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14/07/2022

SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
Una nueva ruta para la restructuración del sistema internacional

Sergio Rodríguez Gelfenstein, 13/7/2022

La pandemia primero, y la guerra en Ucrania después, han hecho entrar al mundo en una acelerada dinámica de transformación y reconstrucción. La avalancha de eventos, acontecimientos y conflictos en el que se van produciendo posicionamientos de uno y otro actor, apunta a verificar que nos encontramos en un momento de mutación extrema del sistema internacional y la estructura que lo sostiene.


Muchos mundos en un mundo, por Ramiro Zardoya, Cuba

Tal vez en el futuro, cuando se intente señalar un momento y un lugar específico en el que formalmente se dio inicio a este quiebre, se señale la reunión ministerial del G20 realizada en Bali, Indonesia, los pasados 7 y 8 de julio como ese momento. Más allá de la fractura que produjeron ciertos hechos simbólicos propios de toda reunión multilateral, que en este caso se expresó en la inasistencia de los países miembros del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón)  a la cena que ofrecía la canciller de Indonesia Retno Marsudi  en su condición de anfitriona de la reunión, así como la negativa de ese mismo grupo de países a tomarse la foto de rigor dada la asistencia del canciller de Rusia, Serguei Lavrov, ocurrieron otras vicisitudes que podrían estar marcando una nueva ruta en el sistema internacional  .

Lo cierto es que, en la reunión, Estados Unidos no logró aprobar una resolución de rechazo a la operación militar de Rusia en Ucrania, lo que influyó directamente en que no hubiera declaración final del cónclave, dando inicio de esa manera a la partición del mundo –una vez más- en dos polos de poder. Vale decir que el G7 quedó en minoría en Bali como expresión de una tendencia mundial que se ha comenzado a manifestar.

Se están haciendo patente las repercusiones de las sanciones de Occidente a Rusia y las secuelas de la decisión de los países europeos y de Norteamérica de castigar económica y financieramente a sus pueblos, bajo la excusa de un necesario escarmiento a Rusia por no aceptar el “sistema internacional basado en reglas” propugnado por Estados Unidos y sólo aceptado por el 11% del planeta que se ha autodenominado “comunidad internacional”.

La confrontación de criterios que se manifiesta en escenarios como el del G20, dista mucho de aquellos en los que como el G7 y la OTAN, prima una supuesta unanimidad que en realidad es expresión de la imposición de Estados Unidos y la subordinación de las élites europeas que han decidido doblegarse ante Washington, anulando su condición de actores relevantes del sistema internacional. Otro tanto ocurre con Australia, Japón, y Canadá que han perdido todo tipo de presencia autónoma y soberana en el escenario internacional.

Vistas así las cosas, está emergiendo un sistema internacional novedoso que presagia la necesidad de renovación de su estructura. Parecen lejanos aquellos días, en los que los deportistas rusos eran excluidos de ciertas competencias. De la misma manera, rememoramos con estupor los intentos de hacer desaparecer la contribución que artistas o intelectuales rusos como Tchaikovsky, Chejov o Dostoievski hicieron a la cultura. Incluso recordamos ahora la estupidez que expone el hecho de que hasta los gatos rusos fueron excluidos de cualquier competencia internacional. Pero no, no ha pasado mucho tiempo, solo 4 meses desde que la barbarie neonazi apoyada por Occidente ha puesto en evidencia que desde 2014 se propuso utilizar a Ucrania como modelo para su restauración, incluso apoyando a fuerzas neonazis que siguen el ideario fanático de Hitler, Bandera y otros.

28/04/2022

SERGIO RODRIGUEZ GELFENSTEIN
Stoltenberg y Noruega: talante guerrerista e hipocresía total


 Sergio Rodríguez Gelfenstein, 27-4-2022

Cuando a algún escultor se le ocurra hacer una estatua a la hipocresía política en materia internacional, sin duda alguna el modelo a usar es Noruega. El país escandinavo por una parte acoge negociaciones y diálogos en los que supuestamente actúa como mediador y entrega anualmente el Premio Nobel de la Paz, al mismo tiempo que como miembro de la OTAN participa de todas las tropelías que se le antoje hacer a Estados Unidos en cualquier lugar del planeta, sembrando guerra, destrucción y muerte.
En relación al Premio Nobel de la Paz, más allá de la real valía que tengan algunos de sus ganadores, todo el mundo sabe que su concesión se debe a cálculos políticos que redunden en la inserción de Noruega y su política exterior en el planeta. En decir, el premio puede ser usado como ariete de la política agresiva de Europa y de la OTAN. Si no, ¿cómo entender que le haya sido entregado a connotados asesinos causantes del dolor de millones de personas? En este sentido se puede señalar la ignominia que significa que la paz sea relacionada por ejemplo con Teodoro Roosevelt, Henry Kissinger, Menachem Begin, Frederik de Klerk, Isaac Rabin, Shimon Peres, Barack Obama, y Juan Manuel Santos entre otros. En este último caso, el cálculo político llegó a tal nivel que incluso contrariando la propia práctica del Premio, no se le entregó a las dos partes negociadoras, sino solo a una de ellas. Sólo la ignominia de Noruega puede hacer posible tal despropósito.


24 de febrero de 2022: El Ayuntamiento de Oslo se ve iluminado con los colores de la bandera ucraniana después de que Rusia lanzara la operación militar contra Ucrania

Hay que recordar que en este ámbito el testamento de Alfred Nobel estableció que se debía constituir “…un fondo cuyo interés se distribuirá cada año en forma de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y para la celebración o promoción de procesos de paz”. El premio se le debería entregar solo a aquellos que se han consagrado siempre a favor de la promoción de la paz, no a los que hacen la guerra y cuando son derrotados o no logran vencer al enemigo, se ven obligados a la negociación como consecuencia del repudio que sus acciones imponen a la mayor parte de los habitantes del planeta.

La razón por la cual Noruega y la Fundación Nobel han transformado el premio en un instrumento político tal venga dada por la venta de sus activos al sector petrolero, según fue anunciado por el nuevo director de la organización con sede en Estocolmo, Vidar Helgesen en una entrevista con la radio sueca SR. Con esta decisión, la Fundación Nobel continúa “vendiéndole su alma al diablo” toda vez que desde hace varios años mantiene de forma indirecta participaciones en la industria armamentista, la del tabaco y la de energías no renovables, contraviniendo el propio testamento de Nobel y el espíritu del Premio.

Como expresión prístina de su voluntad guerrerista, Noruega ha enviado a Jens Stoltenberg, a asumir la secretaría general de la OTAN, la organización terrorista más grande del mundo. En la preparación del actual conflicto político, militar, económico y diplomático que la OTAN ha desatado en Europa, Stoltenberg ha llevado la voz cantante desde su propia gestación.


 Alexander Gorborukov, Regnum

Ya en junio del año pasado en una entrevista para el periódico dominical alemán Welt am Sonntag, azuzando el conflicto global, Stoltenberg anunciaba que veía en la cooperación entre China y Rusia una amenaza para Occidente y un serio desafío para la OTAN. Ante ello, la respuesta del noruego iba encaminada a fortalecer la cooperación con los países de la región del Pacífico, agregando que el ascenso de China representa «un cambio fundamental en el equilibrio de poder global». En tal sentido, adelantaba que en relación a Rusia, la OTAN se proponía continuar con su estrategia de «contención y diálogo”. ¡Vaya diálogo!

Esta decisión hace evidente la disposición de la OTAN de expandirse en todo el mundo, en primera instancia acercándose amenazadoramente a las fronteras rusas pero también extendiendo su presencia en otras regiones del planeta como el Asia- Pacífico y América Latina y el Caribe.

En este ámbito, en diciembre de 2021 durante una visita del presidente de Ucrania Vladímir Zelenski a Bruselas, Stoltenberg afirmó que la Organización del Tratado del Atlántico Norte continuaría su expansión hacia el este, pese a las protestas de Rusia, recordando además que esa Alianza había invitado a Macedonia del Norte y Montenegro a formar parte de la organización.

En la misma lógica, el 5 de abril pasado, el noruego, durante una conferencia de prensa reclamó a la Alianza la necesidad de ampliar la cooperación con sus socios de la región Asia-Pacífico, bajo el argumento de que China no había condenado la operación militar de Rusia en Ucrania.

De la misma manera, la OTAN hizo presencia en América Latina y el Caribe, ya no solo a través de la ocupación ilegal de las islas Malvinas donde ha introducido armamento nuclear, también a través de la designación de Colombia, primero como socio extra continental de la Alianza en 2017 y más recientemente desde diciembre de 2021 como socio global lo que le concede al gobierno del país latinoamericano un aval para seguir violando los derechos humanos, mantener la impunidad respecto de los asesinatos y masacres cotidianas contra líderes sociales, promotores de derechos humanos y ex combatientes acogidos al acuerdo de paz; así como también hacer un trabajo de zapa para destruir la integración latinoamericana y caribeña violando el acuerdo tomado en enero de 2014 en la II Cumbre de la CELAC en La Habana en la que se declara a América Latina y el Caribe como zona de paz. Igualmente, en tal condición, el gobierno colombiano lanzando mensajes a sus amos del norte, ha derrochado todo tipo de retórica anti rusa a fin de “buscar un rinconcito en sus altares” como dice Silvio.

Esta decisión es expresión clara de la doblez y falsedad noruega que, por un lado actuó como “facilitador” de las conversaciones entre el gobierno de ese país y la guerrilla de las FARC, al mismo tiempo que le concede una fianza a esa misma administración a fin de que Colombia se transforme en el principal instrumento para desatar agresiones militares y generar conflictos regionales de acuerdo a los intereses de Estados Unidos y la OTAN. De esta manera se sigue la tradición iniciada por Juan Manuel Santos quien como ministro de defensa ordenó una invasión militar a Ecuador en 2008 para después recibir el Premio Nobel de la Paz en 2016, como presidente.

En una reciente entrevista Stoltenberg afirmó que la OTAN nunca había hecho una promesa de expansión hacia el este. Pero la revista alemana Der Spiegel en su edición del pasado 18 de febrero dio a conocer un documento confidencial que confirma que la OTAN incumplió las promesas de no expandirse. La revista calificó como “cuestionable” la versión de Stoltenberg.

En el documento hallado en los Archivos Nacionales Británicos por el politólogo estadounidense Joshua Shifrinson se dan detalles de la reunión mantenida entre los cancilleres de Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Francia en la ciudad alemana de Bonn el 6 de marzo de 1991 en la que se trataron cuestiones de la seguridad de Polonia y otros países de Europa del Este. En el escrito se señala que hubo unanimidad en acordar que la pertenencia a la OTAN de los países europeos del este era “inaceptable”

En otra reunión anterior, celebrada en 1990 en la que participaron la República Federal de Alemania (RFA), la República Democrática Alemana (RDA), Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos a fin de debatir el acuerdo final con respecto al futuro de Alemania, que fue firmado en Moscú a finales de ese año, las partes expresaron que la expansión de la coalición debía ser limitada.

Por su parte, el gobierno alemán fue explícito al explicarle a la Unión Soviética que la OTAN no se extendería ni formal ni informalmente hacia el este», según palabras del representante de Estados Unidos en el cónclave, Raymond Seitz, según cita el documento dado a conocer por Der Spiegel.

La información se agrega a la obtenida de otros archivos clasificados en las que se asegura que el entonces Secretario de Estado estadounidense, James Baker, dio a su homólogo soviético, Eduard Shevardnadze, «garantías firmes» de que «la jurisdicción o fuerzas de la OTAN no se moverían hacia el este». En una visita a Moscú en febrero de 1990, Baker fue aún más explicito al afirmar que la alianza no se movería «ni una pulgada hacia el este». Un día después, el 10 de febrero. el propio Helmut Kohl, canciller federal de Alemania, repitió la misma promesa a Gorbachov al afirmar que: «Creemos que la OTAN no debería expandir la esfera de su actividad. Tenemos que encontrar una solución razonable. Entiendo correctamente los intereses de seguridad de la Unión Soviética».

Alexander Gorborukov, Regnum

De todo lo anterior se desprende que el funcionario noruego ha mentido impunemente a fin de desarrollar la política agresiva y expansiva que caracteriza la OTAN y que ha sido la causante directa del actual conflicto en Ucrania.

El apoyo de la OTAN a Ucrania a fin de provocar a Rusia y desatar una guerra a la que Moscú se adelantó, viene desde hace tiempo. El mismo Stoltenberg, durante una rueda de prensa un día antes de la reunión de los jefes de Estado de la alianza belicista reconoció que: «Los aliados de la OTAN han entrenado a decenas de miles de tropas ucranianas desde 2014”. Así mismo para que no hubiera dudas de su proyecto expansionista e intervencionista durante su intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero de este año, en un burdo intento de amedrentar a Rusia y al mundo, aseguró que el presupuesto de la Alianza Atlántica aumentó en 270.000 millones de dólares desde ese mismo año 2014, casualmente cuando se concretó el golpe de Estado occidental en Ucrania..

Mientras engaña con una supuesta vocación pacifista, de la mano de la OTAN Noruega se prepara cotidianamente para jugar un rol protagónico en las guerras que la Alianza prepara en todo el planeta, sobre todo asumiendo su misión como flanco meridional de la OTAN y país europeo con mayor cantidad de kilómetros de frontera con Rusia.

En este marco, esa alianza está dislocando blindados, artillería y equipo logístico dentro de las cuevas de Noruega, según informó el coronel William Bentley, de la Marina estadounidense quien afirmó que: “Cualquier equipo desplegado con anticipación reduce costos y a su vez acelera nuestra capacidad para apoyar las operaciones en momentos de crisis, por lo que podemos empezar a prepararnos para usar el equipo, que ya está listo, y responder a cualquier crisis que pudiera existir”. Este complejo de cuevas que la OTAN utiliza desde 1981 está compuesto de 100 empleados noruegos y estadounidenses, y contiene suficiente equipo para apoyar a 15.000 miembros del Cuerpo de Marines, según Magnus Nordenman, director de la Iniciativa de Seguridad Trasatlántica del Consejo del Atlántico en Washington.

En la continuación de su actividad guerrerista, Noruega envió 4.000 misiles antitanque y varios tipos de equipos de protección y otros equipos militares a Ucrania. De la misma manera el pasado miércoles 20 de abril, el propio ministro de Defensa de Noruega, Bjørn Arild Gram anunció la decisión de su gobierno de proporcionar a Ucrania el sistema de defensa aérea Mistral. En un comunicado de ese despacho se informó que cerca de 100 misiles ya han sido enviados a Kiev.


El noruego Tom Torendal de Tromsø está detrás de un grupo de Facebook que ayuda a las personas que quieren alistarse en la Legión Extranjera de Ucrania.

He aquí la perla que establece la calaña de estos sujetos y de ese gobierno: en el comunicado, el despacho de defensa hace saber que: las Fuerzas Armadas de Noruega planean reemplazar este tipo de defensa aérea, y por lo tanto, su suministro a Ucrania «no tendrá un impacto importante en la capacidad operativa nacional». El “regalo” de Noruega a Ucrania se verifica porque –según el mismo comunicado: «El misil será eliminado gradualmente por las Fuerzas Armadas de Noruega, pero sigue siendo un arma moderna y eficaz que será de gran beneficio para Ucrania”. Es decir que envían a Ucrania un armamento que ya no usan y que están desechando.

En otro ámbito, en la expansión del área de conflicto, el 23 de abril la fragata Fridtjof Nansen de la armada noruega arribó al puerto de Trieste en Italia formando parte del grupo de ataque de la Marina estadounidense liderado por el portaviones de propulsión nuclear Harry S. Truman, después de realizar maniobras navales en la zona norte del mar Adriático

Resulta curioso este desenfrenado despliegue de recursos de las fuerzas armadas noruegas, cuando solo hace cuatro meses atrás, en enero de este año el ejército de ese país comenzó a obligar a su personal, tanto hombres como mujeres, a devolver la ropa interior usada cuando terminan su servicio militar, según informó la Corporación de radiodifusión estatal noruega (NRK, por sus siglas en noruego). De esta manera, el Alto Mando de esa institución le pidió a los militares que, una vez finalizado su servicio, devolvieran —además del equipo— los calzoncillos, pantaletas, sostenes y calcetines proporcionados para que sean lavados y reutilizados por los nuevos reclutas. He aquí la actitud miserable de un gobierno y unas fuerzas armadas que impone restricción es absurdas a sus soldados mientras derrocha miles de millones de dólares en armas haciendo guerras por todo el mundo a la cola de Estados Unidos. Eso no lo hace ni las fuerzas armadas del país más pobre del mundo, por elemental respeto a la dignidad humana.

Pero, como era de esperar, todo lacayo tiene su premio. El gobierno de Noruega ha decidido designar a Stoltenberg para el cargo de gobernador de la Junta Ejecutiva del banco central del país, encargo que asumirá al finalizar su mandato en la Alianza Atlántica el próximo 30 de septiembre. ¡Sálvese quien pueda!

Mejor el banco central que la emergencia (juego de palabras)
Kostas Koufogiorgos

10/04/2022

FAUSTO GIUDICE
Bucha, una Timişoara del siglo XXI

  Fausto Giudice, 9/4/2022

El 1 de abril de 2022, el alcalde de Bucha, un barrio residencial de 36.000 habitantes al noroeste de Kiev, anuncia que la ciudad fue "liberada" la víspera del 31 de marzo de los ocupantes rusos. Al mismo tiempo, la policía ucraniana anunció que había lanzado una caza de "saboteadores" y "agentes rusos disfrazados de civiles". El 2 de abril, el abogado ucraniano Ilya Novikov publicó en su página de Facebook un vídeo de una página ucraniana de Telegram, de un minuto y nueve segundos de duración, en el que se veía un convoy de vehículos blindados ucranianos avanzando por una calle de Bucha. Se pueden contar doce cuerpos, uno de los cuales tiene las manos atadas a la espalda con una venda blanca.

En las horas siguientes, toda la "socialmediasfera" y luego los medios de comunicación dominantes se volvieron locos. "Los rusos cometieron crímenes de guerra en Bucha, masacraron a 300 civiles". Nadie ha visto los 300 cuerpos. Algunas fotos muestran bolsas negras que supuestamente contienen cuerpos. Queremos creer que contienen cadáveres, pero esto no nos dice cuándo y cómo murieron.  Las fotos y los vídeos se suceden en un caos total: el mismo cuerpo aparece en diferentes fotos en diferentes lugares. Los cuerpos aparecen, desaparecen y reaparecen con diferentes detalles. Algunas fotos muestran cuerpos con las manos atadas a la espalda, otros con brazaletes blancos en los brazos. Durante el mes en que las tropas rusas ocuparon Bucha y sus alrededores, se animó a los civiles a llevar brazaletes blancos para demostrar que eran civiles no hostiles. Los civiles, militares y paramilitares ucranianos llevaban brazaletes azules. Así que los militares rusos, según la narrativa dominante, mataron a civiles que no les eran hostiles. Así que están tan locos como su líder, Putin, el Gran Satán de 2022.

 Después y al mismo tiempo que los medios de comunicación y las redes sociales, los políticos entraron en el baile: Joe Biden, Ursula von der Leyen, Josep Borrell, todos denunciaron el "crimen de guerra de Bucha". Rusia se vió prohibir de hablar y votar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Zelensky, el "servidor del pueblo", el eterno héroe de un culebrón sin fin, pide un "Tribunal de Nuremberg para Putin". Y por último, aquí está el propio Papa, en una escena digna de Nanni Moretti, blandiendo y besando una bandera ucraniana "de la ciudad martirizada de Bucha", durante una ceremonia en la que regala huevos de Pascua a los niños ucranianos. Ningún medio de comunicación que publicó fotos o vídeos de la escena explicó lo que estaba escrito en la bandera: “Cuarta Centuria Cosaca de Maidan”. La centuria ("sotnya") era la unidad básica de las tropas cosacas en los distintos ejércitos en los que servían. Durante lo que Radio Free Europe bautizó como el “Euromaidán” de 2013-2014, el servicio de orden organizado por el político Andriy Parubiy, inicialmente neonazi y después veleta, se estructuró en grupos con nombres tan poéticos que evocaban el "pasado glorioso" ucraniano, es decir, la lucha contra, el "judeo-bolchevismo".

Hasta aquí llegó Bucha. ¿Por qué Bucha? ¿Porque en inglés, Bucha evoca inevitablemente butcher, “carnicero»? ¿Pero quién sería el carnicero jefe de Bucha? Hay dos tesis opuestas: Azatbek Asanbekovich Omurbekov y Serhii Korotkykh.

06/04/2022

JORGE MAJFUD
Russia y la OTAN: el juego más peligroso del mundo


Jorge Majfud, 5/4/2022
Audio

Mientras por un lado los grandes medios de todo el mundo reproducen sin cesar las horrorosas imágenes de cientos de cadáveres desparramados en Bucha, Ucrania, por el otro atizan el fuego de una escalada bélica que puede llevarnos en meses al holocausto nuclear.



"¡Morid, cerdos imperialistas!"-Tasos Anastasiou, Grecia

Sea quien fuese quien cometió esa matanza (parece que lo más probable es que hayan sido los soldados rusos) quedará en los anales de la historia como un crímen imperdonable. Pero creo que el humo no deja ver el horizonte. No se ve de dónde venimos y, peor, no se ve a dónde vamos. Aunque lo he repetido en diferentes medios desde mucho antes de la guerra, equivocado o no, voy a insistir sobre esos dos lados del camino que el fuego no deja ver.

Comencemos por una pregunta simple y más inmediata: en lugar de continuar el inacabable, peligroso y conocidamente inútil juego de las sanciones arbitrales, ¿por qué no se imponen la obligación de negociar una resolución al conflicto entre Russia y la OTAN de una buena vez y antes de que sigan muriendo inocentes?

Una solución razonable sería la disolución de la OTAN a cambio de la retirada de Rusia de Ucrania, pero eso sería tachado de radical. Los dueños del negocio no negocian.

Hay muchas otras opciones, como la más obvia y pragmática, es decir, el estatus de neutralidad de Ucrania (con autonomía provincial del Dombas), que es por donde se debió comenzar en lugar de provocar a Rusia con integrar a Ucrania a la OTAN y desplegar misiles a cuatro minutos de Moscú.

La neutralidad o no membrecía de la OTAN ha sido desde siempre el caso de Austria, Finlandia, Suecia y otros países vecinos, algunos de los cuales acaban de manifestar la posibilidad de unirse a la OTAN, demostrando por dónde va el negocio de los viejos mercaderes de la guerra y demostrando, una vez más, que no sólo en América latina la lucha contra el comunismo no era otra cosa que la excusa perfecta para mantener el predominio geopolítico y proteger los intereses corporativos, de clase y de capitales.

¿Qué pretenden, aparte de expandir la militarización más y más en un mundo, ahora que se le ha acabado la excusa del comunismo y, más recientemente, del terrorismo islámico, el que solo en Afganistán dejó ocho billones de dólares de ganancias a las grandes empresas especializadas en “seguridad”?

¿Piensan que una Rusia rodeada por esa organización anacrónica y mafiosa de la OTAN haría de Europa y del mundo un lugar más seguro?

Hay que estar bajo los efectos del alcohol para olvidar que estamos hablando de una de las dos superpotencias atómicas e imaginar semejante estupidez. O semejante maldad del crimen organizado. Si realmente se tratase de “seguridad”, si realmente fuesen sinceros en eso de “el derecho a defenderse” que tienen los países, nunca hubiesen intentado quebrar este orden que, a juzgar por la guerra en curso, no ha hecho al mundo más seguro, sino todo lo contrario. Mucho menos a Ucrania.

Claro que quienes tienen ese poder de negociar no están siendo salpicados con la sangre de rusos y ucranianos sino, por lo contrario, están haciendo su negocio, por lo que tal vez le lleve unas semanas, sino meses, dejar de caer lágrimas de cocodrilo sobre el whisky y ponerse a negociar en serio.

13/03/2022

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ
Disputas geopolíticas, alianza ruso germánica, OTAN e invasión à Ucrania

 Luis E. Sabini Fernàndez, 11-3-2022

La invasión de Rusia a Ucrania en este mes de marzo 2022 ha desatado una serie de mecanismos mentales, ideológicos, entre los que no somos protagonistas de semejante situación.

Enumerando: deshistorización sistemática, movida del tablero geopolítico, pensamiento doble (dejemos a un lado el maniqueísmo, por intelectualmente penoso), campañas contra el intervencionismo y un largo etcétera.

 

Personas con antorchas y banderas nacionalistas del partido político ultranacionalista de extrema derecha Svoboda durante un mitin de varios partidos nacionalistas para conmemorar el 112 cumpleaños de Stepan Bandera, en Kiev, Ucrania, en enero de 2021 FOTO: SERGEY DOLZHENKO EFE

DESHISTORIZACIÓN SISTEMÁTICA

El 99 % de los análisis, abordajes, se remonta a lo sumo hasta 2014… al cambio de mano de la península de Crimea, la proclamación de las repúblicas rusoparlantes de Lugansk y Donetsk en la zona del Donbass. Ignorar todo el período soviético (1919-1991) es de una superficialidad o imposible de adoptar.

En tiempos zaristas, con un imperio ensanchándose (en Europa hacia el oeste y en Asia hacia el este), se hablaba de la Madre Rus, o Gran Rus, la Pequeña Rus  o Ucrania y la Rusia Blanca (Bielorrusia). La primera capital imperial fue entonces Kiev.

Hay entonces un denominador común, lo ruso, que es mucho más intenso que el habitual entre naciones distintas o diferenciadas.

A principios del Siglo XX, diversas expresiones políticas ucranianas resistieron el avance bolchevique. Un país muy campesino. Difícil compatibilizar esa realidad campesina y el proyecto proletarista.  Por eso, cuando el nazismo inicia su invasión a la Unión Soviética, en muchas partes de Ucrania no fueron resistidos sino al contrario bienvenidos (allí podría estar el origen histórico de cierta afinidad con la extrema derecha racista en sectores de la población ucraniana).

¿Por qué los nazis podían contar con aliados entre eslavos, siendo su racismo purificador tan hostil ante “razas humanas inferiores” (como suponían la de eslavos)?

El estalinismo produjo estragos en la población, campesina ucraniana. Holodomor. Se estima que millones de ucranianos morían literalmente de hambre mientras los comisarios soviéticos requisaban hasta la última taza de harina, para mayor gloria del proletariado, es decir de ellos mismos y su claque bolchevique.

Saqueados, hambreados, asesinados (si presentaban resistencia a perder su única vaca o la reserva de alimentos para el invierno), los ucranianos sobrevivientes recibieron a los nazis como “salvadores”.

Los nazis, en plena expansión –todavía no habían llegado a Stalingrado y comenzado el principio del fin− pudieron incluso denunciar las fosas colectivas que descubrieron a su paso, que no eran las que ellos todavía no habían empezado a hacer sino las que habían dejado los bolcheviques a su paso con la implantación de la  “colectivización forzosa” de 1929 y las hambrunas de la década del ’30 que constituyeron su herencia, ésa también forzosa.

De esa época viene, sin duda, cierta afinidad de población ucraniana con Lado Derecho, Maidan, Destacamento Azov, con el nazismo o cierto racismo étnico.

Porque en Ucrania se repite lo que ha pasado en tantas y tan diversas sociedades: ante las injusticias más flagrantes, hirientes, surge una rebeldía. Incluso una rebelión. Si ese movimiento, psíquico, de una población, que generalmente encarna en una ideología o política justiciera, igualitarista, de rechazo frontal a los privilegios; lo que se califica generalmente de izquierda, falla, porque se revela lo opuesto a lo que predica, entonces, una próxima oleada de insatisfacción profunda, un nuevo movimiento de rechazo social, no vendrá por el lado del igualitarismo, del democratismo, desde la izquierda, sino desde sus opuestos; movimientos autoritarios, radicales, sí,  pero verticalistas, racistas.

La prédica socialista derivó en la URSS, pero también en Ucrania, a la velocidad del rayo, en “almacenes para bolcheviques” que convertían a estos últimos en los únicos que podían comer regularmente, dada la brutal crisis alimentaria que produjo la propia implantación del “nuevo orden” sumada a la escasez ya tradicional de alimentos que castigaba antes a las capas más desguarnecidas. Y esto significó inmediatamente que los más rápidos, los más oportunistas, también se hicieran bolcheviques trastornando el sentido originario, las aspiraciones iniciales.

Esa historia “interna” de la URSS hay que integrarla, secuencialmente, con la segunda posguerra. De allí, sale EE.UU. como poder omnímodo. Sin embargo, en un primer momento se habla de otro triunfador, también: la URSS. El sistema cuatripartito que se estableció entonces, y se corporizó en la ocupación de Alemania por 4 sectores: EE.UU., Rusia, el Reino Unido y Francia. El R.U., un poco a su pesar (pero no demasiado; reconocía una estirpe) concedía el puesto de mando a su vástago y sucesor; EE. UU.

Francia, en cambio, defendió un europeísmo que resultò inconducente porque Europa había entrado en una dependencia, hasta hoy irreversible, de EE.UU.

La URSS figura entonces como una de las dos superpotencias (durante la mayor parte) del s XX. Convertida en potencia nuclear, la URSS asignará a dos de sus repúblicas constituyentes el armamento nuclear: Rusia y Ucrania.

Con el colapso soviético y el consiguiente ascenso a superpotencia única de EE.UU., todo el andamiaje “internacional” que EE.UU. creara a su servicio, la ONU, como en su momento la Sociedad de las Naciones quiso ser la caja de resonancia de la pax britannica (1919-1946), tuvo a su vez un socio principal inesperado; la URSS.

La ONU (California, 1945, sin fecha de vencimiento por ahora) tuvo así un Consejo de Seguridad o Ejecutivo con aquellos ganadores del teatro europeo; EE.UU., Rusia, Reino Unido y Francia) más China, que era la gran presencia del Este en la flamante red internacional.

China era entonces algo muy distinto a la actual, porque gobernaba un régimen occidentalista, anticomunista. Pero en 1949, ese gobierno pierde el control del 99 % del territorio y queda reducido a la isla de Taiwan e islotes adyacentes, y los “Cuatro Grandes” no tienen más remedio que zurcir el tablero mundial, dejando a Taiwan como China nacionalista fuera del Consejo de Seguridad, incorporando a la cúspide a  la República Popular China, convertido ese Consejo así en quinteto (décadas más tarde, Taiwan, la República de China) será expulsada de la ONU, sumándose así a las naciones parias no reconocidas en la ONU (y siendo entre ellas –la nación saharaui, el Tibet, los abjasios− la de mayor tamaño poblacional, con sus más de 20 millones de habitantes).

Ahora bien, el tablero mundial, zurcido, se vuelve a rasgar con el colapso soviético. Y entonces, aparece una Ucrania independiente (formalmente libre de todo poder extranjero). “Granero de Europa”. Una tierra fertilísima, de las mejores de Europa, 40 millones de habitantes, potencia regional. El ideólogo del eje anglonorteamericano, Samuel Huntington, en sus planes para mantener esa supremacía, señalará a Ucrania (y otras naciones de porte mediano-grande, como Turquía) como naciones “partibles”, fracturables. En el caso ucraniano, el período soviético hizo de esa tierra un oeste favorable a Europa y un este más ligado a Rusia. Pero esta fractura viene de antes de la misma URSS por cuanto a grandes rasgos esas mismas configuraciones caracterizaron los asentamientos católicos al oeste y los ortodoxos, al este.

Sin tener en cuenta esa historia, “nuestro” presente es incomprensible.

09/03/2022

LUIS CASADO
Las consecuencias económicas de la guerra

 Luis Casado, 8-3-2022

"¡Qué la guerra económica es linda!" es el título de un libro del inolvidable Bernad Maris. Guerra económica en la que los soldaditos de plomo somos los pringaos. Las multinacionales cuidan la caja y el lucro. Las grandes potencias dirigen las operaciones militares. Desde ese punto de vista, nada ha cambiado. Las consecuencias para el personal serán atroces, dice Luis Casado.


Si piensas que el título de esta parida fue inspirado por el célebre texto de John Maynard Keynes “Las consecuencias económicas de la paz” (1919) tienes toda la razón.

Keynes no se fue por la ramas, aun cuando sus posiciones no le ganaron amigos ni en el aparato burocrático británico ni entre los numerosos ‘halcones’ partidarios de guerras en las que nunca participan.

Keynes, decidido partidario de la Paz, escribió que el Tratado de Versalles firmado al concluir la I Guerra Mundial (28 junio 1919), no sería sino el fértil terreno del nazismo y el embrión de una nueva guerra. Poco más tarde, la llegada al poder de Adolf Hitler y el estallido de la II Guerra Mundial vinieron a corroborar la certera intuición del gran economista.

Desde luego hubo (hay) opiniones opuestas. Como la de dos economistas franceses, Antoine Parent y Gilles Vergnon, que en el año 2021 se preguntaron “¿Hay que desacralizar al ídolo?” (Revue de l’OFCE, 171, 2021/1).

En su artículo escriben:

“En efecto, revisitamos la lectura canónica y angélica de la obra y la confrontamos, en especial, a una lectura caída en el olvido, la de Étienne Mantoux, que subrayaba en 1946 las aporías y peligros del texto de Keynes. ¿Hace Keynes en The Economic Consequences of Peace (1919) una lectura premonitoria del nazismo o su texto le sirvió a Alemania de pretexto para no pagar el monto de las reparaciones? ¿Keynes (1919) es el vocero del pacifismo o el inspirador de la conciliación y del derrotismo que facilitó el rearme de la Alemania nazi entre-las-dos-guerras?”

Si uno comprende bien, el culpable de la II Guerra Mundial fue John Maynard Keynes, que fue además un pinche traidor a los intereses de la corona británica. ¿Qué hacía James Bond?

(Dicho sea de paso, en 1919 un Canciller socialdemócrata, Friedrich Ebert, aplastó la Revolución de Berlín que le puso fin al Imperio y creó la República, masacrando alegremente el movimiento obrero alemán. Ebert hizo asesinar a sus ex compañeros de partido Karl Liebcknecht y Rosa Luxemburgo. Para ello no utilizó ni la policía ni el ejército: llamó a milicias de extrema derecha que más tarde se convertirían en las temidas Schutzstaffel que tu conoces como SS. Decididamente Antoine Parent y Gilles Vergnon, dos revisionistas de la historia, no la conocen. Los socialdemócratas chilenos tampoco: reciben plata de la Fundación Friedrich Ebert).

La ramplona crítica que Antoine Parent y Gilles Vergnon hacen del texto de Keynes, 102 años después de su publicación, es del tipo “en la medida de lo posible”, y evocan lo que ya escuchamos en Chile: “Esto es lo mejor que se podía lograr”. Su conclusión, escasa de argumentos, es la siguiente:

“Como quiera que sea, a pesar de las críticas que se le pueden hacer, no había prácticamente ningún otro Tratado posible más que el Tratado de Versalles, y este fue de entrada debilitado por la retirada de los EEUU del dispositivo previsto. Y no había derrota ‘aceptable’ en una Alemania en la que no había la sensación de haber sido derrotados. Como escribió la historiadora canadiense Margaret Mc Millan, ‘los negociadores se encontraron confrontados a la realidad, no con lo posible, se encontraron con lo que era, y no con lo que hubiese debido ser’”. (Op. cit.)

Una manera muy elegante de consagrar la repartija colonialista del mundo entero, así como el rechazo arrogante de las exigencias de los líderes del Tercer Mundo que fueron olímpicamente ignorados. Entre ellos había un asiático insignificante, pobremente vestido, calzado con sandalias, que se ganaba la vida en París lavando platos en un restaurant. Nadie lo recibió. Ese pobre tipo regresó a su país, para iniciar una de las más largas guerras de liberación de las que se tenga conocimiento derrotando sucesivamente a Japón, a Francia y a EEUU: el mundo lo conoció como Ho Chi Minh…

Los citados economistas revisionistas mienten. Travestir la Historia es el recurso de quienes no tienen argumentos.