Lyna Al Tabal, Rai Al Youm, 25-11-2025
Original :
Black Friday في المنطقة: مجازر مجانية واغتيالات وعروض تصفية لا تنتهي
Traducido por Tlaxcala
En nuestra región, el “Black Friday” no tiene nada de comercial. Se manifiesta en una sucesión de masacres, asesinatos selectivos y violaciones continuas del derecho internacional. Y, una vez más, asistimos al mismo escenario repetido: la caída simbólica de la Resolución 1701, presentada durante años como “el único marco posible” para contener la escalada en el Líbano.
Un marco, sin embargo, vulnerado a diario: aviones
israelíes sobrevolando Beirut, humo de cohetes en el sur y un enemigo que
reorganiza en silencio su lista de objetivos. El asesinato del pasado domingo
en los suburbios del sur de Beirut ilustra, nuevamente, el colapso de este
frágil equilibrio.
Un expediente israelí cada vez más pesado en La Haya
Con cada nueva ofensiva, Israel añade una capa más a su
expediente ante los tribunales internacionales. Mientras su diplomacia intenta
esquivar las acusaciones de genocidio, las violaciones del alto el fuego se
multiplican, acompañadas de ataques y masacres que se acumulan como pruebas
contundentes. Estos crímenes no se desvanecen. Se sedimentan, se suman unos a
otros y conforman una verdad insoslayable: el tiempo no borra la impunidad, la
condena.
Cada asesinato, cada colonia, cada operación militar
nutre un expediente jurídico ya voluminoso. Y los procedimientos en curso en La Haya —tanto en
la Corte Internacional de Justicia como en la Corte Penal Internacional— no
prescriben; simplemente esperan. Algún día, la era de las protecciones
políticas llegará a su fin. Y entonces, augura la arriba firmante, muchos
dirigentes israelíes podrían acabar “en jaulas”.
Un declive internacional sin precedentes
La imagen de Israel en el mundo se deteriora aún más. Órdenes
de arresto siguen vigentes contra Benjamín Netanyahu y varios ministros
—Gallant, Smotrich, Ben Gvir, Katz—, obligándolos a evitar los países firmantes
del Estatuto de Roma. Es una situación inédita: dirigentes convertidos en
parias diplomáticos. Mientras tanto, las imágenes de soldados en Gaza, las
escenas de caos político en la Knéset y las manifestaciones globales que
denuncian a Israel como “un Estado genocida” moldean una reputación cada vez
más difícil de revertir.
Los procedimientos judiciales avanzan como una mancha de
aceite. Cada semana aparecen nuevos documentos, testimonios y cargos.
Una justicia interna desacreditada
El episodio más reciente lo resume todo: la exfiscal
militar israelí que intentó investigar violaciones de presos palestinos por
militares israelíes fue detenida. El mensaje es claro: Israel carece de un
poder judicial independiente, de voluntad para investigar y de capacidad para
juzgar a sus propios responsables. Para las instituciones internacionales, la
demostración es contundente: un Estado que encarcela a quienes intentan abrir
una investigación no puede presumir de un sistema judicial funcional.
Un cuadro coherente… y demoledor
Visto desde el exterior, el diagnóstico es inequívoco:
- un Estado acusado de genocidio ante la Corte Internacional de
Justicia;
- una clase política entera bajo órdenes de detención internacionales;
- un aparato judicial
que reprime a sus propios investigadores ;
- un ejército que comete asesinatos y masacres durante una tregua
considerada por la comunidad internacional como un paso hacia la paz.
Una coherencia delictiva tan clara que se convierte en
una causa irresistible para los tribunales internacionales.
La deuda de los crímenes
Recordemos una convicción profundamente arraigada en la
región: aquí no existen los finales. Los crímenes no desaparecen; dejan una
deuda larga, una marca que persigue a los Estados durante décadas. Los pueblos
no olvidan los nombres de sus masacres. Y, al multiplicar sus operaciones
militares, Israel ofrece cada semana nuevas pruebas a los jueces
internacionales.
Este “Black Friday” regional no es un episodio aislado: es
un ciclo continuo de violencia, impunidad y evidencias que se acumulan. Masacres
gratuitas, asesinatos selectivos, liquidaciones sin fin: así luce hoy la
verdadera temporada de rebajas en el Máshrek.


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