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04/10/2025

CATHERINE DUTHU
Bandera pirata de “One Piece”, saludo de tres dedos de “Los Juegos del Hambre”: emblemas de la cultura pop, símbolos de rebeliónEntrevista con David Peyron

Catherine Duthu, France Culture, 4/10/2025


Periodista de la redacción de la emisora pública 
France Culture

Traducido por Tlaxcala




Un manifestante con la bandera nacional de Indonesia y una bandera pirata del manga japonés One Piece, el 29 de agosto de 2025 en Surabaya, Indonesia. Foto Juni Kriswanto/AFP

La juventud se enciende, desde Indonesia hasta Perú, pasando por Nepal y Marruecos: manifestantes de la generación Z enarbolan la bandera del manga japonés One Piece para denunciar las desigualdades, la corrupción y exigir mejores servicios públicos. La cultura pop sirve como punto de unión.

Entrevista con David Peyron, profesor titular de ciencias de la información y la comunicación en la Universidad de Aix-Marsella.

Los objetos de la cultura pop, compartidos en las redes sociales, se trasladan al mundo real, al corazón de la protesta social, a las calles. Se ha visto, por ejemplo, la bandera del manga One Piece (bandera pirata negra con una calavera sonriente con sombrero de paja y cinta roja, en la serie de cómics que ha vendido 500 millones de ejemplares en el mundo) enarbolada por jóvenes manifestantes en Marruecos, Madagascar o incluso en Filipinas, Indonesia, Nepal y Perú en las últimas semanas. Estos jóvenes retomaron el estandarte del héroe Luffy, que lucha contra las desigualdades y el autoritarismo en One Piece. Es el último ejemplo de objetos de la cultura pop que se convierten en símbolos de revuelta popular en la vida real, después de haber sido ampliamente compartidos en las redes sociales.

El gobierno indonesio suspendió el viernes la licencia de explotación de la aplicación para compartir videos TikTok, después de que la plataforma se negara a proporcionar ciertos datos relacionados con las recientes manifestaciones antigubernamentales, anunció el Ministerio indonesio de Comunicación y Asuntos Digitales.

¿Cómo se ha convertido esta bandera pirata del héroe de One Piece en un símbolo de unión para los manifestantes en varios países de Asia, África, pero también en Perú y en Francia?

07/06/2021

Protestas en Colombia, elecciones en Perú y otros caos en los Andes

Jon Lee Anderson, The New Yorker, 4/6/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Jon Lee Anderson (Long Beach, California, 1951) es un reportero de guerra y cronista, colaborador de The New Yorker desde 1998. Es autor, entre otros libros, de la mejor biografía que se ha escrito sobre el Che Guevara, Che Guevara: Una Vida Revolucionaria (1997). Bio-bibliografia

Se desvanecen, nuevamente, las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido en las siete naciones andinas.


Una propuesta de aumento de impuestos (llamada reforma tributaria) en Colombia esta primavera provocó una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía. Foto Diego Cuevas/Getty


En los ocho años transcurridos desde la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez a la edad de 58 años, su tan cacareada revolución “bolivariana” que unificaría las naciones andinas de América del Sur ha seguido el camino de la mayoría de los sueños febriles. La región sigue en estado de agitación, acosada por diversos grados de caos social, económico y político. Más allá de su compartida geografía, los siete países tienen historias análogas, comenzando con la conquista española. El período colonial terminó, después de las guerras de independencia lideradas por Simón Bolívar y José de San Martín, en una división igualmente sangrienta en Estados-nación. En su mayoría, son aún unos recién llegados a la democracia tras haber soportado períodos de gobierno militar y, en algunos casos, guerra civil, hasta finales del siglo XX. Venezuela y Colombia pusieron fin a sus dictaduras militares a finales de los años cincuenta, pero Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú no experimentaron la restauración democrática hasta finales de los setenta y principios de los ochenta, y Chile fue el último en despedir a un dictador, Augusto Pinochet, en 1990.

Ahora las esperanzas de un renacimiento democrático sostenido se han desvanecido, una vez más, ante la desenfrenada corrupción oficial y las desigualdades sociales no resueltas. El populismo, el autoritarismo y la participación militar en la política siguen en boga. (El síndrome también se presenta en vecinos no andinos, especialmente Brasil, así como en las naciones centroamericanas de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala). A lo largo del pasado año, la pandemia del coronavirus ha empeorado la situación. América Latina representa menos del 9% de la población mundial, pero casi un tercio del número de muertos por la pandemia mundial, lo que puede explicarse, en parte, por la torpeza o negligencia de varios gobiernos. En la mayoría de los países, el lanzamiento de la campaña de vacunación ha sido nefasto y, como no sobrevenga una ayuda importante de afuera, la pandemia persistirá mucho tiempo después de que se haya contenido en otros lugares. La recesión económica del año pasado en la región ha sumido a millones de personas en la pobreza. Los malestares sociales, políticos y económicos desatendidos provocaron disturbios sociales en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia antes de la pandemia. Ahora, como era de esperar, los disturbios han retornado, dándose la situación más grave, hasta ahora, en Colombia.

En abril, el presidente Iván Duque propuso un aumento de impuestos, que fue respondido por una huelga general, protestas masivas y enfrentamientos con la policía que han continuado durante semanas, incluso después de que Duque retirara el aumento. Según las informaciones, unas 50 personas han muerto a causa de los disturbios y cientos han resultado heridas. Tras un año de deterioro económico, en el que el PIB se redujo en casi un 7%, la mayor disminución en medio siglo -se estima que más del 42% de los colombianos vivían en la pobreza-, el aumento de impuestos propuesto, que habría afectado los ingresos de la clase trabajadora al aumentar el coste de los alimentos básicos, fue una iniciativa increíblemente obtusa.