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21/05/2022

JONATHAN COOK
Shireen Abu Akleh fue ejecutada para enviar un mensaje a los palestinos

Jonathan Cook, 12/5/2022
Traducido por
María Piedad Ossaba

Durante los 20 años de reportajes sobre Israel y Palestina, he aprendido de primera mano que nunca se puede confiar en la versión israelí de los acontecimientos relativa a la muerte de palestinos o extranjeros.

Salón de la Fama del ejército israelí, por Carlos Latuff

La ejecución de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh a manos de un soldado israelí en la ciudad palestina de Yenín, los esfuerzos inmediatos de Israel para borrar las pistas sobre la identidad del responsable, y las débiles expresiones de preocupación de las capitales occidentales, han revivido mis recuerdos de 20 años de reportaje en la región.

A diferencia de Abu Akleh, yo estuve mucho menos tiempo en las líneas del frente en los territorios ocupados. Yo no era un corresponsal de guerra, y cuando me encontraba cerca de la acción, era invariablemente por accidente - como cuando, en Yenín, mi taxi palestino giró por una calle y se encontró frente al cañón de un tanque israelí.

A juzgar por la velocidad y la destreza con que mi conductor dio marcha atrás, no era la primera vez que se encontraba con este tipo de puesto de control.

Abu Akleh ha informado sobre demasiados asesinatos de palestinos como para no desconocer los riesgos a los que se enfrentaba como periodista cada vez que se ponía un chaleco antibalas. Era una especie de sangre fría que no compartía.

Según un reciente informe de Reporteros sin Fronteras, al menos 144 periodistas palestinos han resultado heridos por las fuerzas israelíes en los territorios ocupados desde 2018. Tres, entre ellos Abu Akleh, fueron asesinados en el mismo periodo.

Pasé parte de mi estancia en la región visitando los lugares de las muertes de palestinos, tratando de analizar los relatos contradictorios de palestinos e israelíes para comprender mejor lo que realmente había ocurrido. El asesinato de Abu Akleh y la respuesta de Israel concuerdan con lo que descubrí al realizar estas investigaciones.

Por lo tanto no fue sorprendente escuchar al primer ministro israelí, Naftali Bennett, acusar inmediatamente a los palestinos de la muerte de la periodista. Hay, dijo, “grandes posibilidades de que los palestinos armados, que dispararon salvajemente, sean los causantes de la muerte  desafortunada de la periodista”.

Ajuste de cuentas

Abu Akleh era un rostro familiar no solo para el mundo árabe que devora las noticias de Palestina, sino también para la mayoría de los soldados de combate israelíes que hacen “incursiones” - un eufemismo para ataques – en comunidades palestinas como Yenín.

Los soldados que dispararon contra ella y el grupo de periodistas palestinos con los que se encontraba sabían que estaban disparando contra miembros de los medios. Pero también parece haber evidencias que sugieren que uno o más soldados la identificaron específicamente como objetivo.

Los palestinos sospechan, con razón, que el agujero de bala justo debajo del borde de su casco metálico no es fruto del azar. Se trataba de un disparo de precisión destinado a matarla, razón por lo que los responsables palestinos califican su muerte de “deliberada”.

Hasta donde puedo recordar, Israel ha intentado de  encontrar pretextos para poner fin a la cobertura de Al Jazeera, a menudo prohibiendo a sus reporteros o negándoles tarjetas de prensa. En mayo pasado, Israel bombardeó una torre en Gaza que albergaba las oficinas de la cadena.

De hecho, lo más probable es que Abu Akleh fuera asesinada precisamente porque era una destacada periodista de Al Jazeera, conocida por sus  intrépidos reportajes sobre los crímenes israelíes. El ejército y sus soldados son rencorosos, y tienen armas letales para saldar cuentas.

Tiro amigo

La insinuación israelí de que fue blanco de los disparos palestinos, o que sufrió daños colaterales, debe ser tratada con el desdén que merece. Al menos, con la ventaja de los GPS modernos y las imágenes satelitales, este encubrimiento estándar resulta más fácil de refutar.

La defensa de la tesis del “tiro amigo” salió directamente del libro de juegos que Israel utiliza cada vez que no puede recurrir a su racionalización retrospectiva preferida para matar a los palestinos: estaban armados y “representaban un peligro inmediato para los soldados”.

Es una lección que aprendí en mis primeros meses en la región. Llegué en 2001 para investigar los acontecimientos de los primeros días de la segunda Intifada, o levantamiento palestino, cuando la policía israelí mató a 13 manifestantes. Estos asesinatos, a diferencia de los sucesos paralelos que se desarrollaban en los territorios ocupados, iban dirigidos contra los miembros de una importante minoría palestina que vive en el interior de Israel y constituyen subciudadanos.

Al comienzo de la Intifada, a finales de 2000, un número sin precedentes de  ciudadanos palestinos salieron a la calle para protestar contra la masacre de sus compatriotas a manos del ejército israelí en los territorios ocupados.

Se enfurecieron especialmente por las imágenes de Gaza capturadas por France2. Mostraban a un padre tratando desesperadamente de proteger a su hijo de 12 años, Mohammed al-Durrah, mientras estaban atrapados por los disparos israelíes en un cruce. Mohammed murió y su padre, Jamal, resultó gravemente herido.

También en esta ocasión, Israel hizo todo lo posible para cubrir sus huellas y lo siguió haciendo  durante muchos años. A su vez, acusó a los palestinos de haber matado a Durrah, alegando que la escena había sido manipulada o sugiriendo que el niño estaba realmente vivo e ileso. Todo ello a pesar de las protestas del equipo de la televisión francesa.

Los niños palestinos han sido asesinados en otros lugares de los territorios ocupados, pero estas muertes rara vez han sido capturadas de forma tan visceral en una película. Y cuando lo hacían, solía ser con las primitivas cámaras digitales personales de la época. Israel y sus apologistas calificaron con desenvoltura  a estas imágenes granuladas como “Pallywood” -una amalgama entre palestinos y Hollywood- para sugerir que eran falsas.

Disparos en la espalda

Los engaños israelíes sobre la muerte de al-Durrah hicieron eco de lo que ocurría en Israel. La policía israelí también disparó imprudentemente contra las grandes manifestaciones que estallaron, a pesar de que los manifestantes estaban desarmados y tenían la ciudadanía israelí. No sólo murieron 13 palestinos, sino que otros cientos más resultaron heridos, y algunos horriblemente mutilados.

En un incidente, judíos israelíes de las Alturas de Nazareth -algunos de los cuales eran policías armados fuera de servicio- marcharon hacia la cercana ciudad palestina de Nazaret, donde yo me encontraba. Los altavoces de la mezquita pidieron a los habitantes de Nazaret que salieran a proteger sus casas. A continuación se produjo una larga y tensa confrontación entre ambas partes en un cruce de carreteras entre las dos comunidades.

La policía se situó junto a los invasores, vigilada por francotiradores israelíes situados en la cima de un gran edificio en los Altos de Nazaret, frente a los residentes de Nazaret amontonados colina abajo.

La policía insistió en que los palestinos se fueran primero. Ante la cantidad de armas, la multitud de Nazaret finalmente cedió y tomó el camino de regreso. En ese momento, los francotiradores de la policía abrieron fuego, disparando a varios hombres por la espalda. Dos de ellos, recibiendo un disparo en la cabeza, murieron en el acto.

Estas ejecuciones fueron vistas por los centenares de palestinos presentes en el lugar, así como por la policía y por todos aquellos que habían intentado invadir Nazaret. Sin embargo, el relato oficial de la policía ignoró la secuencia de los acontecimientos. La policía dijo que el hecho de que los dos hombres palestinos recibieron disparos en la parte posterior de la cabeza demostraba que habían sido asesinados por otros palestinos, y no por francotiradores de la policía.

Los comandantes afirmaron, sin presentar ninguna prueba ni llevar a cabo una investigación forense, que detrás de los hombres se habían escondido francotiradores palestinos que los habían matado por error mientras apuntaban a la policía. Se trataba de una mentira flagrante, pero las autoridades la mantuvieron durante la posterior investigación judicial.

Equilibrio de fuerzas

Como en el caso de Abu Akleh, la muerte de estos dos hombres no fue -como Israel quiere hacernos creer- un incidente desafortunado, con personas inocentes atrapadas en el fuego cruzado.

Como en el caso de Abu Akleh, estos hombres de Nazaret fueron ejecutados a sangre fría por Israel. Se trataba de un mensaje brutal dirigido a todos los palestinos sobre el equilibrio de fuerzas en presencia, y  una advertencia para que se sometan, se callen, sepan cual es su lugar.

Los habitantes de Nazaret desafiaron estas restricciones saliendo a proteger su ciudad. Abu Akleh hizo lo mismo, presentándose día tras día durante más de dos décadas para dar cuenta de las injusticias, los crímenes y los horrores de la vida bajo la ocupación israelí. Se trató en ambos casos  de resistencia pacífica a la opresión, e Israel los consideró como equivalentes al terrorismo.

Nunca podremos determinar si Abu Akleh o estos dos hombres murieron a causa de las acciones de un impetuoso soldado israelí, o porque el tirador recibió instrucciones de oficiales superiores de utilizar una ejecución para dar una lección a otros palestinos.

Pero no necesitamos saber cuál es la explicación correcta. Porque sigue ocurriendo, y porque Israel sigue sin hacer nada para ponerle fin, o para identificar y castigar a los responsables.

Porque matar a los palestinos -de manera imprevisible e incluso aleatoria- corresponde perfectamente a los objetivos de una potencia ocupante determinada a erosionar cualquier sentimiento de seguridad o de normalidad para los palestinos, un ocupante decidido a aterrorizarlos para que abandonen, poco a poco, su patria.

Dar una lección

Abu Akleh  hacia parte de los pocos palestinos de los territorios ocupados que tienen la nacionalidad usamericana. Esto, así como  su fama en el mundo árabe, son dos razones por las que los responsables de Washington se sintieron obligados a expresar su tristeza ante su asesinato y a lanzar un llamamiento formal a una "investigación exhaustiva".

Sin embargo el pasaporte usamericano de Abu Akleh no pudo salvarla de las represalias israelíes como el de Rachel Corrie, que fue asesinada en 2003 por un conductor de una excavadora israelí cuando intentaba proteger casas palestinas en Gaza. Asimismo, el pasaporte británico de Tom Hurndall no le impidió recibir un disparo en la cabeza mientras intentaba proteger a los niños palestinos de Gaza de los disparos israelíes. El pasaporte británico del cineasta James Miller tampoco impidió que un soldado israelí lo ejecutara en 2003 en Gaza mientras documentaba el asalto israelí contra este diminuto y superpoblado enclave.

Se consideró que todos habían tomado partido actuando como testigos y negándose a callar mientras los palestinos sufrían - y por esa razón había que darles una lección a ellos y a quienes pensaban como ellos.

Ha funcionado. Pronto desapareció el contingente de voluntarios extranjeros -los que habían acudido a Palestina para registrar las atrocidades cometidas por Israel y servir, en caso necesario, de escudos humanos para proteger a los palestinos de un ejército israelí de gatillo fácil. Israel ha denunciado al Movimiento de Solidaridad Internacional por apoyar el terrorismo y, habida cuenta de la evidente amenaza para sus vidas, el grupo de voluntarios se ha ido reduciendo gradualmente.

Las ejecuciones - ya sean cometidas por soldados impetuosos o aprobadas por el ejército - han servido una vez más a su objetivo.

Error de juicio

Fui el único periodista que investigó la primera de esta serie de ejecuciones de extranjeros al comienzo de la segunda Intifada. Iain Hook, un británico que trabajaba para la UNRWA, la Agencia de la ONU para los refugiados, fue asesinado a finales de 2002 por un francotirador israelí en Yenín, la misma ciudad del norte de Cisjordania donde Abu Akleh será ejecutada 20 años después.

Al igual que en el caso de Abu Akleh, la historia oficial israelí fue diseñada para desviar la atención de lo que era claramente una ejecución israelí con el fin de trasladar la culpa a los palestinos.

Durante otra “incursión” israelí sobre Yenín, Hook y su personal, así como los niños palestinos que asistían a una escuela de la UNRWA, se habían refugiado en el interior del recinto cerrado.

La versión israelí era una mezcla de mentiras que podían ser fácilmente refutadas, aunque ningún periodista extranjero, aparte de mí, se molestó en ir allí para comprobarlo. Y como las posibilidades eran más limitadas en aquella época, me resultó difícil encontrar un medio dispuesto a publicar mi investigación.

Israel afirmó que su francotirador, que dominaba el recinto desde una ventana del tercer piso, había visto a los palestinos entrar en el complejo. Según esta versión, el francotirador confundió a Hook, de 54 años, alto, pálido y pelirrojo, con un francotirador  palestino, mientras observaba al funcionario de la ONU a través de un binocular durante más de una hora.

Para respaldar su grotesca historia, Israel también afirmó que el francotirador había confundido el teléfono móvil de Hook con una granada de mano, y que temía que estuviera a punto de lanzarla fuera del recinto contra los soldados israelíes en la calle.

Excepto que, como el francotirador debía saber, era imposible. El recinto estaba cerrado, con un alto muro de hormigón, un toldo de gasolinera como techo, y una gruesa malla de gallinero que cubría el espacio intermedio. Si Hook hubiera lanzado su granada telefónica a la calle, le habría rebotado. Si fuera una granada de verdad, se habría  auto explotado

La verdad es que Hook cometió un error de apreciación. Rodeado por tropas israelíes y combatientes palestinos escondidos en los callejones cercanos, y exasperado por la negativa de Israel a permitir que su personal y los niños salieran sanos y salvos, abrió la puerta e intentó abogar a los soldados que estaban afuera.

Cuando lo hacía, un francotirador  palestino salió de un callejón cercano y disparó contra un vehículo blindado israelí. Nadie resultó herido. Hook huyó al interior del recinto y lo cerró.

Pero los soldados israelíes que se encontraban afuera tenían ahora una rencilla contra el funcionario de la ONU. Uno de ellos decidió dispararle a Hook en la cabeza para vengarse de él.

Mala fe

La ONU se vio obligada a llevar a cabo una investigación detallada sobre el asesinato de Hook. Los familiares de Abu Akleh probablemente no se beneficiarán de la misma ventaja. En efecto, la policía israelí se empeñó en hacer una “redada” en su domicilio en la Jerusalén Este ocupada para perturbar el luto de la familia, exigiendo que se retirara una bandera palestina. Otro mensaje.

Israel ya insiste en tener acceso a las pruebas forenses - como si un asesino tuviera derecho a ser el único que investiga su propio crimen.

Pero, de hecho, incluso en el caso de Hook, la investigación de la ONU se suspendió discretamente. Acusar a Israel de haber ejecutado a un funcionario de la ONU habría forzado al organismo internacional a una peligrosa confrontación con Israel y los USA. El asesinato de Hook fue encubierto y nadie fue llevado ante la justicia.

No se puede esperar nada mejor para Abu Akleh. Habrá rumores sobre una investigación. Israel acusará a la Autoridad Palestina de no cooperar, como ya lo hace. Washington expresará su tibia preocupación pero no hará nada. Entre bastidores, USA ayudará a Israel a bloquear cualquier investigación seria.

Para USA y la UE, las declaraciones rutinarias de “tristeza” y los llamamientos a la investigación no pretenden arrojar luz sobre lo ocurrido. Esto sólo podría poner en aprietos a un aliado estratégico necesario para la proyección de la potencia occidental en un Oriente Medio rico en petróleo.

No, estas declaraciones de medios tonos de las capitales occidentales pretenden aliviar las tensiones y crear confusion. Su objetivo es poner fin a toda reacción brutal, indicar la imparcialidad de Occidente y salvar la cara de los regímenes árabes cómplices, sugerir que existe un proceso legal al que Israel se adhiere, y frustrar los esfuerzos de los palestinos y de la comunidad de derechos humanos para someter estos crímenes de guerra a los organismos internacionales, como la CPI.

La verdad es que una ocupación que dura décadas sólo puede sobrevivir mediante actos de terror gratuitos -a veces aleatorios, a veces cuidadosamente calibrados- destinados a mantener a la población afectada en el miedo y la sumisión. Cuando la ocupación está patrocinada por la principal superpotencia mundial, la impunidad es absoluta para quienes supervisan este reino del terror.

Abu Akleh es la más reciente víctima. Sin embargo estas ejecuciones continuarán mientras Israel y sus soldados no tengan que rendir cuentas.

 

05/01/2022

RAMZY BAROUD
2021 en Palestina: por fin ha aparecido una nueva generación

Ramzy Baroud, Politics for the People, 3/02/2022
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala

 Al principio, 2021 parecía ser otro año ordinario de implacable ocupación israelí y continua miseria palestina. Aunque gran parte de esa situación seguía siendo cierta, un sentimiento de unidad popular sin precedentes entre los palestinos, no solo en la Jerusalén Oriental ocupada, Cisjordania y Gaza, sino también entre las comunidades palestinas de la Palestina histórica, desafió la dinámica de la ocupación israelí de Palestina.

 Palestinos participan en una protesta contra la ocupación israelí.
(Foto: ActiveStills.org, archivo)

Una sensación dominante de cautelosa esperanza ha sustituido por fin al sentimiento absoluto de desesperación de años anteriores. Con ello, se ha registrado en toda Palestina un sentimiento de renovación y voluntad de adoptar nuevas ideas políticas. Por ejemplo, según una encuesta realizada por el Centro de Medios y Comunicación de Jerusalén (JMCC, por sus siglas en inglés), publicada el 22 de noviembre, hay más palestinos de Cisjordania que apoyan la solución de un solo Estado que los que siguen apoyando la solución de dos Estados, prácticamente desaparecida, que dominó el pensamiento palestino durante décadas.

La pandemia pasa factura

Sin embargo, el año comenzó con la atención puesta en algo totalmente distinto: la pandemia de la covid-19. Además de asolar a los palestinos asediados y ocupados, especialmente en la Franja de Gaza, la pandemia comenzó a extenderse entre los presos palestinos.

En febrero, la Autoridad Palestina, junto con grupos y organizaciones internacionales de derechos humanos, criticó a Israel por bloquear el acceso a las vacunas covid-19 en la asediada Franja de Gaza. Las vacunas Sputnik 5 fueron donadas por Rusia, el primer país que contribuyó a la lucha contra la pandemia en Palestina. Con el tiempo, las comunidades palestinas fueron accediendo poco a poco a las vacunas que llegaban del programa COVAX. Sin embargo, la pandemia siguió haciendo estragos en la Palestina ocupada, especialmente porque las autoridades de ocupación israelíes siguieron bloqueando las medidas preventivas palestinas y desmantelando las instalaciones improvisadas de covid-19 en los territorios ocupados. Según el sitio web Worldometer, 4.555 palestinos murieron a causa de la covid-19, mientras que 432.602 dieron positivo en las pruebas de la mortal pandemia.

Elecciones canceladas

Al igual que el año anterior, la crisis política de Israel dominó rápidamente los titulares, ya que la lucha por el poder entre el entonces primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y sus rivales siguió reforzándose, lo que llevó a las cuartas elecciones de Israel en dos años. Las elecciones de marzo han cambiado finalmente el panorama político israelí gracias a una extraña coalición de gobierno formada por el nuevo primer ministro de Israel, Naftali Bennett, el 13 de junio. La coalición incluía al político árabe Mansour Abbas, cuyo partido político fue decisivo para la formación del gobierno.

Mientras Netanyahu y su partido Likud se retiraban rápidamente a la oposición, poniendo fin a un reinado de más de doce años, los palestinos anticipaban sus propias elecciones, que fueron anunciadas por el presidente de la AP, Mahmud Abbas, el 15 de enero.

13/12/2021

ANDREI POPOVICIU/LUBNA MASARWA
Gaza: ¿Qué significa el muro de hierro construido por Israel para los palestinos asediados?

Andrei Popoviciu y Lubna Masarwa, Middle East Eye, 11/12/2021
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala

Decenas de antenas, cientos de cámaras y radares están colocados en la fortificación que rodea la Franja de Gaza.

 Aviv Kochavi, jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, pasa por delante de la valla en la frontera con la Franja de Gaza el 7 de diciembre, durante un acto que marcaba el final de la construcción de una barrera que encierra completamente el enclave palestino (Foto: AFP)

 

El nuevo muro y valla de hierro de 1.100 millones de dólares, que se extiende a lo largo de toda la frontera entre Israel y la Franja de Gaza, fue aclamado, cuando se inauguró el pasado martes, como el “único de su clase en el mundo”.

 

Para Israel fue la culminación de tres años y medio de trabajo, la última de una serie de fortificaciones y medidas de seguridad que han aislado a Gaza y a la Cisjordania ocupada, estrangulando las esperanzas de una solución de dos Estados.

 

Para los dos millones de palestinos que viven en Gaza -la mitad de los cuales son niños-, el muro de alta tecnología representa algo más que una innovación tecnológica o de seguridad: es la confirmación de que viven en la mayor “prisión al aire libre” del mundo.

 

“El muro ha causado un enorme impacto psicológico en la población de Gaza, especialmente en los jóvenes”, afirma Ruwaida Amir, profesora y periodista.

 

“Ahora parece realmente que estamos en una prisión con este muro de acero que nos rodea”.

 

Esto es lo que hay que conocer sobre la nueva barrera de Gaza de Israel:

 

Tecnología de seguridad distópica

La barrera más reciente de Israel, que se extiende 65 kilómetros desde la frontera egipcia, rodea la Franja de Gaza y se adentra en el mar Mediterráneo, está plagada de equipos de vigilancia. Decenas de antenas, cientos de cámaras y radares están colocados en la fortificación construida con 140.000 toneladas de hierro y acero.

 

Por encima del suelo, la barrera es una valla que se eleva a más de seis metros de altura. También hay un muro metálico subterráneo equipado con sensores.

 

Los funcionarios israelíes se negaron a comentar la profundidad de la misma, pero se cree que llega hasta varios metros bajo tierra.

 

El muro cuenta con un sistema de armamento controlado a distancia y una barrera marítima con equipos de vigilancia que pueden detectar incursiones a través de las rutas marítimas.

 

El general de brigada Eran Ofir fue el encargado de dirigir la construcción, y lo calificó como “uno de los proyectos más complejos que ha construido el establishment de la defensa [ocupación]”.

 

12/12/2021

RAMZY BAROUD
Sobre el “gaseamiento de árabes” y otros trastornos: ¿Es Israel una sociedad enferma?

Ramzy Baroud, Politics for the People, 8/12/2021
Traducido del inglés por
Sinfo Fernández, Tlaxcala


Por alguna razón, algunos perciben erróneamente al periódico israelí Haaretz como un medio liberal, progresista e incluso “propalestino”. Por supuesto, nada de esto es cierto. Esta descripción equivocada de un periódico esencialmente sionista y antipalestino [con la excepción de dos grandes firmas, las de Gideon Levy y Amira Hass y algunas otras, NdE] cuenta una historia mucho más amplia de lo confusa que es la política israelí, y de lo igualmente confusos que estamos muchos de nosotros a la hora de entender el discurso político israelí.

El presidente israelí Yitzhak Herzog irrumpe en la mezquita de Ibrahim acompañado por líderes de los colonos y miembros de la Knesset (Foto: vía QNN)


El 28 de noviembre, el recién elegido presidente israelí, Yitzhak Herzog,
irrumpió en la mezquita de Ibrahim de la ciudad palestina de Al-Jalil (Hebrón) con cientos de soldados y muchos colonos judíos ilegales, entre los que se encontraban el quién es quién de los extremistas de Israel.

 

La escena recordaba un suceso similar en el que el difunto primer ministro israelí, Ariel Sharon, había asaltado, junto con miles de soldados y policías, el recinto del Haram Esh-Sharif (Explanada de las Mezquitas/ Monte del Templo) en la Jerusalén Oriental ocupada, en septiembre de 2000. Fue este suceso el que desencadenó el segundo levantamiento palestino o  Intifada (2000-2005), que provocó la muerte de miles de personas.

 

El gesto de solidaridad de Herzog con los colonos de Kiryat Arba fue idéntico al anterior de Sharon, llevado también a cabo para ganarse la aprobación de la floreciente e influyente extrema derecha israelí.

 

Hace solo unos meses, Haaretz había descrito a Herzog como una persona “centrista, de voz suave y sin dramatismos” que, en ocasiones, “se había sentido fuera de lugar en el tormentoso y fracturado campo de batalla político de Israel”. Según Haaretz, Herzog “puede ser exactamente lo que Israel necesita”.

 

Pero, ¿es realmente así? Maravíllense con algunas de las declaraciones hechas por Herzog mientras visitaba un lugar donde veintinueve palestinos  fueron masacrados por un extremista de Kiryat Arba, Baruch Goldstein, y donde muchos más fueron asesinados a tiros por soldados israelíes tras el trágico suceso. No solo fueron muchos los israelíes que celebraron la memoria de Goldstein con un santuario propio de héroes y santos, sino que muchos de los acompañantes de Herzog durante la provocadora “visita” son ardientes seguidores del terrorista judío israelí.

 

“Tenemos que seguir soñando con la paz”, declaró Herzog mientras celebraba la primera noche de la fiesta judía de Janucá dentro del recinto de la mezquita de Ibrahim, que previamente se vació de sus fieles musulmanes. “Condenó, orgullosamente, cualquier forma de odio o violencia”. Mientras tanto, cientos de soldados israelíes aterrorizaban a 35.000 habitantes de la ciudad vieja de Al-Jalil. Estos palestinos, que sufren a diario la violencia de casi 800 colonos judíos armados en Kiryat Arba, junto con un número igual de soldados israelíes, estaban encerrados. Sus tiendas estaban cerradas, su vida en suspenso, sus paredes cubiertas de grafitis racistas.

 

“Si hubiera dado la vuelta a la esquina”, informó el sitio web de noticias israelí 972Mag refiriéndose al presidente israelí, “Herzog podría haber visto las pintadas en las paredes que decían ‘¡Gasead a los árabes!’”

 


“¡Gasead a los árabes!” pintado sobre una escuela palestina en Al Jalil/Hebrón por la Liga de Defensa Judía. Foto Activstills