India & Global Left, 15-11-2025
Transcrito, resumido y traducido por Tlaxcala
Wilkerson explica por qué USA está intensificando sus acciones contra Venezuela, cuán cerca está Washington de una posible intervención militar y por qué cree que Israel está desempeñando un papel impulsor detrás de la estrategia de Trump hacia Venezuela. También exploramos cuestiones geopolíticas más amplias: • ¿Tiene USA una verdadera gran estrategia después de perder la guerra arancelaria con China? • ¿Se retirará la OTAN de su fallida aventura en Ucrania? • ¿Qué significa para la región la reincorporación efectiva de Siria a la arquitectura usamericana en Oriente Medio? • ¿Está Washington reaccionando a los cambios globales o intensificando ciegamente su postura en múltiples frentes? Si quieres profundizar en el imperio usamericano, la competencia entre grandes potencias y los actores ocultos que dan forma a los conflictos actuales, esta entrevista con el coronel Wilkerson es imprescindible.
El episodio se abre con un saludo a los espectadores y un
llamado a apoyar el canal mediante suscripciones, membresías o donaciones. El
presentador introduce al invitado de la jornada: el coronel Lawrence Wilkerson,
coronel retirado del Ejército usamericano y exjefe de gabinete del secretario
de Estado Colin Powell. La conversación comienza con un panorama de la escalada
usamericana contra Venezuela: el incremento militar en el Caribe, operaciones
lanzadas desde Puerto Rico bajo el pretexto de una “guerra contra el
narco-terrorismo” y una intensificación de la propaganda. Algunas figuras de la
oposición venezolana —como María Corina Machado— son descritas como dispuestas
a entregar activos venezolanos a corporaciones gringas, mientras que el
presidente Trump expresa abiertamente su deseo de un cambio de régimen en
Caracas. La pregunta central planteada a Wilkerson es hasta dónde está
dispuesto a llegar Washington.
Wilkerson responde recordando su experiencia en la
administración de George W. Bush, señalando que muchas de las prácticas de
entonces se están repitiendo ahora con mayor profundidad, amplitud e
ilegalidad. Invoca el legado de los juicios de Núremberg y recuerda que su
propósito fundamental —expresado por el juez Jackson— era detener las guerras
de agresión. Ese principio fue el fundamento moral de Naciones Unidas y de las
Convenciones de Ginebra de 1948, destinadas a imponer normas sobre la
conducción de la guerra y a establecer el derecho penal internacional. Según
Wilkerson, USA está desmantelando hoy —“pieza por pieza, hilo por hilo”— todo
el marco jurídico internacional construido tras la Segunda Guerra Mundial.
Afirma que USA se ha convertido en el principal perpetrador de guerras de
agresión, y Venezuela es su objetivo más reciente.
Explica que la implicación encubierta usamericana se
intensificó en 2016, cuando Trump firmó una autorización presidencial que
permitía a la CIA operar sobre el terreno. La decisión de Obama en 2015 de
declarar a Venezuela una amenaza para la seguridad nacional había preparado el
terreno para sanciones y políticas intervencionistas. Wilkerson subraya que no
existe diferencia real entre administraciones demócratas y republicanas. Le
preocupa, en particular, la elaboración de nuevas justificaciones legales por
parte del Departamento de Justicia para los asesinatos extrajudiciales en alta
mar —operaciones que ya han dejado decenas de muertos, entre ellos pescadores
pobres confundidos con traficantes. En Colombia y Venezuela, algunos pobladores
temen salir a pescar por miedo a ser asesinados. Esto ilustra, según él, la
destrucción del derecho internacional y del debido proceso.
Consultado sobre la posibilidad de una intervención
militar, Wilkerson se declara profundamente alarmado. Asegura que Israel
desempeña un papel central en las operaciones de inteligencia usamericanas
relacionadas con Venezuela desde al menos 2016. Afirma que Trump recibe
información engañosa o manipulada, no de las agencias oficiales, sino de
intermediarios como Laura Loomer y
personas vinculadas a los servicios israelíes, financiadas por sectores de la
oposición venezolana. Esta red paralela elude a la comunidad de inteligencia
oficial y alimenta operaciones basadas en agendas externas.
Wilkerson detalla luego el ascenso del Mando de
Operaciones Especiales (SOCOM), convertido en una estructura militar
semiautónoma estrechamente integrada con la CIA. Este dispositivo permite a la
agencia ejecutar operaciones de acción directa sin supervisión estricta del
Congreso, ya que formalmente son realizadas por el ejército. Cita ejemplos
históricos —Mogadiscio, Afganistán, Irak— donde las fuerzas especiales actuaron
al margen del mando regional. Afirma que lo mismo sucede ahora en Venezuela,
donde unidades especiales, desplegadas en un “buque nodriza” frente a la costa
venezolana, llevan a cabo misiones clandestinas sin el conocimiento del mando
convencional del Comando Sur. Define esta situación como una ruptura
“increíble” y peligrosa del control civil y militar.
El presentador señala que las fuerzas armadas venezolanas
están fuertemente politizadas e integradas al proceso bolivariano —a diferencia
de Chile en 1973—, lo que dificulta enormemente cualquier golpe de Estado.
Wilkerson coincide: la institución militar ha permanecido leal, y los intentos usamericanos
de soborno o infiltración probablemente han fracasado. Una intervención
enfrentaría no solo a un ejército cohesionado sino también a una mayoría social
profundamente opuesta a USA. Wilkerson prevé que un intento usamericano de
cambio de régimen desembocaría en una guerra de guerrillas prolongada que USA terminaría
perdiendo, con graves consecuencias para Venezuela e incluso para Colombia.
La conversación cambia hacia China. Wilkerson sostiene que USA no tiene “ninguna estrategia” frente a Beijing. Describe un conjunto de figuras —como Steve Bannon— convencidas de poseer una visión estratégica, aunque sus ideas carecen de coherencia. Según él, China avanza globalmente no mediante agresión, sino ocupando los vacíos generados por los fracasos catastróficos de la política usamericana, especialmente en América Latina. Los países de la región se acercan a China porque Washington los ha alienado. A juicio de Wilkerson, Trump juzgó erróneamente sus propios encuentros diplomáticos con el presidente chino Xi Jinping, creyendo que las reuniones habían ido bien cuando, en realidad, Xi le había dado gato por liebre.
Wilkerson aborda luego Europa y predice un gran vuelco
político en los próximos dieciocho meses. Argumenta que los compromisos
militares y la presión económica impulsados por la OTAN provocarán un rechazo
masivo de los gobiernos actuales. Las poblaciones, al darse cuenta de que
destinar un 5 % del PIB a la Alianza significa sacrificar servicios sociales,
educación, agricultura y salud, exigirán cambios profundos. Europa podría
regresar a una fragmentación similar a la de entreguerras o intentar construir
una nueva arquitectura de seguridad que incluya posiblemente a Rusia, aunque
esto sería extremadamente difícil tras años de hostilidad.
La discusión se desplaza hacia Ucrania. Wilkerson afirma
que Trump recibe información peligrosamente falsa, sobre todo del senador
Lindsey Graham. Este argumenta que el objetivo es “desangrar a Rusia” a
cualquier costo, incluso a expensas de vidas ucranianas y de pérdidas
territoriales, y que esa presión podría llevar a la caída de Putin. Wilkerson
rechaza esta idea: asegura que Putin está sometido principalmente a la presión
de la extrema derecha rusa, que exige intensificar la guerra e incluso destruir
Ucrania si fuese necesario. Subraya que USA es la única potencia capaz de
detener el conflicto, pero se niega a hacerlo. Ucrania albergaría —según él—
más de 200.000 militantes de extrema derecha, adeptos de Bandera, que evitan el
frente para conservar su fuerza y que podrían dominar el escenario político
posterior a la guerra, imposibilitando cualquier paz estable.
Finalmente, la conversación aborda Siria. Wilkerson
observa un cambio geopolítico profundo: Siria está siendo reintegrada en la
arquitectura estratégica dominada por USA, Israel y los Estados del Golfo. Sitios
clave como el puerto de Tartus pasan a manos emiratíes; zonas previamente
concertadas con Rusia están siendo reorganizadas; y combatientes extranjeros de
ideología takfiri estarían siendo reubicados en la frontera libanesa para
enfrentar a Hezbolá. Figuras como Al-Sharaa reciben una mayor acogida en
círculos próximos a Washington. Según Wilkerson, esto revela una estrategia más
amplia destinada a desmantelar el “Eje de la Resistencia”. Cree que Netanyahu
habría alcanzado un entendimiento con Trump: Israel se encargaría de Hezbolá y
estabilizaría Siria en una dirección favorable a Washington, mientras USA asumiría
el enfrentamiento directo contra Irán.
Wilkerson considera este escenario extremadamente
peligroso. Relata haber oído debates que promueven ataques nucleares
preventivos contra Irán mediante misiles de crucero lanzados desde submarinos
israelíes, con apoyo usamericano. Estos estrategas imaginan reconstruir Israel
posteriormente como un Estado judío más seguro, pensando que la destrucción de
Irán resolvería los problemas estratégicos de la región. Wilkerson teme que
esta lógica conduzca a una guerra nuclear. Añade que algunos comentarios
sugieren que la administración Trump no planea abandonar el poder en tres años,
ya sea a través de sucesores como Vance o mediante la prolongación indefinida
de su dominio político.
La entrevista concluye con una reflexión sobre el intento
fallido de 2021 [ataque al Capitolio] de alterar la trayectoria del
sistema político usamericano. Wilkerson afirma que el fracaso se debió en parte
a que el ejército se negó a participar. Hoy, sostiene, se trabaja
deliberadamente para reorganizar las fuerzas armadas de forma que no
obstaculicen intentos similares en el futuro. El presentador observa que esto
equivale a una toma total del Estado, tal como la imaginan ciertos movimientos
de extrema derecha o extrema izquierda. Wilkerson cierra expresando su profunda
preocupación por el rumbo del poder usamericano y por el peligro que éste representa
para el mundo.
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