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03/04/2024

DOHA CHAMS
Un mundo que parece un mundo
El Sr. Guterres en el paso fronterizo de Rafah

Doha Chams, Al Araby Al Jadid, 29/3/2024
Traducido por Ricard González Samaranch


Doha Chams es una periodista y bloguera libanesa. Vive en Beirut.


El anciano está de pie frente al paso fronterizo cerrado. Detrás de él, se alinean interminables convoyes de camiones de ayuda pudriéndose bajo el sol del desierto del mediodía. Frente a él, decenas de micrófonos se disputan el espacio, esperando oír lo que tiene que decir. Es el funcionario de la ONU de más alto rango que llega aquí. Hay un cierto afán que casi se puede reconocer en su insistencia en venir él mismo. La palidez de la edad y de la vida de oficina se dibuja en su rostro flácido. El aire sopla mezclado con el polvo del desierto y su pelo canoso revolotea, aliviando la monotonía de su imagen oficial.

 

La visita en sí cuenta como un paso en la diplomacia. Aquí, en el paso fronterizo de Rafah, con su sudadera y su pelo al viento, el Secretario General parece más bien un abuelo afectuoso que ha venido a comprobar lo que les pasa a algunos de sus vecinos en esta humanidad. Esperamos lo que tiene que decir con la impaciencia de quien no se cansa de albergar esperanzas. Dice, como si fuera la primera vez que tantea el terreno minado con los pies: “¡La denegación de ayuda al norte de Gaza por parte de Israel es inaceptable!”

 

¡Qué eficaz, tío! El aire libre no parece cambiar nada en las expresiones de preocupación de la ONU.

 

Geográficamente, al menos, la declaración de Guterres parece inapropiada. Al otro lado del muro, los gazatíes del norte, del sur y del centro pasaban hambre y eran asesinados de las formas más horribles, las veinticuatro horas del día, en el momento de su declaración.

 

Su expresión “diplomática”, en un momento en que no hay mejor expresión lingüística que los insultos y los calificativos, parece mucho más perjudicial que el poco bien que hizo con su presencia.

 

Geográficamente, la declaración del Secretario General fue totalmente inoportuna, teniendo en cuenta su cargo, su esfuerzo, y la gravedad del acontecimiento. Ahora bien, sí fue muy indicativa de la impotencia de las Naciones Unidas, aunque intentara mostrar lo contrario. La incapacidad del mundo para acudir en ayuda humanitaria, para actuar con honor y valentía como lo hizo, por ejemplo, Sudáfrica, frente a complejos cálculos de intereses y al miedo al equilibrio de poder.

 

La visita de Guterres al paso cerrado por voluntad de Estados Unidos, Israel y Egipto reveló que, quizá sin saberlo, hemos estado perdiendo un tiempo precioso esperando la ayuda del mundo.

 

Y por eso, ¿cómo permanece todavía viva esa esperanza? ¿Es esperanza en la humanidad? ?De dónde viene? ¿Cuándo hemos visto al mundo acudir en ayuda de los oprimidos como una madre solícita? ¿O es la desesperación de esperar cualquier otra cosa? ¿Una esperanza que “sale del aburrimiento”, como dice la canción de Ziad Rahbani?

 

Desde hace meses, nuestra mirada suplicante se dirige al mundo, y cuando decimos el mundo, no nos referimos a un país concreto o a un gobierno concreto. El mundo, en el sentido de poder frenar a Israel, es en realidad Occidente, ya que nuestro mundo árabe también está ocupado, aunque de una forma más insidiosa que el crudo colonialismo de los colonos en Palestina.

 

Poco a poco, cada vez que el nivel de barbarie de Israel subía y a su malvada imaginación se le ocurría una nueva forma de exterminar y humillar a los palestinos, mirábamos a Occidente, que creíamos que era el símbolo de la civilización, sólo para encontrar individuos aquí y allá, que realmente tenían conciencia y humanidad, que, como nosotros, ponían el grito en el cielo, al no estar habituados a lo que veían y oían. Pero, al igual que con nosotros, nadie en el mundo se preocupaba por ellos.

 

Israel desnuda a los hombres, desnuda y viola a las mujeres, mata a las mujeres embarazadas disparándoles en el estómago, roba el oro de las mujeres desplazadas y quema los enseres que llevaban consigo para afrontar los rigores del exilio.

 

El mundo no somos nosotros ni estos individuos o pequeñas asociaciones, sino “ellos"” es decir, los poderosos con dinero y poder que ocupan los círculos de decisión, sus hombres y mujeres, y su financiación. Son los conglomerados de la economía, las armas y los medios de comunicación, un eje transnacional del poder de los intereses desprovistos de toda cobertura religiosa, moral o jurídica, tan fríos como el metal del que está hecha el arma. Un mundo cuyo corazón ha sido ocupado por una calculadora que se burla de cualquier ley que no esté respaldada por la fuerza.

 

El mundo son ellos.

 

Y es a ellos a quienes dirigimos nuestra mirada cada vez que se alza el salvajismo, esperando al menos una mirada de asco ante lo que hacen los bárbaros del siglo XXI. Una palabra que dé alguna esperanza a nuestros corazones de que se detenga el genocidio que desde hace seis meses se produce cada día, cada semana, cada mes. Pero sólo oímos frases calculadas con la precisión de quienes temen por sus intereses. Frases redondeadas que no dicen nada y, al hacerlo, dicen otra cosa. Que al monstruo se le ha dado permiso para completar lo que está haciendo.

 

Biden está pensando, Biden está consultando, Biden afirma, Biden está a punto de, Biden está casi diciendo, Biden está nervioso, Biden le ha colgado el teléfono a Netanyahu, hay señales de desacuerdos entre Biden y Netanyahu, el desacuerdo puede profundizarse, Netanyahu está saboteando las negociaciones, él está ganando tiempo, Argelia hace una propuesta de alto el fuego, Estados Unidos la veta con el pretexto de que tiene otro proyecto de resolución, Israel está matando, aniquilando, disparando con sus francotiradores, asesinando, destruyendo a diestro y siniestro. Israel desnuda a los hombres, desnuda a las mujeres y las viola, mata a las mujeres embarazadas disparándoles en el estómago, roba el oro de las mujeres desplazadas y quema los enseres que llevaban consigo para afrontar los rigores del exilio, envía a todos desnudos a donde dice que es seguro, y allí los mata.

 

Finalmente, hace unos días, con el telón de fondo de la farsa Biden/Netanyahu y las elecciones usamericanas, Washington dio marcha atrás en su veto. No para aprobar el proyecto de resolución de Mozambique para un alto el fuego en Palestina, Dios no lo quiera, sino simplemente por una abstención arrogante y condescendiente que permitió que el proyecto, débil en su contenido y con pocas probabilidades de ser eficaz, fuera aprobado.

 

El mundo, con sus representantes en el Consejo de Seguridad, se alegra de la resolución, que Estados Unidos tuvo a bien no bloquear para castigar a Netanyahu por su insubordinación. Aplauden calurosamente, y es palpable su alivio, en contraste con el ceño fruncido del representante usamericano en el Consejo.

 

Las pantallas de todo el mundo retransmiten la escena en la que se agasaja aquellos que permitieron la victoria. ¿Y después? ... Vuelta a la “rutina” de cubrir nuevas masacres israelíes y noticias sobre la intención de Netanyahu de invadir Rafah, donde en el lado opuesto del muro prohibido se encontraba el Secretario General de las Naciones Unidas.

 

Estimado Sr. Guterres. Probablemente sea usted un buen abuelo. Váyase a jugar con sus nietos, si eso es todo lo que el mundo puede hacer para detener el monumental genocidio que comenzó hace 75 años en Palestina, bajo su vigilancia, y que ahora se está completando en Gaza. No nos deje ni siquiera con la esperanza. Así, solo nos quedará “el mar detrás de nosotros, la muerte frente a nosotros”* ... La resistencia es inevitable.


*Nota de Tlaxcala

 En abril de 711, jinetes musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y avanzaron muy rápidamente en la Península Ibérica. Estaban bajo el mando de Tariq ibn Ziyad, la mano derecha de de Mûsa ibn Nûsayr, el gobernador de Ifriquía (actual Magreb).Este hombre, que llevaba sangre bereber en las venas, era el comandante de los ejércitos de Occidente, estacionados en la región de Tánger, que contaban con entre siete y doce mil hombres. La mayoría de ellos eran bereberes que no querían otra cosa que enfrentarse al rey visigodo de Hispania Rodrigo. Cuando desembarcó, y como sus tropas necesitaban ser galvanizadas (tenían frente a sí a 70 000 soldados cristianos), se cuenta que Tariq ibn Ziyad ordenó quemar todas las naves, y proclamó: “Mis queridos jinetes. Estáis cerca del objetivo final. Tenéis ante vosotros un enemigo poderoso y detrás de vosotros un mar furioso que devora a quienes le hacen frente. Muerte delante, muerte detrás. Pero la victoria sobre el enemigo os salvará de ambos peligros. Sabed luchar como héroes. ¡Alá es el más grande!” Desde entonces, el lugar donde el general musulmán tomó el control del campo de batalla se conoce como Yabal Tariq, y pronto Gibraltar.

 

 

 

07/03/2024

SUSAN ABULHAWA
La historia recordará que Israel cometió un holocausto


  Susan Abulhawa, Electronic Intifada, 6/3/2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

Son las 8 de la tarde en Gaza, Palestina, al final de mi cuarto día en Rafah, y es la primera vez que he podido sentarme en un lugar tranquilo y pensar.

 

He intentado tomar notas, fotos, imágenes mentales, pero este momento es demasiado grande para un bloc de notas o para mi fallida memoria. Nada me había preparado para lo que estaba a punto de presenciar.

Antes de cruzar la frontera entre Rafah y Egipto, leí todas las noticias de y sobre Gaza. No aparté la vista de ningún vídeo o imagen publicados desde el terreno, por horribles, impactantes o traumáticos que fueran.

Me mantuve en contacto con amigos que me contaban su situación en el norte, el centro y el sur de la Franja de Gaza, cada región sufriendo de forma diferente. Me mantuve al corriente de las últimas estadísticas, de las últimas maniobras políticas, militares y económicas de Israel, USA y el resto del mundo.

Creía entender la situación en el terreno. Pero no era así.

Nada puede prepararte realmente para esta distopía. Lo que llega al resto del mundo es sólo una fracción de lo que he visto hasta ahora, que es sólo una fracción del horror total.

Gaza es el infierno. Es un infierno repleto de gente inocente boqueando por aire.

Pero incluso el aire está quemado. Cada bocanada de aire araña y se clava en la garganta y los pulmones.

Lo que antes era vibrante, colorido, lleno de belleza, potencial y esperanza, contra todo pronóstico, ahora está cubierto de miseria gris y suciedad.

 

 Apenas quedan árboles

Los periodistas y los políticos hablan de guerra. La gente informada y honesta habla de genocidio.

Lo que yo veo es un holocausto, la incomprensible culminación de 75 años de impunidad israelí por persistentes crímenes de guerra.

Rafah es la zona más meridional de Gaza, donde Israel ha hacinado a 1,4 millones de personas en un espacio del tamaño del aeropuerto londinense de Heathrow.

Escasean el agua, los alimentos, la electricidad, el combustible y los suministros. Los niños no van a la escuela, ya que sus aulas se han convertido en refugios improvisados para decenas de miles de familias.

Casi cada centímetro cuadrado de espacio vacío está ahora ocupado por una precaria tienda de campaña que alberga a una familia.

Apenas quedan árboles, ya que la gente se ha visto obligada a talarlos para obtener leña.

No me di cuenta de la falta de vegetación hasta que me topé con una buganvilla roja. Sus flores estaban polvorientas y solitarias en un mundo desflorado, pero aún vivas.

La incongruencia me impactó y paré el coche para fotografiarla.

 

 Ahora busco verdor y flores allá donde voy, hasta ahora en las zonas sur y centro (aunque la zona centro es cada vez de más difícil acceso). Pero sólo hay pequeñas parcelas de hierba aquí y allá y algún que otro árbol esperando a ser quemado para hacer pan para una familia que subsiste con las raciones de la ONU de alubias en lata, carne en lata y queso en lata.

Un pueblo orgulloso, con ricas tradiciones culinarias y hábitos de comer alimentos frescos, se ha visto reducido y acostumbrado a un puñado de pastas y papillas que llevan tanto tiempo en las estanterías que lo único que se puede saborear es el rancio metálico de las latas.

La situación es peor en el norte.

Mi amigo Ahmad (nombre ficticio) es una de las pocas personas con acceso a Internet. Es esporádico y débil, pero aún podemos enviarnos mensajes.

Me ha enviado una foto suya que parece la sombra del joven que conocí. Ha perdido más de 25 kg.

Al principio, la gente empezó a comer comida de caballo y burro, pero eso ya no existe. Ahora comen burros y caballos.

Algunos comen perros y gatos callejeros, que a su vez se mueren de hambre y a veces se alimentan de los restos humanos que ensucian las calles donde los francotiradores israelíes han disparado a personas que se atrevían a aventurarse en el campo de visión de sus visores. Los ancianos y los débiles ya han muerto de hambre y sed.

La harina es rara y más preciosa que el oro.

He oído la historia de un hombre del norte que consiguió hacerse recientemente con un saco de harina (que normalmente cuesta 8 dólares) y a cambio le ofrecieron joyas, aparatos electrónicos y dinero en efectivo por valor de 2.500 dólares. Se negó.

Sentirse pequeña

Los habitantes de Rafah se sienten privilegiados por recibir harina y arroz. Te lo contarán y te sentirás humillada, porque te ofrecerán compartir lo poco que tienen.

Y tú te sentirás avergonzada, porque sabes que puedes irte de Gaza y comer lo que quieras. Te sentirás pequeña, porque no estás en condiciones de contribuir realmente a paliar las necesidades y las pérdidas catastróficas, y porque comprenderás que ellos son mejores que tú, porque han seguido siendo generosos y hospitalarios en un mundo que ha sido muy poco generoso e inhóspito con ellos durante tanto tiempo.

Traje todo lo que pude, pagando equipaje y peso extra por seis piezas de equipaje y llenando otras 12 en Egipto. Lo que traje para mí cabía en la mochila que llevaba.

Tuve la previsión de traer cinco bolsas grandes de café, que resultaron ser el regalo más popular para mis amigos aquí. Preparar y servir café al personal que me alojó es lo que más me gusta hacer, por la alegría que me produce cada sorbo.

Pero pronto no habrá más.

Cuesta respirar

Contraté a un conductor para que llevara siete pesadas maletas de suministros a Nuseirat, que bajó por unas escaleras. Me dijo que llevar las maletas le había dado una sensación de humanidad, ya que era la primera vez en cuatro meses que subía y bajaba escaleras.

Le recordaba que vivía en una casa y no en la tienda de campaña donde reside actualmente.

Es difícil respirar aquí, literal y metafóricamente. Una bruma inalterable de polvo, decadencia y desesperación llena el aire.

La destrucción es tan masiva y persistente que las finas partículas de vida pulverizada no tienen tiempo de asentarse. La escasez de gasolina ha llevado a la gente a llenar sus coches con estearato, un aceite de cocina usado que arde mal.

Desprende un hedor característico y una película que se pega al aire, el pelo, la ropa, la garganta y los pulmones. Tardé en encontrar el origen de este olor penetrante, pero es fácil distinguir otros.

La escasez de agua corriente o limpia degrada lo mejor de nosotros. Cada uno hace lo que puede consigo mismo y con sus hijos, pero llega un momento en que deja de importarle.

En algún momento, la indignidad de la suciedad es ineludible. En algún momento, se espera la muerte, aunque también se espere el alto el fuego.

Pero la gente no sabe lo que hará después de un alto el fuego.

Han visto imágenes de sus barrios. Cuando se emiten nuevas imágenes de la región norte, la gente se reúne para intentar averiguar de qué barrio se trata, o de quién era la casa sobre la que está el montón de escombros. A menudo, estos vídeos proceden de soldados israelíes que ocupan o vuelan sus casas.

Borrado

He hablado con muchos supervivientes que fueron sacados de entre los escombros de sus casas. Cuentan lo que les ocurrió con aire impasible, como si no les hubiera pasado a ellos, como si fuera la familia de otro la que hubiera sido enterrada viva, como si sus propios cuerpos destrozados pertenecieran a otros.

Los psicólogos dicen que es un mecanismo de defensa, una especie de adormecimiento de la mente para sobrevivir. El ajuste de cuentas vendrá después, si sobreviven.

Pero, ¿cómo afrontar la pérdida de toda una familia, la visión y el olor de sus cuerpos desintegrándose a tu alrededor entre los escombros, a la espera de ayuda o de la muerte? ¿Cómo sobrellevar el borrado total de tu existencia en el mundo: tu casa, tu familia, tus amigos, tu salud, tu barrio y tu país?

No quedan fotografías de tu familia, de tu boda, de tus hijos, de tus padres; incluso las tumbas de tus parientes y antepasados han sido arrasadas. Todo ello mientras las fuerzas y voces más poderosas te vilipendian y te acusan de ser responsable de tu miserable destino.

El genocidio no es sólo un asesinato en masa. Es un borrado intencionado.

De la historia. De los recuerdos, los libros y la cultura.

El borrado del potencial de una tierra. El borrado de la esperanza en y para un lugar.

El borrado es la fuerza que impulsa la destrucción de hogares, escuelas, lugares de culto, hospitales, bibliotecas, centros culturales, centros de ocio y universidades.

El genocidio es el desmantelamiento intencionado de la humanidad de otros. Es la reducción de una sociedad antigua, orgullosa, culta y próspera a casos de caridad sin dinero, obligada a comer lo indecible para sobrevivir, a vivir en la inmundicia y la enfermedad sin nada que esperar salvo el fin de las bombas y las balas que llueven sobre y a través de sus cuerpos, sus vidas, sus historias y sus futuros.

Nadie puede pensar ni esperar lo que pueda ocurrir tras el alto el fuego. El techo de su esperanza, en este momento, es que cesen los bombardeos.

Se trata de una exigencia mínima. Un reconocimiento mínimo de la humanidad palestina.

Aunque Israel ha cortado la electricidad e Internet, los palestinos han conseguido transmitir una imagen en directo de su propio genocidio a un mundo que permite que continúe.

Pero la historia no mentirá. Dirá que Israel perpetró un holocausto en el siglo XXI.

 

Retrato de Susan por @artist_amiral, 14 años, Gaza

Susan Abulhawa, nacida en 1970 en un campo de refugiados palestinos en Kuwait de padres originarios de Al Quds, es una periodista, escritora y activista de derechos humanos palestino-usamericana. Entre sus libros destacan Amaneceres en Jenin, traducido a 30 idiomas, El azul entre el cielo y el agua y Contra un mundo sin amor . Emigró a USA a los 13 años, estudió ciencias biomédicas en la Universidad de Carolina del Sur y trabajó en este sector. En 2001 fundó una organización no gubernamental, Playgrounds for Palestine, para construir parques infantiles en campos de refugiados. @susanabulhawa

 

06/03/2024

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Israel se va “superando” a sí mismo… en abyección

Aaron Bushnell in memoriam

Luis E. Sabini Fernández, 4-3-2024

En este último eslabón de decadencia con depredación, moral y material, vértigo de hybris en caída libre,[1] como ingresando a los cada vez más atroces círculos del infierno de Dante, tenemos que las fuerzas policiaciomilitares israelíes y la sociedad israelí en general (con excepciones, de enorme valor ético y físico), van degradando su comportamiento: no pudieron afrontar que los despreciados palestinos le arrebataran la vida a centenares de miembros de sus fuerzas militares en un copamiento, muy anunciado y a la vez desatendido por la seguridad israelí.


Como no pueden castigarse a sí mismos por semejante divorcio con la realidad, las fuerzas israelíes empezaron ese mismo fatídico 7 de octubre a disparar mortífera artillería a todos los que se movían, incluyendo así hasta israelíes cautivos a causa del copamiento. En ese primer momento validaron esta matanza, Doctrina Aníbal mediante.

Pero la bajada a los abismos ha continuado. Como suele acontecer cuando uno domina la bajada al abismo,  se la concede al otro.

Con bombardeos a edificios de viviendas colectivas, a lo largo de calles enteras, con preaviso (generalmente corto, escaso) o sin preaviso, cumpliendo más descaradamente el fin perseguido; la destrucción y el borramiento de ciudades palestinas y sus habitantes de la (codiciada) Franja de Gaza: con el lenguaje que hemos establecido al fin de la IIGM, genocidio.

La destrucción de edificios mediante bombardeos implica enterrar vivos a sus moradores si no tuvieron tiempo, no pudieron o no quisieron salir (se estima que, a hoy, con 5 meses bajo artillería casi continua, buena parte de los hasta ahora 7000 desaparecidos son palestinos enterrados vivos. Que tienen que haber sufrido inenarrables agonías.

Acaban de ”desenterrar”, primero de marzo, un niño palestino, ojos grandes, cero sonrisa, tras 9 días enterrado vivo bajo los escombros de uno de los tantos bombardeos; sin comer ni beber durante esa atroz espera, agónica. Quienes hacen esa extraordinaria tarea de rescatar –vivos o muertos− de entre los escombros, se valieron de un carro tirado por un burro para llevarlo a un hospital.

¿Se acuerdan de la profecía que con insolencia militares israelíes proclamaban, de llevar a los palestinos a “la edad de piedra”? Ahmed es uno de los que fue llevado a la edad de piedra. Y volvió de allí. Tan inolvidable será con su voluntad de vida como Aaron Bushnell, el valiente y solidario soldado estadounidense que con todo su cuerpo se negó a hacer este genocidio.

Las cifras oficiales hablan de unos 30 mil muertos, varones, mujeres, infantes, bebes,  en 5 meses. Grosso modo, unos doscientos palestinos asesinados cada día. Pero si contamos a los desaparecidos, la cuota del genocidio se ubica alrededor de los 250 diarios. Como los señores aviadores y otros artilleros descansan, no “trabajan” permanentemente, si estimamos que han “hecho su tarea”, la mitad de estos días, tenemos entonces una cosecha roja de 500 seres humanos por intervención: un genocidio in progress de alto rendimiento, señores diseñadores del alto mando israelí.

Blas Pascal, profundamente cristiano, nos enseñó hace ya siglos que el humano es medio ángel y medio bestia, pero agregaba un corolario ético, psíquico: que cada vez que el humano procura convertirse en ángel deviene bestia. Una dialéctica que va mucho más allá de cierta linealidad del comportamiento: desde la Grecia clásica nos ayudaron a ver aspectos de esta cuestión con la noción de hybris.

El ejército más moral del mundo ha cumplido el apotegma de Pascal: es el ejército más (cerebral e) inmoral de mundo.

 “La insoportable levedad del ser” israelí queda a su vez patentada con esa foto de las diez militares israelíes sacándose selfies, sonrientes, en medio de la devastación que han producido en la Franja de Gaza.

No es nada nueva, empero. Ya la habíamos conocido cuando vecinos israelíes de la FdG instalaban butacas cerca de la frontera, preferentemente en algún promontorio, para presenciar –como mirando una película− los bombardeos que con impunidad (y cobardía, porque las poblaciones palestinas no tienen armamento antiaéreo)  descargaba la aviación y la artillería israelíes sobre ciudades palestinas, o cuando buscaban “frenéticamente” a Gilad Shalit (todo un pretexto para seguir matando palestinos), o cuando bautizaron macabramente una operación de devastación en la FdG de “Plomo Fundido”, o cuando idearon balas de tungsteno generadoras de miríadas de focos cancerígenos en el cuerpo en que se alojaban al penetrar la carne, romper los huesos… y en tantas otras ocasiones.

05/03/2024

Libro libre: “En agosto nos vemos”, novela inédita de Gabriel García Márquez (adelanto)

 La editorial Penguin Random House publicará miercoles ‘En agosto nos vemos’, la novela inédita del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. La llegada a las librerías de la novela este 6 de marzo coincidirá exactamente con el natalicio de García Márquez, quien cumpliría 97 años.

Los familiares del autor de ‘Cien años de soledad’ la recuperaron entre los documentos de una colección de varios de sus manuscritos originales de obras publicadas e inéditas en manos del Harry Ransom Center, un archivo de la Universidad de Texas (EE.UU.). A juicio de los hijos del escritor colombiano, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, la creación de su padre debía ser publicada debido a sus “muchísimos y muy disfrutables méritos” y porque contiene “lo más sobresaliente de la obra de Gabo”. He aquí un adelanto del libro.

23/02/2024

De Gaza a Malmö: la batalla del Horror Show de Eurovisión

Fausto Giudice, Tlaxcala, 22/2/2024

Se llama Eden Golan -¡menudo nombre!- y corre el riesgo de pasar a la historia como Gaza Hell. Tiene 20 años y dos pasaportes: ruso e israelí. Nacida en Kfar Saba, ciudad israelí construida sobre las ruinas del pueblo palestino del mismo nombre, de padre letón y madre ucraniana, pasó 13 años de su corta vida en Rusia, donde comenzó una carrera como cantante de variedades. Acaba de ser seleccionada para representar a Israel en Eurovisión 2024, que se celebrará el próximo mes de mayo en Malmö (Suecia). Pero es muy probable que nunca ponga un pie allá. Explicación.

 

Fueron los islandeses quienes dieron el pistoletazo de salida: el pasado diciembre, la Sociedad de Autores y Compositores (FTT), que representa a 440 artistas islandeses (Islandia tiene 375.000 habitantes), hizo un llamamiento a RÚV, la cadena nacional, para que no participara en Eurovisión mientras Israel estuviera involucrado. Los finlandeses siguieron su ejemplo: 1.400 artistas pidieron a su cadena pública que hiciera lo mismo. Músicos y artistas de Noruega (350), Suecia (1.005) y Dinamarca (300) lanzaron llamamientos similares en enero, seguidos por los irlandeses, 15.000 de los cuales firmaron el llamamiento.

Israel se considera parte de Europa en muchos ámbitos: fútbol y otros deportes, música y otras artes. Lo único que falta es la esfera política: la UE nunca tuvo en cuenta la petición formulada hace unos cuarenta años por el carismático líder radical italiano Marco Pannella de acoger a Israel.

Israel participa en el Festival de la Canción de Eurovisión desde 1973; fue anfitrión en 1979, 1999 y 2019 y quedó primero en cuatro ocasiones, en 1978, 1979, 1998 y 2018.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER/EBU), que organiza el concurso, ha dado la misma respuesta a todas las peticiones de exclusión de Israel: “Eurovisión no es un concurso entre gobiernos, sino entre artistas. No se trata de política”. Basándose en este argumento, excluyó a Rusia en 2022, pocos días después del inicio de la invasión (u operación militar especial, según los gustos) de Ucrania. Al comentar esta decisión, Martin Österdahl, supervisor ejecutivo de Eurovisión, declaró: “Cuando decimos que no somos políticos, lo que debemos defender siempre son los valores fundamentales y supremos de la democracia”.

Eden Golan fue seleccionada en un acto organizado por la Radiotelevisión Pública de Israel (KAN), en el que cantó “I Don't Want To Miss A Thing”, de Aerosmith, en un escenario lleno de sillas vacías que representaban a los israelíes cautivos en Gaza, los famosos rehenes en el centro la dramaturgia montada por Israel. KAN anunció entonces que la canción que interpretaría en Malmö se titulaba “October Rain” [Lluvia de Octubre]. La dirección de la UER anunció inmediatamente que examinaría el texto de la canción para ver si tenía algún contenido político, en cuyo caso sería rechazada. El ministro de Cultura israelí, Miki Zohar, calificó inmediatamente el anuncio de “escandaloso” y la KAN anunció que, si la canción era rechazada, no propondría otro texto. Además, Eden Golan no participará en la ceremonia de inauguración en Malmö, por “razones de seguridad” y porque coincidirá con Yom Hachoa, el Día de la Shoah.

Por lo tanto, es muy probable que Israel se vea excluido de este gran espectáculo comercial, que es un verdadero horror show [espectáculo de terror].

Preguntas: si Eden Golan fuera seleccionado y actuara en el escenario del Malmö Arena, llevando el lazo amarillo de la campaña israelí “Bring Them Home” [Tráiganlos a casa], ¿qué pensarían los organizadores de este concurso “apolítico”? ¿Y qué piensan esos mismos organizadores del hecho de que la cantante haya actuado en varios eventos importantes en Rusia, incluido uno en Crimea tras su anexión (o liberación, según los gustos) por Rusia? ¿No debería ser objeto de la exclusión de Rusia de Eurovisión?

Mientras tanto, la guerra de imágenes y discursos en todos los medios online está en pleno apogeo. Y los valientes escandinavos continúan su lucha. A continuación, fotos de dos acciones ante la sede de NRK, la radiotelevisión pública noruega, en Marienlyst (Oslo) en enero. L@s activistas anunciaron que realizarían sentadas todos los días para exigir que la NRK no retransmitiera el concurso si participaba Israel.

 


27 de enero de 2024


                                                31 de enero de 2024 : “Sí a una fiesta popular

 

No al genocidio

19/02/2024

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Genocidio de Gaza: ¿Se está dando vuelta la tortilla?

Luis E. Sabini Fernández, 19-02-2023

Todo parece concatenarse como en una auténtica tragedia griega de modo tal que nada ni nadie decide por sí y ante sí sus próximos pasos y a la vez, quedan marcadas las responsabilidades, los prejuicios, los intereses, de cada “actor”.

Pero lo que tenemos por delante no es griego sino hebreo. El acto político de enterrar vivos a decenas, centenares, tal vez miles de palestinos explica los violentos actos desencadenados por milicianos palestinos el 7 de octubre de 2023. Porque la historia no comenzó en la madrugada de ese día.


Emad Hajjaj

El 7 de octubre fue el detonante. Un operativo de resistencia armada pero de amplio espectro. Que proviene de más de un siglo de resistencia a la penetración sionista. Pero que, además, tiene un antecedente directo. Un operativo de resistencia no armada, palestino de 2018 –Marchas por el Retorno−, reclamando angustiosamente tierra, que tuvo un desenlace desolador. Entonces, inicialmente ni siquiera con piedras, manifestaciones palestinas absolutamente pacíficas fueron  “contestadas” de una manera tan cruel y sanguinaria por Israel que las manifestaciones palestinas acabaron con cientos de muertos, burlona, absolutamente matados, por francotiradores israelíes cómodamente ubicados en taludes a la vera de los caminos de las manifestantes.

Gaza, 13 de abril de 2018. Photo Mohamed Salem/Reuters

Cuando los mandos securitarios israelíes percibieron que el blanco de los ijares humanos generaba “excesivos” muertos, desangrados (porque la asistencia no llegaba a tiempo o porque tales disparos eran efectivamente mortales, cambiaron el blanco; de las entrepiernas a los tobillos. Israel podía así generar entre los despojados palestinos una buena “producción” de lisiados de por vida. Igual que con su “competencia” futbolística, dedicada a quebrar con balazos las piernas de futbolistas palestinos, arruinando las actuaciones del combinado de fútbol palestino en las eliminatorias asiáticas.[1]

Tal es el estilo del Estado de Israel para lidiar con lo palestino; inconmensurable desprecio y un cierto regodeo ante el malvivir, mal morir, palestino; en Israel se opta por matar a niños palestinos hasta por la espalda, con total amparo legal, por ejemplo.[2]

El 7 de octubre la resistencia armada palestina hizo algo distinto: copó los cuartelillos o establecimientos policiaco-militares de la Franja de Gaza (FdG), y a la vez, “cosechó” rehenes, o intentó hacerlo, para posterior intercambio por prisioneros políticos (o sociales) palestinos, muchos detenidos por años sin ni siquiera abrirles causas, archivados vivos en depósitos.

No hay antecedentes de tantos policías o soldados israelíes [3] matados en enfrentamientos anteriores al de la madrugada del 7 de octubre de 2023: se estima en centenares.

15/02/2024

GIDEON LEVY
Con la “perfecta” operación de rescate de rehenes argentino-israelíes, la deshumanización israelí de los palestinos en Gaza alcanzó un nuevo umbral

 Gideon Levy, Haaretz, 14-2-2024
Traducido por Fausto Giudice, Tlaxcala

Como en los buenos viejos tiempos, Israel vuelve a rendir culto a su ejército. La redada que liberó a Luis Norberto Har y Fernando Marman desató un crescendo de alegría junto con un resurgimiento del orgullo nacional. Los videoclips “permitidos para su publicación” nos devuelven a la época en que el ejército era como una producción de Hollywood, y todo el mundo competía para ver quién podía colmar de elogios a la unidad antiterrorista Yaman y al servicio de seguridad Shin Bet. Fue una operación perfecta, decían todos los expertos en inteligencia, con cero bajas.

Fernando Simón Marman, de 60 años, y Norberto Luis Har, de 70, tras su liberación
Algunas víctimas “colaterales” anónimas

Fue, en efecto, una operación impresionante y motivo de alegría, pero no fue perfecta y desde luego no hubo “cero bajas”. El hecho de que al menos 74 palestinos, incluidos mujeres y niños, murieran durante la operación apenas se mencionó en Israel. Quizás esas muertes eran inevitables. Quizás incluso si el número de muertes palestinas hubiera sido siete veces mayor no habría empañado la celebración. Dos argentino-israelíes muy simpáticos fueron liberados y todo lo demás no importa.

Las imágenes que vi de los hospitales de Rafah el día del rescate fueron de las más horribles que he visto en esta guerra. Niños despedazados, convulsionando, contemplando impotentes su muerte. El horror. No es necesario entrar en el dilema moral de si la liberación de dos rehenes justifica la muerte de 74 personas -esa pregunta es superflua en una guerra tan cruel- para señalar el absoluto desprecio de Israel por las muertes colaterales. El día de la operación, Israel mató a 133 personas en toda Gaza, la mayoría de ellas, como es habitual en esta guerra, civiles inocentes, entre ellos muchos niños.

Todos nos alegramos de que fueran liberados, y la operación en sí misma fue moral y estuvo plenamente justificada. Pero el desprecio por la muerte de decenas de personas como si no fueran humanas es un ultraje. Liberar más y más rehenes, tantos como sea posible. Maravíllense, regocíjense y siéntanse orgullosos, pero mencionen al menos el terrible precio pagado por los gazatíes por esta justa operación. Los niños despedazados no participaron en la toma de los rehenes. Han sido destinados a pagar el cruel precio de lo que hizo Hamás. Junto a nuestra alegría, uno no puede evitar pensar en ellos y en su destino. Una operación no puede ser perfecta si ese es su precio.

El desprecio por 74 personas muertas en una operación justa y recta no debería sorprender a nadie. La deshumanización de los gazatíes en esta guerra se ha hundido a un nivel que no habíamos conocido antes, incluso después de décadas de deshumanización de los palestinos bajo la ocupación.

La vergonzosa falta de cobertura del sufrimiento de Gaza por parte de la mayoría de los medios de comunicación israelíes será recordada eternamente con vergüenza, al menos eso espero. Como resultado, los palestinos son vistos por la mayoría de los israelíes como no humanos e incluso no animales. En Israel, las más de 28.000 víctimas mortales de Gaza se consideran un mero número, nada más. El desarraigo y desplazamiento de millones de personas trasladadas de un lugar a otro como si fueran un rebaño de ovejas y la increíble y descarada presentación de esto como una “medida humanitaria” ha deshumanizado aún más a los gazatíes. Si uno cree que son seres humanos, seguramente no se puede tratar a la gente así. No se puede maltratar a la gente durante tanto tiempo si se cree que son humanos.

El primer ministro Benjamín Netanyahu no es el político más tempestuoso de su gobierno: ni siquiera la Corte Internacional de Justicia de La Haya ha podido dar con una sola declaración genocida suya (a diferencia de lo que ocurrió con el presidente Herzog). Sin embargo, expresó esta deshumanización de una forma especialmente pintoresca cuando comparó la guerra de Israel contra Hamás con un vaso de cristal que ya habíamos roto; ahora, dijo, quedan los fragmentos y los estamos pisando hasta que no quede nada.

Netanyahu hablaba de Hamás, pero al fin y al cabo, todo el mundo sabe que Gaza es Hamás. Rompimos el vaso de Gaza, ahora pisamos sus fragmentos hasta que se convierten en granos de arena, aire, nada: polvo humano, polvo subhumano.