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01/01/2025

TESTIMONIO
Diario de una mujer gazatí: « Hemos muerto todo tipo de muertes »

Nour Z Jarada ha vivido en Gaza toda su
vida. Para el diario francés «Libération», esta psicóloga de Médicos del Mundo Francia escribe de su vida cotidiana en el enclave palestino devastado por la guerra. Episodio seis: la angustia del invierno y un atisbo de esperanza.

por Nour Z. Jarada, psicóloga gazatí de Médicos del Mundo Francia, Libération, 31-12-2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala
 


Diciembre está llegando a su fin y nos enfrentamos a un segundo invierno de guerra. Nunca habría imaginado pasar por otro invierno como éste. El invierno era mi estación favorita. Cuando me preguntaban cuál era mi estación favorita, siempre respondía que el invierno. Siempre. Me encantaba la lluvia, el frescor, la comodidad. Ojalá fuera siempre invierno. Pero ahora las cosas han cambiado. Ya no puedo permitirme el lujo de amar el invierno. Ya no tengo una casa cálida, ni ropa de invierno, ni mantas, ni siquiera calefacción. Ya no tengo nuestras calles, nuestras reuniones ni nuestras tazas de té caliente compartidas con los seres queridos. Ahora, ninguno de nosotros puede permitirse el lujo de amar el invierno.


Las tiendas de los desplazados tras las fuertes lluvias en Deir al-Balah, en la Franja de Gaza, el 30 de diciembre. (Madji Fathi/NurPhoto. AFP)

Recuerdo que lloré a lágrima viva cuando llovió por primera vez este año. La tristeza de otro invierno mientras seguíamos en guerra era insoportable. Se me rompió el corazón por nosotros, por las familias de las tiendas. Esa noche vi en las noticias tiendas inundadas y di gracias a Dios por el frágil techo que me cobija. Sin embargo, mi corazón se rompió por nuestros niños y familias que pasaron la noche en el agua helada, esperando a que amaneciera o simplemente a que dejara de llover. Mientras esas horas oscuras se prolongaban, los gritos de un niño resonaban en una tienda cercana. Perforaban el silencio, llenos de pena y dolor. No sabía si el niño tenía frío o hambre, pero no podía dormir. Todas las noches son aterradoras en la guerra: son despiadadas, crueles e interminables. Como todos sabemos, tememos las largas horas que transcurren hasta la mañana y rezamos para que los horrores de la noche lleguen a su fin.

Resiliencia

Hoy, después de más de un año y dos meses de guerra en Gaza, soy una persona diferente. Por desgracia, no estoy segura de si este cambio es bueno o malo. Por un lado, el dolor pesa mucho en mi corazón, una herida tan profunda que ni siquiera el tiempo puede borrar. Esta injusticia abre la puerta a un sinfín de preguntas que se agolpan en mi mente: ¿Por qué? ¿Cómo es posible que la zona geográfica en la que hemos nacido, a la que pertenecemos, por qué nuestra raza, nuestro color, nuestra religión pueden ser factores que determinen nuestro destino? ¿Nuestro sufrimiento, nuestro trauma? ¿Cómo pueden estos elementos que no hemos elegido controlar el curso de nuestras vidas? ¿Cómo podemos curarnos de traumas tan despiadados? ¿Cómo puedo seguir viviendo sin las personas que quiero? Estas preguntas me atormentan, sobre todo cuando imagino el final de la guerra.
Sin embargo, también he descubierto una resiliencia que nunca imaginé poseer. He soportado el miedo, el desplazamiento, la pérdida, el dolor, las lágrimas y una pena inimaginable. Lo he afrontado todo con paciencia, incluso cuando no tenía otra opción. A través de todo ello, fue mi fe inquebrantable la que me llevó adelante, la convicción de que hay una razón para todo, aunque sólo Dios la conozca. Creemos en Dios. Cada prueba que atravesamos lleva consigo una sabiduría que no podemos captar con nuestras mentes. Entregamos nuestro corazón a Dios, incluso cuando la prueba parece humanamente superior a nuestra capacidad. Esta fe me ha impulsado a perseverar, a seguir trabajando, a luchar y a apoyar a los que me rodean.

La seguridad no existe
En esta guerra, la adversidad no conoce límites: la hambruna en el norte de Gaza durante el año era impensable. La gente se veía obligada a comer hojas de árbol, buscando desesperadamente el más mínimo resto de harina. La «masacre de la harina» llegó incluso a los titulares internacionales, con gente comiendo pan manchado de sangre. Los países enviaron ayuda por mar, y nuestra gente se ahogó intentando alcanzarla. ¿Es realmente posible que Gaza, antaño célebre por su hospitalidad y su generosa cocina, sea ahora una tierra donde la gente se muere de hambre? Sin embargo, esa es la realidad a la que nos enfrentamos. Hemos muerto todo tipo de muertes. Y hoy, el hambre nos ha alcanzado en el sur y el centro de Gaza, regiones supuestamente «seguras» para los civiles desplazados. Pero la seguridad no está en ninguna parte.
Los alimentos son cada vez más escasos, y los precios suben tanto que la mayoría de nosotros no podemos permitírnoslos. La harina, antaño un alimento básico, es ahora difícil de conseguir. Los que consiguen pequeñas cantidades a menudo la encuentran infestada de gusanos o insectos, pero la tamizamos antes de cocinarla y comerla porque no tenemos alternativas.
Incluso he bromeado amargamente con colegas diciendo que preferiría morir en un ataque aéreo que morir de hambre: sería más rápido y menos doloroso. ¿Qué mayor injusticia puede haber que vivir en un mundo en el que pensamos en cómo morir, en la forma menos insoportable de dejar esta vida?


Quizá no vuelva a escribir
Desde principios de diciembre, ha habido algunos destellos de esperanza; rumores de un posible alto el fuego. Pero ya nadie se atreve a ser optimista. Ese es otro cambio. Hace sólo unos meses, yo era una de esas personas esperanzadas. Cada vez que oía rumores de alto el fuego, me apresuraba a hacer la maleta, lista para volver a casa. Pero cada vez, mi corazón se rompía. Hoy he aprendido a no tener esperanzas. En psicología, esto se llama indefensión aprendida: cuando los fracasos o las dificultades repetidas dejan a una persona en un estado de indefensión, incapaz de creer que las cosas cambiarán.
Sin embargo, sigo soñando con el fin de la guerra. Sueño con volver a mi casa en el norte de Gaza, con volver a ver a mi abuela. Tiene más de 70 años y es una mujer resistente, amable y muy religiosa. No la veo desde el 7 de octubre. Mi corazón anhela tenerla cerca de mí. No puedo imaginar cómo ha soportado el terror, el hambre y el dolor. A veces hablamos por teléfono, pero es demasiado doloroso. Las dos lloramos y las llamadas terminan con más miedo y añoranza.
En este momento, me imagino escribiéndole la próxima vez desde el norte de Gaza. Tal vez aún quede en mí un poco de la esperanzada Nour. O tal vez nunca vuelva a escribir. Nadie sabe lo que nos depara el futuro. Pero lo que sí sé es que la opresión siempre llega a su fin algún día. Como escribió el poeta Abu el Kacem Chebbi: «Si a la gente le ocurre, un día, querer vivir, el destino tendrá que responder». Y como promete Dios en el Corán: «Junto a la dificultad está, sin duda, la facilidad». A pesar de todo lo que soportamos, nos aferramos a nuestra fuerza y resistencia. Cada día, dejamos a un lado nuestro dolor para asumir nuestros roles y tender la mano a quienes nos rodean. Ayudar a los que el mundo ha olvidado da sentido y propósito a nuestras vidas.

Un deseo tan simple
El mes pasado, un momento quedó grabado en mi memoria. Un joven que visita nuestra clínica perdió a toda su familia y su pierna derecha en la guerra. Único superviviente, ahora vive solo en una endeble tienda de campaña. A pesar de estas pérdidas inimaginables, representa una fuente de esperanza para los demás. Durante las sesiones psicosociales, aprendió ejercicios de respiración y técnicas de afrontamiento. Nos hemos dado cuenta de que ahora enseña estos ejercicios a otros pacientes en la sala de espera de la clínica, y comparte cómo está afrontando su duelo. Su fortaleza me inspira.
A veces, mis colegas y yo nos permitimos soñar con volver a nuestra devastada ciudad. Hablamos de las primeras cosas que haríamos cuando llegue ese día. En primer lugar, queremos honrar la memoria de nuestro querido colega, el Dr. Maisara, desenterrando su cuerpo de entre los escombros de su casa después de más de un año y dándole un entierro digno. Después buscaremos refugio, quizá en tiendas de campaña, y trabajaremos juntos para reconstruir nuestras vidas y la clínica, para seguir sirviendo a nuestra gente. En cuanto a mí, volveré a ver a mi abuela. Es un deseo tan simple pero tan profundo que me da fuerzas para seguir soportando las penurias.
Sinceramente, después de todo esto, si pudiera elegir, elegiría ser gazatí, ser palestina, de esta tierra que amo una y otra vez, hoy y siempre.

25/12/2024

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Israel ataca pero declara defender

Luis E. Sabini Fernández, 23-12-2024

El régimen instaurado por el sionismo en la Palestina histórica ha revelado una capacidad de daño, de impunidad, de duplicidad, de violencia,  que no registramos todo a la vez en tantas otras circunstancias atroces de atropello a la vida, a los derechos humanos que coexisten en todo el planeta.

"Es un libelo de sangre pinchar en «play» a nuestros tiktoks genocidas"
Viñeta de Eli Valley

Es fácil advertir estas manifestaciones a partir del 7 de octubre de 2023, con el inusitado ataque armado de Hamás y otras agrupaciones palestinas que al parecer aprovecharon “la oportunidad” para salir de debajo de la bota que desde hacía ya décadas el sionismo había puesto sobre toda la franja gazatí.
Pero las atrocidades sionistas no comenzaron el 7-8 de octubre de 2023, por cierto.
Tampoco en 1967, cuando  EE.UU. comienza a respetar el papel israelí como “jugador de primera”, es decir con poder militar propio. Ni siquiera en 1948, cuando violando hasta las demarcaciones onusianas, las tropas sionistas se adueñan del 78% de territorio palestino, sobrepasando el 55% que le había acordado graciosamente la ONU.
En 1936-1939, el sionismo perfectamente ensamblado con el colonialismo británico −que todavía tenía pretensiones universales− logran ahogar en sangre la huelga general palestina; una mezcla de levantamiento sin poder militar (apenas con algunos fusiles de caza) y boicot palestino contra la implantación progresiva, artera, implacable, racionalmente dirigida, del sionismo en el territorio palestino, cada vez más sajado, desmenuzado, expropiado, por el judaísmo sionista y sus finanzas en permanente expansión[1].  
Poco antes, en la primera mitad de la década del ’30, cuando empezaban a regir las leyes de Nurenberg de la Alemania nazi, de separación entre germanos y judíos, los sionistas; a la sazón la única fuerza política legal en la Alemania nazi (amén de la nazi) habían acordado con el gobierno un plan de transferencia de capitales, mediante la cual los nazis se adueñaban de los capitales judíos en Alemania, a cambio de productos alemanes de exportación que los sionistas se comprometieron ubicar en el Cercano Oriente. Ha’avara. Dicha negociación no contaba con el apoyo de la corona británica, celosa. Pero entusiasmaba al gobierno nazi  expandiendo su producción, y a los judíos sionistas emigrados de Alemania que recuperaban así sus capitales en Palestina.
La huelga general palestina y la represión subsiguiente implicó la matanza de miles de palestinos, sobre todo varones (jamás se pudo precisar, pero miles, muchos miles en una población de alrededor de un millón de habitantes…).
La administración británica de Palestina favorecida por los resultados de la IGM ligó los intereses sionistas cada vez más con los  británicos, como acabamos de ver ante la huelga/boicot de 1936-1939.

En la primera mitad del Siglo XX se perfilaron dentro del sionismo dos geopolíticas opuestas entre sí: ligarse a los intereses británicos, continuando los vínculos del mismo Herzl con el British Empire (Declaración Balfour, 1917) o acercarse a los nacionalismos enfrentados al británco; el nazismo y el fascismo. Buena parte de los premiers que ha tenido Israel, pasada la primavera “socialdemócrata” de la posguera, fueron, son, de esta última procedencia (Menájem Begin, Yitzhak Shamir, Ariel Sharon, Ehud Olmert, Naftalí Bennett, Beniamin Netanyahu, actual y el que ha ejercido por más tiempo esa primera magistratura). Su mera enumeración nos muestra el peso del supremacismo fascista enntre los “primeros ministros” del engendro sionista.
Y algo más. Israel es el único estado del mundo entero en que fascistas declarados y “a mucha honra” han gobernado y representado a ese estado reiteradamente desde la derrota de los nazifascismos en 1945.
El resultado de la IIGM en 1945, con el consiguiente escrache periodístico y hollywoodense de Hitler y lo alemán (ya no sólo lo nazi) ha exonerado, ¡oh paradoja! al sionismo filofascista de rendir cuentas, pese a su identificación ideológica con el fascismo. [2]
Más aún: que saliera incólume, política y penalmente hablando.  En 1948, al mejor estilo mafioso, los grupos de tareas sionistas liquidan, al primer mediador designado por la recién fundada ONU; el conde Folke Bernadotte.
Su único pecado es haber declarado en las “conversaciones” sobre el diferendo palestino-israelí que los sionistas exigían todo y que así nada le quedaba a los palestinos… el sicario es premiado con su designación como guardaespaldadas del Ben Gurión el líder del flamante Estado de Esrael (luego de un pasaje “teatral” de apenas unas semanas por una cárcel).[3] 

Pero si vemos cómo ya en 1948, la impunidad judeosionista perfila comportamientos abusivos, violatorios de los derechos humanos más elementales –abonada por la prescindencia de países democráticos y la aceptación del papel de chirolitas de muchas otras representaciones nacionales en la ONU−, desde el 7 octubre de 2023, esa impunidad adquiere botas de 7 leguas, y alcanza niveles que cuesta rastrear en la historia humana.
Como “armados” de una “santa indignación”, como si se tratara de víctimas, los sionistas israelíes han desatado su furia y abuso bombardeando barrios con población humana en general, arrasando con mayor facilidad todavía, campamentos más o menos improvisados de los sobrevivientes de los barrios anteriormente pulverizados en Gaza, Rafah , Jan Yunis…
Por las calles, hoy, jóvenes pesadamente armados, casi imberbes, se burlan y atropellan a población civil desarmada, bajo ocupación. Y lo hacen con desprecio, desdén y si son muy teledirigidos, con furia. “Cargados” con un adoctrinamiento que a lo largo de décadas ha insuflado en sus mentes −cuanto más jóvenes, más honda la marca− las ideas, muy talmúdicas, que los goyim son “excremento”, “basura”, “animales”, “inferiores” y sobre todo, “mala gente”.
El sionismo ha hecho abandonar en sus seguidores toda noción de prójimo que vaya más allá de su estrechísimo entorno. La altanería que jóvenes israelíes, recién “cocidos” en los cuarteles, exhiben, no sólo en Palestina sino en todas partes, en todo momento, trasluce esa regimentación mental, indoctrinada. [4]


HACIÉNDOSE LA VÍCTIMA-Helguera, La Jornada, México

Una de las especialidades del sionismo aspirante a controlar la vida (en eso se ejercitaron durante casi dos décadas en la Franja de Gaza) son las “labores de inteligencia”. Que han ido hilvanando con los servicios secretos de EE.UU. y del Reino Unido. Por eso, algunos atentados pueden tener autores  “colectivos” o resulta difícil ubicarles autoría.

Así han matado a Qasem Soleimani. Así han matado a Ismail Haniyeh. Así han matado a Hasan Nasrallah (con la odiosa modalidad, deliberada, de matar al “blanco” con todos los prójimos imaginables: hijos, nietos, esposas, amigos, colegas).
Así han acabado con la vida de decenas o centenares de libaneses mediante telecomunicadores portátiles que portaban explosivos en su interior y que, ahora se sabe, estuvieron “cargados” durante años, hasta que quienes idearon la máquina de matar juzgaron oportuno ponerla en marcha. Tales dispositivos habían sido adquiridos en el Líbano de supuestas firmas productoras y exportadoras de ese know how, y se fueron extendiendo en diversos usos (probablemente la carga explosiva fue colocada inicialmente para atentar y matar a miembros de Hezbollah, pero ni les importó quienes fueron los destinatarios).
Así también se han llevado a cabo muchísimos atentados de falsa bandera.
Keith Woods ha escrito un artículo formidable: “Israel´s Love Affair with Syrian Jihadis” (“El romance de Israel con los yihadistas sirios”),  en el que se apoya en documentos de la DIA, algunos puestos a la luz pública gracias al extraordinario aporte de Julian Assange (wikileaks). Por ejemplo, la info del agente secreto Jake Sullivan a Hillary Clinton de que: “Al Qaeda está de nuestro lado (Siria, 2012).”
El aporte del genocida Naftali Bennett es todavía más prístino: en la conferencia anual de Herzliya, durante su estadía como premier (2021-2022), Israel ha “perfeccionado” el arte de la mentira hasta niveles que no resultan habituales. Entiende este asesino múltiple de palestinos que la aparición de ISIS le facilita a Israel legitimar la anexión de los Altos de Golán; que el caos generado en Siria convierte los reclamos de Israel en “más aceptables” para “la comunidad internacional”: Bennet ilustra así lo que rinde un pragmatismo absoluto.
Al Qaeda, que todo habitante no dedicado al rastreo de verdad, tomará como musulmán (y fanático), es un producto acabado “made in Israel”. La DIA nos dice: “Al Qaeda condujo una cantidad de operaciones en varias ciudades sirias bajo el nombre de Frente al Nusra para llevar adelante la guerra contra el régimen sirio, considerando que Siria tiene un régimen infiel.”[ibid.] 
Esta última calificación es ciertamente, sugestiva. Efectivamente, en varios países árabes el Islam perdió pie. Como ha pasado con el catolicismo en varios países del sur europeo.
Argelia en su momento, Irak, Siria, Palestina, han ido constituyendo gobiernos, regímenes laicos, que el Occidente con religiosidad en baja, iba a tener dificultades para criticar.
Un mundo árabe fanáticamente musulmán era presa (ideológica) más fácil de un Occidente cada vez más laico.
La peripecia palestina nos da algunos elementos de ese cuadro de situación. La resistencia palestina ante la penetración sionista, sobre todo después de 1948, se fue identificando cada vez más con el anticolonialismo, el antiimperialismo y el socialismo, que hará haciendo culturalmente inviable las modalidades tradicionales. Pero ese cambio ideológico, progresista, no da fruto; como que “el enemigo es más fuerte”.
Por un lado, EE.UU. se presenta como lo moderno ante el viejo mundo del capital burgués, y por otro, el colapso soviético deja sin carta de presentación, o con cartas muy ajadas, a una alternativa “de izquierda”.
La resistencia laica no triunfa fácilmente en el mundo colonial. Porque lo que la resistencia enfrenta en la colonia no es a la colonia sino a la metrópolis.
En Palestina, por ejemplo, surgirá entonces, una resistencia basada en valores tradicionales bien diferenciados de los del colonialismo (occidental). Y mientras el movimiento palestino de mayor enjundia en el siglo pasado −Al Fatah y la OLP− terminarán “recuperados” a través de los “Acuerdos de Oslo” y otras maniobras de RR.PP., será Hamás el que encarne el mayor obstáculo al asentamiento sionista.
Patética paradoja: la gente de Arafat aceptando convertirse en policía de los territorios palestinos –al servicio inevitablemente de Israel− e islámicos más bien ortodoxos, defendiendo la sociedad que el sionismo procura pulverizar.
Simplificadamente, diríamos, en este caso, que el Corán sirve más a la causa de pueblos colonizados que El capital de Marx… La cuestión, entonces, dista de simplificarse. Porque los libros sagrados, sean cuales fueren, no ayudan a ver y a vernos, sino más bien nos llevan los ojos a ver a dios, a Dios. Y con los ojos de él. De Él. Y no se trata de eso ni de entonar cantos de sí mismo o a sí mismo. Se trata apenas de que aprendamos a ver el mundo tal cual es.

Notas

1 - Vemos entonces algunas acciones de brutalidad inusitada. El sionismo había preparado mistarviim, sionistas que vestían y hablaban como palestinos, que introducían o preparaban trampas mortales en el tejido social palestino, como por ejemplo, dejar para reparación un vehículo en un taller mecánico, todo en confianza, y que al cabo de veinte minutos volara por los aires el vehículo, el taller, todos sus ocupantes y buena parte de las edificaciones circundantes. Con estos explosivos devastadores, hicieron añicos varios mercados en los momentos de mayor afluencia de gente. Esa atroz coyuntura de la historia palestina se generalizará pesadillescamente en la Franja de Gaza en 2006 y desplegará un nuevo círculo del infierno en 2023/2024.
2 - Eso, porque la realpolitik se mueve con otros intereses; como ilustra el caso de Francisco Franco.
3 - Y la ONU ni siquiera rinde honores a su mediador oficial, proveniente de un país con acrisolada democracia; Suecia. La tutela judeosionista en la ONU ya se sentía.
4-     Como la actitud con que los guardiacárceles recién estrenados en regímenes de dictadura llegan al patio de las cárceles para lidiar con huelguistas y manifestantes. Lidiar, con animales.



07/12/2024

«La destrucción de Gaza definirá a partir de ahora nuestras vidas y las de nuestros hijos": el testimonio de un soldado israelí

 Anónimo, Haaretz , 28/11/2024
Traducido por Luis Casado

El autor es un soldado de combate de reserva, que ha participado en las operaciones terrestres israelíes en el Líbano y en la Franja de Gaza durante el último año.
Lo importante es reflejar lo que está ocurriendo para el público israelí. Sacar las cosas a la superficie. Para que la gente no diga después que no lo sabía.

El norte de la Franja de Gaza, este mes. ¿Cómo encuentra una persona la fuerza para levantarse ante el horror? Foto: Omar Al-Qattaa / AFP


Lo verdaderamente sorprendente es la rapidez con la que todo parece normal y razonable. Al cabo de unas horas, uno se esfuerza por impresionarse ante la magnitud de la destrucción, murmurando para sus adentros frases como «Esto es una locura», pero lo cierto es que uno se acostumbra bastante rápido.

Se convierte en algo banal, kitsch. Otro montón de piedras.
Aquí había probablemente un edificio de una institución oficial, aquellas eran viviendas y esta zona era un barrio. En cualquier dirección que mires, ves montones de barras de refuerzo, arena, hormigón y bloques de hormigón. Botellas de agua de plástico vacías y polvo. Hasta el horizonte. Hasta el mar. La mirada se desplaza hasta un edificio que sigue en pie.

«¿Por qué no han derribado este edificio?», pregunta mi hermana por WhatsApp después de que le enviara una foto. «Y también», añade, “¿por qué demonios has ido allí?”.

Por qué estoy aquí tiene menos interés. Yo no soy la historia aquí. Y esto tampoco es una acusación contra las Fuerzas de Defensa de Israel. Eso tiene cabida en otra parte, en editoriales, en el Tribunal Penal Internacional de La Haya, en universidades de USA, en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Lo importante es reflejar lo que está ocurriendo para el público israelí. Sacar las cosas a la superficie. Para que la gente no diga después que no lo sabía. Yo quería saber lo que estaba pasando aquí.

Eso es lo que les dije a todos mis amigos, demasiados para contarlos, que me preguntaron:

«¿Por qué fuiste a Gaza?».

- ¿Qué hacía yo mientras mi país mataba civiles en Gaza?
- Las FDI se preparan para permanecer en Gaza hasta fines de 2025, como mínimo. Esto es lo que parece... - Seis meses después de la primera batalla, las fuerzas israelíes regresan a Shujaiyeh

No hay mucho que decir sobre la destrucción. Está por todas partes. Salta a la vista cuando te acercas a lo que solía ser un barrio residencial desde el punto de vista de un dron: un jardín cultivado rodeado por un muro roto y una casa pulverizada. Una choza improvisada con techo de hojalata al fondo de un callejón.

Manchas oscuras en la arena, una junto a otra: Aparentemente había algún tipo de arboleda allí. Tal vez un olivar. Ahora es la temporada de recogida de la aceituna. Y hay algo de movimiento: una persona subida a un montón de escombros, recogiendo leña en una acera, aplastando algo con una piedra. Todo ello visto desde la trayectoria de vuelo de un dron.

Cuanto más te acercas a las rutas logísticas - Netzarim, Kissufim, Philadelphi - menos estructuras quedan en pie. La destrucción es enorme, y está aquí para quedarse. Y esto es lo que la gente necesita saber: esto no se borrará en los próximos 100 años.

Por mucho que Israel intente hacerlo desaparecer, difuminarlo, la destrucción en Gaza definirá nuestras vidas y las de nuestros hijos a partir de ahora. Es el testimonio de un desenfreno. Un amigo escribió en la pared de la sala de operaciones: «A la calma responderá la calma, a Nova responderá la Nakba». Los mandos del ejército han adoptado este grafiti.

Para un ojo militar, la destrucción es inevitable. Luchar contra un enemigo bien equipado en una zona urbana densamente poblada significa la destrucción de edificios a gran escala, o la muerte segura de los soldados. Si un comandante de brigada tuviera que elegir entre la vida de los soldados bajo su mando o arrasar el territorio, un F-15 cargado de bombas ya estaría dirigiéndose a la pista de aterrizaje de la base aérea de Nevatim y una batería de artillería estaría alineando las miras.

Nadie va a correr riesgos. Esto es la guerra.
Israel puede luchar así gracias al flujo de armamento que recibe de USA, y la necesidad de controlar el territorio con un mínimo de mano de obra está al límite. Esto es cierto tanto en Gaza como en Líbano.

La principal diferencia entre Líbano y el infierno amarillo que nos rodea son los civiles. A diferencia de las aldeas del sur del Líbano, los civiles siguen aquí. Arrastrándose de un nudo de lucha a otro, arrastrando mochilas sobrecargadas, jerricanes. Madres con niños caminan penosamente por la carretera. Si tenemos agua, se la damos.

Las capacidades tecnológicas de las IDF se han desarrollado de manera impresionante en esta guerra. La potencia de fuego, la precisión, la recogida de información por drones: Son un contrapeso a los submundos que Hamás y Hezbolá construyeron durante muchos años.

Uno se encuentra contemplando durante horas desde la distancia a un civil que arrastra una maleta durante unos kilómetros por la carretera de Salah al-Din. El sol abrasador cae sobre él. Y tratas de comprender: ¿Es un artefacto explosivo? ¿Es lo que le queda de vida?

Observas a la gente que se arremolina cerca del recinto de tiendas de campaña en medio del campo, busca artefactos explosivos y mira fijamente los dibujos en la pared en tonos grises de carboncillo. Aquí, por ejemplo, hay un dibujo de una mariposa.

Esta semana he vigilado con drones un campo de refugiados. Observé a dos mujeres que caminaban de la mano. Un joven que entró en una casa medio destruida y desapareció. ¿Quizá es un operativo de Hamás y vino a entregar un mensaje a través de una entrada oculta a un túnel donde hay rehenes?

Desde una altura de 250 metros, seguí a alguien que iba en bicicleta por lo que antes había sido una carretera en los límites del barrio: una excursión vespertina en medio de una catástrofe. En uno de los cruces, el ciclista se detuvo cerca de una casa de la que salían unos cuantos niños, y luego continuó adentrándose en las profundidades del propio campo de refugiados.

Todos los tejados tienen agujeros provocados por los bombardeos. En todos ellos hay barriles azules para recoger el agua de lluvia. Si ves un barril en la carretera, tienes que avisar al centro de control, y marcarlo como posible artefacto explosivo. Aquí hay un hombre horneando pitas. A su lado hay un hombre durmiendo en un colchón.

¿Por la fuerza de qué inercia sigue la vida? ¿Cómo puede una persona despertarse en medio de un horror como éste y encontrar fuerzas para levantarse, buscar comida, intentar sobrevivir? ¿Qué futuro le ofrece el mundo? Calor, moscas, hedor, agua sucia. Pasa otro día.

Espero al escritor que vendrá a escribir sobre esto, a un fotógrafo que lo documentará, pero sólo estoy yo. Los demás luchadores, si tienen algún pensamiento herético, se lo guardan para ellos.

No estamos hablando de políticos porque nos lo han preguntado, pero la verdad es que sencillamente no interesa a nadie que haya hecho 200 días de servicio en la reserva este año. Las reservas se están colapsando.

Cualquiera que se presente es ya indiferente, molesto por problemas personales o por otros asuntos. Hijos, despidos, estudios, cónyuges. Despidieron al ministro de Defensa. Einav Zangauker, cuyo hijo Matan es rehén en algún lugar de aquí.

Han llegado los bocadillos de schnitzel [escalope vienés, NdT].
Los únicos que se emocionan por algo son los animales. Los perros, los perros. Mueven la cola, corren en grandes manadas, juegan entre ellos. Persiguen los restos de comida que ha dejado el ejército. Aquí y allá se atreven a acercarse a los vehículos en la oscuridad, intentan arrastrar una caja con salchichas cabanossi [versión israelí de las salchichas de cerdo de origen polaco, kosherizadas con carne de pollo o pavo, NdT]. y son ahuyentados por una cacofonía de gritos. También hay muchos cachorros.

Durante las dos últimas semanas, la izquierda israelí se ha preocupado de que el ejército se atrinchere en las rutas este-oeste de la Franja de Gaza. La ruta de Netzarim, por ejemplo. ¿Qué no se ha dicho al respecto? Que está siendo pavimentada, que hay bases de cinco estrellas en ella. Que las FDI están allí para quedarse, que sobre la base de esta infraestructura el proyecto de asentamientos en la Franja volverá a crecer.

No descarto estas preocupaciones. Hay suficientes locos que sólo esperan la oportunidad. Pero las rutas de Netzarim y Kissufim son zonas de combate, áreas entre enormes concentraciones de palestinos. Una masa crítica de desesperación, hambre y angustia. Esto no es Cisjordania. El atrincheramiento a lo largo de la ruta es táctico.

Más que para garantizar el control civil del territorio, está diseñado para proporcionar seguridad a unos soldados agotados. Las bases y los puestos avanzados consisten en estructuras portátiles que pueden desmontarse y retirarse en un convoy de camiones en pocos días. Por supuesto que esto podría cambiar.

Para todos nosotros, desde los que están en la sala de control hasta el último de los combatientes, está claro que el gobierno no sabe absolutamente nada sobre cómo proceder a partir de aquí. No hay objetivos hacia los que avanzar, ni capacidad política para retroceder. Excepto en Jabalya, apenas hay combates. Sólo en los bordes de los campamentos. E incluso esto es parcial, por miedo a que haya rehenes. El problema es diplomático, no militar ni táctico.

Y por lo tanto está claro para todos que seremos llamados para otra ronda, para exactamente las mismas misiones. Seguirán viniendo reservistas, pero menos.

¿Dónde está la línea entre entender la «complejidad» y la obediencia ciega?

¿Cuándo te has ganado el derecho a negarte a participar en un crimen de guerra?

Eso interesa menos. Lo que interesa más es cuándo despertará la corriente dominante israelí, cuándo surgirá un líder que explique a los ciudadanos en qué terrible lío estamos metidos y quién será el primer portador de kipá que me llame traidor.

Porque antes de La Haya, antes de las universidades usamericanas, antes de la condena en el Consejo de Seguridad, esto es ante todo un asunto interno para nosotros.

Y para 2 millones de palestinos.



28/11/2024

GIDEON LEVY
Exponer los trapos sucios de Israel en el extranjero es la mejor hasbara que podemos esperar

Gideon Levy, Haaretz, 27/6/2024
Traducido por Luis Casado, Politika/Tlaxcala

¿Por qué fui a hablar al extranjero? ¿Por qué lavar allá los trapos sucios? En primer lugar, porque en el extranjero hay mucho más interés y ganas de escuchar que aquí en Israel. El debate público en el que participé la semana pasada en Toronto con Mehdi Hasan, Douglas Murray y Natasha Hausdorff versaba sobre si el antisionismo es antisemitismo. Las 3 mil entradas (que no eran baratas) se vendieron con mucha antelación, y la sala de conciertos de la ciudad estaba completamente llena... y tormentosa. Dudo que se hubieran vendido 30 entradas para un debate similar en el Auditorio Bronfman de Tel Aviv.


Una manifestante disfrazada de Estatua de la Libertad en una concentración de simpatizantes y familiares de rehenes que pedían su liberación el lunes en Tel Aviv. La pancarta hace referencia a la frase «Todos los ojos puestos en Rafah» que circula por la red. Foto: Marko Djurica/Reuters

Pero el interés por debatir cuestiones de principio, que existe en el extranjero mas no en Israel, no es la única razón para ir allí. El extranjero es el escenario que, en gran medida, determinará el futuro de Israel. No debemos dejarlo en manos de la derecha. Nadie se queja cuando los propagandistas de la derecha causan estragos en todo el mundo a través de la clase dirigente sionista, los poderosos, las organizaciones judías y las embajadas israelíes, un vasto grupo de presión con mucho dinero.
Siembran el pánico afirmando que cualquier crítica a Israel, a la ocupación o el apartheid israelí es antisemitismo, y así silencian a medio mundo por miedo a ser sospechosos de antisemitismo.


Extracto del discurso de Gideon Levy en el Debate Munk de Toronto

Esta práctica manipuladora produce resultados a corto plazo. A largo plazo, será contraproducente para Israel y los judíos, por cuya culpa se ha suprimido la libertad de expresión. Una investigación de The Guardian ha revelado una vez más los métodos utilizados por el Ministerio de la Diáspora y promovidos por el Ministerio de Asuntos Estratégicos para hacerle frente a lo que está sucediendo en Estados Unidos y en los campus universitarios estadounidenses. Tales métodos bastan para dar una mala imagen de Israel. Todo vale para la derecha colonialista y el establishment sionista y judío; alzar una voz diferente a la de Israel es traición.

El daño más perjudicial para la reputación de Israel lo causan sus políticas. La entrevista o el discurso de un detractor de Israel que le hará tanto daño a Israel como las imágenes de los horrores cometidos en Gaza están aún por venir. Un niño convulsionando y moribundo en el suelo manchado de sangre del hospital Al Rantisi es más destructivo que mil artículos de opinión.

Ninguna campaña de propaganda gubernamental - conocida como «Concierto» o «Kela Shlomo» según The Guardian - puede erradicar la repugnancia (justificada) que Israel despierta con su comportamiento en la Franja de Gaza y Cisjordania.

Ningún artículo ha causado tanto daño como la foto del palestino herido atado al techo del capó en llamas de un Jeep del ejército israelí en Yenín. E incluso quienes sólo se preocupan por la imagen de Israel en el extranjero, y no por su esencia moral y su encarnación, deben estar esperando un cambio de política.

La explicación de que ya no hay distinción entre lo que se dice aquí y lo que se dice allá, porque la tecnología lo transmite todo, es risible. Lo que cuenta es el sentimiento antidemocrático de quienes intentan silenciar una opinión, expresada aquí o allá, y la obligación de recabar apoyos «por el bien» del Estado.

Independientemente de la utilidad o de los daños causados a Israel, cada individuo tiene el derecho a expresar sus opiniones en cualquier lugar y en cualquier momento. Basta ya de esta mierda anarquista, primitiva y antidemocrática de “no se lo digas a los Goys”. ¿Y quién determinará lo que es bueno para Israel? ¿La derecha? ¿El gobierno? ¿Los colonos? ¿Y qué Israel debe ser servido?

Cuando destacados israelíes publicaron el miércoles un llamamiento en el New York Times para que no se invitara a Netanyahu al Congreso, no sólo era su derecho, sino también su deber. Todos los que, como ellos, creen que el Primer Ministro Benjamin Netanyahu está haciéndole un daño irreversible al Estado deben poder decirlo, en todas partes.

Haaretz, que se lee en el extranjero en su edición inglesa tanto como en Israel, no es sólo una fuente de información, sino también una fuente de esperanza de que Israel no se resume en los colonos, en el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, en el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich y en Netanyahu.
Esta es la mejor defensa pública que Israel puede esperar en estos momentos.

NdT: el gobierno de Netanyahu intenta ahora silenciar Haaretz cortándole todas las fuentes de financiamiento. 

 

 

29/10/2024

Rechazamos la complicidad con las instituciones literarias de Israel
Una carta de escritores, traductores, editores y otros trabajadores del libro

Lunes 28 de octubre de 2024

Nosotros, como escritores, editores, trabajadores de festivales literarios y otros trabajadores del libro, publicamos esta carta mientras nos enfrentamos a la crisis moral, política y cultural más profunda del siglo XXI. No se puede negar la abrumadora injusticia a la que se enfrentan los palestinos. La guerra actual ha entrado en nuestros hogares y ha traspasado nuestros corazones.

La emergencia está aquí: Israel ha hecho de Gaza un lugar inhabitable No es posible saber exactamente cuántos palestinos ha matado Israel desde octubre, porque Israel ha destruido todas las infraestructuras, incluida la capacidad de contar y enterrar a los muertos. Lo que sí sabemos es que Israel ha matado, como mínimo, a 42.126 palestinos en Gaza desde octubre y que se trata de la mayor guerra contra niños de este siglo.

Se trata de un genocidio, como llevan meses afirmando destacados expertos e instituciones. Los funcionarios israelíes hablan sin rodeos de sus motivaciones para eliminar a la población de Gaza, imposibilitar la creación de un Estado palestino y apoderarse de tierras palestinas. Todo ello tras 75 años de desplazamiento, limpieza étnica y apartheid.

La cultura ha desempeñado un papel integral en la normalización de estas injusticias. Las instituciones culturales israelíes, que a menudo trabajan directamente con el Estado, han sido cruciales para ofuscar, disfrazar y blanquear con arte (artwashing) el desposeimiento y la opresión de millones de palestinos durante décadas.

Tenemos un papel que desempeñar. No podemos en conciencia comprometernos con las instituciones israelíes sin cuestionar su relación con el apartheid y el desplazamiento. Esta fue la postura adoptada por innumerables autores contra Sudáfrica; fue su contribución a la lucha contra el apartheid allí.

Por lo tanto: no trabajaremos con instituciones culturales israelíes que sean cómplices o hayan permanecido como observadores silenciosos de la abrumadora opresión de los palestinos. No cooperaremos con instituciones israelíes, incluidas editoriales, festivales, agencias literarias y publicaciones que

  • Sean cómplices de la violación de los derechos de los palestinos, incluso mediante políticas y prácticas discriminatorias o encubriendo y justificando la ocupación, el apartheid o el genocidio de Israel, o 
  • Nunca han reconocido públicamente los derechos inalienables del pueblo palestino consagrados en el derecho internacional. 

Trabajar con estas instituciones es perjudicar a los palestinos, por lo que pedimos a nuestros colegas escritores, traductores, ilustradores y trabajadores del libro que se unan a nosotros en este compromiso. Pedimos a nuestros editores, redactores y agentes que se unan a nosotros para adoptar una postura, reconocer nuestra propia implicación, nuestra propia responsabilidad moral y dejar de colaborar con el Estado israelí y con instituciones israelíes cómplices. 


27/10/2024

DJAMEL LABIDI
Yahya Al Sinwar, un héroe llameante y ya una leyenda

Djamel Labidi, 24/10/2024
 Autor argelino que vive en Francia
 Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

Yahya Al Sinwar, alias Abu Ibrahim, cayó el 16 de octubre en el campo del honor. Parece que esta expresión se hizo para él. Murió en su Gaza natal.

Sus compañeros de las brigadas Ezzedin Al Qassam anunciaron la muerte del shahid [mártir] en un sobrio mensaje: “Es un gran honor para nuestro movimiento ver a sus líderes sacrificarse ante sus soldados”.

La heroica muerte de Yahya Al Sinwar ha tenido una enorme repercusión en el mundo árabe, en el mundo musulmán y en todo el planeta. Hay hombres que permanecen en la memoria de los pueblos. Murió en armas. Luchó hasta el último momento. Herido, con una mano arrancada, seguía luchando. Nunca olvidaremos su increíble gesto mientras agonizaba, lanzando un palo al dron que daba vueltas a su alrededor. Este último gesto de un combatiente debería hacer reflexionar a los “superhombres del Mosad” y al ejército israelí.

Por casualidad

Nunca han dejado de intentar impresionar a la gente, y también a sus aliados y a los suyos, con poderes supranormales que supuestamente poseen. Pero no pudieron ocultar que lo mataron, de hecho, “por casualidad”, y sin saber siquiera quién era. Tardaron dos días en darse cuenta. Tenían tanto miedo de entrar en la casa donde Abu Ibrahim había luchado como un león que tardaron todo ese tiempo, incluso después de destruir la casa con un cañón y comprobar la escena con un dron. Esto da una idea de su jactancia.

Primero ocultaron las imágenes que habían tomado. Luego se vieron obligados a mostrarlas como prueba de su muerte. Luego ellos mismos revelaron la dureza de su última lucha. Su mentira se derrumbó, la de un líder escondido en túneles, huyendo de los combates y de Gaza. Pero allí estaba, a pocos metros de ellos, luchando al frente de sus hombres, como llevaba haciendo más de un año. Un tremendo mensaje de coraje, esperanza y lucha que los propios israelíes, sin saberlo, transmitieron a los palestinos y a todos los combatientes de la resistencia del mundo. Al morir como un mártir, Al Sinwar sabía que estaba realizando un acto importante, que estaba transmitiendo su último mensaje a sus compañeros, a su pueblo, a la humanidad que sufre: continuar la lucha sin descanso. Era su última decisión como líder de la lucha.

Yahya Al Sinwar se ganó la admiración incluso de sus enemigos. Un episodio es significativo a este respecto. El viernes 18 de octubre, Raphaël Jerusalmy, un “ex” (pero con toda evidencia todavía) funcionario del Mosad, fue invitado a hablar sobre el tema en el canal francés LCI. Es un habitual de la televisión francesa. Él y sus amigos están allí como si fueran los suyos. Con ojos crueles, una mueca en lugar de una sonrisa y un rostro impasible, el agente pensó que podía, como de costumbre, imponer su historia. Quiso demostrar que la muerte de Yahya Al Sinwar fue un éxito debido a la habilidad de los servicios de inteligencia israelíes y trató de devaluar al líder de las brigadas Al Qassam. Los periodistas al servicio del sistema, que normalmente no se atreven a contradecir a este agente del Mosad, le cortaron por primera vez el rollo, señalando que «sus servicios» se habían equivocado al publicar las fotos de la última batalla del líder de la resistencia, ya que ellos mismos habían demostrado que llevaba más de un año luchando y que había muerto como un héroe.


El “testamento” de Al Sinwar

Al conocer la noticia de la muerte de Yahya Al Sinwar, las redes sociales de todo el mundo se volvieron locas de dolor, pena, compasión y admiración. Inmediatamente se difundió un “testamento”. No ha habido confirmación oficial al respecto. Verdadero o falso, no importa, el testamento se ha hecho viral. Las palabras suenan tan ciertas, tan acertadas. Escuchemos un extracto: “Si caigo, no caigáis conmigo, sino llevad por mí una bandera que nunca haya caído, y haced de mi sangre un puente que cruce una generación que resurgirá de nuestras cenizas, más fuerte. No olvidéis que la patria no es una historia que contar, sino una verdad que vivir, y que por cada mártir nacen mil resistentes del vientre de esta tierra”.

En las redes ha surgido la imagen de Al Sinwar, presente en todas partes, magnificado, mitificado, glorificado. Se ha convertido ya en una leyenda.

Al Sinwar luchó durante más de un año, en un pequeño pedazo de tierra, Gaza (320 km2), una cuarta parte de Argel (1190 km2), contra un ejército de 350.000 hombres y mujeres. Fue escurridizo. Defendió a su pueblo. Sufrió con ellos. Se enfrentó probablemente a la fuerza más cruel de la historia.

La “solución final”

Desde el primer día, el plan de genocidio estuvo claro. Su plan era la “solución final”, que parece ser una obsesión de su torturada conciencia, falsa o verdadera conciencia histórica, empezamos a dudarlo, porque ¿cómo podemos repetir los mismos crímenes de los que decimos haber sufrido tanto?

Recordemos el primer día del genocidio: «Los mataremos de hambre, los haremos morir de sed, de hambre, los mataremos como los animales humanos que son» declararon claramente, sin vergüenza.

Desde el 8 de octubre, cientos de cañones y tanques se alinearon a lo largo de kilómetros alrededor de este pequeño trozo de tierra en Gaza. Los palestinos de Gaza contuvieron la respiración. Entonces todas las armas enemigas empezaron a disparar juntas en un monstruoso e ininterrumpido redoble de truenos, día y noche. El 22 de octubre, 90 aviones bombardearon sin descanso. Israel disparó contra la masa, desde tierra y desde el cielo. Edificios y casas se derrumbaron bajo los golpes, como castillos de naipes. Fue un 11 de septiembre con potencia n.

80.000 toneladas de bombas proporcionadas en un año por el Tío Sam, que intentaba, como de costumbre, mirar para otro lado, con su vieja cultura de genocidios, los «indios», la esclavitud, Hiroshima, Nagasaki, etcétera.

La masacre dura ya más de un año. Es seguro decir que, cualesquiera que sean las masacres que han jalonado la historia, ninguna ha alcanzado esta ferocidad. La razón es sencilla: podemos ver esta masacre desarrollarse ante nuestros propios ojos, como una emisión de televisión en directo en los canales Al Yazira, palestinos y otros.

El mundo entero está viendo morir a los palestinos, agonizando. Y los israelíes continúan día y noche, especialmente por la noche, porque eso aumenta su placer de sembrar el terror, y USA sigue cargando sus armas y sus aviones. Este es quizás el más odioso de los papeles asignados a los ciudadanos usamericanos. Les deshonra. Uno de ellos, Aaron, soldado de las Fuerzas Aéreas usamericanas, se prendió fuego el 25 de febrero de 2024, para «no ser más cómplice de este genocidio», dijo en su último mensaje, para rechazar esta deshonra y denunciar, con el sacrificio de su vida, esta vergüenza para su nación.


Los medios de la vergüenza

Ciertamente, en la historia, incluso las naciones más feroces, incluso los imperios más crueles, se habrían detenido si hubieran sido vistos, como vemos hoy con los crímenes cometidos por los israelíes y los USA.

A los israelíes no les importó al principio, probablemente pensando que les aturdiría, aterrorizaría a los palestinos y al mundo árabe y les disuadiría de cualquier resistencia futura. Luego se dieron cuenta, junto con los dirigentes occidentales, de que se trataba de un desastre moral para ellos.

Por eso ahora los medios de comunicación occidentales no difunden prácticamente ninguna imagen del martirio palestino. Su argumento es que el ejército israelí prohíbe a sus periodistas entrar en Gaza. Se están burlando del mundo. Las imágenes de la carnicería en curso se emiten en directo y en bucle en las televisiones árabes. Basta con cogerlas. 170 periodistas palestinos han muerto hasta ahora para informar al mundo de lo que ocurre en Gaza. Es una situación nueva e increíble para la información: las víctimas filman su propio genocidio. Es difícil imaginar una posición más reprobable y despreciable que la del personal de estos vergonzosos medios de comunicación occidentales. ¿Cómo podrán enfrentarse después a la opinión pública y, sobre todo, a su conciencia?

Los palestinos no sólo filman su muerte. También filman su lucha. Las brigadas Al Qassam ofrecen regularmente imágenes de sus ataques contra el ejército israelí. Hay que tener mucho valor para filmarse a uno mismo luchando. Mientras tanto, los soldados israelíes matan civiles.

Son 350.000. Pero estos soldados están, de hecho, de prestado. ¿Qué clase de vida tendrán los que sobrevivan? Sus vidas estarán hechas de pesadillas, obsesiones por la muerte y, para los mejores, sentimientos de culpa. La prensa -Times of Israel (2 de febrero de 2024), L'Orient-le Jour (14 de agosto de 2024), CNN (20 de octubre)- ya informa de que miles de soldados israelíes sufren problemas de salud mental. ¿Veríamos a un combatiente de la resistencia palestina sufriendo de la misma manera? Esa es la diferencia entre una mala causa y una causa justa. Basta pensar en el precio pagado de la misma manera por los soldados usamericanos tras las guerras de Vietnam, Afganistán e Irak, y por los soldados franceses tras la guerra de Argelia. Nos vemos dentro de diez o veinte años. No se comete lo indecible, no se abandona impunemente a la humanidad.

Los israelíes llaman “víctimas colaterales” a 50.000 muertos y 100.000 heridos. Los esclavizados medios de comunicación occidentales lo repiten. ¿Cómo podrá este Occidente vivir con el mundo en el futuro, mirarnos a los ojos? Las únicas víctimas colaterales reales son los combatientes que han matado, por casualidad, sin siquiera saberlo. Nunca podrán contarlos.

La verdad, como todo el mundo sabe, es que quieren matar a todos los palestinos. Y en su subconsciente genocida, ven a todos los palestinos como «Hamasniks», a todos los combatientes o futuros combatientes, incluso a los niños.

Un año de genocidio

Octubre de 2023-octubre de 2024: un año de genocidio. Es largo el genocidio. Y para nosotros, los «testigos», un año de dolor indescriptible, un año de un persistente sentimiento de culpa mientras observamos impotentes. ¿Hasta cuándo? ¿Podremos soportarlo mucho tiempo y mantener la cordura?

En los tiempos más crueles, en la época de los juegos del circo romano, los esclavos en rebelión y los cristianos rebeldes eran entregados a bestias feroces. En lo que respecta a los palestinos, Israel ofrece este espectáculo al mundo todos los días, a cientos de millones de espectadores horrorizados. ¿Se ha visto algo semejante en la historia de la humanidad?

Algunos de nosotros queremos escapar de este sufrimiento, dejar de mirar. Es comprensible. Pero los palestinos están tomando estas imágenes, arriesgando sus vidas para enviarlas al mundo, para que las veamos, no para que cerremos los ojos. Eso sería una victoria para el enemigo. Así que no apartemos los ojos, miremos, esa es la mínima solidaridad que podríamos tener.

Otras prioridades

En Gaza, los palestinos no tienen un momento de respiro; mueren todos los días. Mientras escribo, Israel está exterminando metódicamente a los 100.000 habitantes del campo de Yabaliya, en el norte de Gaza. Los han rodeado, los han aislado del mundo, los han matado de hambre y los están asesinando sin piedad. El mundo deja que esto ocurra como si fuera inevitable, porque hay elecciones en USA, porque está la cumbre de los BRICS, porque está Ucrania, porque hay otras prioridades, porque... porque ....

Pero algún día los monstruos tendrán que pagar, los genocidas tendrán que pagar. Gaza se ha transformado en una inmensa morgue, un cementerio al aire libre, un cementerio o más bien una inmensa fosa común. Y luego están los miles de cadáveres enterrados bajo los escombros que nunca tendrán nombre ni sepultura. Israel no sólo niega a los palestinos el derecho a la vida, sino también el derecho a un entierro digno.

¿Podemos viajar, divertirnos, descansar, relajarnos, trabajar? Nada de esto tiene sentido para las personas justas de este planeta.

La magnitud del horror, sus características sin precedentes tendrán sin duda consecuencias para nuestro futuro humano, no sé cuáles, pero sin duda estarán a la altura de este drama histórico sin precedentes.

Beirut

Israel quiere convertir Beirut en otra Gaza. El propio Netanyahu lo dijo en sus amenazas a los libaneses. Emmanuel Macron ha instado a los israelíes a no hacerlo. El 10 de octubre, el presidente Biden pidió a Netanyahu que «minimizara el impacto sobre los civiles». «Impacto» es su palabra.

Dicen que atacan Líbano y bombardean Beirut para garantizar “su seguridad durante al menos unos año”. “Durante unos años”: no tienen planes para el futuro. Lo dicen ellos mismos.

Todos los días, las televisiones occidentales retransmiten en directo los bombardeos, sobre todo por la noche. Bombas usamericanas lanzadas por aviones israelíes. Gigantescas salpicaduras de llamas anaranjadas rasgan la negrura de la ciudad sin luz. Los presentes en los platós de tele observan fascinados, mirando como se mira un castillo de fuegos artificiales. Viéndolos contemplar así “el espectáculo”, se tiene incluso la horrible impresión de que están viviendo un momento de euforia. Como los monstruosos fuegos artificiales del halalí sobre Bagdad y Trípoli. Un aire de déjà vu. Como el orgullo de una potencia cuyo declive se quisiera evitar. Recuerdos del pasado colonial. Se castiga a los árabes. Sólo conocen la fuerza, dice el israelí medio. Vocabulario colonial. Se utiliza el mismo lenguaje para “dar la caza a Hezbolá” que para Hamás. Un presentador en un plató de televisión hablará del «asesinato» de Nasralá para corregir rápidamente la palabra y decir «liquidación». No se asesina a un “terrorista árabe”.

También observan, con los ojos desorbitados, las largas procesiones de nuevos refugiados, libaneses esta vez. Sin empatía, sin emoción. Un coronel en el plató, Michel Goya, con barba blanca y cara de capellán castrense, y un currículum de todas las aventuras militares fracasadas de las últimas décadas, experto militar en LCI, explicará que “primero hay que romperle la espalda a Hezbolá antes de pensar en la paz”.

En el sur del Líbano, los mismos canales de televisión occidentales muestran a soldados israelíes avanzando cautelosamente por laderas pedregosas. Recuerda inevitablemente al Yebel [monte] en Argelia. ¿Acaso no conocen el final de la historia? ¿Por qué el soldado israelí parece tan poco militar? Probablemente por conscripción o por falta de convicción.

Antes de Yahya Al Sinwar, habían asesinado a Nasrallah y a muchos otros. Perlas preciosas de un mismo collar. Lo que sus muertes nos enseñan, lo que ofrecen con su sacrificio a sus pueblos, a la humanidad doliente, tiene un valor inmenso. Resistencia hasta el final.

La resistencia revela hombres excepcionales. Estos resistentes indomables llevan al enemigo hasta el límite. Revelan su horrible rostro. ¿Quién no conoce hoy en el mundo el verdadero rostro de Israel?

USA e Israel, imperialismo arcaico

¿Cómo creen USA e Israel que pueden ganar la guerra en Gaza, Líbano y otros lugares, y seguir subyugando a todo Oriente Próximo? La subyugación de los pueblos fue posible, desde la antigüedad hasta los imperios coloniales, porque los pueblos estaban aislados. Hoy eso ya no es posible. La base de retaguardia de los pueblos en lucha es el mundo entero. No han aprendido las lecciones de Vietnam, de la guerra de Argelia, de Irak, de Afganistán, etc. Representan, en su unión con Israel, un imperialismo arcaico destinado al colapso.

Los pueblos que luchan por su libertad producen sus dirigentes, que son “obras de arte”, como decía el gran pensador Marx. Pero son los opresores quienes convierten a los luchadores en héroes. Cada vez, el opresor cree que está cavando sus tumbas, pero está cavando la suya propia.

Creen que han matado a una nación matando a un hombre. ¿Cuántas veces lo han creído? Y lo hacen una y otra vez.

Desde los comienzos de las luchas modernas de liberación nacional, los colonizadores lo han hecho una y otra vez, cegados por su desprecio del hombre y de su humanidad, incapaces de comprender el valor porque rara vez lo tienen, acostumbrados como están a batallas sin gloria desde el cielo o a tiro de cañón.

¡Ni una bandera blanca!

Han matado a un hombre. Sólo uno y creen que han ganado. Son ciegos, estúpidos y cegatos. Mataron a 50.000 palestinos en Gaza, pero ¿acaso detuvieron la resistencia? 50.000 palestinos murieron, ¡y nadie desertó, nadie izó una bandera blanca! Seamos realistas. Ni una sola persona. Colosal. ¿Qué pueden hacer contra un pueblo así? Tendrían que haber mirado los ojos negros y ardientes de Abu Ibrahim Al Sinwar, su mirada feroz y llameante, para entenderlo.

Nadie se quejó. Nadie desaprobó a Hamás, a pesar de la sed, del hambre, de la enfermedad, del dolor y de las heridas que no se curan, ni siquiera se atenúan, a pesar de las muertes, de las personas tomadas al azar para torturarlas en masa para que denuncien a sus hermanos que luchan, de los niños muertos, de las tiendas de refugio en llamas cuya lona chisporrotea sobre la piel quemada viva, de los niños enterrados, con sus padres, sus madres, los ancianos, de la desaparición de sus seres queridos, de todo lo que han amado.

Nadie izó una bandera blanca. La única vez que ocurrió, eran rehenes israelíes que probablemente habían escapado y los soldados israelíes estaban tan sorprendidos que les dispararon.

¿Se dan cuenta los israelíes y los usamericanos del tipo de personas con las que están tratando? ¿Quieren extinguir una resistencia que ha durado 78 años?

Israel y USA pensaban que habían acabado con la resistencia palestina matando a Al Sinwar. En un comunicado emitido el 9 de octubre, las brigadas Al Qassam declararon que “el enemigo delira si piensa que la llama de la resistencia se extinguirá o retrocederá asesinando a sus líderes”. Y volvieron al ataque: el 20 de octubre, cuatro días después de la muerte de su líder, mataron al coronel israelí [druso] Ahsan Daksa, comandante de la brigada 401, principal protagonista de la carnicería en Gaza. En su comunicado de prensa del mismo día, las brigadas declararon que dedicaban esta operación “al alma del shahid Al Sinwar”.

Imágenes del artista palestino Omar Zaghloul


29/09/2024

SCARLETT HADDAD
A pesar de las críticas a Hezbolá, no es momento para discordias internas entre los libaneses

 Scarlett Haddad, L’Orient-Le Jour, 28/9/2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

Scarlett Haddad es periodista y analista del diario francófono libanés L'Orient-Le Jour. Está especializada en cuestiones de política interior libanesa, así como en asuntos sirios, palestinos e iraníes desde la perspectiva libanesa, incluidos temas relacionados con Hezbolá y el conflicto árabe-israelí.

 En un momento en que libra una guerra feroz, aunque de apoyo [a los palestinos de Gaza], contra los israelíes, Hezbolá teme enfrentarse a disturbios internos. En un momento en que los habitantes del Sur han vuelto a tomar las calles por la violencia de los bombardeos israelíes en su región, se han alzado voces políticas y de otros ámbitos para criticar a Hezbolá y pedirle que cierre el «frente de apoyo». Esto puede ser pura coincidencia o la expresión del malestar popular ante este frente y la perspectiva de su expansión, pero también puede ser un paso en un plan para poner a Hezbolá contra la pared como preludio de su debilitamiento.


Después de haber evitado más o menos criticar a Hezbolá demasiado abiertamente, sobre todo tras la escalada israelí de los últimos días, algunas figuras políticas han decidido alzar la voz. Esto puede estar totalmente justificado por la intensificación y ampliación de los ataques israelíes contra varias regiones del Líbano y por la amenaza de una invasión terrestre, pero la simultaneidad de estas críticas plantea interrogantes a Hezbolá.

En un momento en que es objeto de ataques asesinos y está llevando a cabo una investigación interna sobre posibles infiltraciones, que sus adversarios aprovechan para minar su credibilidad entre sus partidarios, Hizbulá se pregunta si esta repentina oleada de críticas es espontánea o si está orquestada por partes extranjeras. También se pregunta si se trata sólo de un medio indirecto de presionarle para que acepte determinadas condiciones o si existe un plan más amplio.

Lo que más le llama la atención es el momento elegido para esta campaña, que se produce en un momento en el que se van a celebrar negociaciones sobre la tregua en Nueva York. Estas conversaciones, dirigidas por usamericanos y franceses, deberían suponer en principio un alto en los combates de 21 días, el tiempo necesario para llegar a un acuerdo sobre una solución en profundidad a la situación en la frontera sur de Líbano. Hezbolá, y con él el Líbano oficial, insisten en que el acuerdo abarque también Gaza, pero los israelíes y los estadounidenses quieren separar ambas cuestiones. Por tanto, podrían intentar presionar a Hezbolá para que cambie de opinión sobre este último punto.

Sin embargo, Hezbolá se mantiene firme en que seguirá apoyando a Hamás en Gaza a través del frente abierto en el sur del Líbano. Considera que todos los intentos de hacerle cambiar de opinión están condenados al fracaso, sobre todo porque, tras los últimos ataques israelíes, cualquier concesión por su parte sería interpretada como una derrota. Por ello, está dispuesto a afrontar las consecuencias de esta postura, pero lo que le preocuparía es que esta repentina oleada de críticas no fuera el preludio de un malestar interno. Además de los ataques israelíes, tendrá que hacer frente a las notorias discordias intercomunitarias, que se han convertido en una obsesión para él desde el golpe de Estado del 7 de mayo de 2008 y los enfrentamientos que le siguieron.

En los últimos meses, los allegados a Hezbolá consideran que uno de los mayores logros de la apertura del «frente de apoyo» ha sido la consolidación de las relaciones entre los partidarios del grupo y la calle suní favorable a Hamás. Esta especie de «luna de miel» que viven actualmente suníes y chiíes en Líbano, unidos por la causa palestina, permite a Hizbulá sentir que tiene las espaldas protegidas y, por tanto, dedicarse plenamente al frente y a su entorno popular. Además, el hecho de que de vez en cuando combatientes palestinos y otros de diversos grupos suníes lancen misiles contra el norte israelí desde el sur es una forma de mostrar el grado de entendimiento y coordinación entre ellos y Hezbolá. Del mismo modo, la acogida que reciben los desplazados del Sur en las regiones predominantemente suníes es una prueba más de las buenas relaciones que existen actualmente. Se trata de un golpe terrible a cualquier intento de desatar la discordia entre suníes y chiíes. Incluso después de los denominados atentados con buscapersonas y walkie-talkie, muchos jóvenes suníes, sobre todo de Tarik Jdidé, se apresuraron a donar sangre a los heridos.

En cuanto a la comunidad drusa, Hezbolá también puede estar tranquila por las posiciones adoptadas por su líder Walid Joumblatt, que ha expresado repetidamente su apoyo a la causa palestina y a Hamás en particular en esta guerra que dura ya más de 11 meses. También ha hecho numerosas declaraciones instando a los habitantes de la Montaña a abrir sus puertas a los desplazados del Sur, y ha aumentado el número de las llamadas reuniones de reconciliación y acercamiento con numerosos partidos de la Montaña y de otros lugares, con el objetivo declarado de cortar de raíz cualquier intento de discordia interna.

Quedan los cristianos, que parecen más difíciles de manejar para Hezbolá en el periodo actual. Sus relaciones con el CPL se han complicado y ya no puede contar con el apoyo incondicional de la base del partido. Es cierto que el CPL ha elaborado un plan de ayuda a los desplazados del sur, pero la sensibilidad de su base ya no es tan favorable a Hezbolá. Por otra parte, la mayoría de los demás partidos son francamente hostiles a Hezbolá y, aunque sus dirigentes hayan esperado antes de expresar abiertamente sus críticas, éstas ya estaban en el aire.

En este sentido, sin duda no hay nada nuevo. Pero últimamente circulan rumores de que algunos partidos se están organizando y entrenando para un posible enfrentamiento con Hezbolá. Inmediatamente, reapareció el espectro de la guerra civil, en todas sus fases, que tuvo lugar entre 1975 y 1990. Por supuesto, las partes implicadas niegan cualquier deseo de entablar un nuevo enfrentamiento armado y afirman que sus críticas no son más que la expresión de una posición política justificada. Del mismo modo, fuentes militares bien informadas niegan totalmente los rumores de una posible militarización del conflicto político, asegurando que no hay preparativos en ese sentido. Declaraciones tranquilizadoras en estos tiempos de zozobra. Así pues, no sería momento para la discordia.

José Alberto Rodríguez Avila, Cuba