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01/05/2023

OTO HIGUITA
Colombia: ¿profundizar el cambio o acelerar el golpe?

Oto Higuita, 1/5/2023

El triunfo del gobierno del cambio y potencia de la vida, de las “calles y las plazas”, marcó un quiebre histórico en la línea de continuidad de los gobiernos tradicionales de la burguesía. Por primera vez en la historia republicana es elegido un presidente que, por un lado, representa un amplio movimiento popular y de ciudadanías libres, y por el otro, no proviene de los partidos políticos liberal y conservador, partidos con los que ha sido gobernada Colombia por una sola clase, la oligarquía.


Paternidad responsable
,
por Matador, El Tiempo

El gobierno de la esperanza, como lo llaman, con un amplio apoyo popular, ha empezado a navegar en las aguas turbulentas y contaminadas de la política colombiana, como todo el mundo sabe. Completa 8 meses tratando de aprobar un programa de reformas urgentes que pide a gritos la sociedad de los y las excluidas socialmente; reformas que sin ser las más radicales y estar ajustadas a la Constitución, encuentran una férrea oposición y la preparación de un golpe por la clase que históricamente ha devenido en una narco oligarquía.

Oposición carente de escrúpulos y respeto por las formas y las normas, que viene haciendo uso de diferentes estrategias para desgastarlo y crear las condiciones para dar un golpe (blando) contra el primer gobierno que busca reformar al Estado corrupto, criminal y al servicio de las mafias y devolverle su carácter de Estado Social de Derecho como lo establece la Constitución.

Nadie que conozca y haya  estudiado el desarrollo y los cambios radicales que ha sufrido el Estado colombiano en las últimas cinco décadas, puede negar la condición de Estado fallido que arrastra la nación. Un Estado al servicio de una minoría que lo ha capturado y se ha enriquecido de los bienes públicos, el presupuesto nacional, la feria de cargos públicos, los grandes negocios y contratos que han monopolizado para sus círculos oligarcas, sus clientes, sus sirvientes y sus lacayos.

Esa concentración desmesurada de la riqueza en Colombia en pocas manos, ha dejado sin derechos constitucionales a una mayoría que sufre la exclusión, la violencia estatal cuando protesta, el exterminio sistemático, además de la pobreza masiva, el desempleo, la carencia de servicios básicos, el acceso de calidad a la salud, la educación, la cultura y la vivienda digna.

Sin duda los que se oponen radicalmente al gobierno del cambio son los factores reales de poder encabezados por las fuerzas políticas derrotadas, dentro y fuera del país (la injerencia e intereses del imperialismo norteamericano), como el gran capital, la banca privada, instituciones claves como la Fiscalía, Procuraduría, ejército y policía, el paramilitarismo y la paraestatal contrainsurgente que sigue asesinando sistemática líderes sociales, el alto clero y los monstruosos medios de comunicación corporativos. Mientras, el gobierno del cambio sólo cuenta con el triunfo electoral y una importante mayoría de pueblo movilizado.    

De ahí que el nuevo gabinete nombrado por el presidente Petro plantee preguntas de fondo sobre lo que tendrá que enfrentar en adelante, aparte del argumento de que lo que se busca es “un pacto social” con todas las fuerzas políticas, principalmente con las que se oponen radicalmente a su mandato, lo sabotean y buscan darle un golpe de Estado, como lo advierte el jesuita Javier Giraldo, reconocido defensor de DD.HH. en Colombia. Así que si lo que busca el gobierno es romper el cerco en el que lo tiene cercado la oligarquía, haciendo uso de todas las formas y medios de lucha política, lo único garantizado es que vendrán más ataques de los que poco sabemos cómo, qué ni cuándo vendrán.

Por eso hay que estar extremadamente alertas, el movimiento popular, las ciudadanías libres y el pueblo movilizado para recuperar inmediatamente las calles y volver a la lucha popular y extraparlamentaria, tal y como se hizo durante el paro nacional del #28A del 2021, que pronto se convirtió en el más temido estallido social en Colombia en décadas.  

Los perfiles de los nuevos integrantes del gabinete se caracterizan por tener hojas de vida académicas intachables, experiencia y especialización en temas afines a los cargos que fueron nombrados, pero sobre todo la mayoría hace parte del círculo de confianza del presidente, por haber trabajado ya antes con él en la alcaldía de Bogotá o durante su período de senador. Pero también está la cuota de los conversos provenientes de partidos tradicionales como el min interior, un liberal, ex senador (Luis Fernando Velasco) que ha estado en las toldas disidentes de ese partido tradicional desde hace unos años; un ministro de TIC (Mauricio Lizcano) hijo de un corrupto líder político liberal de Caldas, heredero de una tradición politiquera mayúscula; hasta un ministro de Salud (Guillermo Alfonso Jaramillo) de profesión médico, cirujano cardiopediatra y ex gobernador del Tolima durante el gobierno de Virgilio Barco.

Sin duda, haber entregado en bandeja de plata la cabeza de la ministra de Salud Carolina Corcho a la derecha que sabotea las reformas urgentes que necesita el país, es más de la vieja estrategia de un paso adelante y dos atrás, con la idea de generar condiciones para una nueva alianza de clases o pacto social buscando un aliado que, tal vez, no está en el parlamento sino en las calles y campos.  

Este viraje en el timón de mando sin un norte claro es producto, seguramente, del acorralamiento en que está el gobierno tratando de impulsar con urgencia una reforma amplia y profunda que, por la necesidad de crear acuerdos con la oposición para que sea aprobada, ya anda coja.

Aquí es válida la pregunta: cuál es la diferencia entre el nuevo gabinete y el anterior? Da la impresión que es más formal que de fondo. El pacto social que propone el gobierno hoy no lo define un remezón del gabinete, esa nueva alianza de clases que se propone la define en concreto una relación de fuerzas que, bajo las condiciones actuales, está por fuera del parlamento burgués. Parlamento que por las mayorías frágiles e inciertas a las que está expuesto, no ofrece garantías reales para formar un gobierno sólido y cohesionado que genere el tan anhelado cambio.

Con este timonazo el presidente Gustavo Petro se distancia del sujeto político, único factor real de poder, entre otros, que puede romper el estado de inercia y estancamiento del proceso en que está sumida Colombia. Tal vez está convencido que es desde el parlamento por más desgastado e ilegítimo que esté, que se debe seguir insistiendo en buscar una mayoría relativa en favor de la reforma, así dicha alianza de clases no sea en realidad garantía para lograrla, y por el contrario, sea una estrategia más para seguir debilitándolo. 

No es poniéndole distinta guasca al mismo perro que se lograrán los cambios. Esa alianza de clases siempre dependerá de la suma de todos los factores reales de poder, y las concretas y existentes, con excepción del factor pueblo y movimiento popular movilizado, no están del lado del cambio sino del continuismo oligarca que solo busca poner fin al nuevo gobierno, así éste cuente con la legitimidad de los votos que lo eligieron, pero no la mayoría parlamentaria suficiente para derrotar a las fuerzas que han gobernado Colombia con la política de la muerte.

Está, además, por verse si se cumple el pronóstico de algunos cuadros de la oligarquía, que han sostenido que Petro es el mejor bombero que hay en Colombia para apagar el volcán en ebullición que es la sociedad colombiana. Eso sólo será posible si la paciencia de la gente aguanta y no revienta en cualquier momento, ante un hecho inesperado o conscientemente provocado. 

Ya algunos sectores juveniles, sobre todo el estudiantil, empiezan a descreer de un gobierno que ha hecho cambios pero que los ha dejado solos y olvidado (excepto las deudas con ICETEX y la promesa de más universidades y financiación), un gobierno que sin duda ha tomado decisiones que favorecen a sectores populares (el bono o renta para los 3 millones de mujeres cabeza de familia), ha entregado bienes confiscados a la mafia a familias víctimas de desplazamiento y expropiación, que ha demostrado decisión y resultados en la lucha contra el narcotráfico, pero que sigue sin cumplir con otros temas importantes del programa de cambio. 

Siguen en la cárcel decenas de jóvenes que estuvieron en el estallido social del #28A del 2021. Es solo un ejemplo de que el descontento en los sectores que ayudaron a generar el cambio desde la lucha popular y extraparlamentaria, aumenta y empieza a dudar de la capacidad de maniobra y decisión de un gobierno que se muestra débil y se distancia de los sectores y del movimiento social. La llamada paz total avanza con grandes tropiezos, mientras continúa el exterminio diario de líderes sociales. Y el tema de tierras para cumplir el incumplido acuerdo de paz con las ex FARC, sigue empantanado porque la derecha está atrincherada, armada y empecinada en impedir que haya una verdadera reforma agraria en Colombia, mientras el gobierno va avanza como una tortuga, la derecha paramilitar y terrateniente lo hace desbocada.  

Después del triunfo colosal e histórico, parece como si hubiéramos quedados anestesiados por la creencia de que todo se iba a solucionar con un nuevo gobierno para el cambio y para la vida; cuando lo que se ha visto es que ejercer gobernanza desde un Estado descompuesto y un parlamento ilegítimo que, además, representa mayoritariamente los intereses de una clase sanguinaria, es, sencillamente, más de lo mismo.

 

 

23/09/2022

« Sans la paix avec la planète, il n'y aura pas de paix entre les nations »
Discours historique du président Gustavo Petro à l'Assemblée générale des Nations unies

 Gustavo Petro, Nations unies, 20 septembre 2022
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

 

M. le Secrétaire général des Nations Unies, António Guterres, Vos Excellences, Chefs d'État et Chefs de Mission accrédités à la 77ème session de l'Assemblée générale des Nations Unies, Mme la Secrétaire générale adjointe des Nations Unies, Amina Mohammed, à vous toutes et  tous.

Je viens de l'un des trois plus beaux pays du monde.

Il y a là-bas une explosion de vie. Des milliers d'espèces multicolores dans les mers, dans les cieux, dans les terres... Je viens du pays des papillons jaunes et de la magie. Là, dans les montagnes et les vallées de tous les verts, non seulement les eaux abondantes coulent, mais aussi les torrents de sang. Je viens d'un pays à la beauté ensanglantée.

Mon pays n'est pas seulement beau, il est aussi violent.

Comment la beauté peut-elle se conjuguer avec la mort, comment la biodiversité de la vie peut-elle éclater avec les danses de la mort et de l'horreur ? Qui est coupable de rompre le charme avec la terreur ?

Qui ou quoi est responsable de noyer la vie dans les décisions routinières de la richesse et de l'intérêt ? Qui nous conduit à la destruction en tant que nation et en tant que peuple ?

Mon pays est beau parce qu'il a la jungle amazonienne, la jungle du Chocó, les eaux, la cordillère des Andes et les océans.

Dans ces forêts, de l'oxygène planétaire est émis et le CO2 atmosphérique est absorbé. L'une de ces plantes absorbant le CO2, parmi des millions d'espèces, est l'une des plus persécutées sur terre. On cherche à tout prix à la détruire : c'est une plante amazonienne, la coca, la plante sacrée des Incas.

Comme à un carrefour paradoxal, la forêt qu’on tente de sauver est, en même temps, détruite.

Pour détruire la plante de coca, on jette des poisons et du glyphosate dans l'eau, on arrête les cultivateurs et les emprisonnent. Pour avoir détruit ou possédé la feuille de coca, un million de Latino-Américains sont tués et deux millions d'Afro-Américains sont emprisonnés en Amérique du Nord. Détruisez la plante qui tue, crient-ils depuis le Nord, mais la plante n'est qu'une plante de plus parmi les millions qui périssent lorsqu'ils déclenchent le feu contre la jungle.

Détruire la forêt, l'Amazonie, est devenu le mot d'ordre suivi par les États et les commerçants. Peu importe le cri des scientifiques qui désignent la forêt tropicale comme l'un des grands piliers climatiques. Pour les rapports de force du monde, la forêt tropicale et ses habitants sont à blâmer pour le fléau qui les frappe. Les relations de pouvoir sont rongées par l'addiction à l'argent, pour se perpétuer, au pétrole, à la cocaïne et aux drogues les plus dures afin de s'anesthésier davantage.

Rien n'est plus hypocrite que le discours pour sauver la forêt tropicale.

La forêt tropicale brûle, messieurs, pendant que vous faites la guerre et jouez avec elle. La forêt tropicale, pilier climatique du monde, disparaît avec toute sa vie. La grande éponge qui absorbe le CO2 planétaire s'évapore. La forêt salvatrice est considérée dans mon pays comme l'ennemi à vaincre, comme la mauvaise herbe à éradiquer. L'espace de la coca et des agriculteurs qui la cultivent, parce qu'ils n'ont rien d'autre à cultiver, est diabolisé. Vous ne vous intéressez à mon pays que pour jeter des poisons dans ses jungles, mettre ses hommes en prison et jeter ses femmes dans l'exclusion. Vous ne vous intéressez pas à l'éducation des enfants, mais au fait de tuer leurs forêts et d'extraire du charbon et du pétrole de ses entrailles. L'éponge qui absorbe les poisons est inutile, on préfère jeter davantage de poisons dans l'atmosphère.

Nous leur servons d’excuse pour le vide et la solitude de leur propre société qui les conduit à vivre dans les bulles de la drogue. Nous leur cachons leurs problèmes qu'ils refusent de réformer. Il est préférable de déclarer la guerre à la forêt, à ses plantes, à ses habitants.

Pendant qu'ils laissent brûler les forêts, pendant que les hypocrites chassent les plantes avec des poisons pour cacher les désastres de leur propre société, ils nous demandent toujours plus de charbon, toujours plus de pétrole, pour calmer l'autre addiction : celle de la consommation, du pouvoir, de l'argent.

Qu'est-ce qui est le plus toxique pour l’humanité : la cocaïne, le charbon ou le pétrole ? Les diktats du pouvoir ont ordonné que la cocaïne est le poison et qu'il faut la persécuter, même si elle ne provoque que des morts minimes par overdose, et plus par les mélanges provoqués par son statut clandestin, mais que le charbon et le pétrole doivent être protégés, même si leur utilisation peut provoquer l’extinction de l'humanité entière. Ce sont les choses du pouvoir mondial, les choses de l'injustice, les choses de l'irrationalité, parce que le pouvoir mondial est devenu irrationnel.

Ils voient dans l'exubérance de la jungle, dans sa vitalité la luxure, le péché ; l'origine coupable de la tristesse de leurs sociétés, imprégnées de la compulsion illimitée de l'avoir et du consommer. Comment cacher la solitude du cœur, sa sécheresse au milieu de sociétés sans affection, compétitives au point d'emprisonner l'âme dans la solitude, sinon en la rendant responsable de la solitude de leurs sociétés, qui sont imprégnées de la compulsion illimitée d'avoir et de consommer. Comment cacher la solitude du cœur, sa sécheresse au milieu de sociétés sans affection, compétitives au point d'emprisonner l'âme dans la solitude, sinon en accusant la plante, l'homme qui la cultive, les secrets libertaires de la forêt. Selon le pouvoir irrationnel du monde, ce n'est pas la faute du marché qui réduit l'existence, c'est la faute de la forêt et de ceux qui l'habitent.

Les comptes bancaires sont devenus illimités, l'argent épargné des personnes les plus puissantes de la planète ne peut même pas être dépensé au long de siècles. La tristesse de l'existence produite par cet appel artificiel à la compétition est remplie de bruit et de drogues. La dépendance à l'argent et à l'avoir a un autre visage : la dépendance à la drogue chez les perdants de la compétition, chez les perdants de la course artificielle en laquelle l'humanité s'est transformée. La maladie de la solitude ne sera pas guérie par du glyphosate sur les jungles. Ce n'est pas la jungle qui est à blâmer. Le coupable est leur société éduquée dans la consommation sans fin, dans la confusion stupide entre consommation et bonheur qui permet, oui, aux poches du pouvoir de se remplir d'argent.

Ce n'est pas la jungle qui est à blâmer pour la toxicomanie, c'est l'irrationalité de votre pouvoir mondial.

Donnez un coup de raison à votre pouvoir. Rallumez les lumières du siècle.

La guerre contre la drogue dure depuis 40 ans, si nous ne rectifions pas le tir et qu'elle se poursuit pendant 40 ans encore, les USA verront 2 800 000 jeunes mourir d'overdoses de fentanyl, qui n'est pas produit dans notre Amérique latine. Elle verra des millions d'Afro-Américains emprisonnés dans leurs prisons privées. L’Afro emprisonné deviendra le fonds de commerce des entreprises pénitentiaires, un million de Latino-américains de plus seront assassinés, nos eaux et nos champs verts seront remplis de sang, le rêve de la démocratie mourra dans mon Amérique comme dans l'Amérique anglo-saxonne. La démocratie mourra là où elle est née, dans la grande Athènes d'Europe occidentale.

Pour avoir caché la vérité, vous verrez la jungle et les démocraties mourir.

La guerre contre la drogue a échoué. La lutte contre la crise climatique a échoué.

La consommation mortelle a augmenté, des drogues douces aux drogues dures, un génocide a eu lieu sur mon continent et dans mon pays, des millions de personnes ont été condamnées à la prison, et pour cacher leur propre culpabilité sociale, ils ont accusé la forêt tropicale et ses plantes. Ils ont rempli les discours et les politiques d'absurdités.

J'exige d'ici, depuis mon Amérique latine meurtrie, la fin de la guerre irrationnelle contre la drogue. La réduction de la consommation de drogues ne nécessite pas de guerres, elle nécessite que nous construisions tous une société meilleure : une société plus solidaire, plus affectueuse, où l'intensité de la vie sauve des dépendances et des nouvelles formes d'esclavage. Voulez-vous moins de drogues ? Pensez à moins de profit et à plus d'amour. Pensez à un exercice rationnel du pouvoir.

Ne touchez pas avec vos poisons la beauté de ma patrie. Aidez-nous sans hypocrisie à sauver la forêt amazonienne pour sauver la vie de l'humanité sur la planète.

Vous avez réuni les scientifiques, et ils ont parlé avec raison. Avec les mathématiques et les modèles climatologiques, ils ont dit que la fin de l'espèce humaine était proche, que ce n'est plus une question de millénaires, ni même de siècles. La science a déclenché les sonnettes d'alarme et nous avons cessé de l'écouter. La guerre a servi d'excuse pour ne pas prendre les mesures nécessaires.

Quand il fallait agir, quand les discours ne servaient plus à rien, quand il était indispensable de mettre de l'argent dans des fonds pour sauver l'humanité, quand il fallait sortir au plus vite du charbon et du pétrole, ils ont inventé guerre après guerre après guerre. Ils ont envahi l'Ukraine, mais aussi l'Irak, la Libye et la Syrie. Ils ont envahi au nom du pétrole et du gaz.

Ils ont découvert au XXIe siècle la pire de leurs addictions : l'addiction à l'argent et au pétrole.

Les guerres leur ont servi d'excuse pour ne pas agir contre la crise climatique. Les guerres leur ont montré à quel point ils sont dépendants de ce qui va tuer l'espèce humaine.

Si vous voyez des gens affamés et assoiffés qui migrent par millions vers le nord, là où se trouve l'eau, alors vous les enfermez, construisez des murs, déployez des mitrailleuses, tirez sur eux. Vous les expulsez comme s'ils n'étaient pas des êtres humains, vous reproduisez au quintuple la mentalité de ceux qui ont créé politiquement les chambres à gaz et les camps de concentration, vous reproduisez à l'échelle planétaire 1933. Le grand triomphe de l'assaut contre la raison.

Ne voyez-vous pas que la solution au grand exode déclenché vers vos pays est de revenir à ce que l'eau remplisse les rivières et que les champs se remplissent d’aliments ?

La catastrophe climatique nous remplit de virus qui nous envahissent, mais vous faites des affaires avec les médicaments et transformez les vaccins en marchandises. Vous proposez que le marché nous sauve de ce que le marché lui-même a créé. Le Frankenstein de l'humanité consiste à laisser le marché et la cupidité agir sans planification, en abandonnant les cerveaux et la raison au marché. En agenouillant la rationalité humaine devant la cupidité.

A quoi sert la guerre si ce dont nous avons besoin est de sauver l'espèce humaine ? A quoi servent l'OTAN et les empires, si ce qui se profile est la fin de l'intelligence ?

La catastrophe climatique va tuer des centaines de millions de personnes et écoutez bien, elle n'est pas produite par la planète, elle est produite par le capital. La cause de la catastrophe climatique est le capital. La logique du rapport à l'autre pour consommer toujours plus, produire toujours plus, et pour certains gagner toujours plus, produit la catastrophe climatique. Ils ont articulé à la logique de l'accumulation étendue, les moteurs énergétiques du charbon et du pétrole et ont déclenché l'ouragan : le changement chimique profond et mortel de l'atmosphère. Maintenant, dans un monde parallèle, l'accumulation élargie du capital est une accumulation élargie de la mort.

Depuis les terres de la jungle et de la beauté, là où ils ont décidé de faire d'une plante de la forêt amazonienne un ennemi, d'extrader et d'emprisonner ses cultivateurs, je vous invite à arrêter la guerre, et à mettre fin à la catastrophe climatique.

Ici, dans cette forêt amazonienne, il y a un échec de l'humanité. Derrière les feux qui la brûlent, derrière son empoisonnement, il y a un échec intégral, civilisationnel, de l'humanité.

Derrière la dépendance à la cocaïne et aux drogues, derrière la dépendance au pétrole et au charbon, se cache la véritable dépendance de cette phase de l'histoire humaine : la dépendance au pouvoir irrationnel, au profit et à l'argent. C'est l'énorme machine mortelle qui peut éteindre l'humanité.

Je vous propose, en tant que président de l'un des plus beaux pays du monde, et l'un des plus ensanglantés et violés, de mettre fin à la guerre contre la drogue et de permettre à notre peuple de vivre en paix.

Je fais appel à toute l'Amérique latine à cette fin. J'appelle la voix de l'Amérique latine à s'unir pour vaincre l'irrationnel qui martyrise nos corps.

Je vous invite à sauver la forêt amazonienne intégralement avec les ressources qui peuvent être allouées globalement à la vie. Si vous n'avez pas la capacité de financer le fonds pour la revitalisation des forêts, si l'argent est plus important pour les armes que pour la vie, alors réduisez la dette extérieure pour libérer nos propres espaces budgétaires et avec eux, accomplissez la tâche de sauver l'humanité et la vie sur la planète. Nous pouvons le faire, nous, si vous, vous ne le voulez pas. Il suffit d'échanger la dette contre la vie, contre la nature.

Je vous propose, et j'appelle l'Amérique latine à faire de même, d'engager le dialogue pour mettre fin à la guerre. Ne nous poussez pas à nous aligner sur les champs de bataille. L'heure est à la PAIX. Que les peuples slaves se parlent entre eux, que les peuples du monde se parlent entre eux. La guerre n'est qu'un piège qui nous rapproche de la fin des temps dans la grande orgie de l'irrationalité.

Depuis l'Amérique latine, nous appelons l'Ukraine et la Russie à faire la paix.

Ce n'est que dans la paix que nous pourrons sauver la vie dans ce pays qui est le nôtre. Il n'y a pas de paix totale sans justice sociale, économique et environnementale.

Nous sommes également en guerre contre la planète. Sans paix avec la planète, il n'y aura pas de paix entre les nations.

Sans justice sociale, il n'y a pas de paix sociale.

        

 

22/06/2022

REINALDO SPITALETTA
Colombie : Gustavo Petro, capitalisme et liberté

Reinaldo Spitaletta, El Espectador, 21/6/2022
Traduit par
Fausto Giudice, Tlaxcala

Du discours de victoire, dans lequel Gustavo Petro a prévenu qu'il ne trahirait pas l'électorat, il faut retenir les slogans de ne pas gouverner avec haine ou sectarisme. Ces sentiments, dans une longue histoire de désastres, ont fait couler du sang et des larmes, surtout pour les gens ordinaires, toujours chair à canon et éternelles victimes du pouvoir.

Après la victoire. Photo : DANIEL MUNOZ

Le princier et féodal « quoi que dise Uribe », maître d'une sorte de pays-hacienda pendant plus de 20 ans, semble s'être effondré peut-être pour toujours. Plus de 6 402* raisons ont été répandues pour mettre en échec une domination féroce dans laquelle les droits des travailleurs étaient violés, le pays a été bousillé, des accords de libre-échange léonins ont été signés, le secteur agricole s’est étiolé et le pouvoir latifundiste a eu le champ libre.

Le naufrage de ce navire de pirates, passés maîtres dans la dépossession de milliers de personnes et le maintien de privilèges pour une poignée de caïds oligarchiques, donne la sensation que le jouet du « messie » [Uribe] désormais has been a été réduit en miettes après 40 ans d’outrages.

Avec le triomphe du Pacte historique, un empire de « sortilèges autoritaires », de corruption, de politicaillerie et autres pourritures officielles s'est effondré, du moins en apparence.

On peut dire qu'une période est terminée, même si son influence méphitique n'est pas entièrement morte et que ses tentacules n'ont pas été coupés. Mais le début d'un temps différent est évident, qui, selon les vainqueurs de ces élections débridées, est l'écriture d’« une nouvelle histoire ». Le triomphe électoral de Gustavo Petro et du Pacte historique, avec un vote écrasant, a été le coup de grâce (du moins, c'est ce qu'il semble) à l'uribisme agonisant, dont les râles d’agonie se sont manifestés au cours de cette période infâme de quatre ans.

Pour le seigneur féodal, ça a dû être un direct à la mâchoire. D'échec en échec avec ses « filleuls », d'abord Óscar Iván Zuluaga, qu'il a renvoyé sans ménagement pour le remplacer par Fico [Federico Gutiérrez], un mannequin de ventriloque (semblable à celui qui est encore président de la Colombie, Iván Duque) qui, ayant été battu sans appel, s'est métamorphosé en péquenaud jouant au playboy, admirateur d'un génocidaire et à qui, à ce qu’on a vu, la Vierge (et pas vraiment une Vierge de minuit [titre d’un célèbre boléro]) a fait payer pour ses divagations blasphématoires**.

Que l'on soit d'accord ou non avec le vainqueur de l'élection, dimanche dernier a marqué un chapitre différent de l'histoire électorale colombienne. Un mouvement différent et un candidat différent ont gagné (bien qu'ils aient été rejoints par des personnages aux références moins recommandables), mettant fin à une longue succession de présidents de système, marionnettes d'intérêts étrangers et dont le bilan se résume à ne pas avoir promu de réformes agraires et à avoir maintenu le statu quo au détriment des plus pauvres et des plus oubliés.

Du discours de victoire, dans lequel Gustavo Petro a prévenu qu'il ne trahirait pas l'électorat, il convient de retenir les slogans de ne pas gouverner avec haine ou sectarisme. Ces sentiments, dans une longue histoire de catastrophes, ont fait couler du sang et des larmes, surtout pour les gens ordinaires, toujours chair à canon et éternelles victimes du pouvoir.

Et quand on s'attend le moins à ce qu'un homme politique, et plus encore sous nos latitudes, brandisse des bannières de prédicateurs et de santons, le président élu a parlé d'amour. La nécessité d'une compréhension, d'un dialogue, d'une entente entre les uns et les autres. Et puis, comme un prêtre de village, il a souhaité la bienvenue à l’espérance, une vertu théologique.

Sa position sur le développement du capitalisme en Colombie est en tout cas intéressante, alors qu'en fait, surtout dans les campagnes, il n'y a eu que des expressions d'arriération et d'arriération féodale. « Nous allons développer le capitalisme non pas parce que nous le vénérons, mais parce que nous devons d'abord surmonter la pré-modernité en Colombie, le féodalisme en Colombie, les nouveaux servages et le nouvel esclavage ».

Pour mettre en œuvre le capitalisme et avoir les possibilités d'un marché intérieur, il faut promouvoir la paix. « Plus jamais de guerre ! » ont crié les milliers de personnes présentes à la cérémonie de victoire, tandis que le candidat vainqueur a évoqué la nécessité d'un grand accord national pour construire « un consensus maximal pour une vie meilleure » et pour des réformes, notamment en faveur des jeunes, des femmes et des personnes âgées. « La paix doit être construite comme une garantie des droits des personnes », a-t-il déclaré.

L'ambiance était à l'optimisme collectif, à la liesse populaire, à l'idée qu'une nouvelle ère était en train de naître. Il y a eu des pétards et des sifflets dans de nombreux endroits, ainsi que des blagues sur ceux qui annonçaient qu'ils quitteraient le pays si Petro gagnait. Mais, pas question. Tout le monde restera sûrement, car, comme on le disait en chœur, ici tout le monde gagne du « flouss » et les banquiers, par exemple, ont déjà salué cette élection et « un grand accord national ».

Rien n'a été dit sur la défense de la souveraineté nationale, ni sur le fait que ce pays continuera à être une néo-colonie, ce qui n'est pas une mince affaire. Mais il a été indiqué que ce sera « le gouvernement de la vie, de la paix, de la justice sociale et environnementale ». Le nouveau gouvernement a un énorme défi à relever : combattre l'énorme pauvreté, le chômage, l'informalité, le trafic de drogue et d'autres maux qui frappent le pays. Et un engagement, comme il l'a dit, en faveur de la liberté afin que « plus jamais un gouvernement n'assassine ses jeunes ».

NdT

*6 402 : c’est le nombre, établi par la Juridiction spéciale pour la paix, des « faux positifs » commis par l’armée colombienne entre 2002 et 2008, autrement dit des exécutions extrajudiciaires de personnes présentées comme des guérilléros.

** En avril dernier, « Fico » était allé à Boyacá demander la bénédiction de la Vierge « miraculeuse » de la Basilique de Notre Dame du Rosaire de Chiquinquirá, censée être la sainte patronne du pays.