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20/10/2025

Israel entre una guerra de exterminio y una guerra electoral

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18.10.2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Traducido por Tlaxcala

Guerra en todos los frentes, por Patrick Chappatte

Introducción

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz han vuelto a amenazar con reanudar la guerra contra la Franja de Gaza, advirtiendo del uso de la fuerza si Hamás no entrega los cuerpos de los cautivos y detenidos israelíes.
Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, ha intensificado sus contactos con la administración Trump, presentando informes de inteligencia que afirman que Hamás posee la capacidad de devolver un gran número de cuerpos, un movimiento interpretado como una preparación para obtener luz verde usamericana a una nueva escalada militar.

Mientras tanto, el Foro de Familias de los Cautivos y Detenidos emitió un llamamiento público a Netanyahu exigiendo la reanudación de la guerra a menos que se devuelvan todos los cuerpos, transformando una demanda humanitaria en un instrumento político dentro de la lucha interna por el poder en Israel.

La guerra al servicio de la política interna
Las renovadas amenazas de guerra de Israel parecen estar impulsadas más por necesidades políticas y electorales que por objetivos militares inmediatos. Netanyahu y Katz incluso han rebautizado la guerra contra Gaza, pasando de “Espadas Doradas” a “Guerra de la Resurrección” o “Guerra del Renacimiento”, intentando reformular el relato israelí y presentarlo como parte de una “Guerra de los Siete Frentes”: Líbano, Siria, Yemen, Irak, Irán, Cisjordania y Gaza.

Con este cambio de imagen, Netanyahu busca desviar las exigencias de rendición de cuentas por los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, especialmente la creación de una comisión oficial de investigación, que sigue rechazando bajo el pretexto de que “no se puede investigar en tiempos de guerra”. Esta estrategia está estrechamente vinculada a las elecciones previstas para el verano de 2026.

Las lagunas del Plan Trump y sus repercusiones regionales
Las amenazas israelíes coinciden con el debate en curso sobre los detalles del “Plan Trump” para poner fin a la guerra, descrito por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto como “lleno de lagunas”. Entre los asuntos aún sin resolver se incluyen:

  • El intercambio de cuerpos y prisioneros.
  • El desarme de Gaza y de Hamás.
  • La retirada gradual de Israel.
  • La gobernanza y reconstrucción en la fase posguerra.

Las estimaciones palestinas sitúan el costo de la reconstrucción de Gaza entre 60 y 70 mil millones de dólares. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos habrían manifestado una disposición condicional a contribuir con unos 20 mil millones cada uno, siempre que haya estabilidad, desarme y retirada de Hamás del poder, lo que indica que la ayuda financiera está estrechamente vinculada al marco político y de seguridad emergente.


La regla de Netanyahu…
— En una lucha por la supervivencia, ¡las medidas extremas están justificadas!
— … ¡Especialmente si se trata de la supervivencia de mi carrera política!
David Horsey

La dimensión electoral interna
Una encuesta del diario Maariv mostró una mejora en la posición de la coalición gobernante tras la liberación del último grupo de cautivos vivos. El apoyo al partido Likud aumentó, mientras que el partido Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, superó el umbral parlamentario. Por el contrario, el partido de Benny Gantz cayó por debajo de dicho umbral.
La encuesta proyectó 58 escaños para la oposición, 52 para la coalición y 10 para los partidos árabes, que podrían aumentar en las próximas elecciones.

Para Netanyahu, esta configuración es ideal: le permite formar una minoría de bloqueo que impide a la oposición establecer un gobierno sin depender de un partido árabe, una situación inaceptable dentro del consenso sionista. Así, Netanyahu podría mantenerse como primer ministro interino a largo plazo, con una supervisión parlamentaria mínima, lo que explica su interés en elecciones anticipadas si las tendencias se mantienen.

Entre la opción de la guerra y la necesidad de estabilidad
Pese a la retórica belicista, las limitaciones internas e internacionales reducen la probabilidad de una reanudación de la guerra. El cansancio militar, moral y económico dentro de Israel, junto con la falta de luz verde usamericana, convierten una nueva ofensiva en un riesgo político más que en una oportunidad estratégica.

El Plan Trump —que cuenta con un amplio respaldo regional e internacional, constituye la piedra angular del enfoque de Washington para restaurar el equilibrio en Oriente Medio, especialmente mientras busca concluir acuerdos de normalización con Arabia Saudí e Indonesia. El fracaso en su aplicación socavaría la confianza en la capacidad usamericana para gestionar los arreglos regionales.

El dilema de los cuerpos y el papel de los actores regionales
El tema de los cuerpos de los cautivos es una prueba real de la durabilidad del acuerdo. Fuentes israelíes reconocen grandes obstáculos logísticos debido a la destrucción de la infraestructura y de los túneles de Gaza, donde se cree que permanecen enterrados muchos cuerpos.

El gobierno de Netanyahu ha rechazado categóricamente permitir el uso de equipos turcos para las labores de recuperación, una decisión política destinada a frenar la influencia de Ankara y a aprovechar su postura sobre Siria. No obstante, crece en Israel un sector que aboga por una administración de Gaza dirigida por la Autoridad Palestina, a fin de evitar un vacío administrativo que pueda beneficiar a Hamás u otros actores externos.

Conclusión
La amenaza de Israel de reanudar la guerra es, ante todo, una maniobra electoral y mediática destinada a movilizar el apoyo interno y explotar la cuestión de los cautivos con fines políticos.

No hay indicios concretos de una intención real de reiniciar la guerra, dadas la falta de apoyo usamericano, el agotamiento social y militar, y la fuerte oposición dentro del ejército.
El cambio de nombre de la guerra a “Guerra de la Resurrección” refleja un intento de eludir las investigaciones y la rendición de cuentas por los fracasos del 7 de octubre.
Las decisiones israelíes fundamentales —de guerra o de paz— siguen estrechamente ligadas al cálculo electoral de Netanyahu y a sus esfuerzos por preservar el poder.
El factor decisivo en la próxima etapa será el compromiso de Washington con el Plan Trump, que por ahora sigue siendo el único marco viable para el escenario israelí-palestino.

Israel zwischen Vernichtungs- und Wahlkampfkrieg

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18.10.2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Übersetzt von Tlaxcala

Krieg auf allen Fronten, von Patrick Chappatte

Einleitung

Der israelische Premierminister Benjamin Netanjahu und Verteidigungsminister Israel Katz haben erneut damit gedroht, den Krieg gegen den Gazastreifen wieder aufzunehmen, und mit dem Einsatz von Gewalt gedroht, falls die Hamas die Leichen der israelischen Gefangenen und Häftlinge nicht herausgibt.
Gleichzeitig hat der Minister für strategische Angelegenheiten, Ron Dermer, seine Kontakte zur Trump-Regierung intensiviert und Geheimdienstberichte vorgelegt, die behaupten, Hamas könne eine große Zahl von Leichen zurückgeben, ein Schritt, der als Vorbereitung auf ein US-amerikanisches grünes Licht für eine erneute militärische Eskalation gilt.

In der Zwischenzeit veröffentlichte das Forum der Familien der Gefangenen und Häftlinge einen öffentlichen Appell an Netanjahu und forderte die Wiederaufnahme des Krieges, solange nicht alle Leichen zurückgegeben seien, wodurch eine humanitäre Forderung zu einem politischen Instrument im innerisraelischen Machtkampf wurde.

Krieg im Dienst der Innenpolitik
Israels neue Kriegsdrohungen scheinen eher durch politische und wahlstrategische Bedürfnisse als durch unmittelbare militärische Ziele motiviert zu sein. Netanjahu und Katz haben den Krieg gegen Gaza sogar umbenannt: von „Goldene Schwerter“ zu „Krieg der Wiedergeburt“ oder „Krieg der Erneuerung“. Damit versuchen sie, die israelische Erzählung umzudeuten und ihn als Teil eines „Kriegs der sieben Fronten“ darzustellen:  Libanon, Syrien, Jemen, Irak, Iran, Westjordanland und Gaza.

Durch diesen Markenwechsel versucht Netanjahu, Forderungen nach Rechenschaft über die Ereignisse vom 7. Oktober 2023 abzuwehren,  insbesondere die Einrichtung einer offiziellen Untersuchungskommission, die er weiterhin mit der Begründung ablehnt, „Untersuchungen seien während des Krieges nicht möglich“. Diese Strategie steht in engem Zusammenhang mit den für den Sommer 2026 erwarteten Wahlen.

Lücken im Trump-Plan und regionale Auswirkungen
Israels Drohungen fallen mit den anhaltenden Debatten über die Details des sogenannten „Trump-Plans“ zur Beendigung des Krieges zusammen, ein Plan, den das ägyptische Außenministerium als „voller Schlupflöcher“ bezeichnete. Zu den ungelösten Punkten gehören:

  • Austausch von Leichen und Gefangenen,
  • Entwaffnung von Gaza und der Hamas,
  • Schrittweiser israelischer Rückzug,
  • Verwaltung und Wiederaufbau nach dem Krieg.

Palästinensische Schätzungen beziffern die Kosten für den Wiederaufbau Gazas auf 60 bis 70 Milliarden Dollar. Saudi-Arabien und die Vereinigten Arabischen Emirate sollen jeweils etwa 20 Milliarden beisteuern wollen, allerdings unter der Bedingung von Stabilität, Entwaffnung und dem Rückzug der Hamas aus der Macht. Damit wird deutlich, dass finanzielle Hilfe eng an das entstehende politische und sicherheitspolitische Rahmenwerk gebunden ist.


Die Netanyahu-Regel…
— Im Kampf ums Überleben sind extreme Maßnahmen gerechtfertigt!
— … Besonders, wenn es um das Überleben meiner politischen Karriere geht!

David Horsey

Die innenpolitische Dimension
Eine Maariv-Umfrage zeigte eine Verbesserung der Position der Regierungskoalition nach der Freilassung der letzten Gruppe lebender Gefangener. Die Unterstützung für die Likud-Partei stieg, während die Partei Religiöser Zionismus unter Bezalel Smotrich die parlamentarische Schwelle überschritt. Im Gegensatz dazu fiel die Partei von Benny Gantz unter diese Schwelle.
Die Umfrage prognostizierte 58 Sitze für die Opposition, 52 für die Koalition und 10 für die arabischen Parteien, deren Anteil bei den nächsten Wahlen steigen könnte.

Für Netanjahu ist diese Konstellation ideal: Sie ermöglicht ihm, eine Sperrminorität zu bilden, die verhindert, dass die Opposition ohne Unterstützung einer arabischen Partei eine Regierung bildet, ein Szenario, das im zionistischen Konsens als inakzeptabel gilt. So könnte Netanjahu langfristig als Übergangspremierminister im Amt bleiben, mit minimaler parlamentarischer Kontrolle, was sein Interesse an vorgezogenen Wahlen erklärt, falls sich die Umfragetrends fortsetzen.

Zwischen Kriegsoption und Stabilitätsbedarf
Trotz der verschärften Rhetorik begrenzen sowohl innenpolitische als auch internationale Zwänge die Wahrscheinlichkeit eines erneuten Krieges. Militärische, moralische und wirtschaftliche Erschöpfung in Israel sowie das Fehlen eines US-amerikanischen grünen Lichts machen eine Wiederaufnahme der Feindseligkeiten zu einem politischen Risiko statt zu einer strategischen Chance.

Der Trump-Plan, der breite regionale und internationale Unterstützung genießt, bildet den Eckpfeiler des US-amerikanischen Ansatzes zur Wiederherstellung des Gleichgewichts im Nahen Osten, insbesondere im Hinblick auf die geplanten Normalisierungsabkommen mit Saudi-Arabien und Indonesien. Ein Scheitern seiner Umsetzung würde das Vertrauen in die Fähigkeit der USA, regionale Vereinbarungen zu steuern, untergraben.

Das Dilemma der Leichen und die Rolle regionaler Akteure
Die Frage der Leichen der Gefangenen ist ein echter Prüfstein für die Haltbarkeit des Abkommens. Israelische Quellen räumen große logistische Hindernisse ein, die durch die Zerstörung der Infrastruktur und der Tunnel in Gaza entstehen, wo viele der Leichen noch vermutet werden.

Die Regierung Netanjahu hat strikt abgelehnt, türkische Ausrüstung bei den Bergungsarbeiten einzusetzen, eine politisch motivierte Entscheidung, die darauf abzielt, den Einfluss der Türkei zu begrenzen und deren Haltung zu Syrien auszunutzen. Dennoch wächst in Israel die Zahl der Stimmen, die sich für eine von der Palästinensischen Autonomiebehörde geführte Verwaltung Gazas aussprechen, um ein Machtvakuum zu verhindern, das Hamas oder anderen externen Akteuren zugutekommen könnte.

Schlussfolgerung
Israels Drohung, den Krieg wieder aufzunehmen, ist in erster Linie ein wahl- und medienstrategisches Manöver, das darauf abzielt, die innenpolitische Unterstützung zu mobilisieren und die Frage der Gefangenen politisch auszuschlachten.

Es gibt keine konkreten Anzeichen für eine tatsächliche Absicht, den Krieg neu zu entfachen, angesichts des fehlenden US-amerikanischen Rückhalts, der anhaltenden gesellschaftlichen und militärischen Erschöpfung und des starken Widerstands innerhalb der Armee.
Die Umbenennung des Krieges in „Krieg der Wiedergeburt“ spiegelt den Versuch wider, Untersuchungen und politische Verantwortung für die Fehlschläge des 7. Oktober zu vermeiden.
Zentrale israelische Entscheidungen — Krieg oder Frieden — bleiben eng mit Netanjahus Wahlkalkül und seinem Bemühen verknüpft, seine Macht zu sichern.
Der entscheidende Faktor der kommenden Phase wird das Engagement Washingtons für den Trump-Plan sein, der derzeit den einzigen gangbaren Rahmen für die israelisch-palästinensische Arena darstellt.

Israele tra una guerra di sterminio e una guerra elettorale

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18/10/2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Tradotto da Tlaxcala

Guerra su tutti i fronti, di Patrick Chappatte

Introduzione

Il primo ministro israeliano Benjamin Netanyahu e il ministro della Difesa Israel Katz hanno nuovamente minacciato di riprendere la guerra contro la Striscia di Gaza, avvertendo che useranno la forza se Hamas non consegnerà i corpi dei prigionieri e detenuti israeliani.
Nel frattempo, il ministro per gli Affari Strategici, Ron Dermer, ha intensificato i suoi contatti con l’amministrazione Trump, presentando rapporti d’intelligence secondo cui Hamas avrebbe la capacità di restituire un gran numero di corpi, una mossa vista come un tentativo di ottenere il via libera usamericano a una nuova escalation militare.

Parallelamente, il Forum delle Famiglie dei Prigionieri e Detenuti ha lanciato un appello pubblico a Netanyahu, chiedendo la ripresa della guerra finché tutti i corpi non saranno restituiti,  trasformando una richiesta umanitaria in uno strumento politico nella lotta interna per il potere in Israele.

La guerra al servizio della politica interna
Le rinnovate minacce di guerra da parte di Israele sembrano essere dettate più da esigenze politiche ed elettorali che da obiettivi militari immediati. Netanyahu e Katz hanno persino ribattezzato la guerra contro Gaza, passando da “Spade d’Oro” a “Guerra della Rinascita” o “Guerra della Resurrezione”, nel tentativo di rimodellare la narrazione israeliana e presentarla come parte di una più ampia “Guerra dei Sette Fronti” che includerebbe Libano, Siria, Yemen, Iraq, Iran, Cisgiordania e Gaza.

Attraverso questa nuova etichetta, Netanyahu cerca di deviare le richieste di responsabilità per gli eventi del 7 ottobre 2023, in particolare la creazione di una commissione ufficiale d’inchiesta, che continua a respingere con il pretesto che “non si possono condurre indagini in tempo di guerra”. Questa strategia è strettamente legata alle elezioni previste per l’estate 2026.

Le lacune del Piano Trump e le ripercussioni regionali
Le minacce israeliane coincidono con il dibattito in corso sui dettagli del cosiddetto “Piano Trump” per porre fine alla guerra — descritto dal Ministero degli Esteri egiziano come “pieno di lacune”.
Tra le questioni irrisolte figurano:

  • Lo scambio di corpi e prigionieri.
  • Il disarmo di Gaza e di Hamas.
  • Il ritiro graduale di Israele.
  • La governance e la ricostruzione nella fase postbellica.

Le stime palestinesi valutano il costo della ricostruzione di Gaza tra i 60 e i 70 miliardi di dollari. L’Arabia Saudita e gli Emirati Arabi Uniti avrebbero espresso una disponibilità condizionata a contribuire con circa 20 miliardi ciascuno, a condizione che vi siano stabilità, disarmo e l’abbandono del potere da parte di Hamas, segno che gli aiuti economici sono strettamente legati al nascente quadro politico e di sicurezza.


La regola di Netanyahu…
— In una lotta per la sopravvivenza, le misure estreme sono giustificate!
— … Soprattutto se si tratta della sopravvivenza della mia carriera politica!
David Horsey

La dimensione elettorale interna
Un sondaggio del quotidiano Maariv ha mostrato un miglioramento della posizione della coalizione di governo dopo il rilascio dell’ultimo gruppo di prigionieri vivi. Il sostegno al partito Likud è aumentato, mentre il partito Sionismo Religioso di Bezalel Smotrich ha superato la soglia parlamentare. Al contrario, il partito di Benny Gantz è sceso al di sotto di tale soglia.
Il sondaggio ha previsto 58 seggi per l’opposizione, 52 per la coalizione e 10 per i partiti arabi, che potrebbero guadagnare terreno alle prossime elezioni.

Per Netanyahu, questa configurazione è ideale: gli permette di formare una minoranza di blocco che impedisce all’opposizione di formare un governo senza l’appoggio di un partito arabo, un’eventualità inaccettabile all’interno del consenso sionista. Così Netanyahu potrebbe rimanere a lungo primo ministro ad interim, con un controllo parlamentare minimo, spiegando il suo interesse per elezioni anticipate se i sondaggi continueranno a essere favorevoli.

Tra l’opzione della guerra e la necessità di stabilità
Nonostante la retorica aggressiva, vincoli interni e internazionali riducono la probabilità di una nuova guerra. La stanchezza militare, morale ed economica in Israele, insieme alla mancanza di un via libera usamericano, rendono una ripresa delle ostilità un rischio politico piuttosto che un’opportunità strategica.

Il Piano Trump, che gode di un ampio sostegno regionale e internazionale, rappresenta il pilastro della strategia di Washington per ristabilire l’equilibrio in Medio Oriente, in particolare nel quadro dei tentativi di concludere accordi di normalizzazione con Arabia Saudita e Indonesia. Il fallimento della sua attuazione minerebbe la fiducia nella capacità degli USA di gestire le intese regionali.

Il dilemma dei corpi e il ruolo degli attori regionali
La questione dei corpi dei prigionieri rappresenta una vera prova della solidità dell’accordo. Fonti israeliane riconoscono grandi ostacoli logistici dovuti alla distruzione delle infrastrutture e dei tunnel di Gaza, dove si ritiene che molti corpi siano ancora sepolti.

Il governo Netanyahu ha categoricamente rifiutato di permettere l’uso di attrezzature turche per le operazioni di recupero, una decisione politica volta a limitare l’influenza di Ankara e a sfruttare la sua posizione sulla Siria. Tuttavia, cresce in Israele il numero di coloro che sostengono un’amministrazione di Gaza guidata dall’Autorità Palestinese, per evitare un vuoto amministrativo che potrebbe favorire Hamas o altri attori esterni.

Conclusione
La minaccia di Israele di riprendere la guerra è principalmente una manovra elettorale e mediatica volta a mobilitare il sostegno interno e a sfruttare la questione dei prigionieri a fini politici.

Non ci sono segnali concreti di un’intenzione reale di riaccendere il conflitto, data la mancanza di sostegno usamericano, l’esaurimento della società e dell’esercito e la forte opposizione interna.
Il cambio di nome della guerra in “Guerra della Rinascita” riflette un tentativo di eludere le indagini e le responsabilità politiche per i fallimenti del 7 ottobre.
Le principali decisioni israeliane, di guerra o di pace, restano strettamente legate al calcolo elettorale di Netanyahu e ai suoi sforzi per mantenersi al potere.
Il fattore decisivo della fase a venire sarà l’impegno di Washington nei confronti del Piano Trump, che al momento costituisce l’unico quadro realistico per l’arena israelo-palestinese.

Israël entre guerre d’extermination et guerre électorale

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18/10/2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Traduit par Tlaxcala

Guerre sur tous les fronts, par Patrick Chappatte

Introduction

Le Premier ministre israélien Benyamin Netanyahou et le ministre de la Défense Israël Katz ont de nouveau menacé de reprendre la guerre contre la bande de Gaza, avertissant qu’ils recourraient à la force si le Hamas ne remettait pas les corps des captifs et détenus israéliens.
Dans le même temps, le ministre des Affaires stratégiques, Ron Dermer, a intensifié ses contacts avec l’administration Trump, présentant des rapports de renseignement affirmant que le Hamas serait en mesure de restituer un grand nombre de corps, une manœuvre perçue comme une préparation à un feu vert usaméricain pour une nouvelle escalade militaire.

Parallèlement, le Forum des familles des captifs et détenus a publié un appel public à Netanyahou, exigeant la reprise de la guerre tant que tous les corps ne sont pas restitués,  transformant ainsi une demande humanitaire en instrument politique dans la lutte interne pour le pouvoir en Israël.

La guerre au service de la politique intérieure
Les nouvelles menaces israéliennes semblent motivées davantage par des besoins politiques et électoraux que par des objectifs militaires immédiats. Netanyahou et Katz ont même rebaptisé la guerre contre Gaza, passant de « Épées d’or » à « Guerre de la renaissance » ou « Guerre de la résurrection », cherchant à remodeler le récit israélien et à l’inscrire dans une « Guerre des sept fronts », incluant le Liban, la Syrie, le Yémen, l’Irak, l’Iran, la Cisjordanie et Gaza.

Par ce changement de marque, Netanyahou tente de détourner les appels à la reddition de comptes concernant les événements du 7 octobre 2023 ,  notamment la création d’une commission d’enquête officielle, qu’il continue de refuser sous prétexte que « les enquêtes ne peuvent pas se tenir en temps de guerre ». Cette stratégie est étroitement liée aux élections prévues pour l’été 2026.

Les lacunes du plan Trump et ses répercussions régionales
Les menaces israéliennes coïncident avec les débats autour des détails du « plan Trump » pour mettre fin à la guerre, qualifié par le ministère égyptien des Affaires étrangères de « truffé de failles ». Les points non résolus comprennent :

  • L’échange de corps et de prisonniers.
  • Le désarmement de Gaza et du Hamas.
  • Le retrait progressif d’Israël.
  • La gouvernance et la reconstruction d’après--guerre.

Les estimations palestiniennes évaluent le coût de la reconstruction de Gaza entre 60 et 70 milliards de dollars. L’Arabie saoudite et les Émirats arabes unis auraient exprimé une volonté conditionnelle de contribuer chacun à hauteur de 20 milliards, à condition qu’il y ait stabilité, désarmement et retrait du Hamas du pouvoir,  signe que l’aide financière est étroitement liée au cadre politique et sécuritaire en formation.


La règle de Netanyahou…
Dans une lutte pour la survie, les mesures extrêmes sont justifiées !
— … Surtout si c’est la survie de ma carrière politique !
David Horsey

La dimension électorale interne
Un sondage du quotidien Maariv montre une amélioration de la position de la coalition au pouvoir après la libération du dernier groupe de captifs et détenus vivants. Le soutien au Likoud a augmenté, tandis que le parti Sonisme religieux de Bezalel Smotrich a franchi le seuil parlementaire. À l’inverse, le parti de Benny Gantz est passé en dessous de ce seuil.
Le sondage prévoit 58 sièges pour l’opposition, 52 pour la coalition et 10 pour les partis arabes, susceptibles de progresser aux prochaines élections.

Pour Netanyahou, cette configuration est idéale : elle lui permet de former une minorité de blocage empêchant l’opposition de constituer un gouvernement sans s’appuyer sur un parti arabe,  scénario inacceptable pour le consensus sioniste. Il pourrait ainsi rester Premier ministre intérimaire à long terme, avec un contrôle parlementaire minimal, d’où son intérêt pour des élections anticipées si les tendances se confirment.

Entre l’option de guerre et le besoin de stabilité
Malgré la rhétorique belliqueuse, les contraintes internes et internationales limitent la probabilité d’une reprise de la guerre. L’épuisement militaire, moral et économique en Israël, combiné à l’absence de feu vert usaméricain, fait d’un nouveau conflit un risque politique plutôt qu’une opportunité stratégique.

Le plan Trump — bénéficiant d’un large soutien régional et international — constitue la pierre angulaire de la stratégie de Washington pour rétablir l’équilibre au Moyen-Orient, notamment en vue de finaliser les accords de normalisation avec l’Arabie saoudite et l’Indonésie. Un échec affaiblirait la crédibilité des USA dans la gestion des règlements régionaux.

Le dilemme des corps et le rôle des acteurs régionaux
La question des corps des captifs constitue un test réel pour la solidité de l’accord. Des sources israéliennes reconnaissent d’importants obstacles logistiques liés à la destruction des infrastructures et des tunnels de Gaza, où beaucoup de corps seraient encore ensevelis.

Le gouvernement Netanyahou a catégoriquement refusé d’autoriser l’aide d’équipements turcs pour les opérations de récupération, une décision politique visant à limiter l’influence d’Ankara et à instrumentaliser sa position sur la Syrie. Cependant, un courant croissant en Israël plaide pour une administration de Gaza dirigée par l’Autorité palestinienne afin d’éviter un vide administratif qui profiterait au Hamas ou à d’autres acteurs extérieurs.

Conclusion
La menace israélienne de reprendre la guerre est avant tout une manœuvre électorale et médiatique visant à mobiliser le soutien intérieur et à exploiter la question des captifs à des fins politiques.

Aucun signe concret n’indique une réelle intention de relancer la guerre, compte tenu du manque de soutien usaméricain, de l’épuisement social et militaire, et de l’opposition interne de l’armée.
Le changement de nom de la guerre en « Guerre de la résurrection » reflète une tentative d’échapper à la reddition de comptes pour les échecs du 7 octobre.
Les décisions israéliennes majeures — guerre ou paix — demeurent profondément liées au calcul électoral de Netanyahou et à son effort pour préserver son pouvoir.
Le facteur décisif des mois à venir sera l’engagement de Washington envers le plan Trump, qui demeure aujourd’hui le seul cadre viable pour l’arène israélo-palestinienne.

14/10/2025

Après Charm el-Cheikh : la coalition de Netanyahou survivra-t-elle ?

English  عربية

 Ameer Makhoul , Progress Center for Policies , 14/10/2025

Traduit par Tlaxcala

 

Introduction

Dans un ton marqué par ce qu’on pourrait qualifier d’« humour trumpien », parfois proche du chaos, le président usaméricain Donald Trump a adressé plusieurs messages à la Knesset israélienne — des messages révélant un double discours destiné à la fois à l’élite politique israélienne et au grand public.

Cet article examine le contenu de ces messages adressés à la scène politique israélienne et leurs possibles implications pour l’avenir de la coalition au pouvoir dirigée par Benjamin Netanyahou.


I. Les messages de Trump à la classe politique israélienne

De manière directe et spontanée — bien que non totalement improvisée —, Trump a appelé le président israélien Isaac Herzog à utiliser son autorité constitutionnelle pour accorder à Netanyahou une grâce présidentielle, mettant fin à ses procès et les effaçant définitivement.

Il s’est également adressé à Netanyahou lui-même sur un ton « paternel », l’exhortant à faire preuve de « bienveillance » envers le chef de l’opposition, Yaïr Lapid, qui s’était exprimé au nom de l’opposition.

Par ces deux remarques, Trump a placé à la fois Netanyahou et Lapid en position de débiteurs politiques à son égard, se présentant comme leur sauveur et renforçant leur dépendance politique vis-à-vis de son leadership.

La nouvelle approche usaméricaine, sous la bannière de « America First », semble peu disposée à poursuivre le modèle traditionnel où le lobby pro-israélien joue le rôle d’intermédiaire décisif dans l’élaboration de la politique usaméricaine.

Elle redéfinit la relation de sorte que les USA deviennent le principal gardien des intérêts d’Israël, selon une vision strictement usaméricaine, et non l’inverse.


II. Lire l’arrière-plan de la position usaméricaine

Ces deux déclarations traduisent une volonté de favoriser un compromis interne israélien inspiré par l’esprit d’« unité nationale ».

Trump a utilisé son discours à la Knesset pour transmettre des messages liés à la stabilisation de la phase politique post-guerre.

Son administration considère que la coalition actuelle pourrait faire obstacle à cette nouvelle étape, tout en estimant que Netanyahou est la seule figure capable de conduire Israël de la rhétorique de la « guerre perpétuelle » à celle de la paix régionale et de la prospérité partagée entre Israéliens et Palestiniens.

III. Israël entre isolement et soumission à la domination usaméricaine

Trump a souligné que les victoires militaires d’Israël n’avaient été possibles que grâce au soutien usaméricain, promettant que son administration œuvrerait à mettre fin à l’isolement international d’Israël.

Dans le même temps, il a insisté sur le fait que ces réussites devaient lui être personnellement attribuées, concentrant son message sur Netanyahou plutôt que sur le gouvernement dans son ensemble.

Mais Trump a vite découvert que mettre fin à l’isolement régional et international d’Israël s’avérait bien plus complexe qu’il ne l’avait anticipé.

Cela s’est reflété dans la controverse entourant l’absence de Netanyahou au sommet de Charm el-Cheikh (13 octobre 2025), sur lequel les décisions de la Cour pénale internationale (CPI) planaient lourdement — créant un risque juridique pour plusieurs dirigeants européens s’ils défiaient les mandats d’arrêt visant Netanyahou.

Ce dernier a invoqué la « sainteté de la fête de Souccot » comme prétexte pour ne pas y assister, évitant ainsi une humiliation qui aurait révélé l’ampleur de son isolement politique et diplomatique, tant régional qu’international — bien si le principe juridique juif du pikuach nefesh (« sauver des vies ») aurait permis sa participation.

IV. La stratégie régionale de Trump

Trump se montre peu intéressé par les détails juridiques ou constitutionnels internes à Israël, préférant se concentrer sur l’objectif usaméricain plus large : consolider l’hégémonie yankee et s’assurer que les solutions conçues à Washington dominent les dynamiques régionales.

Sous sa direction, Washington paraît se rapprocher d’un axe émergent Turquie–Qatar–Syrie–Indonésie, tout en maintenant une coordination avec le bloc arabe traditionnel — Égypte, Arabie saoudite et Jordanie — qui soutient toujours la création d’un État palestinien.

L’administration usaméricaine actuelle considère cet objectif comme une composante des arrangements régionaux à long terme, même s’il ne figure pas parmi les priorités immédiates de Trump.

Cela signifie que le plan de fin de la guerre de Gaza, adopté à Charm el-Cheikh et officiellement approuvé par Netanyahou, représente désormais un consensus partagé — bien que l’horizon politique d’une paix durable demeure incertain.

V. La dimension religieuse et politique du discours de Trump

Dans son discours à la Knesset comme lors du sommet de Charm el-Cheikh, Trump a évoqué « trois mille ans de conflit », évitant délibérément toute référence à l’histoire moderne, au droit international ou à 1948.

Il a préféré encadrer son message autour du lien religieux entre les trois religions abrahamiques.

Cette rhétorique réactive la vision « abrahamique » de Trump, qu’il présente comme un cadre pour résoudre les différends historiques — sans aborder la nature politique contemporaine du conflit israélo-palestinien.

Ainsi, même si la cessation de la guerre de Gaza semble avoir été convenue par tous les participants du sommet et officiellement approuvée par Netanyahou, la voie politique vers une paix permanente reste incertaine :

— Sera-t-elle fondée sur les Accords d’Abraham, rejetés par la plupart des pays arabes ?

— Ou sur la création d’un État palestinien, que le leadership israélien actuel rejette et n’a nullement préparée ?

Dans les deux cas, un résultat décisif semble repoussé à l’après-Trump, à mesure que le processus avance lentement vers une solution politique et, éventuellement, la reconnaissance d’un État.

VI. Les options de Netanyahou

Netanyahou est désormais confronté à trois scénarios principaux :

  1. Organiser des élections anticipées, pour rechercher un nouveau mandat, s’appuyant sur sa popularité croissante, le soutien total de Trump et la rhétorique de la « victoire ».
  2. Gouverner jusqu’à la fin de son mandat actuel (novembre 2026), faute d’un défi sérieux au sein de la coalition ou de l’opposition.
  3. Former un gouvernement d’union nationale, option que Trump encourage ouvertement pour faciliter la mise en œuvre de son plan régional.

Si ce troisième scénario se concrétise, la durée du gouvernement pourrait être prolongée sous prétexte d’une « situation d’urgence » liée à l’application du plan usaméricain — permettant d’ignorer certaines exceptions juridiques et constitutionnelles, ce dont Trump se soucie peu.

Conclusion

Trump a renforcé la position de Netanyahou en Israël, consolidant son image de « leader incontesté » capable de faire face aux grands défis, et ouvrant la voie à l’idée d’un gouvernement d’unité nationale conforme aux préférences usaméricaines.

La fin de la guerre est désormais une décision usaméricaine, laissant peu de marge à une réinterprétation israélienne.

Les opérations militaires limitées d’Israël à Gaza semblent surtout destinées à tester la réaction de Washington, tandis que l’entrée de forces arabo-palestiniennes dans la bande pourrait restreindre la liberté d’action israélienne et compliquer ses options militaires.

L’issue pratique est la mise en œuvre progressive des phases avancées du plan usaméricain.

La mainmise de Netanyahou sur le pouvoir s’est resserrée après la visite de Trump — mais aussi sa dépendance à l’égard de la stratégie usaméricaine.

Cela s’aligne sur l’objectif de Washington : restructurer la politique interne et les équilibres partisans d’Israël.

L’isolement international d’Israël reste profond, et le sommet de Charm el-Cheikh y a ajouté une dimension juridique avec les mandats d’arrêt de la CPI contre Netanyahou — poussant peut-être Trump à user de pression ou de manipulation politique pour en neutraliser les effets.


Ce monument de style pharaonique postmoderne est pratiquement tout ce qui reste d’une précédente rencontre à Charm el-Cheikh, pompeusement baptisée « Conférence des faiseurs de paix », en mars 1996, réunissant les dirigeants de 29 pays autour de Clinton, Moubarak et Shimon Pérès

 

Después de ,Sharm el-Sheij: ¿Sobrevivirá la coalición de Netanyahu?

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Ameer Makhoul, Progress Center for Policies , 14-10-2025
Traducido por Tlaxcala

 Introducción

Con un tono marcado por lo que podría describirse como “humor trumpiano”, a veces rozando el caos, el presidente Donald Trump dirigió mensajes a la Knéset israelí — mensajes que revelaron un doble discurso, dirigido tanto a la élite política israelí como al público general.

Este artículo analiza el contenido de dichos mensajes y sus posibles implicaciones para el futuro de la coalición gobernante encabezada por Benjamín Netanyahu.

 

I. Los mensajes de Trump a la clase política israelí

De manera directa y espontánea —aunque no completamente improvisada—, Trump pidió al presidente israelí Isaac Herzog que utilizara su autoridad constitucional para otorgar a Netanyahu un indulto presidencial, poniendo fin a sus juicios y eliminándolos de manera definitiva.

También se dirigió al propio Netanyahu en un tono “paternal”, instándolo a ser “amable” con el líder de la oposición, Yair Lapid, quien había hablado en nombre del bloque opositor.

Con estas dos observaciones, Trump colocó tanto a Netanyahu como a Lapid en una posición de deuda política hacia él, presentándose como su salvador y reforzando su dependencia de su liderazgo.

El nuevo enfoque usamericano, bajo el lema de “America First”, parece poco dispuesto a continuar el modelo tradicional en el que el lobby proisraelí actúa como intermediario decisivo en la formulación de la política de EE. UU.

En cambio, redefine la relación para que Estados Unidos sea el principal guardián de los intereses de Israel, según una visión estrictamente usamericana, y no al revés.

II. Interpretación del trasfondo de la posición usamericana

Estas dos declaraciones revelan un impulso hacia un compromiso interno israelí inspirado en el espíritu de “unidad nacional”.

Trump aprovechó su discurso ante la Knéset para enviar mensajes relacionados con la estabilización de la fase política posterior a la guerra.

Su administración considera que la coalición gobernante actual podría obstaculizar esta etapa, pero también que Netanyahu es el único capaz de guiar a Israel del discurso de la “guerra perpetua” hacia una paz regional y una prosperidad compartida entre israelíes y palestinos.

III. Israel entre el aislamiento y la sumisión al dominio usamericano

Trump subrayó que las victorias militares de Israel fueron posibles gracias al apoyo usamericano y prometió que su administración trabajaría para poner fin al aislamiento internacional de Israel.

Al mismo tiempo, enfatizó que esos logros debían atribuirse personalmente a él, centrando su mensaje en Netanyahu más que en el gobierno en su conjunto.

Sin embargo, Trump descubrió rápidamente que poner fin al aislamiento regional e internacional de Israel era mucho más complicado de lo previsto.

Esto se reflejó en la controversia por la ausencia de Netanyahu en la Cumbre de ,Sharm el-Sheij (13 de octubre de 2025), donde las decisiones de la Corte Penal Internacional (CPI) pesaban fuertemente, creando riesgos legales para varios líderes europeos si desafiaban las órdenes de arresto contra Netanyahu.

Netanyahu optó por invocar la “santidad de la festividad de Sucot” como pretexto para no asistir, evitando así una humillación que habría revelado la magnitud de su aislamiento político y diplomático, tanto regional como internacional — aunque el principio judío de pikuaj nefesh (“salvar vidas”) habría permitido su participación.

IV. La estrategia regional de Trump

Trump muestra poco interés por los detalles legales o constitucionales internos de Israel, concentrándose en el objetivo usamericano más amplio: consolidar la hegemonía de EE. UU. y garantizar que las soluciones diseñadas en Washington dominen los resultados regionales.

Bajo su liderazgo, Washington parece acercarse a un eje emergente Turquía–Catar–Siria–Indonesia, manteniendo al mismo tiempo la coordinación con el bloque árabe tradicional —Egipto, Arabia Saudita y Jordania— que sigue apoyando la creación de un Estado palestino.

La actual administración usamericana considera este objetivo parte de los arreglos a largo plazo de la región, aunque no sea una prioridad inmediata de Trump.

Esto significa que el plan para poner fin a la guerra de Gaza, acordado en la cumbre de ,Sharm el-Sheij y oficialmente adoptado por Netanyahu, se ha convertido en un entendimiento compartido —aunque el horizonte político de una paz duradera siga sin resolverse.

V. La dimensión religiosa y política del discurso de Trump

En su discurso ante la Knéset y en la cumbre de ,Sharm el-Sheij, Trump invocó “tres mil años de conflicto”, evitando deliberadamente toda referencia a la historia moderna, al derecho internacional o al año 1948.

En su lugar, enmarcó su mensaje en el vínculo religioso entre las tres religiones abrahámicas.

Esta retórica revive la visión “abrahámica” de Trump, que presenta como un marco para resolver disputas históricas sin abordar la esencia política contemporánea del conflicto israelí-palestino.

Así, aunque el cese de la guerra de Gaza parece haber sido acordado por todos los participantes y aprobado oficialmente por Netanyahu, el camino político hacia una paz permanente sigue siendo incierto:

— ¿Se basará en los Acuerdos de Abraham, rechazados por la mayoría de los países árabes?

— ¿O en la creación de un Estado palestino, que el liderazgo israelí actual se niega a aceptar y no ha preparado?

En cualquier caso, un desenlace decisivo parece posponerse hasta después del mandato de Trump, mientras el proceso avanza gradualmente hacia una solución política y, finalmente, la estatalidad palestina.

VI. Las opciones de Netanyahu

Netanyahu se enfrenta ahora a tres escenarios principales:

  • Convocar elecciones anticipadas, buscando un nuevo mandato basado en su creciente popularidad, el apoyo total de Trump y la narrativa de la “victoria”.
  • Gobernar hasta el final de su mandato actual (noviembre de 2026), ante la ausencia de un desafío serio dentro de la coalición o la oposición.
  • Formar un gobierno de unidad nacional, opción que Trump alienta abiertamente para facilitar la implementación de su plan regional.

Si este tercer escenario se materializa, el mandato del gobierno podría ampliarse bajo el pretexto de una “situación de emergencia” vinculada a la ejecución del plan usamericano — permitiendo pasar por alto las excepciones legales y constitucionales, algo que a Trump le preocupa poco.

Conclusión

Trump ha fortalecido la posición de Netanyahu dentro de Israel, consolidando su imagen como “líder indiscutible” capaz de afrontar grandes desafíos y allanando el camino para la idea de un gobierno de unidad nacional alineado con las preferencias usamericanas.

El fin de la guerra es ahora una decisión usamericana, dejando poco margen a una reinterpretación israelí.

Las operaciones militares limitadas en Gaza parecen destinadas a probar la reacción de Washington, mientras que la entrada de fuerzas árabo-palestinas en la Franja podría restringir la libertad de acción de Israel y complicar sus opciones militares.

El resultado práctico es la implementación gradual de las etapas avanzadas del plan usamericano.

El control de Netanyahu sobre el poder se ha endurecido tras la visita de Trump, pero también su dependencia de la estrategia y planificación regional de EE. UU.

Esto coincide con el objetivo de Washington de reestructurar la política interna y los equilibrios partidarios de Israel.

El aislamiento internacional de Israel sigue siendo profundo, y la cumbre de ,Sharm el-Sheij añadió una dimensión jurídica con las órdenes de arresto de la CPI contra Netanyahu — lo que podría llevar a Trump a ejercer presión o manipulación política para socavar dichos procesos judiciales.

 Este monumento en estilo faraónico posmoderno es prácticamente todo lo que queda de una reunión anterior en Sharm el-Sheij, pomposamente llamada la “Conferencia de los Pacificadores”, en marzo de 1996, que reunió a líderes de 29 países, alrededor de Clinton, Mubarak y Shimon Peres.