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20/10/2025

Israel entre una guerra de exterminio y una guerra electoral

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18.10.2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Traducido por Tlaxcala

Guerra en todos los frentes, por Patrick Chappatte

Introducción

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz han vuelto a amenazar con reanudar la guerra contra la Franja de Gaza, advirtiendo del uso de la fuerza si Hamás no entrega los cuerpos de los cautivos y detenidos israelíes.
Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, ha intensificado sus contactos con la administración Trump, presentando informes de inteligencia que afirman que Hamás posee la capacidad de devolver un gran número de cuerpos, un movimiento interpretado como una preparación para obtener luz verde usamericana a una nueva escalada militar.

Mientras tanto, el Foro de Familias de los Cautivos y Detenidos emitió un llamamiento público a Netanyahu exigiendo la reanudación de la guerra a menos que se devuelvan todos los cuerpos, transformando una demanda humanitaria en un instrumento político dentro de la lucha interna por el poder en Israel.

La guerra al servicio de la política interna
Las renovadas amenazas de guerra de Israel parecen estar impulsadas más por necesidades políticas y electorales que por objetivos militares inmediatos. Netanyahu y Katz incluso han rebautizado la guerra contra Gaza, pasando de “Espadas Doradas” a “Guerra de la Resurrección” o “Guerra del Renacimiento”, intentando reformular el relato israelí y presentarlo como parte de una “Guerra de los Siete Frentes”: Líbano, Siria, Yemen, Irak, Irán, Cisjordania y Gaza.

Con este cambio de imagen, Netanyahu busca desviar las exigencias de rendición de cuentas por los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, especialmente la creación de una comisión oficial de investigación, que sigue rechazando bajo el pretexto de que “no se puede investigar en tiempos de guerra”. Esta estrategia está estrechamente vinculada a las elecciones previstas para el verano de 2026.

Las lagunas del Plan Trump y sus repercusiones regionales
Las amenazas israelíes coinciden con el debate en curso sobre los detalles del “Plan Trump” para poner fin a la guerra, descrito por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto como “lleno de lagunas”. Entre los asuntos aún sin resolver se incluyen:

  • El intercambio de cuerpos y prisioneros.
  • El desarme de Gaza y de Hamás.
  • La retirada gradual de Israel.
  • La gobernanza y reconstrucción en la fase posguerra.

Las estimaciones palestinas sitúan el costo de la reconstrucción de Gaza entre 60 y 70 mil millones de dólares. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos habrían manifestado una disposición condicional a contribuir con unos 20 mil millones cada uno, siempre que haya estabilidad, desarme y retirada de Hamás del poder, lo que indica que la ayuda financiera está estrechamente vinculada al marco político y de seguridad emergente.


La regla de Netanyahu…
— En una lucha por la supervivencia, ¡las medidas extremas están justificadas!
— … ¡Especialmente si se trata de la supervivencia de mi carrera política!
David Horsey

La dimensión electoral interna
Una encuesta del diario Maariv mostró una mejora en la posición de la coalición gobernante tras la liberación del último grupo de cautivos vivos. El apoyo al partido Likud aumentó, mientras que el partido Sionismo Religioso, liderado por Bezalel Smotrich, superó el umbral parlamentario. Por el contrario, el partido de Benny Gantz cayó por debajo de dicho umbral.
La encuesta proyectó 58 escaños para la oposición, 52 para la coalición y 10 para los partidos árabes, que podrían aumentar en las próximas elecciones.

Para Netanyahu, esta configuración es ideal: le permite formar una minoría de bloqueo que impide a la oposición establecer un gobierno sin depender de un partido árabe, una situación inaceptable dentro del consenso sionista. Así, Netanyahu podría mantenerse como primer ministro interino a largo plazo, con una supervisión parlamentaria mínima, lo que explica su interés en elecciones anticipadas si las tendencias se mantienen.

Entre la opción de la guerra y la necesidad de estabilidad
Pese a la retórica belicista, las limitaciones internas e internacionales reducen la probabilidad de una reanudación de la guerra. El cansancio militar, moral y económico dentro de Israel, junto con la falta de luz verde usamericana, convierten una nueva ofensiva en un riesgo político más que en una oportunidad estratégica.

El Plan Trump —que cuenta con un amplio respaldo regional e internacional, constituye la piedra angular del enfoque de Washington para restaurar el equilibrio en Oriente Medio, especialmente mientras busca concluir acuerdos de normalización con Arabia Saudí e Indonesia. El fracaso en su aplicación socavaría la confianza en la capacidad usamericana para gestionar los arreglos regionales.

El dilema de los cuerpos y el papel de los actores regionales
El tema de los cuerpos de los cautivos es una prueba real de la durabilidad del acuerdo. Fuentes israelíes reconocen grandes obstáculos logísticos debido a la destrucción de la infraestructura y de los túneles de Gaza, donde se cree que permanecen enterrados muchos cuerpos.

El gobierno de Netanyahu ha rechazado categóricamente permitir el uso de equipos turcos para las labores de recuperación, una decisión política destinada a frenar la influencia de Ankara y a aprovechar su postura sobre Siria. No obstante, crece en Israel un sector que aboga por una administración de Gaza dirigida por la Autoridad Palestina, a fin de evitar un vacío administrativo que pueda beneficiar a Hamás u otros actores externos.

Conclusión
La amenaza de Israel de reanudar la guerra es, ante todo, una maniobra electoral y mediática destinada a movilizar el apoyo interno y explotar la cuestión de los cautivos con fines políticos.

No hay indicios concretos de una intención real de reiniciar la guerra, dadas la falta de apoyo usamericano, el agotamiento social y militar, y la fuerte oposición dentro del ejército.
El cambio de nombre de la guerra a “Guerra de la Resurrección” refleja un intento de eludir las investigaciones y la rendición de cuentas por los fracasos del 7 de octubre.
Las decisiones israelíes fundamentales —de guerra o de paz— siguen estrechamente ligadas al cálculo electoral de Netanyahu y a sus esfuerzos por preservar el poder.
El factor decisivo en la próxima etapa será el compromiso de Washington con el Plan Trump, que por ahora sigue siendo el único marco viable para el escenario israelí-palestino.

Israele tra una guerra di sterminio e una guerra elettorale

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 18/10/2025

إسرائيل بين حرب الإبادة وحرب الانتخابات

Tradotto da Tlaxcala

Guerra su tutti i fronti, di Patrick Chappatte

Introduzione

Il primo ministro israeliano Benjamin Netanyahu e il ministro della Difesa Israel Katz hanno nuovamente minacciato di riprendere la guerra contro la Striscia di Gaza, avvertendo che useranno la forza se Hamas non consegnerà i corpi dei prigionieri e detenuti israeliani.
Nel frattempo, il ministro per gli Affari Strategici, Ron Dermer, ha intensificato i suoi contatti con l’amministrazione Trump, presentando rapporti d’intelligence secondo cui Hamas avrebbe la capacità di restituire un gran numero di corpi, una mossa vista come un tentativo di ottenere il via libera usamericano a una nuova escalation militare.

Parallelamente, il Forum delle Famiglie dei Prigionieri e Detenuti ha lanciato un appello pubblico a Netanyahu, chiedendo la ripresa della guerra finché tutti i corpi non saranno restituiti,  trasformando una richiesta umanitaria in uno strumento politico nella lotta interna per il potere in Israele.

La guerra al servizio della politica interna
Le rinnovate minacce di guerra da parte di Israele sembrano essere dettate più da esigenze politiche ed elettorali che da obiettivi militari immediati. Netanyahu e Katz hanno persino ribattezzato la guerra contro Gaza, passando da “Spade d’Oro” a “Guerra della Rinascita” o “Guerra della Resurrezione”, nel tentativo di rimodellare la narrazione israeliana e presentarla come parte di una più ampia “Guerra dei Sette Fronti” che includerebbe Libano, Siria, Yemen, Iraq, Iran, Cisgiordania e Gaza.

Attraverso questa nuova etichetta, Netanyahu cerca di deviare le richieste di responsabilità per gli eventi del 7 ottobre 2023, in particolare la creazione di una commissione ufficiale d’inchiesta, che continua a respingere con il pretesto che “non si possono condurre indagini in tempo di guerra”. Questa strategia è strettamente legata alle elezioni previste per l’estate 2026.

Le lacune del Piano Trump e le ripercussioni regionali
Le minacce israeliane coincidono con il dibattito in corso sui dettagli del cosiddetto “Piano Trump” per porre fine alla guerra — descritto dal Ministero degli Esteri egiziano come “pieno di lacune”.
Tra le questioni irrisolte figurano:

  • Lo scambio di corpi e prigionieri.
  • Il disarmo di Gaza e di Hamas.
  • Il ritiro graduale di Israele.
  • La governance e la ricostruzione nella fase postbellica.

Le stime palestinesi valutano il costo della ricostruzione di Gaza tra i 60 e i 70 miliardi di dollari. L’Arabia Saudita e gli Emirati Arabi Uniti avrebbero espresso una disponibilità condizionata a contribuire con circa 20 miliardi ciascuno, a condizione che vi siano stabilità, disarmo e l’abbandono del potere da parte di Hamas, segno che gli aiuti economici sono strettamente legati al nascente quadro politico e di sicurezza.


La regola di Netanyahu…
— In una lotta per la sopravvivenza, le misure estreme sono giustificate!
— … Soprattutto se si tratta della sopravvivenza della mia carriera politica!
David Horsey

La dimensione elettorale interna
Un sondaggio del quotidiano Maariv ha mostrato un miglioramento della posizione della coalizione di governo dopo il rilascio dell’ultimo gruppo di prigionieri vivi. Il sostegno al partito Likud è aumentato, mentre il partito Sionismo Religioso di Bezalel Smotrich ha superato la soglia parlamentare. Al contrario, il partito di Benny Gantz è sceso al di sotto di tale soglia.
Il sondaggio ha previsto 58 seggi per l’opposizione, 52 per la coalizione e 10 per i partiti arabi, che potrebbero guadagnare terreno alle prossime elezioni.

Per Netanyahu, questa configurazione è ideale: gli permette di formare una minoranza di blocco che impedisce all’opposizione di formare un governo senza l’appoggio di un partito arabo, un’eventualità inaccettabile all’interno del consenso sionista. Così Netanyahu potrebbe rimanere a lungo primo ministro ad interim, con un controllo parlamentare minimo, spiegando il suo interesse per elezioni anticipate se i sondaggi continueranno a essere favorevoli.

Tra l’opzione della guerra e la necessità di stabilità
Nonostante la retorica aggressiva, vincoli interni e internazionali riducono la probabilità di una nuova guerra. La stanchezza militare, morale ed economica in Israele, insieme alla mancanza di un via libera usamericano, rendono una ripresa delle ostilità un rischio politico piuttosto che un’opportunità strategica.

Il Piano Trump, che gode di un ampio sostegno regionale e internazionale, rappresenta il pilastro della strategia di Washington per ristabilire l’equilibrio in Medio Oriente, in particolare nel quadro dei tentativi di concludere accordi di normalizzazione con Arabia Saudita e Indonesia. Il fallimento della sua attuazione minerebbe la fiducia nella capacità degli USA di gestire le intese regionali.

Il dilemma dei corpi e il ruolo degli attori regionali
La questione dei corpi dei prigionieri rappresenta una vera prova della solidità dell’accordo. Fonti israeliane riconoscono grandi ostacoli logistici dovuti alla distruzione delle infrastrutture e dei tunnel di Gaza, dove si ritiene che molti corpi siano ancora sepolti.

Il governo Netanyahu ha categoricamente rifiutato di permettere l’uso di attrezzature turche per le operazioni di recupero, una decisione politica volta a limitare l’influenza di Ankara e a sfruttare la sua posizione sulla Siria. Tuttavia, cresce in Israele il numero di coloro che sostengono un’amministrazione di Gaza guidata dall’Autorità Palestinese, per evitare un vuoto amministrativo che potrebbe favorire Hamas o altri attori esterni.

Conclusione
La minaccia di Israele di riprendere la guerra è principalmente una manovra elettorale e mediatica volta a mobilitare il sostegno interno e a sfruttare la questione dei prigionieri a fini politici.

Non ci sono segnali concreti di un’intenzione reale di riaccendere il conflitto, data la mancanza di sostegno usamericano, l’esaurimento della società e dell’esercito e la forte opposizione interna.
Il cambio di nome della guerra in “Guerra della Rinascita” riflette un tentativo di eludere le indagini e le responsabilità politiche per i fallimenti del 7 ottobre.
Le principali decisioni israeliane, di guerra o di pace, restano strettamente legate al calcolo elettorale di Netanyahu e ai suoi sforzi per mantenersi al potere.
Il fattore decisivo della fase a venire sarà l’impegno di Washington nei confronti del Piano Trump, che al momento costituisce l’unico quadro realistico per l’arena israelo-palestinese.

05/10/2025

GIDEON LEVY
Si, hay que llorar por la sangre derramada: pasarán generaciones antes de que Gaza olvide el genocidio

 Gideon LevyHaaretz, 5-10-2025

Traducido por Tlaxcala

Hace falta un grado extraordinario de optimismo para no estar abatido —o aguafiestas— ante el acuerdo sobre Gaza. Pero se puede: la propuesta tiene sus aspectos positivos.


Palestinos inspeccionan los daños en un barrio residencial tras una operación israelí en la zona, el sábado.
Foto Ebrahim Hajjaj / REUTERS


No se trata de un acuerdo de paz entre Israel y Gaza, lo cual habría sido mucho mejor, sino de un acuerdo que USA impuso a Israel. Desde hace tiempo está claro que solo un acuerdo impuesto puede hacer que Israel cambie. Aquí está. Una señal de esperanza en la continuación de políticas coercitivas usamericanas, sin las cuales nada se movería.

Decenas de miles de vidas se han salvado este fin de semana. El miedo, el hambre, las enfermedades, el sufrimiento y las penurias de más de dos millones de personas podrían empezar a disminuir. El domingo, al menos, tendrán su primera noche de sueño sin la amenaza de los bombardeos sobre sus cabezas expuestas. Cientos de personas más recuperarán su libertad: los 20 rehenes israelíes con vida, los 250 prisioneros palestinos condenados a cadena perpetua en Israel y los 1.800 residentes de Gaza, en su mayoría inocentes, detenidos en Israel.

Sí, en la misma frase: los prisioneros palestinos también tienen familias que han soportado meses o años de angustia e incertidumbre sobre el destino de sus seres queridos. La mayoría merece ser liberada por fin. Ninguno de los 1.800 detenidos de Gaza que serán liberados ha sido juzgado. Ellos también fueron secuestrados. Es mejor no comparar las condiciones de detención: fueron terribles en ambos lados. Por tanto, su liberación es motivo de alegría para todos: todos los cautivos y todas las familias.

Este acuerdo restaura el orden en las relaciones entre Estados Unidos e Israel: Israel es el Estado cliente y Estados Unidos la superpotencia. En los últimos años, esas definiciones se habían difuminado por completo, hasta el punto de que, especialmente durante las administraciones de Obama y Biden, a veces parecía que Israel era el patrón y Estados Unidos su protectorado. Por fin hay un presidente estadounidense que se atreve a utilizar el enorme poder a su alcance para dictar las acciones de Israel. Las medidas impuestas por Donald Trump son buenas para Israel, aunque pocos lo admitan.

Poner fin a la guerra es, por supuesto, algo bueno para Gaza, pero también es bueno para Israel. No es momento de enumerar todos los terribles daños que esta guerra ha causado a Israel, algunos irreversibles. El mundo no olvidará pronto el genocidio; pasarán generaciones antes de que Gaza olvide.
Detener la guerra ahora es el mal menor para un Israel que ha perdido su rumbo. En los últimos meses, el país ha estado al borde del colapso moral y estratégico. El tío Donald lo devuelve a sus dimensiones originales y tal vez lo encamine hacia un rumbo distinto.

Israel podría haber evitado esta guerra, que solo lo ha perjudicado. Pero también podría haber gestionado su final de otra manera. Negociaciones directas con Hamas y gestos de buena voluntad podrían haber cambiado el curso. Una retirada completa de la Franja de Gaza y la liberación de todos los prisioneros habrían señalado un nuevo comienzo. Pero Israel, como siempre, eligió actuar de otra forma: hacer solo lo que se le impuso.

Gaza, e incluso Hamas, terminan esta guerra de pie. Golpeados, ensangrentados, exhaustos, empobrecidos, pero en pie. Gaza se ha convertido en una Hiroshima, pero su espíritu sigue vivo. La causa palestina había desaparecido por completo de la agenda internacional —otro momento de paz con Arabia Saudí y los palestinos se habrían convertido en los indios americanos de la región— y entonces llegó la guerra y los devolvió a la cima de la agenda mundial. El mundo los ama, el mundo siente compasión por ellos.

No hay consuelo para los habitantes de Gaza, que han pagado un precio indescriptible —y el mundo podría volver a olvidarlos—, pero por ahora, están en el centro del mundo.

Este momento debe aprovecharse para cambiar el estado de ánimo en Israel: es hora de que los israelíes abran los ojos y vean lo que han hecho.
Quizás no valga la pena llorar por la leche derramada, pero la sangre derramada es diferente. Es hora de abrir la Franja de Gaza a los medios y decirles a los israelíes: “Miren, esto es lo que hemos hecho.”
Es hora de aprender que confiar únicamente en la fuerza militar conduce a la devastación.
Es hora de entender que en Cisjordania estamos creando otro Gaza.
Y es hora de mirar de frente y decir: Hemos pecado, hemos actuado con maldad, hemos transgredido.

23/09/2025

JOSHUA LEIFER
La visión de Netanyahu para el futuro de Israel no es Esparta, es algo peor

Como primer ministro, Benjamin Netanyahu siempre soñó con un Israel libre de las restricciones y condiciones impuestas por USA.

Joshua Leifer, Haaretz, 21-9-2025
Traducido por Tlaxcala

Joshua Leifer (New Jersey, 1994) es periodista e historiador. Es columnista de Haaretz. Sus ensayos y reportajes también han aparecido en The New York Times, The New York Review of Books, The Guardian y otros. Su primer libro, Tablets Shattered: The End of an American Jewish Century and the Future of Jewish Life (2024), obtuvo un National Jewish Book Award. Actualmente es candidato a doctorado en historia en la Universidad de Yale, donde su investigación se sitúa en la intersección de la historia intelectual moderna, la política judía contemporánea, la política exterior de USA y la memoria del Holocausto. Su tesis examina la política del antisemitismo y la crisis del orden liberal.

La noche en que las fuerzas terrestres israelíes comenzaron su invasión de la ciudad de Gaza, el primer ministro Benjamín Netanyahu pronunció un discurso en el Ministerio de Finanzas en el que expuso su oscura visión para el futuro del país como un Estado rebelde y aislado. Ante el aumento de las sanciones internacionales –al día siguiente, la Unión Europea anunció la suspensión de componentes clave de su acuerdo comercial con Israel–, Israel debería convertirse en una «Súper Esparta», declaró.


Exconsultor de gestión que ayudó a liderar la revolución del libre mercado en Israel, Netanyahu explicó que la economía del país tendría que adoptar «marcadores de autarquía» y salir «muy rápido» del Consenso de Washington que regía los asuntos económicos globales. En otras palabras, dirigirse hacia el modelo de Moscú y Pyongyang.

Sin embargo, el discurso de Netanyahu bosquejó no solo una nueva visión para Israel, sino también un retrato del nuevo orden mundial emergente y del lugar de Israel en él. «El mundo se ha dividido en dos bloques», dijo. «Y no somos parte de ninguno».

Esa noche en el escenario, Netanyahu casi parecía alentado por la posibilidad de que tal supuesto no alineamiento otorgara a Israel un margen aún mayor para maniobrar en su asalto a Gaza. Pero el aislamiento a largo plazo es mucho más probable que amenace a Israel que que lo asegure. Todo estadista israelí lo había entendido –al menos hasta ahora.

Enemigo de los valores de Europa

Desde su primera campaña para primer ministro, Netanyahu soñó con sacudirse las condiciones y restricciones impuestas a Israel por USA, por mínimas que fueran. En un memorando de 1996 titulado A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm, un grupo de operativos neoconservadores y asesores de Netanyahu pedían que Israel forjara una nueva relación con América «basada en la autosuficiencia». Si Israel ya no necesitaba tanta ayuda estadounidense, razonaban, Washington tendría menos palancas para obligar a Israel a hacer concesiones a los palestinos.

Aun así, Netanyahu siempre imaginó a Israel como parte del bloque occidental liderado por USA. En su libro de 1998, A Place Among the Nations, argumentaba que, con el fin de la Guerra Fría, Israel debía actuar como el perro guardián del nuevo mundo unipolar, el policía de Occidente en Oriente Medio. «Sin nadie en la región que controle continuamente sus ambiciones o sus planes obsesivos de armamento», escribió sobre los «regímenes militantes» de Oriente Medio, el papel de Israel era ahora «salvaguardar el interés más amplio de la paz». Implícitamente, y a veces explícitamente, tanto líderes usamericanos como europeos aceptaron ese papel para Israel y lo respaldaron.

La destrucción de la Franja de Gaza por parte de Israel –y la prolongada crisis regional que desencadenó– ha cambiado todo eso.

Tras meses de inacción, mientras las fuerzas israelíes hacían inhabitable Gaza, los estados europeos han comenzado a imponer consecuencias a Israel. Los líderes europeos también están repensando cómo será su relación con Israel en el futuro. Y eso no se debe únicamente, ni principalmente, a que las protestas contra la guerra israelí hayan convertido la destrucción de Gaza en un problema político doméstico explosivo en las capitales europeas. Más bien, se debe a que el Israel de Netanyahu se ha declarado enemigo de los valores de los que la nueva Europa se enorgullece: paz, democracia y derechos humanos.

En USA, Israel no solo ha perdido a la izquierda –eso es historia vieja– sino que también ha comenzado a perder a la derecha. En redes sociales, cuentas e influenciadores de derecha que forman parte del mundo MAGA difunden teorías conspirativas antisemitas extravagantes sobre temas que van desde los antibióticos hasta el asesinato del influenciador conservador Charlie Kirk. El ex presentador de Fox, Tucker Carlson, ha ganado nueva popularidad sintetizando el creciente sentimiento antiisraelí en su nacionalismo «America First». La nueva derecha usamericana no derrama lágrimas por los musulmanes muertos, pero se deleita con la nueva imagen de Israel como una fuerza demoníaca y siniestra.

En 2021, Ron Dermer, entonces ex embajador de Israel en USA provocó indignación cuando sugirió que Israel debía priorizar el apoyo de los cristianos usamericanos sobre los judíos usamericanos. En sus propios términos –asegurar respaldo para las guerras de Israel– esta estrategia ha fracasado manifiestamente. A diferencia de los evangélicos mayores, en su mayoría fervientes partidarios de Israel, los jóvenes cristianos usamericanos ya han comenzado a dar la espalda. O como dijo recientemente Megyn Kelly, la ex presentadora conservadora de Fox, a Carlson: «Todos los menores de 30 años odian a Israel.»

Ruptura con la política exterior sionista

La demolición intencional del consenso bipartidista en USA por parte de Netanyahu y su séquito siempre fue una apuesta arrogante. Como una granada mal cronometrada, les ha explotado en la cara. Aunque no se equivocaban al ver que la derecha usamericana estaba en ascenso, la Oficina del Primer Ministro no entendió que esta nueva derecha extraía su fuerza de la promesa del aislamiento, alimentada por la ira hacia el paradigma intervencionista que representaban los aliados más cercanos de Israel en Washington. Formados en el apogeo del neoconservadurismo, estos hombres pensaban poco en la perspectiva de un mundo posyanquí.

Frente a la creciente condena y a las inminentes sanciones internacionales, Netanyahu se ha negado a detener la ofensiva de Israel. Ahora, para mantener la guerra –ya sea por una estrecha supervivencia política, un mesianismo megalomaníaco o una combinación de ambos– propone nada menos que una ruptura total con el principio más fundamental de la política exterior sionista.

Desde sus primeros años, cuando Theodor Herzl buscó una audiencia con el sultán otomano, el sionismo trabajó y dependió del apoyo de las grandes potencias. No tuvo éxito por intervención divina ni por el despliegue de un plan providencial, sino porque los primeros estadistas sionistas buscaron tales alianzas. Entendieron que, para los judíos, como para otras naciones pequeñas, el aislamiento era una trampa mortal. A lo largo del último siglo, viejos imperios cayeron, nuevas potencias los reemplazaron, pero el principio siguió siendo el mismo.

Tras la fundación de Israel, sus primeros líderes se preocuparon enormemente de que, sin alianzas con potencias regionales y globales más fuertes, el proyecto sionista fracasara. En 1949, Moshe Sharrett, entonces ministro de Exteriores de Israel, lamentaba: «Vivimos en un estado de aislamiento malvado en Oriente Medio». David Ben-Gurión soñaba con un acuerdo de defensa mutua con USA. Con el tiempo, Israel logró obtener el respaldo usamericano; se podría decir que esta es una de las razones por las que ha sobrevivido.

Quizás, entonces, uno de los aspectos más incoherentes, incluso delirantes, de la visión de Netanyahu es que ha declarado la supuesta no pertenencia de Israel a ningún bloque global en el mismo momento en que Israel aparece como el caprichoso agente de USA. Los últimos dos años han demostrado la total dependencia de Israel respecto a USA en todo, desde municiones hasta el intercambio de inteligencia. La guerra de 12 días contra Irán reveló a Israel como una especie de estado vasallo, suplicando ayuda al señor feudal.

Hay, sin embargo, una cosa en la que Netanyahu acertó en su reciente discurso. El orden unipolar posterior a 1989 ha terminado. El viraje hacia el siglo posyanqui también ha amenazado con derrumbar el sistema de normas e instituciones internacionales que tomó forma bajo la hegemonía hemisférica, y luego global, de USA. Israel debe su prosperidad actual, si no su existencia misma, a ese sistema.

Y, sin embargo, a lo largo de los últimos dos años de dura guerra, los líderes israelíes, Netanyahu a la cabeza, han parecido querer derribar ese sistema. Las acciones de Israel en Gaza han empañado gravemente su legitimidad. A largo plazo, sin embargo, Israel estará condenado sin él.

En su discurso de esta semana, Netanyahu recurrió a la tradición griega, pero quizá la referencia más adecuada provenga de la Biblia hebrea. Lo que Netanyahu propuso no es Esparta, sino Sansón.

 

Muerte de Sansón, por Gustave Doré, 1866

18/09/2025

ZVI BAR’EL
La supervivencia de una Esparta israelí depende de un estado permanente de guerra

Zvi Bar'el , Haaretz, 16-9-2025
Traducido por Tlaxcala


La conquista de la ciudad de Gaza se supone que debe proporcionar al Estado de Israel la imagen de la victoria total. Porque no es Irán, ni Siria, ni Líbano y ciertamente tampoco los hutíes en Yemen quienes son el enemigo definitivo que Benjamín Netanyahu no ha logrado derrotar, sino el propio Hamás, la organización que él cultivó durante años como un activo estratégico e ideológico. Hamás debía ser la bomba al borde del camino que borraría la caracterización de la Organización para la Liberación de Palestina y de la Autoridad Palestina como los únicos representantes del pueblo palestino y, de este modo, impedir el reconocimiento internacional de un Estado palestino.


Una protesta exigiendo la liberación inmediata de los rehenes israelíes, cerca de la residencia del primer ministro Benjamín Netanyahu en Jerusalén, el martes 16 de septiembre de 2025.  Foto Ammar Awad/REUTERS

Fue una asociación maravillosa que duró muchos años, que confirió al Hamás un miniestado en Gaza y que entregó a Netanyahu la realización del sueño de una Gran Tierra de Israel. Hasta que Hamás traicionó a su socio y no cumplió su propósito.

Supuestamente Hamás puso fin a su papel de apoderado de Netanyahu y ahora debe ser borrado como castigo por haber frustrado la estrategia mesiánica que combatía la solución de dos Estados. Pero tomar el control de la ciudad de Gaza no es solo otra historia de venganza. Israel ya ha cobrado con creces su venganza por la masacre que, debido al completo abandono de Netanyahu, Hamás cometió el 7 de octubre de 2023. Los palestinos han pagado treinta veces o más por cada israelí asesinado, y por cada casa incendiada en el kibutz Nir Oz o en Sderot, barrios enteros y ciudades han sido arrasados. La muerte de otros 10.000 o 20.000 palestinos en la actual ola de destrucción no añadirá dulzura alguna a la venganza.

Esa venganza ha sido reemplazada por la necesidad de permanecer en el poder, aunque ello signifique la destrucción de la patria, que será sustituida por un Estado formado por todas sus colonias: en Gaza, Cisjordania, el sur del Líbano y el oeste de Siria.

Esa destrucción no solo se manifiesta en los campos de exterminio de Gaza, que han anulado todo valor humano y moral, que han llevado el poder del ejército israelí al límite, que imponen y seguirán imponiendo una carga económica insoportable y que han convertido a Israel en un Estado paria. El arquitecto de esta destrucción nacional tuvo el descaro de definirla claramente cuando comparó a Israel con Esparta. Esparta no es solo un símbolo de poderío militar, supervivencia y valor. Fue un modelo considerado digno de imitación por Adolf Hitler y Benito Mussolini.

En el libro clandestino que Hitler escribió en 1928, y que recibió el título de El segundo libro de Hitler, publicado únicamente después de la Segunda Guerra Mundial, escribió: «El dominio de seis mil espartanos sobre 350.000 ilotas solo fue posible gracias a su superioridad racial... Ellos crearon el primer Estado de la raza».

Esa Esparta, que fue destruida y solo dejó tras de sí un legado simbólico, ha vuelto ahora a la vida en Israel. Si hasta ahora identificábamos el inicio de procesos que estaban transformando a Israel en un Estado fascista basado en la superioridad racial, la guerra en Gaza terminará el trabajo. Ya ha cosechado logros ideológicos impresionantes.

Ha socavado la mayoría de los sistemas que defendían la democracia israelí. Ha convertido al sistema judicial en un felpudo intimidado y ha reclutado al sistema educativo para impartir adoctrinamiento nacional-religioso. Dicta la narrativa ideológica «correcta» a los medios, al cine y al teatro, y ha etiquetado de traidor a todo aquel que no homenajea al gobernante. También ha convertido la esperanza de reemplazar al gobierno mediante elecciones en una perspectiva incierta.

Y a diferencia de los regímenes dictatoriales «tradicionales» que persiguen y reprimen a sus rivales políticos, el gobierno israelí puede incluso utilizar a la oposición como un adorno del que presumir para mantener su imagen de administración democrática que representa «la voluntad del pueblo».

El problema es que cuando una banda se apodera de un país, no es como una operación militar que termina con la derrota del enemigo. Apuntalar el régimen requiere una lucha incesante contra rivales internos potenciales y, lo más importante, requiere una legitimación pública constante. Ahí entra en juego la nueva misión que involucra a Gaza y a Hamás. Porque la supervivencia de la Esparta israelí depende de un estado permanente de guerra.

La buena noticia es que, incluso si el último miembro de Hamás es asesinado, seguirán existiendo más de 2 millones de gazatíes que se encargarán de que la conquista de Gaza sea solo un anticipo de la guerra eterna que perpetuará la sumisión y obediencia del público israelí al régimen de bandas que lo controla.

16/09/2025

AMEER MAKHOUL
Netanyahu, el discurso “espartano” y la guerra de civilizaciones

Ameer Makhoul, Progress Center for Policies, 15/9/2025
Traducido por Tlaxcala

 


En su discurso del 15 de septiembre en el Departamento de Contadores Generales del Ministerio de Finanzas de Israel, Netanyahu expuso los rasgos del futuro y una dimensión fundamental de su visión y de sus políticas, basadas en la permanencia de la guerra, afirmando: «Los peligros no desaparecen, solo cambian». Netanyahu subrayó la nueva orientación de contrarrestar el aislamiento internacional mediante una producción militar autosuficiente.

No está claro si el discurso de Netanyahu, que coincidió con la cumbre árabe-islámica en Doha y la visita del secretario de Estado de USA, estaba relacionado con estos dos eventos en cuanto a su calendario.

Análisis

Netanyahu reconoce abiertamente el aislamiento en el cual se encuentra Israel, mientras que su conclusión es profundizar aún más en políticas que equivalen a una apuesta total y a una guerra perpetua hasta la “victoria decisiva”. Parece convencido de que Israel es capaz de lograrlo, respaldado por las declaraciones de Marco Rubio, quien ha adoptado la postura y la narrativa de Israel. En la práctica, Netanyahu rechaza cualquier mano árabe tendida hacia el entendimiento o la paz, sea cual sea su forma o sustancia.

Más peligrosa aún es la afirmación de Netanyahu, en el contexto de los logros de Israel en la guerra contra Irán, de que existen nuevas amenazas para Israel. Añadió: «Incluso cuando una fuerza es eliminada, otras fuerzas emergen... No las nombraré.» Continuó, dirigiéndose a altos funcionarios del Ministerio de Finanzas: «Piensen entre ustedes en los peligros. Los peligros no desaparecen, solo cambian.» Netanyahu insinúa implícitamente tanto a Egipto como a Turquía, además de justificar un ataque contra Catar.

El tema de la fabricación militar independiente surgió durante la presidencia de Biden, cuando él prohibió el suministro de bombas masivas a Israel antes de su ocupación y destrucción total de Rafah. La consideración de Biden era que el ejército israelí las usaría contra civiles, mientras que USA proporcionaba a Israel bombas y equipos aún más letales para la guerra contra Hezbolá e Irán. Trump ha levantado desde entonces la prohibición de Biden.

Alemania siguió esta línea, deteniendo la exportación de ciertas armas de destrucción masiva y municiones que podrían usarse contra civiles en la «Operación Carros de Gedeón 2», según la posición alemana. El Reino Unido y Francia tomaron medidas similares, mientras que España fue más allá al prohibir el uso de sus puertos para transferir armas usamericanas a Israel, seguida después por Italia.

La guerra de civilizaciones y el “Gran Israel”

Netanyahu atribuye el aislamiento de Israel a dos razones principales: la primera es “la migración ilimitada de minorías musulmanas a los países de Europa occidental. Aún no son mayoría, pero son una minoría influyente, ruidosa y efectiva, lo que disuade a los gobiernos. Estos asuntos influyen en los líderes, y ellos no lo niegan en conversaciones privadas”.

El Israel oficial y su maquinaria mediática respondieron de forma ostentosa a las recientes manifestaciones racistas en Gran Bretaña contra la inmigración, expresándoles su apoyo. También buscaron agitar el discurso populista europeo contra los migrantes, presentándolos como antisemitas, anti-civilización occidental y manipuladores de las posiciones europeas. Esta retórica recuerda al discurso de odio dirigido en su momento contra los judíos europeos durante el auge del antisemitismo.

Netanyahu y su gobierno ven la visita de Rubio, secretario de Estado usamericano cuyas posiciones ideológicas se alinean con las de Trump contra la inmigración (a la que llama “una amenaza para la seguridad nacional”), como una oportunidad para instar a ambos a librarse del “peligro” expulsando por la fuerza a los migrantes. Para Netanyahu, la cuestión de deportar migrantes se alinea lógicamente con sus intenciones de desplazar a la población de Gaza e incluso de Cisjordania.

El segundo mensaje, dirigido principalmente a Trump y a su administración, fue la afirmación de Netanyahu: “Países como Catar y China influyen en la opinión pública mediante enormes inversiones en campañas en redes sociales. Esto cambia la posición internacional de Israel. Tendremos que invertir sumas enormes en ello”. Este mensaje también iba dirigido al Ministerio de Finanzas para asignar presupuestos a tal efecto.

En su discurso, Netanyahu pasa efectivamente de la doctrina del mercado libre abierto global y nacional a la doctrina de una economía cerrada basada en la autosuficiencia y el aislamiento defensivo. Esto no es un fin en sí mismo, sino parte de una visión que acepta las guerras perpetuas como realidad. Declaró: “Al menos en los próximos años, tendremos que defendernos y saber cómo golpear al enemigo”. Añadió que Israel debe ser gestionado como “Esparta”, que libró muchas guerras contra Atenas: “Tendremos que desarrollar industrias armamentísticas aquí. Seremos tanto Atenas como una gran Esparta. No tenemos otra opción”.

Conclusión

Netanyahu reconoce que el aislamiento internacional actual de Israel no es temporal o pasajero, sino constante y sostenible, mientras apuesta por los valores de Trump y por los populistas europeos.

Si permanece en el poder, el enfoque de Netanyahu para enfrentar el aislamiento internacional es atrincherarse en intenciones de guerra permanente, confiando únicamente en soluciones militares sin ninguna vía política. No le interesa la normalización ni siquiera los Acuerdos de Abraham.

Amenaza implícitamente tanto a Egipto como a Turquía, señalando que la operación militar israelí en Doha no es el final del camino.

Desafía a los países exportadores de armas insistiendo en la producción independiente del arsenal militar de Israel, lo que requeriría presupuestos sin precedentes y posiblemente indisponibles, incluso con grandes cambios en la economía.

Netanyahu se alinea casi completamente con la agenda y la administración de Trump en su hostilidad hacia los inmigrantes, el Islam y China, abrazando la xenofobia y una teoría de “choque de civilizaciones” sostenido. Se posiciona dentro de las fuerzas populistas europeas —incluso aquellas que son antisemitas— mientras su retórica sea antinmigrante, buscando provocar enfrentamientos internos en Europa con los movimientos propalestinas.

Al explotar la cuestión de los inmigrantes palestinos y árabe-islámicos en Europa y al exigir grandes presupuestos para la propaganda destinada a promover la narrativa israelí, Netanyahu busca abrir un frente directo contra los movimientos de solidaridad con Palestina, demonizándolos con retórica racista como producto de la inmigración y como una amenaza a la postura “blanca europea” según el discurso colonial.

En paralelo con el movimiento aislacionista MAGA (“Make America Great Again”), Netanyahu promueve su doctrina aislacionista “espartana”, que podría resumirse como MIGA – “Make Israel Great Again”.

Estos cambios ideológicos en la retórica de Netanyahu confirman que las transformaciones en las posiciones internacionales a favor de los derechos palestinos aíslan cada vez más a Israel. Sin embargo, las conclusiones de Netanyahu solo profundizarán y empeorarán este aislamiento, demostrando que no se trata de una fase pasajera.

05/09/2025

LYNA AL TABAL
Le dernier des rois : Netanyahou, prisonnier de l’illusion d’immortalité et creuseur de sa propre tombe

Lyna Al Tabal, Rai Al Youm, 2/9/2025
Original: نتنياهو آخر الملوك: أسير وهم الخلود.. وصانع مقبرته بيديه

Traduit par Tlaxcala

Depuis les légendes des rois engloutis par l’arrogance — Gilgamesh, qui chercha l’immortalité, et Néron, qui joua avec le feu —, chaque époque voit naître un roi qui se croit au-dessus des hommes.  

En Israël, son nom est Benjamin Netanyahou alias “Bibi, roi d’Israël”, qui croit vraiment être un roi biblique arrivé par erreur au XXIᵉ siècle. Un roi qui possède toutes les formes de guerre.

Emad Hajjaj


Et lorsque les soldats s’effondrent aux frontières de Gaza, ou que les civils tombent à Beyrouth, le roi sourit et dit à ses sujets que ce sang est le prix de la sécurité. Il leur rappelle qu’il est indispensable et que lui seul détient la clé du salut.

C’est le dernier roi d’Israël, un roi de papier, qui gouverne un royaume qui se désagrège de l’intérieur et a bâti sa gloire sur les ruines de la paix.

Sa politique ressemble à une malédiction ancienne : chaque fois qu’il s’approche d’une trêve, il déclenche une nouvelle guerre. Pour lui, la paix, c’est la perpétuation de la guerre perpétuelle.

Un roi sans sagesse : voilà comment Ibn Khaldoun l’aurait décrit sur lui ; car lorsqu’un roi est dépourvu de raison et de discernement, il devient un malheur pour lui-même et pour son peuple.

C’est une copie de Trump, dans son obsession de tout ce qui est “tendance”. Tous deux sont prisonniers de l’illusion d’immortalité à travers les gros titres et les trophées creux. Ils vivent dans une ère numérique où ils croient que l’histoire est une application que l’on peut programmer, ou un algorithme que l’on peut tromper

Mais l’histoire enregistre tout. Elle ne répond pas aux désirs des rois ni aux rêves des narcissiques. C’est un juge silencieux. Elle écrira certainement sur eux et consignera leur chute retentissante.

Dans la nuit de Gaza, Netanyahou tisse les fils de sa nouvelle invasion. Les précédentes ne lui ont pas suffi. Il veut anéantir les édifices, arracher les êtres humains, pour qu’ils deviennent des spectres errants dans l’exil. Il appelle ça “un départ volontaire”, mais le droit international l’appelle par son vrai nom : déplacement forcé, crime de guerre, crime contre l’humanité (selon les Conventions de Genève de 1949 et le Statut de Rome de 1998).

Mais n’a-t-il rien appris des généraux du vide et de la bêtise ? 
Qu’il invoque donc l’esprit de Golda Meir : elle lui dira que le vide n’engloutit pas Gaza. Elle lui rira au visage et dira : “Bravo, Bibi ! Tu nous as ramené la même vieille stupidité. Ne sais-tu pas que ce vide engendrera des générations plus fortes ? Ne sais-tu pas que chaque mur que tu détruis à Gaza deviendra une pierre tombale pour toi et ton royaume de papier ?”

Rêves-tu encore au “Grand Israël”, Bibi ? C’est un royaume de cendres, qui grandit par le sang et s’effrite par le sang.

Regarde la rue israélienne bouillir… Les manifestations remplissent les places, les pancartes crient : “Assez, fini de jouer, Bibi !” La guerre dont tu avais promis la victoire à ton peuple est devenue un cauchemar qui engloutit tes soldats et laisse les familles dans un deuil perpétuel.

Pas d’occupation de Gaza, pas d’illusions de royaume biblique. Comprends donc que “ le jeu est fini”. N’as-tu pas réalisé que Gaza n’est pas un petit camp que tes chars peuvent occuper ? N’as-tu pas compris que Gaza est une bête qui respire sous les décombres ? Ta seule issue maintenant est de reconnaître la réalité et de te hâter d’ouvrir la porte. Accepte l’accord maintenant, un accord qui te permette de libérer les prisonniers et un retrait qui sauve ce qui reste de l’image de ton armée ensablée.

Cette guerre doit se terminer immédiatement. Aucun trône ne peut se maintenir sur le sang, aucune armée n’échappe à la malédiction des enfants affamés ou enterrés sous les ruines. Ta seule issue est un échange de prisonniers et un retrait.

Netanyahou, roi biblique obsédé par l’immortalité et non par ses soldats, préfère laisser les prisonniers de son pays fondre dans l’obscurité des tunnels de Gaza plutôt que d’affronter l’instant de vérité. Il les jette dans le brasier de la politique pour gagner un jour de plus sur son trône.

Ici, au Liban, personne ne parle non plus des prisonniers. Regardez le Liban : ici, il n’y a pas un seul roi, mais une horde de petits rois. Des amateurs de pouvoir qui ne maîtrisent même pas les rituels du règne, mais excellent dans le silence comme pratique quotidienne… 19 prisonniers libanais croupissent dans les prisons israéliennes et personne ne mentionne leurs noms. Silence radio. Le président est occupé à couper les rubans des festivals, le Premier ministre à se faire photographier avec Amr Diab, et les ministres rivalisent à la télévision. Silence encore.

Voulez-vous savoir à quel point Netanyahou est chanceux ? La “yérida”, l’’émigration hors d’Israël des intellectuels de gauche et des libéraux est le “gros lot” qu’il a décroché… Ces gens ne sont pas partis par amour pour Gaza ni pour la défendre ; ils sont partis parce qu’ils ne pouvaient plus supporter la politique du roi… Les “gêneurs”, comme il les appelait, sont enfin partis…

Maintenant, le pays ne reste plus que pour lui et sa clique rabbinique : le blond Smotrich et le bouffon Ben Gvir. Un duo de comédie noire qui accompagnera son roi dans son ultime voyage vers La Haye.

Ceci n’est pas un article sur Netanyahou tel qu’il se présente, roi de l’histoire, mais un article sur le cauchemar du roi : le jour où l’accord sera conclu.  Quand les visages reviendront des cellules de l’ombre : Marwan Barghouti, le bras levé en signe de victoire ; Ahmad Saadat, avec son keffieh rouge, et Abdallah Barghouti, au regard ferme.

Ces images à elles seules démantèleront tout un récit, feront revenir l’histoire pour croiser passé et présent, et témoigneront de l’effondrement du pouvoir royal. Cela, Netanyahou le sait… parfaitement. 
Il sait qu’une seule photo d’un prisonnier libéré est plus puissante que tous ses chars et son arsenal, et que le sourire de Marwan Barghouti pourrait renverser son trône qui a coûté des décennies de sang.

En fin de compte, Netanyahou ne négocie pas pour ses prisonniers ni pour l’avenir de Gaza. Il négocie seulement pour la durée de son règne et pour sa puissance.  Cette puissance qu’il vénère le broiera à la fin.

La fin de Netanyahou ne viendra pas de ses ennemis. Il tombera par la main d’un appareil de pouvoir stupide qu’il a lui-même dessiné. Du chaos qu’il a bâti comme instrument de domination et qui est devenu une machine de chute.

Le destin de Netanyahou a déjà commencé depuis longtemps, il marche vers lui comme un roi aveugle. 
C’est un roi sans sagesse, ignorant que l’immortalité qu’il poursuit est son nom gravé sur le mur de l’effondrement final.

LYNA AL TABAL
El último de los reyes: Netanyahu , prisionero de la ilusión de la inmortalidad y cavador de su propia tumba

Desde las leyendas de los reyes devorados por la arrogancia — Gilgamesh, que buscó la inmortalidad, y Nerón, que jugó con fuego — en cada época nace un rey que se cree por encima de los hombres. 
En Israel, su nombre es Benjamín Netanyahu, “Bibi, rey de Israel”… Netanyahu cree realmente que es un rey bíblico que llegó por error al siglo XXI… Un rey que posee todas las formas de guerra.

 Emad Hajjaj

Y cuando los soldados caen en las fronteras de Gaza, o los civiles en Beirut, el rey sonríe… y les dice a sus súbditos que esa sangre es el precio de la seguridad. Les recuerda que es indispensable, que solo él tiene la llave de la salvación.

Es el último de los reyes de Israel, un rey de papel, que gobierna un reino que se desmorona desde dentro. 

Netanyahu construyó su gloria sobre las ruinas de la paz…

Su política se asemeja a una antigua maldición: cada vez que se acerca a una tregua, estalla una nueva guerra… Para él, la paz es la guerra perpetua…

Un rey sin sabiduría — así lo habría descrito Ibn Jaldún; porque cuando un rey carece de razón y discernimiento, se convierte en una desgracia para sí mismo y para su pueblo.
Que invoque entonces el espíritu de Golda Meir: ella le dirá que el vacío no devora Gaza. Se reirá en su cara y dirá: “¡Bien hecho, Bibi! Nos trajiste la misma estupidez de siempre. ¿No sabes que ese vacío engendrará generaciones más fuertes? ¿No sabes que cada muro que destruyes en Gaza se convertirá en una lápida para ti y para tu reino de papel?”
¿Todavía sueñas con el Gran Israel, Bibi? Es un reino de cenizas, que crece con sangre y se apaga también con sangre.
Esta guerra debe terminar de inmediato. Ningún trono se mantiene sobre la sangre, ningún ejército escapa a la maldición de los niños hambrientos o enterrados bajo los escombros. Tu única salida es un intercambio de prisioneros y una retirada.
Aquí tampoco, en el Líbano, nadie habla de los prisioneros… Miren al Líbano: aquí no hay un solo rey, sino una manada de reyezuelos. Aficionados al poder que ni siquiera dominan los rituales del gobierno, y que solo practican el silencio como costumbre diaria… 19 prisioneros libaneses están en cárceles israelíes, y nadie menciona sus nombres. Silencio… El presidente ocupado cortando cintas en festivales, el primer ministro tomándose fotos con Amr Diab, y los ministros compitiendo en la televisión… Silencio con todo.
Sabe que una sola foto de un prisionero liberado es más poderosa que todos sus tanques y su arsenal, y que la sonrisa de Maruan Barghuti podría derribar su trono, que le costó décadas de sangre.
Al final, Netanyahu no negocia por sus prisioneros ni por el futuro de Gaza. Negocia solo por la duración de su trono… y por su poder. 
Ese poder que adora lo aplastará al final.

Es una copia de Trump en su obsesión con todo lo que es “tendencia”… Ambos prisioneros de la ilusión de la inmortalidad a través de grandes titulares y trofeos huecos. Viven en una era digital en la que creen que la historia es una aplicación que se puede programar, o un algoritmo que se puede engañar…

Pero la historia lo registra todo. No responde a los deseos de los reyes ni a los sueños de los narcisistas. Es un juez silencioso… La historia escribirá sobre ellos, sin duda, y consignará su estruendosa caída.

En la noche de Gaza, Netanyahu teje los hilos de su nueva invasión… Las anteriores no le bastaron. Quiere borrar edificios y arrancar a los seres humanos, para que se conviertan en espectros errantes en el exilio. Lo llama “salida voluntaria”, pero el derecho internacional lo llama por su verdadero nombre: desplazamiento forzoso, crimen de guerra, crimen de lesa humanidad (según los Convenios de Ginebra de 1949 y el Estatuto de Roma de 1998).

¿Pero acaso Netanyahu no aprendió nada de los generales del vacío y la estupidez? 

Mira la calle israelí hervir… Las manifestaciones llenan las plazas, las pancartas gritan: “Basta ya, se acabó el juego, Bibi”… La guerra con la que prometiste la victoria a tu pueblo se ha convertido en una pesadilla que devora a tus soldados y deja a las familias en duelo perpetuo.

No hay ocupación de Gaza, ni ilusiones de un reino bíblico… Comprende que “se acabó el juego”. ¿No te diste cuenta de que Gaza no es un pequeño campamento que tus tanques puedan ocupar? ¿No entendiste que Gaza es una bestia que respira desde debajo de los escombros? Tu única salida ahora es reconocer la realidad y apresurarte a abrir la puerta… Acepta el acuerdo ahora… Un acuerdo para devolver a los prisioneros y una retirada que salve lo que queda de la imagen de tu ejército hundido en la arena.

Netanyahu, rey bíblico obsesionado con la inmortalidad y no con sus soldados, prefiere dejar a los prisioneros de su país fundirse en la oscuridad de los túneles de Gaza antes que enfrentar el momento de la verdad… Los lanza a la hoguera de la política para ganar un día más en su trono.

¿Quieren saber cuán afortunado es Netanyahu? La “yerida”, la emigración fuera de Israel de intelectuales de izquierda y liberales es el “premio gordo” que ganó… Ellos no se fueron por amor a Gaza ni para defenderla; se fueron porque no podían soportar la política del rey… Los “molestos”, como los llamaba, finalmente se marcharon…

Ahora solo queda el país para él y su corte rabínica: el rubio Smotrich y el bufón Ben Gvir. Un dúo de comedia negra que acompañará a su rey en su último viaje hacia La Haya.

Este no es un artículo sobre Netanyahu presentándose como rey de la historia, sino un artículo sobre la pesadilla del rey: el día en que se firme el acuerdo.  Cuando los rostros regresen de las celdas de la oscuridad: Maruan Barghuti, con la mano levantada en señal de victoria; Ahmad Saadat, con su kefia roja… y Abdallah Barghuti, con su mirada firme.

Estas imágenes por sí solas desmantelarán toda una narrativa, harán que la historia regrese para cruzar pasado y presente, y serán testigos del colapso del poder real… Netanyahu lo sabe… muy bien. 

El final de Netanyahu no vendrá de sus enemigos. Caerá por la mano de un aparato de poder estúpido que él mismo diseñó… Del caos que construyó como herramienta de dominio y que se convirtió en una máquina de caída.

El destino de Netanyahu ya comenzó hace tiempo, camina hacia él como un rey ciego. 

Es un rey sin sabiduría, ignorante de que la inmortalidad que persigue es su nombre grabado en el muro del colapso final.