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15/01/2022

MARGOT WILLIAMS
Diario de Guantánamo

Margot Williams, The Intercept, 13/01/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

 

 Banksy, Guantanamo Bay, óleo sobre lienzo, 2006

Me pasé veinte años cubriendo el régimen de detenciones secretas de EE. UU. La tortura componía siempre el subtexto.

“Estados Unidos lleva a Cuba a detenidos encapuchados y con grilletes”, declaraba el titular del Washington Post el 11 de enero de 2002. Los periodistas que lo escribieron estaban sobre el terreno en Guantánamo y en Kandahar, Afganistán. Yo estaba en Washington, en mi escritorio de la redacción del Post, donde trabajaba como investigadora. Al leer la historia, una revelación ominosa se me quedó grabada: “Los 20 prisioneros, cuyas identidades no se han hecho públicas...”

Pasaría las dos décadas siguientes aprendiendo los nombres de esos prisioneros y cubriendo la historia del complejo de detención antiterrorista no tan secreto de Estados Unidos. Comenzó como un reto de investigación: descubrir los secretos de lo que algunos han llamado el “gulag estadounidense”. Más tarde, cuando cientos de “combatientes enemigos” sin nombre fueron llevados a la remota base naval de Estados Unidos en la costa sur de Cuba, seguí la historia a través del breve auge y el largo declive del ciclo de noticias de Guantánamo. Quería saber quién estaba detenido y por qué, y cuándo terminaría la “guerra contra el terrorismo”.

Reuní cajas de archivos y hojas de cálculo con datos, creando un tesoro de investigación sobre Guantánamo mientras cambiaba de trabajo y de ciudad. Por el camino, me encontré con otros reporteros e investigadores con hábitos similares y métodos dispares, todos ellos tratando de entender lo que estaba pasando allí.

Unos 780 hombres musulmanes han estado detenidos en Guantánamo desde 2002. Más de 500 fueron liberados durante el gobierno de Bush, unos 200 bajo el mandato del presidente Barack Obama, uno por el presidente Donald Trump y uno hasta ahora por el presidente Joe Biden. Muchos han sido repatriados, mientras que otros han sido trasladados a países que negociaron con Estados Unidos para aceptarlos. Nueve murieron bajo custodia. Treinta y nueve permanecen actualmente en Guantánamo. De ellos, se ha aprobado el traslado de 18 a otros países, incluidos los cinco aprobados por la administración Biden el martes.

En 2004 el Post adjuntó mi lista de detenidos y añadió mi nombre al titular de la página 1 de un artículo titulado “Guantánamo: una celda de detención en la guerra contra el terror”. Los reporteros Scott Higham y Joe Stephens habían visitado el enclave estadounidense en Cuba mientras yo permanecía en la redacción. Me trajeron de la tienda de regalos de Guantánamo una gorra de béisbol con el logotipo del Grupo Conjunto de Operaciones de Detención, conocido como JDOG (por sus siglas en inglés).

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14/09/2021

JORGE MAJFUD
¿Quiénes somos los (buenos, malditos) hispanos?

Jorge Majfud, 14/9/2021

Este artículo le fue solicitado directa e insistentemente al autor por un medio para celebrar el “Mes de la Herencia Hispana en Estados Unidos”, pero luego rechazado por “razones de adecuación”. El autor resumió las ideas de un encuentro virtual, el que tuvo lugar exactamente un año atrás y fue promocionado por el Instituto Cervantés de Estados Unidos; pese al reclamo del autor, el video de la conversación con otros destacados escritores y académicos nunca se hizo público. Debido a discrepancias con el criterio de la publicación, los colegas de la academia organizaron una jornada de desagravio del autor. 

El Mes de la Herencia Hispana fue creado por el presidente Ronald Reagan, como forma de expandir la misma idea del presidente Lyndon Johnson de una semana a un mes y comercializada por los grandes medios estadounidenses.  


Mural titulado "Mexican-American History & Culture in 20th Century Houston" de los artistas Jesse Sifuentes y Laura López Cano en el Parque Sam Houston, inaugurado en 2018 en Houston, Texas.

 La primera vez que visité Estados Unidos en 1995 debí llenar un formulario antes de aterrizar. En la sección “raza” escribí “sin raza”. Fue la primera vez en mi vida que leía semejante clasificación. Una década después, luego de viajar y vivir en medio centenar de países, volví para sentarme en un salón de clase. Con el tiempo, comprendí que había que jugar el juego: cuantos más “hispanos” marcan “hispano” en lugar de “blanco”, más fuerza política les reconoce el gobierno. La lógica es antigua: los grupos subalternos aceptan ser confinados a una cajita con una etiqueta conferida por el grupo dominante. Por compartir un idioma, una historia y una “otredad”, queriendo y sin querer, a mis cuarenta años me fui convirtiendo (entre otras cosas) en “hispano”.

Como todo grupo social, somos una invención, una construcción simbólica y política. 

De hecho, las calificaciones hispano latino son inventos del gobierno de Estados Unidos. Nada raro, considerando la obsesión racial que ha sufrido este país desde antes de su fundación. Como invento, somos una realidad y, como realidad, muchos quieren salir de la cajita, no por rebeldía sino por sumisión. Un “z” que necesita ser aceptado por el grupo A debe ser doscientos por ciento “a” para ser aceptado como un “casi-a”.

18/06/2021

Les presentamos a la OTAN, la peligrosa alianza “defensiva” que intenta dirigir el mundo


Jon Schwarz
, The Intercept, 15/6/2021 

Traducción del inglés por S. Seguí

Antes de colaborar con First Look Media, Jon Schwarz trabajó para Michael Moore y su productora Dog Eat Dog Films, y fue productor de investigación para el documental de Moore “Capitalism: A Love Story”. Sus trabajos han aparecido en numerosas publicaciones, entre otras New Yorker, The New York Times, The Atlantic, Wall Street Journal, Mother Jones y Slate, y ha colaborado con National Public Radio y “Saturday Night Live”. En 2003 se ganó una apuesta de 1.000 dólares a que Iraq no tenía armas de destrucción masiva.

La cumbre del lunes mostró de qué modo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha decidido que tiene una misión global abiertamente expansiva.

En una escala, la semana pasada, en su viaje a Bélgica para asistir a la cumbre de la OTAN del lunes, el presidente Joe Biden visitó una base de la Real Fuerza Aérea en el este de Inglaterra.[1] “En Bruselas”, dijo a la multitud reunida, “dejaré bien claro que el compromiso de Estados Unidos con nuestra alianza de la OTAN y con su artículo 5 es sólido como una roca. Es una obligación sagrada la que tenemos bajo el Artículo 5.”

Estas líneas iban dirigidas a un número ínfimo de seres humanos. Ciertamente, casi ningún usamericano tiene la menor idea qué es el Artículo 5 o lo que establece.

Pero las palabras de Biden fueron realmente significativas. El artículo 5 es una cláusula del Tratado del Atlántico Norte, el documento fundacional de la OTAN, que establece que cualquier ataque armado contra cualquier miembro de la alianza “se considerará un ataque contra todos ellos”.

He aquí el elemento central de cómo Estados Unidos dirige el mundo y pretende seguir dirigiéndolo en el futuro. También significa que si nos enfrentamos a la perspectiva de compartir el poder con otros –hoy en día esto significa principalmente China– podemos acabar destruyendo el mundo.

El Tratado del Atlántico Norte es también conocido como el Tratado de Washington, lo cual indica la mayor parte de lo que hay que saber sobre él. Se redactó en 1949, en una época en la que el poder de Estados Unidos era tan avasallador que podía simplemente dictar sus condiciones a sus aliados. La mayor parte de los escasos debates celebrados con los diplomáticos de otros países tuvieron lugar en secreto a lo largo de dos semanas en el Pentágono. Participó en su redacción un funcionario del Departamento de Estado, portador del delicioso nombre de Thomas Achilles, que más tarde afirmó que su jefe le había dicho: “No me importa si las alianzas enredadas han sido consideradas peor que el pecado original desde la época de George Washington. Tenemos que negociar una alianza militar con Europa Occidental en tiempos de paz y tenemos que hacerlo rápidamente.”

La justificación pública de la OTAN era que se trataba de una alianza defensiva necesaria para impedir que la Unión Soviética invadiera Europa Occidental. La justificación privada, tal y como la articuló Achilles, era algo diferente.

En ese momento Europa Occidental estaba devastada, postrada y desmoralizada y necesitaba urgentemente confianza y energía en su interior. Con los ejércitos soviéticos en la mitad de Europa, y todavía con toda su capacidad bélica, y con los partidos comunistas como actores políticos mayores en Francia e Italia, era igualmente fundamental contar con algo que suscitara el respeto soviético.

30/05/2021

Las nuevas normas del emperador

Medea Benjamin y Nicolas J.S. Davies, CODEPINK, 25/5/2021

Traducido por S. Seguí


Medea Benjamin es cofundadora de
CODEPINK for Peace y autora de varios libros, entre ellos Inside Iran: The Real History and Politics of the Islamic Republic of Iran.

Nicolas J. S. Davies es periodista independiente, investigador de CODEPINK y autor de Blood On Our Hands: the American Invasion and Destruction of Iraq.

El mundo ha asistido horrorizado a la última matanza israelí perpetrada en Gaza de cientos de hombres, mujeres y niños. Gran parte del mundo está asimismo conmocionada por el papel de Estados Unidos en esta crisis, toda vez que es este país quien ha proporcionado a Israel las armas destinadas a matar a civiles palestinos, en violación del Derecho estadounidense e internacional, y quien ha bloqueado repetidamente la acción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dirigida a imponer un alto el fuego o hacer que Israel rinda cuentas por sus crímenes de guerra.

En contraste con las acciones de Estados Unidos, en casi todos los discursos o entrevistas, el Secretario de Estado de ese país, Antony Blinken, sigue prometiendo mantener y defender el “orden basado en normas”. Pero nunca ha aclarado si se refiere a las normas universales de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, o a algún otro conjunto de normas aún no definido. ¿Qué normas podrían legitimar el tipo de destrucción que acabamos de presenciar en Gaza, y quién querría vivir en un mundo regido por ellas?


¡Israel tiene derecho a protegerse!
Los palestinos tienen derecho a...
¡Siguiente pregunta!
Cuestión palestina, por Pat Bagley, The Salt Lake Tribune, 20/5/2021

Hemos pasado ya muchos años protestando, por una parte, contra la violencia y el caos que Estados Unidos y sus aliados infligen a millones de personas en todo el mundo al violar la prohibición de la Carta de las Naciones Unidas contra las amenazas o el uso de la fuerza militar, y, por otra, siempre hemos insistido en que el gobierno de Estados Unidos debe cumplir con el orden basado en las normas del Derecho Internacional.

Pero incluso cuando las guerras ilegales de Estados Unidos y su apoyo a aliados como Israel y Arabia Saudí han reducido ciudades a escombros y han dejado a un país tras otro sumido en una violencia y un caos inextricables, los líderes estadounidenses se han negado a reconocer siquiera que las operaciones militares agresivas y destructivas de Estados Unidos y sus aliados violan el orden basado en normas de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

11/05/2021

Colombia, una democracia paramilitar



Jorge Majfud

Extracto del libro La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América latina (febrero 2021) 


I
Dos años antes del nacimiento de las FARC, en febrero de 1962 el teniente general William Yarborough promovió la idea de los grupos paramilitares “entrenadas de forma clandestina para la represión” en América Latina como forma de combatir a los nuevos grupos progresistas y a los activistas sociales sin involucrar ni a Washington ni a los ejércitos nacionales a los que financiaban, ni a los oficiales entrenados y adoctrinados en las escuelas militares de Virginia, Georgia, Panamá y en las propias escuelas militares de los países latinoamericanos. 



En Colombia, esta idea de “special forces” prendió rápidamente porque ya existía en la práctica y en la cultura rural desde las dictaduras de la primera mitad del siglo XX. Desde los años cuarenta, los hacendados financiaban sus propias milicias para extender sus territorios en nombre de la defensa de sus territorios y de la propiedad privada. Con un conocimiento limitado y chueco de El Bogotazo de 1948 que siguió al asesinato del carismático candidato Jorge Eliécer Gaitán, el general estadounidense Yarborough recomendó crear en Colombia “una estructura cívico-militar que pueda ser usada para presionar en favor de reformas a través de la propaganda anticomunista y, en la medida de lo posible, pueda ejecutar acciones paramilitares, sabotajes y actividades terroristas contra cualquier simpatizante comunista. Este plan debe ser apoyado por Estados Unidos”. A continuación, recomendó el envío de US Special Forces Trainers (Fuerzas Especiales de Entrenamiento de Estados Unidos) para facilitar una operación a largo plazo. Todo un éxito.