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23/11/2025

Una pauta escrita con sangre: la jerarquía del genocidio desde Al-Fashir hasta El-Geneina y su conexión con la guerra de los EAU contra Sudán

 

Darfur Union in the UK (Unión de Darfur en el Reino Unido), 15/11/2025

نمطٌ مكتوب بالدم: هرمية الإبادة الجماعية من الفاشر إلى الجنينة وصلتها بحرب الإمارات على السودان

A Pattern Written in Blood: The Hierarchy of Genocide from Al-Fashir to El-Geneina and Its Connection to the UAE’s War on Sudan

 

Traducido por Tlaxcala

 

Durante casi tres años, el mundo ha visto surgir fragmentos de horror desde Sudán: una fosa común descubierta aquí, un barrio arrasado allá, un convoy de familias huyendo y perseguido en la carretera. Sin embargo, lo que ocurre hoy en Al-Fashir no es un episodio aislado. Es el capítulo más reciente de un proyecto más amplio y meticulosamente organizado de exterminio. Un patrón de genocidio perfeccionado de una ciudad sudanesa a otra: El-Geneina, Kutum, Zalingei, Nyala, El-Obeid, Al-Gezira, y ahora culminando en la ciudad sitiada e invadida de Al-Fashir.


Marcha “¡Fuera las manos de Sudán!” en Londres el 9 de noviembre de 2024. Foto Mark Kerrison/In Pictures via Getty Images

Esto no es caos.
Esto no es un «conflicto tribal». Esto no es un colapso del orden.
Es un sistema jerárquico y coordinado de violencia, posibilitado, financiado, armado y dirigido con intención.

Y en el centro de ese sistema están las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), respaldadas por los Emiratos Árabes Unidos, junto con las redes extranjeras que las sostienen.

 

I. Un genocidio con plano: el modelo reciclado de aniquilación

Lo que ocurre en Al-Fashir ha ocurrido antes, casi paso a paso, en Darfur y en todo Sudán.
El modelo es consistente:

1.      Rodear la ciudad: asedio, puntos de estrangulamiento, bloqueos.

2.     Cortar las comunicaciones: apagón, interferencias, intimidación a periodistas.

3.     Hambrear y aterrorizar: cortar comida, agua y medicinas.

4.    Invadir con violencia abrumadora: drones, artillería, columnas de combatientes.

5.     Separar a los civiles por origen étnico: los hombres ejecutados; las mujeres violadas en masa.

6.    Saquear, incendiar y vaciar la ciudad: hogares, mercados, hospitales.

7.     Fosas comunes y charcos de sangre: pruebas confirmadas por satélite.

8.    Enviar equipos mediáticos para blanquear la situación y decir al mundo que «la vida es normal».

El-Geneina siguió este guion primero.
Luego Kutum y Zalingei. Después Nyala, Jebel Aulia, Madani y cientos de aldeas rurales.
Y ahora Al-Fashir sufre la misma crueldad calculada, pero a una escala no vista desde el genocidio de Ruanda.

 

II. El-Geneina: la primera Al-Fashir

La Darfur Union in the UK documentó —ampliamente, públicamente y con rigor— lo ocurrido en El-Geneina mediante decenas de artículos en nuestro sitio web.

En El-Geneina, como en Al-Fashir:

• Se cavaban fosas comunes a plena luz del día.
• Cuerpos yacían en las calles, la sangre corriendo por las alcantarillas.
• Mujeres eran violadas, a menudo frente a sus familias.
• Distritos enteros fueron vaciados, incendiados y borrados.
• El gobernador de Darfur Occidental, Khamis Abbakar, fue asesinado bajo custodia, un crimen difundido con orgullo por los perpetradores, seguido de la profanación del cadáver.

Cada uno de los rasgos de aquella campaña de exterminio reaparece hoy en Al-Fashir.
La única diferencia es la escala, y la velocidad con la que las RSF pasan de la masacre a la manipulación mediática.

 

III. Violencia sistemática y jerárquica, nunca «combatientes indisciplinados»

Las atrocidades en Al-Fashir no son actos espontáneos de soldados rebeldes. Son el producto de una cadena de mando con:

• liderazgo estratégico,
• redes logísticas,
• suministros militares extranjeros,
• y un marco ideológico destinado a expulsar a las comunidades no árabes de sus tierras.

Cada fase —desde el asedio hasta el saqueo, desde los videos de tortura hasta las ejecuciones masivas— responde a una doctrina centralizada posibilitada por los Emiratos Árabes Unidos:

• Suministran armas y municiones.
• Envían drones avanzados utilizados para bombardear zonas civiles.
• Proporcionan mercenarios de múltiples regiones.
• Controlan centros logísticos en Chad, Libia y Puntlandia.
• Gestionan narrativas políticas a través de medios bajo su control.

Esto no es apoyo.
Esto es dirección estratégica.
Y debido a este respaldo, las RSF actúan con absoluta impunidad, seguras de que cada masacre recibirá cobertura diplomática y mediática.

 

IV. Borrando las pruebas: la guerra mediática de los EAU

Una vez invadida Al-Fashir, los medios alineados con los Emiratos se apresuraron a entrar.
Sky News Arabia, propiedad de intereses emiratíes, envió Tsabih Mubarak y otros corresponsales,

no para documentar el genocidio, sino para borrarlo.

Grabaron calles seleccionadas.
Sonrieron junto a ruinas aún manchadas de sangre.
Evitaron las fosas comunes.
Evitaron los hospitales donde civiles heridos eran ejecutados.
Evitaron los lugares donde mujeres fueron violadas en masa.

Esta es la rama mediática del genocidio: una máquina de propaganda activada en cuanto termina la matanza, para reemplazar la realidad con «normalidad».

Y en línea, miles de cuentas automatizadas, influenciadores financiados por los EAU y redes coordinadas intentan ahogar los testimonios sudaneses bajo narrativas fabricadas.

Pero su campaña fracasa. Cada hora, voces sudanesas rompen el cerco. Más pruebas se filtran.
Más sobrevivientes hablan. Más documentación emerge.
Como siempre, la verdad supera a la propaganda.

 

V. Al-Fashir hoy: un genocidio en tiempo real

Lo que ocurre ahora en Al-Fashir no es «posconflicto». Sigue en marcha.

• Civiles ejecutados en grupos, a menudo tras separación étnica.
• Mujeres violadas por unidades proporcionadas por los EAU.
• Familias obligadas a pagar rescates por sus familiares secuestrados.
• Barrios enteros incendiados.
• Charcos de sangre captados por satélites de Maxar.
• Civiles torturados en vídeo para aterrorizar a otros.

Este es un genocidio en presente.

 

VI. Una impunidad construida sobre patrocinio extranjero

Cada atrocidad es facilitada por:

• Armas de los EAU (transportadas a través de Chad, Libia y el Cuerno de África).
• Bombardeos aéreos realizados con drones suministrados por los Emiratos que atacan refugios, hospitales y centros de alimentos.
• Estrategia militar coordinada por agentes de inteligencia emiratíes integrados en la estructura de mando de las RSF.
• Equipos mediáticos enviados a Al-Fashir para limpiar la narrativa.

Por eso las RSF luchan sin restricciones: porque no luchan solas.

 

VII. Un llamado al mundo: dejar de fingir que esto es «local»

El genocidio en Al-Fashir, como antes en El-Geneina, no es «sudanés». No es «tribal». No es «caos en un Estado frágil».
Es un proyecto transfronterizo de exterminio patrocinado por un Estado, con logística bien financiada, armas avanzadas, mando externo y protección política deliberada. Para abordarlo, el mundo debe reconocer estos hechos.

El silencio es complicidad. Negarse a nombrar a los EAU es complicidad. Repetir el lenguaje de las RSF es complicidad. Enviar periodistas a blanquear Al-Fashir es complicidad. Tratar el genocidio como un «conflicto» es complicidad.

 

VIII. Conclusión: las pautas solo terminan cuando se les enfrenta

Al-Fashir no es una anomalía: es la última prueba de un sistema de destrucción sin control durante décadas. El mismo plano. Las mismas armas. La misma ideología. Los mismos perpetradores.
Los mismos patrocinadores.

El genocidio se repite cuando el mundo finge no verlo.

La Darfur Union in the UK seguirá documentando, exponiendo y exigiendo responsabilidades a todo actor —sudanés o extranjero— que haya contribuido a la destrucción de nuestro pueblo. Porque esta vez, el mundo no podrá decir: «No lo sabíamos.»

Nosotros, la Darfur Union in the UK y la diáspora sudanesa, exigimos lo siguiente al gobierno británico y a la comunidad internacional:

1.      Imponer sanciones específicas a los Emiratos Árabes Unidos por patrocinar y facilitar genocidios y crímenes de guerra en Sudán.

2.     Designar a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) como organización terrorista según la legislación del Reino Unido.

3.     Abrir una investigación parlamentaria y judicial sobre el uso de armas o tecnología británica en Sudán, y sobre los sistemas financieros que pudieron facilitar estos traslados.

4.    Condenar públicamente el papel de los EAU ante las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales, y exigir su cooperación con investigaciones independientes sobre crímenes de guerra.

5.     Apoyar un acceso humanitario sin restricciones a Al-Fashir y Darfur, priorizando la ayuda médica para víctimas de violencia sexual y hambre.

6.    Garantizar la rendición de cuentas por la propaganda de guerra, incluido el uso indebido de medios para ocultar pruebas de crímenes en curso.


30/10/2025

Armas británicas, manos emiratíes, sangre sudanesa: la pregunta que el Reino Unido debe responder

 


Darfur Union in the UK, 30/10/2025
British Weapons, Emirati Hands, Sudanese Blood: The Question the UK Must Answer

أسلحة بريطانية، أيدٍ إماراتية، دماء سودانية: السؤال الذي يجب أن تجيب عليه بريطانيا

Traducido por Tlaxcala

Las recientes revelaciones del Guardian exponen un vínculo profundamente inquietante: equipos militares fabricados en el Reino Unido han sido rastreados hasta Sudán, en manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una milicia respaldada por los Emiratos Árabes Unidos (EAU), ahora acusada de genocidio en Al-Fashir, Darfur del Norte.

Este hallazgo no es teórico. Es una prueba material de que armas y equipos autorizados para exportación por el Reino Unido, vendidos originalmente a los EAU, han sido desviados para alimentar una guerra genocida contra civiles sudaneses. Las personas que hoy mueren bajo bombardeos y ataques con drones en Al-Fashir pueden haber sido asesinadas con herramientas fabricadas en Gran Bretaña.

Una cuestión de responsabilidad

Según el derecho internacional y las obligaciones del Reino Unido bajo el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA), el gobierno está obligado a garantizar que las armas británicas no se utilicen para cometer o facilitar crímenes de guerra. Sin embargo, ante las crecientes pruebas de transferencias emiratíes hacia las FAR, surge la pregunta:

¿Qué salvaguardias, si es que existen, ha establecido el gobierno británico sobre sus ventas de armas a los Emiratos Árabes Unidos?

Las investigaciones del Guardian [ver artículo siguiente], confirmadas por expertos de la ONU, revelan una cadena de complicidad: equipos británicos, reexportados o licenciados a través de los EAU, terminan en el campo de batalla de Darfur. Estas armas permiten la campaña sistemática de asesinatos, hambruna y limpieza étnica de las FAR.

Cuando la misericordia murió: la masacre en los hospitales de Al-Fashir

Dentro de la ciudad sitiada de Al-Fashir, el horror alcanzó su punto máximo. Todos los heridos y enfermos que se encontraban en el hospital saudí, las salas de primera clase, la universidad y los dormitorios fueron ejecutados a sangre fría por la milicia FAR respaldada por los EAU: al menos 460 personas asesinadas mientras aún estaban entre la vida y la muerte.

En una época en la que la humanidad ya no tiene lugar, la misericordia murió antes de que la medicina pudiera llegar.

Los hospitales cayeron en un silencio aterrador, roto solo por gemidos que se apagaron de repente.

Mientras tanto, continúan los ataques contra trabajadores humanitarios, incluidos miembros de la Cruz Roja, que sufren golpizas, humillaciones e intimidaciones bajo la supervisión de comandantes de las FAR que actúan con el pleno respaldo y dirección de Abu Dabi.

Estos actos forman parte de una estrategia deliberada para extinguir la vida, borrar testigos y castigar a quienes ofrecen ayuda.

Al-Fashir: una ciudad bajo la sombra británica

Hoy, Al-Fashir yace en ruinas. Más de 2.000 civiles han sido masacrados en pocos días —hombres, mujeres y niños— mientras imágenes satelitales muestran charcos de sangre manchando barrios que antes rebosaban de vida. Hospitales, centros de alimentos y refugios han sido bombardeados bajo un asedio deliberado dirigido por la milicia FAR y supervisado desde Abu Dabi.

Resulta inconcebible que, en 2025, un componente británico —un motor, un sistema de puntería o una unidad de comunicación— pueda desempeñar un papel en la aniquilación de todo un pueblo. Y, sin embargo, aquí estamos.

Preguntas al gobierno británico

Nosotros, la Unión de Darfur en el Reino Unido, exigimos respuestas inmediatas del Gobierno británico, en particular del Secretario de Estado de Defensa:

1.      ¿Qué mecanismos específicos de control del uso final existen para impedir la reexportación de armas británicas desde los EAU hacia terceros como las FAR?

2.     ¿Ha iniciado el Ministerio de Defensa o él de Asuntos Exteriores (FCDO) una investigación sobre las pruebas presentadas por The Guardian y las Naciones Unidas?

3.     ¿Suspenderá el Gobierno las licencias de exportación de armas a los EAU mientras se realiza una revisión independiente de los riesgos de desvío?

4.    ¿Qué rendición de cuentas se exigirá a las empresas británicas cuyos productos han llegado a actores acusados de genocidio?

El público tiene derecho a saber

No se trata solo de política exterior, sino de responsabilidad moral británica. El público británico tiene derecho a saber si su gobierno, consciente o negligentemente, ha facilitado el asesinato de civiles en Darfur.

Las víctimas de Al-Fashir no son anónimas: son maestros, niños, madres, personas comunes atrapadas bajo una lluvia de muerte financiada por intereses extranjeros y posible, en parte, por la falta de supervisión en el Reino Unido.

Un llamado a la acción

Llamamos al Parlamento, a la sociedad civil y a la prensa británica a exigir transparencia y rendición de cuentas.

La exportación de armas no debe convertirse en la exportación de atrocidades.

El Reino Unido no puede proclamarse defensor de los derechos humanos en el extranjero mientras sus armas acaban en manos de quienes cometen genocidio.

Unión de Darfur en el Reino Unido
Justicia, responsabilidad y protección de los civiles en Sudán

 ***

Equipamiento militar británico utilizado por una milicia acusada de genocidio encontrado en Sudán, según la ONU

Exclusiva: dos expedientes presentados ante el Consejo de Seguridad plantean interrogantes sobre la exportación de armas británicas a los Emiratos Árabes Unidos, acusados de suministrar armas al grupo paramilitar FAR.

Mark Townsend, The Guardian, 28/10/2025
Traducido por Tlaxcala

Mark Townsend es periodista senior de la sección Desarrollo global en The Guardian y autor de No Return: The True Story of How Martyrs Are Made.

Equipos militares fabricados en el Reino Unido han sido encontrados en los campos de batalla de Sudán, utilizados por las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar acusado de genocidio, según documentos vistos por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Se han recuperado sistemas de puntería para armas ligeras fabricados en el Reino Unido y motores británicos para vehículos blindados de transporte de tropas en lugares de combate, en un conflicto que ha provocado la mayor catástrofe humanitaria del mundo.

Los hallazgos han vuelto a generar escrutinio sobre las exportaciones de armas británicas a los Emiratos Árabes Unidos (EAU), país repetidamente acusado de suministrar armamento a las FAR en Sudán.
También plantean preguntas al gobierno británico sobre su posible papel en la intensificación del conflicto.

Meses después de que el Consejo de Seguridad recibiera material que indicaba que los EAU podrían haber suministrado equipos de fabricación británica a las FAR, nuevos datos muestran que el gobierno británico continuó aprobando exportaciones al Estado del Golfo de equipos militares del mismo tipo.

Los motores británicos fabricados específicamente para un tipo de vehículo blindado de transporte de tropas producido en los EAU también parecen haber sido exportados al emirato, a pesar de las pruebas de que esos vehículos habían sido utilizados en Libia y Yemen en violación de los embargos de armas de la ONU.

Imágenes muestran motores británicos procedentes de vehículos militares fabricados por Nimr, una empresa de los EAU, supuestamente recuperados de posiciones de las FAR en Sudán.
Foto SOPA Images / LightRocket

Los EAU han negado repetidamente haber brindado apoyo militar a las FAR.

Entrando en su tercer año, la guerra entre las FAR y el ejército sudanés ha dejado al menos 150 000 muertos, más de 12 millones de desplazados y casi 25 millones de personas enfrentando hambre aguda. Ambos bandos han sido acusados de crímenes de guerra y ataques contra civiles.

El equipamiento militar británico encontrado en Sudán aparece en dos expedientes, fechados en junio de 2024 y marzo de 2025, vistos por el Consejo de Seguridad.
Ambos fueron compilados por el ejército sudanés y afirman presentar “pruebas del apoyo de los EAU” a las FAR.

El hecho de que el Reino Unido haya seguido suministrando equipamiento militar a los EAU, a pesar del riesgo de que terminara alimentando el devastador conflicto en Sudán, ha provocado una profunda preocupación.

Mike Lewis, investigador y exmiembro del panel de expertos de la ONU sobre Sudán, declaró:

“La legislación británica y los tratados internacionales obligan al gobierno a no autorizar exportaciones de armas cuando exista un riesgo claro de desvío o de uso en crímenes internacionales.”

Los investigadores del Consejo de Seguridad han documentado en detalle el historial de una década de los EAU desviando armas hacia países bajo embargo o hacia fuerzas que violan el derecho internacional humanitario.

Lewis añadió:

“Incluso antes de esta nueva información sobre equipos británicos en Sudán, estas licencias nunca debieron haberse emitido, como tampoco a otros gobiernos responsables de armar el conflicto sudanés.”

Abdallah Idriss Abugarda, presidente de la Asociación de la Diáspora de Darfur en el Reino Unido, que representa a los sudaneses de esa región occidental, pidió una investigación:

“La comunidad internacional, incluido el Reino Unido, debe investigar urgentemente cómo se produjo esta transferencia y garantizar que ninguna tecnología ni armamento británico contribuya al sufrimiento de los civiles sudaneses. La rendición de cuentas y el control estricto del uso final son esenciales para evitar una mayor complicidad en estos graves crímenes.”

Un oficial del ejército sudanés inspecciona equipos incautados tras la captura de una base de las FAR en Salha, Omdurmán, el 26 de mayo. Foto Ebrahim Hamid / AFP


Las imágenes incluidas en los dos expedientes vistos por el Consejo de seguridad –del cual el Reino Unido es miembro permanente– sugieren que dispositivos de puntería británicos para armas ligeras fueron recuperados en antiguos emplazamientos de las FAR en Jartum y Omdurmán.

Aunque es difícil verificarlas sin metadatos o información precisa de geolocalización, varias fotografías llevan etiquetas que indican su fabricación por Militec, una empresa con sede en Mid Glamorgan (Gales), fabricante de sistemas de entrenamiento y puntería para armas ligeras.

Las bases de datos muestran que el gobierno británico concedió a Militec licencias de exportación a los EAU ya en 2013.

Nueva información revela que, entre enero de 2015 y septiembre de 2024, el gobierno británico emitió 26 licencias de exportación permanente de dispositivos de entrenamiento militar a los EAU en la categoría “ML14”, que cubre los productos de Militec.

Estas licencias fueron concedidas a 14 empresas, incluida Militec, pero el gobierno se ha negado a revelar qué licencias correspondieron a qué empresas.

Los documentos indican que el 27 de septiembre de 2024, tres meses después de que el Consejo de Seguridad recibiera imágenes que mostraban equipos de categoría ML14 en Sudán, el gobierno británico emitió una “licencia individual abierta” para exportar productos del mismo tipo a los EAU.

Este tipo de licencia permite al Reino Unido exportar cantidades ilimitadas de ese material durante toda la vigencia del acuerdo, sin necesidad de monitorear su destino final.

Para entonces, aumentaban las preocupaciones de que los EAU estuvieran armando a las FAR.

Nueve meses antes, en enero de 2024, un informe del panel de expertos de la ONU sobre Sudán, designado por el Consejo de Seguridad para supervisar el embargo de armas sobre Darfur, afirmaba que las denuncias de suministro de armas por parte de los Emiratos eran “creíbles”.

Un vehículo militar incendiado en el aeropuerto internacional de Jartum. Foto Giles Clarke / Getty Images

Años antes, el gobierno británico ya había recibido pruebas de que empresas con sede en los EAU podían representar un riesgo de desvío de accesorios para armas ligeras. Tres años antes, el Reino Unido había autorizado la exportación de visores nocturnos fabricados en su territorio a una empresa emiratí, los cuales fueron posteriormente adquiridos por combatientes talibanes en Afganistán.

Militec fue contactada pero declinó hacer comentarios, afirmando que todas sus exportaciones están autorizadas por las autoridades competentes del Reino Unido y que la empresa no ha cometido ninguna irregularidad.

Las imágenes incluidas en los expedientes vistos por diplomáticos de la ONU muestran también vehículos blindados de transporte de tropas Nimr Ajban, fabricados en los EAU por el Edge Group, un conglomerado armamentístico mayoritariamente estatal.

Una fotografía del documento de 2025 muestra la placa de datos de un motor de un vehículo Nimr con la inscripción “Made in Great Britain by Cummins Inc”, fabricado el 16 de junio de 2016 por una filial británica de Cummins, empresa usamericana.

En 2016, el gobierno británico ya sabía que los EAU habían suministrado vehículos Nimr a grupos armados en Libia y Somalia, en violación de un embargo de armas de la ONU.

Pruebas publicadas por el Consejo de Seguridad indican que los EAU entregaron vehículos blindados a las milicias llamadas Brigadas de Zintan en Libia en 2013.

No parece existir registro de licencias británicas que indiquen cuándo fueron exportados los motores británicos para los vehículos Nimr, ya que no están diseñados exclusivamente para uso militar y por tanto no requieren una licencia especial.

Vehículos blindados en la Exposición Internacional de Defensa de Abu Dabi, 2023. Foto Ryan Lim / AFP

Un portavoz de Cummins declaró:

“Cummins tiene una sólida cultura de cumplimiento, como lo demuestran los diez principios éticos establecidos en nuestro código de conducta empresarial.
Nuestro código cubre explícitamente el cumplimiento de las sanciones y los controles de exportación en todas las jurisdicciones donde operamos, y en algunos casos nuestras políticas van más allá de los requisitos legales.
Cummins tiene una política firme de no participar, directa ni indirectamente, en ninguna transacción con destinos bajo embargo de armas sin la autorización completa de las autoridades competentes.
Revisamos exhaustivamente todas las transacciones en defensa para evaluar los aspectos legales y de política, y bajo ese programa hemos obtenido regularmente las licencias de exportación cuando son requeridas, además de aplicar otras medidas de cumplimiento.
Con respecto a Sudán, revisamos todas nuestras transacciones pasadas y no identificamos ninguna operación militar en la que Sudán figurara como destino final.”

Un portavoz de la Oficina de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCDO) del Reino Unido afirmó:

“El Reino Unido cuenta con uno de los regímenes de control de exportaciones más rigurosos y transparentes del mundo.
Todas las licencias de exportación se evalúan por el riesgo de desvío a un usuario o uso final indeseado.
Esperamos que todos los países cumplan con sus obligaciones bajo los regímenes de sanciones de la ONU.”

Fuentes gubernamentales indicaron que las decisiones de concesión de licencias se toman caso por caso, y que el Reino Unido es consciente del riesgo de desvío al conflicto en Sudán, razón por la cual algunas licencias, incluidas las dirigidas a los EAU, han sido denegadas regularmente.