais de savoir ce que Netanyahou a vraiment l’intention de faire : à ce stade, non seulement parce qu’il garde toutes ses options ouvertes, mais aussi parce qu’il est prêt à tout. Néanmoins, la tension entre les deux hommes est réelle.

Netanyahou a peut-être d’autres objectifs (apaiser l’aile messianique de droite de sa coalition gouvernementale, dissuader le Hamas), mais il semble actuellement se concentrer sur la persuasion de l’armée de se préparer à une occupation totale ou quasi totale de Gaza.

Tôt vendredi matin, après une réunion marathon, le cabinet a approuvé le plan de Netanyahou visant à préparer la prise de contrôle de la ville de Gaza. Zamir pense que cela serait désastreux. Il n’est pas inconcevable qu’il soit poussé à démissionner, ou licencié, en raison de ce différend, ce qui provoquerait de nombreux séismes secondaires au sein de l’armée israélienne.

Le conflit entre les deux hommes découle directement de l’impasse dans laquelle se trouve la guerre. Tout au long de cette guerre, la plus longue de l’histoire d’Israël, les partisans de Netanyahou ont affirmé qu’il mettait en œuvre une stratégie ordonnée qui avait permis d’obtenir des résultats importants (Iran, Liban, Syrie, coups portés au Hamas) malgré quelques accrocs en cours de route. Mais dans la pratique, il a plongé Israël dans de graves difficultés.

De mai à juillet, il y avait une possibilité de parvenir à un accord au moins partiel avec le Hamas sur la libération des otages, ce que Netanyahou prétendait vouloir. Mais sa décision d’étendre la guerre en lançant une vaste opération terrestre en mai, connue sous le nom d’opération « Les chars de Gédéon », après avoir violé unilatéralement un cessez-le-feu, n’a pas donné les résultats escomptés par lui-même et l’armée.

C’est également à ce moment-là que le fiasco de l’aide humanitaire a commencé. La Gaza Humanitarian Foundation, basée aux USA, n’a pas atteint les objectifs ambitieux qui lui avaient été fixés en matière de distribution de l’aide aux Gazaouis – ce qui était prévisible dès le départ – et la fin du contrôle du Hamas sur l’aide n’a pas mis l’organisation à genoux. Au contraire, une nouvelle catastrophe humanitaire s’est développée à Gaza, pire encore que celles qui l’ont précédée. Les propagandistes propalestiniens l’ont ensuite amplifiée par un flot de mensonges et de guerre psychologique.[sic]

La position d’Israël à l’étranger s’est encore détériorée, le gouvernement usaméricain a exercé des pressions et, il y a deux semaines, Netanyahou a été contraint d’ouvrir les portes de Gaza et d’inonder l’enclave d’aide, contrairement à toutes ses déclarations précédentes. Pourtant, les dommages causés à la population de Gaza sont si importants qu’il faudra beaucoup de temps pour les réparer. Et ne parlons même pas de l’attitude de la communauté internationale envers Israël. Ce que les touristes israéliens ont vécu en Grèce n’était qu’un début. Le nombre d’alertes concernant des attaques potentielles contre des Israéliens et des Juifs à l’étranger est en forte augmentation.

Cette semaine, nous avons appris que le ministre des Finances Bezalel Smotrich, qui avait tenté il y a deux mois de refuser l’allocation de 700 millions de shekels (175 millions d’euros) pour sécuriser les centres de distribution de l’aide de la GHF, alloue désormais sans sourciller 3 milliards de shekels supplémentaires à ce projet. « Les Palestiniens ne m’intéressent pas, mais détruire le Hamas, oui », a-t-il expliqué. Pendant ce temps, les Gazaouis qui tentent désespérément d’obtenir de la nourriture pour leurs familles dans les rares centres de distribution continuent de mourir, sous les balles ou piétinés à mort.


Un garçon palestinien mange du tahini cru près d’un centre de distribution de la GHF samedi. Photo Eyad Baba/AFP

À la mi-juillet, avant que la crise alimentaire n’éclate, un accord partiel sur les otages semblait proche. Israël a fait grand cas de l’occupation de deux couloirs dans la région de Morag, au sud de Gaza, afin de pouvoir les céder dans le cadre de l’accord. Les hauts responsables de la défense se montraient prudemment optimistes, comme si le cessez-le-feu initial de 60 jours en discussion allait cette fois déboucher sur un plan plus large pour mettre fin à la guerre. Mais le Hamas a rapidement saisi la nouvelle donne et, depuis lors, il n’a montré aucun signe de flexibilité dans les négociations. Il a même ajouté deux exigences : la libération des membres capturés de sa force d’élite Nukhba, qui a perpétré le massacre du 7 octobre, et le report de la libération du dernier otage jusqu’au début de la reconstruction de Gaza. Il a commencé à mettre en avant la nécessité de reconstruire Gaza, en partie pour signaler son intention de rester au sein du gouvernement du territoire.

Ces exigences ont provoqué la colère de Netanyahou et du président Trump et ont conduit les négociations dans une impasse. En réalité, toute la guerre est au point mort. Les négociations ont été suspendues, les négociateurs israéliens ont été rappelés du Qatar et les combats à Gaza sont plus statiques que jamais en raison de la crise humanitaire et de l’absence de décision sur la suite des opérations militaires. Pour utiliser une analogie sportive, Netanyahou préfère jouer large plutôt que direct. Il ne cherche pas une victoire rapide. Il veut laisser ouvertes autant d’options que possible et gagner du temps tout en évitant toute menace pour sa coalition gouvernementale.


Netanyahou donne l'accolade à Eyal Zamir, au QG de la défense à Tel-Aviv, fin juin. Photo Maayan Toaf/GPO

L’absence de progrès ouvre la voie à une crise avec les hauts responsables de l’armée israélienne, qui pourrait se traduire par un affaiblissement de l’armée et des attaques contre le chef d’état-major. À l’instar de la « ville humanitaire » de Rafah qui n’a jamais vu le jour ou du plan d’émigration des Gazaouis qui n’aboutit à rien, une telle crise donnerait aux médias un nouveau sujet de discussion. L’attente tendue des réunions décisives et des fuites permet de détourner quelque peu l’attention des échecs du gouvernement : la prolongation d’une guerre sans objectif, les cris des familles des otages, le projet de loi scandaleux visant à légaliser l’exemption du service militaire pour les ultra-orthodoxes et les mauvaises performances des ministres. Pendant ce temps, le temps passe et le gouvernement survit.

Une guerre perpétuelle pourrait également aider Netanyahou à atteindre son deuxième objectif : assurer sa victoire aux prochaines élections, même si tous les sondages prédisent sa défaite. Pour ce faire, il suffirait de saper systématiquement le processus démocratique sous le couvert de la guerre et de ses nécessités.

Zamir n’a pas non plus de solution satisfaisante à la crise qui s’est créée. L’offensive terrestre de mai n’a pas atteint son objectif et, selon Zamir, c’est parce que le gouvernement n’a pas tiré parti de ses succès pour mener une diplomatie efficace. Aujourd’hui, incapable de contraindre le Hamas à signer un accord, Israël improvise des solutions alternatives. Zamir a profité de l’accalmie des combats pour réduire les effectifs militaires à Gaza. L’armée a également pris des mesures pour réduire la charge pesant sur les réservistes cette année et a mis fin à sa politique de prolongation automatique du service des soldats appelés sous les drapeaux par des ordres d’appel d’urgence.

Normalisation de l’abandon

Le conflit avec Netanyahou s’est intensifié à la suite d’un article publié vendredi dernier par le journaliste chevronné Nahum Barnea dans le quotidien à grand tirage Yedioth Ahronoth. Barnea a écrit que Zamir envisageait la possibilité de démissionner si les décideurs politiques l’obligeaient à conquérir toute la bande de Gaza. Le cabinet du Premier ministre, suivant son habitude, a tenté de faire pression sur le chef d’état-major pour qu’il se dissocie de l’article, mais Zamir a refusé, même si la formulation sans équivoque du titre l’a apparemment quelque peu surpris.

Les raisons de la frustration de Zamir sont compréhensibles : le cabinet de sécurité ne se réunit pratiquement jamais (à la place, il y a des réunions des chefs des factions de la Knesset, un forum dépourvu de toute autorité légale) ; les rencontres personnelles entre Zamir et le Premier ministre sont rares ; et la guerre est menée à la sauvette, sans qu’aucune politique claire ne soit définie.


Une sympathisante des otages capturés le 7 octobre 2023 brandit des pancartes lors d’une manifestation exigeant la libération immédiate des otages et la fin de la guerre, à Tel-Aviv le 7 août 2025. Photo Ammar Awad/ REUTERS

Pendant ce temps, la famille Netanyahou a lancé une offensive contre Zamir. Alors que le père fait entendre sa voix dans les coulisses, le fils et la mère agissent selon leurs méthodes : via les réseaux sociaux et des fuites dans les médias. Yair Netanyahou a tweeté des accusations infondées contre le chef d’état-major, affirmant qu’il préparait un coup d’État militaire, et s’est dissocié de la responsabilité de son père dans la nomination de Zamir (en réalité, le Premier ministre avait fièrement déclaré lors de la cérémonie de nomination en mars que c’était la troisième fois qu’il voulait Zamir à ce poste).

Sara Netanyahou aurait déclaré avoir averti son mari de ne pas nommer Zamir, car il ne serait pas capable de résister à la pression des médias. Comme dans une république bananière, la presse a rapporté que Netanyahou père voulait en fait Zamir, mais que la mère et le fils avaient fait pression pour la nomination du général David Zini, qui a entre-temps été nommé à la tête du service de sécurité Shin Bet – une décision dangereuse.

Cette semaine, des correspondants diplomatiques et militaires ont reçu des fuites détaillées – d’une manière qui soulève des doutes quant au sérieux de la discussion – sur les plans exigés par Netanyahou : la conquête de la ville de Gaza et des camps de réfugiés au centre de la bande de Gaza. Il s’agit de deux des trois enclaves dans lesquelles l’armée israélienne a contraint la population palestinienne à se réfugier et où sont détenus les otages israéliens (la troisième est la région de Mawasi, sur la côte sud de la bande de Gaza).

De hauts responsables de l’armée israélienne ont averti que cela nécessiterait une opération terrestre de plusieurs mois et des actions visant à passer la zone au peigne fin et à la purger de tout terroriste, ce qui pourrait prendre jusqu’à deux ans. L’opération nécessiterait quatre à six divisions, ce qui représente un nombre astronomique de jours de réserve supplémentaires. Et l’intention est de continuer à pousser la population par la force vers le sud de la bande de Gaza tout en essayant de la contraindre à émigrer. Zamir, en revanche, a proposé d’encercler les enclaves actuelles, d’exercer une pression militaire sur elles depuis l’extérieur et d’essayer d’épuiser le Hamas, sans mettre en danger la vie des otages. Cela ne semble pas non plus être une solution gagnante.

Trump semble avoir donné le feu vert à Netanyahou pour étendre l’opération à Gaza, à condition que les forces agissent rapidement, sans s’attarder inutilement sur place. Dans le même temps, il a contraint le Premier ministre à autoriser l’acheminement de l’aide. Pour l’instant, Netanyahou, avec le soutien de Trump, s’efforce de mener une opération de grande envergure, malgré les risques. Il adhère également à des idées irresponsables qui circulent dans son entourage, selon lesquelles, après avoir occupé la ville de Gaza, il sera possible de gérer la distribution de la nourriture sur place par le biais des clans locaux.

Il existe toutefois une issue : si le Premier ministre évite de présenter un calendrier rigide, il sera toujours possible de brouiller les pistes quant au rythme de mise en œuvre et d’espérer qu’entre-temps, une autre solution émergera grâce à la menace militaire.

Les serviteurs du Premier ministre, les ministres et les députés, s’affairent à normaliser la guerre et à préparer le terrain pour que l’opinion publique accepte d’abandonner les otages à la mort. Cela commence par l’affirmation que les civils qui ont été enlevés chez eux et lors du festival de musique Nova sont en réalité des « prisonniers de guerre », c’est-à-dire des soldats capturés qui doivent attendre la fin de la guerre, à une date inconnue, pour être libérés, et cela se termine par le silence imposé aux familles des otages à la Knesset.

Zamir a un avantage certain : l’armée est toujours derrière lui. La majorité absolue des officiers le croit et partage ses considérations. Netanyahou, dont les partisans envisagent des scénarios de destitution et de remplacement, devra en tenir compte. La combinaison du danger pour la vie des soldats et des otages et d’une confrontation publique entre le Premier ministre et le chef d’état-major pourrait faire basculer l’opinion publique contre Netanyahou.


Réservistes à Gaza, en mars. Photo porte-parole de l’armée israélienne

Si Zamir fait ce qu’Eli Geva a fait pendant la guerre du Liban en 1982 – en tant que commandant de la 211e brigade blindée, il avait démissionné de l’armée pour protester contre la guerre –, nous entrerons en territoire inconnu. Cela risque d’entraîner un refus plus important de servir, en particulier parmi les unités de réserve, et de voir enfin naître un nouveau mouvement des Quatre Mères, efficace et plus virulent, à l’image de celui qui avait vu le jour en 1997 contre la guerre au Liban.

L’état réel de l’armée, qui combat à Gaza depuis 22 mois, peut être déduit d’un message publié par un major de réserve, commandant d’une unité qui utilise du matériel de génie lourd. « Au cours des trois dernières semaines, j’ai pu constater de près la gravité du problème », écrit-il. « Le manque d’organisation, l’incertitude et l’absence d’objectif opérationnel clair – des sentiments qui reviennent dans tous les cadres... Le résultat sur le terrain : les forces se déplacent sans contexte, sans continuité et sans objectif clair. Les troupes de combat le ressentent également, non seulement dans la charge, mais aussi dans un sentiment de mépris total pour les opérations. »

Lorsque les choses sont clairement énoncées, et non par des sources anonymes, les médias sont obligés de les rapporter de manière directe. Mais la plupart du temps, ils s’efforcent de brouiller les événements à Gaza sous une épaisse couche de patriotisme, de camaraderie guerrière et d’édulcoration.

6 août 2025 : une fillette palestinienne devant le centre de santé Sheikh Radwan, dans le nord de la ville de Gaza, après sa destruction lors d'une frappe nocturne. Photo Omar Al-Qattaa/AFP