El programa económico del nuevo presidente es una réplica casi perfecta del que dio lugar a los locos años veinte y... a la Gran Depresión.
Por supuesto, la economía globalizada de 2025 tiene poco en común con la de los años de entreguerras. Pero echar la vista atrás a la década republicana de los años veinte nos da una idea de lo que podría traer la aplicación del programa económico de Donald Trump, afirma François Vidal.
Traducido por Luis Casado
François Vidal (1967) es Director Editorial en funciones del diario francés Les Échos, donde trabaja desde 1999.
Marcha contra el hambre en los USA, cuando
la Gran Depresión
Tampoco su gusto compartido por los chistes, los discursos musculosos y las firmes convicciones conservadoras. Pero, contrariamente a lo que se suele decir, esta «filiación» no afecta al ámbito económico.
En este ámbito, la inspiración de Donald Trump se encuentra un poco más atrás en la historia estadounidense. A los años veinte y al trío de presidentes republicanos que tomaron entonces las riendas del país. Los Maganomics son una réplica casi perfecta de los de los locos años veinte.
¿Aguantarán los
frenos?,
viñeta de CK Berryman, 1925: Calvin Coolidge y Andrew Mellon en una carrera de
coches cuesta abajo hacia la «reducción de impuestos», mientras que el burro
del Partido Demócrata y el hombre que representa a la Cámara de Comercio de EE.
UU. gritan «Au, dale gas».
Andrew Mellon, el multimillonario clave de
la época
Reducción de impuestos para los más ricos, recortes del gasto federal, desregulación total, límites a la inmigración, subida de aranceles... Todas estas medidas, que constituyen la columna vertebral de la «economía» de la candidatura Trump 2024, estaban en el centro de las políticas seguidas por Warren Harding, Calvin Coolidge y Herbert Hoover (al menos durante los primeros meses de su mandato).
Adeptos del «laissez-faire» en materia económica, los tres hombres liberalizaron constantemente la economía usamericana en nombre de la estimulación del crecimiento, protegiéndola al mismo tiempo de una competencia extranjera inevitablemente desleal.
Como resultado, en ocho años el tipo impositivo máximo se redujo del 73% al 25%, el presupuesto del Estado se redujo en un tercio y las reglas se suavizaron considerablemente, sobre todo en el sector bancario. Los aranceles aduaneros pasaron del 40% en 1922 al 60% a principios de los años treinta.
E incluso entonces, ¡un multimillonario
desempeñó un papel clave en el plan! Andrew Mellon, banquero e industrial de
éxito, fue secretario del Tesoro desde marzo de 1921 hasta febrero de 1932, uno
de los mandatos más largos de la historia usamericana.
¡Tan cerca y tan
lejos!,
viñeta de CK Berryman, entre 1925 y 1929:
el secretario del Tesoro, Andrew Mellon, de pie frente a una enorme
bolsa con la etiqueta «Excedente de EE. UU. de casi doscientos millones», muestra
un cartel que dice «No habrá reducción de impuestos. Secretario Mellon» al ciudadano de a pie que
sostiene su sombrero vacío (etiquetado como Contribuyente) en sus manos.
El unilateralismo actual de Donald Trump es un eco del aislacionismo de los años veinte
Dos factores comunes pueden explicar que, con un siglo de diferencia, se apliquen las mismas recetas. En primer lugar, la idea de que se está abriendo una nueva frontera económica y de que hay que eliminar los obstáculos que podrían entorpecer su exploración.
Con la electrificación y la taylorización de la industria sustituidas por la revolución de la inteligencia artificial.
En segundo lugar, el mismo deseo de cerrar fronteras para explotar todo el potencial del país. El unilateralismo actual de Donald Trump es un eco del aislacionismo de los años veinte.
Así que, por supuesto, la economía globalizada de 2025 tiene poco en común con la de los años de entreguerras. Pero merece la pena echar un vistazo al historial de esta década republicana para hacerse una idea de cómo podría desarrollarse el programa económico de Donald Trump.
El riesgo de un resultado similar
En primer lugar, porque los «locos años veinte» no usurparon su nombre. En el espacio de una década, la economía usamericana creció un 42%, una media de algo más del 4% anual... Una fase de prosperidad sin parangón en la historia del país. En segundo lugar, por supuesto, porque provocó un crack bursátil en vísperas de los años 30, desencadenando un colapso económico general con efectos en todo el mundo.
De repente, esta política, que había eliminado muchas de las barreras a la actividad económica, se vio envuelta en sus excesos, sumiendo en la pobreza a millones de usamericanos.
Los USA tardaron diez años en recuperar el
PIB de 1929...
¿Debemos temer que las mismas causas
produzcan los mismos efectos? Una cosa es cierta: la combinación de políticas
liberales y proteccionistas que la administración Trump se dispone a poner en
juego tiene lugar en un entorno muy diferente. Mientras que en la década de
1920, la combinación de políticas se diseñó para reactivar una economía en la
que el Estado desempeñó un papel importante en la inmediata posguerra, la
América de 2025 no padece los mismos males.
En realidad, no está sobreadministrada. Sin embargo, está mucho más endeudada. Sobre todo, lleva quince años en expansión continua (apenas interrumpida por Covid-19). Lo mismo puede decirse del mercado bursátil. Wall Street vuela de récord en récord, pareciendo dar más razón que nunca a quienes creen que se ha formado una burbuja en los mercados financieros. Pero esto no significa que estemos en enero de 1929 y no a principios de 1921...