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12/05/2021

Palestina: la histórica (y estratégica) deshumanización de un pueblo

 Jorge Majfud, 12/5/2021

El 4 de diciembre de 1832, el presidente Andrew Jackson, conocido (donde lo conocían bien) con el apodo de Mata Indios, dio un bonito discurso en el Congreso de su país. “Sin duda” dijo “el interés de la República es que las nuevas tierras sean ocupadas lo antes posible. La riqueza y la fuerza de un país radica en su población, y la mejor parte de esa población son los granjeros. Los agricultores independientes son, en todas partes, la base de la sociedad y son los verdaderos amigos de la libertad… Los indios fueron completamente derrotados y la banda de descontentos fue expulsada o destruida… Aunque debimos actuar con dureza, fue algo necesario; nos agredieron sin que nosotros los provocásemos, y esperamos que hayan aprendido para siempre la saludable lección”.

“Nos agredieron sin que nosotros los provocásemos”, “fuimos atacados primeros”, “debimos defendernos” … Estas frases se repetirán a lo largo de los siglos por venir y movilizarán, con extremo fanatismo, a millones y millones de patriotas.

Un siglo y medio después, en mayo de 1971, el más famoso actor y productor de westerns, propagandista de la supremacía blanca y amante de las armas, John Wayne, afirmó en una entrevista para la revista People que las reservas de indios en Estados Unidos eran un vicio socialista. Nadie es responsable de lo que ocurrió en el pasado, dijo, cuando “había mucha gente que necesitaba tierras y los indios querían quedarse con ellas de una forma egoísta”.

No se trataba de tribus dispersas sino de naciones organizadas, tan populosas como los colonos que defendían sus fronteras propias pero empujaban sin límite las fronteras ajenas, y ambas cosas eran hechas con orgullo y fanatismo patriótico. Nunca importaron ni las vidas de las razas inferiores ni los múltiples tratados firmados con aquellos que poseían tierras más atractivas que sus mujeres. El país de las leyes violó todas las leyes, incluso las suyas propias cuando trató de despojar de algún bien material al vecino. Todo lo hizo en nombre de la Libertad, de la Democracia, de Dios y de alguna interpretación bíblica traída de los pelos, como lo fue el mito del Destino manifiesto. 

Ni los indios podrán usar una Biblia para reclamar que las tierras les pertenecen porque sus antepasados la poseyeron por siglos, ni los negros podrán reclamar una compensación por haber construido un país y una estructura que perpetuó los guetos, la discriminación y los privilegios de color hasta el día de hoy. Ni los latinoamericanos podrán reclamar las cientos de toneladas de oro y las miles de toneladas de plata que enriquecieron Europa y que aún duermen en los bancos centrales para estabilidad del desarrollo de los civilizados. Por no entrar en detalles como el guano o la herencia de sociedades patéticas en América latina, consolidadas en una estructura, una cultura y una mentalidad colonial y colonizada.

 
-¿Por qué nos atacan? ¡¿Sólo porque los matamos y ocupamos su tierra?!
-Iba a preguntarte lo mismo